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FIGURATIVA Y SEMIOTICA PLAS) SEMIOTIC TCA ALGIRDAS J. GREIMAS PREPACIO A UN POSFACIO Bl texto sametido hoy a ta apr cién del piblico es bastante ecurioso: se trata‘de hecho del posfacio de una obra colectiva dirigida por Jean-Marie Floch jntitulada De Mabstraie aw figneratif, la cual —por razones “ munti aparecié. Convie dela obra de Floch y como una inter pretact Klee de Thirlemamis,' Este texto, con una fecha precisa pera qui anterior, merece ser publicade sélo porque ta miento dé maduracitin del taller de semidtica visual reunide pomero por nuestro amigo Abraham Zemsz y conducida des- puts sim interrupeidn ¥ con perseverance por Jean-Marie Flach (teniendo como colaboradores a Félix Thirlemann, Denis Al kan, Diana Pessoa de Barros, Ada Dewes, Alain Vergniaud y otros), quien supo llevar por buen camino ua proyecte tedrico y s Conerelos, Micntras que ¢l autor de estas nicas”, “ajenas a muestra voluntad”— Oo COMO Wh ANNE n favorable del Pait por lo tanto lee es Lal vex un poco a el lento movi coordinar solides anal lineas se contentaba con el papel Sila Techa de este texto —asi como la de nuestros esfuetzos cemunes anteriores— es un poco lejana, s¢ debe a razories ex: trinsecas: si parecido importante saber —semiéticamen- te— qué hace del arte abstracto un arte, el cambio de punto de vista, fendineno de moda, se aprecia ya en el deslizamicnto que registra cl titulo de la obra abortada. Que nos lancen la primera piedra aquellos que en otra época erin admiradores exclusivos de un Vivaldi o de un Albinoni ¥ que después pusaron con sus armas y ¢quipaje a las éperas de Verdi deobs vador ¥ de conscjero. ' Jean-Marie Flach, Petites mythologies de oil et dy Mesprit, Paris-Amstei dian, Hades Benjamins, col, Actes Sémiotiques, MIBG: chy Thérlemann, Paul Klee Anatrse sémiotigue de trois peratures, Lausana, L'Age dl'Homune, 1989. 17] tH ALGIRDAS J. GREIMAS Los progresas internos de la semidtica general han desempe- fado un papel determinante. Asi, por ejemplo, la reflexion co- lectiva cmprendida sobre los problemas de la figuratividad, que nos condujo a reconocer varios niveles de profundidad donde manifestaba y se explicitaba, provocd, indirectamente, la ree sién de los logros provisionales de la semidtica visual: la semi- 6tica plastica, por ejemplo, éno correspondia al nivel profundo yabstracto de la figuratividad, concepto de alcance mas general? Asimismo, si lo pictérice, ofreciendo comanmente sus superfi- ries enmarcadas, se prestaba para los analisis en profundidad Upo paradigmiatico, se puede uno pregunta? si la modeliza- cidn sintagméatica ha sido ahi suficientemente explotacta, En fin, hucvos problemas —o viejos problemas rej: venecides— se plan- fea idn colectiva, de Naturaleza patémica, mitica o epistémica, los cuales, ajenos a ta plastica denotativa, recubren por capas enteras las telas y las tpocas? Tantas preguntas, entre muchas olras, que el texto que lenemaos vi de connou tqué hay de esos sistemz qui, escrito hoy, hubiera tratado, Long 1. LA FIGURATIVIBAD LL. Semidtica wisecal Stuna de jas razones de ser de la semiética consiste en buscar la conformacién de nusvos dominios de interrogacién det mundo y ayudarlos a constituirse en disciplinas auténomas en el marco general de una antropologia, se reconocera que a pesar de los esfuerzos realizados a lo largo de los altimos decenios la semi- logrado dominar el amplic campo de significaciones.que pretende reagrupar, consideranda su modo de expresién, bajo-cl nombre de visual. La teoria de lo visual —y mucho menes la de lo audiovisual, que no es mas que una etiqueta simplificadora— esti lejos de ser elaborada, La semi6ti- ca visual —o la semiologia de la imagen— es con frecuencia sélo un cataloge de nuéstras perplejidades o de falsas evidencias. Se admite comunmente definir la semidtica visual por su ca- ricter coustruido, artifical, oponiéndola asia las lenguas “natu- Glica hasta ahora ne b EMIOTICA FIGURATIVA ¥ SEMIOTIC, 19 rales” y a los “mundos naturales”, esas dos macrosemidticas en el interior de las cuales nos ubica, aunque no queramos, nuestra condicién de hombres, Definicién que por evidente que sea nos sigue pareciendo un tanto artificial: icomo separar, por ¢jemplo, la géestualidad “natural”, esa que