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El Descanso
El Descanso
Sueño: es un estado en el que el organismo inhibe todas las funciones que lo relacionan con el
mundo exterior, produciéndose una relajación casi completa de los músculos. Como
consecuencia de la inhibición de la actividad física muscular todos los órganos disminuyen su
rendimiento y por tanto se recuperan.
Fatiga: desequilibrio entre el nivel de actividad y el nivel de descanso. Puede interferir en los
procesos de aprendizaje y de relación social.
Los ritmos de actividad−descanso en el niño son diferentes a los del adulto y contribuyen a su
proceso de maduración y desarrollo.
Los momentos de actividad son pocos si se comparan con los momentos de descanso o sueño.
A pesar de ello, son los momentos de vigilia o actividad (alimentación, cambio de pañales,
baño, etc.) los que permiten a los bebés y adultos reforzar el vínculo afectivo que les une.
A medida que aumentan los momentos de vigilia, aumenta la actividad que realizan los bebés,
básicamente dedicada a actividades de juego.
ACTIVIDADES DE JUEGO
A través del juego los niños van construyéndose como personas y adaptándose a la realidad que
les rodea. Los objetos y los juguetes son muy importantes para estas actividades, pero además
en los momentos de juego influyen otros factores: los adultos, los compañeros, la realidad de
cada uno, la salud, el buen estado de
ánimo, etc.
Las actividades lúdicas pueden tener como objetivo el juego en sí mismo, pero también pueden
ser actividades a través de las que se trabajen diferentes aspectos como el lenguaje, la
psicomotricidad, etc.
Para los niños el movimiento físico es una necesidad ligada al crecimiento. Distintos tipos de
actividades:
PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES
Respetar los ritmos individuales: tener en cuenta las diferencias de rendimiento entre los
escolares.
Planear actividades de forma lúdica para conseguir el máximo rendimiento con el mínimo
esfuerzo.
Alimentación equilibrada
La duración adecuada de la actividad en función de las características evolutivas de los niños.
Combinar las actividades que requieran más concentración activa, memorización con otras de
interésinmediato y espontáneo, teniendo en cuenta las horas más productivas (primeras horas
de la mañana)y las menos adecuadas (primeras horas de la tarde).
Hacer pausas o momentos de relajación entre las deferentes actividades o después de una
actividad física.
SUEÑO Y DESCANSO EN LA INFANCIA
El sueño es el sistema por excelencia para recuperar energías. Supone un descanso una
modificación de la actividad de las estructuras cerebrales encargadas de la regulación y
organización de todas las funciones vitales, que les permite recargarse y desintoxicarse.
En el recién nacido el sueño ocupa unas 17 horas, distribuido en ciclos de 3 o 4 horas, regulados
por los períodos de alimentación e higiene.
A medida que crece se prolongan los períodos de vigilia y disminuyen las horas necesarias de
sueño.
Adormecimiento: desde el momento de acostarse hasta que la persona está dormida. El ritmo
se hace más lento, los músculos se relajan, aparecen los bostezos.
Sueño:
Fase 1 Adormecimiento:
Fase 2 Sueño ligero: menor nivel de consciencia. Se reacciona menos a los estímulos pero
todavía es posible despertarse con facilidad.
Fase 3. Sueño profundo: las funciones corporales se ralentizan, los músculos están relajados,
baja la temperatura y la presión sanguínea. Se está muy ausente y sólo se despierta con un
estimulo fuerte.
Fase 4. Sueño profundo e inconsciencia total. Durante esta fase la glándula pituitaria, situada
en la base del cerebro, aumenta la producción de la hormona de crecimiento, que tiene un papel
importante en la revitalización de los tejidos. Es difícil despertarse.
Recién nacidos: 16−17 horas durmiendo. Ciclos de 4 horas regulados por los períodos de
alimentación e higiene. A lo largo del día realizan muchos ciclos del sueño−vigilia (ciclo
circadiano)
A partir de los 3 meses: se van adaptando al ritmo biológico de 24 horas, Pueden dormir 4 o 5
veces durante el día y el 70 de los niños ya pueden aguantar 8 horas seguidas por la noche. La
duración de su período de actividad−vigilia es de una a dos horas.
A partir de los 3−4 años: hasta los 4 o 5 años se puede mantener la siesta, dividiendo los
períodos de actividad en dos. Las horas de sueno nocturno tienen que ser 10 o 11. En muchos
casos, coincidiendo con el inicio del parvulario, se elimina la siesta del horario infantil.
AFECTIVIDAD Y SUEÑO
El acto de dormir en la infancia está muy ligado al vínculo afectivo que se establece entre el
niño y el adulto de referencia, es decir, a la relación de apego.
