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El inicio de la historia del cambio climático se remonta al siglo XIX, a partir del cambio
natural observado en el poleoclima, se trataba de un estudio del clima a lo largo de los años,
para ello se emplearon registros naturales llamados proxy, los que permitieron por primera
vez identificar el evento invernadero natural.
Tres años después en 1997, se celebró en Kioto una conferencia que como resultado tuvo el
“Protocolo de Kioto”, dicho protocolo se inscribió dentro del Convenio Marco de la ONU
sobre Cambio Climático. El cual, debido a un amplio proceso de ratificación, entró en vigor
el 16 de febrero de 2005, en el que actualmente hay 192 partes.
Es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir la emisión de seis gases
invernaderos como: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4), óxido nitroso (N2O), los
hidrofloruroscarbonos (HFCs), los perflorucarbonos (PFCs) y hexafloruro sulfúrico (SF6),
en aproximadamente 5% por debajo de los niveles emitidos en 1990, en un periodo
comprendido desde 2008 hasta el 2012. Es decir, si en ese año se alcanzaba el 100% en
emisiones, para el 2012 se debería de haber limitado al 95%, cabe recalcar que cada país
tiene un porcentaje el cual debe de disminuir y demostrar su progreso.
El protocolo promueve que los gobiernos minoren sus difusiones a través de la mejora de la
eficiencia energética, la reforma del sector de energía, la protección de los sumideros
(bosques, biomasa vegetal y suelos), la promoción de energías renovables y además permite
a los países cierto grado de flexibilidad en la forma de mitigar sus emisiones. Consta de 28
artículos y dos anexos, en cada uno de ellos propone puntos diferentes que establecen metas
para la reducción de emisiones de estos gases.
También incluye mecanismos flexibles extraterritoriales para atenuar las emisiones de
gases en complemento a las acciones domésticas, tales como:
Sin duda estos mecanismos ayudaran a la reducción de los GEI, ya que son más viables en
función de costos e incluso motivara las inversiones en los países en desarrollo y el sector
privado podrá sumarse al esfuerzo por reducir las emisiones.
En cuanto al impacto económico, el tercer informe de la evaluación de IPCC indica que las
medidas del Protocolo de Kioto sobre el producto bruto interno en los países
industrializados de Occidente serían inferiores a 1% sin comercio de emisiones, pero con
comercio se minimizarían a 0.5%, lo que significa la pérdida de 0.1% y el 1.1% de PBI lo
que es previsto para ese año. Por otro lado, Japón tendría crecimiento del PBI de 1%.
Entre los aspectos en contra tenemos qué el mayor emisor de gases del efecto invernadero
en el mundo (Estados Unidos) no lo ratificó, es decir no participa activamente; además el
protocolo en su forma actual no pretende reglamentar a dos tercios de la población mundial,
la implantación actual será a expensas de los países ricos.