acompana nuestros discursos verbales, de los lenguajes de los sordomudos o de los mens: silenciasos cuando sus formas elementales aparecen idénticas is? aplicacién par tra cramatico. co de Ta le esta malentendidos que provienen de ide la pintura de fas articulaciones del espe ter cientiben v eoemparable al estudio actist hac —deoca sonoridad—, cxaminar separadamente —y cventualme bh cidétieos tal como son aprehendidos no tnicamente en la ins- ia de la produceidn ecerun paralelisina entre ellos— los fendémenos cromaticos y lancia dela lectura sing también ena instan donde Ja “gestualidad arliculatoria” se presenta come una “ma. nera de hacer" del pintor. Sin emitir comentario alguno, el reconocimiento de las cate gorlas lopolopi vel fundamental de la forma dei significante no agota su articula- rin: se trata solamente ce bases taxondmicas susceptibles de hacer operatorio ¢l andlisis de ese plane cel lenguaje. Entonces, el desarrollo de la constreceién del objeto sem 0 consistira en determinar las combinaciones de esas unidades minimas —que denominaremos figuras plasticas— para aleanzar enseguida con- figuraciones Lodavia mas complejas, confirmanda asi el postula do general segtin el cual todo lenguaje es primeramente una Jerarquia. Eutre esas formas plasticas desiguatmente complejas es mecesario reservar un Inear aparte a los formantes pldsticos —camparables pero distintos de los formantes figurativos—, org: nizaciones particulares del significante que sdlo'se definen por su capacidad de ser reunidos por significados y constituirse en signos. Pero como los formantes figurativos sdlo significan, por ast decirlo, después de la aplicacién de la rejilla de Lectura del mundo natural, y los formantes plasticos fungen como pretexto s, cromilicas y eidéticas que constituyen el ni- 34 ALGIRDAS J. GREIMAS para vertimientos de significactones diferentes, nos autorizan a hablar de lenguaje pldstico y a cenir su especificidad. 2.5. 11 texto pldstien Las articulaciones taxondmicas formuladas mas arriba con yen uno de los aspectos del andlisis de los abjetos planarios categorias y de las figu- ras plisticas nos informa sobre el modo de existencia de la forma plastica, tal y como es, subyacente a su manifestacién en super- ficie y subre superficies, pero todavia no nos dice nada de organizacian sintagmatica de esas formas, tinica capaz de pers lirnos tratar esos abjetos como procesos semidticos, es decir, como textos sigaificantes. El eje paradigmitico de todo lenguaje, que define las unidades que lo componen por la relacion “o ee mantienen entre ellas, permite registrar la presencia de un raseo sobre la superficie examinada en relacion con la aus cia del rasgo centrario o contradictorio de la misma categoria permite, por ejemplo, hablar de la “paleta” dé un pintor ew oposicién a “otras pal tuido por las relaciones “y ,.. y") el que nes informa subre los modos de copresencia de los terminos y de las figuras plasticas en una misma superficie-texto, Hablande dela distincién que se ha establecer entre las ca- tegortas » habiamos propues- to definir estas tiltimas por su discresién, por la funcién dis: lintivade la cual estarfan encargadas: si las categorias cromaticas tue cnmarcados: ¢l reconorimiento de a as"; pero es el eje sintagmitico, consti- romaticas y las catcgorias cidética pueden ser consideradas como constituyentes (Thiirlemann) —la ficic nintada siendo, de entrada, un territorie cubierto supe de placas indiferenciadas—, las categor{as eidéticas lo son como consiiduidas —las placas delimitindose entre ellas por su conti- guidad. lara poder afirmar la copresencia de unidades del sig- nificante es necesario que sea recorocido su caracter disereta: las reflexiones sobre la contigiidad, sobre los bordes netos y las orillas borrosas (]-M. Floch y D. Alkan) constituyen la primera accién para cl establecimiento del texto plastico. Sugerimos ya ur én como éga cuando habliabamos mas arriba de apre- hender ciertas placas en su funcidn aislante y disctiminatoria, y olras cn su funeién individualizadora e¢ integradora. SEMIOTICA FIGURATIVA ¥ SEMICTICA PLASTICA B35 Elsiguiente mecanismo concierne a la definicién de unidades sintagmiaticas llamadas contrastes, En linguistica, el érmino con- trasle sirve sobre todo para designar la relacin “y .., y", consti- tutiva del eje sintagmatico, Al ser de la misma naturaleza, el contraste pldstico se define come la copri superticie, de Lérmines opuestos (contrarios o contradictories) de la misma categoria plastica (o de unidades mas amplias, or- ganizadas dela misma manera). Si la categoria est presente en cl lexi un pace, por ejemplo, a la manera de la antif por uno de sus términos (los otros estando ausentes}, el can- lraste se caracteriza, como la antitesis, por la presencia sehre ta misma superficie de al menos dos términos de la misma catego- fia, contigquas on neia, sobre la misma Una organizacion contrastiva del texto pose ble para el analisis is LErmInos pr una vertaja apre permite reconocer las m™ lener que reeurriy previamente a los procedimientas de compa- raqon entre diferentes sbjetos. Sin embargo, se mantiene capt. tal © indispensable en el plano operatoria la distincién entre categories plristicas y contrastes plisticns. genero dista mucho de ser ». Ella fundamenta en buena me- alada al principio del relate, la “carencia” convoca a distancia, creanda asiuna “luerza dramatica®, la “liqnidacién de la careneia” que suprime Ja lensién narrativa. Ademas, la proyeccién de lo para: chamatico sobre el eje sintagmatico define, como lo formulé Roman Jakebson, la esencia del lengu: acercamiento entre lo plastica y lo poético no-nos parce dental; volyeremos sobre ello, La recurrencia de las categorfas plastic Ja reposicidn de unt twadictorio) se distingue de otro upo de pecuirencias discursivas ronocidas en semidtica con el nombre de andfora y que consiste ro la iteracion y la reposicién de un mismo término pero em- pleado en un contexto diferente o; lo que es lo mismo, en una conliguracion diferente. Esas recurrencias de lo semejante y de lo diferente, de lo mismo y de lo otro, constituyen una verdadera rama que recubre la superficie constituida, Recurrencias que predisponen a una lectura globalizante al ser reconocibles bajo la forma de tensiones y de isotopias de espera. Ss Cor calepas ( nles en una sola superfic La organizacion textual ¢ specifica del lenguaje plasti dida ¢l funcionamiento de los discursos narratives: s¢ je pottice, Asi pues, 1 ACCT s que se cumple por ming calegérico por su contrarie (o con- 46 ALGIRDAS | GREIMAS Sin embargo, todavia hace falla un elemento para que todas las condiciones de Ia lectura estén reunidas: su orientacion. Con- cepto mal definidoe —o dindefinible?—, fuente de preocupaciones epistemolégicas en lépica y en lingiistica, En este sentido, la hipétesis que se plantea, a primera vista seductora y en Ja aclua lidad admitida por lo general para dar cuenta de la lectura de las superlicies constituidas, consiste en postular la linearidad ce la lectura, identificable en ¢l proceso de la percepcidn al reco- tride lomado en préstame por la mirada: si se filmaran los m- vimientos efectuados por los ojos durante la exploracidn de un cuadro toda su sintaxis —o, al menos, su sintagmal revelada, Aunque esas experien I— nos as de laboratorio todavi: terean poco concluyentes, no se ve; en el plano tedrico, lat tinea! continua sea el dnice iderar, sic cesidad de admitir que ta lectur; modo de aprehensién de la'superiicie: pade pre segiin el mismo principio, que se encuentra limitada a re nes corrides parciales de contra que ticnen por fune dos; reservando un lugar a la lecture orientada se pucde tener en ta, sobre todo, la posibilidad, reconocida, de aprehensiones simulténeas de los términas, aprehensiones de disposilivos dota- dos-de organizaciones categér Poco a poco se ha constituido un inventario muy extenso de ta sugerir su posicion, ypuestos, Como por les—, previendo al mismo tiempo “saltos anaféricos™ dn conectar entre ellos diferentes recorr- :jernplo las varia cu £803 ejes y de esos dispositivos: séle nos Ademas, le hemos conferido al dispositive tapologico que se desencadena después del acto de la enunciacion plastica, junto a su funcion de segmentacin, un papel de orientacién de la lectura: en efecto, los diferentes ejes que proyecta sobre la su- perficic pueden ser considerades como una serie de estimulos para reunir las figuras que se encuentran ah{ agrupadas en co! juntos significantes. Por otra parte, se pueden reconocer en di- ferentes figuras plasticas marcas de