Muchos estudios cualitativos empiezan con la formulación de uno o varios supuestos
sobre posibles respuestas o soluciones a los problemas que se van a tratar. En la investigación cualitativa estos supuestos se denominan hipótesis de trabajo. Se trata de supuestos basados en hechos conocidos que sirven como puntos de referencia para una investigación posterior.
2) La verdad como un proceso.
Puesto que, como se ha dicho, la verdad despliega una función esencial en el proceso, se plantea un ulterior problema de aclarar qué se entiende con esta afirmación, es decir, en otras palabras, de aclarar a cuál entre los numerosos conceptos de verdad se hace referencia. Simplificando nuevamente de manera dramática un problema de gran complejidad, se puede decir que en el contexto del proceso se precisa adoptar un concepto de verdad como correspondencia de las proposiciones relativas a los hechos de la causa con la realidad empírica de tales hechos.
3) La hipótesis científica como forma de desarrollo del conocimiento hacia la verdad
objetiva. Dialécticamente, el método de investigación científica cumple un proceso de razonamiento-cuestionamiento que comienza con la abstracción de un hecho nuevo, poco conocido, insuficientemente explicado, o de necesaria confirmación; de él toma y ordena sus características para considerarlas como observaciones sobre tal hecho. Luego, a estas observaciones las valora con enfoque deductivo o inductivo, según corresponda, para teorizar y proponer una o varias hipótesis para resolverlas.
En investigación, y en enseñanza de la ciencia, este peculiar método es herramienta
básica, por cuanto maneja hipótesis que deben ser encaminadas por vías válidas y reconocidas para que puedan ser aceptadas, verificadas y reproducidas por la comunidad científica cada día mejor informada y comunicada y no las deseche por un mal planteamiento o por no cumplir las etapas consideradas necesarias en ciencia. Con este fin, la investigación tiene que ser divulgada, proceso encargado a publicaciones periódicas especializadas, calificadas, certificadas y reconocidas.
4) La probabilidad como límite de la imaginación en la ciencia.
Nos interesa examinar los límites de las ciencias empíricas retomando la distinción kantiana de la Crítica de la razón pura entre confines (límites a priori, Grenzen) y cotos, barreras (límites empíricos, Schranken). (Radnitzki 1978) Consideramos ambos tipos de límites en su acepción estructural y no normativa, porque distinguimos los límites estructurales de los límites normativos o éticos, los que son objeto de la ética de las ciencias. El arco de acciones que va desde el noli me tangere de la naturaleza sagrada o mítica hasta la devastación de la naturaleza denunciada por la ecología ética es normal y presupone límites éticos. Sin embargo, nos limitamos a los límites estructurales. Por otra parte, consideramos ambos límites en su acepción gnoseológica y no ontológica, esto es, en cuanto tienen que ver con el modo de conocer y no con el modo de ser. Nos proponemos una investigación trascendental, pues ésta se pregunta por el modo de conocer, en cuanto limitado a priori. ¿Entonces llamamos confines a los límites estructurales, cognitivos y a priori? Estos límites han sido ocultados por el cientificismo positivista. Este ha concebido a las ciencias como un proyecto infinito. Es así que nos preguntamos: ¿Cuál es el ámbito de despliegue de la racionalidad científica empírica de la física? Ahora bien, los límites estructurales, cognitivos y empíricos—los que llamamos barreras o cotos--, son estudiados por las ciencias empíricas: sociología de las ciencias, historia de las ciencias; etc. Las ciencias empíricas no sólo suponen fenómenos y objetos, sino también sujetos observadores o experimentadores. Podemos definir al observador como el experimentador en el cual el grado de interferencia en el fenómeno tiende al límite cero.
5) Lo subjetivo y lo Objetivo, lo relativo y lo concreto en la hipótesis.
El método básico de toda ciencia es la observación de los datos y de los hechos y la interpretación de su significado. La observación y la interpretación son inseparables: resulta inconcebible que una se obtenga en total aislamiento de la otra. Analizando más a fondo el proceso psicológico de nuestro conocer, constatamos que toda observación va acompañada ya de una interpretación, esto es, de una inserción en un esquema o marco referencial que le da sentido, lo cual no es un obstáculo para el estudio científico, sino que es una mediación necesaria. […] Si ese marco referencial falta, la observación no es tal, el dato no es dato y el hecho no es nada. Son realidades neutras o plenamente ambiguas. Por esto, es fácil caer en un realismo ingenuo y pensar que nuestra observación es pura, objetiva y no contaminada. Al revés, nuestro conocimiento es el fruto de esa interacción observación <-> interpretación. Es una entidad emergente, […].
Pero el estudio de entidades emergentes requiere el uso de una lógica no deductiva;
requiere una lógica dialéctica en la cual las partes son comprendidas desde el punto de vista del todo, […]. En este proceso el significado de las partes o componentes está determinado por el conocimiento previo del todo, mientras que nuestro conocimiento del todo es corregido continuamente y profundizado por el crecimiento de nuestro conocimiento de los componentes.