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Deshumanizacion del arte – Ortega y Gasset

El nuevo arte (coincide con las vanguardias de ppios del S.XX) tiene estas características: 1.
Deshumanizado (algo así como desnarrativizado); 2. Evita formas vivas; 3. Esteticista (el arte debe
ser nada mas que arte); 4. Ludico (el arte como juego); 5. Irónico; 6. Elude la falsedad; 7.
Intrascendente.

La deshumanización es el desplazamiento de los sentidos que impregnan el mundo habitual, los


cuales el nuevo arte siente que debe rechazar. Los supuestos que explican el gusto por las obras de
arte antes de 1900 (la teoría mimética y la apatética) son exactamente los supuestos que ahora se
combaten por estar enfocadas en el contenido de las obras, y porque dicho contenido es
“demasiado humano”. De esta manera, Ortega postula una especie de estetización formalista para el
arte de vanguardia: siguiendo su metáfora óptica, se deja de pensar en la obra como un vidrio para
observar lo que está detrás, y se empieza a poner la mirada específicamente sobre el vidrio. La
expresión que mejor da cuenta de esto es la dicotomía que plantea, fenomenológicamente, entre
vivir y contemplar.

Otro rasgo es la atención por el detalle marginal, por “los barrios bajos de la atención”. Ya no
grandes temas monumentales; ahora, la estructura fina de la vida. Y junto con esto, el odio por las
formas vivas de la realidad, la autorreferencialidad, y la autoironía. No se hace arte sobre objetos,
sino sobre ideas, sabiendo que solo tenemos acceso a estas y nunca a los primeros.

Arte de este mundo y del otro:

Teodoro Lipps: El goce estético es goce de sí mismo objetivado (teoría de la simpatía).

A esta teoría, Worringer opone la abstracción y la geometrización: no se proyecta en la obra el fluir


de la vitalidad interior sino que se ofrece un refugio para ponerse a salvo de ese fluir. En esto
consiste la dicotomía entre Simpatía y abstracción.

Ensayo de estética a manera de prologo:

Frente a la teoría simpática de Lipps, Ortega propone la teoría de la ejecutividad del Yo. El Yo es el
indicador formal de la vivencia “en carne propia”. El Yo es lo irreductible a imagen o a concepto o a
narración. El arte es el intento por hacer presente esta ejecutividad: el Pensador de Rodin no nos
presenta a alguien pensando, sino el pensar mismo ejecutándose. La diferencia con la teoría de Lipps
es que no hay proyección subjetiva. “Yo” no soy el Pensador ni encuentro bello al Pensador porque
le haya insuflado mi estado espiritual. La ejecutividad que muestra el arte (como presencia absoluta)
es no-subjetiva, aunque claramente tampoco es objetiva.

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