Las conductas de apego de los niños van dirigidas a mantener o conseguir la proximidad con la
madre u otros adultos de referencia: dirigir la mirada, sonreír, alargar los brazos, vocalizar,
llorar, acercarse, seguir, abrazar
Los adultos deben preparar al niño para el momento de irse a dormir. El adulto debe estar atento
para preparar al niño para el sueño lo que demuestra un comportamiento de apego.
EXTÍMULOS EXTERNOS
Luz−oscuridad. Durante el día siempre entra un poco de luz, mientras que en la noche
predomina la oscuridad, esto facilita que los niños puedan diferenciar en pocas semanas entre
vigilia y sueño
Ruido−silencio. Lo mismo que con la luz, durante el día se generan ruidos, tanto dentro de casa
como fuera, que no se hace nada por mitigar. Durante la noche, en cambio, no se oyen tantos
ruidos debido a la disminución de actividades
Horarios de comidas. El desayuno se recomienda que sea a las 8 de la mañana, la comida a las
12 del mediodía, la merienda a las 4 de la tarde y la cena alrededor de las 8 de la noche.
Hábitos de sueño. Implica tanto la actitud de los padres, que deben transmitir seguridad,
tranquilidad, actitud de enseñar y conducta repetitiva, como un conjunto de objetos externos con
los que se asocie el acto de dormir, que permitan que las condiciones en las que se duerma se
puedan mantener a lo largo de la noche. El
más impotente es la cuna: el niño debe dormirse en su cuna, no en el sofá o en la hamaca.
Además los otros objetos que se le proporcionen no deben requerir la presencia del adulto, por
ejemplo, el osito, la manta, el peluche
EL SUEÑO EN LOS CENTROS DE INFANCIA
En las aulas de los niños y niñas más mayores también debe existir la posibilidad de que puedan
descansar cuando lo hesiten, habilitando un espacio retirado con colchonetas o hamacas.
En cualquier situación, el espacio debe ventilarse sea cual sea la época del año.
En los momentos de sueño diurno no es necesaria una total oscuridad pero sí cierta penumbra.
Las actividades previstas en el momento de acostarse deben ser relajadas par ayudar al tránsito
de la vigilia al sueño: cambio de pañales, leer un cuento, cantar una canción
También es importante respetar los ritos individuales (chupar algo, balancearse, tocar algún
objeto,) y desearle individualmente a cada uno un buen sueño.
Para que el momento del sueño sea placentero también es importante que el despertar lo sea, de
manera que éste sea espontáneo.
Hay elementos que pueden indicar a los niños que se acerca el momento de dormir: actividades
más relajadas, actividades de limpieza, proporcionándoles los elementos para dormir (bajar las
persianas, recoger los juguetes, preparar las colchonetas,)
Todos estos elementos predisponen a los niños y niñas a intentar conciliar el sueño, la repetición
del ritual a la hora de dormir da seguridad.
La situación de dormir ha de ser adaptada y adaptable
Es importante respetar el modo de dormirse, la cantidad de sueño que cada niño necesita y las
dificultades que pueden tener. También hay que tener en cuenta que los niños y niñas tienen que
ir adquiriendo cada vez más autonomía. La presencia de la persona adulta, las palabras
tranquilizadoras y la potenciación del deseo de
crecer y de hacerse mayor les ayudarán a avanzar en estas situaciones.
Insomnio: dificultades para irse a dormir o a la tendencia a desvelarse varias veces durante la
noche.
El insomnio se considera una disomnia, que son aquellas alteraciones que afectan a la cantidad,
la calidad y el horario del sueño. El insomnio se puede relacionar con tres tipos de
desencadenantes.
Perturbaciones orgánicas: toda afección orgánica aguda crónica, por el dolor que puede causar
o porla afectación directa de los centros nerviosos, puede provocar insomnio.
Dificultades en la adquisición del hábito de dormir: el la causa del 98% de los casos de
insomnio infantil. A menudo están relacionadas con las condiciones de la alimentación (errores
dietéticos horario estricto en las tomas, durada insuficiente de las tonas) y con las situaciones de
cambio (cambios frecuentes de las personas, cambios de ambiente, separaciones). El hábito de
dormir, como
el resto de los hábitos de autonomía relacionados con las necesidades infantiles, se tiene que
aprender, dado que no se nace sabiéndolo. La diferencia respecto a los otros hábitos es que
normalmente el de dormir se aprende de forma natural, sin que los hijos y los padres se den
cuenta.
PARASOMNIAS
Las parasomnias son fenómenos anómalos que se producen en el inicio, durante o en el umbral
del sueño y el despertar, que lo pueden interrumpir o no, pero que se centran en la alteración y
no en su efecto sobre el hecho
de dormir o despertarse.
