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DESARROLLO:

El inicio de la historia del cambio climático se remonta al siglo XIX, a partir del cambio
natural observado en el poleoclima, se trataba de un estudio del clima a lo largo de los años,
para ello se emplearon registros naturales llamados proxy, los que permitieron por primera
vez identificar el evento invernadero natural.

La raíz del protocolo de Kioto se encuentra en La Conferencia de las Naciones Unidas


sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo, Suecia, en 1972, fue la primera
conferencia mundial en hacer del medio ambiente un tema importante. Posteriormente en
1992, se adopta el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en
Nueva York, esta entro en vigor en el 21 de marzo de 1994; cuyo objetivo es evitar que una
“interferencia” peligrosa como el sistema climático amenace la naturaleza, la seguridad
alimentaria y el desarrollo económico.

Tres años después en 1997, se celebró en Kioto una conferencia que como resultado tuvo el
“Protocolo de Kioto”, dicho protocolo se inscribió dentro del Convenio Marco de la ONU
sobre Cambio Climático. El cual, debido a un amplio proceso de ratificación, entró en vigor
el 16 de febrero de 2005, en el que actualmente hay 192 partes.

Es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir la emisión de seis gases
invernaderos como: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4), óxido nitroso (N2O), los
hidrofloruroscarbonos (HFCs), los perflorucarbonos (PFCs) y hexafloruro sulfúrico (SF6),
en aproximadamente 5% por debajo de los niveles emitidos en 1990, en un periodo
comprendido desde 2008 hasta el 2012. Es decir, si en ese año se alcanzaba el 100% en
emisiones, para el 2012 se debería de haber limitado al 95%, cabe recalcar que cada país
tiene un porcentaje el cual debe de disminuir y demostrar su progreso.

El protocolo promueve que los gobiernos minoren sus difusiones a través de la mejora de la
eficiencia energética, la reforma del sector de energía, la protección de los sumideros
(bosques, biomasa vegetal y suelos), la promoción de energías renovables y además permite
a los países cierto grado de flexibilidad en la forma de mitigar sus emisiones. Consta de 28
artículos y dos anexos, en cada uno de ellos propone puntos diferentes que establecen metas
para la reducción de emisiones de estos gases.
También incluye mecanismos flexibles extraterritoriales para atenuar las emisiones de
gases en complemento a las acciones domésticas, tales como:

 Comercio de emisiones (artículo 17): Se refiere a la compra y venta de permisos de


contaminación a otros países, es decir los países industrializados pueden vender sus
emisiones en el caso haya sobrepasado su meta de reducción.
 La implantación conjunta IC (artículo 6): Los países desarrollados pueden adquirir o
transmitir unidades de reducción de emisiones (URE), en el caso de haber hecho
inversiones en otro país para proyectos relacionados con la disminución de
emisiones, dichos estados pueden vender y comprar entre sí las reducciones
resultantes de proyectos a través de las URE.
 Mecanismo de desarrollo limpio MDL (artículo 12): Hace posible que los países
industrializados financien proyectos de reducción de emisiones en naciones de
desarrollo, beneficiándose por precios más baratos en reducción; debe de garantizar
el proceso de desarrollo sostenible del país en desarrollo y que las emisiones sean
mesurables de largo plazo.

Sin duda estos mecanismos ayudaran a la reducción de los GEI, ya que son más viables en
función de costos e incluso motivara las inversiones en los países en desarrollo y el sector
privado podrá sumarse al esfuerzo por reducir las emisiones.

En cuanto al impacto económico, el tercer informe de la evaluación de IPCC indica que las
medidas del Protocolo de Kioto sobre el producto bruto interno en los países
industrializados de Occidente serían inferiores a 1% sin comercio de emisiones, pero con
comercio se minimizarían a 0.5%, lo que significa la pérdida de 0.1% y el 1.1% de PBI lo
que es previsto para ese año. Por otro lado, Japón tendría crecimiento del PBI de 1%.

Asimismo, obtendrían otros beneficios secundarios como: el acceso al nuevo mercado


internacional del carbono, acceso a nuevos mercados de fuentes de energéticas y
tecnologías sostenibles, oportunidades para convertirse en líderes en tecnología, la
seguridad de la energía y evitar costes asociados a los daños ocasionados por el cambio
climático. Pero para las empresas de los países en vías de desarrollo, supondría una
ampliación de las posibles fuentes de financiación, cuyo costo puede reducirse
considerablemente, destinadas a la inversión en tecnologías ambientalmente sostenible.
Entre los aspectos a favor del Protocolo de kioto se encuentra su flexibilidad dada por
medio del mecanismo de desarrollo limpio y el comercio de los derechos de emisión; el
reconocimiento de las asimetrías de los mercados al establecer las metas de reducción de
emisiones, el impacto en la reducción de otros problemas de contaminación actuales en el
mundo, la transferencia de tecnología, y el derrame económico en las economías en vías de
desarrollo.

Entre los aspectos en contra tenemos qué el mayor emisor de gases del efecto invernadero
en el mundo (Estados Unidos) no lo ratificó, es decir no participa activamente; además el
protocolo en su forma actual no pretende reglamentar a dos tercios de la población mundial,
la implantación actual será a expensas de los países ricos.

Luego de su ejecución y aplicación en el lapso de 2008- 2012 se logró la reducción


requerida e incluso se tuvo un 0.2% de incremento en el porcentaje de mitigación, es por
ello que, el 8 de diciembre de 2012 se llevó a cabo La Cumbre de Doha, con el fin de dar
continuidad a este protocolo; esto fue posible gracias a implementación de nuevas
propuestas se da continuidad el 1 de enero de 2013 hasta el 31 de diciembre de 2020.

Tras la finalización del Protocolo de Kioto en 2020, se dio el “Acuerdo de Paris”,


básicamente tiene los mismos objetivos con algunas modificaciones.

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