Está en la página 1de 60
ACOMPANAMIENTO TERAPEUTICO. Lo cotidiano, las tedes y sus interlocutores Gustavo Pablo Rossi °. Vy = ad z a < Pd Fr w 2 ra a — ae 4 z eS 8 4 | titulo de este libro dest inclusion det acompariante terapéutico en esa esi participa y construye su trabejo, inmer fe un sujeto con pad Psiquicos severos pueda sostenerse en su vida otidiana. El acompafiante terapéutico es un cutor para aquel a quien acompara 8, para su familia. Se explora, [uego, &: berde etre cica yo ei atn de pensar condiciones ue sustenten sus ineamient r su singular Investigacion del rol del acompafiante terapéutico, esta ‘obra resulta indispensable para quienes se formen en el tema, y para los profesionales urso terapéutleo, dinedor Docents Prot fake a Int) de ta Prictica Profesional Fundamentos fa, UBA. Ha sido autor y compilador los sobre el tema. Ha dictado 'y seminarios sobre A Carrera de Especial en Salud Mental unbién es Presi C ‘compa smiento Terapéutico de la cid Argentina Salud Mental (AASM), miembro fundad idn de Acompattantes Terapéuticos de R yy Supervisor del Equipo de AT del Hospital en Salud Mental, Hospital Es ademas miembro del Capitulo de Histo temologia de la Asoiacién de Psiquiatras lel Comité de In Revista ‘Temas de Historia de la Psiquiatria Argentina, y tiene una importante experi (Wit Ce enone] ro eee] fe} 1e) = Py z Es ? Ps & fa ° 2 yA a cs zt re < pa fe) Q ¢ ACOMPANAMIENTO TERAPEUTICG URS Teta eee ea tees cage Acompafiamiento terapéutico Lo cotidiano, las redes y sus interlocutores Gustavo Pablo Rossi Incluye articulos de: Osvaldo Delgado Daniel Matusevich Carolina Vairo Martin Ruiz Rossi, Gustavo Acompaflamiento terapéutico : lo cotidia- no, las redes y sus interlocutores, - 1a ed. - Buenos Aires : Polemos, 2007, 224 p. ; 28x15 am. ISBN 978-987-9165.84.9, 1. Peiquiatrfa, 2. Acompatia DD 616.89 to Terapéutico. I. Titalo 1° wmici6s Pouzwos, BusNos Aires, 2007. © de esta edicon Eorronia. Potzwos S.A Moreno 1785, 5° piso, 1008 - Buenos Aires, Argentina snav.editoriapolemos.com edtorial@polemos.comar Hecho el depésito que marea Ia ey 11.798 ISBN: 978-087-9165-84-8, Probibida su reproducién total o parcial Desechos reservados Ante de tapa: Gaby Messuti Composici6n y armado: Ana Uranga B. fndi¢e R$ Prélogo Juan Carlos Stagnaro Introduccion Lo cotidiano y sus interlocutores. PRIMERA PARTE Capitulo 1 Historia y desarrollos del Acompafamiento Terapéutico. Capitulo 2... Caracteristicas de In préetiea: fneiones encuadre, restricciones. Capitulo 8. eae La construccién del caso en el Acompaitamiento ‘Terapéutico. Indicaciones. Capitulo 4, : Tnstancias de tabgjo en relacién al proyecto de tratamiento, ‘SEGUNDA PARTE Capieuto 6. 7 89 Sus articulaciones con el dispositive psicoanalitice. ‘Téctica, ‘estrategia y politica, Capituto 6. sme OT El sujeto en el Acompafamiento y la euestign de la transferencia. Las presencias terapéuticas, entre lo publico y lo intimo. Q SY J¥ ®Y PR (9 XO MQ AO NQ 39 SI {pn [a jn ze x “0 gg gus og sg g+s)ees stn 6 Gusto PabioRees Capftulo 7, El acompasiamiento terapéutico con nifios y adolescentes. Capitulo 8, Acompafamiento terapéutico en la internacion psiquidtrics. Daniel Matusevich Capitulo 9 ‘Acompaiiamiento Terapéutico en la Vejee. Carolina Vairo, Martin Ruiz, Daniel Matuscvich 178 Capfealo 10. Acompaiiamiento Terapéutico y Poiticas en Salud Mental. ‘Una Red que no sea anor Bibliografia.. 215 Dadicatorias Para Caetano, Facundo y Ana Laure, or st amor, su fernura, su estinuto, su paciencia, aconipaiiamientos esenciaies para esta escritura. A la memoria de mis padres, maestros en aquella cotdienetdad, Prélogo E] Acompafiamiento Terapéutico (AT), una creacién axgentin: forma parte del horizonte actual de los tratamientos en Salud Mei taly su efectividad es evidente. Sin embargo, sus Fundamentos, sus indicaciones y su técnica son temas en constante evolueidn, Fs por ello que este libro tiene una alta pertinencia. Gustavo Rossi posee una vasta experiencia précica Y te6ricay ha hecho contribuciones anteriores que dfincieron el trax bajo del acompatamiento terapéatico a través de miiltiples actividae des docentes, ponencias presentadas a congresos de la especialidad, articulos y libros. Esa profusa actividad trascendio las fronteras de ‘nuestvo palsy hia encontrado eco en profesionales de América Latina {y Espasa ampliando la infuencia de la produccién local en e tema, La Primera Parte del texto se iniciacon una necesariaexploracion dela historia y los desarrollos del AT Rossi entiende, y es indudable, {que los movimientos politico-sociales y las prcticas alternativas en Sal Mental en la Argentina de los aios 60, ravievon una inciden cia determinante en el surgimiento de ese nuevo recurso, que luego se extendi en el sistema de Salud Mental yen la Educacion Espe- dal, hasta alcanzar una inscripcién zetual en el Ambito académico raurés de cursos y materia dictados en Facultades de Psicologfa ¢ tituciones ecucativas piblicas y privadas. Los capitulos siguientes introcucen las nociones propias al que- hacer especifico del AT. El autor vuelea desde alli un conjunto con- ‘ceptual que constituye un momento central del libro, Se pasa revista a las modalidades de inclusién del AT en los Sistemas de Salud, la utilidad del mismo para sostener la continuidad en los programas terapéuticos interdisciplinarios, su indicacion de acuerdo a cada pa cente y sus circunstancias, la evaluacién y respuesta alos pedidos de teste recurso, Ins formas de abordaje y las caracteristicas del encua- de, la relacién del acompaiamiento con la familia, las vicisieudes del trabajo en equipo, las particularidades de la tarea de coordina- 10/ Gustavo PabioRaes cig y supervision y los finales del acompatiamiento, comentando