Está en la página 1de 18
Vulnerabilidad, repudio y violencia: la tragedia de la masculinidad Jessica Benjamin Parte I Agradezco esta oportunidad para compartir con ustedes, mis colegas en México y en otras partes del mundo hispanchablante, estos importantes sroblemas que nos impactan a todos. Nuestra meta para esta conferencia = teflexionar juntos sobre lo que sabemos como psicoanalistas acerca del senero, haciendo referencia especifica a la historia del patriarcado y el problema de la dominacién masculina y la violencia; eémo estos fendmenos s= manifiestan actualmente y afectan nuestra vida social y cultural, y,a su "ez nuestras psiques individuales. Seneillamente, estamos preocupados por que esta posicién es ‘la cultura, eilumina objeto femenino esta endencia que el nifio. vadre activa y cuida- d refieja la realidad crear un objeto que i afectiva, y que sea esto como la verdad lar que Freud err6 structurantes, orde- se adaptan al ritmo jue permite regular forma de actividad, nal busca proyeetar asividad en relacién royeecién, la mente olucién al problema interna y externa, eud, quien ubieé su to femenino pasivo en un receptéculo ién (a través de la ia figura de“maso- ‘so, que podria de entificacién con el sdo como femenino rejable del maseu- rolable. Sin duda \ padre, pero estos res hacia este rol, ecto acomodaticio ecto organizativo 2 como masculino hora no amenaza se uno mismo, en ‘VULNERABILIDAD, REPUDIO Y VIOLENCIA: LA TRAGEDIA DE LA MASCULINIDAD w= de apoyarse en alguien permite al nifio alejarse de la posicién de ser = pequeiio de mam. Todos los bebés serfan ahora vistos como femeninos, ‘Ssorbiendo la proyeccisn de vulnerabilidad bebé = nifia. Incluso he obser. sets nifios en edad edipica que insistentemente llaman “ella” a un bebé = saben perfectamente que es el hermanito de otro nitfio, Sila légica de Freud refleja el proceso psicolégico de la creacién de la =ssculinidad, podemos comprender que la feminidad se construye en == esfiuerzo por sobreponerse a la relacién pasiva y dependiente con una madre activa; mas atin cuando la intimidad de esta relacién est sujeta =sna renuncia marcada por el decreto edfpico de ser pequefios hombres. ‘sta descripcién tiene la intencién de ser estructural, no necesariamente = que los individuos reproducen, pero formativa de nuestros ideales ® sénero y sus patologias relacionadas. Como estructura culturalmente ‘=ansmitida, la llamada ley paterna de la separacién exige que la masculi- ad se forme renunciando al apego infantil a la madre asi como desiden- “Scandose de ella ~sea esto realmente posible o no-. La cuestién de dénde ‘erriza esta vulnerabilidad e indefensién desprendidas, cémo asegurar que = proyeete y salga del si mismo, es crucial para nuestros asuntos de hoy. Parte IT En esta seccién intentaré enlazar este andlisis de la masculinidad con) ‘= cuestién de la violencia y agresién que nos ocupa. {Cuél es la conse- svencia de la represién patriarcaVedipica del amor identificativo homoer’- ‘Sco entre padres y nifios? {De la forma en que sirve para suscribir el temor | pasividad, a la dependencia dela madre, y la creacidn proyectiva de lo Smenino? Hemos considerado cémo este movimiento se relaciona con la eeneracién de un ideal paterno sédico, un objeto masculino duro y acora- zado que reemplaza la proteccién materna con una forma de poder deshu- manizante; esta forma de poder puede convertirse en un deseo de control, de dominio, y para erradicar lo que resulta vulnerable y suave en el sujeto ® través de actos de agresién. Cada acto de repudio a la ternura puede parecer un reemplazo del padre amoroso que era deseado infantilmente como una imagen del s{ mismo ideal por un padre que suprime la vulne- rabilidad y la inocente necesidad de reconocimiento. Para la consideracién