“Inconscientemente vamos por un camino, y conscientemente nos ponemos a buscar otro

camino, en vez de hacer consciente el camino por el que vamos” – Vicente Luy

Cuando se determinó que lugar íbamos a recorrer como para este trabajo a uno se le vienen
recuerdos, más que nada, de los últimos años. Momentos, fotos, dibujos con personas que hoy
ya no te acompañan en este viaje de “caminante”, otras que volvieron, pero que te hicieron
ser en lo que sos hoy en dia.

Nunca me etiquete sobre qué tipo de caminante podía ser, pero, posterior a la lectura de un
fragmento del texto de Edgardo Scott, me auto determinaría como un simple paseante, un
caminante iluso en un paisaje lleno de visiones, de recuerdos, y hasta de quizás, nostalgia.

Al momento de relevar el recorrido con mis compañeros, con los que compartimos una
amistad formada en la facultad, uno descubre características que nunca le había dado
importancia del sitio, debido a la prisa con la que normalmente lo transito. También recuerdos
ya no tan presentes como lo fueron en algún tiempo. Esquinas en donde te has cruzado con
personas que te llamaron la atención, pero que nunca más volviste a ver. Un edificio nuevo en
donde hoy venden ropa, que antes ibas al dentista. La peluquería de tu infancia en la que
jugabas en el famoso Sega que luego tendrías en tu casa. Los domingos por la tarde de ir al
“Patito Sirirí” en familia, que hoy en día se convirtieron en birras por la noche con tus amigos a
hablar de la vida misma.