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Unidad 19

• Las invenciones de los trabajadores

“Tal pobreza, sobre el tema de invenciones de los trabajadores mexicanos,


hace necesaria la existencia de muchas lagunas y que se susciten innumerables
dudas sobre los cuáles son en realidad los derechos de patrones en relación con
las invenciones que se producen en las empresas.”
Las invenciones de los trabajadores

En un solo artículo, en el 163, nuestra Ley Federal del trabajo, se refiere al


problema de las invenciones, al prescribir que la atribución de los derechos al
nombre y a la propiedad y explotación de las invenciones realizadas en la
empresa, se regirá por las normas siguientes:
I. El inventor tendrá derecho a que su nombre figure como autor de la
invención;
II. Cuando el trabajador se dedique a trabajos de investigación o de
perfeccionamiento de los procedimientos utilizados en la empresa, por cuenta de
ésta, la propiedad de la invención y el derecho a la explotación de la patente
corresponderán al patrón. El inventor, independientemente del salario que hubiese
percibido, tendrá derecho a una compensación complementaria, que se fijará por
convenio de las partes o por la Junta de Conciliación y Arbitraje cuando la
importancia de la invención y los beneficios que pueda reportar al patrón no
guarden proporción con el salario percibido por el inventor; y
III. En cualquier otro caso, la propiedad de la invención corresponderá a la
persona o personas que la realizaron, pero el patrón tendrá un derecho preferente,
en igualdad de circunstancias, al uso exclusivo o a la adquisición de la invención y
de las correspondientes patentes.
Tal pobreza, sobre tema tan importante, hace que necesariamente existan
muchas lagunas y se susciten innumerables dudas sobre cuáles son en realidad
los derechos de patrones y trabajadores en relación con las invenciones que se
producen en las empresas.
La teoría alemana, que es la que ha informado casi todas las legislaciones
al respecto, clasifica las invenciones de los trabajadores en tres clases:
invenciones de servicio, invenciones de empresa e invenciones libres.
Las invenciones de servicio son las que se producen por trabajadores que
han sido especialmente contratados para inventar. Son ordenadas por el patrón y
se realizan por el trabajador al que se le paga para que produzcan invenciones.
Las invenciones de empresas son las que se producen por trabajadores
que no están obligados por contrato a realizar actividades inventivas, pero que se
han llevado a cabo principalmente por las facilidades proporcionadas por la
empresa, como instalaciones, instrumentos, métodos y procedimientos.
Las invenciones libres son las que se producen por trabajadores sin el
concurso de la empresa en que laboran. Se deben a su propia iniciativa, con
elementos propios del trabajador, y resultan de actividades distintas de las que fue
contratado.
Las invenciones de servicio corresponden indudablemente al patrón. El
beneficio de las mismas es para la empresa, quien desde luego tiene el derecho a
la patente, sin obligación de compartirla con el trabajador que hubiere producido el
invento.