de la violencia masculina resulta titil observar un libro que hace algunos afios produjo un fuerte impacto, aun siendo menos relevante en estos dias. En los 70, un estudiante universitario aleman, Klaus Theweleit (1977; 1978), hallé una valiosa coleccién de diarios fascistas de los afios 20; estos diarios son anteriores a los nazis y 33 PODER, GENEROY AMOR Perspectives masculinas emtemporinens Hitler, pero presagiaron y abrieron camino a la ideologia y cultura nazi. En su astuto y amplio examen psicoanalitico de los temas e imagineria de estos diarios, Theweleit nos ofrece casos de estudio de hombres que vieron el mundo como una totalidad dividida y organizada por sexos. Para estos hombres, lo que representan las mujeres era peligroso, repu- diado, profundamente odiado y temido (pero inconscientemente deseado). La violencia apasionada fue, por tanto, siempre corporal, esencialmente relacionada con este repudio de la debilidad corporal femenina y el suefio de un cuerpo metalizado. El argument principal de Theweleit sigue la teoria de Margaret Mahler sobre la separacién-individuacién y psicosis. Interpret6 que estos hombres no experimentaron el nacimiento psicolégico; su experiencia de infancia los dojé en un estado agonizante de simbiosis o fusién no lograda, desde el cual la diferenciacién y las relaciones objetales verdaderas no podian proceder. Mientras que esta construccién no corresponde exactamente con nuestra actual comprensién del desarrollo, que ha evolucionado desde los tiempos de ‘Margaret Mahler, la descripcidn sobre la que bas6 su construccién hipoté- tica sigue siendo util. Lo que emerge como un tema predominante es princi- le cures con una seta cantidad de coneptuaidones csinias El temor @ Ta fragmentacion y a perder la cohesion individual se ent Jaza con sus nocio1 los sexos: armadura y dureza masculina como la solucién, la feminidad como extrema amenaza de autodisolucién. En otras palabras, existe la concepcién de una fuerza dura, Talica, que puede recons- tituir el si mismo que se fragmenta ante una variedad de insultos: pérdida, 'vergiienza, indefension. ‘Desde mi punto de vista, lo que Theweleit discierne en estas memorias ‘es menos apegado a la nocién de Mahler sobre la psicosis y se describe mas apropiadamente mediante teorias de trauma y perversién. Como lo presenta Stoller (1975; 1980), la perversin es aquel extremo en la separa- cién, el asesinato de la madre. Pero este imaginario de asesinato (recreado ‘o fantaseado) puede verse como una representacién de las exigencias tanto de fusién como de separacién, tanto de la inmersién en el cuerpo del otro como en la destruccién de ese cuerpo. Expresa, por una parte, la proyeccién del bebé del si mismo hacia el otro y el uso del otro como contenedor, y por la otra, la furia en contra de este contenedor, como si no pudiera entrar en. él jamés. La violencia fascista puede parecer construida por el nifio que es excluido de la carpa protectora de la madre, que tuvo que suprimir su vulnerable necesidad de la madre —pero que también, como hemos visto, Ja igualmente vulnerable necesidad de identificacién del padre-. Alguna_ mezcla de estos elementos condujo a estos nifios a reemplazar su anhelo 34 cntempordneas -ologia y cultura nazi. ss temas e imagineria udio de hombres que rganizada por sexos, s era peligroso, repu- ientemente deseado). poral, esencialmente | femenina y el sueio a de Margaret Mahler 6 que estos hombres riencia de infancia los lograda, desde el cual S no podian proceder, tamente con alestra » desde los tiempos de construccién hipoté- -dominante es princi- ohesiOn propia, para alizaciones distintas. individual se enfre- a masculina 10 la disofucin. Em otras =, qu Fuede recone. de insultos: pérdida, > en estas memorias ‘icosis y se