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La Gestalt theorie Mueller, F. L. (2005). La “Gestalttheorie”. En Historia de la Psicologia. (pp. 413-419). México: Fondo de Cultura Econdémica [se Tatene i selatelae] a) e-uaem | Multimodal LAS ESCUELAS DEL SIGLO XX 413 dad: cuando Watson la justifica declarando que no ha descubierto jamas el papel de Ja conciencia en ninguna accién humana, que no se puede ni “encontrarla”, ni “definirla”, ya no queda nada por reconocerla, Apenas es necesario observar que la conciencia no puc- de ser definida, porque es ella la que define... Si se la elimina y por eso mismo se climinan las sensaciones, las imagenes, los pensa- mientos, Jas intenciones, las voliciones, para reducirlo todo a las reacciones que cl organismo opone a estimulos, se priva a los actos humanos més reflexionados de toda significacién; y se suprime asi el campo de la psicologia propiamente dicha. Un psicdlogo de Lau- sana, Larguier des Bancels, observaba ya que si el sonrojo debido al calor, por ejemplo, interesa al fisidlogo, es el sonrojo ligado a Ja timidez o a la vergiienza lo que interesa al psicdlogo. Los behavio- ristas watsonianos se equivocan, sin duda, al confundir estos dos as- pectos. Is sabido que’el de las significaciones inspira la fenome- nologia de Husserl, que ha tenido miltiples repereusiones en las ciencias psicoldgicas de nuestro tiempo. 3. La “GrstracrrHeoris” Es indiscutible la influencia de la fenomenologia®® en el desarrollo de la Gestalttheorie o psicologia de la “forma”, en particular a tra- vés de Koffka, antiguo discipulo de Husserl®® Preocupada por res- ponder a Ja exigencia experimental que caracteriza a la psicologia en cuanto a ciencia, pero testimoniando, a Ia vez, la posesién de un sentido muy despierto de los problemas inherentes a la teoria del conocimiento, la Gestalttheorie indica una reaccién original a toda Psicologia asociacionista, en el sentido que se le atribuye: general- mente, el estudio de Ja vida psiquica en su aspecto de combinacién de elementos supuestamente simples (sensaciones e imagenes) que la 58 Cf. cap. xxiv. . 5° Los tres grandes promotores de la Gestalttheorie: Max Wertheimer, de Praga (1830-1943), Curt Koffka, de Berlin (1886-1941), y Wolfgang Kohler, de Estonia (nacido en 1887), emigraron a los Estados Unidos al advenimiento del nacional socialismo; y sus trabajos se imbricaron a menudo, del otro lado del Atlintico, con los de la escuela de Watson, sobre todo en las investigaciones de J. Kantor y de E. C. Tolman. - Algunas de sus obras: Wertheimer: Drei Abhandlungen zur Gestalttheorie, Erlangen, 1925; Kihler: Gestalt Psychology, Londres, 1930; Kotfka: Principles of Gestalt Psychology, Nucva York, 1935, son’ fundamentales para el conoci- miento del movimiento gestaltista. Conviene recordar igualmente los estudios notables de Paul Guillaume: Psychologie de la forme (Flammarion, 1937; nue- va ed., 1948) y de David Katz: Introduction a ia psychologie de Ia forme (Ri- vere et Cie., 1955). 4i4 LA “NUEVA” PSICOLOGIA constituirian. EJ gestaltisma debe su principio csencial al psicdlogo de Viena, Christian von Ehrenfels (1859-1932), autor de una me- moria: Acerca de las cualidades de la fornta,®° cuyo eco fue primero insignificante, y que se remonta a la época en que el doctor Breuer, én esa misma ciudad, aporta a Frend algunos datos que habrian de desempefiar un papel importante en la génesis del psicoandlisis, Este estudio inicial de Ehrenfels contenfa, en particular, algunas observaciones a propésito de la melodia, cuya unidad es la “forma particular”, o cualidad irreductible a Ja enumeracién de las formas que la componen; cuya realidad: esa totalidad que designa precisa- mente el término de “melodia”, esta constituida por una determi nada relacién de las notas entre si. Y si las cualidades sensibles, observaba Ehrenfels, pucden referirse a excitantes determinados (en cste caso, sonidos) es imposible establecer tal correspondencia para la percepcién de las “formas”. Las observaciones del psicdlogo vie- nés ponian de relieve un principio que habria de orientar todas las investigaciones de los promotores del gestaltismo: una totalidad, le jes de ser la suma de las partes que contiene, las condiciona, por lo contrario; en este sentido, a saber, que una parte en una totali- dad es algo distinto de lo que es esa parte aislada o inserta en otra totalidad. Tal principio conduce a oponer al fraccionamiento analitico de la vida psiquica la consideracién de formas, de estruc- turas, de conjuntos (Zusammenhdnge) admitidos como realidades primitivas. Toda percepcién es la de una figura sobre un fondo. Por tanto, se tratara esencialmente de