UGE ee)
Mira tt por donde, si ores
adicto a «El Duende Verdes y
Sigues fielmente la coleccién,
tienes ya on las manos mi
Séptimo duende editado. Y
aden4s, may diferente de los
otros porque en esta ccasién
ns vanos al my divertido y
nindsculo pa.
Es probable que mds de une cosa
dos) =e suene.con respecto
@ los programas de tele que nos
disparen desde todos nuestros
canales
Dicen que el siete es ol
nimero mégico, y por esta razén
este libro también lo es. 40 que
lo que vemos
Por televisiéa, y «un genio on
no es tan mégico e
la tele», entre bronas y
disperates, no deja de ser una
critica contra los que se creen
que nos chupanos el dedo y nos
cargan con programas que
merecerian quedarse a oscuras
dia de emicién. La tele es
importante y necesaria, pero
de Pampelum. un
pais en el que un dia se jnventa
todo depende de una cosa para
que ademis sea vdélida: de
nuestro dedo (el que sea con
€1 que apagamos el televisor)
Es ese dichoso dedo el que a
veces se niega a apagar el
aparato y nos traganos més de un
bodrio patatero. Be culpa de ese
dedo rebelde que nos anula la
voluntad, que a veces noe
enganchenos come hipnotizados
aunque ectén ecrando un programa
de cocina tibetana. En Pampelum,
@1 genio de la nuova televisién
pronto ve a darse cuenta de esto
y de m4s cosas. Y tu con él
As{ que, si te gustaron otros
libros mfos, espero no
defraudarte con esta sdcira
ocurrente y divertida,
divinamente dibujada por u
verdadero genio del pincelIngenio enta tele 7
PRIMER TROZO
(O sea, algo asi como los entremeses)
JEL dia en que lleg6 la television a Pampelum...
‘Aquello fue algo grande, imginaos. De pronto
va nadie tuvo que asomarse a la ventana para ver
'o que hacia el vecino, o mirar ala calle para ver las
mnismas escenas aburridas de siempre y pasar el
ato. Ahora bastaba con darle a un botoncito, se
luminaba la pantalla del aparato (que previamen-
2 habian comprado, claro, aunque por pocos
sampelumios porque se mont una estupenda
oferta de lanzamiento), y tan ricamente, sentados
on las salitas cle sus casas, los pampeliimicos po-
Jian llenarse con un montéa de imagenes, varia~
‘as, constantes y gratis.
Ni que decir tiene que fue una conmoc’én.
Y como Pampelum ere un pais pequehito,
nombre ademas de la dnica ciudad y capital, el
montaje de la television no represent un gasto
excesivo para el bolsillo de los contribuyentes. Se
nnstal6 una antena en Ia cima de la montafa mas8 Jord Sierra i Fabra
alta y se construyeron unos estudios junto al rio, a
la salida de la ciudad por el este (bueno, en real:
dad se aproveché el edificio del viejo balneatio, al
ue ya no iba nadie desde hacia afios porque en
|e ectualidad las aquas podian tomarse tranquila-
mente en casa, abriendo el grifo). E! problema, 0
suerte, segin se mire, de Pampelurn, era que se
trataba ce un pafs insigniticante, situado en mitad
de un gran continente, sin mar, rodeado de cordi-
lleras nevadas, sin apenas nada salvo paz. jAh, si
hubieran podido empaquetarla y venderla, se ha-
brfan hecho todos ricos, aunque tampoco les hacia
falta! Painpelum tenia dos montafias propias, un
valle de tierras fértiles atravesado por un rio, una
Planicie lena de pastos, algunos pueblecitos y
Poco mas. Pero sin ejércitos, sin crisis ni hambres,
sin envidias y egoismos, los pampelimicos se lo
montaban la mar de bien. Todos eran amigos.
El dia de la inauguracién de la television, el se-
fior alcalde, muy pompaso él, anuncié,
—Esta maravilla tecnolégica nos acerearé mu
cho més los unos a los otros, como un dia lo hi:
cieron la radio y el telefono.