describe ‘sin. Como lo ‘Tremo en la separa- asesinato (recreado las exigencias tanto n el cuerpo del otro parte, la proyeccion 20 contenedor, y por o pudiera entrar en ida por el nifio que vo que suprimir su como hemos visto, ‘el padre~. Alguna mplazar su anhelo \VULNERABILIDAD, REPUDIO Y VIOLENCIA: LA TRAGEDIA DE LA MASCULINIDAD ®ecalidez y sensualidad con dureza, dolor y rudeza, que fueron celebrados) = la ideologia fascista. Al buscar la transferencia de este andlisis a nuestro contexto actual,| ser ejemplo, en la psicologia de las pandillas, pademos especular que esta ‘“sreza aparece con mayor intensidad hacia la mujer indefensa que repre- senta a la propia identidad bebé del nifio; también una agresién_ expresa la venganza por su rechazo y traicién. Por tanto, la dureza, rudeza y maseu- ‘Seidad t6xica van de la mano con el odio hacia lo femenino, lo afeminado, ‘© maternal, todo lo que debia negarse. En ocasiones la pareja femenina presenta a esta madre negligente, a veces es una chica del vecindario ‘mien representa este si mismo vulnerable. A veces este comportamiento ‘Sene la finalidad de reinscribir la rudeza en comunién con otros hombres, = veces es la venganza solitaria por el dolor de ser desterrado del mundo, ‘# otros seres humanos., Con relevancia para el argumento actual, Theweleit utilizé este andlisis para poner en duda la creencia comin de las teorias psicoanaliticas sobre 2 edipico, especialmente la idea de la ausencia del padre como la causa de esta formacién psiquica. Ninguno de sus casos, imenta, apoya la idea # la violencia masculina basada en Ia falta de un padre, de la autoridad ratorna, En la era de la posguerra, la idea de una “sociedad sin padres” ‘Mitscherlich, 1970) y la afioranza de un lider fuerte, que se remonta al snilisis del fascismo de la escuela de Frankfurt, tuvo mucho auge. Al igual que Theweleit, fui escéptica hacia esta forma de comprender el anhelo por en padre, en términos de la necesidad de una autoridad edipica. Por otra parte, como hemos comentado (y siendo un punto al que Theweleit puso poca atencién), creo que la necesidad de identificacién con una. figura idealizada sugiere que en esta historia existe un rol ejecutado por el padre ausente. E] ‘emor a la vulnerabilidad y la proyeccién de esta hacia las Mujeres parece estar relacionada con formaciones particulares alrededor de la neces fad de amor Tentificativo homoerdtico. Como hemos observado, en este punto se pfesenta el mas prohibido anhelo de ternura y conexiGn con el cuerpo del padre. Se relacionan a los cada vez mas ocultos deseos homoeréticos eT peqiefio que desea acurrucarse con papi, no solamente con mami. EL temor a ese anhelo, la necesidad de suprimirlo a toda costa y proyectario hacia eT odjado mariea, es una extension masa Tondo de esta histor one nos devuelve a lo que falta cuando el nitio extrafia a su padre. En su amplia disertacion sobrest Tomorala mujer Thee ieit también describe los temores corporales obsesivos expresados hacia el pantano, la sangre y la inundacién, elementos notables en la vida fantasiosa de Donald Trump, quien ha hablado sobre sangre saliendo de una mujer. No puedo afirmar que este andllisis sea verdad para todos los perpetradores @ s6 PODER, GENEROY AMOR /1 Perspectivas masculinas contemporineas de violacién y feminicidio. Pero ciertamente un efecto de la perpetra- cidn de la violencia contra las mujeres es que esa violencia las convierte en lo temido; una masa desorganizada de ‘sangre y partes corporales, la manifestacién de la disolucién y la fragmentacién. que tanto temen estos hombres. Asi es que, mientras existe un deseo de venganza por la humi- lacién més relacionado con el objeto, esta venganza se materializa en una forma que no solamente obliga a la mujer a encarnar la