La emigración nunca es voluntaria, siempre es obligatoria o condicionada.
Nadie emigra por deseo, sino por necesidad. La emigración siempre conlleva rompimiento y desenraizamiento. El pueblo de Israel también se vio sometido a la emigración. El hambre y la miseria le empujaron a tener que ir a un país extranjero para sobrevivir. Ese país fue Egipto. Egipto lo sometió a duros trabajos. El pueblo de Israel encontró en su fe en Dios el consuelo y fortaleza para salir adelante y para buscar su liberación. Suplicó a Dios y Dios escuchó su llamada. Moisés fue la persona llamada para llevar a su pueblo a la liberación. La liberación siempre necesita liberadores.