el alma. Encontrándome en mi mismo estado, es más, con un poco de temor por una cosa que no es necesario decir aquí, mi dulce Jesús al venir me ha dicho: “Y aun siendo vasos sagrados, es necesario de vez en cuando sacudirlos; vuestros cuerpos son tantos vasos sagrados en los cuales hago mi morada, por eso es necesario que de vez en cuando les de una sacudidita, esto es, que los visite con alguna tribulación para hacer que Yo esté en ellos con más decoro. Por eso estate tranquila.” Después de esto, habiendo recibido la comunión y habiéndome renovado los dolores de la crucifixión, ha agregado: “Hija mía, cómo es preciosa la cruz, mira un poco: El sacramento de mi cuerpo al darse al alma la une conmigo, la transforma hasta volverla una misma cosa conmigo, pero al consumirse las especies se desune la unión realmente contraída; pero la cruz no, ella toma a Dios y lo une con el alma para siempre, y para mayor seguridad ella se pone como sello. Por lo tanto la cruz sella a Dios en el alma, de modo que jamás hay separación entre Dios y el alma crucificada.” Libro de Cielo. Abril 21, 1921 Volumen 3 Hágase Tu Voluntad En La Tierra Como En El Cielo”
“La cruz no sólo se debe amar, desear, sino tener
como honor y gloria a la misma cruz, y esto es obrar como Dios y llegar a ser como Dios por participación, porque sólo Yo me glorié de la cruz y consideré como un honor el sufrir, y la amé tanto que en toda mi Vida no quise estar un momento sin la cruz.” Abril 20, 1900 vol. 3 “Qué despiadado tirano es para mí el amor, porque no sólo empleé todo el curso de mi Vida mortal en continuos sacrificios, hasta morir desangrado sobre una cruz, sino que me dejé como víctima perenne en el sacramento de la Eucaristía.” Junio 18, 1900 Volumen 3