vulnerabi- Iidad, sino que muchas veces la destroza literalmente. Esta experiencia de ser destrozado fue también, por supuesto, parte del trauma de guerra de los autores del diario. Es de especial interés para mi el uso generalizado de la tortura por las milicias y la policia de: seguridad de cualquier cantidad de regimenes repre- sivos que aprovechan la oportunidad para materializar la rudeza corporal e invulnerabilidad mientras sujetan al otro a la experiencia de fragmen- tacién corporal. En Chile, por ejemplo, se presenté la tortura generalizada de mujeres j6venes, estudiantes, presuntas participantes de los placeres y sensualidad de la revolucién ‘sexual, lo que para mj confirma la idea de que todo el goce de la vida corporal debia ser extirpado, reemplazandolo con ‘un poder perverso, Se utiliza. sformar el objeto del deseo on algo despreciabl, furans inte Sans ee el doses Pr sr el orden ‘estado militar contra el caos y el peligro que repre- senta al ego amenazado la experiencia o el deseo del placer corporal con otro ser humano, Una ultima pieza en este complejo circulo, que solo menciono ya que seguramente todos ustedes estan familiarizados con ella, es la proyeccién de omnipotencia, el poder de la vida y la muerte, hacia la madre. Se rela- ciona con esto la sddica satisfaccién de | adquirir ese poder sobre la vida yla muerte del otro. Sin embargo, es conveniente: ‘mencionar que mientras més indefenso se siente el infante, m4s podra experimentarse la madre como abrumadora, no solo en su fuerza sino en: su debilidad. El temor de la identi- ficacién con la madre que ha sido subyugada o lastimada por el padre, cuya ansiedad y alarma el infante debe. metabolizar, también juega un : papel rele- vante en el odio hacia el cuerpo materno. Para comprender clinicamente Ja idea del padre como uno que, en las famosas palabras de Chasseguet- Smirgel (1976) “devuelve el golpe a la madre”, es necesario asimilar cémo. la madre puede abrumar a través de Ja debilidad al igual que la fortaleza, Ja ansiedad al igual que el “control anal”. Igualmente, el padre, como figura edipica de autoridad, puede aparecer como el salvador idealizado 0 como el dominador temido. Chasseguet-Smirgel. ‘siguié la entonces prevaleciente teoria edipica al posicionar la necesaria represion del matriarcado por el patriarcado, que significa la necesidad de una ley paterna de separacién, 36 eemporine “SLNERAPILIDAD REPUDIO Y VIOLENCIA:LA TRAGEDIA DE LA MASCULINIDAD to de la perpetra- Preedipico por el edipico es el tinico camino lencia las convierte . i artes corporales, Ia eee ee ra arid sect Propia necesidad y deseo, ganza por la humi. Me. ito entonces recordar brevemente que la critica feminista se ‘se materializa en | ssova-er law r arrollo infantil, que demostraron sie nar la vulnerabi == sla fran gue uncon eS TR "Esta experiencia | secumenté primes Gn Bonds of Love, no sicede cuando el rane trauma de guerra | ie regresa ef golne aie madre; mas bien se presenta cuando el padre, y S22 el infante, reconoce a la madre como sujeto de Propio derecho, la tortura por las e regimenes repre- la rudeza corporal encia de fragmen- tura generalizada = de los placeres y ma la idea de que mplazéindolo con | objeto del deseo std al servielo de eligro que repre- cer corporal con Parte II Para cerrar, permitanme consi skernativa de fundar la diferen ia.a la violencia en el presente y, de mode wade a ural (idealmente), ol final del dominio de género, Com= he recal- <=#o en el pasado, podemos comprender la separation co tén Proceso psiquia rntersubjetivo basado en considerar al atro cor nenciono ya que = es la proyeccién == sujeto similar, un centro equival lente de sensibilidad y subictividad. madre. Se rela- Esta comprensién. ‘genera un cambio de 'Perspectiva, alejéndose