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Hebreos 10:23-25
23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel
día se acerca.
Introducción
La realidad actual del mundo en que vivimos es una prueba más de la necesidad que las personas tienen de
Dios. Todos los retos que día a día enfrentamos en el curso de nuestra vida se vuelven más difíciles y
complejos en la medida que nos alejamos de los diseños de Dios. Sin embargo, el Evangelio no cambia y
sigue siendo efectivo y vigente para todas las personas que lo reciben; no importa raza, color, etnia o
trasfondo social. Para desarrollar una vida centrada en Cristo necesitamos reconocer nuestra necesidad de
rodearnos de personas con quienes compartimos una misma visión y propósito, que nos ayuden a animarnos
y exhortarnos cuando el camino no nos parece tan claro. Dios diseñó la vida en comunión unos con otros
para que pudiéramos desarrollar todo nuestro potencial como individuos y como Cuerpo de Cristo, y también
para perfeccionar el carácter de Cristo en nosotros.
Desarrollo
La profundidad de nuestra relación con Dios estará en buena medida afectada por la correcta comunión que
tengamos con nuestros hermanos. Recordemos que el congregarnos como iglesia implica un acto de
comunión con Dios y con las personas que anhelamos hacer Su voluntad. A continuación, veremos algunos
otros beneficios de congregarnos.
Conclusión
El diseño de la iglesia de Cristo siempre ha involucrado el hábito de congregarse. Cuando pensamos en los
creyentes de primera generación, los de la iglesia primitiva, podemos notar en las Escrituras que el
congregarse no era opcional, sino un asunto de esencia, permanencia, y hasta de vida o muerte. Todos estaban
unidos y tenían en común todas las cosas. Esto permite que el ámbito en el que nos desarrollamos en nuestra
fe sea más enriquecedor y completo. Es en el trato de los unos con los otros donde somos “afilados”
(Proverbios 27:17) y perfeccionados.
¿Qué acciones debes tomar hoy para involucrarte más en el Cuerpo de Cristo?