Antiguo Régimen contra el que luchan: nobles que desde

su privilegiada posición filosofan o incluso luchan en las

Una sed que nunca se apaga, un hambre que no se barricadas inspirados por las nuevas corrientes de liber-
mitiga ese es, Aprendices de la Libertad, nuestro ca- tad y justicia para los pueblos.
mino y solo en la muerte hallaremos descanso.
Manifiesto Carbonario

¡A las Barricadas! es una ambientación donde se busca

recrear el espíritu de los episodios revolucionarios del
siglo XIX. Los jugadores encarnarán héroes románticos
enfrentándose a poderes totalitarios liderando a las ma-
sas en busca de la libertad.

El marco geográfico y temporal es la Europa de la prime-

ra mitad del siglo XIX. Esta época debe servirnos como
inspiración y referencia a la hora de generar materiales e
inspirar nuestras historias pero no debemos preocupar-
nos por ser rigurosos. ALB! Es una abstracción románti-
ca de esa época y no una simulación realista de los acon-
tecimientos.
Si su extracto social es variado también lo es su naciona-
lidad: exiliados polacos de la República de Cracovia,
nacionalistas italianos y alemanes, intelectuales france-
ses, utópicos ingleses, liberales españoles, decembristas
La Europa post napoleónica es un mundo en tensión: las
rusos,… ningún rincón es ajeno a los luchadores por la
grandes potencias han restaurado gobiernos reacciona-
libertad.
rios en todos y cada uno de los países pero las semillas
que la Revolución Francesa plantó, han germinado y
crecen con fuerza en la mente de muchos nuevos hom-
bres en todo el continente. Por mucho que los socialistas comiencen ya hablar de
una sociedad de trabajadores que de forma inevitable se
Nuestros protagonistas serán estos nuevos hombres. Su
organizara y empoderará, la realidad aun está muy lejos
origen es principalmente la media y pequeña burguesía:
de ser esa. Salvo en unas pocas ciudades, concentradas
estudiantes, oficiales del ejército, profesionales, pequeños
sobre todo en Inglaterra, la inmensa mayoría de la pobla-
propietarios o diletantes; pero también podemos encon-
ción son campesinos que en el mejor de los casos son
trar a campesinos que marcharon con la Vieille Garde o
indiferentes a las nuevas ideas revolucionarias cuando no
miembros del incipiente proletariado que han logrado
se alinean claramente con las fuerzas del antiguo régi-
escapar de la espiral de explotación y alcoholismo a la
men: las monarquías absolutistas y la iglesia.
que el sistema les ata. Incluso algunos son hijos de ese