orientacién en dunde los elementos permanecen inherentes a su organizacién: esto es va- lide tanto para las figuras cidéticas (donde la categoria pr gudo/redondo puede oricntar la lectura) como para las figuras 4 galegorfa no-saturado/saturado, de caracter gra- ndo una intensidad “orientada”}, En cuante a dual, compar las categorias y los formantes figurativos, éstos pueden scr asu- ados come indicadores de orientaciGn del tex- midos y aprove SEMIOUICA FIGURATIVA ¥ SEMIOTICA PLASTICA AF lo plistico. Esta sucede con categorias enya funcion principal parece ser la de iconizacion de lo figurative, come ka categen claro/ oscuro © los diferentes dispositivos encarpados de produ cir efectos de “profundidad”. A esto hay que agregar el aprow chamiento directo.de la rejilla de lectura del munde natural: asi, cl reconocimiento de Ja figura “planta” implica conocer que la planta crece verticalmente. A pesar de un orden aparente que cree une reconocer ahf, seria peligrosa. pensar en la existencia de procerimientos aplicables casi mecinicamente en v icrto a la disposicién del analista deun ealdlago al 4 PARA UNA SEMIOTICA PLASTICA BLL. Semittica semisimbdtion is COMSISTe La hipétesis que preside al conjunto de nuestros anal —lambién de acuerde con la confirmacian intuitiva por lo gene- ral acmitida— 0s plislicos como objelos significiates. El problema no radica en preclamar que e] signi ficante yl en cl cual acabamas de reconocer algunos prin- cion, “significa”, sine en buscar comprender coma significa ¥ Jo que significa, EL compromise bastante iuteligente del semiotista ha consis lide en confesar, al principio, sa ignoranciaa propdsitoe de los mados de significacién de esos ubj aunque por lo menos ponoce las “clectos de sentido” que de ellos se desprenden y que se estaen posibilidades de aprehender intuitivamente, de inlerpretar— ¢ intentar formular sus regularidades. Sin embar- go, una larea dé ese tipo dista mucho de ser considerada ino. cente: postular el poder de interpre adoptaruna cier- taactilud, a saber: el significante pldstico constituye por si mismo Una Jemtoticg monoplana, pero interpretable, asi como son int pretales los lenguajes formales, los juegos de ajedrez yotros istemas simbdlicos. Ahora lien, por muy intuiti que sea la inierpretacién, no solo consiste en formular los “efectos de sentido” en términos de un metalenguaje particular sino, al mismo litmpo, en com: arlos y en oponerlos unos a otros claborando, en tltima instancia, un sistema cle significados paralelo y coextensivo al considerar Los obj ciptos de organ 5 Ww impli 5b ALGIRDAS |. OREIMAS sistema de los simbolos que se trata de describir. Asi, por ejem- plo, la descripcién det dispositive plastico produciendo el efecto de sentido “pesadez” conducira de manera natural a interrogar- se sobre el dispositive que da lugar al efecto “ligereza”, El pro blema consistiré en saber si la figura representando “ligereza” mparable a aquella representando “pesadez”. Si los simbo- los a y4de un lenguaje formal representan, por cjemplo, clases légicas, son, en cl plano del significante, independientes uno atre. No serfa iguai si las figuras del significante sa y sh tu- vieran por significados “pesadez" y “lige pre mente, si das minos de una misma categoria, s1 ys2, pudicran ser homologados con la oposician pesadez/ligereza: la semidtica tonces srr Ikamada sim- cza” oO, m sa- que ellos caracterizarian ya no podria bélica sino semisimbdlica debido a esas correlaciones parciales entre los dos planos del significante y del significado, presen- tandose come un conjunto de microcédigos comparables, por ejemplo, al microcddigo gestual si/no. Si se acepta reservar para ese tipo de organizaciones de sig- nificacion-el nombre de semidticas semistmbdttcas —definidas por {a conformidad de los dos planos del lenguaje reconocidos, no cntre los elementos aislados sine cutre sus categorias—, nos da- remos cucnta de que esas organizacion| en el lenguaje gestual (dande encontramos homolopada, por ejemplo, en el eje de la lates alidad la disjuncién/conjuncién con el movimiento de las manos efectudndose cn sentido opuesto, © la atraccién/repulsién expresada por los movimientos del trenco y de los brazos en cl eje prospective, ete.) sino también en los lenguajes naturales y, mas particularmente, cn