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Dios nos ha creado para que llevemos fruto.

De la misma manera en la que los árboles se


alimentan de la savia y gracias a ella viven y fructifican, nosotros también necesitamos esa
“sabia” savia del Espíritu Santo que produce fruto abundante en nosotros. ¡Dios desea que tu
vida sea muy fructífera!

La Biblia habla del fruto del Espíritu, y dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22). 

Ese amor que el Espíritu Santo produce en nosotros se manifiesta en todo el resto de cosas
que necesitamos: gozo, paz, paciencia… ¡Sí, el amor de Dios hace que tu vida dé fruto en
abundancia! Es la clave de todo. 

La tristeza tiene efectos muy negativos en nuestra vida.

La tristeza nos debilita, nos desarma. La Biblia dice: “No os entristezcáis, porque el gozo de
Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10). ¡La tristeza nos desarma, pero el gozo del Señor
nos prepara para la batalla! El gozo es un fruto clave en nuestra vida, y Dios desea que lo
tengamos en abundancia.

Quizá te estés preguntando: ¿Y cómo puedo tener ese gozo? Aquí te dejo un pequeño truco:
piensa en todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Cuando empiezas a enumerar las cosas que el
Señor ha hecho por ti, esa chispa empieza a surgir de nuevo. El amor de Dios deja de ser algo
teórico, para convertirse en algo real.

En guerra? 🕊

A veces sentimos que no llegamos a alcanzar la paz. 

Es común pensar que la paz es lo opuesto a la guerra, pero a lo largo de mi vida he


comprobado que no es siempre necesariamente así. La paz no es ausencia de guerra: de
hecho, puedes sentir paz aun en medio de la mayor de tus batallas. 

El amor de Dios nos da paz, nos hace descansar aun en medio de las situaciones difíciles. Eso
es lo que dice la Biblia: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Esa misma paz
está disponible para ti, querido(a) amigo(a). Dios quiere que esa paz rebose en tu vida, y que
puedas transmitirla a los que te rodean. ¡Cuando tienes ese tipo de paz en tu vida, todo
cambia! La impaciencia se manifiesta de muchas maneras en nuestra vida: queremos las cosas
rápidamente, reaccionamos bruscamente ante situaciones que no nos gustan, nos ponemos
nerviosos… Pero Dios actúa de una manera diferente. Él quiere que tu vida esté llena de
paciencia. ¡Y Su amor te capacita para ello!

Dice la Biblia que el amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1
Corintios 13:7). ¡El amor es realmente paciente! Cuanto más amas a Dios y cuanto más amas a
las personas, más se manifiesta este precioso fruto en tu vida. Te será más fácil esperar,
controlarás mejor tus reacciones, y, como resultado de ello, verás cómo tus niveles de paz
aumentarán. 

La paciencia es la ciencia de la paz, el arte de esperar y de resistir ante las adversidades. Es por
eso que el pasaje de Gálatas 5:22 habla de una “paciencia que resiste”. ¡Querido(a) amigo(a),
la paciencia te ayuda realmente a resistir y a salir victorioso!

Galatas 5:22-23

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