Sonambulismo
Son episodios repetidos de una secuencia de conductas complejas que hacen que el sujeto se
levante de la cama y camine, sin que tenga conocimiento de episodio.
Estos episodios se producen en las fases 3 y 4 del sueño lento, de mera que el sujeto está
profundamente dormido. Los episodios pueden durar desde segundos a 20 minutos; mientras el
individuo se desplaza, tiene la cara pálida, la mirada fija y la motricidad es mala, aunque puede
sortear algún objeto. Puede hablar, aunque la
articulación es mala, tiene carácter de conversación y no tiene una línea lógica. Si el niño se
despertase, estaría totalmente desorientado
Pesadillas
Son despertares frecuentes en los que se tiene un recuerdo detallado del sueño, que ha sido muy
vivido, relativamente extenso y que produce miedo al niño, por lo que se despierta ansioso,
chillando y asegurando que tiene miedo.
Suelen estar más relacionados son el cansancio mental y con ansiedad. El 60% se ven
precedidas de acontecimiento vitales estresantes.
Las pesadillas se producen durante el sueño REM, siendo más frecuentes hacia el final de la
noche. Al despertarse el niño no hablar de la pesadilla, sino procurar tranquilizarlo.
Terrores nocturnos
Se dan durante el período de sueño lento, en las fases 3 y 4 (sueño profundo), durante la primera
parte de la noche. Se cauterizan por episodios repentinos de despertar brusco, que normalmente
se inician con un grito de pánico. El niño se incorpora súbitamente en la cama, con la expresión
de pánico y signo de intensa ansiedad, pupilas dilatadas, sudoración taquicardia y movimientos
repetidos. El niño no responde a los intentos tranquilizadores de los padres, no los reconoce, y
es incapaz de contactar con la realidad.
Bruxismo
Somniloquía
Consiste en hablar, gritar, reír o llorar en sueños en cualquier fase del sueño, aunque es más
habitual durante la madrugada. Al día siguiente el niño no recordará nada.
Jactatío capitis
Es un hábito motor que consiste en mover rítmicamente la cabeza sobre la almohada, algunos
niños pueden balancear todo el cuerpo. Se da al empezar a dormirse, para relajarse.
LOS RONQUIDOS
Entre el 7 y el 10% de los niños son roncadores habituales. Ante los ronquidos persistentes,
acompañados de la boca abierta y ciertas dificultades de respiración, es necesario consultar con
un especialista
MOMENTOS DE INTERVENCIÓN
El problema de separación que pueden presentar los niños y los adultos. Se ha de entender que
el niño tiene la necesidad fisiológica de sentirse seguro, de tener un ambiente que le proporcione
la fuente de afecto y de ayuda necesaria para poder crecer y desarrollarse, pero a la vez es el
adulto el que también tiene que favorecer
el proceso de separación, permitiendo al niño ganar cada vez más autonomía lo que le llevará a
ser cada vez más feliz y a estar más seguro de él mismo.
Los problemas relacionados con la adquisición del hábito de dormir propiamente dichos.
Horario: durante los tres primeros meses de vida del bebé es importante
ajustar el horario de los comidas y de los momentos de descanso al ritmo
biológico del niño, pero progresivamente el bebé tendrá que adaptar su ritmo
al ritmo biológico de las 24 horas de sueño de los adultos.
Llevar a cabo actividades que permitan a los pequeños generar una serie de
rutinas relacionadas con el momento de irse a dormir.
Mantener una serie de condiciones que faciliten la conciliación del sueño,
tanto a nivel ambiental (luz, sonido, temperatura, ambientación) como de los
objetos de transición que dan seguridad a los niños como son los ositos,
mantas, chupetes
Mantener pautas de actuación claras, dando siempre las mismas respuestas
a las demandas del niño realizadas a través del llanto.
Respetar las características individuales de cada niño, entendiendo que hay niños más
dormilones que otros.
La hora del descanso se tiene que programar y evaluar para conseguir mejorarla, para ello se
han de programar las actividades a desarrollar en tres momentos claves:
Antes de dormir: actividades cotidianas que se realizan después de las comidas, coger los
objetos que necesita para dormir, descalzarse y dejar los zapatos en su sitio, tumbarse en la
cuna, poner música relajante, bajar las persianas para dejar la habitación en penumbra, explicar
un cuento y ¡a descansar!
Durante el tiempo de descanso en el que el adulto debe estar allí, y puede ser un buen
momento ara recoger las observaciones realizadas en las diferentes actividades desarrolladas.
Después de dormir. Subir lentamente las persianas, despertar poco a poco a los niños, volver al
estadio de vigilia cada uno siguiendo su propio ritmo, recoger lo objetos de dormir, ponerse los
zapatos y volver al lavabo para hacer otro pipí.