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f= ice CO earch * MINISTERIO DE INDUSTRIA Y COMERCIO DE LA NACION DIRECCION INDUB' MINERA pr PERU bee ) De. PERFECTO J. SANCHEZ REMIGIO RIGAL Director General Director de Geologia 5 : ¢ BOLETIN N* 70 & (N® 65-M. 1. C) | GEOLOGIA Y PETROGRAFIA | a DE LS aie ae : HOIAS 12d (CAPILLITAS)y 13d (ANDALGALA) = i niceties: ici tse oi) POR FELIX GONZALEZ BONORINO Con 2 mapas, 5 perils y 21 laminas fotogréficas DIRECCION GENERAL DE INDUSTRIA_MINERA 1950 # AAO DEL LIBERTADOR GENERAL SAN. MARTIN 4 BUENOS AIRES d pat ND ECE IntRopuccion ConsipEraciones Grognaricas : PRIMERA PARTE 2 G@EOLOGIA ? j BasaMENTO CRISTALINO } LAS ROCAS METAMORFICAS . seeeteree + WF Los esquistos del Anconquija .-.........0.000006 Las pizarras de la sierra de la Ovejeria y Ampujaco Las filitas cuarzosas del borde de la Pana . ‘Metamorfismo LAS ROCAS GRANITICAS .. 16 Borde Oriental del batolito ....... - 21 Contactos del batolito ......... - 2 += ,Composicién quimica de los’ granitos |. - 2 Consideraciones estructurales y petrolégicas +2 Los granitos miloniticos - 38 Cusresra SEDIMENTARIA EL CALCHAQUENSE EL COMPLEJO VOLC. EI Grea central .. EI valle del bolsén . EL ARAUCANENSE . EL CUATERNARIO Estavorura LAS ESTRUCTURAS TERCIARIAS tees ESTRUCTURAS PRETERCIARIAS ..., o Gzomonrouodta ....... @xotoaa Econotca. Capillitas ......... Serer ae - 3B Origen del Centro eruptivo de Capillitas ........ . 60 Cerro Atajo ........ tees o - 62 Mineralizaci6n ...,... 62 Yacimiento del C° Negro ... Coser ees . 67 Depésitos de mineral de hierro del C° Negro y de V: 68 Calizas ecristalinas de Muschaca . oe + 68 Acva SUBTERRANEA .......... areas eee oe 69 CONCLUSIONES GENERALES ..... tees teen eee eeee - 72 SEGUNDA PARTE si PETROGRAFIA Récas metamérficas .. Platonitas . Rocas del Complejo Voleinieo ..... BIBLIOGRAFIA «2.0001 eecseceeeeeeee ene ‘GEOLOGIA Y PETROGRAFIA DE LAS HOJAS LITAS) Y 13d (ANDALGALA), caramanca ‘ . gasav20 Vv Fi PREFACIO = E1l relevamiento geolégico de las hojas 12d y. 13d, pertenecientes a la Carta Geolégico-Econémica de la Reptblica a la escala de 1: 200.000, euya descripcién presento en este informe, fué llevado a cabo durante los meses de febrero y marzo de 1945. En un viaje posterior a la regién de la Hoja Anconquija, en diciembre de 1946, dediqué unos 7 dias a la re- vision de la parte oriental de la Hoja Capillitas. En total puede estimarse en poco més de 60 los dias de labor efectiva. El doctor J. C. M. Turner, de esta Direccién, presté asistencia du- Fante una parte del trabajo de campo. En distintas ocasiones he recibido, ademas, ayuda de diversa clase de la Direccién y el personal de los Establecimientos Metalirgicos “‘Capillitas”’, la cual agradezeo. En la preparacién de este informe han contribuido los sefiores M. D. Petit de Meurville con las microfotografias y P. Czenik, L. L. Fasce y J.C. Yordens con el dibujo de los perfiles y mapas. No quiero dejar pasar esta ocasin sin rendir un homenaje al extinto don Walter Anz, autor del relevamiento topogrifico de ambas hojas. La magnifica calidad de su trabajo ha sido un factor principalisimo en el desarrollo de este estudio geolégieo. tte lab x ~ RESUMEN GENERAL 7 Las Hojas 124 (Capillitas) y 13d (Andalgsl6), Catamarca, comprenden une poreién de las Sierras Pampeanas que forman la prolongseién orogréfica occidental de la sierra de Anconquija. Dichas sierras representan bloques del Basamento Cris- talino elevados merced a fracturas de rumbo entre NE-SW y ENE-WSW, ocasionalmente w-8. El éngulo noroceidental de Ia Hoja 124 incluye parte de Ia falda se del enorme Dloque de la Puna y algunos de los bloques menores, como las sierras de Hualfin y Las Cuevas, que muestran, como la primera, fracturas de rumbo NE-SW. El Basamento Cristalino que forma el cuerpo de las sierras consiste en rocas somipeliticas y peliticas, afectadas en general por un metamorfismo de bajo o media- no grado, y rocas graniticas que constituyen grandes cnarpos hatolitieos dentre de lus Primeras. Existen tres Areas principales de rocas metamérficas: 1) central (sierra de Ovejeria, ete.), donde predomina una pizarra filitica de color verde obseuro; 2) uns oriental (C* Negro), donde las rocas adquieren mayor metamorfismo por Ia penetra: cin de venas pegmatiticas, y constitufda por filitas y micacitas, gcneralmente cuar- zosas, en partes algo granatiferas; 3) una érea al Nw (C* Le6n Muerto), donde a Ins pizarras filiticas del frea central se agregan cuarcitas miciceas oscuras y algunos bancos calcéreos impuros, todos mostrando un marcado metamorfismo térmico. Las rocas batoliticas son adamellitas y granitos de grano mediano a grueso, generalmente porfiroides, ricos en biotita én la parte oriental, donde también abundan las inclusiones de esquistos. A lo largo del contacto situado entre las quebradas de Amanao y Muschaca existe una ancha faja de milonitizacién donde el granito ha sido transformado en una ultramilonita. Hay otras zonas de gneisifi abundantes en todas las dreas graniticas al oeste y al norte de dicha faja. El rumbo predominante de’los esquistos varia entre N y NE; los contactos del granito son discordantes y més o menos verticales, aunque en el este, al pasar a la Hoja Anconquija, se vuelven més horizontales. En general los euerpos batuli- ticos tienden a agrandarse hacia abajo. Sobre el Basamento se superpone un conjunto de sedimentos que corresponden @ tres pisos: 1) el Calchaquense, compuesto de areniscas arcésicas, calcdreas, rojizas en Ia parte inferior pasando a grises en la superior; 2) un complejo de tobas, brechas Volednicas y tufitas localmente atravesadas por diques andesiticos y hasilticos y algunos cuerpos lipariticos (Complejo Voleénico), y 3) el Araucanense, formado por areniseas arcdsicas con muchos niveles conglomerédieos y algunos bancos de toba Fi gie ce ze HOJAS.GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 134 (ANDALGALA) _ 5 Blanca, En primera aproximacién los tres pisos son concordantes; entre el primero y ¢l segundo existe aparentemente uns discordancia regional. La estructura de Ia regién es simple. Los bloques del Basamento’ son asimétricos, eon fractora ya hacia el Indo Nw, ya sobre el SE. Hacia el Indo opuesto Ins capas terciarins aparecen adosadas a la peneplanicie cuya superficie es notablemente lana. ‘Los planos de falla son probablemente del tipo inverso, aunque préximos Is vertical, En la Hoja Capillitas se encuentran los yacimientos de cobre de Capillitas y del cerro Atajo. El primero esté forinado por un ‘‘neck’? volednico de tobas lipariticas Dlanguecinas, alojado en el granito, atravesadas a su vez por diques de dacita y de liparita, y cruzadas por vetas conteniendo minerales metaliferos (pirita, calcopirita, enargita, blenda, galena, etc.) en ganga de cuarzo y carbonato de manganeso. Las vetas penetran en el granito vecino, y se han originado en parte por relleno de fisurts y en parte por reemplazo; su rumbo predominante es E-W. El yacimiento del ccrro Atajo consiste en zonas de mineralizacién de rumbo W-8, aproximadamente verticales, que cortan las tobas del Complejo Voleénico al este del cuerpo liparitico intrusivo que forma el cerro Atajo. La mineralizacién es princi- palmente pirita, calcopirita y calcocita primaria, y la alteracién que la acompafia es sericitizacién y silicificacién. Marzo de 1947. 1, INTRODUCCION Las dos hojas que describimos en este trabajo abarean el gran con- junto de sierras que separa las depresiones de los campos del Arenal y de Belén-Andalgalé, entre los Nevados mas australes del Anconquija y el rio Belén. Incluyen ademés, en su éngulo noroeste, sierras que representan las estribaciones de la Puna. Sus limites son los paralelos 27° y 28° y los meridianos 66°15’ y 67° (Fig. 1). Casi todas las sierras comprendidas estin formadas por rocas gra- nftieas y, en menor proporcién, metamérficas. Solamente algunas de me- nor importancia se componen de rocas terciarias de origen volednico, las cuales, junto con los sedimentos terrestres de igual edad, ocupan con preferencia los valles intermontaneos. Por su constitucién y estructura, estas sierras deben ser consideradas como tipicas Sierras Pampeanas. ae ti Las rocas més antiguas que afloran en la regién son esquistos meta- mérficos y semimetamérficos, que corresponden a la misma formacién que los del Anconquija, ya someramente conocidos a través de las descripeio- nes de Rassmuss, BONARELLI y Pastore, y otros. La naturaleza litolégiea original de estas rocas es bastante homogénea dentro del drea abarcada por este estudio, pero la accién metamorfizante de las rocas intrusivas ha determinado diferencias m4s 0 menos locales. He asignado un origen prepaleozoico a estos esquistos, coincidiendo en ello con la mayorfa de los autores, aunque no existen pruebas conclu- sivas de su edad. He efectuado reconocimientos en diversos lugares de los cordones serranos de Tucumén y Salta y, como consecuencia de ello, ad- quirido la conviecién de que los esquistos del Anconquija, cuyo grado de metamorfismo disminuye hacia el norte, deben correlacionarse con lps “esquistos arcillosos”” que en Salta y Jujuy aparecen en discordancia debajo del CAmbrico. Los fundamentos de esta opinién son la aparente continuidad de los paquetes de estratos a lo largo de los cordones de las Cumbres Calchaquies y la analogia litolégica y estructural entre ambas formaciones. Solamente un relevamiento regional puede resolver defini- tivamente este problema. Fie..1.—Croquis de ubicacién de las Hojas 12d, Capillitas, y 13d, ‘Andalgala.