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En estos casos, nuestra ley previene en la fracción I del 163 que el inventor
tendrá derecho a que su nombre figure como autor de la invención, y en la fracción
II de dicho precepto, que tendrá derecho a una compensación complementaria
que se fijará por convenio de las partes o por la Junta de Conciliación y Arbitraje
cuando la importancia de la invención y los beneficios que pueda reportar al patrón
no guarden proporción con el salario percibido por el inventor.
En las invenciones de empresa, el problema se complica. Por una parte se
sostiene que deben pertenecer al patrón ya que la invención se produjo debido a
los elementos proporcionados por él. En contrario se opina que la invención debe
corresponder al trabajador, ya que la invención es el producto de su trabajo,
independientemente de que hubiere sido auxiliado por las facilidades que le
proporcionó la empresa.
Como en estas invenciones intervienen mancomunadamente el trabajador y
el estímulo y ayuda de la empresa para que se produzca la invención,
salomónicamente y en justicia se ha sostenido que ambos deben ser
copropietarios de la invención, fruto de un esfuerzo común.
La fracción III del 163 de nuestra Ley se inclinó a favor de otorgar la
propiedad de la invención al trabajador, dándole al patrón un derecho preferente,
en igualdad de circunstancias, al uso exclusivo o a la adquisición de la invención y
de las correspondientes patentes.
En el caso de las invenciones libres, no hay duda en cuanto a que la
invención corresponde, en exclusiva, al trabajador que haya logrado el invento.
En la Iniciativa de la Nueva Ley Federal del Trabajo, el artículo 163
señalaba lo siguiente:
“La atribución de los derechos al nombre y a la propiedad y explotación de
las invenciones realizadas en la empresa, se regirá por las normas siguientes:
“I. El inventor tendrá derecho a que su nombre figure como autor de la
invención.
“II. Cuando el trabajador se dedique a trabajos de investigación o de
perfeccionamiento de los procedimientos utilizados en la empresa, por cuenta de
ésta, la propiedad de la invención y el derecho a la explotación de la patente
corresponderán al patrón; pero el inventor, independientemente del salario que
hubiese percibido, tendrá derecho a una compensación complementaria que se
fijará por convenio de las partes o por la Junta de Conciliación y Arbitraje, tomando
en consideración la importancia de la invención y los beneficios que pueda
reportar al patrón.
III. En cualquier otro caso, la propiedad de la invención corresponderá a la
persona o personas que la realizaron, pero el patrón tendrá un derecho preferente,
en igualdad de circunstancias al uso exclusivo o a la adquisición de la invención y
de las correspondientes patentes.”

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Dicho precepto fue modificado y finalmente quedó como sigue: “La
atribución de los derechos al nombre y a la propiedad y explotación de las
invenciones realizadas en la empresa, se regirán por las normas siguientes:
I. El inventor tendrá derecho a que su nombre figure como autor de la
invención.
II. Cuando el trabajador se dedique a trabajos de investigación o de
perfeccionamiento de los procedimientos utilizados en la empresa por cuenta de
ésta, la propiedad de la invención y el derecho a la explotación de la patente
corresponderán al patrón. El inventor, independientemente del salario que hubiese
percibido, tendrá derecho a una compensación complementaria, que se fijará por
convenio de las partes o por la Junta de Conciliación y Arbitraje cuando la
importancia de la invención y los beneficios que pueda reportar al patrón no
guarden proporción con el salario percibido por el inventor; y
III. En cualquier otro caso la propiedad de la invención corresponderá a la
persona o personas que la realizaron, pero el patrón tendrá un derecho preferente,
en igualdad de circunstancias al uso exclusivo o a la adquisición de la invención y
de las correspondientes patentes.”
Cuando se discutió este precepto en la Cámara de Diputados, Juan Manuel
Gómez Morín, pidió que se retirara dicho artículo de la ley, aduciendo que “el
problema de las invenciones de los trabajadores, puede ser resuelto a través de
reformas que son necesarias a la Ley de la Propiedad Industrial. Sólo ahí, con
criterio técnico, podrá ser resuelto en forma adecuada”.
Criticó la fracción I de que el inventor tendrá derecho a que su nombre
figure como autor de la invención, manifestando que “ciertamente, el autor de la
invención no es el nombre, es el hombre, es el sujeto...pero aparte de esta
redacción deficiente, yo me pregunto: ¿dónde va a figurar ese nombre? ¿En el
invento mismo? El invento es algo inmaterial, es una idea, no puede figurar en él.
¿Va a figurar acaso el nombre del inventor en los objetos que se produzcan con su
invento, creando una confusión entre el nombre del inventor y los derechos del
inventor y las marcas, las marcas de fábrica o simplemente se pretende que el
nombre del inventor figure en la patente, en el título que expida el Estado y en el
que se hace constar el derecho de propiedad sobre el invento?”
El diputado Gómez Morín continuó criticando fracción por fracción el 163
mencionando y posteriormente fue refutado por el diputado Joaquín Gamboa
Pascoe quien sostuvo que “no es exacto que el artículo 163 no proteja, sea
confuso, no es cierto que favorezca a los inventores, puede perjudicar a la
industria, sale del ámbito laboral, etc., pues que dicho artículo…tiene el objeto de
proteger a los trabajadores por cuanto hace al capítulo en que realizan inventos
que producen beneficios al patrón...lo que se busca efectivamente es proteger al
trabajador que no obstante estar dedicado a trabajos de investigación o de
perfeccionamiento, realicen inventos de tal magnitud que no pueden considerarse
suficientemente retribuidos o compensados con el salario que tiene
asignado...consecuentemente nos parece que no hay ni confusión ni se perjudica
a la industria ni se pone en entredicho nada, sino que todo lo contrario, se aclaran

