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cece a Pet = WT ems entre el arte y la alae Ro Re tel | JORGE WARLEY CARLOS MANGONE JORGE WARLEY El manifiesto Un género entre el arte y la politica Editorial Biblos Diseno de tapa: Horacio Ossani. Coordinacion: Ménica Urrestarazu © Editorial Biblos, 1994, Pasaje José M. Giuffra 318, 1064 Buenos Aires. Hecho el deposito que dispone la ley 11.723. Prohibida su reproduccién total o parcial. Impreso en la Argentina ISBN 950-786-024-X INDICE Presentacion .. I Géneros discursivos ..... Hacia una definicion de manifiesto El romanticismo: la llegada del manifiesto artistico El Manifiesto comunista y la tradicién del manifiesto politico 23 1. La estrategia de un texto tactico 2. Otros recursos ..... Funcion manifiesto y los textos del periodo 1848-1914 América latina y los manifiestos del siglo XIX La época de las vanguardias artisticas y politicas Los surrealistas . Estudiantes y cuestion imperialista en América latina . Manifiesto de la fundacién de FORJA La guerra y la accion como manifiesto .. E] antivanguardismo existencialista del 50: el compromiso como manifiesto permanente . El discurso ut6pico de la década del 60 1. La revolucién en América latina 2. Dos manifiestos, dos actitudes . Los ultimos anos Elementos de semiologia para el analisis de manifiestos 1. Técnicas de refutacion 2. Figuras de agresion 3. Enunciacion/enunciado nf Sandino: Primer manifiesto politico . El manifiesto artistico .... Manifiesto de la revista Martin Fierro ... ML Anexo documental i Victor Hugo, Prefacio a Cromwell K. Marxy F. Engels, Manifiesto comunista August Sapies, “Defensa” Manifiesto liminar de la Reforma Universitaria Manifiesto de la fundacién de FORJA Manifiesto de los intelectuales catalanes Frantz Fanon, “Carta a la juventud africana” 2. Manifiestos no tradicionales Vicente Lopez y Planes, “Himno nacional argentino” . Pablo Picasso, Les demoseilles d’Avignon Vicente Huidobro, “Arte poética” Antonio Machado, “Retrato” Nicanor Parra, “Manifiesto” .. Enrique Santos Discépolo, “Cambalache” Tanguito, “La balsa” IV Propuestas de trabajo ... Propuesta 1 Propuesta 2 Propuesta 3 Propuesta 4 Propuesta 5 Propuesta 6 Propuesta 7 Bibliografia .. PRESENTACION El manifiesto es literatura de combate. Emergencia de una vanguardia, politica, artistica, social. Al tiempo que se da a conocer, enjuicia sin matices un estado de cosas presente; fingiendo describir prescribe, aparentando enunciar denuncia. En ese movimiento se otorga a si mismo el derecho a la palabra (porque debo, entonces puedo). Es literatura en tanto presupone la utilizacion de recursos formales mas o menos estabilizados. Es de com- bate porque se construye a partir de una necesidad de intervencion publica. Estos dos aspectos estén presentes en cada manifies- to; se los convoca desde un aqui y ahora excluyente que, sin embargo, se inscribe a la vez en una serie historica. Es decir, los manifiestos se producen por las urgencias de la lucha pitblica y se “escriben” desde un modelo genéri- co. Lo cual no significa que en ciertas ocasiones determi- nados discursos funcionen como manifiestos pese a no respetar la normativa tradicional. En este sentido la pro- puesta de este trabajo apunta a la descripcion y al anéili- sis de un género que integra casi en forma paradigmatica una gran variedad de aspecios formales y efectos de sen- tido que caracteriza al andlisis del discurso. Una riqueza que abarca la situacién enunciativa (un emisor que espectaculeriza su lugar de enunciacion), los elementos polifonicos en sus aspectos mas cercanos a la dimension polémica (la consiruccién del otro como enemigo en una guerra verbal; la refutacién y la injuria) y las formas de argumentar (mas ligadas, es cierto, a las especificas de la disputa polémica). Asi, resulta necesario abrir este volumen con un capi- tulo que trata la problematica de la definicién de los géne- ros discursivos y en particular las dificultades de cualquier intento clasificatorio. Un género ‘iscursivo es su historia. Por lo tanto, el 10 Carlos Mangone, Jorge Warley segundo capitulo propone un recorrido de la forma mani- fiesto a partir del romanticismo, y se detiene en aquellos Se mds significativos, constitutivos del género como ‘al. Esta primera parte cierra con un apartado que siste- matiza de algtin modo los elementos formales basicos necesarios para analizar el manifiesto. La segunda incluye andlisis desarrollados de las dos tradiciones mas importantes del manifiesto: el politico y el artistico. En la itltima parte, se ofrece un apéndice documental que retine los manifiestos vistos durante el recorrido his- lérico, una serie de manifiestos no tradicionales y, ade- mas, otros textos acompanados de propuestas para su andlisis. Vale aclarar que estos ejemplos en ningiin caso pretenden agotar una especie tan numerosa. Finalmente, los responsables del presente trabajo quieren expresar su reconocimiento a aquellos miembros de la catedra de Semiologia y a los estudiantes del Ciclo Basico Comtn de la Universidad de Buenos Aires que con sus comentarios y aportes hicieron que este libro fuera posible, CM. y JW. GENEROS DISCURSIVOS Es impensable cualquier tarea que el hombre emprenda en el mundo, por mas cotidiana y banal que sea, que no se relacione de un modo u otro con cierta utilizacion de la lengua. A la inversa, la lengua muestra su inscripcion social y por lo tanto se define en funcion. de las practicas concretas del hombre a las cuales esta ligada. Es decir, por sus usos, en el sentido mas literal del término. El concepto de género discursivo permite, precisamen- te, la arliculacién conceptual de los usos sociales del sis- tema lingiiistico. Extensivamente, el primer problema que enfrenta la definicion de género discursivo reside en ese mismo caracter utilitario social que ella predica. En tanto la variedad de los géneros es tan extensa como la de las esferas de la accion humana, tal espectro de funciones —que de hecho se plantea como infinito— imposibilitaria la estabilizacién de un concepto que, de tan ambiciosa- mente abarcativo, podria pensarse a priori como vacio de significado, Justamente en esta dificultad de comprensién encuentra Mijail Bajtin el porqué del retraso histérico en el estudio de los géneros discursivos y explica también por qué, a lo largo de la historia, la nocién de género se mantuvo recluida dentro de los limites de los estudios literarios, Para dar un ejemplo de como se plantea esta proble- matica mencionemos que hacia 1919, una de las cabezas tedricas del movimiento de investigadores del fenémeno literario conocido como formalismo ruso, Victor Sklovski, en su conocido articulo “El arte como artificio” se plante- aba la descripcion y el andlisis del funcionamiento espe- cifico y auténomo de la obra literaria a partir de la distin- cién de dos leyes opuestas de funcionamiento lingiistico. eo 12 Carlos Mangone, Jorge Warley Por un lado, la ley de la repeticion y del “ahorro de energia” propia de la lengua comunicacional colidiana; por el otro la ley