con viftetas clinicas las nociones presentadas. La Segunda Parte, da cuenta de las articulaciones del AT con el dispositivo psicoanalitico, estudiando, ent otros muchos e impor- tantes tepicos, la cuestidn de la cemanda y la twransferencia. En su- portable, y con la cual lidiamos en el escenario del AT. earpatamentterapéaico/13 Porque lo cotidiano es donde el acompafiante terapéutico se in- cluye, porque propone un trabajo terapéutico en esa escena en la que participa y construye cada dia, es que pensé su valor para el titulo de este libro, Se trata de interlocutores de lo cotidiano: es el ‘¢ompafiante terapéutico en su préctica un interlocutor para aquel a quien acompafia, a veces también para su familia. Ademés, este libro apuesta a la interlocucién con otras Iecturas, otras miradas, ‘otras disciplinas que aporten sus ideas a la hora de ubicarnos ante las distintas dimensiones de lo cotidiano. 2. Los interlocutores cualquier casa puede concntars on una plabra extendere en il ay ue encontrar la contidad excl qu rs Picn ae cada palabro tiene mil onder es unas nadie wo mln coma cover dal tien ls preones se vat desgasiando como tnploscbendonadce en Ta ela (César Feenandez Moreno! Este cs un libro pensado -al menos- en dos perspectivas, y en tal caso privilegiando dos interlocutores. ‘Una Primera Parte destinada, prineipslments, a quienes te acer can de mancra inicial a este tema, en Argentina y en otros pafses, Se ubican las coordenadas basicas de esta actividad, de una manera que trata de ser innovadora a la vez que sencilla, considerando las expe- riencias y sus conceptualizaciones, que han ido creciendo en cantidad y calidad, particularmente en los dltimos aos. El interlocutor primordial de este segmento seré el lector que se aproxima a la temética, estudiantes interesados en una ensefanza que les aide a llevar adelante esta tarea, profesionales dei campo de la Salod Mental que estan previendo indir Acompatiamiento para sus pacientes o en ls instuciones en las cuales trabajan, Claro que para los mismos interlocutores sera de wtilidad la Se sgunda Parte, aunque se les sumarén -espero- aquellos que ya estén ‘wabajando con acompafiamientos, que han tenido alguna elabo- raci6n al respecto, asi como psiquiatras, psicdlogos y psicoanali tas que les interese este espacio de “borde” en que se desarrolla la lfnica del acompatiamiento terapéutico, en el tratamiento de los “nuevos nombres" del sintoma ante el malestaren Ja cultura actual Y estén abiertos a una reflexion sobre la complejidad de la pr 14. Gave Pato Rost con ciertos pacientes, con dispositivos heterodoxos, y en situaciones limite, de crisis 0 urgencias subjerivas, En la Segunda Parte se profundizan probleméticas con las que nae to de dar testimonio de una préctica que “me acompaiia” desde hace ‘unos 20 atios, para aportara sus fundamentos tebrico-clinicos. Incluyo especialmente apuntes y vietas sungidas de Ia tarea del acompaiiante terapéutico, de su coortinacién y supervisi6n con wn abordaje en equi- ppo. ¥ del quehacer con casos en que indlico acompatiamiento terapéu- (ico para paciemes que se encuentran en tratamiento conmigo. ‘Trato ademés de aportar a la elaboracion ele una praxis all don- de la cotidianeidad resulta insostenible sin el apoyo de recursos in- terdisciplinarios, motivo por el cual se incluyen temas diversos que ‘nos permitan plantear cémo trabajar en situaciones donde e! lazo social aparece en conflicto, y donde la cronificacién fe dejando sus Iuellas, 0 empieza a inscribirlas, haciendo indispensable un trabajo fen red, que traspasa el consultorio y el esquema institucional No se trata de abocarnos a clasificaciones nosograficas, de las cuales a veces se desprendien *técnicas” cerradlas y procedimientos generales ‘para la préctica, pero sf de pensar cuestiones de la tética del acompa- ‘ante terapéutico, no exento de una estrategia y una politica, haciendo: je en la singularidad, en el caso por caso. Los capftulos estén conformados por apuntes surgidos del trabajo lino, algunos mediante la reformulacién de presentaciones o charias cen seminatios y congresos, la mayoria con temas no abordados hasta ahora. En algunas secciones se mantiene un estilo de redaccién que tie ne la impronta de las clases orales, en tanto lo considero mids fecundo para el desarrollo de Jos temas que se trabajan. Comenzando por la presentacién de un marco general, con definiciones y puntos prefimi- hares, pensaremos luego sobre el Acompariamiento Terapéutica ss tentado desde una estrategia psicoanalitica, ‘También se publican articulos de diferentes interlocutores, con otientaciones te6rico-clinicas que nos abren a lineas de pensamien- to cuyo aporte al lugar del acompafante terapéutico quedara para el debate y para e! trabajo de articulacién, Er libro apuesta asi a entrelazar la particularidad de interlocuto- res con los cuales el espacio del AT se amplia conceptualmente, tra- yendo interrogantes donde hay mucho por construir a‘, en lo que hhace a su especificidad. Podria hablarse también de intersecciones, con temas que lleva al AT hacia puntos de tensién y lo acerca a dis- cursos que exceden su prictica, pero a la vez lo incluyen en campos elinicos y sociales complejos. La interseccién es definida como un scompeRsmlentoterptuic/ 15 grupo de elementos que son comunes 2 dos conjuntos. Un punto en ‘comitin entre cos lineas que se cortan. Ente esos elementos debemos también incluir las expresiones de la cultura, desde las miradas populares de una comunidad hasta su poesia, asf como las manifestaciones cientificas que tenemos en este tiempo sobre aquello llamado Jocura, en Ia infancia y la adoles cencia, en la vida adulta y en la vejer. En