Está en la página 1de 1

Fibras de productos que se den en nuestro país

Los indígenas y campesinos ecuatorianos utilizan distintas fibras para realizar productos
artesanales que luego se comercializan en el país y se exportan.

Esa fibra se extrae de las plantas de cabuya, totora, abacá, ceibo, palmas, paja toquilla, algodón,
lufa, bambú, bejucos, pitigua, balsa, matapalo, caucho, rampira, anona, batea, achiote, majagua,
higuerón, ortiga, mimbre, bejuco real y auro.

Son reconocidos en distintos ámbitos los trabajos de tejedores y tejedoras de esteras de totora
en la provincia de Imbabura, en la Sierra norte, los fabricantes de sombreros de paja toquilla de
Manabí, en la Costa central, y Azuay, en la Sierra sur, así como las tejedoras de cestos de palmas
en Esmeraldas, en la costa norteña.

La producción artesanal que utiliza como materia prima a las fibras vegetales fomentó la creación
de varias cooperativas que ayudan a mejorar la calidad de vida de artesanos y artesanas.

Montecristi, en la provincia de Manabí, y Capizhún, en Azuay, son dos pueblos conocidos en el


exterior por la elaboración de sombreros con la paja toquilla que crece en las zonas aledañas.

En Capizhún, la única cooperativa del pueblo está integrada por 500 mujeres que producen
sombreros para exportar a Alemania y Holanda.

En Cota cachi, provincia de Imbabura, una zona rica en cabuya, el Grupo de Mujeres y Medio
Ambiente integrado por 34 madres de familia decidieron mejorar sus ingresos fabricando bolsos,
tapetes, carteras, canastas y distintas artesanías a partir de las fibras de cabuya y
comercializarlos a los turistas.

En Esmeraldas, los indígenas chachis, awas, epera y las comunidades negras producen artículos
de cestería con fibras de palmera y cortezas de árboles.

En la cuenca del lago San Pablo, en Imbabura, más de 1.000 indígenas se benefician del cultivo
y procesamiento de la totora.

Con las fibras de estas plantas fabrican esteras que venden directamente al público en la feria
artesanal de la ciudad cercana de Otavalo, que cada sábado es visitada por cientos de turistas
europeos y estadounidenses, y a comercios de Quito y de Colombia.

La totora que crece en el lago San Pablo se cultiva cuando alcanza tres metros, y se necesitan
150 fibras para fabricar una estera de dos plazas.

.Es importante profundizar en la investigación sobre las fibras vegetales porque puede ser una
salida creativa a la difícil situación económica que deben soportar algunos sectores.

También podría gustarte