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Universidad Autónoma de Baja California

Facultad de Ciencias Humanas

Sexualidad Humana

Fenómeno de la violencia sexual.

Angelica A. Flores Lara

1170135

Mexicali, B.C, 10 de mayo de 2022


Fenómeno de la violencia sexual.

La violencia estructural esta originada por todo un conjunto de estructuras, tanto


físicas como organizativas, que no permiten la satisfacción de las necesidades; es
aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las
necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como
resultado de los procesos de estratificación social, por lo tanto, no hay necesidad de
violencia “directa” para que la violencia estructural ocurra. Pues perdura a la existencia
de un conflicto entre dos o más grupos sociales (por lo genera caracterizados en
termines de género, identidad de género, etnia, clase social, edad, etc.).

En sí, es el conjunto de estructuras que nos dan a conocer como satisfacer


nuestras necesidades de supervivencia, de bienestar social, emocional, si es que nos
comportamos según los parámetros esperados.

Las maneras en las que este tipo de violencia se pueden manifestar son varias,
las principales son, la interna; que emana de la estructura de la personalidad de cada
uno, como persona individual tenemos un carácter individual, la externa, la cual
proviene de la estructura social, ya que sea entre seres humanos o sociedades, como lo
son la marcación de las clases sociales , por otro lado la violencia vertical que si bien
contiene similitudes con la externa se caracteriza por ser la represión política, la
explotación económica, la alineación cultural, que violan las necesidades de libertad,
bienestar e identidad. Donde surge la duda de si estas organizaciones de poder, el
Estado, de que es lo que le dan a sus subordinados y como usan ese poder.

Por otro lado la violencia estructural horizontal consta en su gran mayoría de


separar a la gente que quieres vivir junta o junta a la fuerza a aquellos que quieren
vivir separados, violando la necesidad de identidad; considero que esto se debe a las
diferencias culturares, o de costumbres, si desunimos a un grupo unido por una
costumbre o una ideología externa, este grupo puede pasar a tener carencias porque
dependían de estar en grupo para satisfacer sus necesidades.

Resulta inesperable en nuestra vida cotidiana que nos veamos envueltos en esa
situación pero aun así ocurre, debemos alejarnos de la idea base de que para que un
hecho sea violento se necesita de agresión física; nada más lejos de la realidad, pues
aunque parezca que no se ejercen delante de nuestros ojos, sin embargo producen
efectos violentos, un ejemplo claro seria explicar cómo no se necesita que un individuo
ejerza violencia machista para que haya machismo, el machismo por si solo produce
efectos sin ejercer violencia directa. Aunque una de las maneras más evidentes en
donde se puede observar esta violencia estructural es en la pobreza. Se le expropia a la
población de las condiciones de su mera existencia.

La denominación violencia estructural dicha anteriormente no es la única


posible. Se puede hablar igualmente de violencia sistémica, ocultada, indirecta o
institucional. Estos términos podrían ser utilizados en la mayoría de los casos como
sinónimos, aunque cada uno de ellos añade connotaciones y énfasis en elementos
diferenciados (Galtung, 1996; Tortosa, 2003).

Ahora en la teoría propuesta por Johan Galtung el cual es de los personajes más
sobresalientes en el trabajo de construcción de paz, según este pensador la violencia
tiene la idea de violencia estructural la cual implica una ampliación semántica de la
palabra violencia, cuyo objetivo es mostrar que su amenaza está presente de manera
institucional incluso cuando no hay violencia en el sentido literal o “amplio”. La
violencia estructural no involucra a actores que infligen daño mediante la fuerza, sino
que es equivalente a injusticia social.

El término violencia estructural es útil para indagar la relación existente entre


las situaciones de violencia estructural y formas de violencia directa. En este sentido,
por poner un ejemplo, la violencia represiva puede entenderse como un mecanismo
necesario para mantener una determinada estructura de poder cuando existen altos
niveles de violencia estructural. De igual modo la llamada conflictividad social, ya sea
de forma organizada (movimientos políticos) o desestructurada (delincuencia) se
relacionan a menudo con respuestas a incrementos en los niveles de violencia
estructural. Dentro de cada país existen grupos sociales que se benefician de una
dinámica de incremento de la desigualdad con o sin apoyo del aparato institucional del
Estado o del poder económico y la caída resultante en las condiciones de vida se
traduce en menor esperanza de las medias de vida.
Al normalizar la desigualdad y la injusticia social, las narrativas públicas que
fundamentan el poder dan sustento a la violencia cultural, estructural y directa, a la vez
que las reproducen. Su normalización está presente en todas las formas de ejercicio del
poder, desde el Estado hasta las más privadas de las relaciones sociales. Este tipo de
narrativas estaría cumpliendo una función expresiva, pues “produce reglas implícitas, a
través de las cuales circulan consignas de poder (no legales, no evidentes, pero sí
efectivas)”.

