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0 diary do ame do Por MARIA CONSUELO GARAY Marzo, 14 JOY hace-dos aos que lo Conoci. frente a. mis dy ris apuntes lo recuer- ¥ Sigo voleando mis emo lones como uni Teal evasion de mi corzén. Quisé algin la los destruya y deje defi hitivamente aun lado ‘esta fuxién que me consume Hace dos ‘afes que empect ‘a mirarlo como nose. mira ‘ino aun hombre que. senti- tos Tenaria toda nuestra 9 Tedad mas intima. ‘Ponguc, el amor de una mujer siempre Sabe cuit el ser destinado ‘| compensarlo. Hay entre Dle- fo y yo una gran comunion ‘ae deales. iy una comprensiom tan extragrainatia! Dery Ia Dequetia. la pequetia es 6o- Ino. st fuera mi enemien Claro, que inconselentemente Y Diego la quiere con tn Mecto ‘lego. y-desmedid: ‘odo su horizonte. sin embar= "9, hay algo que me dice que vo le soy indlferente, y st no {era por ella... ¥ yo Ro pue- Jo luchar con su ingenudad y su etrifo egolsta: bumano, ero egaista. ‘Hoy he visto fos de Diego empatiados por lun brillo de ldgrimas que’ eu ntereaa’no queria dejar tras Juetr, cuando Adelit, con una Inocente seruridad de nisiam mada, le ao —iVerdad, papite, que wolveris a cararte? Era. tan Inga y buena is cencontrarias otra come ella. “iQue ocirrenciag ene, Adelitat, “contest 1 vole vigndase hacia mi. No sé por Taron tortura de su esprit problemi de soledad que, de Se lueyo, la Dequefa no le Te suelve Er como quisiera Acerearse a mi'y le espanta- ‘Creo que emperaré a odiar’ 1 cia nif Incomprensible TQue cosas pienso, Dios miot ero das afice lieve con la dul- ce y doloroca carga de este fAmor que no ha de ser para ‘otro. Sho para Diego, Hoy quedé muy angastiada Julio, 28 Adelita tiene slo catorce ‘aos. Es una chien muy in~ tetigente, con tn verdadero de. linio por la masies. yuna. at téntiea vocacién. Su dediea ign al estudio la ha conver= tiga en ‘una de mis mejores slummas. Nunca tengo que re- eafiarla poraue no estudie 0 se distralga, Siempre que Ue {G0 a su casa ln encuentro re- Dasando Tas lecelones. y. sus ‘amos blancas.y finas reco ‘ren el teelado ean la armonia, ‘de dos tibias palomas. Se lat he ‘elogiado tantas veces! ‘Quiz porque parecen un i= minuto ealeo de las de Su pa are. Fioy me quedé después de 1a leceidn. Ella quiso escuchar ‘me interpretar ‘su. plesa pre dilecta: “Serenata” de ‘Sehu- bert, poraue.sirve’ de fondo ‘musical a los ‘versos que’ Te- lta, y dejan una especie de ‘magia en el ambiente: “jOh, qué dulce cameion, limpida Dbrota — esparciendo sus blan- Chaciola ‘no Io veo. Pera me alejo més: tarde "por ta calle “arbolads volviendo la cabeza a eada pa 30, Como quien deja un puer= to'y no se slente tentado por tres hortonten, Agosto, 3 Adelita intervino en un fes- val del colegio con un na ‘mero de piano y quiso que 0 ‘me ‘hallara. presente. stuve sentada al lado de Diego, Por lun momento vivi en el mundo 4e mis irealidades.. Yo era 8 ‘mujer, Adelita nuestra hija ‘Asistiaimos ambos al resumes 4e nuestro amor, en esa nisi mimada y tocada ‘por Ia. era Gia de la misiea.” Loe ea Turosos aplauses que rubriea- Sol diario: do amor d por MARIA CONSUELO GARAY Marzo, 14 de mi coraz6n. Quiza algin encontrarias otra com dia los destruya y deje defi- —iQué OY hace-dos afios que Jo nitivamente a un lado esta Adelita!.. contest conoci, y frente a mis ilusién que me consume... viéndose hacia mi. N viejos apuntes lo recuer- Hace dos afios que empecé qué en su mirada se | do y sigo volcando mis emo- a mirarlo como no se mira Jaron torturas de su ciones como una leal evasion sino a un hombre que senti- problemas de soledad mos Henaria toda nuestra so- de luego, la pequefia ledad mas ‘intima. Porque el suelve. Era como si amor de una mujer siempre acercarse a mi y le sabe cual es el ser destinado ra la barrera. a compensarlo. Hay entre Die- Creo que empezaré 20 y yo una gran comunién de a esa nifia ideales iy una i tan extraordinaria! afecto ciego y desmedido; es todo su horizonte. Sin embar- zo, hay algo que me dice que Julio, 28 no le soy indiferente, y si no que inconscientemente ego Ia quiere con un | ciego y desmedido: es horizonte. Sin embar- y algo que me dice que soy indiferente. y si no por ella... ¥ yo no pue- shar con su ingenuidad carifio egoista; humano, goista. Hoy he visto los le Diego empafiados por ilo de lagrimas que su za no queria dejar tras- cuando Adelita, con una ite seguridad de nifia mi- Te dijo: ferdad, papito, que no is a casarte? (Era tan y buena mamita...! No lie otro. Sélo para Diege Hoy quedé muy at Julio, 28 Adelita tiene sdélo afios. Es una chic: m teligente, con un verdade lirio por la musica y téntica vocacién. Su cién al estudio la ha conver- tido en una de mis mejores alumnas. Nunca tengo que re- gafiarla porque no