La gente aplaudié a rabiar,
—Y esto es sélo el comienzo del futuro que ya
esta ahi, a ta vuelta de Ja esquina —continud el
sefior akcalde
Un geno en la tole10 ordi Siera | Fitra
Algunos, los mas despistados, giraron la cabeza
a derecha e izquierda, mirando en direccién a las
esquinas més inmediatas, por si, en efecto, velan
aparecer ese futuro.
—Gracias a todos por haber hecho posible
este dia —se despidi6 el circunspecto preboste
leno de solemnidad.
Tias lo cual procedié a cortar la correspon
diente cinta con unas tijeritas de plata y luego ac-
ciono la puesta en marcha de la muy augusta Te-
levisisn de Pampelum.
Una carta de ajuste multicolor, con el tachin-ta-
chin del himno nacional como fondo, aparecié en
los televisores de Ios pampelémicos.
Acuel dia, apenas ninguno pudo apartar fos
ojos de ella.
iEra tan bonita!
Después, la television empez6 a convertirse en
arte habitual de sus vidas.
Al comienzo, la expectacién se disparé, ponién-
dose en uno de los puntos més dlgidos de la histo-
fa de! pequefio pais, similar, como record6 el qué?
—Venga, jvenga!
Le cogio del brazo, tiré de €, se lo llev6 en vo-
landas, le sacé del despacho. El sefor Gomba no
recordaba haberse desplazado jamés a tanta ve-
locidad. En un visto“y no visto se encontré en
una salita de proyecciones, sentado frente a una
‘Un genio on la tole
53pantalla, con el sefior Tutsi a su lado preguntan-
dole:
—éPreparado?
Y sin esperar respuesta, la pantalla se ilumino
y en ela comenzé a producirse un estallido de
sensaciones incesantes, un espectéculo total, ful-
gurante y fulminante, que quitaba el aliento, que
incluso impedia desviar los ojos un segundo para
no perderse una sola imagen. Si el sefior Gomba
hubiere queride buscar una definicion de televi
sién en alguna parte, ya no habria tenido que
buscar mas: AQUELLO era televisién.
Sin duda el mejor de los programas, y a afios
luz de cuanto esperaoa pacientemente en su ca-
beza o en los archivoside la Television de Pampe:
lum,
Cuando aquel torrente de vitalidad acabo, in-
cluso el sefior Gomba sintié la necesidad de MAS.
Mid la hora. ¢Era posible que hubiese transcurri-
do una hora entera?
Genial.
—Se llama En vivo, en directo y de verdad
—le dijo el sefior Tutsi—. Le he puesto ese nom-
bre porque lo haré en vivo, en directo y de ver-
dag, sin trampa ni carton. Podria ir en la noche
del mares, que es e! dia mds flojo, para levantar
la audiencia,
Ungenioen I tele 55
El sefior Gomba parecia inmévil, conmociona-
do, atrapado por la fuerza de aquella irresistible
magia. ;
Cuando por fin pudo articular palabra, dijo so-
lamente:
—gHla pensado en alguien para presenter el
informativo?56 ordi Sierra | Fobra
SEPTIMA MIAJA
__ We sorpresa en sorpresa,
9 cémo los pampeltimicos descubrieron
el poder TOTAL de la television)
irse a la cama al terminar los Programas televisi-
os, como solian hecer habitualmente, los pam.
Pelmicos pasaron tres horas més con las huces
abiertas, unos incapaces de levantarse de aus e.
2110s comentando lo visto, los mas impresio-
nados recordando cada escena asimilada por su
cerebro hasta la borrachera de los sentidos.
