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Ética e Institución María Julia Bertomeu

El movimiento denominado bioética trató el tema de la relación médico paciente


enfocado desde el punto de vista de un paciente autónomo y con derechos frente a un
medico tradicionalmente paternalista.
Se ha discutido sobre el derecho de los pacientes y los deberes de los médicos a
informar sobre alternativas diagnósticas y de tratamiento a fin de que la toma de
decisión recayera sobre un enfermo informado y competente.

Ya en los años 60 se gesto un movimiento a favor del consentimiento informado previo


a cualquier experimento, a fin de proteger la autonomía y dignidad de los sujetos
participantes.
Se generan conflictos morales importantes en situaciones en las cuales hay distintos
intereses en juego y no solo el bienestar del paciente.
Con el tiempo se produjo la creciente incorporación de psicólogos y psiquiatras a
instituciones que requieren su asesoramiento para la toma de decisiones en el ámbito
legal, generando para los profesionales demandas que exceden los objetivos
terapéuticos y que están destinados a ejercer el control social.
Se produce la falta de una clara y pública delimitación de roles, funciones y
responsabilidades de diversos profesionales que trabajan en las instituciones ligadas a
la justicia y confusión entre objetivo terapéutico y control social.

Dos temas significativos desde el punto de vista de la ética filosófica:


1. Un posible conflicto entre el valor de la autonomía y privacidad del sujeto y los
objetivos propios de control o protección social propios de instituciones ligadas
a la justicia.
Sujeto autónomo en el sentido de que pueda tomar sus propias decisiones valorativas
y diseñar el plan de vida que considera mejor dentro de un marco de lo moralmente
permitido.
El sujeto autónomo se convierte en una fuente de legítimos reclamos de las
condiciones para el ejercicio de la autonomía tales como la educación, la atención de
la salud, la justicia, etc.
El respeto por la autonomía del paciente constituye un objetivo central del tratamiento.

Si el fin social de una institución es el control social entonces el objetivo central puede
no ser terapéutico. Convendría también que no sea antiterapeutico, como la
realización de violaciones injustificadas de reglas tales como la de confidencialidad.

Convendría siempre poner en claro si las reglas o principios morales que rigen a las
instituciones son distintos a las reglas morales comúnmente aceptadas.

2. Reflexiones a cerca de las instituciones y la responsabilidad moral.


Habla de un proceso de privatización de la moral y con énfasis en los conflictos de
intereses.
La creciente reducción de la moral a la conciencia privada de los individuos que no se
sienten obligados a inferir con lógica interna de las actividades profesionales y de las
instituciones en las cuales ella se ejerce. Y los argumentos destinados a negar la
existencia de una responsabilidad colectiva, ha dejado a las instituciones sin un
potencial crítico.

La existencia de teorías para juzgar la justicia de una institución de algún modo


combaten a las teorías facilistas que pretenden negar la responsabilidad colectiva por
parte de los actores de una institución, basándose en argumentos ontológicos acerca
de la inexistencia de entidades colectivas o en argumentos que nieguen la libertad y
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consecuente responsabilidad de una persona que ejerce un rol social, apoyándose por
ello en la promulgación de reglas independientes de su libre elección.
Para juzgar la justicia de una institución será necesario tomar partido por una
determinada teoría de la justicia.
Ello supondrá un trabajo interdisciplinario entre los distintos profesionales involucrados
en la institución y los aportes de la ética filosófica.
Se debería tener en cuenta que la justicia es una de las virtudes de las instituciones
sociales dado que ellas pueden ser insuficientes o anticuadas sin ser injustas.

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