este recorvido veremos qué puntos en comsin, qué conjuntos, qué des conceptuales padremos armar, y qué lineas divisorias yan a establecerse en estas intersecciones disciplinarias. Suele tabi arse el tema en términos de interdisciplina. Como verdn, el prefijo “inter” se reintroduce desde varios lados. ¥ no es casual: inter signifi ca“en medio de", “ene varios", lo eval es interesante para pensar cl Acompaiiamiento Terapéutico, ligado acertadamente por O. Delga. do al terreno de la “clinica entre varias”, En consonanca con Te anteioy mi intencin es evita a extre polacién de conceptos cuya validez requieren de un determinaco contexto. No resulta pertinente desarrollar t6picos del psicoandlisis silos misinos no pueden articularse adecuadamente para car cuenta de lo particular de este recurso. Lo mismo podria decirse de con- ceptos de la psiquiatsfa y la psicologta clinica Por esto, se trata de interlocuciones que nos llevan a reflexiones para sustentar una préctica y sostener una posicién que deja de lado la ingenuidad, pero también la infawacién en que se cae cuando se asimila el acompafiante terapéutico al analista, sin mds, levando a confusiones e intervenciones iatrogénicas en este campo. Aungue Ia intencién original de un autor siempre es superada y resignificnda por los lectores de acuerdo a sus inguietades, a sus co- nocimientos, a su experiencia, etc., espero la indulgencia del lector “especializado” ante esta busqueda de simplicdad en algunos temas tan complejos, asl como espero sostener su interés y generar alg interrogacién ante temas cuya connotacién de “sencillez" y “cotidia- neidad’ ha impedide muchas veces la valoraci6n de las coordenaclas en que se desarrolla esta practica. Tanto en el aspecto clinico como en su dimension comunitaria, serd un recurso atin novedoso si contamos ‘con sit aplicacién de manera precisa: esto es, en algunos momentos de un watamiento, en ciertos casos y ante determinadas situaciones, Finalmente, es necesario conceptuar el AT no simplemente como tan recurso téenico, una herramienta aséptica en cuanto al marco teérico y politice-social, sino en una dimensién mas amplia, que ‘nos permite repensar las condiciones cle los tratamientos en Salud 48 / Gustav Pablo Rees Mental, las vedes soctales y la politica que se pone en juego en este campo, ast como la idea de cura o el proyecto terapéistica desde el nal se trabaje un caso, Es decir: Ia clinica que podemos sustentar con numerosos pacientes de dificil abordaje, con aquel que no re- sulta “asimilable" al dispositivo psicoaralitico elisico, ni es el que ega pacientemente al consultorio del psicSlogo o el psiquiatra, 2x. ‘ediendo incluso Ia asistencia institucional psiquistrica, Quiero agradecer especialmente a Ana Laura Robiglio por la in- terlocucién cotidiana, en las ideas que me ayudaron a dar forma a la Construccién de este libro, y por su trabajo de lectura inteligemte y Perseverante de los concepios y textos preliminares. También agra dezco el estfmulo, las sugerencias y los comentarios de Juan Carlos Stagnato, Daniel Matusevich, y Rosa Dalesio, asf como expreso mi {gratitud con los colegas docentes y acompafiantes verapéuticos con quienes mantuve estos aios una productiva interlocucién en dis- Luntos espacios colectivos.® Y a los autores que aceptayon la inwvitas ci6n a publicar en este texto: Osvaldo Delgado, Daniel Matusevich, Carolina Vairo, Martin Ruiz, con quienes he compartido ambitos asistenciales y acaclémicos, que de manera diversa sc expresan en sus presentaciones, alas cuales valoro particularmente, en este hori zonte de wabajo en comin. Notas eee eee * Remandez Moreno, G; La vida banal, en drgeatva hasta la muerte, Bs. Aa, Bd. Cento Bator de América Latina, 1982 = Biblioteca de Consulta Microsofi@ Encitia® 2008, * Enelibrolasbrevianura‘AT” ser tilizads para referimosa Acompaiamiento Terapéutico, y fa sigla “at” (con mindscula) /neompatante 0 “als” para acompaftante terapéutico y acompafiantes terapéuticesrespectivamente * Op, Git, "Las palabras, * Con muchos de los cuales partcipamos em la organizacion y el desatzotlo de tos Gongresos Argentinos de AI (el Primero en 1994, el Cuarto se hizo en aio 2005), en el Primero y Segundo Tbereemericano (en Argentina y et Brasil respectivamente), asi como en Jomadas, Encuenttosy Semination en 1a intercambio con profesionales del pais el extranjro de Brasil, Uruguay, hile, México, Per, Fspats, entre otros. Primera parte Capitulo 4 Historia y desarrollos del Acompafiamiento Terapéutico En este primer capftulo analizaremos las condiciones en las cua- les se establecié la préctica del acompafiamiento terapéutico (AT) cen sus comienzos y las variables que marcaron su desarrollo. Sera unt punto de partida para avanzar en los temas del libro y en las pre- _gumtas que atin sigue generando Ia clinica en que se inserta et AT Desde esta historia del Acompaitamiento Terapéutico Ia pro- puesta es abordar las coordenadas que cuvieron sus comienzos, para pensar su incidencia en ei presente. Y esto no es inocente. Toda lectura es culpable, decia hace ya décadas Althusser, Y hacer esta 1¢- vision implica tomar partido, ademas, respecto de sus posibilidades de consolidacién y sus perspectivas futuras en Ta articulacién con los diversoe proyectos terapéuticos y las polticas ex Salud Metal ‘También es ubicar su desarrollo en el marco de un sistema de salud, de una concepcidn de la enfermedad y la salud mental, ¢ in- cuidedo del parent Prive. Algwnas mflxionshictveas, 63-73, Madrid, AEN, 2006, Bonnafé, 1 (1960), citado en Huertas, R,, Madea ashencaly nidade det pacientepigitrce. Aguas reflesones histrias, 69-78, Madi, AEN, 2006, Sechchaye, Ms La Reaisci Sinbéica -Diavo dena