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y se definen circunstancias que en la práctica estamos viendo que perjudican al
trabajador”.
Una vez que se consideró suficientemente discutido el artículo en cuestión
se pasó a votación y fue aprobado por 116 votos a favor contra sólo 9 en contra.
En un excelente trabajo del señor licenciado David Rangel Medina
denominado: “Los derechos del inventor asalariado”, publicado en la Revista
Mexicana de la Propiedad Industrial y Artística, números 15-16, correspondientes
a los meses de enero-diciembre de 1970, sostiene el autor que la fracción I del
163 adolece de defectos de forma, ya que “en realidad la idea que encierra esta
parte del artículo 163 es la de conferir al inventor el derecho a ser mencionado
como tal pero no en la invención, sino en la patente...Son dos ideas distintas,
deficientemente expresadas por los redactores del artículo, quienes seguramente
han querido introducir en la legislación mexicana el expreso reconocimiento del
derecho moral del inventor...”.
Este derecho moral, nos dice Rangel Medina, fue incorporado en el
Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial por la Conferencia
de Revisión de Londres de 1934, al ser adicionado el artículo 4o. según el cual el
inventor tiene el derecho de ser mencionado como tal en la patente.
Por lo que hace a la fracción II del 163, Rangel Medina opina con razón que
tampoco fue muy feliz la redacción empleada por el legislador, ya que si nos
atuviéramos al texto literal, sólo sería aplicable a los casos en que los trabajadores
se dediquen a la investigación de procedimientos o al perfeccionamiento de los
mismos, lo cual no fue indudablemente la intención del legislador. La sana y
correcta interpretación jurídica del precepto deberá hacer extensiva su aplicación a
todos los inventos que el empleado produzca en las condiciones que la doctrina, el
derecho comparado y el mismo artículo 163 apuntan para que una invención se
considere como de servicio.
El problema se presentará cuando las partes no se pongan de acuerdo para
fijar la compensación adicional que debe cubrirse al inventor, ya que se faculta a la
Junta de Conciliación y Arbitraje para que la fije tomando en cuenta la importancia
de la invención y los beneficios que pueda reportar al patrón.
Será muy difícil precisar cuál es en realidad lo que deba pagarse al
trabajador, para evitar la desproporción que se hubiere dado con motivo de los
salarios percibidos por el inventor.
Este derecho a la compensación adicional, sólo se dará cuando la
importancia de la invención no es proporcional al salario percibido por el inventor o
cuando los beneficios que la invención pueda reportar al patrón tampoco guarden
proporción con dicho salario, nos dice Rangel Medina, por lo que es válido
sostener que dicha compensación complementaria no es un derecho que el
trabajador disfrute de modo invariable cuando realiza invenciones de servicio.
Por otra parte, ¿quién juzgará cuándo se dé dicha desproporción?
Estimamos que será el trabajador siempre y en todos los casos el que tendrá que
intentar la acción respectiva ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, la cual tendrá

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que resolver, después de haber escuchado al patrón, si efectivamente se dio tal
desproporción y además la forma y cuantía en que deberá compensarse al
inventor.
Finalmente y por lo que hace a la fracción III del 163, se introduce la
novedad de dar al patrón un derecho preferente al uso exclusivo o a la adquisición
de la invención.
Dicha preferencia es criticada por Rangel Medina ya que se estima que en
las invenciones libres el inventor tiene todos los derechos y no debe imponérseles
restricciones de ninguna clase.
El artículo 3o. de la Ley de la Propiedad Industrial al respecto dice que la
persona física que haya hecho una invención patentable tiene el derecho exclusivo
de explotarla en su provecho por sí o por otros con su permiso, derecho que se
adquiere mediante la obtención de la patente respectiva.

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