—Carta Geolégico-Econémica de la Reptiblica. Escala 1: 200.000. w* Las rocas que componen el batolito son en su mayor parte granites porfiroides de grano mediano a grueso, con fenocristales de microclino. La HOJAS GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 134 (ANDALGALA) 1: Proporeién de este filtimo mineral es, sin embargo, variable, originfindose asi las diferentes variedades. Los contactos del batolito son totalmente dis- cordantes, y la aureola de metamorfismo poco desarrollada. autores han sostenido la idea que la intrusién de estas rocas se habria cumplido durante el Paleozoico inferior. La verdad es que no existen argumentos de ningin orden en favor de tal hipétesis. Hay por el contrario, motives para creer que también los granitos, como los esquistos, son prepaleozoicos. Es sumamente improbable que, de haber penetrado el granito en rocas paleozoieas, éstas no hubieran quedado conservadas en parte (1), Dentro del granito coman, en reas muy localizadas, existen diques de otra roca granitica de textura diferente. No creemos necesario atribuir a estas intrusiones una edad esencialmente distinta de la del granito co- min; es probable que representen una fase un poco tardia del mismo ciclo intrusivo. Sobre las rocas del basamento se apoyan las capas terciarias, que comienzan con el Calehaquense, representado especialmente por areniseas pardo-rojizas, y siguen con depésitos piroclasticos gruesos, acompaiiados de andesitas, basaltos y liparitas, terminando la serie con depésitos areniscosos, més o menos tufaceos, con mamiferos del Araucanense. El Cuaternario esté representado principalmente por el espeso y -extenso relleno detritico de los bolsones. La regién que nos ocupa ha atraido la atencién de los gedlogos prefe- rentemente por sus depésitos metaliferos, conocidos y beneficiados desde muchos afios atrés. Las primeras noticias sobre la geologia de esta parte del pais son debidas a STELZNER, quien reconocié las minas de Capillitas y eruz6 la sierra hasta el Fuerte de Andalgalé (16) *. Tiempo después Rassmuss, como extensién de su trabajo en la Hoja Anconquija por cuenta de la Direecién de Minas y Geologia, exploré la parte colindante de la Hoja Capillitas (C* Negro, rio El Candado) (13).- En esa misma época, en 1916, BoNaRELLI y Pastore se refieren al hallazgo de fésiles tereiarios en Visvis, al norte de la quebrada de Amanao (2, p. 39), sin precisar el lugar. El primer trabajo realizado con cierto detenimiento sobre las minas - del grupo Capillitas-Atajo se debe a Krrrt, quien ademés realizé estudios petrogrificos de las rocas graniticas de la regién, y publied un bosquejo geolégico, siempre de la parte mas oriental de las hojas Capillitas-An- dalgala. ‘Algunas de las conclusiones aleanzadas tras mi primer reconoci- miento de ambas hojas, han sido publicadas en 1945 (4). El anilisis en el laboratorio del material recogido, y un breve estudia posterior en el terreno, me han permitido ratificar y, también, rectificar algunos de aque- Nos resultados. (G) Al mismo ciclo de magmatismo que estas rocas pertenecen, muy probablemente, las que componen cao. de las Sicrros Pampeanas, capeciaimente las mas. cereanan (vaca, Zapata, ce), oe Tinileed Peecrifica es notoria, Em ninguna, de eas sicrrt ae ban encootrado hasta entoepaleozoicos ae ee asap oecacmaaat eel eae Peer erie Lae tuficence para explicar Ia auscncia de féniles. © Los mimeros cotre partncesis 1 reficren a la bibliogrfia al final de exte trabajo. “CONSIDERACIONES GEOGRAFICAS La gran sierra de Anconquija, que corre de NE a sw, se divide en su extremo austral en dos grupos de sierras, uno que se dirige al sud, cul- minando en el Ambato, y otro que sigue al oeste, pasando por Belén, hasta unirse en Fiambala con los elementos orograficos que se desprenden de la Puna. El borde oriental de esta iiltima atraviesa también de NE a sw la Hoja Capillitas, acompafiado de bloques de sierra subsidiarios. El 4rea abarcada por las hojas Capillitas y Andalgala ineluye aquel conjunto de sierras que se extienden entre Belén y el Nevado del Candado, el cual representa el ‘“‘nudo” de unién de los tres conjuntos de cordones, El 4ngulo noroeste de la Hoja Capillitas abarca también una pequefia por- cién de la falda de la sierra de Altohuasi, que forma parte de la Puna, y Jas sierras de Hualfin y, en parte, Las Cuevas. Entre la Puna (¥ sus sierras adyacentes, de las Cuevas y del Cajén) y la sierra de Anconquija, se extiende el campo del Arenal, cuyo extremo suroccidental esté inclufdo en las hojas estudiadas, asi como una ~ gran parte del campo de Belén-Andalgalé. La regién entera esta al poniente de la di climftiea represen- tada por la linea de cumbres del Anconquija y de las sierras que forman su continuacién austral. Ello se traduce en una muy escasa participacién en la humedad de los vientos del este, pues casi todas las precipitaciones se descargan sobre las faldas orientales de aquellas serranfas. El clima de nuestra regién es, por lo tanto, entre drido y semidrido. Como consecuencia del clima, la vegetacién es de tipo xeréfilo. En los campos o Ilanos es de carfcter arbustivo en la proximidad de las sierras, pero-al alejarse de éstas adquiere mayores dimensiones y aparecen verdaderos drboles, algunos de gran tamafio: algarrobo, caldén, quebracho blanco, chafiar, brea, churqui, ete. Los pastos son inexistentes, salvo en la époea de las Iluvias, de enero a abril, en que los ralos pastos de estacion erecen, sobre todo en las dreas cercanas a las sierras. En el campo del Arenal la vegetacién dominante es arbustiva; como Jas precipitaciones son més reducidas que en el de Andalgal4, los vientos secos del oeste han formado grandes extensiones de médanos, por leviga- cién del material fino. La vegetacién esté allf, en consecuencia, mucho menos desarrollada. En los tramos inferiores de algunos de los valles que bajan de las sierras al campo de Andalgalé-Belén Ja vegetacién arbérea adquiere un gran desarrollo, con presencia de elementos floristicos de la selva tucu- mana. Esto puede verse especialmente en quebradas de Andalgalé, Mus- chaca y Belén, lugares que constituyen verdaderos oasis dentro del am- biente naturalmente drido de la regién. En la falda alta de las sierras la vegetacién arbustiva es reemplazada por los pastos duros, que ascienden hasta la zona de escombros. Las vegas, con su vegetacién de ciperdceas, manchan de verde el fondo de las altas quebradas. Dentro del drea estudiada, la gran mayoria de los habitantes esté concentrada en el dngulo noreste de la Hoja Andalgalé, formando los HMoJAS GROLOGICAS 124 (CAPILLITAS) 13d (ANDALCALA) 6 eentros poblados de Andalgalé, Chaquiago, Choya, Potrero y Villavil, orden de importancia. El total de habitantes en la zona de Andalgalé es de 8.700. Todas estas poblaciones se benefician de las aguas que bajan de las altas cumbres del grupo C* Aspero-C’ Negro-Nevados australes. La més importante de esas corrientes, el rio Andalgalé, proporcioné, en 1948, un caudal medio para riego de 566 litros por segundo, que regé una su- perficie de 1696 hectéreas (total, 1836 Ha.). Estas se distribuyeron en 1948 en la siguiente manera, segin datos de la Intendencia de Riego . local: alfalfa, 457; uva para vino y mesa, 109; frutales (durazno, mem- brillo, manzano, peral, ciruelo y damasco, 290; higuera, 50; citrus, 79; olivo, 211; nogal, 73; algodén, 80; anis, 100; papas, 34; hortalizas y le- gumbres, 39; trigo, 76; cebada, 65; maiz, 87; varios, 10; total, 1.760 hec- téreas. La ganaderia es pobre, por falta de buenos campos de pastoreo; aleanza, sin embargo, para las necesidades locales. En la parte alta de la euenca de los rios Blanco, El Candado, Potrero, Choya, los pastos dures de las laderas y los matorrales del fondo de las quebradas proporcionan alimento a una cantidad relativamente reducida de hacienda vacuna, en otros tiempos més abundante. Son estos campos ms apropiados para la eria de ganado ovino, actualmente poco explotada. En el campo de An- dalgalé, donde lo permite la presencia de aguadas (El Mollecito, etc.), se era también hacienda vacuna, cuyo alimento principal es la algarroba y el pasto de estacién que crece con las escasas Iuvias de verano. La cria de cabras es el recurso econémico del poblador rural humilde. En la Hoja Capillitas, a lo largo del rio Belén, existen varios centros poblados, el principal de los cuales es Hualfin. Entre este lugar y el pueblo de Belén se escalonan los pueblitos de El Eje, San Fernando, Cié- naga. Las aguas de aquel rio permiten el riego de un reducido niimero de heetdreas, parte de las cuales estén ocupadas por vifiedos. Las aguas per- manentes de los rios Corral Quemado y Villavil permiten la existencia de pequeiias chacras a lo largo de su curso. En el valle del rfo Corral Que- mado los eultivos, que cubren las terrazas mas recientes, ven cada vez mas redueida su extensién por la accién erosiva del rio, que en sus crecidas temporarias ‘‘eome’’ gradualmente las barrancas. Belén, villa de importancia parecida a la de Andalgalé, est4 ubi- cada apenas al oeste del limite occidental del area estudiada, sobre el rio del mismo nombre. Las comunieaciones, dentro de ambas hojas, estan servidas por tres eaminos principales, que forman un triéngulo alrededor de las sierras centrales. Por una parte tenemos la ruta 40, que pasa por Santa Maria y Belén, siguiendo el curso del rio Nacimientos-Belén, pasando por la Puerta de San José. Otro lado del triéngulo es el camino entre Belén y Andalgal4, que pasa por la cuesta de Belén. El tercero seria el tramo de Ja ruta 63, entre Santa Maria y Andalgal4, que cruza la sierra entre esta filtima localidad y Capillitas. Este dltimo, tramo de montafia, que se eleva a una altura de cerca de 3.200 m y desciende bruscamente a los 1.200 en Choya, reemplaza al antiguo camino de herradura por Muschaca-Rodeo Grande, y acerca notablemente las villas de Andalgalé y Santa Maria. Todos estos caminos son de trénsito casi permanente, pues sélo las gran- des tormentas los interrumpen en los cruces de los rios (que son nume- rosos, sobre todo entre Santa Maria y Belén), o por desmoronamiento en la ladera de la montafia, en el tramo de cornisa. ai 10 ~~ BRLIX GONZALEZ BONORINO Andalgal& poseg comunicacién con Tucum4n por el camino de La Chilea, y por el de Santa Maria-Tafi del Valle. Por otra parte, una linea iérrea de trocha angosta la une con Catamarca y La Rioja. Fuera de los caminos mencionados, no existen otros de importancia dentro de estas hojas. Con dificultades puede llegarse en eamién desde Hual- fin hasta frente a Villavil, por El Jarillal, siguiendo un camino de carro. Un camino de carro une también El Eje con Corral Quemado, pudiéndose, con poco esfuerzo, hacerlo transitable para automotores. Finalmente, un corto ramal liga Villavil (en la Hoja Andalgal4) con el camino de La Chilea. PRIMERA -PARTE GEOLOGIA BASAMENTO CRISTALINO LAS ROCAS METAMORFICAS En las Hojas 12d y 13d las rocas metamérficas poseen un desarrollo mucho menor que las intrusivas. El firea abarcada por los esquistos cris- talinos puede subdividirse en tres: 1) los afloramientos situados entre el eerro Negro y Las Conchas y en la entrada de la quebrada de Villavil, constituidos por filitas, micacitas y algunos gneises de inyeccién, y que son reunidos bajo el nombre comiin de esquistos del Anconquija; 2) las piza- rras verde-oscuras de la parte oriental de la sierra de Ovejeria y la que- brada de Amanao, y de la falda oriental y septentrional del valle del rio Ampujaco; 3) los esquistos cuarzosos psammiticos del borde de la Puna, en el dngulo noroccidental de la Hoja 12d. Cada una de estas éreas posee un cardcter litolégico relativamente uniforme, y sus mutuas diferencias se deben a acciones secundarias més que a sus caracteres originales. 