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La pérdida de valores familiares:

La violencia contra la mujer es uno de los problemas de salud pública más preocupantes de
nuestro país, no sólo por los daños físicos: muerte, golpes, entre otros; sino por los daños a
nuestra mente: ansiedad, indignación, humillación, desesperanza, entre otros.

Afecta directamente a las mujeres, pero además a nuestras niñas, niños, jóvenes y a todo el
entramado social. Por todo ello, es importante erradicar toda forma de violencia en las
relaciones humanas, comenzando por nuestras familias, así como en las escuelas y las calles.

La educación es el camino más largo, pero el más seguro para lograr erradicar la violencia
contra la mujer. No sólo es aquella que recibimos en las escuelas (que en su mayoría son más
instructivas), sino también a través de nuestro proceso socializador, desarrollado en nuestras
familias, en nuestras calles y a través de nuestros medios de comunicación.

Formar a nuestros niños, niñas y jóvenes para erradicar la violencia contra la mujer, es
educarlos en valores basados en el respeto, la autonomía y la dignidad:

• Respeto: es reconocer, valorar y apreciar las cualidades o características, de nosotros


mismos, así como de las demás personas.

• Autonomía: es reconocer la capacidad para tomar decisiones, en nosotros mismos, así


como en las demás personas.

• Dignidad: es hacer valer como persona, sin humillarse ni degradarse, a nosotros mismo, así
como a las demás personas.

Educar a nuestros niños en valores basados en el respeto, la autonomía y la dignidad; es una


oportunidad para que todos los padres y maestros podamos ser mejores personas. No hay
mejor forma de enseñar, que con el ejemplo.

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