Eequizfrévice, México, Ed. Fondo de Cultura Econésmics, 1973 (ed, en castellano), Dorfman Lemes; Bz Nuevo modo de investigar en psiquiatsia: acompafiamiento verapéutico, En Revita Adda Psiguidbiea 9 Pacoigin de Arica Latina, Bs. As, 30, 1984, )Q 10 20 80 $Q #0 ¥ dy OY RY Wy ‘Ty AQ +O +e e oF 38 / Gustavo Palo Ross Carpintero, E; Wainer, A Lat hulls dela Memoria; Pcoandiey Salud ‘Mental en ta argentina de ies at "603 “70. Toros y I. Buenos Aires Ed ‘Topia, 2004. '* Gampintero, E; Vainer, As Los cambios socilesy culturales en fa década del sesenta y el auge del psicoandliss en Ia Argentina; en Revise Topi. ‘wontopia.comar Carpintero, E.; Vane, As La historia de a desaporcde Federation Argentina dd Paiquatas (PAP), ex Topo: wosctapiacom ax ‘Argentina se earacteriz6 por las crisis persistentes en todos los 6rdenes pltico, econémico, socal y cultural. #1 conjunto de la sociedad vvié con ‘mayor © menor intensidad y con posciones cntadictoias,huelgas,golpes (Ge esta, comnidas econSinicas,slzamientosciviles, seeuestos, wes nos politicos, etc. Esto tend su punto mis feroe en In dictadura militar que llega a imponer un proyecto econémico-paltic con el golpe de 1976, Canpintero, E; Vaines, A; Obra ctada en Topi, wonetopia.com.a, Sivectesfuersoporaocederaloque podemosirrescatand del clvido, aquellos hechos y experiencias que por momentos not reaultan socprendentes, que ‘patcieran haber desgarcide como produto dea dictadura militar que toms 1 poder en 1976, Afortanadamente vemos que existen quienes mediante reseatey su valoracién permiten una redimensin para el presente de ai la ‘sascendencia del trabajo dela Revista Topi, que sitaba ates Karas de Mauer, 8, y Remialy, S Acompatantr traptces » pacientes Psicdicat. Bs As. BA. Tie, 1985, Kuras de Mauer Sy Resnizly, S, lcompatianterlrapéutie, actelicacén dca elie, Das Am ES. Leta Vives 2004. P47 * Op.cit:R 111-2, © ‘Segin reconocen Kuras de Mauer S.y Resnichy, 8. 2004), p, 22 Algo de esto ser retomatdo es las capitilos siguientes, Rossi, Gy otros (1997) * A, Donghi es ademés tiular de la Prictca Profesional “Variantes en Ja Consslta Ambulatoria’, de la Facultad de Psicologia UBA, trabajando sctiamente en el tratamiento de adiecones, En comanicacén personal (2008) sobre esta euestion, refiee ademes que “ahora en el nuevo milenio Yeiomé el tema, cuando inauguré un Centro de Dia en patologtas del consumo, donde organizo dlspositvas de internacién dotncliaria para pacientes adicos, ya portefos, con acompaftantes terapéuticos, com tn aravesainiento dstinto por ests dos décadas de avances en el tema” ‘Aunque esd claro que todavia hoy queda mucho por hacer al respecto. % Bo: Rossi, G.y otros (1997), * Donghi, A. El acompatianteterapéutio: una aprosimacion teérica, en Fes. datualided Pcolégica, aio V, 49, Bs. As, septiembre de 1979, % Estas ideas Ins tomo centralmente de desarollos de J.C. Saguaro, cuando estudia la construccién de una mais dicplinar en la psiquiatra Aagentin, en 94 localizacion como especalidad, en el thtime euaito del sigho XIX | : i companion tereéatco/38 (Otro aporte es el de H. Vezzet, que ubice como parte de Ia contitacion del complejo tenoligico de aboréaje dea locura, tres variables, que seconectan:10 referido alas insitucone xecfas, al sien tbc, ya capa profonal. Estas variables han comenzada a establecerse, con osclaciones de acuerdo al pats, provincia oregién en que nos contremos, é Ricbloges que a su ver generalmente en cindades como Buenos Aires ‘wabajat ad-honorem por muchos afcs, sumentando el despropéxito de ‘Movimiento Social de Desmanicomializacigny Tansformacién Lasituciona, SAS Manifesto ato 2006, Capitulo 2 Las palabras son iloossuicidas perecen al tocar su objetivo cuando se lege at limite slo hay una forma de hablar Ta metéfora decir que wna cosa es os con el tonite todas tas cosas son otras (César Fernandez Moreno, cen Angontin esta la were Caracteristicas de la préctica:funciones habituales, pos restricciones fades y En este capitulo consideraremos ftems introductorios, que no de- jan de tener relevancia para pensar esta funcién y para ira definicio- “nes operations de su campo laboral. Partiemos de ideas bésicas acerca de qué es el Acompaftamiento terapéutico (AT), en especial para aquellos que iecién se aproximan a sia préctica, y para quienes desconocen su utiizaci6n. Pero también para los profesionales del ambito de la Salud que estardn mas al tanto de la misma-, para establecer algunas definiciones y lineamientos pri- rmordiales que permitan explicitar um lenguaje en comén, Desde abt ubicaremos lo que llamo la situacin de AT: cuando se solicit, c6mo se ‘a configurando este espacio en um tratamiento, cules son las coorde- naclas centrales para indicatlo y poder sostener esta préctica Una acotacién previa: aunque abordaremos temas de la “téeni- a”, de las cuestiones empiicas, o aspectos que hacen a la ldcica del acompaiiante, cabe destacar que este abordaje no carece de teor'a, de fundamento conceptual. Inclusiones en un tratamiento lacompafiamiento terapéutico, con y sin el psicoandiisis For el desarrollo que tuvo, consignemos que el AT puede plan- tearse dese miliplesesaulasteérico-ctinicas, yen relaciOn.a diferentes contencin con paces con steag sua, eneltereno dl conta de tins, dl ltl cao del atmo des trast dl cout liner, abn yi Sirve decir que ayuda a sali dl “Borda” y también a hacer mas habitable el “mientras tanto” ée la internacién, ademas de evtar en nuchos casos el efecto segregacionista de evonificacidn: de ka institu cin psiquidtrica En ste punto el AT; tiene lo que lamamos un bone cont lo social, una dimensin puta ene reno soil ungue como djmos iferencia del trabajador social, o de la tarea que puede a veces Hacer un edocador