describir estructuras percep- tivas globales, con vistas a reducir a Jeyes sus apariciones y sus trans- formaciones; sobre todo, se tratard de mostrar cémo la organizacién interna que las condiciona modifica a los elementos que la compo- nen; y como es que basta con cambiar uno solo de estos elementos para modificar una estructura global. Una exposicién de las inves- tigaciones de los gestaltistas acerca de-la percepcién es casi imposi- bic sin dibujos mi figuras, que no podemos reproducir aqui. Tales concepciones podrian conducir a la admisién de una activi- dad estructuradora de la vida psiquica, a poner de relieve el papel del sujeto en el conocimiento. Paraddéjicamente, no hay nada de esto, y los gestaltistas, considerando que las formas surgen en un campo de percepcién que se organiza por sf solo, amplian a menu- do la nocién de estructura global hasta el punto de que debemos renunciar a determinar la parte recfproca del sujeto y del ebjeto en el acto cognoscitivo. Por tanto, no es sorprendente que hayan aparecido divergencias, % “Ucher Gestaltqualititen” (Vierleljahresschrift fiir Philosophie, 14, 1890). LAS ESCUELAS DEL SIGLO XX 415 inclusive entre los representantes mismos de la Gestalftheorie, en cuanto a la naturaleza y a la génesis de los conjuntos estructurados (escuelas de Graz, de Berlin, de Leipzig); sobre todo entre los “dua- listas” de la escuela austriaca de Graz, y los “monistas”, de la es- cucla de Berlin. Para lds primeros, la “forma” de una representacién mental, qué pone en juego una actividad del espiritu cognoscente. Para los segundos, sélo por abstraccién se puede distinguir entre “forma” y datos sensoriales que no son una “materia” a Ja cual una forma confiere un sentido; pues son inmediatamente “informados”. Ademds, observan Jos monistas de la escuela, los conjuntos estructu- rados no existen solamente en e] pensamiento, sino también en el mundo biolégico y fisico. Cierto es: cuando se trata de seres vivos, una cierta finalidad in- terior, cuyo funcionamiento supone una subordinacién de las partes al conjunto, es generalmente admitida hoy. Pero un bidlogo como Emile Guyénot, para mencionarlo sélo~a él, se ha visto Hevado a pensar, por su larguisima experiencia de laboratorio, que el organis- mo vivo da testimonio de una innegable discontinuidad en relacién con las formaciones fisico-quimicas. Pues bien, no; la maquina del organismo no est4 construida por una maquina. Esto es una incomprensién completa de Ja realidad del desarrollo embrionario, La m4quina esta construida por una célula, una sola, que no ¢s una méquina, Es una suma de condiciones fisicas y quimicas, y nada mas que eso. Nos asombra ver salir algo que es un aparato coordinado, que es un organismo formado por partes, cada una de las cuales tiene una funcién que cumplir. Este es el milagro reali- zado por la vida. ..° Tal discontinuidad —si hay discontinuidad— Jo mismo que la €mergencia que supone la aparicién de la conciencia de si, esté eclipsada en los monistas de la Gestalttheorie. Se sabe que Werthei- mer ha introducido,a propésito desesto, la idea de un parentesco estructural entre las “formas” en los diferentes niveles; un parentes- co expresado por el principio del isomorfisme —nueva manera de concebir el paralelismo— que refiere al condicionamiento fisioldgi- Co del sujeto cognoscente la estructuracién del dato sensorial. En- tonces, la tendencia consiste en explicar por Ja morfologia nerviosa las estructuras psiquicas. En cuanto a los ejemplos que dan los gestaltistas de las “formas” *1 Respuesta a Pierre Naville a propésita del hombre-mAquina-de-reflejos del conductismo, Wile. Rencontres Internationales de Cenéve, L’homme devant la science, 1952 (Ediciones de la Baconniére, p. 310). 416 LA “NUEVA” PSICOLOGIA en el mundo fisico, son harto conocidos (sistemas astrondémicos, Ja pompa de jabén esférica formada espontaneamente y que tiende de inmediato, si el calor no es demasiado fuerte, a formar una. e fera, etcétera). De la observacién de una tendencia general a la realizacién dé una estructura lo mds simple y regular posible, la Gestalt ha pa. sado a la admisién (Wertheimer) de una ley de la “buena forma” o de la “plenitud de las formas”, que se manifiesta en el mundo fisico cn la realizacidn de formas regulates y simétricas (econémi: cas también, puesto que la esfera encierra e] mayor volumen en Ja superficie mas pequefia). Una vez mds nos encontramos, de tal manera, quiérase 0 no, conducidos a una problemiatica filosdfica.