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Cuento del ratoncito Pérez + audiocuento elige tu aventura gratis

La propuesta de hoy os va a encantar, ¡ya lo veréis! Se trata de un cuento del ratoncito Pérez
para leer que da mucho de sí. No sólo te ofrecemos una versión para que se lo puedas leer a tu
peque directamente, sino que también podrás disfrutar de un audiocuento del ratoncito Pérez
en formato elige tu propia aventura, en una versión extendida. ¡Algo que nunca se ha hecho!

Además, si le gusta este audiocuento lo podéis conseguir en versión impresa y personalizada,


un cuento del ratoncito Pérez en el que tu peque será el único protagonista con su nombre
propio y diversas ilustraciones que le representen atendiendo a sus rasgos físicos. Haz clic en la
imagen para conseguirlo.

Aquí tenéis el audiocuento del ratoncito Pérez en formato “elige tu propia aventura” y narrado
en segunda persona.

Para una buena experiencia de escucha sigue estos sencillos pasos:

1. Pulsa play para comenzar a escuchar “El misterio del ratoncito Pérez”

2. En la ventanita que se te despliega, pulsa en “Reproducir en Navegador”

3. Sigue las indicaciones de recorrido que se dan al final de cada uno de los audios.

4. Elige tu camino antes de que se termine la cola de silencio que hay al final de cada
audio para evitar que salte el siguiente fragmento y se rompa la magia. Si ves que no
te va a dar tiempo, pausa el audio.

5. Una vez finalizado un recorrido, vuelve al principio e intenta una aventura diferente.

Músicas Public Domain: And Just like that, por Brian Teoh; Picket Villian (Anonymous); Novus
initium, por Alexander Nakarada; Romantic inspiration, por Rafael Krux.

Si lo que buscabas es un cuento del ratón Pérez para leer, sin más, encontrarás una de las
historias que aquí se plantean, narrada de forma lineal, a continuación.

El misterio de ratoncito Pérez

¡Hoy es un día muy especial! Estás feliz porque se te ha caído un diente. Por la noche lo
pondrás bajo la almohada para que lo recoja el ratoncito Pérez. ¿Qué te dejará a cambio? A
pesar de los nervios que sientes en el estómago, por fin consigues dormirte.

A la mañana siguiente, sobre tu mesilla, hay un paquetito muy bien envuelto. ¡Es un Diario de
Explorador! En él podrás escribir todas tus maravillosas aventuras. Algo que brilla en el suelo
llama tu atención. ¡Es tu diente! ¡Seguro que el ratoncito Pérez lo ha perdido mientras salía de
la habitación!
Sabes que lo más correcto es devolvérselo. ¡Será la primera gran aventura para tu nuevo Diario
de Explorador! Pero no sabe dónde encontrarlo. Si fueras ratón te esconderías… ¡En el parque!
Es un lugar tranquilo, hay flores y viven animales.

Al entrar en el parque te topas con una curiosa encrucijada. El camino de la izquierda continúa
por el parque municipal y el camino de la derecha se adentra en el Bosque Tenebroso. Del
interior del bosque provienen graznidos de aves misteriosas. Es difícil saber si un ratón elegiría
un lugar así para esconderse, pero sabes que no deberías adentrarte en ese lugar tenebroso
sin la compañía de un adulto.

De manera que decides continuar por el parque y buscar entre los laberínticos caminos hechos
con setos. Al llegar a una zona boscosa, escuchas un ruido entre las hojas secas. ¿Será el
ratoncito Pérez? No, es una ardilla que está recolectando avellanas para llenar su despensa.

– Hola. Busco al ratoncito Pérez para devolverle un diente que ha perdido. ¿Lo has visto? -
preguntas.

– Quizá lo encuentres en el Gran Árbol de los Ratones que está al otro lado de la carretera.
Puedes intentar cruzarla o buscar en la orilla del río. A veces va allí a refrescarse- responde la
ardilla.

Cruzar la carretera es aún más peligroso que un bosque tétrico, así que decides mirar en la
orilla del río. Al llegar, escuchas un chapoteo y unos gemidos. ¡Un perrito ha caído al río y no
sabe nadar! Acudes a rescatarlo sin pensártelo dos veces. Una vez fuera del agua, te das
cuenta de que el cachorro se ha perdido. Al levantar la vista para buscar al dueño, ves un gran
cartel en la fachada del edificio de enfrente.

DETECTIVE: Encuentro cualquier cosa, por difícil que sea

¡Eso es! ¡Podrías pedirle a un detective que te ayude a encontrar al ratoncito Pérez. Pero
pronto tu entusiasmo se desvanece: lo más correcto sería buscar al dueño del cachorro y
continuar la búsqueda cuando el perrito esté completamente a salvo.

Tras preguntar a varias personas consigues encontrar al dueño. Se trata de un señor con un
gran bigote que abraza a su perro, entre lágrimas, mientras éste le propina grandes lametazos
en la cara.
El señor del bigote está muy agradecido y te recompensa con una brillante moneda. ¡Podrás
comprar un montón de golosinas! O tal vez deberías ir al mercado y gastar el dinero en víveres
que te permitan continuar la búsqueda…

La idea de poder comprar muchas golosinas es demasiado tentadora, de manera que olvidas tu
misión y te diriges hasta la tienda de dulces. ¡Es increíble! Cientos, miles de golosinas se
amontonan por todas partes. Hay caramelos, gominolas, chocolate… ¡Con la moneda podrás
comprar un montón de cada!

Regresas al parque cargada con una gran bolsa de chuches y te sientas en un banco. Comes
una golosina tras otra cuando ves aproximarse un grupo de niños.

-¿Nos das unas pocas? -pregunta uno de ellos.

Sabes que hay que ser generosa pero son demasiados niños. ¡Si las repartes te quedarás sin
ninguna!

Tras dudar un momento decides que lo mejor es compartirlas y así hacer nuevos amigos que te
puedan ayudar en tu búsqueda. Mientras os hartáis a dulces, le cuentas a los niños cuál es tu
misión. Cuando acabas de contar tu historia, uno de los niños te desvela el tan bien guardado
secreto: el ratoncito Pérez vive en el mercado donde trabaja su papá, entre el puesto de los
quesos y el de las flores. Corres hacia el mercado como alma que lleva el diablo y encuentras
una pequeña puertecita justo en el lugar que te ha indicado el niño.

Entonces te agachas, empujas suavemente la puertecita con los nudillos y mira por el agujero.
¡Es una preciosa casita de marfil! Desde el suelo hasta el techo, todo está construido con
brillantes dientes de leche. No hay ni rastro del ratoncito Pérez/Hada de los dientes.
¡Seguramente se haya asustado y esté escondido/a!

Como si hablaras con un fantasma, explicas el motivo de tu visita mientras depositas el diente
dentro de la casita y te alejas. El ratoncito Pérez se aproxima despacio, agarra el diente y lo
observa detenidamente antes de darse cuenta de que es el mismo que perdió anoche. ¡Te ha
reconocido! Enternecido por tu bondad, corre a abrazarte y te da las gracias.

¡Has cumplido tu misión! El ratoncito Pérez te propone dar un paseo por el parque. Mientras
descansais bajo unos bonitos árboles, le relatas tu extraordinaria aventura mientras el ratón te
escucha con atención. ¡Sin duda será una historia increíble para su Diario de Explorador!
A partir de ahora, cada vez que se te caiga un nuevo diente, lo dejarás bajo la almohada junto
con tu Diario de Explorador y una pequeña linterna. Así el ratoncito Pérez se mantendrá bien
informado de sus últimas y maravillosas aventuras.

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