eel paral incon Sod coat de tun paciente. Frecsimente una de ls vertone sprofindizar en cuanto ala ttlidad del AT es Ia cuestén del fazo seca su valovacion para la Tamada “reinserci6n” social del paciente. En realidad seri mejor omar ena rinse como murs ipl vain {eTazos diferentes con su comunidad y con su entomo, ya que el paciente, encerrado en su ambiente familiar o en la institucién psi guidtrica, no esté fuera de lo social’, esto es, no deja de estar en “instituciones” sociales, sobre las cuales hay atin mucho por trabajar en cuanto a promover la integraci6n de la locura. EL AT aporta a esa red tendiente a evitar la cronificacién, ef aisla- tens retula erinente, taba pts qe el pacene continde en su medio habitual y no pierda sus actividades y sus vinculos, hin exe epaciodebnten que elias ve, hizo que no tle cies el ator conceptual qu fi een por su eeaca ea cn iho gtr alg eric sno tomar cn conta nego sument, sy supers su naacion tonin eaateia de aamieno dl profesnel que om Destacatnos queen Agen y en rai el AT se ha io ner tando ends verison el Siem de Salud anc ene sitemap Eloy de obrssocals aga como en el stern pind aunque eso ita mucho ce estar a altar de lo eperole. Se generan Sri xi ian problems nivel cl come pare del equipo terapenc, a comp Teeonoimiento de ss Honora en el nomencladosy ena nace Prevaciones de stoma de saa Gustavo Fale Rossi Las polttcis en Salud Mental (tema que retomaremes) tampoco 4o toman en cuenta como wn recurso para su planificacion, aunque esto sucede asi con wna importance cantidad (y calidad) de recut. sosy hesramientas que seria necesarioreatagorzaren el diseho y la implementacién de las polticas en salud mental. En especial lo re. ferente al trabajo en red, al trabajo interdisciplinario tendiente a la esintitucionalizacién, al tratamiento desde un sistema ambulatorie pero con un sostén desde los recursos cotidianos econdmico-socis, les. Com una concepcién que apele a lo comunitatio al sostener en Primera instancia lc derechos del paciente come ciudadano, lo cual nos Hleva ala defensa de los derechos humanas como priosidad en ls pol ticas en este campo, en tanto estamos hablando de tna concepelén donde lo no segregativo sea central En este marco es imporiante seialar lo que llamamos hace tiempo “hiatos” en la continuidad terapéutica, en tanto rupttra en la continued dele alencion ue sete brinda a vn paciente,y cSmo el AT tiene un kugar de relevancia all, aunque esto podria sistematizarse mas, En especial, hemos hablado del traycto existente entre la salida dle una internacién psiquidtrica y la vuelta al hogar, donde muchas ‘eees no se ponderan los elementos objtivos necosarios para que ermanezca all, ni aspecios cle la subjetividad del paciente que se pone en juego en exe momento, ni ls eventuales ansiedadtes far Hares. A veces, esa salida implica que de un entorno de ‘instincon total’, donde su atencién era intensva, de 24 hs. se pasa a cero, 0 cercano a nada en la asistencia diva, y hasta semana, Como dice J. C. Stagnaro, el paciente “se puede encontrar de repente con un ‘an vacto y con una familia (generalmente de una gran implica, cin afectiva) que nuevamente entra en contficto con ély la fica sallda que le queda es remontar nuevamente las etapas de recussos {erapéuticos hacia el método més totalizador, que es volver a queda intemado, Hay que proveerle entonces una gradaciGn de recursos y 1 acompafiante terapéutico puecte jugar, en cada tna de estas etm. as, un lugar importante para faciizarlas, para permitirel pasaje de ‘woas a otras, Puede jugar allf un vol terapéutico de bisagen y ser el Puente en cada cambio de etapa” ‘Veamos un ejemplo: “Un paciente con una cisis psicétiea, bene- ficiario de una obra social que no tiene coberuura de hospitalizacign, entonees va a internarse en un hospital piblico. Alii pasa 15 6 20 as, se compensa, lo medican, y le dan el alta. El médico del hospital ‘que sabe queva a tener una lista de espera languisima en consultorios E F E ‘Aeompafamleto terepéuen 49 externos y que no tiene hospital de dia, le aconseja a la familia que si tiene obra social averigite si ésta cuenta con hospital de dia, y si es asi, le escribe a um colega del mismo todo lo que pas6 y la medicacién in dicada y deriva al paciente. La familia va ala elinicay le dicen que no tdenen plazas libres en el hospital de dfa en esos momentos y que re ign van a poder recibir al paciente dentro de quince dfas. El paciente vuelve a la cass, el momento de la reorganizacién es un momento dlifiilisimo y en ese perfodo se descompensa de nuevo y vuelve al hospital. Supongamos que lo recbieron en el hospital de dia, pero.a Ja salida det mismo le informan que no tienen tumos pata consulta externa y que se termin6 la prestacién de la obra social y entonces ‘denen que salira buscar un terapeuta en el medio privacto"! Se trata de evitar esos “halos terapéutices", los intervalos en beg ‘cuales queda suspendida la necesaria cantinuidad terapéutica, Este es un tema de politicas en salud, de mayor cantidad y cali > dad de los hospitales de dfa, 0 de hospitales de noche o residencias para determinados casos en que ese momento se hace especiaimen- _- tReritico si ranscurre en su hogar. La atsncién ambulatoria con AT permite otro abordaje respecto de la vida diaria del paciente, sus ansiedades a la salida de la im. ‘emeciGu, su malestar ante la ausencia de actividades y proyectos, ‘4c. La propuesta tendiente a la reinsercién socio-laboral y la inset E- ¢i6n educativa, también tiene importancia en esa continuidad de un Proyecto terapéutico posterior a la crisis o a la internaci6n. ¥ aqui también se ve el valor del AT. Lacontinuidad de culdados en Salud Mental En Espatia, como ya