Tema: La apelación de Moisés para conseguir la liberación de
Israel - el aumento de la opresión que soportaban - el pueblo fue obligado a fabricar ladrillos sin paja - El conflicto con Faraón - La oración de Moisés pidiendo la ayuda de Dios. En nuestro programa anterior tuvimos una introducción al Tema de las plagas que vinieron sobre Egipto. Afirmábamos que aquellas 10 plagas no llegarían de forma improvisada ni aleatoria, sino que aparecerían, una después de otra, en una sucesión ordenada de acuerdo con un propósito determinado. Por medio de esas calamidades, Dios desafiaría a los falsos dioses de Egipto y los derrotaría, demostrando al Faraón y a su pueblo, y también al pueblo de Israel, quién era El realmente, dándose así a conocer como el único y verdadero Dios, capaz de rescatar a un pueblo de su esclavitud y opresión, conduciéndolo hacia la liberación. El capítulo 5 comienza con el conflicto con Faraón y el principio de la batalla contra los falsos dioses egipcios. Leamos el versículo 1: "Después Moisés y Aarón fueron y dijeron a Faraón: Así dice el Señor, Dios de Israel: Deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto." La fiesta en el desierto constituía el primer paso hacia la libertad de los hebreos. Moisés y Aarón no se apresuraron en anunciarle a Faraón la salida de Egipto hacia la tierra prometida. Simplemente le pidieron permiso para que el pueblo saliese al desierto a adorar. Fue una forma de prepararle para la noticia que al final le anunciarían. El versículo 2, muestra la reacción del Faraón: "Pero Faraón dijo: ¿Quién es el Señor para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco al Señor, y además, no dejaré ir a Israel." La pregunta "¿Quién es el Señor?" es una pregunta muy relevante para los seres humanos en la actualidad. Porque resulta indispensable conocer al Señor para que tenga lugar una verdadera y completa liberación del pecado y sus inevitables consecuencias se opresión y esclavitud. Además, Faraón hizo las siguientes 2 declaraciones: (1) No conozco al Señor, y, (2) No tengo intención de permitir salir a Israel. Dentro de muy poco tiempo el soberano podría conocer al Dios de aquel pueblo de una manera tremenda, y tendría que dejar salir a los israelitas. Continuemos leyendo los versículos 3 al 5: "Entonces ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Déjanos ir, te rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada. Pero el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué apartáis al pueblo de sus trabajos? Volved a vuestras labores. Y añadió Faraón: Mirad, el pueblo de la tierra es ahora mucho, ¡y vosotros queréis que ellos cesen en sus labores!" Dios requiere el reconocimiento, gratitud y adoración de su pueblo; desde aquellos tiempos, a través de la historia y en la actualidad. Debe ser una reacción normal individual y del pueblo de Dios, consecuente después de haber recibido una experiencia de salvación y liberación de la esclavitud y la opresión espiritual. Moisés había mantenido reuniones con su pueblo, que estaba inquieto y deseoso de salir de Egipto. Faraón vio el problema que esta situación presentaba y su respuesta fue ordenar que regresasen a las fábricas de ladrillos. Al mismo tiempo incrementó la presión sobre el pueblo esclavo, imponiéndoles más dificultades. El próximo párrafo nos habla, precisamente, del Aumento de la opresión de Israel Leamos los versículos 6 al 8: "Aquel mismo día, dio órdenes Faraón a los capataces que estaban sobre el pueblo, y a sus jefes, diciendo: Ya no daréis, como antes, paja al pueblo para hacer ladrillos; que vayan ellos y recojan paja por sí mismos. Pero exigiréis de ellos la misma cantidad de ladrillos que hacían antes; no la disminuyáis en lo más mínimo. Porque son perezosos, por eso claman, diciendo: Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios." Faraón no debió creer en el deseo del pueblo de salir de aquella tierra y de sus ocupaciones para adorar a Dios. Quizás pensó que simplemente deseaban disfrutar de un descanso y dedujo que se trataba de una excusa para trabajar menos o abandonar su trabajo. Entonces dispuso que no se les entregase la paja que se les venía facilitando para fabricar los ladrillos exigiéndoles, al mismo tiempo, que se mantuviese la misma producción de ladrillos. Así fue que sus tareas diarias se incrementaron enormemente y fueron tratados con el máximo rigor, llegándose a una situación insostenible. Leamos los versículos 9 al 14, que describen en detalle la situación angustiosa vivida por aquel pueblo. "Recárguese el trabajo sobre estos hombres, para que estén ocupados en él y no presten atención a palabras falsas. Salieron, pues, los capataces del pueblo y sus jefes y hablaron al pueblo, diciendo: Así dice Faraón: No os daré paja. Id vosotros mismos y recoged paja donde la halléis; pero vuestra tarea no será disminuida en lo más mínimo. Entonces el pueblo se dispersó por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojos en lugar de paja. Y los capataces los apremiaban, diciendo: Acabad vuestras tareas, vuestra tarea diaria, como cuando teníais paja. Y azotaban a los jefes de los hijos de Israel que los capataces de Faraón habían puesto sobre ellos, diciéndoles: ¿Por qué no habéis terminado, ni ayer ni hoy, la cantidad de ladrillos requerida como antes?" Realmente, estos versículos nos presentan a seres humanos viviendo en una situación límite. Pasemos a leer ahora desde el versículo 15 al 21: "Entonces los jefes de los hijos de Israel fueron y clamaron a Faraón, diciendo: ¿Por qué tratas así a tus siervos? No se da paja a tus siervos, sin embargo siguen diciéndonos: Haced ladrillos. Y he aquí, tus siervos son azotados; pero la culpa es de tu pueblo. Mas él dijo: Sois perezosos, muy perezosos; por eso decís: Déjanos ir a ofrecer sacrificios al Señor. Ahora pues, id y trabajad; pero no se os dará paja, sin embargo, debéis entregar la misma cantidad de ladrillos. Los jefes de los hijos de Israel se dieron cuenta de que estaban en dificultades, cuando les dijeron: No debéis disminuir vuestra cantidad diaria de ladrillos. Y al salir de la presencia de Faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando. Y les dijeron: Mire el Señor sobre vosotros y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante los ojos de Faraón y ante los ojos de sus siervos, poniéndoles una espada en la mano para que nos maten." Vemos que se produjo una tensa situación de hostilidad en el pueblo contra Moisés y Aarón y les culparon por el aumento de la opresión y las dificultades. Ante esto, solo cabía recurrir a Dios. El último párrafo de este capítulo nos describe La oración de Moisés Leamos los versículos 22 y 23: "Entonces se volvió Moisés al Señor, y dijo: Oh Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Por qué me enviaste? Pues desde que vine a Faraón a hablar en tu nombre, él ha hecho mal a este pueblo, y tú no has hecho nada por librar a tu pueblo." Moisés estaba impaciente y se quejó a Dios; veía como una gran contradicción en el cumplimiento de su misión, bajo las instrucciones divinas, y no sólo no conseguía resultados sino que la situación del pueblo oprimido se había agravado mucho. No podía ver la totalidad del panorama, y que Dios estaba actuando lenta y pacientemente, de acuerdo con su forma natural de obrar para llevar a cabo sus propósitos y su plan. En el capítulo 6 veremos que Dios animó a Moisés y al pueblo de Israel, renovando su promesa de liberarles. Dios aun tenía mucho que enseñarles a Moisés, a los israelitas, al los egipcios y a Faraón. Comenzaremos ahora el capítulo siguiente,