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¿IMUNIDAD O IMPUNIDAD PARLAMENTARIA?

Un saludo cordial de mi parte a todos los presentes, tengo el agrado de estar aquí y darles
mi punto de vista acerca de lo que ya conocemos que es la inmunidad parlamentaria.
Agradezco su presencia una vez más.
Antes que nada, decirles que la finalidad de la inmunidad no es, por cierto, crear una clase
privilegiada de ciudadanos ni promover una eventual impunidad entre altos funcionarios
del Estado. Su razón de ser es, más bien, garantizar el funcionamiento libre y autónomo
de un parlamento al evitar que sus miembros puedan ser objeto de intimidaciones o
detenciones y procesos políticamente motivados.
Sabemos que la inmunidad existe desde que somos República con la finalidad de proteger
a las minorías parlamentarias de ser perseguidas y arrestadas por sus opiniones, el articulo
93 de la Constitución nos da a conocer que nuestros 130 congresistas están protegidos de
el ser procesados o enjuiciados y de ser detenidos, en pocas palabras tienen “corona”. Un
corto ejemplo para poder entenderlo seria: ¿Qué pasa con un congresista que mata a su
madre? Si comete el delito siendo congresista no podrá ser procesado ni detenido sin un
permiso especial de levantamiento de inmunidad y si el delito fue cometido antes pues
una persona con proceso judicial abierto puede postular y ser elegido congresista y si
dictan su condena una vez que asumió el cargo no podrá ser detenido hasta que se levante
su inmunidad, importa muy poco el que sea culpable mucho menos si es condenado a 30
años de cárcel, nadie lo toca mientras tenga esa famosa corona. La pregunta que todos
nos hacemos es, ¿Y quien es el encargado de levantar la inmunidad de un congresista?
Pues el mismo Congreso que no suele hacerlo, desde 1996 el Congreso ha rechazado mas
del 85% de solicitudes de levantamiento de inmunidad ya sea de proceso o arresto, un
león no come a otro león y eso lo sabe el delincuente, por eso la mejor forma de evitar la
cárcel es volverse congresista, negociar con votos su protección y esperar que la condena
prescriba, por eso hoy en día la inmunidad parlamentaria se ha convertido en impunidad
parlamentaria y resulta ser el mecanismo mas efectivo para que decenas de delincuentes
evadan la justicia.
¿Por qué nadie ha hecho nada al respecto? Hace unas semanas atrás el ex presidente
presentó una ley de reforma constitucional para modificar el artículo 93 y que sea la Corte
Suprema de Justicia la que levante la inmunidad de los congresistas y no ellos mismos,
pero ¿Quién aprueba cualquier cambio en la Constitución? La respuesta es nuevamente
la misma El Congreso, por ello es que frente a nuestros ojos el congreso parece que ha
decidido no discutir la propuesta y como siempre archivar dicho proyecto.

La inmunidad parlamentaria constituye, ciertamente, una garantía necesaria para la


promoción del interés general de la Nación en el ámbito legislativo, pero su efectividad
como tal dependerá, inevitable y únicamente, de la honestidad, integridad y decencia de
los congresistas al momento de administrarla. Si la ciudadanía ha reclamado cambios y
los sigue reclamando, no es ciertamente por defectos de la institución sino por un
comportamiento poco ético de la mayoría de los congresistas, que han buscado promover
sus intereses personales y no han vacilado en esconderse de la justicia esgrimiendo su
investidura parlamentaria.
Tal ha sido el resultado de la manera excesivamente amplia en que la inmunidad
parlamentaria resultó tradicionalmente interpretada y administrada, de manera que los
congresistas se han visto protegidos no sólo contra los procesos que se les hubiera
intentado iniciar con posterioridad a su elección, sino también contra aquellos iniciados
antes de ésta. Lo cual significó, en la práctica, que cualquier proceso iniciado a un
ciudadano antes de su postulación al Congreso quedaba automáticamente suspendido
desde el día de su elección. Claramente, impunidad total mientras dure el mandato
parlamentario, sin importar en lo más mínimo lo que hubiera hecho antes de su elección.

Entonces, no olvidemos que el motivo principal de una Constitución es la promoción de


la democracia, la libertad y la justicia en el seno de una sociedad, de modo que resultaría
tan incoherente como indefendible pretender interpretar la inmunidad parlamentaria de
tal manera que signifique, que los actos delictivos que un ciudadano hubiera podido
cometer cuando no era ni congresista, ni congresista electo puedan quedar así de
sustraídos del alcance de la justicia. La inmunidad parlamentaria no debe derivar en
impunidad. MUCHAS GRACIAS.

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