CONOCIMIENTO. En este mundo somo el grato perfume de cristo, y esto lo lograremos mediante la obediencia a su palabra.
“Mas a Dios gracias, el cual nos
lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan…” 2 Corintio. 14-15 No hay nada más preciado para nuestro Señor que ver a sus hijos manifestando en todo lugar el olor de su conocimiento. Él quiere exhibirnos delante del mundo, porque nosotros representamos la obra redentora de Jesús, somos los que llevamos su amor y para él somos una fragancia especial que debe llegar hasta el último rincón de la tierra, y debemos ser agradecidos porque nos lleva siempre a alcanzar el triunfo en Cristo. Nuestro Salvador se entregó por amor a la humanidad, se hizo una ofrenda aceptable en sacrificio a Dios en olor fragante, él despidió un perfume que agradó al Padre. “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Ef. 5:2. Quizás pensemos que no tiene sentido, y no le damos la importancia que debe tener. ¿Nosotros despidiendo un perfume agradable? ¡Si! No el que se compra en las tiendas sino el que se adquiere por vivir cada día buscando su presencia, una vida de intimidad con Jesús con la guía del Espíritu Santo. Cada día nuestra entrega debe ser mayor, nuestra alabanza debe ser mejor, nuestra adoración tiene que ser genuina, verdadera, y nuestro servicio hecho con amor y humildad. Que seamos como el frasco que se quiebra para derramar el perfume interior a los pies del Maestro, como aquella mujer que quebró el frasco de alabastro derramando el perfume de nardo puro, de mucho precio, sobre su cabeza y que inundó la casa con su fragancia. Que los ingredientes que se usen para crear ese perfume sean el amor, la paz, el gozo, etc., que se unen y perfuman nuestras vidas y la de los demás. Que sea de alta calidad, que cueste mucho, como una adoración de sacrificio que suba al trono del Señor y sea aceptable ante él. Que la medida de esos ingredientes sean la correctas en integridad, excelencia, fidelidad, honestidad y temor a Dios. Que seamos aquellos que manifestamos lo que hemos conocido, el perdón, el amor, la gracia y el conocimiento de quien lo dio todo por salvarnos y llevarnos a su reino de vida.