1 | ¡A las Barricadas!
Ante este escenario la lucha revolucionaria se organiza al
modo de cómo se hizo en la Gran Revolución en Francia:
hermandades de hombres libres que imitan la estructura,
y en muchos casos las formas, de las antiguas logias
masónicas.
Bajo el nombre genérico de los Carbonarios se sienten
miembros de una gran hermandad revolucionaria y acu-
den allí donde las circunstancias parecen propicias para
el alzamiento. Viajan por toda Europa preparando el
terreno y allanando el camino de la emancipación reci-
biendo la solidaridad de sus compañeros allí donde llegan
y sirviendo en las tareas que se les encomiendan.
La estrategia para la insurrección está clara para nues-
tros héroes: establecer una red de hombres notables
adeptos a la causa, acumular recursos materiales y
cuando el estado este más débil comandar una acción
revolucionaria en la capital de la nación.
Son muchas las encomiendas que ocupan a los hermanos
en la consecución de este plan: filosofar en cafés llenos
de humo de tabaco, ocultar cuartillas propagandísticas
en el doble fondo de sus gabanes, eliminar agentes del
gobierno en sangrientos atentados, escoltar cargamentos
de fusiles a través de los Alpes, entrevistarse con nota-
bles en busca de apoyos,… y cuando los fuegos de la
revolución comienzan arder llevar a cabo acciones de
guerrilla, coordinar a la fuerzas sublevadas en las calles o
defender con bayoneta y fusil la libertad al pie de la ba-
rricada.
En resumen, en una partida arquetípica nuestros juga-
dores serán: Una célula de una heterogénea hermandad
de revolucionarios románticos que se embarcan en accio-
nes para avanzar en la consecución del plan revolucionario
en pos de la libertad y la justicia.
A pesar de que la revolución francesa supuso un auténti-
co terremoto que hizo temblar las bases de lo establecido
y que las botas de la Gran Arme doblegaron a todos y
cada uno de los imperios europeos, en el actual mapa de
Europa no queda ni rastro de esa hecatombe histórica.
Las potencias han restaurado gobiernos totalitarios desde
de una punta a la otra del continente: en Rusia, y sus
países vecinos, los campesinos aún viven bajo la regla
medieval de servidumbre, el Imperio Austro-Húngaro,
tras su humillación a manos de Napoleón se ha tornado
en un estado draconiano y policial donde los nacionalis-
tas son acosados sin tregua y la libertad de reunión y
prensa ha sido abolida.
Las Islas Británicas tampoco se libran de esta ola reac-
cionaria y los tibios movimientos que intentan denunciar
las horrendas condiciones de vida de los obreros son
aplacados con firmeza.
2 | ¡A las Barricadas!
Incluso en Francia, cuna de la revolución, hay un nuevo
rey que sustituye al decapitado Luis XVI y el país es
tutelado con mirada vigilante por el resto de imperios.
Aunque esto no ha evitado que muchos de los exiliados
de la reacción acaben con sus huesos en la capital fran-
cesa atraídos por los ecos de las batallas libradas en sus
estrechas calles.
Solo algunos rincones del mapa como los recién creados
Países Bajos o la Federación Suiza ofrecen un refugio
más o menos seguro para los librepensadores.
El enemigo tiene un nombre claro para los hombres de la
revolución: el Ancient Regime y las tres fuerzas que lo
sustentan: la corona, la nobleza y el clero.
Haremos un repaso de cada una de ellas y como tomarán
forma en nuestras partidas. Como hacíamos a la hora de
hablar de los personajes que llevarán nuestros jugadores
no se trata de aprenderse la lista de monarcas reinantes
en 1827 o describir las fuerzas policiales de la Baja Re-
nania, aunque seguro que las entradas correspondientes
de la wikipedia son una gran fuente de inspiración para
nuestras aventuras . Queremos ofrecer un trazo abstrac-
to y caricaturizado de las fuerzas que los narradores
puedan poner en juego de forma sencilla.
Los monarcas sirven sobre todo como un símbolo, más
que un rival con el que los protagonistas vayan a enfren-
tarse directamente. El contacto que los jugadores tenderá
a ser indirecto: su caricatura en un panfleto, las crónicas
de sus decadentes paseos por la campiña o la firma al pie
de un bando que anuncia una ejecución pública.
Recursos como los mencionados servirán para perfilar su
figura nos servirá como resumen y reflejo de la nación en
la que se desarrolle la aventura: podemos mostrar un
tirano absolutista y despiadado al estilo del zar Alejan-
dro, o un avejentado monarca dominado por la paranoia
como Francisco José o un rey de paja al estilo Borbón
francés controlado por sus ministros o las potencias
extranjeras.
Serán sus agentes de diferente poder y forma de actuar a
los que realmente podrán enfrentarse nuestros jugadores:
Ministros
Grandes protagonistas de la alta política de esta época
expresan la voluntad del monarca, o muchas veces la
suya propia. Hombres de marcada personalidad pueden
ser el eje de una aventura intentando atraer su favor o
siendo el objetivo de un complicado plan para atentar
contra ellos en una convención.
El ejército
Los gobiernos de la época no dudaban en utilizar a sus
ejércitos como fuerzas de choque para aplastar cualquier
insurrección y las capitales europeas fueron cañoneadas
en varias ocasiones por sus propias tropas.
Ya sea en una aventura ambientada en plena insurrec-
ción o en una operación de guerrilla las tropas serán un