del “oscurecimiento” propia de la litera- tura, la cual, con el objetivo de capturar por e] mayor tiempo posible la percepcién del lector, hacia a un lado la . supuesta transparencia representativa de ladengua y la convertia en un material opaco que, bajo la dominante de la forma literaria, se cargaba de ambigttedades, abria todas las posibilidades semanticas, se esforzaba por pre- sentar objetos, personajes y accicnes siempre desde una mirada novedosa, inhabitual. Para Sklovski, entonces, tal riqueza de la lengua lite- raria contrastaba (era necesario que asi fuera) con la pobreza del lenguaje cotidiano. La lengua no literaria se presentaba en su simplificacién como un conjunto homogéneo, sin variedades de interés cientifico. Un contemporaneo de Sklovski, el constructivista Boris Arvatov, salié a polemizar con dicha concepcion. Para Arvatov “es posible establecer un tipo particular de lenguaje: el poético. Pero resulta que dentro de las otras esferas de la lengua podemos, del mismo modo, indivi- dualizar sistemas relativamente separados, dotados con caracteristicas funcionales propias: las «leyes» del len- guaje oratorio son diferentes de las del lenguaje militar, las formas militares requieren de otros procedimientos que no se encuentran en las revistas 0 en los periédicos”. Y contintia mas adelante: “Sklovski se equivoca cuan- do sostiene que un tipo de creacién como el indicado [el literario] sdlo es posible fuera de la esfera practica y ulili- taria. “Asi como la vida no esta organizada y se petrifica en los cuadros estaticos de habitos y emociones no vividas ni sentidas («— {Buen dia! — ;Buenos dias! — gCémo le va? —Aqui andamos... Bastante bien... Qué novedades tiene? —Ninguna. — Bueno, adiés.—Adids»), el arte esta constrenido a moverse fuera del limite de estos estereoti- pos, dado que el arte consiste en la transgresion de cual- quier estereotipo. Pero en la medida en que la actividad Géneros discursivos 13 practica se convierte en actividad socialmente organiza- da, y al mismo tiempo se transforma constantemente —transgrediendo asi en un sentido utilitario los propios cuadros 0 esquemas fijos—, en la misma medida el arte obtiene acceso a la vida practica.” El debate Sklovski-Arvatov* sintetiza de algun modo una oscilacién mas general que atraviesa todo el siglo en lo relativo a los estudios lingiiisticos en contraposicion a la literatura como territorio unico donde habitan formas y géneros. Pero, gqué entendemos por genero discursivo? Siguiendo la tradicional definicion de Bajtin: “El uso de la lengua se lleva a cabo en. forma de enunciados (orales 0 escritos) concretos y singulares que pertenecen a los par- tictpantes de una u otra esfera de la actividad humana, Estos enunciados reflejan las condiciones especificas y el objeto de cada una de Jas esferas no sdlo por su conteni- do (tematico) y por su estilo verbal, o sea por la selecci6n. de los recursos léxicos, fraseolégicos y gramaticales de la lengua sino, ante todo, por su composicién o estructura- cién. Los tres momentos mencionados —el contenido tematico, el estilo y la composicion— estan vinculados indisolublemente en la totalidad del enunciado y se determinan, de un modo semejante, por la especificidad de una esfera dada de comunicacién, Cada enunciado separado es, por supuesto, individual, pero cada esfera del uso de la lengua elabora sus tipos relativamente esta- bles de enunciados, a los que denominamos geéneros dis- cursivos”. * para completar aunque sea en parte este debate fundante, ¢s intere- sante la critica a Sklovski que escribi6 Leon Trotsky: “La escuela for- malista representa un idealismo frustado, aplicado a las cuestiones del arte. Los formalistas revelan una religiosidad que madura rapidamente; son discfpulos de san Juan: creen que «en el principio fue el verbo». Nosotros, en cambio, creemos que en el principio fue la accion y la palabra la sigui6, como su sombra fonética’ (“La escuela poética forma- lista y el marxismo", Literatura y revolucion, Bucnos Aires, El Yunque, 1974, pp. 84-102). En el mismo sentido resultan relevantes las posicio- nes del llamado “Circulo de Bajtin’. Cir. V.N. Voléshinov, El signo ideo- légico y el Lenguaje, Buenos Aires, Nueva Vision, 1976. 4 Carlos Mangone, Jorge Warley Estos géneros son muchos y heterogéneos, engloban tanto los dialogos cotidianos en el colectivo 0 en el ascen- sor, las formulas retéricas que organizan una carta comercial, una conferencia cientifica, un poema, una declaracion sindical, el discurso de algun ministro. El primer deslinde que Bajtin propone frente a tamama dis- persiOn es entre los que denomina géneros discursivos primarios o simples, es decir, aquellos conformados en la comunicacion discursiva inmediata, y los géneros discur- sivos secundarios 0 complejos, propios de un mundo social y cultural mas desarrollado. Estos tltimos toman casi exclusivamente la forma escrita y se nutren de los géneros primarios integrandolos en una nueva orienta- cién; es el caso del discurso cientifico, la literatura, el periodismo. En cada género discursivo se juegan estilos lingiiisti- cos propios, y en cada uno de ellos se resuelve también Ja tensién existente entre la produccién creativa indivi- dual de un enunciado especifico y el caracter normativo social que se relaciona con usos sociales concretos antes que con la estructura mayor del sistema de la lengua. La teoria del enunciado que sirve de base al concepto de género discursivo pone en cuesti6n la visi6n de Ferdi- nand de Saussure (cuya teoria V.N.Voléshinov califica crilicamente de “objetivista abstracta”) de la lengua como territorio de la normativa enfrentada al habla individual y libre. El género discursivo se coloca, precisamente, entre esas dos categorias y permite articular el caracter individual del enunciado con el valor social que supone toda funcién comunicativa. “Por eso”, sintetiza Bajtin, “un enunciado aislado, con todo su caracter individual y creativo, no puede ser con- siderado como una combinacién absolutamente libre de formas lingiiisticas, segti sostiene, por ejemplo, Saussu- re (y esto lo siguen muchos lingitistas), que contrapone el shabla» (la parole) como un acto estrictamente individual, al sistema de la lengua como fenémeno puramente social y obligatorio para el individuo. La gran mayoria de los | 15 Géneros discursivos lingitistas comparte — sino tedricamente, en Ja practica— este punto de vista: considerar que el «habla» es tan solo una combinacién individual de formas lingiisticas (léxi- cas y gramaticales), y no encuentran ni estudian, de hecho, ninguna otra forma normativa.” El enunciado, entonces, se define como la unidad real de la comunicacién discursiva, una consideracién que, por otra parte, es necesaria para comprender la naturale- za conereta de la palabra y de la oracion como unidades de la lengua. El enunciado y el género discursivo, mas alla de su /conclusividad tematica y de la particular organizacién de / los elementos morfoldgicos, sintacticos y semanticos que pueden caracterizarlos, s6lo