1.—Los esquistos del Anconquija. —Existe entre estas rocas una variedad relativamente grande, debida sobre todo a los cambios derivados del metamorfismo de contacto (en su més amplio sentido). Los tipos lito- logicos principales pueden, sin embargo, reducirse a dos, entre los cuales existen algunas transiciones, Ellos son: pizarras 0 filitas cOrneas, y filitas © miicacitas con venas de ‘cuarzo. Las primeras son roeas de color gris verdoso oscuro, euya textura varia de pizarrosa a filitica de acuerdo con su distancia del contacto y del horizonte estratigrafico (1) *. La abundancia de cuarzo le da a esta 7 Los meron entre parémteia (bastardills) se refieren « las desripiones petrorificas de la Sequnda HOJAS GROLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 134 (ANDALGALA) a ‘Foea un aspecto cérneo, aunque nunca llega a perder por completo la es- quistosidad. Distantes entre si varios centimetros o decimetros, se inter- calan capitas delgadas més pobres en cuarzo, en donde la mica se pre- senta en laminillas més grandes. La roca se exfolia de preferencia por estas capitas micdceas, y por ello muestra generalmente una superficie de aspecto filitico, con lineacién bien marcada (7). La cumbre del cerro ‘Negro esta formada por este tipo de roca, que predomina ademas en su falda austral. Con frecuencia la filita cérnea verde oscura presenta un bandeado earacteristico; se trata de bandas de pocos milfmetros, blanquecinas, con motas irregulares y alargadas de color verde oscuro; las bandas no poseen limites netos, y pueden considerarse como compuestas por los tabiques discontinuos formados por aquellas motas, que son en su mayor parte eristales de hornblenda. Hacia ambos lados de la banda, ésta se resuelve en dreas aisladas, de 1 6 més mm, que a veces presentan en su centro cristales de anfibol. La banda blanca esté formada por un agregado de granos de cuarzo y de plagioclasa, de alrededor de 0,1 mm, con textura ‘pavimentosa y cristales poiquilfticos de anffbol, de 0,5 a 1 mm, en general alargados en el sentido de la foliacién. Hay ademas algo de epidoto; la plagioclasa constituye alrededor de 30 % y se presenta muy alterada en sericita. Algunas bandas claras cuarzosas son de varios centimetros de espesor, y su composicién y textura corresponden a una especie de gra- nulita (3). 2 El bandeado en las filitas biotitieo-anfibélicas cérneas es bastante frecuente, y en ciertas partes de la sierra de Anconquija no se encuentran tipos que no muestren las bandas gris verdoso claras delgadas, caracteri- zados por la presencia de abundante epidoto. En la parte situada dentro de las hojas Capillitas y Andalgalé el bandeado es mas escaso. Se le encuentra bien desarrollado, por ejemplo, en la falda austral del cerro Negro. Aun no existiendo el bandeado que acabamos de describir, se puede observar casi siempre en las filitas cérneas bandas muy poco per- ceptibles, provocadas por leves diferencias de concentracién del cuarzo .(o de la mica). Este bandeado es mis visible en las superficies alteradas. - Por alteracién superficial y especialmente por la accién del agua, las filitas cuarzosas adquieren un tono més claro, gris azulado. Al rom: perse lo hacen en trozos prismaticos, alargados en el sentido de la li- neacién. Cuando nos acereamos a los contactos del granito las filitas cuarzo- sas aumentan levemente el grano; las superficies de exfoliacién, que co- yresponden, como se ha dicho, a delgadas bandas més micdceas, suelen presentar un brillo més marcado, dentro de su tono oscuro, y una visible lineaeién con frecuencia remareada por prismitas de anfibol subparalelos; + el corrugamiento es muy comin. Cerea del granito estos esquistos pueden presentar finas venas cuarzosas 0 cuarz0-feldespaticas. El segundo tipo, el de las filitas gruesas 0 micacitas casi siempre eon venas de cuarzo, forma camadas que alternan con las anteriores. Po- seen una esquistosidad mucho més marcada que las primeras, pero las superficies de exfoliacién son ms irregulares, a causa de las venas y lentes de cuarzo que se disponen en general paralelamente a la foliacién, y del abundante corrugamiento que ha plegado los planos de esquistosidad. Los micropliegues son en general irregulares y discontinuos; hay ademés pliegues de mayor amplitud, aunque abiertos. Algunas capas que no po- a seen mayormente venas de cuarzo, muestran una esquistosidad m&s regu- lar (6). En las cereanfas del contacto aumenta el tamajio de las laminillas de mica, y aparecen localmente venas lenticulares concordantes de cuarzo y feldespato de origen magmatico. Existen ademas venas de textura peg- matitica, que atraviesan la esquistosidad o se adaptan a ella en su reco- rrido tortuoso. El cuarzo inyectado en la foliacién forma con frecuencia lentes que toman el aspecto exterior de nédulos de algin mineral metamérfico. En la parte media y baja de la falda nordoccidental del cerro Negro, especialmente sobre el contacto occidental, al oeste de Las Conchas, pre- dominan micacitas y filitas micaciticas muy ricas en muscovita, de as- pecto atrayente, con superficies de exfoliacin de lustre perléceo, ya lisas, ya con crenulaciones regulares (4). Son numerosas las venas de pegmatita y de cuarzo, gruesas, que las atraviesan en forma concordante y discordante. Pueden verse a menudo diques transversales de pegmatita, de los cuales emanan lateralmente venas cuarzosas que penetran concor- dantemente en las micacitas. La abundancia de muscovita en éstas no debe ser ajena a las inyeeciones pegmatiticas. Sobre la superficie de ex- foliacién se distinguen casi siempre laminillas de biotita que sobresalen por su tamafio (metacristales). 2 Las micacitas de este tipo, que afloran arriba de Las Conchas, se intercalan sin limites netos con filitas, ricas en cuarzo, en granos de menos de 1 mm. Es posible que este tipo de roca corresponda a las filitas eérneas descritas arriba, que hayan sufrido mayor metamorfismo, y, sobre todo, metasomatismo (potésico), que en otras partes. En muchos casos estas capas muestran un débil bandeado que recuerda los esquistos listados, que abundan en las Hojas Anconquija y Villa Alberdi. Poco més al este, cerca del contacto oriental, sobre el filo situado entre los dos rios que desembocan en Las Conchas, afloran filitas micacf- tieas euarzo-feldespatieas de color gris verde oscuro, con planos de esquis- tosidad mAs o menos rugosos, y venas de cuarzo delgadas (2-5 mm). Cuan- do estas venas son regulares, la esquistosidad es plana; a menudo cortan la esquistosidad dando origen a estructuras ptigmaticas. Son earacteristi- cos de ciertos niveles nédulos de la forma de una avellana, de 2 a 3 om de longitud. Estos esquistos, que estén parcialmente plegados en pliegues abiertos, son atravesados por diques de pegmatita turmalinica o de un granito pegmatitico muy claro, de textura irregular, en forma de lentes © cuerpos irregulares discordantes, de rumbo N-s. El_rumbo de los esquistos es algo variable, especialmente en las proximidades del contacto, pero existen direcciones predominantes (ver pag. 22). La posicién de las pizarras filiticas e6rneas, ete., del cerro Negro y alrededores es relativamente tranquila, sin pliegues apretados, y con jnelinaciones generalmente no mayores de 45°. En el cerro Negro el rumbo es ne y la inclinacién de unos 15° al se; hacia Las Conchas el rumbo varia haciéndose NNw, e inclinacién fuerte al ene. Sobre la falda sud el rumbo es también Nz, pero la incli- nacién, cerea del contacto con el granito, es de 70°-80° al Nw. ‘Al norte de Las Juntas aparece, dentro del granito de grano grueso, una drea de esquistos biot{iticos cuarzosos andlogos a los del cerro Negro, pero algo mas metamérficos, de grano fino, poco esquistosos, algo eérneos, Esta roca presenta numerosas venas graniticas finas, turmalinicas, y filones de aplita rosada. La granitizacién ha avanzado en partes hasta impregnar HOJAS GROLOGICAS 12d: (CAPILLITAS) -¥: 138 (ANDALGALA) a { Wa rece com venan cunrsmas muy fina que: determinan uns. foljacién Los eoyuinten de la, dextrada a la quebrada’de Villavil oun on oh tar yor parte filitas o micacitas muy muscoviticas con abundante microplega tmiento. Estas rocas poseen una foliacién fina y regular, consistente en bandas oscuras y claras, 3 a 4 por mm, cuyos componentes predominantes son respectivamente, biotita y muscovita, de + 0,1 mm de difmetro. Con frecuencia las zonas muscoviticas se ensanchan, alojando en su centro un metacristal oscuro de biotita, totalmente cloritizado, de alrededor de Imm. En ciertos lugares hay pasaje a una anfibolita de grano fino. Son ay frecuentes las.inyeceiones de cuarzo, nodulosas, con pliegues ptig- iticos. En Villavil el rambo predominante es entre NNW y N-8, eon fuerte inelinacién al oeste, llegando a la vertical. En la entrada de la quebrada, dentro del ambiente granitico, en el lado norte, hay placas de esquistos mieaciticos en el granito, de grano fino, compuestos esencialmente de muscovita y algo menos de biotita. La muscovita es de mayor tamafio (++ 1 mm). Los bloques de esquistos son paralelos entre sf, siendo su rumbo entre N-S y N 30°w, y la inclinacién 35-40° al w. Los bordes de la micacita, que presenta varios sistemas de clivaje, estén penetrados por gufas de aplita paralelas a la esquistosidad Principal. i 2.