Aldia siguiente, la critica de television anuncié
‘solemnemente que «HABIA. NACIDO EL FUTU-
RO», y on su articulo del periédico afirmaba estar
todavia bajo los efectos de la catarsis prochcida
Por el caudal de imagenes presenciado la noche
anterior ‘
‘Un genio eo tele: 57
También escribié: «Si esto ha sido el primer
Programa, cémo serdn los proximos? ¢Hasta
‘qué limites llegard el genio creador del sefor Tut-
si, el mago de la television? En vivo, en directo y
de verdad deberia quardarse en los archives para
jiustrar a las nuevas generaciones de futuros pre
sentadores. Y no silo hay que hablar del progra~
ma en si, sino también de la propia labor del se-
for Tutsi al frente de él, con la soltura a la que
nos tenia habituados pero multiplicada por mil
Micréfono en mano, moviéndose, entregndose,
el sefior Tutsi ha llevado la Television de Pampo-
lum hasta su madurez fulminante>
Y esi fue. En vivo, en directo y de verdad lo-
976 que inchiso aquel 3% de raros, rarisimos,
confesara ver los martes por la noche la telovi-
ibn. Sélo algunos y algunas, los més fieles, Je
echaron de menos a diario en el informativo, por-
que..., bueno, ahora le veian y le ofan mas y me-
jor en el nuevo espectacilo, pero sélo un dia a la
semana, mientras que antes le tenian en pantalla
cada noche.
Eso sf, su sustituta, la sefiorita Rati, perfecta-
mente entrenada por el mismo sefior Tutsi, supo
estar ala altura,
iQué afio!
El seftor alcalde puso una medella al setior58 ordi Sierra | Fabra
Gomba. Este, timido y avergonzado, dijo que
quien la merecia era el sefior Tuts
Cuando el sefior Tutsi fue entrovistado en la
misma television, moclestamente, por ! senor
202, tras ser convencido de ello ya que no queria,
42 audiencia también fue maxima. En la entrevicn
12, al preguntarsele en qué consistia su éxito, dio
simplemente
—Me dejo llevar, el instinto es siempre lo me-
jor.
A fin de cuentas, sogiin continud despues, En
vivo, en directo y de verdad era de lo més vin,
Pile, un programa hablando de temas dle cada dia,
Pero con la dinmica debida, y por supuesto sin
dar ninguna pausa ni respiro al espectador, ,Su
lema?: todo puede ser noticia, todo puede terer
interés, todo vale la pena,
¥ siempre, siempre, aquel guifo de ojo y aque:
la sonrisa,
Un aio después (que también pasé en un abrir
¥ cerrar de pérpados), el sefior Tutsi anuncid el fn
de En vivo, en directo y de verdad al término de
uno de los programas. El sefior akalde tuvo que
ser llevado al hospital porque se atraganté con un
hueso de aceituna. El sefior Gomba se cuedé mas
fieso que una estatua, cor, los ojos y la boca muy
abiertos. La sefiorita Popsi tuvo un ataque
‘Un genio en la tele 59
Pero no van a desembarazarse tan ficilmen-
te de mi —continué el sefior Tutsi exhibiendo la
Mejor de sus sonrisas unos segundos después de
dejar caer la bomba—, porque ya esté on mar-
cha... jSiguiendo la pista!
, «Idea para una pelicula sobre un nifio
que compra un espejo mediante el cual se ve el
futuro, Guidn de una obra de teatro basada en
el nacimiento mitolégico de Pampelum
Seftor Tutsi
Lo dijo en voz tan y tan baja, que fue una brisa
inaudible. Dejé los folios, cogié al azar uno de los
libros encuadernados a mano. Era una novela es-
cerita con una bonita y apreiada letra por el mis-
mo sefior Tutsi. Tomé otro volumen y se encon-
{ré con una segunda obra. El tercero era un
guién completo y pormenorizado, indicando has-
ta el movimiento de las cémaras, los planos y la
calidad de los decorados. Y habia mas, muchos
mis. ‘
—Setior Tutsi, zqué es... esto? —quiso saber.
‘Un genio en ta tele 85
~He estado trabajando estos meses. No sé
quedarme quieto sin hacer nada. Me divierte ima-
ginar cosas, situaciones, escenas, argumentos.
Ya lo sabe.
El sefior Goma lefa uno de los quiones, el de
tuna pelicula, escogido al azar. Era bueno, MUY
bueno.
—iHa hecho todo esto... desde que dejé la te-
levision?
—Si —vacilé el sefior Tutsi.
—