se completan por su orienta- cién hacia un destinatario; receptor que, en el caso de ciertos géneros discursivos simples y primitivos, cobra una encarnacién subjetiva inmediata y evidente (como \ puede suceder, por ejemplo, en una conversacién labo- \ ral), pero que, por lo general, aparece de manera mas Neaceiet En este tiltimo sentido, hay que tener en cuenta hasta qué punto el locutor esta “cercado” y obligado a anticipar la palabra del otro en el momento de producir un enun- ciado. Por mas que se centre en su objeto tematico, el enun- ciado choca inevitablemente con las palabras del otro que rodean el tema en cuestién; ese enfrentamiento queda inscripto y, de alguna manera, funda desde las elecciones léxicas y sintacticas hasta la composicién global del enunciado propio. Un enunciado esta leno de matices dialégicos, y sin tomarlos en cuenta es imposible comprender hasta el final el estilo del enunciado. Porque nuestro mismo pen- samiento (filoséfico, artistico, cientifico) se origina y se forma en el proceso de interaccién y lucha con pensa- mientos ajenos, lo cual no puede dejar de reflejarse en la forma de la expresion del nuestro. (M. Bajtin.) 16 Carlos Mangone, Jorge Warley / Todo género discursivo, por lo tanto, desarrolla hasta cierto nivel sus propias imagenes de enunciador y desti- \natario, las construye. A diferencia de la oracién que, en tanto unidad de la lengua, puede juzgarse en su correc- cién normativa (morfolégica, sintactica, semantica) como impersonal, neutral, los enunciados que integran un género discursivo (es decir, cierta esfera precisa de la comunicacién humana) estan fuertemente subjetiviza- dos, y es en esos procedimientos con que se fijan las posiciones subjetivas especificadas (enunciador-enuncia- tario) donde se evidencia con mayor vigor su caracter valorativo, ideolégico. Sintéticamente se podria decir que el género discursi- vo (la teoria del enunciado) supone un locutor que selec- ciona valorativamente ciertos recursos lingiiisticos, en funcion de un objeto tematico y de un destinatario que e propio discurso preligura, El caracter expresivo se rela ciona con la actitud del locutor —con sus estrategias como productor de sentido— con respecto al propio enunciado y sus efectos. Finalmente, el género discursivo — en particular, mediante la consideracién de como se han ido constitu- yendo los géneros complejos a partir de los primarios— posibilita la reintroduccién de una dimensién histérica en el analisis de los productos verbales, y el estudio de la dificil relacion entre las “visiones del mundo” y la lengua. _ El concepto de género discursivo permite analizar los problemas de composicién, tema, estilo, etc., sin que el caracter historico de la comunicacién lingitistica deba ser relegado a un oscuro segundo plano de la investigacién o resignarse a desaparecer, como suele suceder en muchos estudios lingiiisticos y literarios. Asimismo, la evolucién de los estilos lingiiisticos tam- poco puede separarse de los cambios producidos en los géneros discursivos. Para comprender la compleja dinamica histérica de estos sistemas [verbales], para pasar de una simple (y generalmente superficial) descripcion de los estilos exis- 17 Géneros discursivos tentes e intercambiables a una explicacién historica de tales cambios, hace falta una elaboracién especial de la historia de los géneros discursivos (y no sélo de los secundarios, sino también de los primarios), los que reflejan de una manera mas inmediata, atenta y flexible todas las transformaciones de la vida social. Los enun- ciados y sus lipos, es decir, los géneros discursivos, son correas de transmisi6n entre la historia de la sociedad y la historia de la lengua. Ni un solo fenémeno nuevo (foné- tico, léxico, de gramalica) puede ser incluido en el siste- ma de la lengua sin pasar por la larga y compleja via de la prueba de la elaboracién genérica. (M. Bajtin.) Es decir que analizar un género discursivo significa iz historia de su génesis y c lo como tipo de enunciados estables, y detenerse también en el complejo campo de interrelaciones que vinculan un género discursivo particular con el resto de los géneros, préguntandose a Ja vez por la hegemonia y el cardcter de_ las subordinaciones que se producen en cada época. “Qué cierta configuracién particular de operaciones discursivas permita una primera caracterizacion de determinado género no elimina el problema de la conta- minacién de géneros discursivos diversos. La identidad de los soportes materiales, las proximidades de objetos tematicos, formas similares de apelacién o de polémica, ciertas imagenes construidas de locutor y destinatario, entre otras consideraciones, dan cuenta de los mil y un caminos posibles de hibridacién de los géneros discursi- vos que devienen, con cardcter de necesariedad, de su profunda naturaleza social. Siguiendo la reflexion de Eliseo Ver6n a partir del dis- curso polilico, detenerse a analizar el género discursivo < manifiesto “presupone, de manera explicita o implicita, * ciertas hipétesis sobre una tipologia de discursos socia- les. Ahora bien, es igualmente claro que esa tipologia no existe todavia”. Y casi se podria agregar que dificilmente alguna vez exista. 18 Carlos Mangone, Jorge Warley La respuesta tentativa, en el caso particular del mani- fiesto, mas que el sentido comun o la intuicién tantea el filo de la evidencia historica, y se deja seducir por la ilu- sién de que, a veces, accién y palabra se presienten mas cercanas. HACIA UNA DEFINICION DE MANIFIESTO Desde una perspectiva amplia podriamos definir manifiesto como un escrito en el que se hace publica una declaracién de doctrina 0 propésito de caracter general 0 mas especifico. Seguramente para el autorsde un manifiesto, que se presenta necesariamente comocontestatario” frente a las instituciones, resultaria una paradoja reflexionar sobre este género discursivo a partir de una definicién académica. Sin embargo, el contenido semanlico de la definicién sirve para desarrollar ciertas notas iniciales. Manifiesto es dar{se) a conocer determinados valores que seran interpretados en un espacio denominado habitual- mente pitblico, donde se juega el caracter de su circula- cion y recepcién. En este sentido su importancia social se relaciona con la conformacién e identificaci6n de un determinado grupo. Dice Pierre Bourdieu: Alquimia de la representaci6n (en los diferentes senti- dos del término), el representante constituye el grupo que lo constituye a él; el portavoz dotado del poder de hablar y de actuar en nombre del grupo, y en primer lugar sobre el grupo que existe unica y exclusivamente por esta delegacién. Grupo hecho nombre, personifica una perso- ha ficticia, a la que arranca del estado del simple agrega- do de individuos separados permitiéndole actuar y hablar, a través de él, “como un solo hombre”. A cambio, recibe el derecho de hablar y actuar en nombre del Hacia una definicién de manificsto 19 grupo, de “tomarse por” el grupo que encarna, de identifi- carse con una funcién a la cual “se entrega