~* Aplicado al comportamiento, primero por la obra de Koffka, él gestaltismo ha conducido a opiniones que coinciden, en cierta me- dida, con las de los fenomendlogos (intencionalidad de Ia concien cia), y aun con las de los “existencialistas” (“ser en el mundo”), mediante la admisién de un “campo total”, en el que el organismo y el medio constituyen una suerte de dos polos correlativos; y que es el medio real de la accién humana, pues el medio geografico se considera como cientifico y derivado. A este nivel, la escuela gestal- tista insistira siempre més en la organizacién dindmica y sintética de un campo perceptivo, en virtud de tensiones interiores produ- cidas por necesidades que determinan las reacciones. Para el hambriento, el campo de percepcién se organiza diferente mente que para el ahito; al soldado que busca un refugio, el campo le parece totalmente distinto que al esteta; su soledad puede ser un paraiso para el misdntropo, pero, por el contrario, Nenar4 de melan- colia a un ser avido de presencia humana.*? Estas concepciones, como lo mencioné al hablar de la _psicolo- gia animal, fueron confirmadas por los experimentos de Kohler con monos superiores, cuyos resultados interpretaba de este modo: una brusca modificacién del campo perceptive del animal, en virtud de una tensién interior, tranforma en “vectores” a los elementos, al prin- cipio neutros, del medio circundante y un objeto cobra bruscamen- te, en una nueva totalidad estructurada, la signifi¢acién nueva de instrumento para un fin. Evidentemente, podemos preguntamos en qué medida tal experimentacién, que evita el cscollo de condiciones demasiado artificiales, es susceptible de ser falseada, a su vez, pot el papel que puede desempefiar Ja imitacién. & David Katz, op. eit., pp. 155-156. LAS ESCUELAS DEL SIGLO XX a7 Es sabido que la Gestalttheorie, de manera general, ha_tenido una muy amplia repercusién ¢n Ia psicologia contempordnea; no hay uno solo de sus aspectos en el que no haya ejercido alguna influen- cia (psicologia de la inteligencia, psicologia del nifio, psicopatologia, etcétera). Es verdad que sus’ prolongaciones pueden ser fecundas en los dominios mas diversos. Ein pedagogia, por ejemplo, al desta- car el valor de una ensefianza que no sea la simple yuxtaposicién de disciplinas, sino que esté constituida por conjuntos coherentes mucho mas asimilables. En el terreno social, al alentar a volver a pensar la influencia ejercida en los individuos por estructuras deter- minadas, ha favorecido grandemente un paso muy general a la psi- cologia social, en particular gracias a la obra de Kurt Lewin, a la que nos referiremos mas adelante. Por su descripcién de un “campo psicolégico” considerado por ellos como una “categoria explicativa fundamental”, los gestaltistas han aportado a la psicologia, de una manera mas sutil que Watson, el medio de libérarse del yugo car- tesiano, al suministrarle una justificacién de la correspondencia que tendia a establecer entre vida interior y comportamiento, Las preocupaciones globales y dindmicas introducidas por la Ges- talttheorie tienden igualmente a imponerse en el campo médico, en el que la medicina llamada “psicosomatica”, nacida en los Estados Unidos hace un cuarto de siglo, gana terreno dia a dia. La inspi- tacién de dicha medicina se nos manifiesta como la culmmacion légica de las investigaciones de los campos mis diversos (reflexolo- gia payloviana, psicoandlisis, neuropsiquiatria, endocrinologia); aun fuera de la escucla psicosomatica propiamente dicha, la medicina én general, por oposicién a la de ayer, en la que la extrema especiali- zacién parecia ser la condicién misma de su cardcter cientifico, se orienta hacia la consideracién de los equilibrios y los desequilibrios globales del individuo en su totalidad psicoorginica.** En el plano teérico, las discusiones que suscita la Gestalttheorie versan especialmente sobre el papel de la afectividad en la_per- cepcién, sobre las relaciones de esta ultima con la accién, sobre la imbricacién de los campos perceptivos globales con los aconteci- mientos de una historia individual en la que entran a formar parte la herencia, la memoria y los habitos. Como era de esperar, los gestaltistas creen poder responder a estas cuestiones. A propdsito de la memoria, por ejemplo, hablan de un proceso de adquisicién con: cebido como un proceso de organizacién, mostrando que no podria 6 Gf. F, Alexander, La médecine psycho-somatique, ses principes et ses appli cations (Payot, Paris, 1952, 2° edicién, 1962); igualmente Paul Chauchard, La médecine psychosomatique, P.UF., 1955. 