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ORDENACIÓN PRESBITERAL DE
FRAY JUAN MANUEL FEBLES CALDERÓN, O.P.
SÁBADO, 23 DE JULIO DE 2022
Estando todo dispuesto, se inicia la procesión por la Iglesia hacia el altar según el modo
acostumbrado. Precede el diácono portador del libro de los evangelios, con los demás
diáconos, si los hay; siguen el ordenando, los presbíteros concelebrantes, y finalmente, el
obispo, con sus dos diáconos asistentes ligeramente detrás de él. Llegados al altar y hecha la
debida reverencia, se dirigen todos a su respectivo lugar.
Sr. OBISPO:
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor
del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén
con todos ustedes.
Sr. OBISPO:
El Señor Jesús nos invita a la mesa de la Palabra y de la
Eucaristía, nos llama ahora a la conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la
confesión general:
TODOS: Amén.
Y el coro entona el Kyrie. Posteriormente, el himno del Gloria.
T: (rep, 2 veces)
M; Cristo, ten piedad,
Ten piedad de nosotros
T; (repiten)
GLORIA.
Señor, te alabamos,
Señor, te bendecimos,
todos te adoramos,
gracias por Tu inmensa gloria.
Tú eres el Cordero
que quitas el pecado,
ten piedad de nosotros
y escucha nuestra oración.
TODOS: Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PALABRA DE DIOS.
SALMO RESPONSORIAL: SALMO 26, 1. 4. 5. 8-9B. 9C-11 (R.: 8B)
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R.
Hermanos:
PALABRA DE DIOS.
CANTO DE ACLAMACIÓN AL EVANGELIO.
Tu palabra es paz.
Su Palabra es la Verdad
Su Palabra es paz en nuestro interior,
su Palabra es fuerza redentora del amor.
Llega hacia mí como una explosión
que retumba el centro de mi pobre corazón.
Toda la Verdad, todo su poder,
todo su mensaje es fuerza viva del Amor.
LITURGIA DE LA ORDENACIÓN
148. Comienza la ordenación del presbítero. El Sr. Obispo se acerca, si es necesario, a la sede
preparada para la Ordenación, y se hace la presentación del candidato.
150. Permaneciendo el ordenando en pie ante el Sr. Obispo, un presbítero designado por él
dice:
Sr. OBISPO:
¿Sabes si es digno?
FRAY JESÚS DÍAZ:
Según el parecer de quienes lo presentan, después de
consultar al pueblo cristiano, doy testimonio de que ha sido
considerado digno.
Sr. OBISPO:
Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador,
elegimos a este hermano nuestro para el Orden de los
presbíteros.
El coro junto con el pueblo cantan: Demos gracias al Señor.
HOMILÍA
151. Seguidamente, estando todos sentados, el Sr. Obispo hace la homilía, en la que, partiendo
del texto de las lecturas proclamadas en la liturgia de la palabra, habla al pueblo y al elegido
sobre el ministerio de los presbíteros.
SR. OBISPO:
Querido hijo: Antes de entrar en el Orden de los presbíteros
es necesario que manifiestes ante el pueblo tu voluntad de
recibir este ministerio.
SR. OBISPO:
¿Quiéres celebrar con piedad y fidelidad los misterios de
Cristo, especialmente el sacrificio de la Eucaristía y el
sacramento de la Reconciliación, para alabanza de Dios y
santificación del pueblo cristiano, según la Tradición de la
Iglesia?
FRAY JUAN MANUEL: Sí, quiero.
SR. OBISPO:
¿Quiéres unirte cada día más estrechamente a Cristo, sumo
Sacerdote, que por nosotros se entregó al Padre como
víctima santa, y consagrarte a Dios junto con Él para la
salvación de los hombres?
153. Seguidamente, el elegido se acerca al Sr. Obispo y, de rodillas ante él, pone sus manos
juntas entre las manos del Sr. Obispo, a no ser que, según la Introducción General, número 11,
se hubiese establecido otra cosa. Él Sr. Obispo interroga al elegido, diciendo:
SR. OBISPO:
¿Prometes obediencia y respeto al Obispo diocesano y a tu
Superior legítimo?