en cuerpo y | alma” dando asi un cuerpo biolégico a un cuerpo consti- | tuido. Status est magistratus, “el Estado soy yo*. O, lo que equivale a lo mismo, el mundo es mi representacion. Dar a conocer opiniones o sentimientos, entonces, con. la intencionalidad pragmatica concreta de la constitucién de otro poder mediante determinados recursos formales y efectos discursivos especificos, tales son las variables a tener en cuenta cuando se trata de manifiestos. En tanto literatura de combate este género se aproxi- ma al discurso militar; de alli la presencia de lexemas, imagenes retoricas, nticleos tematicos, aspectos todos éstos comunes a un espacio bélico. Podria decirse que para que haya manifestacién, o simplemente efecto de manifestar, no se necesitan las condiciones socio-histéricas requeridas para la produc- cion de textos (orales, escritos y en algunos casos no lin- gitisticos) que toman posicién en forma violenta y son profundamente programaticos y polémicos. Discursos que son recibidos por una época determinada como emergentes simbdlicos de practicas sociales, y que en la modernidad toman la forma del discurso especifico de la vanguardia. En toda época hubo manifestacién y efecto o funcién manifiesto (lo que tiene un producto o le adjudica una sociedad al texto que inicialmente no tuvo esa intenci6n). Sin embargo, la ampliacién del espacio de lo piblico, la separacion de la sociedad civil y el Estado, el desarrollo de las comunidades urbanas a partir de los siglos XI y XII y, principalmente, el incipiente surgimiento del capitalis- mo mercantil en los siglos posteriores, ayudaron a crear el marco necesario para la circulacién de manifiestos. Como se vera mas adelante, la otra instancia importante fue la época de las revoluciones burguesas. La sociedad europea pasa, entonces, de la organizacion feudal, cuyo centro era el convento rural y su ideologia — el teocentris- mo-— de una sumisién anénima a Dios, a la ciudad mer- 20 Carlos Mangone, Jorge Warley cantil, que recrea un foro publico: el mercado, utilizado al mismo tiempo como espacio de reunién, feria de inter- cambio de valores y reconocimiento ptiblico de la comu- nidad. Del silencio claustral al vozarron mercantil. Se dan asi las condiciones materiales para que la sociedad desarrolle su actitud de manifestar. El mismo derecho se vuelve mas programatico y se transforma en peticion de principios publica, como en el caso de la Carta Magna de 1215. Resurgen luego, fundamentalmen- te en los principados italianos, los partidos politicos que necesitan dar a conocer sus programas. Por ultimo, en el Renacimiento aparecen ya textos que intervienen en la lucha estética, delineando de este modo las dos vertien- tes principales que existen en una historia de manifies- tos: la politica y la artistica. Con la conquista de territorios por parte del capitalis- mo mercantil y la aparicién de una intelectualidad que impone una nueva razén, la burguesa, se desarrolla un género que fraterniza tematicamente con los futuros maniliestos: el relato utopico. En si mismos se los podria definir como manifiestos-programas que hacen hincapié en expectativas, predicciones o profecias a partir de una lectura de la historia, algo que realiza sintéticamente todo manifiesto de la era moderna. Al relato uiopico debe agregarse la aparicién del ensa- yo, vehiculo adecuado para canalizar la lucha ideolégica, y que hasta la legada de los panfletos de los revoluciona- rios burgueses y los romanticos se mostr6 como el canal mas adecuado de disputa. El romanticismo: la llegada del manifiesto artistico 21 EL ROMANTICISMO: LA LLEGADA DEL MANIFIESTO ARTISTICO Aunque desde antes del siglo XVIII hay algunas mues- tras de declaraciones sobre aspectos estéticos mas o menos normativizadas, es en el ambiente revolucionario francés cuando comienza a usarse en el terreno artistico | la ya muy comtin proclama de la lucha politica. Sin embargo, a diferencia de documentos anteriores, mas tendientes a legislar una concepci6n artistica vigente u “oficial”, como las poéticas de Aristételes o de Boileau, los nuevos manifiestos se inscriben en corrientes alterna- tivas o de vanguardia. El movimiento estético que le dara contenido al novedoso documento sera el romanticismo. La importancia fundante que adquirié aquella vanguar- dia romantica se observa en el hecho de que cada nuevo movimiento que surgié con posterioridad no sélo actuali- z6 algunos de sus gestos sino que recibié también aquel calificativo. Esta nueva forma vuelve visible el funcionamiento de las generaciones (no necesariamente cronolégicas) en un campo intelectual que de alli en mas sera un espacio de disputa. Adscribir un manifiesto aparecera como la consecuen- cia de un mayor acercamiento entre los escritores, que comenzaran a reflexionar no sélo sobre las caracteristi- cas de su tarea (de hecho lo hicieron a lo largo de toda la historia y en sus obras quedo reflejado), sino también sobre la funcién social que debian cumplir, en medio de una época (1789-1848) que se caracterizaba por la poten- cia de.un constante estado revolucionario. Sin embargo, el primer ejemplo de peso participa de las caracteristicas de los manifiestos no convencionales, y es el prefacio al drama Cromwell de Victor Hugo.* El fragmento elegido espectaculariza una serie de * Los manifiestos mas significativos tratados en este recorrido histérico del género se incluyen en el anexo documental. 22 Carlos Mangone, Jorge Warley recursos que se volveran tradicionales en la produccién de los manifiestos posteriores y que generalmente estan pre- sentes en los discursos polémicos. El texto de Victor Hugo, que se propone como parte del combate contra el academicismo y el preceptivismo neoclasicos, se organiza a partir de un sistema de meta- foras y de la ficcionalizacién de un sujeto de cambio (y de situacién enunciativa) que es el artista romantico. La primera comparacién productiva es con el espacio militar, campo bélico que atraviesa todo el texto a la manera de una red semantica que instala en la cultura la ldgica de lucha. Topica que permanecera como una de las convenciones de las vanguardias y, como ya se dijo, del manifiesto en general. Este combatiente romantico se autorrepresenta a par- lir de una imagen que convoca la tradicién del cristianis- mo perseguido, mediante los mecanismos de metonimi- zacion y personalizacién del drama mismo. El bohemio romantico, pese a los célebres chalecos rojos, se presenta ante la sociedad (también ante la critica y ante la acade- Mia) “solo, pobre y desnudo”. El prologo desarrolla las posiciones de un artista de vanguardia: asumir un dis- curso de etapas heroicas (soledad creadora, incompren- sion estética), privilegiar la vida sobre las instituciones, ser consciente de Ja ubicacién marginal, entre otras, El aspecto mas estrictamente romantico se relaciona con la reivindicacién de la naturaleza como espacio y motivo del arte; la practica artistica como via del conoci- miento (lo que también compartiran vanguardias poste- riores), la btisqueda