—Las pizarras de sierra de la Ovejeria y Ampujaco. Las dos reas centrales de esquistos poseen caracteristicas litolégicas similares. La oriental, que forma una gran parte de la sierra de la Ovejeria, se pro- longa en una faja estrecha hacia el sud, que termina en el borde de la sierra, entre Amanao y Muschaca. El drea metamérfica de Ampujaco Todea el valle de este nombre al norte y el este. El cardeter litolégico de estas dos areas es bastante homogéneo. Se trata de pizarras sericiticas cloriticeas de color verde oscuro, muy poco metamérficas, y, en menor proporeién, pizarras seriefticas gris-verdosas claras, en parte amarillentas.’Hay pasaje entre ambos tipos de roeas, por variacién en la proporeién de clorita. El grano es muy pequeiio; las la- minillas de mica aleanzan apenas un promedio de 0,05 mm. En las inmediaciones de la confluencia del rio Atajo con el Visvis, poco al sud de Las Vizcachas, afloran pizarras claras bandeadas, con bandas gris-amarillentas claras, de 1 cm, intercaladas con otras més os- curas y deleadas. La esquistosidad forma un pequefio éngulo con el ban- deado. Siguiendo hacia el sud por la quebrada, aparecen enseguida, a 300 m de la confluencia, las pizarras verde-oscuras, algo azuladas, com- puestas de sericita, granulos de éxido de hierro y algo de clorita. La estratificacion original esta sefialada débilmente por capitas delgadas algo més claras, y existen varios planos de esquistosidad, el principal de los cuales corta a aquélla en un dngulo de unos 45°. El conjunto de esquis- tosidades determina una lineacién, y la roca se rompe en astillas alar- gadas. El rumbo varia en esta parte entre NW y N-S, posicién mas 0 menos vertical. Frente al puesto Las Vizcachas, en el contacto con las milonitas, los esquistos verde-oseuros, siempre verticales, tienen un rumbo ENE, siendo sin embargo muy variable en esta parte. En la parte oriental de la sierra de la Ovejerfa predominan tam- bién las pizarras eloritieas oscuras. En el flanco norte se ven estos esquis- Bry “+ PELIX GONZALEZ BONORINO tos, casi edénticos a los de la quebrada de Visvis, pero demostrando un metamorfismo apenas superior a éstos; los cristales de clorita, visibles s6lo al microscopio, estén mejor formados y son mayores que los de seri- eita. Hay ademas grénulos microseépicos de cuarzo, esparcidos, También existen en ellos mas de dos planos de esquistosidad, y la fractura es asti- llosa. Algo més al oeste, sobre el mismo flanco, a unos 5 km de Las Vizcachas, cerca de Buenaventura, afloran esquistos muy semejantes, pero algo més compactos. Al microscopio muestran laminillas de muscovita mayores, que alcanzan a menudo a 0,1 mm, mientras que la clorita es de menor tamafio. Hay ademas prismitas de turmalina. El rumbo de estos esquistos es casi N-S, fuertemente inclinados al oeste. Muy semejante es el aspecto de los esquistos oscuros verde-azulados que forman el flanco sur-occidental de la sierra y el area situada al este del valle de Ampujaco. A su vez, estas rocas son muy similares a las del eerro Negro. Observadas al microscopio dejan ver, ademas de la musco- vita, laminillas muy pequefias de biotita palida, lo cual indica un. meta- morfismo algo mayor. Ademés la turmalina verde es de mayor tamafio. Esta roca es relativamente compacta, rompiéndose en trozos angulosos alargados, pero no es mayormente lajosa. El aspecto es en cierto modo hornfélsico, aunque no deja de ser visible la esquistosidad. Esta Ultima se hace confusa, en parte por la existencia de mas de un plano, y en parte por el metamorfismo térmico post-tecténieo. Cerea del contacto con el batolito, por ej. al norte de Las Trancas, las pizarras son atravesadas por yenas de granito pegmatitico. En el flanco oriental del cerrito situado al oeste de Ampujaco aflo- ran, debajo del granito aplitico de la cumbre, las mismas pizarras verde- oscuras lajosas. Poco mas al norte, entre Cortadera y Ampujaco, se ob- servan pizarras sericfticas, con algo de clorita, de tonos més claros que el resto. Estas pizarras muestran un notable clivaje de fractura con unos 5 em de separacién. 3.— Las filitas cuarzosas del borde de la Puna. El 4ngulo nor- occidental de la Hoja 12d abarea una parte de la falda suroceidental de la sierra de Altohuasi, incluyendo el cerro Leén Muerto, ete. En esta parte afloran rocas psammiticas de eardcter e6rneo, y filitas con esquis- tosidad mareada. También en estas tiltimas se observan los efectos del metamorfismo térmico provocado por el granito proximo. La naturaleza de estas rocas es en gran parte psammf{tiea o semipe- Kitiea. Las rocas més abundantes en esta parte son: un hornfels cuareitico ‘oseuro (10), pardo en la superficie, con varios planos de diaclasa y estra- tificado en bancos gruesos de rumbo NE, verticales, y una filita verde oseura (9), con nédulos de cordierita. Estos nédulos se disponen casi siempre paralelos a los planos de esquistosidad, pero solo presentan una muy leve tendencia a paralelizar la lineacién. Existen ademés rocas cér- neas bandeadas, como la deseripta con el niimero 8 (Lam. x1v,). Cerea del granito hay abundantes diques de pegmatita de grano relativamente fino, blanco, y aplitas, paralelas a la esquistosidad. Estos diques son muy frecuentes y pueden ser observados en La Sala y en Papachaera. Finalmente, debemos mencionar el afloramiento de caliza cristalina en la quebrada de Muschaca, cerca de Mala-Mala. Se trata de un bloque de caliza englobado en la masa granitica, de color gris blanquecino y a - HOJAS GROLOGIGAS 128 (CAPILLITAS) Y. 134 (ANDALGALA) ~ 36 grano mediano (2-3 mm). En su contacto eon la roca intrusiva ha dea- arrollado una faja de actinolita verde clara, mezelada con una cantidad algo menor de olivina (Fa,,), verde oliva pélido, en granos de un mili- metro. Se han formado ademés agregados aciculares de wollastonita. Las dimensiones de este cuerpo no han sido exactamente establecidas, pero no pasan al parecer de unos 200 metros. Meta moRF18 mM 0.—Los esquistos del basamento cristalino han ‘sufrido los efectos de dos metamorfismos sucesivos, uno- dinémico o dina- motérmico y otro térmico. El primero de ellos es sumamente débil, y podriamos Iamarle regional. Este metamorfismo ha transformado las arcillitas en pizarras, con su facies tipica de muscovita-clorita-cuarzo. La ausencia de carbonato de calcio en la roca no ha permitido la formacién de epidoto, mineral tipieo también de dicha facies. La accién dindmica ha sido evidentemente més fuerte que la térmica en esta etapa, y dié lugar a la formacién de diversos planos de clivaje transversal. En el drea de afloramientos de la sierra de la Ovejeria puede apreciarse a dichas rocas en su aspecto primitivo, pues alli el metamorfismo térmico posterior no las ha modificado. Las pizarras presentan varios planos de clivaje ‘flui- dal’’, resultado quizés de la rotacién de las fuerzas. Son verdaderas tec- tonitas, euyo eje b estaria indicado por la lineacién. En esta rea central el metamorfismo crece levemente desde el contacto tecténico de la zona de milonitas, hacia el contacto intrusivo del granito de la sierra de la Ovejeria. En las proximidades de este cuerpo, tanto del lado oriental (Buenaventura) como del occidental (Durazno, ete.), aparece biotita, como resultado de la conocida reaccién: muscovita + clorita 4 éxido de hierro = biotits. Ahora bien, como a Ia par que aumenta el grado de metamorfismo disminuye la esquistosidad, es evidente que la formaeién de biotita, asi como el aumento de tamafio de la muscovita, son fenémenos post-tecténi- cos. Pertenecen, pues, a la segunda etapa, térmica, provocada por la in- trusién del batolito. Las rocas del drea oriental, en el cerro Negro, ete., muestran un grado de metamorfismo bastante mayor. Una earacteristica digna de mencién es la presencia de roecas de grano muy distinto (filitas y miea- citas) en estrecha asociacién. El cardcter esquistoso de estas rocas lleva @ pensar que en su formacién intervino activamente el factor dindmico. Por otra parte, el cardeter hornfélsico de algunas de las muestras indica- ria que el mismo no ha sido muy intenso. Es muy probable que la esquis- tosidad actual de las micacitas se deba, antes bien, a una recristalizacién mimética () de la mica. La penetracién magmitica pegmatitica puede haber sido un factor coadyuvante en este sentido, por medio de la cireu- lacién de gases o fliidos a lo largo de ciertos planos de clivaje. Sin em- bargo, muchas filitas y, en menor grado, algunas micacitas, muestran corrugamiento, el que indicaria cierta intehsidad en la deformacién. ‘La roca hornfélsica granatifera (2a) presenta dos o tres planos que se intersectan. Todo ello indica deformacién de cierta magnitud, que tal vez pueda relacionarse con: la compresién lateral del cuerpo intrusivo. En esta parte, pues, la distincién entre ambas etapas metamérficas no (1), Cecomiente pseaecnico de ln divide crigalioy siguendo, le rientaciin preesablecida por a deformacién. Ver Saxoen, B., Gefigekunde der Gesteinc, pig. 172. at 16 |i ELI GONZALEZ BONORING esté bien marcada; en el metamorfismo principal post-tecténico entra la accién dinémica, aunque en Jas texturas aparentemente dinamometamér- fieas interviene tna gran parte de recristalizacién mimética. En el meta- morfismo en general tuvo intervencién activa la inyeccién magmitiea. La sillimanita que representan algunas rocas est significativamente asociada a fenémenos de inyeceién (2). En las rocas del érea noroceidental se observa de nuevo una clara separacién entre ambos metamorfismos. Una muestra de ellos es la for- macién de nédulos de cordierita entre la esquistosidad de filitas bio- titiceas (9). Rzsu «EN. —El complejo metamérfieo del basamento estéforma- do por rocas pelfticas con un grado de metamorfismo variable. El sedi- mento original ha sido una arcilla, probablemente rica en potasio, més 0 menos rica en clorita; localmente algunos niveles eran ricos en carbonato. En el noroeste, predominan los tipos psammitieos finos. E] metamorfismo de estos sedimentos se debié en esencia a los cuerpos granfticos intruidos en ellos, que actuaron sobre rocas ya convertidas en semimetaniérficas (arcillitas pizarrosas, ete.) por movimientos tecténicos. La aureola metamérfica del batolito es muy variable en importancia. Est4 muy poco desarrollada en el 4rea del Nw y menos afin en la eentral.