De acuerdo con Galtung (1969) la violencia estructural muestra cierta


estabilidad, pues la soporta la desigualdad que permanece a pesar de que en otros
aspectos ocurran cambios significativos. Las estrategias de las organizaciones, además
de la actividad legislativa, han sido la promoción de la transparencia en los procesos
legales de los casos (tanto de las víctimas como de los indiciados) y del fortalecimiento
institucional, así como la capacitación a servidores públicos en materia de derechos
humanos. Pero el acompañamiento a las víctimas y a los familiares de las víctimas, que
son quienes a menudo llevan a cabo las investigaciones que no hacen las instituciones,
las coloca en mayor vulnerabilidad, generando un círculo vicioso difícil de romper.

La violencia estructural se manifiesta en el aumento creciente de la desigualdad


en las últimas tres décadas, que se explica por la captura política y económica del
Estado por parte de las élites económicas, con el fin de incrementar y conservar sus
beneficios y privilegios en detrimento del resto de la población, aprovechando la falta
de regulación y un exceso de beneficios fiscales. No se necesita el azote del patrón
para saber que este existe, ni para que el obrero cumpla con su cuota de trabajo pues
sabe en su subconsciente social que ese es el “lugar” que debe ocupar.

Después de comprender todo esto, es sencillo el hacer el ejercicio de conexión


entre lo que representa esta triangulación de violencia en determinados escenarios,
centrándonos en este caso en lo que la violencia sexual representa, en la cual
englobaremos al hostigamiento, acoso y abuso sexual; las cuales comparten, además de
la categorización, que en todos los casos el poder juega un papel importante para que la
víctima se encuentre vulnerable al ataque, como ya vimos el poder requiere
justificación y fe, el concepto de violencia estructural se crea para argumentar que el
poder duro no es suficiente para el ejercicio efectivo del poder. En los ataques sexuales
no es solo A violentando a B si no que A se siente lo suficientemente cobijado por la
estructura y la cultura para realizar el acto con poco o nulo temor hacia las represalias
que podría tener de ser acusado.

Por lo tanto si la estructura legitima el acto directo y la cultural internaliza, se


genera, como ya se mencionó antes un círculo vicioso difícil de romper. Porque hacer
un cambio a lo ya establecido, si funciona; es con esta idea primaria con la que el
Estado o las instituciones desaíran cuando grupos vulnerables buscan respeto, en el
caso de los derechos sexuales y reproductivos se entra en el campo moral, pues aunque
el Estado afirme y reafirme su objetividad en papel, las acciones que este realice
denotan que detrás de este se encuentras ciudadanos con moralidad individual, lo que
hace que la estructura, que debiera ser justa y equitativa para con su pueblo se
tambalee con las tradiciones ya existentes, lo cual no sería un problema si con esto no
ocurrieran vulneraciones a los derechos humanos o abusos hacia ciertos grupos
poblacionales, si como sociedad podemos ver que en la violencia sexual ocurre un
abuso de poder (no siendo necesaria en todos los casos una jerarquía preestablecida),
no sería esto prueba suficiente para replantearse el beneficio que el status quo le trae a
los grupos vulnerable. A pesar de sonar como una idea lógica, no es implementada más
que por unos pocos.
Referencias

Calderón, Percy (2009) La Teoría de conflictos de Johan Galtung. En Revista Paz y


Conflictos, No. 2, Granada, España, pp. 60-81

Galtung. (1990). La violencia cultural, estructural y directa. Journal of Peace


Research. Vol 27, nº3, pp.291-305.

Giddens, A. (1995) Constitución De La Sociedad: Bases Para La Teoría De La


Estructuración. España: Amorrortu.

La Parra, D. & Tortosa J. (2003). Violencia estructural: una ilustración del concepto.
Documentación Social, núm. 131. Alicante, Grupo de Estudios de Paz y
Desarrollo Universidad de Alicante, pp. 57-71.

Tortosa, J. (1993) La pobreza capitalista: sociedad, empobrecimiento e intervención.


Madrid: Tecnos,

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