mencioné anteiormente, adquiré gran int portancia lo atinente a la “continuidad de euidador, bajo tn ss | ema de salud diferente y con un desarzllo cada vez mayor ene] ‘ampo de ia Salud Mena; aunque también se ha venido wfizando "28 cuidados paliativos con enfermedades terminales, entre otras problernticas ce las politica snitaras, Resulta interesante pensar también en relacién a esos desaro- Yes el lugar del acompastamiento terapéutico, como una istacla E tendiente a facilar la arculacion tanto entre nivelesalstencines como cn la interaccién de diferentes sectores o émbitos instinions: Jes (ahi, justcia, Edueacién, Trabajo, etc), 2 partir de un vincilo / pertonalizado Y que posblta esa necesaria continuidad en loscal. Ta Wisid ddd dddddddd d6daed as 4 50 / Gustave Pablo Rost ‘Aeompatanionawrepbtio 84 dados que requiere un paciente en un abordaje transversal en Salucl ‘Guencias que pueden tener determinadas cuestiones que ‘Mental, esto es, entre los distintos sectores intervinientes, ‘ones que se pawtan en. ‘inicio de un tratamiento, para el desarrollo del mismo A manera de sintesis, en un libro sustancial recientemente publi- _cado, se sefiala que “al hablar de continuidad de cuidados no nos referimos exclusivamente a la red éxistente en el mismo sistema de ‘aencién, en este caso el sanitario. Por continuidad de cuidados en salud mental y especialmente referido a la atencién a las personas on trastornos mentale severos y secuelas crénicas hemos de enten- } der entramado de recursos ¢ instituciones, siuaclos en contextos 6 sistemas oxganizatvos diferentes y todos ellos necesarios pata ga- rantizar en la mayor medida las actividades de cura y cidado 0 de tratamiento y trato™. ¥ en (érminos que nos acerca a la experiencia del AT, los autoves explican que “en el desaszollo de la atencién comunitaria a personas con un trastorno mental puede tener mas efectos terapéuticos el vinculo el vinculoy el buen trato de una tra. bajadora familiar con frecuencia fieexente en el domicitio, que la con frecuencia esporsidica atenciOn de los especalstas sanitatios" ‘Lo ms razonable, dicen, es la combinacién adecuada de las dist ‘as intervenciones, sociales, psicolgias y farmacologicas. Catéstrofes: 1a de uno, la de muchos, a de todos terion: etfs scales, de M,Benyakax* Dagens, orgu en mucho isos se ata de pensar eos ogra ne tematic A par ls ituacone de alr Feu no dependcn de un seens acc ", como una guerra, un Péutco se ulizé en el conjunto ce una red sanitatia, de asistencis E ADE) Por ejemplo en inundacianes que dejaron pusblos devasta fo Lo de aatéstofis, aunque esté usado en el aan ; lo en cl texto en un sentido ‘Sipecifico de algo disrupt desde un suceso social, un desastie naz {uFal, un entorno amenazante, lo enfoco aca de una manert tnis esttingida: esto es en términos de tn sujeto. €Y cOmo ne hae At hablar del concepto de red volveremos sobre el tema en el capitulo sobre politicas en salud mental 20ué es el encuadre en un acompafiamlento terapéutico? Del divan alacalle lL impulso que lve al imtento de la agresion desmedida, al consume de suoanene ree errumbe: Como no hablar de catastote,¥ hasta dearonce eae [8 nos tevioeal lect qu eo ane oe eeu sujeto, sino también en el entorno familian a © Bl encuadse, dice Benyakar rs ia . ; respecto de mu experiencia, “consis 16 sobre todo en el tipo de relacién particular” ne establecieron los Cémo pensar el enctadre en una situacién tan especial, an diver 4, con numerosas variables, contextos fisicos, con escenatios y perso zas que cambian en cl entorno y coordenadas tan distintas en juego? No abundavé en definiciones sobre qué signin el encuadie en un tratamiento psicoterapéutico, tema sobte el que hay mucho escto. ‘También se ha escrito y debatido ampliamente en relacién a qué significa el encuadre en el dispostivo psicoanalitico, generando este ‘ema arguinentos conceptuales contrapuestos, en cuyas extremoscs- &én, por un lado, quienes no le dan velevaneia a pensarlo pautatl, ypor otto aquellos que intentan darle un valor de regl, de powta fj, hhasta llegar asf a formulaciones ronundamente estandarizadas, Este tema seré vetomado en los présximos capitalos. 9, personal e inter- ina elasticidad del encuaclee ‘su complejidad, Otz0 ejemplo Sue conecta esto con la emétin del AT lo aporta Ups feta clinica sobre un episodio que sucedié en el trabaje con pct Equipo de AT que coordino, mientras lefa casualmente (i). ‘bro sobre la atencién en catdstrofes. Hasta m Pero pensemos ahora algunas ideas para quienes se aproximan ala prictica del AT, para contar con alguna rfexién sobre las conse: \e permiti6 resiznifenrin e(rle(ar (CCC 1 COCOCEC EOC OLE CE COLE Cia ag ( i I 52 / Gusto Pablo Rass Acompaiamion epéice/58 para nuestro tema, Sintticamente: se trata de un paciente con el cul se habfa estado realizando un acompaiamiento, hacia aproximade- mente un atio, luego de la salida de una breve internation, Habha {inalizado tras un tiempo en que se legs a cievta “eabilizacén" en In evolucién de este muchacho, B., de 28 alios, con un diagndstien preliminar de psicosis. Esudiante de misica y computacisn, al sen- tise mejor, referia que no le encontraba sentido a continua con el acompatamiento, a partic de lo cual se decide hacer un cierre en aquellainstancia, en teunién de equipo con la terapeuta. Pese @ que todavia se evaluaban cuestiones posible a seguir trabajando desde dl ATy en particular l tema de cierta abulia difcultades para us actividades, hnbiendo retomado clases de misica. Fn fancion de aber superado el perfodo critico, y valorando los aspectos subjetivos puestos en juego en ese momento en su intencién de no continuar con el AT, se priotza alltel trabajo desde el dispositive