41B LA “NUEVA” PSICOLOGIA haber asociaciones sin la intervencién de una necesidad, de un inte. rés. Pero si la importancia de la afectividad y de la experiencia ad- quirida no se les ha escapado necesariamente, muchos problemas quedan abiertos cuando se tratan de comprender en verdad Jas ar- ticulaciones cencretas de estas estructuras perceptivas que ellos har descrito con gran sagacidad. A este respecto, sus puntos de vista encontrarian_prolongaciones importantes en los trabajos de un discipulo de Kéhler en Berlin, Kurt Lewin (1890-1947), que desempefiard un papel de primer pla. no en el campo de la psicologia social norteamericana.** Israelita como los promotores de la Gestalttheorie, Lewin tuvo que huir como ellos de la Alemania hitlerista para refugiarse en los Estados Uni- dos. Los contactos que anudé alli con representantes moderados del behaviorismo lo incitaron a profundizar la famosa pareja dle estimulo- respuesta, y a integrarla en su teorfa del campo total.®® Fiste consti- tuye una ampliacién del “campo perceptive”, en tanto que engloba al sujeto mismo con su afectividad. Ese aspecto de las cosas ya aparece en los promoteres de la Gestalttheorie, particularmente en ciertas descripciones de Koffka,°* pero Lewin lo afronta mas direc- tamente recurriendo a ingeniosas técnicas para experimentar Ja in- fluencia de! “campo psicolégico” sobre el individuo. Es asi como Sus experiencias tienden a mostrar la interdependencia del sujeto y los objetos considerados segiin una configuracién de conjunto, en un campo total que engloba al todo. Por ejemplo, un nifto es colocado en un cfirculo trazado.con tiza. Sin franquear Tos limites asi prescritos, debe alcanzar un objeto si- tuado afuera, disponiendo para elio de algunos instrumentos:; bas- tones, ganchos, cuerdas. Lewin observa y describe en términos de “dindmica del campo”, las reacciones afectivas del sujeto en rela- cién con Ia estructura que constituye el elemento perceptivo 0 cog: noscitivo de la siluacién. Esta pone en juego dos fuerzas: una orien- tada hacia el objeto que ejerce una atraccién sobre el sujeto; otra, que Lewin lama “barrera psiquica”, que emana del “circulo que no se debe rebasar”, que constituye una fuerza dirigida en sentido con- trario. E] conflicto engendra una tensién y Lewin observa la mane- ra en que el sujeto trata de ponerle fin, sus actitudes y los senti- mientos que manifiesta. 4 Véase el cap. xin, 3, €. 85 A dynamic theory of personality, Nueva York, 1935; Principles of topolo- gical psychology, Nucva York, 1936. Cf. em francés: Psychologie dynamique, PALF. 1959. °6 Principles of Gestalt Psychology, ed. cit. LAS ESCUELAS DEL SIGLO XX 419 La mejor solucién es naturalmente el éxito obtenido si se respeta la consigna, que procura al sujeto una plena satisfaccién. Si fracasa n esas mismas condiciones, el fracaso mismo ser4 franco. Pero con frecuencia intervienen conductas dilatorias o de evasién. Por ejem- plo, el nifio interrumpe sus intentos fingiendo interesarse en otra cosa; se atrinchera tras una actitud pasiva o imagina procedimientos quiméricos, etc. A veces el procedimiento ¢s mas brutal y el sujeto busca una satisfaccién mediocre violando Ja consigna o adoptando una actitud hostil, etcétera. Los actos de sustitucién pueden revestir for- mas mas alejadas técnicamente del problema inictal, buscandose una distensién en el sentido de una compensacién ficticia. Las experiencias de Lewin han demostrado que las “valoraciones” intervienen cn funcién igualmente de situaciones anteriores, segtin que hayan sido éxitos o fracasos. Incitan en algunos casos al su- jeto a comprometer a su propio yo a fondo, a poner todos sus recursos en la solucién del problema, con Ja consecuencia de in- tensificar el éxito o el fracaso; o a considerar, por el contrario, el problema como una especie de juego, sin dedicarse a ello integra- mente, lo que tendré como efecto hacer menos agudo el fracaso o el éxito menos vivo. Si el campo total de Lewin polariza, por tan- to, el espacio segiin las fuerzas que aparecen como polos de atrac- cién o de repulsién, no excluye la dimensién temporal, es decir, la historia. Conviene recordar a este respecto sus experiencias consis- tentes en presentar a los sujetos determinados problemas prdcticos que unos (el grupo testigo) podian dedicarse a resolver hasta la so- jucién final, mientras que los otros eran interrumpidos en su tarea bajo cualquier pretexto, lo mas natural que fuera posible. Buscan- do después lo que subsistia en la memoria de las acciones termi- nadas o inacabadas, Lewin pudo comprobar que la accién interrum- pida deja una laguna, crea lo que denomina una “cuasi-necesidad”, es decir, una tendencia a terminarla. Lo que probaria, en lengua gestaltista, que la estructura de la accién, si permanece abierta, en- gendra una tensién que subsiste hasta el equilibrio que procura la terminacién,

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