del marco obre la vida yla ‘radicional de Separacién en términos de un ‘sujeto relacionandose con € mientras mas &n objeto estatico, Parte de este giro incluye la com; ensién del reconoci- la madre como = reso de day vaeia que involuer dea per delaiden- | Salida eae ee evolu divers gees procs. Me permito reper o sides rel padre, cuya ‘muchas veces pasa desapercibido: el Zeconocimiento del otro por supuiesto sun papel rele depen ia de ser primero reconocido com: de r clinicamente sentimiento indivi como un agent impacto. Es claro e Chasseguet- que una variedad de Procesos interfiere con el desarrollo de la capacidad asimilar eémo ie de reconocimiento, algunos de ellos naturales « inevitabl les, otros terri- ie la fortaleza, 5lemente dafiinos para el desarrollo Personal. Mencionaré tan solo breve. Teme figura | mente algunos obstaculos que ya conocemos, lizado o como 1a vergtienza y humillacién por el no reconocimiento ‘del apego y anhelos prevaleciente | de identificacién del infante los cuales pueden iniciar tempranamente arcado por el e separacién, Warzer y Bragin, 2005 linas como parte de los programas psicosociales Para la desmovilizacién ¥el trabajo de empoderamiento de las mujeres en sociedades lesionadas por la guerra, Se destacan dos ejemplos relevantes, Une con los excom- batientes en Guatemala que’intentan asimilarse « la paz en una situa- i flicto en la que la violencia nando esta visién de masculinidad con le cpresién colonial. En Burundi, excombatientes se Presentaron en comu- nidad y confesaron haber levado la violeneia ah hogar; formaron un Grvpo, “Los iluminados” (Abatamguco), que se enfocd er construir sobre la base de tradiciones indigenas anteriores de resolucisn de conflictos sin. i | los hombres de ternura y. estimulé un afecto inmanejable, al que se enfrentaro. ‘a Proyecténdolo hacia sus esposas, sintiéndose forzados bres imaginaban a la esposa como necesitada de 38 distas enfatizamos ‘© por medio de la ‘ientos proyectivos eneionar, >ajo de Bragin (en entidades maseu- a desmovilizacién ‘dades lesionadas 20 con los excom- vaz en una situa- éa. Los hombres, ren el ambiente masculinidades in generar insig. idad de pacifica- tra ser fuertes y linidad con la, itaron en comu- © formaron un construir sobre Je conflictos sin ), los hombres ‘ujeres. Bragin itichos casos la °T evocaba una nitir. El poten- | modo que los ide ternura y 'e enfrentaron adose forzados necesitada de les infantiles, ida dentro de ina de ser un los hombres, ina hacia las iormente, La d de bebé de! 1e cumplirse. n esperanza © no pueden ‘Ses forma de proyeecién, se culpa al objeto. =_imente existen importantes diferencias en estos atrones entre Sessnética yla América Latina . Puedo imaginar que algo de esto es el in Sobre la individuacion en Norteaméries, ara un Sujeto; = chieto depreciado. El fascismo y Tas Teele las concurrentes qe] oS Herrero y lasupremscia masculine se basan en ese principio de Se: lotro debe morir ~esto es, de ni lor de Ta vida- pi tuno puede vivir” sea confrontada por el de vivir” o“Todos pueden vivir”. Podernos PODER, GENERO Y AMOR/I Perspectiva® maseulinas contemporéneas de George Floyd llamando a su lado hasta la muerte, Como se ha observado en los contextos poscoloniales, cuando el sujeto dominante no te reconoce, esa negativa de reconocimiento es el signo de su falla, su temo (ver Benjamin, 2018). El punto para las mujeres, de la propia subjetividad sino daio causado, la injusticia perpe- trada. Parte de esta aceptacién requiere enfrentar y admitir la vulnerabi. Iidad y debilidad del si mismo, que se ha descargado sobre el subyugade (Benjamin, 2018). Debe existir un reconocimiento de lo que el sf misme masculino ha repudiado, y eémo la propia humanidad se pierde a traves de ese repudio ~como es