- En aquélla los tipos psammiticos demuestran recristalizacién sélo en el eemento, no asf en los granos. En la segunda, donde son todas pélitas, 0 semipelitas, las rocas son pizarras verdes oscuras. En esta area hay pasaje de facies sericita-clorita a sericita-biotita, cerea del granito. En el Area oriental la aureola del metamorfismo es mucho més marcada, En el contacto mismo tenemos micacitas y algunos gneises de inyeceién; las rocas suelen mostrar corrugamiento y abundante inyeccién por venas, en general concordantes de cuarzo. A pocos centenares de me- tros del contacto el grado de metamorfismo ha descendido al de una pizarra e6rnea con intercalaciones filitieas, que indican capitas mas ricas en material pelitico. El aspecto propio de metamorfismo regional que presentan las rocas cerea del contacto se debe a la reeristalizacién: mimé- tiea, que no hace més que recalcar una esquistosidad ya preformada. Los esquistos muestran en general una fuerte inclinaeién; el’ rumbo predominante es n-s. LAS ROCAS GRANITICAS Las rocas pertenecientes al batolito granftico ocupan la mayor parte del Grea montafiosa de la regién. Con exeepeién del cerro Negro, las cum- bres més altas se elevan en ambiente granitico. Es imposible reconstruir en su totalidad los contornos del batolito, ya que en su mayor parte se encuentran ocultos por el relleno de los bolsones. Su extension es, de todas maneras, muy grande, sobre todo si tenemos en cuenta su. prolongacién hacia el oeste (Hoja Fiambala) y hacia el sud (sierra de Velazco, ete.). El 4rea granftica no es continua, sino que aparece dividida por extensiones de roeas metamérficas que pueden representar ya sea ‘‘roof pendants”, © tabiques entre intrusiones separadas del mismo complejo plutdnico. RR HOJAS GEOLOGICAS 124° (CAPILLITAS) ¥‘ 13d (ANDALGALA) aw +: ‘Petrografia. — El tipo litolégico predominante es un granito en el que el feldespato potasico (microclino) iguala o exeede en abundancia 3 Ja plagioclasa acida. Una textura porfircide es coman a casi toda la region, pero esta especialmente desarrollada en la parte oriental, en donde les grandes cristales de micropertita se destacan mejor del resto de la roca (L&m. rx,-,). Esto se debe, no tanto al aumento del tamaiio de los feno- eristales como a la disminueién del grano en el resto de la roca, aunque los fenocristales aleanzan en partes dimensiones cereanas a los 10 em. El grano crece de este a oeste, salvo excepciones de earacter local (sierra de Ovejeria, cuesta de Belén). Para la deseripeién consideraremos por separado cuatro areas, en el siguiente orden: 1) area situada al este de la quebrada de Amanao-Visvis; 2) area comprendida por la quebrada antedicha y el valle de Ampujaco; 3) la sierra de la Pampa, y 4) las sierras al Nw del rio Belén-Nacimientos. ‘Al norte y noroeste de Andalgalé, la sierra esté formada en su mayor | parte por granitos adamelliticos de textura porfiroide. Cristales de micro- pertita, idiomorfos, de 3 6 4 em, nadan en una base granodioritica de | grano mediano. Los fenocristales poseen color gris levemente rosado, e incluyen pequefias laminillas de biotita y cristales de cuarzo. Excepcio- nalmente estos fenocristales aleanzan a medir 10 em. Localmente se ob- , serva en los fenocristales una orientacién fluidal més o menos marcada, | predominando la posicién vertieal, o muy inelinada, del pinacoide (010) (lam. x,). La proporeién de fenocristales es algo variable en cortos trechos. Hacia el norte, en las proximidades de Capillitas, la ‘facies porfiroide pasa gradual pero répidamente a equigranular, con grano mediano. Es la roca que aflora, por ejemplo, cerea de La Negrilla (18), en el Porte- zuelo Blaneo (21) y en Capillitas (17); forma asi la falda norte y nor- occidental del cerro Aspero. También predomina la facies no porfiriea en La Pulperia, donde los fenoeristales son eseasos y pequefios (22). En Ca- pillitas, el cuerpo volednico se encuentra rodeado por granito equigranu- lar, pero la facies porfiroide vuelve a predominar hacia el norte y el noroeste, en la sierra de Capillitas (16), en el pequefio bloque granitico de Cazadero y en El Durazno. La presencia de abundantes ‘‘sehlieren’’, m&s o menos lenticulares, es una caracteristiea de esta parte del batolito (Lams. x y v,). Se trata evidentemente de inclusiones parcialmente asimiladas, ahora compuestas principalmente por biotita. El tamafio de estas inclusiones es por lo comin no mayor de unos deeimetros, pero existen también bloques de varias dece- nas o centenas de metros. Algunos de éstos son atravesados por el camino (ruta 63), poco al norte de Choya y entre Choya y Potrero. Aparecen en gran abundancia en las proximidades del contacto oriental del batolito. Son cuerpos més o menos tabulares, de 50 o mas metros de espesor, com- puestos de una roca gnéisica, rica en biotita y muscovita, con algo de cuarzo y feldespato de grano fino, y con” venas finas gran{tieas que la atraviesan paralelamente a la foliacién. Su orientacién es relativamente constante, lo mismo que las inclusiones més pequefias (ver més adelante). Las inclusiones pequefias (xenolitos) son seguramente trozos de los esquistos que forman la caja del batolito. La aecién metasomatizante del ‘magma ha convertido las rocas de diversos tipos en otras de composicion uniforme. Su forma es a menudo lenticular, predominando los de pocos wo 18 FELIX GONZALEZ BONORINO decimetros. Las superficies de exfoliacién, rieas en mica, muestran una lineacién débilmente mareada. Con mucha frecuencia delgadas venas gra- niticas de grano fino (apliticas) penetran a lo largo de los clivajes, atra- vesando localmente el mismo, y dando lugar a texturas ptigmiticas. Es earacteristico también el aumento de tamafio de la biotita en el margen de la inclusién. Algunas de las venas que atraviesan las inclusiones son de cuarzo y de feldespato potasico, ya sea asociados o en venas separadas. Con frecuencia se observa el crecimiento de grandes cristales de cuarzo y/o feldespato en el interior del xenolito. En el noreste, la roca porfiroide que constituye el cerro Yutuyacu y su falda septentrional, posee una gran proporeién de tales xenolitos. Casi no se ve un metro cuadrado sin una o més inclusiones lenticulares, orientadas paralelamente a la foliacién sefialada por los fenocristales. la pasta de la roca, en esta parte, es muy rica en biotita, la cual, muy posi- blemente, deriva de la desintegracién de los xenolitos (ver Lam. v,). El contenido en biotita decrece algo hacia el oeste, pero es todavia apre- ciable en el cerro Aspero, Agua Amarilla, hasta cerea de Muschaca (La- mina 1Xx,-,). En esta parte la roca intrusiva est4 penetrada por filones de dife- rente naturaleza. En la parte austral (Choya, Muschaca, ete.), hay apli- tas de color gris rosado, en filones de algunos decimetros de espesor. Mas al norte, en el cerro Aspero y la sierra de Capillitas, se encuentran filones delgados de liparita, lampréfiro y pegmatita. La liparita (37) posee una pasta verdosa y grandes fenocristales rosados de sanidina, orientados preferentemente en posicidn paralela a las paredes del fildn. E] lamprofiro muestra numerosos fenocristales de hornblenda en una pasta oscura (20). Las pegmatitas son de composicién simple (microclino, cuarzo y musco- vita). La mica esta concentrada en los bordes, dispuesta perpendicular- mente a las paredes, y es de tamafio redueido. En esta parte los filones de pegmatita son delgados, pero mas al noroeste, cerea del contacto, ad- quieren un gran desarrollo. Pueden ser observados a unos 2 6 3 km al NE de Capillitas, en el camino a Santa Marfa, donde cruzan la garganta del rio con rumbo N-s, e inclinacién de 30°r. Alli, euarzo y microclino des- arrollan una hermosa textura grafiea; los cristales del segundo aleanzan hasta 40 em. La muscovita y los pequefios prismas de turmalina se disponen asimismo en los bordes del filén, normalmente al contacto. También existen algunos filones y pequefios cuerpos de aplita, como el que aflora en el portezuelo de La Negrilla. Hacia la cuenca del rio Potrero, el granito pierde en parte su ca- réeter porfirico. En la region situada entre dicho rio y la quebrada del Vallecito (Rodeo de las Yeguas, La Ensenada, ete.), por ej., predomina un granito casi equigranular, de color gris claro, levemente rosado (13). Hacia el norceste, en las cuencas de los rios El Candado y Blanco, el grano se hace sumamente grueso, con gran predominio de los cristales de microelino. La roca adquiere asi un aspecto particular, por la gran abun- - dancia del microclino blanco grisdceo en cristales de gran tamaiio (a menudo hasta 5 em); la ‘‘pasta’’ es de grano grueso a mediano (5-10 mm) y esté compuesta por euarzo, oligoclasa, microclino, abundante biotita y algo de muscovita; los grandes cristales subedrales de feldespato potasico constituyen por si solos més del 50 % de la roca. Esta facies sienogranf- tica se extiende hacia el norte hasta ponerse en contacto con los esquistos al sud del cerro Negro; ocupa, como decimos, el rea entre los rios El HHOJAS GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) Y 13d (ANDALGALA) » Candado y Blanco y aun més al sud de este dltimo, legando hasta la quebrada de Villavil. A partir del puesto de El Candado hacia-el w y Nw, el granite adquiere el aspecto porfiroide comin. En El Pabellén, la roca es