individual de Psicoterapia. Incluso se piensa en no agotar ni desgasta este recurso. «en tanto podrfa ser necesario en un futuro. Hago entonces un salto ence tempo: luego de ese aio, wuelv a solcitarse acompatiamiento Aebido a que se habia producido un cicrto “quiebre” en el pac te, quien se enconiraba por momentos muy vetaido, sin respuestas caiando se le habiaba, lo cual empez6 a inquietara su fata (madre y hhermana), Fala primer salida que coealiza, el dia en que recomienea 1 AT, cuando se dtigfa con su aty con su hermana al kosco, B sale cortiendo, encontréndose su domicilio a una ciadra de wn inmense panque pabtico en Buenos Aires. Liat y ss hermana lo cotren, per dgndolo de vista en un primer momente, Tamando en esa ocasion al coordinator y al psiquiatra. Me encontraba precisamente leyendo este texto, como les decta, cuando recibo el lamado telefnico.. Ante situaciones de catéstofe, o cxando existe un cima de amenaza para In iotegridad personal, “a prioridad es ofrecer un medio fico estar ble que restablezca un entomo relativamente constante y equilibra- do". Esta lineas del libro estaban refrigadose a la guerra del Golfo, Aca nos referimos a la guerra de Parque Avellaneda, en Buenos Aires. O ala guerra de B, 2 su pele interna. Pudiendo suponerse que estaba comenzanelo una producci6n alucinatoria, y al pedir a la asistencia médica que envie una ungencia psiquidwca, la indicacién que hice a ln at fae que cuando encontrara a B. tratara ce buscar again hagar a la manera de cierto rfugio, como podvian ser algunas casllas para colectivos, un bar, 0 preferentemente ir ala casa, Un espacio fsico acotado ~deciamos después cuando conversébamos can el equipo de AT= nermiti6 slorin oar dla pantoncidn mie etahle sla enmtnenne nis precisos que un insondable parque de varias heetdneas perdido en Ja inmensa urbe, Se trataba de ubicar un punto de referencia, el cual no ‘era ademés sin la acompatiante (es importante sefialarlo). La catis- twofe en B., efectivamente, estaba desencadenéndose y al encontearlo iré que sinti6 que “tenfa que corer”. Una vex de vuelta en su casa, 4a situaci6n se tranquilizé momentaneamente, aunque la agitacién volveria al poco tiempo, haciendo que en esa instancia resiltara in- evitable una internacién institucional, El entorno ahora la angustia y Ja confusin familiar, y el nivel de catéztofesubjeliza que se fue ahor- ando, tan distuptiva, hicieron que no fuera posible otra altermnativa, ‘aunque se habla evaluado inicialmente la posibilidad cle una interna. ; con domiciliaria. Tgualmente, la tarea del acompaiiamiento en ese tiempo que transcurrié durante y después del episodio en el pamque, fue reconocido por la familia como de gran utilidad, en especial dirfa ue para evitar caidstnofes mayors en esas horas, hasta que se procujo 'a internaci6n, Teniendo en cuenta, adems que afios anteriores en tuna ocasign el paciente, al sentirse “encerraco por su familia”, segtin sus palabras, en un momento de agilacén, habia intentado “salir por ; elbalcén"...de un 410, piso. 20u6 cuadra sino es cuadrado? ‘uelvo al fibro antes scftalado. Denyacar esctibe que toda activi- p dad “cra usada como ocasién para prover contenci6n. Los encu {0s no cran tonradlos como sesiones de psicoterapia, ni conducidos de acuerdo a las précticas terapéuticas habituales".!* ‘¥ esto nos deja ensefianzas para determinadas situaciones cel AT: Por un lado, para las intervenciones en momentos de crisis de un ppaciente. Por otro, es sumamente ti Iz nocién de wna actividad en- p tendida como contencién. Una “actividad-encuadre”, es decir, inhevente ‘al encuadire, Porque de ello se trata con frecuencia algunas de las ¢i ‘canstancias en el AT, siutaciones donde la aetividad misina es pate le tina estrategia tendliente a la contencién y hace al encadre. Y¥ afirma algo més: “para que un lugar cualquiera se convierta en elemento del encuadre, por ejemplo, la piedra o el arbol en la gue- trade Yom Kippur con los que construfamos la intimidad necesavia | Para desplegar la labor terapéutica, es necesario asimismo que el profesional encuentre el tiempo y la disposicién mental necesaria para atender en situaciones tan precarias,"" Para construir esa intimidad necesaria, subrayo, el profesional tie- COC ( (CCE ( ( 54 / Gustavo Polo Rosi Acompaamint terapétie 55 el terapeuta, que es quien lo conoce-, a quién llamay, condiciones ara accedery ser atendido en el sistema de salud al cual pertenece, tc. Ejemplo: conocer cual es el Nro. de afiliado del paciente en la obra social puede acelerar (o en su defecto atrasat) burocréticamen- j feuna gestion que ante fa urgencia requiere de la menor pérdida de ‘minutos y segundos posible. Veamos ahora cOmo definir algunas coordenadas en Ia préctca alan, El encuadre no es entonces necesariamente el lugar fico, pese a que en otros momentos se Io confundié (en términos de alguna corriente psicoanalftica, l consuiltorio,el horario, la duracién de la sesiGn, hasta la vestimenta del analista, etc, “debia” ser algo fijo). Hay casos donde el encuadre no sera tampoco algo predeterminado desde la variable temporal, de duracién del tiempo de at. Sin em. Dargo, en cuanto a la Variable temporal, debo sefialar quedeterminar sun horario de comienzoy fox dl acompatamiento, en la mayorta de los casos, especifica un contorno fijo que ayuda a ese encuade y que en ‘muchas ocasiones es imprescindible. En los casos en que es pertinente, también se intenta que al pa- _ lente participe en el establecimiento de algunas coordenadas y aulatinamente en sus variaciones, Esto ha dado buenos resultados fm las experiencias en que pudo plasmarse, tomando el paciente pina posicin mas activa que facili la tarea y vuelve positivamente ‘Sobre el vinculo con el at. Sea de una manera u otra, establecer un encuadre implica que haya condiciones para que el at cuente con es tiempo 9 espacio necesa- vio, dejar que le permita tener la disposicion mental acorde ala stuacién Acaden a la mente acé algunas palabras de S. Freud, cuando se reffere a la iniciacion del tratamiento, que son aplicables a esta si ci6n: “no hay més que dejarle tiempo” dice-, y demostratle un" ro” y “caritioso interés y simpatia", asf como no “mostramos rigida- ‘mente motalizantes”, Es en tal sentido una disposicién inicil basica, para generar algo de esa empatia imprescindible, que para Freud se ‘encamninaba a instalar algo de la transferencia “positiva”, A partir de esto, vamos a datos y detalles pragneticos que hacen al tema de] encuadre. Se tataré de establecer un contrato que confor ‘maré un marco sinbéica, en ordenador para la relaciGn que se empieza a establecer. Este marco dard las referencias para la situacién de AT desde distimtas aristas: at-paciente, at familia, a-equipo profesional Se establece entonces en el inicio um conjunto de reglas, que se- sin explicitadas en la/las consigna/s del caso, Los horarios del acam- Paiiamiento, los honoravios, las actividades y el lugar donde se reali- za el AT som los elementos bdsicos a considerar en ese conjunto, En términos generales, subrayemos, el. su vez las de slementox que deben sex.constantes,contemphnda ones que puedan darse con cl transcuso del tiempo, ed ‘-WeDe tetna venient ok ‘ fener na v% ‘variable, por las modilicaciones 4 Sitpre watamos de dar lugat alo que "na cuadea" a aquelionecy fe sage por el Indo dela “invencién” en ee enctento terapeute, aspaciente familia. Para algunos autores hay un cierto "encaenus", Aue se denominarfa “acontecimiento”, que seria aquella que loge Jorprendernas positvamiente, si esque tenemos la disposicion pera pe all, y para permitir que se faciliten cambios necesarios en el deen alld de un watamiento y de wn AT. __,, §8 un principio el cerapeuta, a veces de manera conjunta con cee del Equipo de AT, va a determinar Ia modalidad londe se realiza, si hay salidas © no, etc) y la cantidad de hores acompatamiento para el caso, Otras veces, el terapeuta puede gf isotar al equipo acerea de las cuestiones de instrummentacios sale gf inente para cl caso desde la perspectiva del AT. Si hablamos de Sait ecmipo de AT, el coordinador va ser quien determina esas pcs ines, pudiendo scr conveniente tener entrevstas prevns con, tos familiares para ajusiar detalles especto del dispositive que requiere Paciente, horatios matutinos © vespertinos, rotacin'y dutacion F de tarnos de cada at, eteévera. Esto incluye, por ejemplo; tiempo de duracién del espacio diario de AT, tipos de salidas, lo “aucorizado" desde el terapeuta a car- 80, objetivos iniciales, etc. A su vez, debe quedar claro en principio para cada at ~pero a veces también para Ia familia, aquellos pro- cedimientos que puedan pautarse de antemano frente a eventuales situaciones de urgencias y ante cuestiones que sean evaluadas como dle tiesgo: algunas puntuaciones bésicas acerca de cOmo manejarse con ese paciente ~lo que puede establecerse entre el equipo de aty -_Entonces existiré a partir de esto un “contrato” que puede ser Yealiaado por el at, el coordinador, el terapeuta o la insttucion, 0 varios de ellos en conjumto, coa la familia y/o con el paciente, Es feeenveniente especificar los elementos sie incialmente aunque lie Ego se re-contrate. 55 / Gustavo Pablo Ress compaienteerapéuco/ 5? Es, ademAs, responsabilidad det coordinacor del equipo reunir Ja informacién que va tansmitiendo cada at y realizar las reuniones que sean pertinentes. De acuerdo al caso, se establece uma periodi- cidad en Jas reuniones, pudicndo ser el mismo coordinador quien realiza la tarea de supervisi6n del equipo, o esta fumcién ser ast- mida por otro profesional. Centralizara asimismo Ia comunicacin referente al AT con el terapeuta o el equipo institucional a cargo del ‘caso y podra ir evaluando en el contexto det trabajo en equipo los, ‘cambios, veducciones de horarios, etc. que sean necesarios a medida ‘que transcurre el acompatiamiente. ferente a a conceptualizaci6n que hacemos de esa “informacion”, 4a objetividad 0 no de 1a misma y del lugar del AT respecto de lo aque sucede en la “realidad” cotidiana, Veamos igualinente algunos interrogantes. Me preguntan: équé hacer con la “informiaci6n’ pro- veniente dle ese espacio? éQué se informa? ¥ ademis,cesainforma- én implica que observamos independientemente de la “realidad psiguica"? No. Rero silo pensamos en términos psicoanalitices, dla §nformacién tiene valor sino se ubica en vérminos de lo que sucede | con esa “realidad” psiquica, si esté por fuera de Ta dindmica wansfe- yencial? Poder dialogar sobre estos temas en el equipo haré al “uso” , que tended lafsinformaci6n/es en cl grupo de acompafiantes, en la E tarea con el paciente y tambien respecto 2 la familia y los allegados. Elinforme puede tratarse de un simple registro de situaciones sig 5 ficativas. Lo significativo incluye aquello que sucede en In dinamica el vinculo at-paciente-famitia, en las caestiones transferenciales. Informes, pero no informantes. Jonto a lo anterior, on los cursos sobre AT surge otro inter1o- gante: ées necesatio hacer informes del trabajo de cada at? Resulta conveniente sifacilita a comunicaci6n fluida entre los miembros del equipo. Con el equipo que coordina, cada vex més en los diltimos ios utilizamos los informes via correo electrénico para la comu- jeacién con el coordinador, en el equipo y con el terapenta, de acuerdo a lo que se paute. Dependen quien extétigido, y deacnerco.alaungencia del caso,

También podría gustarte