SR. OBISPO:
Que Dios mismo lleve a término esta obra buena que en ti ha
comenzado.
154. Seguidamente, todos se levantan. El Sr. Obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos
juntas y de cara al pueblo, hace la invitación:
SR. OBISPO:
Oremos, hermanos, a Dios padre todopoderoso,
para que derrame generosamente sus dones
sobre este elegido para el ministerio de los
presbíteros.
231. Entonces el elegido se postra en tierra y se cantan las letanías respondiendo todos; en los
domingos y durante el tiempo pascual, se hace estando todos de pie, y en los demás días de
rodillas, en cuyo caso el diácono dice:
DIÁCONO: (Diácono Freddy)
Permanecemos en pie para la oración litánica.
En las letanías, pueden añadirse, en su lugar respectivo, otros nombres de santos, por
ejemplo, del Patrono, del Titular de la Iglesia, del Fundador, del Patrono de quien recibe la
Ordenación, o algunas invocaciones más apropiadas a cada circunstancia.
Los cantores comienzan las letanías; las invocaciones sobre el elegido se hacen en singular.
LETANÍA DE LOS SANTOS
156. Concluido el canto de las letanías, el Sr. Obispo, en pie y con las manos
extendidas, dice:
SR. OBISPO:
PUEBLO: AMÉN
IMPOSICIÓN DE MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN.
157. El elegido se levanta; se acerca al Sr. Obispo, que está de pie delante de la sede y con
mitra, y se arrodilla ante él.
158. El Sr. Obispo le impone en silencio las manos cobre la cabeza. Después de la imposición de
las manos del Sr. Obispo, todos los presbíteros presentes, revestidos de estola, imponen
igualmente en silencio las manos sobre el elegido.
Después de dicha imposición de mano, los presbíteros permanecen junto al Sr. Obispo hasta
que se haya concluido la Plegaria de Ordenación, pero de modo que el rito pueda ser bien vista
por los fieles.
159. Estando el elegido arrodillado ante él, el Sr. Obispo, sin mitra, con las manos extendidas,
dice la Plegaria de Ordenación:
Sr. OBISPO:
Jesucristo, el Señor, a quien el Padre ungió con la
fuerza del Espíritu Santo, te auxilie para santificar
al pueblo cristiano y para ofrecer a Dios el
sacrificio.
Después, el Sr. Obispo y el recién ordenado se lavan las manos, mientras se
escucha un canto apropiado.
Antífona:
Cristo, el Señor, sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec,
ofreció pan y vino.
163. Seguidamente, los fieles llevan el pan sobre la patena y el cáliz, ya con el vino y el agua
para la celebración de la misa. El diácono lo recibe y se lo entrega al Obispo, quien a su vez lo
pone en manos del ordenado, arrodillado ante él.
MONITOR:
En este momento, se le entregará al ordenado la ofrenda del
pueblo santo para presentarla a Dios. (Max Aníbal)
Sr. OBISPO:
MONITOR:
Finalmente, el Sr. Obispo da el abrazo de la paz al neo-
presbítero. Los sacerdotes presentes en la celebración harán
el mismo gesto como señal de acogida al ministerio. (Max
Aníbal)
165. Mientras tanto, puede cantarse el responsorio u otro canto apropiado mientras dura el
abrazo de paz a los presbíteros.
Gracias, quiero darte Toma mi vida, hazla de nuevo.
por amarme, Yo quiero ser, un vaso nuevo.
gracias, quiero darte (2 veces).
yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz,
porque te conocí, Te conocí y te amé,
gracias, por amarme te pedí perdón
a mí también. y me escuchaste.
Si te ofendí,
Yo quiero ser, Señor perdóname Señor,
amado, pues te amo,
como el barro, en manos y nunca te olvidaré.
del alfarero.
MONITOR:
Felicitaciones a Fray Juan Manuel Febles Calderón y
deseamos que el don de su vida a Dios y a su pueblo
acreciente la vitalidad apostólica de la Iglesia y fortalezca el
testimonio de la Orden de Predicadores.
Mientras se prepara la mesa eucarística, nosotros
continuamos alegres acompañando el coro con el canto.