més 0 menos gnéisica, fluidal; mas al sud y sudeste, en cambio, el granito, que presenta por lo comin facies de grano relativamente fino, no muestra mayor orientacién en los fenocristales. Una facies (14, 15) rosada o rojiza, de grano mediano fino, equigra- | nular, forma el cordén de Las Lajas (Hoja Villa Alberdi) y continéa al norte de Villavil, constituyendo aproximadamente la parte de la sierra situada dentro de la Hoja Andalgala, y empalmando con la facies de la cuenca del rio Potrero, de la cual no difiere fundamentalmente. Al ceste, esta facies limita con la de grano grueso (sienogranito) de El Candado. El granito adamellitico de Cazadero, al Ne del Atajo, es de caracter porfiroide, y contiene frecuentes diques de pegmatita, de alrededor de un metro de espesor. La textura grafica aparece bien desarrollada, orientan- dose las varillas de cuarzo perpendicularmente a las paredes. También aqui contiene algo de turmalina en los bordes. Muchos de los filones son compuestos, es decir que estén formados por dos tipos de rocas: un granito grueso muy muscovitico, y una pegmatita con grandes individuos de microclino y cuarzo. En algunos lugares del mismo bloque, como por ejemplo en ciertas partes del borde occidental, la roca intrusiva adquiere un marcado earacter gnéisico, resultado de la incorporacién y asimilacion pareial de esquistos. Se ha originado asi una roca muy rica en compo- nentes oscuros, con fluidalidad ondulante, y fenocristales de microclino perfectamente orientados. En el 4rea comprendida entre la quebrada de “Amanao-Visvis y el valle de Ampujaco predomina un granito leucocritico (30) de grano grueso, a menudo algo porfiroide, con fenocristales de 3 a5 cm, rara- mente hasta 10 em, de color rosado carne, o blanquecino, segin el grado de alteracién. En menor extensién aflora una facies de grano fino, oseura, porfiriea (pérfiro adamellitico, 31). Estas rocas aparecen en el valle de Talayacu, y forman la extremidad del bloque de sierra que ter- mina en la cuesta de Belén, hasta unos 3 km al norte de este lugar. En toda esta drea granitica abundan las zonas delgadas de miloni- tizacién, que hacen que el granito presente con frecuencia aspecto gnéisi- co. Estas zonas o planos de deformacién presentan rumbo N-s constante. El eardeter porfirico esté mucho menos desarrollado en esta parte que en el este; el grano es, en cambio, més grueso (30). En el portezuelo de Tala- yacu, por ejemplo, el granito, de color rosado, aproximadamente equigra- nular, posee un grano medio de casi 1 em. La proporcién de biotita es eseasa en esta roca, pero es algo mayor en el granito de Algarrobal, de grano aun més grueso (-+ 1 cm). En este lugar el granito adamellitico biotitico-muscovitico posee cristales de mieroclino, y en menor grado, de oligoclasa, que sobresalen en Amanao, cerca del contacto con los esquis- tos; es levemente porfiroide y contiene apretiable cantidad de biotita (24). En la cuenca de la quebrada del Cura son frecuentes ciertas grietas anchas rellenadas por un material pardo rojizo, de grano muy fino, en el cual nadan cristaloclastos irregulares de feldespato gris rosado y de cuarzo. En la misma quebrada se observan filones delgados de aplita, y algunas venas de cuarzo con turmalina. En esta quebrada las zonas de gneisificacién son menos frecuentes que en el resto del area granitica. na Zz 20 FELIX GONZALEZ BONORINO La sierra de Ovejeria esté constituida, en su mayor parte, por una tonalita (29) de color gris rosado carno, de grano mediano, con escasa cantidad de biotita, cuyas fracturas frescas presentan poco contraste entre los distintos minerales; muestra en general sefiales de eataclasis. Sobre la falda suroccidental es comin una adamellita de grano fino, del mismo color, levemente rosada en las superficies alteradas, muscoviticas. Esta roca puede ser observada en los afloramientos del area cubierta por el Terciario, en el camino entre Las Juntas y Vallecito. Son caracteristicas de estas rocas las motas de tinte violéceo oseuro, debidas a pequefios eris- tales de turmalina. Poco més al oeste, en los alrededores del portezuelo entre Vallecito y Durazno, aflora una roca pardo rojiza, de grano fino (1-2 mm), con fenocristales de microclino. Es un pérfiro granodioriti- eo (28) muy similar en su aspeeto a la roca de la cuesta de Belén. | La sierra que culmina en el ccrro de la Pampa, al oeste de Ampu- jaco, esta constitufda totalmente por rocas graniticas que muestran con frecuencia sefiales de dinamometamorfismo, consistente en una marcada textura gnéisica. Estos tipos gnéisicos son aqui mas frecuentes aun que en la sierra al este de Ampujaco, que acabamos de describir, y pueden ser observados cémodamente a lo largo del camino que corre por la que- brada de Belén. El rio Belén corta la sierra entre Puerta de San José y Belén, © sea que secciona al sesgo una extremidad del cordén del cerro de la Pampa. Ello permite reconocer la constitucién litolégiea de la misma. La mitad septentrional de la quebrada corta granitos porfiroides ricos en biotita, sumamente gneisificados. Sobre los planos de diaclasas, de rumbo aproximado N-s, resaltan los cristales de feldespato de color gris claro, en una pasta oseura. Estos cristales son, en realidad, agregados de sericita que conservan todavia algo de la forma original, muy aplastados en el plano de la foliacién. Esta es muy mareada, no quedando rastros de la textura original, salvo del cardcter porfiroide. El cuarzo, de tono azulado, forma nicleos resistentes rodeados por zonas micéceas ondulan- tes. Hacia el sud, en la parte media de la quebrada, existen cuerpos me- nores de cardcter aplitico grueso, leucocratico, igualmente gneisificados. Més al sud la facies porfiroide rica en biotita es reemplazada por una milonita de tono més claro, correspondiente a un gtanito porfiroide muy rico en grandes cristales de feldespato potdsico, y material intersticial eseaso, cuarzoso-plagioclisico-biot{tico. Ya a 2 6 3 km de Belén, la milo- nitizacién disminuye y desaparece, quedando dicho granito con sus carac- teres originales. Esta roca forma los cerros que circundan a Belén. La foliacién de los ortogneises y milonitas posee rumbo general variable entre NW-SE y N-S. Mas al norte, a la altura del puesto de la Pampa, la falda de la sierra esté compuesta del mismo granito en facies gnéisica, aunque con menor deformacién que en la parte superior de la garganta del rio Belén. Existen fajas, sin embargo, en que la milonitizacién es intensa. Frente al puesto de la Pampa aflora un granito gnéisico con fenoclastos de mi- eroclino y abundante biotita (34) 0 sea en facies parecida a la que forma la parte superior de la garganta del rio Belén. misma facies gnéisica, con abundante biotita y fenoclastos de microclino, aflora al pie occidental de la sierra, en el puesto de la Pampa (34). HOJAS GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 1id (ANDALGALA) ai En la euenea de El Vizeote, en la falda oriental, el granito gris) ae leucoeratico, ha sido transformado a menudo en un. gneis milonitico de grano fino, perfectamente reeristalizado, semejante a ciertos tipos de Ja zona de milonitizacién de Las Vizeachas, descritos més adelante. Al oeste del puesto Ampujaco, en una pequefia estribacién de: la sierra cuyo z6calo es de esquistos, aflora una aplita de tono rojizo fuerte. Como una prolongacién de esta sierra puede ser-considerada la: serie de afloramientos que se desprenden desde Luna Aguada y alcanzan la Banda Colorada, cerea de El Pozo, en pleno campo de Belén. Estas uni- dades estén constituidas por un granito intensamente milonitizado, formacién, en muchos casos, de filonitas. Las sierras de Hualfin y Las Cuevas estén formadas por granito rosado de grano grueso (32) a mediano (33), rico en feldespato potésico. Dentro del granito grueso se encuentra en muchos lugares un pérfiro granitieo, en cuerpos reducidos de contornos irregulares y- contactos mal definidos; se trata evidentemente de una facies comagmética del granito principal. Las facies milonitieas, concentradas en zonas més 0 menos delgadas (ver més adelante), son muy frecuentes, aumentan en niémero e importancia, hacia el noreste; la sierra de las Cuevas muestra en casi toda su extensién, cardcter gnéisico. Un tipo de ultramilonita de esta sierra aparece descripto mas adelante (pg. 32). Las rocas graniticas del borde oriental del batolito. — En las ‘idades del contacto oriental del batolito, entre el campo del Arenal ¥ el filo del Yutuyacu, el granito porfiroide esta cruzado profusamente Por diques de una roca granitica de grano més fino, dé color gris ama- Tillento claro, rica en museovita y turmalina. Esta roca llega a predominar sobre la primera en muchos lugares cercanos al contacto, siendo gla la que generalmente establece el contacto con los esquistos. Su aspeeto es el de una aplita de grano grueso, aunque su textura no es alotriomérfica (11 y 12), Esta roca es la causante de la abundante inyeccién que pre- sentan los bloques de esquistos inclufdos en la masa del. batolito, cerea del contacto. La eomposicién es por lo comin granitica, pero la propor- cién de feldespato potasico no es constante, variando desde 23 % (11) a practicamente nada en algunos filones que afloran sobre la falda ocei- dental del cerro Yutuyacu, frente a Capillitas (12). En su mayor parte, sin embargo, esta roea posee apreciable eantidad de microclino, que con frecuencia sobresale levemente por su tamaiio (11). En la regién de La Hoyada, por ejemplo, dentro de la Hoja 12e, es posible observar el desarrollo porfirico de esta roca, que aparece intruyendo en filones y areas algo irregulares a la otra roca porfirica, pero de grano-mas grueso. El color de los pequefios fenocristales es gris carne, a diferencia del ro- sado que predomina en la roca porfiroide comin. ‘Los rasgos caracteristicos de esta roca son, como dijimos, su grano fino y la abundancia de muscovita y turmalina (esta ultima ausente en algunos tipos, 15), que pueden sobrepasar a Ja biotita. En general la tur- malina determina una lineacién, orienténdose subparalelamente. Distingue a esta roca un tono amarillento, por impregnacién del 6xido de hierro resultante de la alteracién de la biotita. Su ubicacién areal puede resumir- se en una amplia faja, de hasta unos 500 metros de ancho, a todo lo largo del contacto del batolito, desde Chaupiyacu (rio Blanco) hasta Yutuyacu. Constituye ademas gran parte del area granitica situada en la falda ocei- dental del Anconquija, la cual penetra en nuestra Hoja hasta Las Con- 22 FELIX GONZALEZ BONORINO chas. En esta parte la roca, de tono amarillento, presenta filones de pegmatite, més abundantes en el nx, y, con frecuencia, textura gneisoide. Este tipo de granito, que en parte pasa répida pero gradualmente a facies porfiroides gruesas, bien visibles al Ne de Las Conchas, est4 asociado a los procesos de inyeceién de las rocas de caja, ILas rocas mAs inyectadas estén siempre en contacto con dicha facies, aunque la inyeccién en sf ha sido efectuada sobre todo por Ifiquidos pegmatiticos. Los contactos del batolito. — El contacto entre las rocas granfticas y las rocas metamérficas que forman su caja ha sido observado en Ja region del cerro Negro, en la quebrada de Villavil (al este de Andalgalé), en la quebrada de Amanao, al norte del portezuelo de Las Trancas, y en Papachacra. 