el caso de los excombatientes que se percataron de haber perdido un cierto tipo de conexién con sus propios cuerpos y necesi- dades al ser duros-. Su propia y vulnerable humanidad solamente puede Testaurarse reconociendo lo que esta dureza ha suprimido, Deseo reflexionar acerca de las mujeres exigiendo que la aceptacién de la existencia de la violencia y la opresién por los hombres constituya uns afirmacién de subjetividad que, en efecto, proporcione una base diferente de reconocimiento, Esta afirmacién es algo que he lamado “la diferencia due el Otro puede hacer”. Cuando nos organizamos conjuntamente pars hacer Ta ciferencia, para iniciar el cambio, hablando desde la posicién de una concieneia e intencién compartidas, para rechazar la cosificacién, subor- dinacién y violencia, no funciona principalmente como una reversién, No ¢6 un esfuerzo para subyugar al que ha abusado, Puede verse, mas bion, como la institueién de una forma de proteccién que abre un espacio pare el Tercero: un espacio que ofrece oportunidades de creatividad, afirmacion de la legalidad y ser juntos testigos del trauma de la violencia. Deesta forma interpreto la poderosa y dramética accién del grupo chilene Las Tesis, “El Violador eres Ti”, que personificé todos estos elementos, En 40 ' Sasculinas contemporénens mntras estaba siendo estrangu- ‘rdado, podemos llegar aciertos cia ala dominacin de género, ‘8 Y respeto a la dignidad inde. ~ 2Existe una conclusién para *onocimiento y lo obtenemos? “scoloniales, cuando el sujeto ‘conocimiento es el signo de su ptar la condicién humana al > Fecibe el reconocimiento del ‘Itaneamente exige el recono- siderar al otro como humano © es exigir el Teconocimiento resor admita (me parece que ‘0 es, la exigencia es admitir Hos que produce esta falla de ‘susado, la injusticia Perpe- ntar y admitir la vulnerabi- -argado sobre el subyugado ento de lo que el si mismo manidad se pierde a través ‘entes que se percataron de ' Propios cuerpos y necesi. ‘manidad solamente puede suprimido, sendo que la Aceptacién de = hombres constituya una ‘Feione una base diferente ‘he llamado “la diferencia ‘mos conjuntamente ‘para ando desde la Posicién de szar lacosificacién, subor, * como una reversién, No ». Puede verse, mas bien, jue abre un espacio pare © creatividad, afirmacién e la violencia, 2 accién del grupo chileno dos estos elementos. En "SINERABILIDAD,REPUDIOY VIOLINCIA: LA TRAGEDIA DE LA MASCULINIDAD nation. Nueva York: Pantheon, Sssjamin, J. (1991), Father and Daughter: Identification ith Difference- A Contribution ‘o Gender Heterodoxy. Paychoanalytie Dialogues 1-277 2 =Siamin, J. (996) In defense of gender ambiguity Gender and Psychoanal.1:27-43, Sssasrn, J. 1898), Shadow ofthe Other intersubjective ot ‘gender in psychoanalysis, London & New York: Routledge, Excess, nt and Afet Regulation. Intemational Journal of Psychoasivac 9629-69, oe nt pee ect} neering te Pechoncial Dimension n Womens emomer ‘ment progr: ‘A guide for CARE, Vienna: CARE. Satter, J (1995), Melancholy Gender. Refused ldentaianer Psychoanalytic Dialogues 6: 165-180, a 1.1976). Freud and Female Sexuality Internat. J of Paycho-analysis 81: 275-287. eet the Ar L886) Masculinity and its Viistades: Reflections on Some Gaps in the = ‘Query of Male Identity Formation. Paychoanalytic Reven on 97-124. ast, I. Gender Identity: A differentiation mosel Hillsdale NJ: The Analytic Press, 4 PODER, GENEROY AMOR /I Perspectives masculinas contemporineas Freud, §.(1924) The dissoh Freud, S. (1925). Some General Psychiatry 26: 207-21: SiollerR. (1975) Perversion: The erotic form of hatred. Nueva York: Pantheon Stoller, R. (1980) Sexual Excitement, Nueva York: Simon & Schuster 8), Male Fantasies. U. of Minnesota Press. ‘Theweleit, K. (1977, 197

También podría gustarte