(Israel Morales)
166. Prosigue la misa como de costumbre. Se dice o no el símbolo de la fe según las rúbricas;
se omite la oración universal.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Sr. OBISPO:
Tú has querido, Señor, que los sacerdotes estén al servicio
del altar y de tu pueblo, concédeles, por la eficacia de este
sacrificio, que su ministerio te sea siempre grato y dé frutos
permanentes en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Es justo y necesario.
Sr. OBISPO:
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus
criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la
fuerza del Espíritu Santo, das vida y santicas todo, y
consagras a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor
un sacrifico sin mancha desde donde sale el sol hasta el
ocaso.
123. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Sr. OBISPO:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo
Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado, los amó hasta el
extremo
y, mientras cenaba con sus discípulos,
Se inclina un poco.
Se inclina un poco.
Sr. OBISPO:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras
esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en
ella la Víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Concelebrante primero
Fray. Juan Manuel
Concelebrante segundo
Fray. Jesús:
Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en fe y
en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa Francisco,
a nuestro Obispo Francisco Osoria, a Monseñor Jesús
Castro Marte, que preside esta celebración,
al Orden Episcopal, al maestro de la Orden Fray Gerard
Timoner, a este hijo tuyo Juan Manuel Febles que ha sido
ordenado hoy presbítero de la Iglesia, a los demás
presbíteros, a los diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Concelebrante tercero
Fray. Eduardo.
129. Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus Apóstoles:
«La paz os dejo, mi paz os doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la
unidad.
Diácono:
CANTO DE PAZ
Paz en la Tierra.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el
cáliz, diciendo en secreto:
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La última
vez se dice: danos la paz.
A continuación el Sr. Obispo, con las manos juntas, dice en secreto una de las dos oraciones
siguientes:
146. El Sr. Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado
sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
148. Después toma la Patena o la Píxide y se acerca a lo que quieran comulgar y les presenta el
pan consagrado, que sosteniéndolo un poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:
El Cuerpo de Cristo
El presbítero recién ordenado ayuda al Sr. Obispo en la distribución de la comunión a los fieles.
El diácono y los ministros que distribuyen la Eucaristia observan los mismos ritos. Si se
comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar.
149. Cuando el Sr. Obispo ha comulgado el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Por eso muchos dicen no porque tu exiges mucho mas que un aleluya y
un amen tu quieres autenticidad.Y aun asi Señor no acepto tu llamada,
que puedo hacer fuera de ti, ya lo intente y no encontré nada. A dónde
iré,con quién iré, quién le dara respuestas a mi fe,donde encontrar quien
pueda dar felicidad por siempre y mucho mas..
150. Acabada la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena sobre
el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que prefiera purificarlo en la credencia después de la
misa.
151. Después el Sr. Obispo puede volver a la sede. Si se considera oportuno, se puede dejar un
breve especio de silencio sagrado o entonar un salmo o algún cántico de alabanza.
139. Luego, de pie en el altar o en la sede, el Sr. Obispo, vuelto hacia el pueblo, con las manos
juntas, dice:
153. Luego el Sr. Obispo, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
PUEBLO: Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
154. En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o
advertencia al pueblo.
155. Después tiene lugar la despedida. En vez de la acostumbrada, puede darse la siguiente
bendición.
Sr. OBISPO:
Que Dios, que dirige y gobierna la Iglesia, te proteja
continuamente con su gracia a fin de que cumplas firmemente
el Ministerio presbiteral.
TODOS: Amén.
Sr. OBISPO:
Que Él te haga en el mundo servidor y testigo de la verdad y
del amor divino y ministro fiel de la reconciliación.
TODOS: Amén.
Sr. OBISPO:
Que te haga verdadero Pastor que distribuya a los fieles la
Palabra de la vida y el Pan vivo, para que crezcan en la
unidad del cuerpo de Cristo.
TODOS: Amén.
Sr. OBISPO:
TODOS: Amén.
SR. DIÁCONO:
Anunciad a todos, la alegría del Señor resucitado. Pueden ir
en paz.
CANTO FINAL:
Domingo, Domingo,
Domingo de Guzmán (Bis).