1,— Aleste de Capillitas el contacto se levanta del campo del Arettal en Chaupiyacu, cerca de rio Blanco, pasa por el portezuelo de Yutuyaeu, sigue por la falda de El Pabellén, y gira en 4ngulo recto hacia el naciente, entrando en la Hoja Aneonquija. De acuerdo con las observaciones realizadas el contacto es en eonjunto discordante; el plano de contacto se inclina fuertemente hacia el este en la falda norte del cerro Negro, de manera que los esquistos tienden a cubrir el granito, -Probablemente su- ceda lo mismo en la parte sud, donde el contacto penetra en la Hoja Anconquija. Desde el nevado El Candado desciende otra Ifnea de contacto que cae cerca de Las Conchas. En esta parte los esquistos se sobreponen par- cialmente a'las intrusivas, ya que el plano sc inclina, al menos en parte, al w. El contacto se hace horizontal en el propio nevado. Segtin hemos visto anteriormente, la observacién directa del contacto entre el granito porfiroide comin y los esquistos esta dificultada por la: presencia de diques de una roca granitica de grano relativamente fino, que se introduce en aquél y entre ambas rocas, penetrando muy poco, en eambio, enlos esquistos, Sobre la falda oriental de los cerros Yutuyaeu y El Pabellén, © sea en Ia ladera occidental de la quebrada de La Alumbrera, puede verse los esquistos levemente inclinados hacia el wsw, enya foliacién esté recalcada por la presencia de numerosos filones-capas de la mencionada roca granftica. En la proximidad del contacto, ademas de estos gruesos filones, los esquistos micaciticos muestran una profusién de finas venas granitieas, gran parte de ellas con textura pegmatitica; estas venas son generalmente coneordantes con la esquistosidad, aunque a menudo la cortan en forma caprichosa. Los filones que penetran en los esquistos son casi siempre de naturaleza pegmatitica. El granito comin de las proximidades del contacto es mareadamente gnéisico y porffrieo (Lém. v,). Es dificil, sin embargo, hallar una relacién simple entre su foliacién y el contacto, ya que aquélla es de rumbo va- riable y con frecuencia normal a este dltimo. Los esquistos, por su parte, muestran cerea del contacto los efectos del metamorfismo de inyeccién, adoptando una textura filitica gruesa o micacitiea, pasando a gnéisica por aporte magmitico. El grado de metamorfismo disminuye répidamente al aumentar la distancia del contacto, y ya a unos mil metros del mismo encontramos la pizarra filftiea eérnea que forma el cerro Negro. Ta posicién estructural de los esquistos prdximos al contacto no ofrece anormalidad importante. En el cerro Negro su rumbo es NNE, con inclinacién de 10°-15° al este, En las cereanfas del contacto el rumbo es ¥ HOJAS GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 134 (ANDALGALA) 23 diferente; en la quebrada de:La Alumbrera es NNw, con leve inelinacién al oeste; en el filo que baja del cerro Negro a Las Conchas, las filitas corrugadas presentan rumbo e inclinacién cambiante. Al sud de aquel cerro, en el filo de las Pireas y en la ‘‘mina de hierro’’, en el contacto de rumbo £-w, el rumbo es N 60° £, con inclinacién fuerte al Nw. Como se ve, Ia posicién de los esquistos varia cerca del contacto, pero no se puede decir hasta qué punto estos cambios se deben a la intrusién y no a mo- vimientos anteriores, De todos modos, las variaciones no son bruscas, ni las inelinaciones mareadamente mas fuertes cerca del contacto que en el resto. Con toda probabilidad ha existido, sin embargo, una débil accién mecfnica de parte de la intrusién. En la regién del puesto El Candado las intrusiones del granito de grano fino en la plutonita comén porfiroide no se presentan, por lo que el contacto se efectiia directamente entre ésta (representada por el sienogranito) y las pizarras cérneas algo filitieas, con escasa inyeccién, El contaeto es aqui aproximadamente vertical. En El Pabellén, en su falda se, y £, en el contacto entre el granito porfirico algo gnéisico que alli se presenta, con los esquistos biotiticos, existe un cuerpo de dimensiones apreciables (unos mil metros de diémetro) de una roca compuesta de granos muy pequefios (+ 0,5 mm) de euarzo, con algo de muscovita. La roca posee el aspecto textural de una aplita, pero con frecuencia muestra una foliacién visible en la que juega un papel importante la mica. El color es blanco mas o menos griséceo, y su textura sacaroide. Esta roca, que es la portadora’de la mineralizacién de cobre de la mina de La Alumbrera (mina del C* Negro, en el mapa), aflora en el fondo de Ia quebrada homénima, desde poco arriba de la mina hasta cerca del lugar donde el contacto cruza el rio. En parte muestra un tono superficial levemente rosado, que acentiia su parecido ccn las aplitas; pueden verse también venas delgadas de cuarzo, de grano mAs grueso que Ja roca. En esta parte del contacto son también frecuentes, especialmente dentro de la roca intrusiva, gruesos diques de lamprofiro y de pérfiro andesitico. El primer tipo de roca aparece representado por al menos dos variedades, de aspecto semejante; una de ellas tiene fenocristales disper- sos de plagioclasa, poco conspieuos; la otra, en cambio, muestra cristales grandes, pero muy escasos, de hornblenda; la pasta es en ambas parecida, easi afanitica, de color gris negro azulado, revelando al microscopio gran eantidad de biotita. El porfiro andesitico es de color verde grisaceo claro, y presenta una gran cantidad de fenocristales de andesina, de + 2 mm, y de biotita, en una pasta eseasa y poco diferenciable de los fenocristales. 2. —En la quebrada de Villavil, al este de Andalgala, puede obser- varse también el contacto del batolito con su caja, el cual presenta ca- raeteristicas similares al del portezuelo de Yutuyacu. Las filitas, con abundante microplegamiento, muestran aqui también numerosas venas irregulares, ptigmaticas, nodulosas, de cuarzo asociado 0 no con feldes- pato. En conjunto, el contacto es neto, pudiendo trazarse dentro de pocos * * centimetros o aun milimetros. La roca intrusiva es de grano. mediano, muscovitica (15), y parece pertenecer a la facies de grano fino que més al norte intruye en la vecindad del contacto (11 y 12). Dentro de la gra- nodiorita, en posicién aproximadamente paralela al contacto, se encuen- tran asimismo bloques de esquistos inyectados por el magma granitico. u FELIX GONZALEZ BONORINO 3.—La quebrada de Amanao corta, cerea de Las Juntas, el con- tacto entre el granito y las pizarras cérneas verde-oscuras. Este contacto es neto y francamente discordante; numerosas venas apliticas penetran en la roca de caja, sin aleanzar empero grandes distancias. El esquisto ha sido termometamorfizado, y también feldespatizado (25). A pocos centimetros del propio contacto, dentro del esquisto, puede verse cristales de microclino de apreciables dimensiones. El granito, que es algo porfi- roide, incluye por su parte algunos xenolitos de la roca de caja. Los filones de aplita rosada, de grano relativamente grueso y a veces tendiendo a pegmatitica en el centro, son en general discordantes, de espesor variable en corto trecho, y desprenden finos filoncillos “lit par-lit’’, muy tortuosos. El mismo esquisto verde oscuro se encuentra en contacto con el granito rosado al norte de Las Trancas, en el valle de Ampujaco. Su ¢s- quistosidad es confusa, debido a su cardcter cuarzoso; presenta abundante diaclasamiento, y est4 atravesado por filones de granito pegmatitico, 4.—El contacto de Papachaera, en el éngulo nw de la Hoja Capi- llitas, es discordante; numerosos y gruesos diques de pegmatita blanca (albitiea), con poca mica y turmalina, y de aplita, atraviesan los esquis- tos eérneos. La aplita presenta a menudo textura gnéisica, resultado de la milonitizacién; la foliacién es paralela a las paredes de los filones, los cuales son, 4 su vez, comfinmente paralelos a la esquistosidad de la roca metamérfica. Varios diques de granito de grano mediano, de 10 6 mas metros de espesor, atraviesan la garganta del rio Papachaera, poco al sud de Ja localidad de ese nombre; su orientacién es aproximadamente para- lela al contacto. Composicién quimica de los granitos. — Los finicos datos analiticos existentes sobre la composicién quimiea de las rocas granfticas de esta regién corresponden a cinco andlisis presentados por Kirti, y que trans- cribimos a continuacién (6, pag. 341). 1 2 s 4 5 69,07 64,54 63,12 65,22 64,52 0,25 0,61 0,63 0,39 0,52 15,48 15,02 16,06 16,87 17,09 0,12 3,50 3,20 3,96, 0,39 1,28 2,25 2,19 2,11 223 137 1,90 1,55 114 0,69 2,38 144 2,93 1,18 1,60 3,86 2,62 4,57 3,35 6,42 5.24 4,88 3,10 4,02, 471 0,40 0,61 0,48 0,47 0,82 0,63 73 1,32 1,05 1,09 022 0,42 0,29 0,35 — 0,04 0,09 0,12 0,08 0,06 100,34 99,61 99,56 100,19 100,13 fo del Candado, sl aur del cerro Nexto: grano_ medio grueto.” odie, camino Munchats, Cail ‘Grandes edi erucso fio.” corte’ de Muscaea; frapnends de grate medio tna, sin ichalnes de fldeypate. *Granora sabia de Amana; fragmento Ge ane’ mel ton Teeoatn Wane 1. — "Roca sientes, quebrads de Amanao: fragmento de grano medio con feldeapatos colorados."