enemigo sin rostro perfecto.
Por otro lado en sus filas los personajes pueden encon-
trar jóvenes oficiales que si se les persuade de unirse a la
causa pueden convertirse en importantes aliados
Policía secreta
Si los ejércitos se encargan de aplastar la insurrección
cuando estalla los servicios y policías secretas se encar-
gan de prevenirla antes de que prenda la mecha.
Atentan contra líderes destacados de las filas revolucio-
narias, se infiltran entre los grupo de rebeldes para ade-
lantarse a sus acciones. De incognito frecuentan cafés y
tertulias con los ojos bien abiertos o, acompañados de un
pelotón de soldados, sacan de la cama a un sospechoso
de conspiración en mitad de la noche para interrogarlo en
los sótanos del ministerio de seguridad.
Pero esta también es una época de extrañas alianzas y
circunstancialmente pueden convertirse en aliados de
nuestros héroes. Muchas veces a un gobierno le puede
interesar avivar la inestabilidad en otro territorio y utili-
zar a los carbonarios para conseguirlo.
La situación de la aristocracia Europea es dispar a lo
según su nacionalidad. En el oriente europeo aún sigue
manteniendo todos sus privilegios señoriales y rivalizan
en poder con los monarcas. En otros lugares ya antes de
la revolución se vieron relegados a un estatus privilegiado
3 | ¡A las Barricadas!
legalmente pero dependientes de la nueva burguesía o del
monarca para mantener su nivel de vida.
Siguen siendo sobre todo grandes terratenientes, recor-
demos que a pesar de la incipiente revolución industrial
el 90% de la población es campesina, pero muchos ocu-
pan puestos en la corte y el gobierno, son militares o han
invertido sus fortunas en los negocios.
Ideológicamente también su posicionamiento es muy
variado. Muchos son figuras destacadas de gobiernos de
la reacción incluso se algunos han ganado la fama de
cazadores de liberales como el Conde Kakrin ministro del
zar y feroz represor de los decembristas al mando de sus
Cosacos Blancos. Otros en cambio, sobre todo jóvenes
ilustrados de la baja nobleza han abrazado con entu-
siasmo los nuevos ideales y engrosan las filas de los
Carbonarios.
Pueden funcionar en cualquiera de los extremos mencio-
nados como entusiastas aliados o temibles rivales. Pero
también ofrecen una oportunidad perfecta para mostrar
personajes a mitad entre dos mundos o cargados de
ideales como el deber o el honor pero luchando en el
bando equivocado.
La iglesia fue la institución que más pronto sufrió los
efectos de la revolución a pesar de que el cristianismo fue
reivindicado como elemento clave para el mantenimiento
del status y orden por la Santa Alianza, el pacto de las
potencias ganadoras tras la caída de Napoleón.
La realidad es que las primeras concesiones liberales de
los gobiernos fueron en contra de la Iglesia: separación
de poder entre Estado e Iglesia, desamortización de tie-
rras, secularización de la enseñanza,… y en general su
monopolio de la moral comienza a resquebrajarse lenta-
mente.
La iglesia se ha vuelto sobre sí misma y niega con furi-
bunda vehemencia los cambios que se están producien-
do. En algunos lugares los monarcas, sobre todo los más
débiles como el francés Carlos X, apoyan este viraje reac-
cionario y refuerzan el poder de la iglesia y reivindican
sus poderes de origen divino.
La Iglesia tomará forma en la partida de muchas mane-
ras: los altos cargos que en muchas ocasiones son tam-
bién nobles que se comportan como los peores de los
aristócratas, el Pontífice como agente muy mermado en
su poder pero simbólico en las tramas diplomáticas,…
pero sobre todo se hará evidente como ideología domi-
nante sobre todo entre las masas campesinas que mu-
chas veces fueron usadas como milicias antirrevoluciona-
rias instigadas desde los altares de la iglesias.
Los Carbonarios la identifican sobre todo como el símbolo
del oscurantismo y la ignorancia que mantiene esclavos a
los pueblos.
Aparte de estos tradicionales enemigos que llenan las
portadas de los panfletos revolucionarios hay otros que
no son tan evidentes o se ocultan de forma intencionada.

Al igual que los revolucionarios han imitado las formas y

estructuras de sociedades como las logias masónicas
para actuar en la clandestinidad, en el bando de la reac-
ción también existen organizaciones similares.

Son una suerte de cara oscura de los carbonarios: al

igual que ellos suelen estar formadas por creyentes apa-
sionados, no tienen una estructura rígida como los servi-
cios policiales o el ejército, actúan a la espaldas de la ley
sin preocuparse de tribunales ni fronteras.

Como entre las fuerzas revolucionarias existen un gran

número y cada una con sus peculiaridades sobre origen,
táctica y organización. Ponemos algunos ejemplos de que
pueden servir de inspiración y animamos a que jugadores
y masters creen las suyas propias.

La Garduña
Una banda de criminales de origen español que tiene en
su punto de mira a los liberares de todo el sur europeo.
Su mayor fuerza es el secretismo y lo sangriento de sus
acciones. Sus líderes se dice que son un grupo de terra-
tenientes manchegos y la mayoría de sus agentes, dividi-
dos según su rango en capataces, matones y postulantes;
son reclutados de entre lumpen urbano de las ciudades
españolas.

El Club de York
Un grupo de grandes magnates ingleses

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