de argumentos en la tradicién litera- ria y en la estética. Las citas de Aristoteles y Boileau, que funcionan en cierto sentido para los oponentes neoclasi- cos como un recurso polémico de autofagia (es decir, mediante la inversion, la retorsién del argumento del adversario), se refugian tacticamente en los espacios dis- cursivos menos pensados para avalar el antinormativis- mo romantico, aunque declare posteriormente no haber- se valido de esta tradici6n 23 El romanticismo: la llegada del manifiesto artistico El personaje, autor del drama, estructura su mundo sobre la base de construcciones paralelas, que sintetizan los predicados de cualquier manifiesto y son la sefial tex- tual de una vision de mundo dicotémica y, en muchas ‘oportunidades, antinémica. Se encolumnan, por una parte, la buena fe, la conviccion y los estudios literarios (toda una descripcién del artista marginal) frente al buen gusto (aqui faltan las comillas irénicas del manifiesto de la revista Martin Fierro, que se analiza mas adelante), el talento y la ciencia. Los términos que se perciben negatl- vamente se convierten, en cierta forma, en instituciones del mundo cultural; “fortalezas” que con sus preceptos y falta de pasién colocan un corsé al genio creador. Por eso, a pesar de que apenas cuenta con hondas y con pie- |jdras, el artista romantico prefiere “razones” a “autorida- laes” y “las armas” a “las insignas”. EL “MANIFIESTO COMUNISTA” Y LA TRADICION DEL MANIFIESTO POLITICO Después del repliegue producido por la restauracion monarquica en Europa tras la derrota de Napoleén y el tratado de Viena, las fuerzas democratico-burguesas en 1830 y luego el proletariado en las calles de Paris en 1848 demosiraron que las crisis ciclicas provocadas por el capitalismo industrial no se resolvian con un reacomo- damiento de la estructura de poder (caida de monarcas 0 reemplazos de primeros ministros). Las contradicciones originadas por la aplicacién irracio- nal del maquinismo, la creciente pauperizacién de la clase obrera y la transformacién de los principales paises euro- peos en sociedades urbanas (donde predominaban el haci- namiento y la desocupaci6n), todo ello alenté, no obstante la precariedad de las organizaciones polilicas obreras, los levantamientos sociales de finales de la década del 40. 24 Carlos Mangone, Jorge Warley Si bien la oleada revolucionaria abare6 la mayoria de los paises, es cierto también que los encontré con un diferente desarrollo econémico y politico. Porque, aunque Francia e Inglaterra se diferenciaban notablemente de Alemania por su capacidad industrial, algunos aspectos, como la cuestién agraria, transformaban a ambos paises en casos distintos. En esta necesidad de caracterizar correctamente la etapa atravesada por cada sociedad (para actuar en con- secuencia), reside la clave para entender la aparicién de este manifiesto politico, cuya importancia histérica es indudable. Texto que, junto con la Biblia y el Quijote, se convirtié en uno de los de mayor circulacién, a punto tal que hoy Manifiesto comunista y “manifiesto” se utilizan. em muchos casos como sinénimos. Su elaboracion fue encomendada a los dirigentes y teéricos del movimiento socialista aleman Karl Marx y Friedrich Engels, por parte de la Liga de los Comunistas, asociacién obrera internacional, durante su congreso de Londres en 1847. Salio a la luz en la misma ciudad en febrero de 1848, poco antes de que comenzasen los primeros movimientos revolucionarios, con el debut callejero (la escena publica por antonomasia) del proletariado parisino, causa inme- diata de la caida de la monarquia francesa. Por todo lo dicho, no se debe perder de vista el objeti- vo estratégico que poseia el texto y para qué fines media- tos e inmediatos se ponia en circulacién. Otro aporte sera entregar un modelo argumental y disposicional de manifiesto politico. Para comprender los niicleos ideologicos y el aparato analitico del Manifiesto comunista hay que observar que el texto aparece en el momento de afirmacion del mate- rialismo histérico. Con palabras de Lenin, se presenta como la sintesis superadora de 1) la filosofia alemana en el marco de la revisién de la dialéctica hegeliana y la antropologia de Feuerbach; 2) el desarrollo del capitalis- mo inglés y de su interpretacion clasica por parte de 25 El Manifiesto comunista David Ricardo, y 3) la tradicién politica del socialismo utépico francés. Se ofrece como un programa que ayude en las tareas organizativas de un partido obrero, necesidad que se vuelve consciente sélo en el momento en que se completa el ciclo de revoluciones burguesas, radicalizandose en ellas la aparicién politica del proletariado. Este escrito de Marx y Engels no resulta, por lo tanto, un producto ex nihilo sino que es la consecuencia del desarrollo social y teérico ocurrido hasta entonces. Asi como todo texto- manifiesto, sobredeterminado por las condiciones histori- cas y por la evoluci6n de las ideas, se dispondra temati- ; camente de acuerdo con Jas necesidades de la hora. Des- filan de este modo los temas del manifiesto: la dialéctica materialista, la lucha de clases, la teoria de la revolucién social, la economia y, también, la cuestién del Estado y del partidd revolucionario. 1, La estrategia de un texto tactico La dialéctica como movimiento textual atraviesa toda la “coreografia” del manifiesto e instala para la tradicion del género discursivo una marca especifica: su caracter antinomico. La necesidad didactica obliga a una intro- duccién que ataca el blanco politico del proletariado, para luego pasar a la recapitulacion histérica que dé legi- timidad al método de andalisis defendido. La otra “apertu- ra” clasica del Manifiesto comunista entrega Ja tesis prin- cipal: “La historia de todas las sociedades que han existi- do hasta nuestros dias es la historia de las luchas de cla- ses”. La pedagogia analitica se acenttia con el encolum- namiento de opresores y oprimidos de cada época de la humanidad. Esta analogia histérica que funciona a gran- des trazos sirve como antesala para presentar a la clase protagonista de esta primera parte: la burguesia. Su €poca se ha distinguido “por haber simplificado las con- 26 Carlos Mangone, Jorge Warley tradicciones de clase en burgueses y proletarios”. El coro teatral de la tragedia de la humanidad, que en la anti- guedad poseia mas matices (patricios, plebeyos, escla- vos), ahora se reduce a una dramatizacién con dos tni- cos héroes que se lanzarén a un combate agonico. La lucha de clases es el motor de la historia y las clases tie- \ hen ya la categoria de sujetos, de alli el uso recurrente de la personalizacién (humana y teatral) que reiteraran todos los manifiestos politicos. » El discurso argumentativo intenta demostrar la evolu- cién de las clases sociales, el lugar en la produccién eco- némica y su comportamiento politico en situaciones revo- lucionarias. En el capitulo I la disposicion textual se ordena de tal manera que su primera parte describe a la burguesia con varias predicaciones que califican sus eta- pas: la de una burguesia revolucionaria y avasallante y la de una burguesia conservadora, freno del progreso del hombre. La cadencia del texto esté determinada por los parrafos que comienzan con el sujeto “la burguesia...” al modo biblico, como verdades separadas. Esle recurso anaférico caracteriza el componente didactico del texto. Luego del anilisis histérico global se pasa a la coyuntura (donde el pasado ocupa el lugar de lo general y el presen- te es lo particular, en un camino habitual que realizan los manifiestos). Ahora los protagonistas son los proletarios y los comunistas; la busqueda es la confluencia de la vanguar- dia tedrica y politica con la clase obrera en general. Se presenta de aqui en mas la parte programalica pro- piamente dicha; aunque debe aclararse que todo mani- fiesto es un programa completo, sin embargo, en alguna de sus zonas utiliza formas de mayor densidad progra- matica. La diferencia fundamental con otros manifiestos €s que este programa se distancia de una profesi6n de fe; es el resultado légico de la exposicién argumental de los procesos historicos, relativizando de este modo el conte- nido predictivo de todo credo 0 relato utdpico. Por eso, no obsiante que las condiciones materiales y objetivas hacen que el “hundimiento [de la burguesia] y El Manifiesto comunista 27 Ja victoria del proletariado sean igualmente inevilables”, se necesita, para acelerar este proceso, la intervencién organizada del factor subjetivo, el partido revolucionario (apenas esbozado por los teéricos alemanes). Se analizan, entonces, en una operacién comun a los manifiestos, las tradiciones socialistas en la historia y el devenir de esas organizaciones en la actualidad del texto. El manifiesto reconstruye una tradicién de luchas bajo una concepcion del tiempo que se aleja de la repeticién ciclica de los hechos histéricos. El pasado no se idealiza, se lo observa como espacio del conflicto (contradictorio como el presen- te) y sabiendo que las analogias histéricas tienen el limite de que los sucesos ocurren primero como tragedia y se repiten como farsa. En funcién del estudio de los socia- lismos existentes y de las fuerzas politicas de cada pais el manifiesto trama las posibles alianzas. La disposicién argumental, una introduccion-ataque, una recapitulacién histérica, el andlisis de la situacién, Ja polémica con otras posiciones y, finalmente, un pro- grama (con ligeras variantes en su ordenamiento) pasa- ran a ser el modelo de los futuros manifiestos politicos, tanto de los que se ofrecen como ensayos (el ejemplo es el comunista) como aquellos que apelan a la sintesis por la forma de produccién y recepcién (como en el caso del de Sandino). 2. Otros recursos Si se abordan los fragmentos del Manifiesto comunisia seleccionados en el apéndice documental se advertira la presencia de una tépica que explica una de las caracte- risticas especificas de los manifiestos. El texto se abre con la famosa imagen del “fantasma” que “recorre Europa”: el fantasma del comunismo. La tematica de lo oculto, lo no muy definido, lo velado, apa- recera en varios pasajes del relato y se relaciona con uno 28 Carlos Mangone, Jorge Warley de los objetivos de toda palabra iluminadora y pedagégi- ca: sefialar el camino de la ilusién a la realidad, a la ver- dad revelada (y en el caso del Manifiesto comunista, tam- bién rebelada). Del mismo modo que se intenta desentrafar el proce- so social y se quiere dar estatuto cientifico a la practica politica, se busca destruir la falsedad (en términos de lo que es comunista y lo que no lo es: todo maniliesto reali- za esta doble (area al mismo tiempo) de la leyenda del comunismo y afirmar su realidad. Para lo cual, “ha llegado el momento de que los comu- nistas expongan a la faz del mundo entero sus concep- tos, sus fines y sus aspiraciones”. Cuando se refieren las luchas entre opresores y oprimidos en otros tiempos se las califica de “veladas”, mientras que el final del mani- fiesto (otro espacio estratégico) recupera el sentido de la primera frase al describir la actitud de los comunistas: “Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propésitos. Proclaman abierlamente que sus objetivos slo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”. A la imagen de lo velado se unen sobre el final del texto otros motivos no menos célebres de los manifiestos politicos. La revolucién como terremoto social, la libera- cién con el tépico de Tas cadenas (que recoge la tradicion de la Revolucion Francesa pero ahora en funcién de otra esclavitud), la calidad de elegida otorgada a la clase representada en el texto (que juega con el sentido de pro- letario) y la apelacion final que, como los gestos de los esclavos en la antigtiedad, los cristianos y los revolucio- narios franceses, internacionalizan el alcance del mani- fiesto. Anexo documental 95. regla no seguir algunas veces las reglas, es un misterio del arte que no es facil hacer comprender a los hombres que carecen de gusto literario y que una especie de capricho del espiritu hace insensibles a lo que Hama la atencién ordinariamente a los hombres.” zQuién dice lo primero? Aristoteles. gQuién dice lo segundo? Boileau. Por csas dos muestras puede comprender cualquiera que el autor del drama hubiera podido, como cual- quier otro, acorazarse con nombres ilustres y refugiarse detras de reputaciones consolidadas. Pero ha abandonado este modo de argumentar a los que lo consideran invencible, universal y soberano; en cuanto a él, prefiere razones a autoridades, y le gustan mas las armas que las insignias. K. MARX y F. ENGELS Manifiesto del Partido Comunista Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cru- zada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes. 2Qué partido de oposicion no ha sido motejado de comunis- ta por sus adversarios en el poder? gQué partido de oposicion, asu vez, no ha lanzado tanto a los representantes mas avanza- dos de la oposicion como a sus enemigos reaccionarios, el epite- to zahiriente de comunista? De este hecho resulta una doble ensehanza: Que el comunismo esta ya reconocido como una fuerza por todas las potencias de Europa. Que ha llegado el momento de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspira- ciones; que opongan a la leyenda del fantasma del comunismo un manifiesto del propio partido. Con este fin, comunistas de diversas nacionalidades se han reunido en Londres y han redactado el siguiente manifiesto, que sera publicado en inglés, francés, aleman, italiano, flamen- co y danés. 96 Carlos Mangone, Jorge Warley BURGUESES Y PROLETARIOS La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros dias es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, senores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y opri- midos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha cons- tante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que termino siempre con la transformaci6n revolucionaria de toda la sociedad 0 el hundimiento de las clases beligerantes. En las anteriores épocas histricas encontramos casi por todas partes una completa division de la sociedad en diversos estamentos, una multiple escala gradual de condiciones socia- les. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebe- yos y esclavos; en la Edad Media, sefiores feudales, vasallos, maestros, oficiales y siervos, y, ademas, en casi todas estas cla- ses todavia encontramos gradaciones especiales. La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Unicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresi6n, las viejas formas de lucha por otras nuevas. Nuestra época, la época de la burguesia, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose cada vez mas en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesia y el proletariado. De los siervos de la Edad Media surgieron los villanos libres de las primeras ciudades; de este estamento urbano salieron Jos primeros elementos de la burguesia. El descubrimiento de América y la circunnavegacién de Africa ofrecieron a la burguesia en ascenso un nuevo campo de acti- vidad. Los mercados de las Indias y de China, la colonizacién de América, el intercambio con las colonias, la multiplicacién de los medios de cambio y de las mercancias en general imprimieron al comercio, a la navegacién y a la industria un impulso hasta entonces desconocido, y aceleraron, con ello, el desarrollo del ele- mento revolucionario de la sociedad feudal en descomposicién. La antigua organizacion feudal o gremial de la industria ya no podia satisfacer la demanda, que crecia con la apertura de nuevos mereados. Vino a ocupar su puesto la manufactura. La clase media industrial suplanté a los maestros de los gremios; la division del trab: entre las diferentes corporaciones desa- parecié ante la division del trabajo en el seno del mismo taller. Pero los mercados crecian sin cesar; la demanda iba siem- pre en aumento. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El Anexo documental 97 vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la produccién industrial. La gran industria moderna sustituyé a la manufac- tura; el lugar de la clase media industrial vinieron a ocuparlo los industriales millonarios —jefes de verdaderos ejércitos industriales—, los burgueses modernos. La gran industria ha creado el mercado mundial, ya prepa- rado por el descubrimiento de América. El mercado mundial aceleré prodigiosamente el desarrollo del comercio, de la nave- facion y de todos los medios de transporte por tierra. Este desarroilo influy6 a su vez en el auge de la industria, y a medi- da que se iban extendiendo la industria, el comercio, la navega- cion y los ferrocarriles, desarrollabase la burguesia, multipli- cando sus capitales y relegando a segundo término a todas las clases legadas por la Edad Media. La burguesia moderna, como vemos. es por si misma fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el modo de produccion y de cambio. Cada etapa de la evolucion recorrida por la burguesia ha sido acompanada del correspondiente éxito politico. Estamento opri- mido bajo la dominacién de los sefores feudales; asociacién armada y auténoma en la comuna; en unos sitios, reptiblica urbana independiente; en otros “tercer estado” tributario de la monarquia; después, durante el periodo de la manufactura, con- trapeso de la nobleza en las monarquias feudales o absolutas y, en general, picdra angular de las grandes monarquias, la bur- guesia, después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquisté finalmente la hegemonia exclusiva del poder politico en el Estado representative moderno. El gobier- no del Esiado moderno no es mas que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa. La burguesia ha desempefiado en la historia un papel alta- mente revolucionario. Dondequiera que ha conquistado el poder, la burguesia ha destruido las relaciones feudales, patriarcales, idilicas. Las abi- garradas ligaduras feudales que ataban al hombre a sus “supe- Tiores naturales” las ha desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro vinculo entre los hombres que el frio interés, el cruel “pago al contado”. Ha ahogado el sagrado éxtasis del fer- vor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeno burgués en las aguas heladas del calculo egoista. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustituido las numerosas libertades escrituradas y bien adquiridas por la tinica y desalmada libertad de comercio. En una palabra, en lugar de la explotacién velada por ilusiones religiosas y politicas, ha establecido una explotacién abierta, descarada, directa y brutal. 98 Carlos Mangone, Jorge Warley La burguesia ha despojado de su aureola a todas las profe- siones que hasta entonces se tenian por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados. La burguesia ha desgarrado el velo de emocionante senti- mentalismo que encubria las relaciones familiares, y las redujo a simples relaciones de dinero. La burguesia ha revelado que la brutal manifestacion de fuerza en la Edad Media, tan admirada por la reaccion, tenia su complemento natural en la mas relajada holgazaneria. Ha sido ella la que primero ha demostrado lo que puede realizar la acti- vidad humana: ha creado maravillas muy distintas a las pira- mides de Egipto, a los acueductos romanos y a las catedrales goticas, y ha realizado campahas muy distintas a los éxodos de los pueblos y a las cruzadas. La burguesia no puede existir sino a condicién de revolucio- nar incesantemente los instrumentos de produccién y, por con- siguiente, las relaciones de produccién, y con ello todas las relaciones sociales. La conservaci6n del antiguo modo de pro- duccién era, por el contrario, la primera condicion de existencia de todas las clases industriales precedentes. Una revolucion continua en la produccién, una incesante conmocion de todas las condiciones sociales, un movimiento y una inseguridad constantes distinguen la época burguesa de todas las anterio- res, Todas las relaciones sociales estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas admitidas y veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen afiejas antes de haber podido osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma. Todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de exis- tencia y sus relaciones reciprocas. Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesia recorre el mundo entero. Necesila anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vinculos en todas partes. Mediante la explotacion del mercado mundial, la burguesia dio un caracter cosmopolita a la produccién y al consumo de todos los paises. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a Ja industria su base nacional. Las antiguas indus- trias nacionales han sido destruidas, y estan destruyéndose continuamente. Son reemplazadas por nuevas industrias, cuya introducci6n se convierte en cuestién vital para todas las naci: nes civilizadas, por industrias que ya no emplean materias pri- mas indigenas, sino materias primas venidas de las mas leja- nas regiones del mundo, y cuyos productos no sdlo se consu- men en el propio pais, sino en todas las partes del globo. En Anexo documental 99 lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfaccion productos de los paises mas apartados y de los cli- mas mas diversos. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a si mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la produccién material como a la producci6n intelectual. La produccion intelectual de una nacién se convierte en patrimonio comtn de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de dia en dia mas imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y loca- les se forma una literatura universal. Merced al rapido perfeccionamiento de los instrumentos de produccién y al constante progreso de los medios de comunica- cion, la burguesia arrastra a la corriente de la civilizacién a todas las naciones, hasta a las mas barbaras. Los bajos precios de sus mercancias constituyen la artilleria pesada que derrum- ba todas las murallas de China y hace capitular a los barbaros mas fandlicamente hostiles a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de produccion, las constrife a introducir la llamada civiliza- cién, es decir, a hacerse burguesas. En una palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza. La burguesia ha sometido el campo al dominio de la ciudad. Ha creado urbes inmesas; ha aumentado enormente la pobla- cion de las ciuclades en comparaci6n con la del campo, sustra- yendo una gran parte de la poblacién al idiotismo de la vida rural. Del mismo modo que ha subordinado el campo a la ciu- dad, ha subordinado los paises barbaros o semibarbaros a los paises civilizados, los pueblos campesinos a los pueblos bur- gueses, el Oriente a Occidente. La burguesia suprime cada vez mas el fraccionamiento de los medios de produccién, de la propiedad y de la poblacion. Ha aglomerado la poblacion, centralizado los medios de produccion y concentrado la propiedad en manos de unos pocos. La conse- cuencia obligada de ello ha sido la centralizaci6n politica. Las provincias independientes, ligadas entre si casi Gnicamente por Jazos federales, con intereses, leyes, gobiernos y tarifas aduane- ras diferentes, han sido consolidadas en una Sola nacién, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de clase y una sola linea aduanera. La burguesia, con su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas mas abundantes y mas grandiosas que todas las generaciones pasa- das juntas. El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las maquinas, la aplicacién de la quimica a la indus- 100 Carlos Mangone, Jorge Warley tria y a la agricultura, la navegacién a vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptacion para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los rios a la navegacién, poblaciones enteras surgiendo de la tierra como por encanto. gCual de los siglos pasados pudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del trabajo social? Hemos visto, pues, que los medios de produccién y de cam- bio, sobre cuya base se ha formado la burguesia, fueron crea- dos en la sociedad feudal. Al alcanzar un cierto grado de desa- rrollo estos medios de produccién y de cambio, las condiciones en que la sociedad feudal producia y cambiaba, toda la organi- zacion feudal de la agricultura y de ja industria manulacturera, en una palabra las relaciones feudales de propiedad, cesaron de corresponder a las fuerzas productivas ya desarrolladas. Frenaban la produccion en lugar de impulsarla. Se transforma- ron en otras tantas trabas. Era preciso romper esas trabas, y se rompieron. En su lugar se establecié la libre concurrencia, con una constitucién Social y politica adecuada a ella y con la domina- cion econémica y politica de la clase burguesa. ‘Ante nuestros ojos se esta produciendo un movimiento ana- logo. Las relaciones burguesas de produccién y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burgue- sa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de pro- duccién y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las polencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es mas que la historia de la rebelion de las fuerzas productivas contra las actuales relaciones de produccién, contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesia y su dominacién. Basta mencionar Jas crisis comerciales que, con su retorno periddico, plantean en forma cada vez mas amenazante la cuesti6n de la existencia de toda la sociedad burguesa. Durante cada crisis comercial se desiruye sistematicamente no sélo una parte considerable de productos elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas pro- ductivas ya creadas. Durante la crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda, se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproduccion. La sociedad se encuentra stibitamente retrotraida a un estado de barbarie momentanea; diriase que el hambre, que una gue- tra devastadora mundial la han privado de todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio aparecen aniquilados. Y todo esto, gpor qué? Porque la sociedad posee demasiada civili- zacion, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no Anexo documental 101 sirven ya al desarrollo de la civilizacion burguesa y de las rela- ciones de propiedad burguesas; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstaculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas pro- ductivas salvan este obstaculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado esire- chas para contener las riquezas creadas en su seno. gComo vence esta crisis la burguesia? Por una parte, por la destruc- cién obligada de una masa de fuerzas productivas; por otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotaci6n mas intensa de los antiguos. gDe qué modo lo hace, entonces? Preparando crisis mas extensas y mas violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas. Las armas de que se sirvid la burguesia para derribar al feu- dalismo se vuelven ahora contra la propia burguesia. Pero la burguesia no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empunaran esas armas: los obreros modernos, los proietarios. Gel En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movi- miento revolucionario contra el estado de cosas social y politico existente. En todos estos movimientos ponen en primer término, como cueslion fundamental del movimiento, la cuestion de Ja propic- dad, cualquiera que sea la forma mas o menos desarrollada que ésta revista. En fin, los comunistas trabajan en todas partes por la union y el acuerdo entre los partidos democraticos de todos los pai- ses. Los comunisias consideran indigno ocultar sus ideas y pro- positos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sélo pueden ser alcanzacos derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una revolucion comunista. Los proletarios no tienen nada que per- der en ellas mas que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. iProletarios de todos los paises, unios!

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