* 5 : fh ne ng ae * “MOJAS GEOLOGIGAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 134 (ANDALGALA) * 95 Nonmas* prec 246 22,6 26,7 46 - ” 29,7 18,4 45 are 22,5 88,8 29,0 55,0 1238 3,8 43 2 = — = 16 39 29 47 oO oa = 30 11 07 26 — 12 12 og os : 52 4,6 5,7 07 i an 2 = 40 0s 57 = © Galculadas por el autor de este trabajo. Consideraciones estructurales y petrolégicas. — El cardcter estrue- tural del cuerpo granftico es el de un batolito diseordante. El examen de Jos esquistos préximos al contacto no demuestra ninguna accién compresiva de parte de la intrusién; la existencia de numerosos xenolitos dentro del granito, algunos de ellos de tamafio apreciable, indican, a su vez, que en el mecanismo de emplazamiento intervino una cierta proporeién de ‘‘pie- -eemeal stoping”’, cuya importaneia es dificil avaluar. Observando con atencién los fenocristales de mieroclino y los ‘‘schlie- ren” biot{ticos, se llega a la conclusién que, donde existe orientacién fluidal (subparalela) m4s o menos mareada, aquéllos aparecen con su cara (010) en posicién preferentemente vertical. Ello es visible especialmente en la parte oriental, donde el cardcter porfirico esté mejor desarrollado. Esta orientacién pareciera reflejar el movimiento ascendente del magma. La rapidez con que fué realizado este estudio no permitié observaciones més detalladas. Entre los problemas esenciales que se presentan en el estudio de un cuerpo batolitico estén el de la posicién del techo con respecto a los niveles de erosién actuales, y el del comportamiento del contacto hacia la pro- fundidad. En lo que concierne al primero, pequefios remanentes del techo apa- Teeen eonservados en el nevado El Candado, dentro de la Hoja contigua. Es evidente, sin embargo, que el techo no es una superficie regular; el trazado sinuoso del contacto, dentro de la referida hoja, lo atestigua. Numerosos ‘‘roof-pendants”’, como el que aparece al norte de Las Juntas del rio Andalgal4, existen en esta parte. Hacia el oeste el nivel general de las sierras desciende, y con ello desapareeen estas formaciones. El carécter complejo del batolito sigue manifestandose en el trazado de los contactos en el drea de la sierra de la Ovejeria, ete. A este respecto, es interesante el tabique de rocas meta- mérfieas préximo a la quebrada de Amanao. No conocemos la extension en que el mismo puede haber sido alterado en su forma por ‘“‘shearing”’ en el lado oriental, donde se pone en contacto con la faja de milonitiza- eién, pero no parece que haya habido grandes modificaciones en la posi- eién del contacto. Los contaetos de la falda norte del cerro Negro muestran claramente que los esquistos se apoyan parcialmente sobre el granito, es decir, que este ultimo se ensancha en profundidad. Ello es mas evidente en el contacto nororiental que eae en Las Conchas. Este contacto asciende en la falda a6 * “ PELIX GONZALEZ BONORINO con leve inelinacién al oeste, pero al legar a la cumbre el plano se hace subhorizontal, y separa el casquete de esquistos del nevado de El Candado de su zécalo granitico. La superficie de contacto se inclina luego levemente hacia el ENE, pudiendo observarse su traza en la falla occidental del An- conquija. El limite esquisto-granito desciende gradualmente desde el ne- vado El Candado hasta Buey Muerto, al ne, siendo la superficie de contacto subhorizontal. Al observar un mapa geolégico regional resalta la enorme extension del Area granitica, la cual se extiende en todos los sentidos, sin més inte- rrupcién que algunas areas metamérficas que subdividen a aquélla, en forma més 0 menos completa, en areas (ctipulas?) mas pequefias. Como la mayor parte del Basamento se encuentra sepultado debajo de los depésitos modernos, resulta imposible trazar integramente los con- tactos. Parece légico suponer que el emplazamiento de tan enorme volumen =», de magma granitico no se haya levado a eabo en forma simultanea; Sin embargo, existen indicios que conducen a admitir que la invasién mag- mitica se llevé a cabo en un solo proceso, completandose el iiltimo influjo antes que terminara de consolidar el primero. Esta conclusion se apliea, | al menos, a cada ctipula o subdivision de la gran cémara magmatiea por | separado. Algunos autores se han referido a los diferentes tipos de rocas graniticas de esta drea-como pertenecientes a distintas intrusiones (ver, | Por ej., (6). No existen, sin embargo, contactos intrusivos dentro del bato-- lito, si exceptuamos quizas los filones del borde oriental. La naturaleza de } esta facies de grano fino, asi como sus relaciones con el granito porfiroide, sera tratada en detalle en un trabajo en preparacién sobre el batolito del Anconquija. vreagh Desde el punto de vista petrolégico, se nos presenta un primer pro; blema con la explicaeién de la textura porfiriea de gran parte de log granitos de esta regién. La textura porfirica se originaria, de acuerdo con Ja interpretacion corriente, a consecuencia de una cristalizacién interrumj pida. Un mineral comienza a cristalizar a una determinada profundidad; un ascenso del magma, con el consiguiente descenso de la presién, rompe el estado de saturacién e interrumpe asi la cristalizacién; la temperatura contintia decreciendo, la viscosidad aumenta, y, al reanudarse la consoli- dacién, los nuevos cristales adquieren dimensiones inferiores a la de los ya formados. Una interrupcién semejante en la cristalizacién puede tener lugar, teéricamente, por otros medios, como mezcla de magmas, escape de volatiles, ete. , Ahora bien, en los sistemas ternarios silice-leucita-anortita, y silice- leucita-diépsido, estudiados por Scuairer y Bowen, el campo de crista- . lizacién del feldespato potdsico es sumamente pequefio, pues apenas se interna de 2 a 4 % dentro del diagrama ternario, a partir del lado Si0,- Si,O,AIK. Dentro de estos sistemas, para cristalizar feldespato potdsico se requiere un porcentaje de mas de 96 % de su molécula. En el sistema silice-kaliofilita-earnegieita (Si0,-Si0,AIK-Si0,AINa) en cambio, basta un 30 % de Si,0,AlK para que cristalice feldespato potasico (o leucita), en primer término. Dentro del sistema cuaternario Si0,-Si0,AIK-Si0,AINa-Si,0,Al,Ca, existe una superficie de forma tra- pezoidal que se extiende desde la linea cotéctica anortita-ortoclasa hasta Ja linea 0 ‘‘bajo”’, insinuado entre los feldespatos alealinos y las nefelinas, separando entre si los campos dimensionales de las plagioclasas y de los feldespatos potasicos (con algo de albita). La traza de esta superficie sobre HOJAS GEOLOGICAS 124 (CAPILLITAS) ¥ 18d (ANDALGALA) 2 el plano anortita-albita-ortoclasa corresponde a la linea cotéctica repre- sentada de acuerdo a Bowen y a Dogget Terzaghi. Los granitos porfiroides de la parte oriental del area que nos ocupa tienen proporcién algo variable de uno y otro feldespato, pero en general su carécter es adamellitico, existiendo paridad entre oligoclasa y micro- clino. Para que un magma con esta composicién comience cristalizando microclino, debe hallarse dentro del campo tridimensional del feldespato Ppotésieo, y, para que esto ocurra, dicha superficie debe experimentar una mareada inflexién en forma de bolsa, a fin de incluir en dicho campo el punto representativo de aquella composicién. Es posible que esta inflexién realmente exista, pero el liquido gra- nitieo apenas habré eristalizado un pequefio porcentaje de feldespato potésico al aleanzar la superficie cotéctica, agregando entonces la pla- gioclasa; no se explica as{ el que la mayoria de los granitos porfiricos presenten la mayor proporcién del feldespato en forma de fenocristales. Todavia existen otras rocas con fenocristales de microclino, con una redu- cida proporeién de este mineral (14). Hay, sin embargo, en casi todos los granitos porfiroides una parte de microclino intersticial, que podria representar al formado sobre la superficie cotéetica. De acuerdo con la teoria, a mayor proporcién de feldespato potésico deberia corresponder una textura porfiroide mejor desarrollada. Sin embargo, éste no es siempre el caso. El granito de Mala Mala (23) es de grano fino homogéneo, y posee un porcentaje de aquel mineral superior al comin. En muchos otros lugares (por ej., en los alrededores de Capi- Ilitas) existe pasaje de una facies porfiroide a otra equigranular, sin que varie la composicién total de la roea. , Las dificultades en la explicacién de los fenocristales de feldespato potasico se eliminan si consideramos a estos iltimos como el resultado de un crecimiento de los cristales durante la filtima etapa de consolidacién, a expensas del liquido residual enriquecido en feldespato potisico. En otras palabras, la textura porfiroide no podria usarse como criterio de orden de cristalizacién en la misma forma que la textura porfiriea en rocas volednicas. Cada una de ellas posee un significado distinto. De acuerdo con esta interpretacién, los cristales de feldespato pota- sieo (microclino) crecerian en una masa ya en gran parte cristalizada, compuesta de plagioclasa y algo de euarzo y de microclino. La capacidad del feldespato potdsico para desarrollarse idiomérficamente en una masa tal es facilmente comprensible si se compara con la formacién de meta- blastos de mismo mineral en roeas totalmente sélidas, como hornfels y pizarras, tantas veces mencionada en la literatura. Algunos autores modernos tienden a interpretar la textura porfiroi- de como indicio del origen metamérfico (metasomatico) del granito. La explicacién que aqui propongo tiene de comin con esta Ultima hipd- tesis tnicamente la interpretacién de los fenocristales como resultado del crecimiento en una masa en gran parte cristalina, pero el origen del feldespato seria esencialmente magmatico. ce

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