estudie o se distraiga, Siempre que Ie- go a su casa la encuentro re- Pasando las lecciones, y sus manos blancas y finas reco- rrep el teclado con la armonia de dos tibias palomas. jSe las he elogiado tantas veces!. Quizé porque parecen un di- minuto caleo de las de su pa- dre, Hoy me quedé después de la leceién. Ella quiso escuchar- me interpretar su pieza pre- dilecta: “Serenata”, de Schu- bert, porque sirve de fondo musical a los versos que re- cita, y dejan una especie de magia en el ambiente: “iOh, qué dulce cancién, limpida brota — esparciendo sus blan- das armonias — y parece que Neva en cada nota — mu- chas tristezas y ternuras mias...” La misica ahonda también en mi ternura y en esa tristeza por este amor im- posible. Atisb$ el reloj muchas ve- ces, tratando de alargar los minutos para esperar la lega- da de Diego y Mevarme el re- cuerdo de alguna frase cor- dial o la amplitud de su son- risa_.. Hace muchos dias que r, Adelita nuestra hija os ambos al resumen mimada y tocada por la gra- cia de la _misica jurosos aplausos que rubrica- ron su interpretacién me des- pertaron. Su mirada agradeci- da y lena de emoci6n se diri- gié6 hacia mi como pidiendo ayuda, Algo me dice que pue- do conquistarla... y desde hoy no eseatimaré esfuerzos por conseguirlo. He de hacerla mi gran amiga, Tengo mis mo- tivos. Perdi la esperanza del amor de su padre, pero no de acercar a ella a mi corazén- Acercandola defenderé a Die- go de otro amor... si, de otro amor. Dije que tengo mis mo- tivos, ¢verdad?... Pues bien, de regreso de Ia fiesta, por la acera que empezaba a ves- tirse con las sombras del cre- ptsculo, mientras Adelita ca- minaba’ adelante con otras compafieras, Diego y yo que- damos rezagados, Pienso que me buscé para confidente, sin saber e] mal que me hacia. éPero es posible que los hom- bres sean tan ciegos, Seftor? éQue no conozcan a un co- razén que muere de amor por ellos? to. —Lo dijo como hablando consigo mismo. —éPor qué freno? Noviembre, 11 jEn qué poco tiempo Adelita y yo somos tan distintas en nuestro trato!... Se di- ria que acabamos de conocernos. Com- prendo que debo de haber estado muy an- tipatica cuando me colocaba sdlo en el jugar de profesora, ahora que soy algo asi como su hermana mayor. (Después de todo no tengo mas que veinticinco afios.) Diego pasa el dia fuera de su casa y la pobre nifia no tiene cerca sino a Marta, la vieja sirvienta que la vid nacer. Noto su ale- gria cuando lego, y se prepara para atur- dirme con un sinfin de cosas, que me dira sin coordinacion alguna, plena de im- pulsos juveniles que no puede definir. Sin embargo, hoy la noté un poco triste. —éTe pasa algo, querida? —Bueno..., como pasarme... no. Pero, ésabes? —Adelina ya me tutea—, me sien- to tan sola en casa... Antes no me pa- saba esto. Pienso que si viviera mama... Se recosté en mi hombro y sus ojos se empafiaron de repente. No hay duda de que en la nifia va despertando la mujer Tlena de ansias, con problemas que nece- sitan Ja visién de una madre. —Tontita... Una nifia no debe tener nunca tristezas... Tiene toda la vida por delante Ilena de ilusiones...; el amor le- gar& un dia, cuando menos lo pienses... Veamos, yo seré un poco tu madrecita, équieres? ae muy joven para ser mi madre, —Me miré irguiendo la cabeza. Quien sabe qué pensamientos cruzaron por su mente, y continuo—: jTu eres tan bue- na, me entiendes tanto! . Nos abrazamos con mucha emocion. A despecho del amor de su padre por otra Ja pequefia se esta encarifiando conmi- - y esto me da una egoista satisfac- Diciembre, 7 ; a llegado, porque fué que nos sorpren- Be as oe ae meee ee Ca aauUU ~UULULLIA go... y esto me da una egoista satisfac- cién. Diciembre, 7 No sé decir c6mo ha legado, porque fué de pronto, igual a la luz que nos sorpren- de en plena sombra. No podré explicarme como sobre el cielo de mi vivir cotidiano se alz6 de pronto la maravillosa estrella que crei inaleanzable: jla del amor de Diego! He tocado con las manos estremecidas un sueho hecho realidad, que me deja sin palabras y me dilata las pupilas en un gran asombro. Junto a mi dicha y en mi corazon cabe la dicha y Ja paz de Diego. Nos acercé la nifia con su intuicién de mujer y su necesidad de ternura femeni- na. Frente a mi atolondramiento de este dia Diego sonrie. —éCémo no pudiste sospechar que la mujer de quien hablaba eras tu? Me lo dice delante de Adelita, mientras ella, sentada entre nosotros; une nuestras manos sobre su falda. Nunea podré olvidar este dia ni dejar de querer esas manos de adolescente, que como un pequefio calco de lag de su padre han sellado junto con mi amor por Diego una promesa de madre para ella... { s;BUNUELOS O TORTILLA?...

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