su elabo- racién secundaria, como por ejemplo en cl lenguaje podtico (con categorias prusédicas come la entonacion frastica, la rima y cl tma}. Desde esa perspectiva, no nos serprende encontrar que las categorias plasticas que forman parte del dispositive Lopaldgico scan comparables a esas calegotias gestuales y prosddicas, las cuales son también homologables con las articulationes categé- ricas de los coutenidos, Asi, no vacilaremos en homologar al- to/bajo con eufaria/disforia al reconocer ahi, con la adjuncién del rasgo “orientacién", un microcédigo elevacién/caida, como tam poco la posibilidad de interpretaciones en las diagonales as- cension/descenso. Importa poca saber si tales homologacione: rencucniran na sale SEMIOTICA W RATIVA Y SEMIOTICA PLASTICA 39 se apoyan en cenvenciones culturales o si son de naturaleza uni- versal: lo que cuenta es el principio mismo de ese tipo de madus significand? y no la naturaleza de los contenidos verlidos, De ahi que no sea imposible abrirse paso —los sermiotistas de los que hablo lo hacen apoyandose en el resultado de sus and- Isis— y de afirmar, en un esfuerzo de generalizacién, que ciertas eposiciones de rasgos plasticos estan ligadas a ciertas oposicio- nes de las unidades del significado y que son, por ese hecho, homologables, por ejemplo: Puntiaguds : redondeado = terrestre + celeste (Klee) o modelado | aplanado = desnuda ; ataviado (Boubar} Dicha confirmacion, que tiende a definir la semiétice plastica como un caso perticuter de la semidtica semisimbélica, lo imprlsa a uno de manera naturala interrogarse sobre el estatuto semidtica de los clementos del significado que son asi homologados a las categorias del significante plastico, Dado el todavia limitado nii- mero de anilisis concretos no podemos dar cuenta de ello de ra firme y segura, No obstante; se puede decir que esas categorias surgen de ta forma —y no de la sustancia— del conte- nido y que, pareciendo provenir de Ja tectur figurativa de los ebjctes phisticos, poseen sin embargo una gran peneralidad y Se presentan como categorias abstractas del significad: la opesicion Lervestre/celeste remite a los universales figuralivos tierra/faire; la oposicién desnudo/ataviado constituye el eje principal de la dimensidn vestimentaria de la cultura; la de-ani mado/inanimado, que en Klee encontramos homologada con la oposicién lineas/‘superficies, cs admitida entre los primitives lingilisticos, 3.2. Lenguaje poética La lectura del texto plastico parece consistir en una doble des- viacién: ciert snificados j-ostulados durante la leetura figu- tiva se encuentran desligados de sus formantes figurativos para servir de significados alos formantes plasticos en via de consti- 40 ALGURDAS | GH tucién; ciertos rasgas del significante plastica se desligan de una vez de los formantes figuratives donde se encuentran integra- dos y, cbedeciendo a los principios de organizacién autano- mos del significante, Mas que a una “subversion” de Jo figurative asistimes a un proceso de autodetcrminacion en cl nacimiento de an lenpua- Je segundo, Ese fenémeno de desviacién es ilustrado de manera conclu yente por el anal se constituyen en formantes plasticos. propuesto por A. Vergniaud del plano de arquiteclo de Mies wan der Robe al mostrar como un oly funcional de conmmicacién social puede transformarse en obje- to “estético” cxaltanda las virtudes de ortagonalicad. La misma critura, ya que puede produc caligraficos viviendo su propia vida, como lo muestruy fos tra bajes realizades hace poco por R. Lindekens, donde Ia escritura es desviada parcialmente de su funcienalidad par las connot tiones supuesiamente agradables de los caracteres de imprentit Pero también el funcionamienta del benguaje poético en cl in- terior de la semidt manera la naturaleza sey que ¢l texto literario, nditercnte-a sw si doso dela represcnraciéncrasrmutacian figurativa del natural y humana, ¢s capaz de hablar ee ellos en todos los sen- tidos, la organizaci texto asume-al signi funcionalidad primaria, y! formas fvndamentales que de lectura profunda, dando asf lugar a una dectecra podticn basuda | en la homologacién de los nuevos farmantes poéticos con si nificades renovade: to es ast, la semidtica poética, solida en | ceurre en él caso de la e jehes ea lilera nos puede aclarar de una mejor undasdel lenguaje plastico. Mientras nificante pero cuica- undo 6n poética secundaria que se superpanc a ese icante, basta ese momento relegado a su articula para reproducir las wiismas ' aclerizan a! significady en si nivel « SU Organizacion estructural y en su propio modo de organiza- cién, deberia ser considerada convo un lenguaje auténame ¥ es pecffico aboliendo las fronteras establecidas convencionalmente entre diferentes dominios de manifestacidn: si la sustancia del significante sélo intervicne ci una crapa secundaria, podnamos notar luego de] reconocimienta de la pocticidad de tal uv cual texto las distinciones entre lo poético visual, literario o musical, La sugerencia de I Thirlemann cde que “le prosa del mundo es transformada por Klec en poesia”, dejando de ser una metifora, muestra, por el contrario, la verdadera encrucijada de la semid- a SEMIOVICA PIGURATIVA YSEMIOTICA PLASTICA Al Nica, clescosa de aportar su conmtribucin a la problematica, nada reciente, de la “correspondencia de las artes". Esiruckierds iatticens Oiras “correspondencias” que sdlo se reconocen una vex que clandlisis ha sido concluida— son también muy sorprencdentes. Lévi-Strauss emprende el primer examen de un lexto milico —el mite de Edipo— se encuentra en una sitmacion com: parable a la del scmiotista delante de un texto plastico: cl texte, Ieido-en su superficie, se muestra como prestandose a una lec- tura “figuaativa” evidente y, al mismo liempo, desprovista de senlido, tan grande es la distancia entre la perennidad de los de su sentido aparente. El semiotista también se reconace en la posicién que adapta: apeyindsse en la comviccidn intuitiva de la existencia de una significacion otra, Ja lectura “vertical” que realiza le permite reco- Hocer recurrencas “anatéricas™ de algunas magnitudes cel re- Jato y, al mismo tiempo, oposiciones de “contrastes" entre los términos retenidos, apareciendo la narracién —con toda su des bordante lignratividad— come el “ruido” que hay que superar para poder desempenar las principales articulaciones del obje- a postular en segnida una aperehensiain miticie alemporal de structura de base que da cuenta de la significacién global del texte Esa estructura milica de base consiste, lo sabemos, en la puesta en correlacién de dos categorfas semsnticas reconocidas eraciag Su presencia sinlagnmitica, ala manera de contrastes plisticos, en el texto y manifestadas por formantes miticos reagrupados, desligados de su contexto figurative. Sélo sorprende entonces Cuande mites y la iisipnifican mus profund 1, pe esa que la similitucd de los mecanismos desemboque en resultados comparables, que lia significacién findamental del Nu de Bounat (Floch} o del Bhomenmythos de Klee (Thiirlemann) descanse en una estructura-de base idéntica: toda la contrario, la aprehen- sion acrénica de la significacién a partir de un dispositiva cate- garico parece incluso mis “natural” cuando se trata de objetas plisticos —condenados, al menos en apariencia, por su signifi- cante @ un estatisme que la mirada del espectador busca ven- cer—, no asi en el caso de los textos miticos verbales cnya #2 ALGIRDAS |, GIREIMAS lineal acentoa la temporalidac. Lasuperticie plisticn clausurada ! : predispucsta a las manifestaciones miticy Mas alli de los imperativos del significado, la identidacles apare jou. Asi como paréee “natural” qué la aprehension simullanea dels tide profunde del olyjcta miticn pueda ser desestahilizada que to | admene de narrativizaciou en los y dé lugar alos desurrollos narraticos tivivan, tam bien se observa el mismo fe objelos plasticos, imlorizando los relatos de la mujer que se des- visle y “se naturializa’ ase yiste “cullarivAndase” (Bouhac), ba. clende aparecer al ave yea la flor codiciads, Wansformande cl lienzo entero en-un torse de mujer (Klce). b blades y epucstos, habiende agatade su finalidad, convergen as relates desc ont des neos paracdeésombocar en le cansiruceion de esas ge figuras ambivalertes de mediaciou ~eaiacleristicas del pense micnlo mitice sequin Levi Strauss— que son la mujer semidesnu diatizande Ja cultura y | turaleza.e la mujer-tlor de Klee permibenda conciliar al hombirt da de Boubat subsumicnde y me na con el cosmos. 197s

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