Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Biblioteca Del Basket 131
Biblioteca Del Basket 131
Con la colaboración de la
Federación Española de Baloncesto
Q. P.
ÍNDICE
Prólogo ........................................................... 11
Un hombre necesario, por Jorge Muñoa
Un hombre necesario
11
únicamente por pasión, no había entre nosotros nadie
que cogiese un equipo con la idea de convertir la piza-
rra en una profesión. Nuestra juventud giraba en torno
al baloncesto. Todo en nosotros era baloncesto -quedar
para jugar, ir a ver al Estu al Magariños, los recreos, el
tiempo libre...- y queríamos baloncesto. Los banquillos
profesionales ni siquiera aparecían en las conversacio-
nes, quedaban fuera de toda consideración. Sólo bus-
cábamos, acaso sin saberlo, devolver parte de todo lo
que ya nos había dado este deporte, transmitir lo que
nos habían enseñado con un balón entre las manos a
otros compañeros más pequeños, contribuir a la super-
vivencia de unos ideales y una forma de hacer muy
peculiar, cargada de principios y valores, orientada a la
formación ética de las personas y no sólo a la excelen-
cia deportiva.
Por aquel entonces, Pepu empezaba a destacar
como uno de los referentes de la cantera. Los equipos
se entrenaban en dos tandas: a mediodía, entre la una
y las cuatro, o bien después de las clases, ya por la
tarde. Lo hacían en La Nevera, en los campos del
Internado, en los de La Cantina o los del patio grande.
Pepu aparecía todos los días poco antes de la una en
un Citroen BX marrón claro atestado de papeles.
Aparcaba enfrente de la cantina y se quedaba un buen
rato repasando notas y preparando cosas. Esperaba a
que toda la marabunta del Instituto saliese de clase
para ir a comer antes de abandonar su coche y poner-
se manos a la obra.
El baloncesto corría por nuestras venas. En las de
Pepu, hervía. A última hora, cuando todos los sonidos
que salían de los vestuarios de La Nevera correspondí-
an a las bromas de los júnior, que se entrenaban los
últimos porque eran los mayores, duchándose en los
vestuarios, las luces del Citroen BX se encendían y José
Vicente, a veces después de una parada previa en las
oficinas del Magariños, echaba el cierre al día. Así, año
tras año, sin perder la ilusión, sin desfallecer, siempre
12
al pie del cañón, siempre en su club.
La dimensión profesional de Pepu empezó a tomar
cuerpo en mi conciencia como técnico del Juvenil A.
Con una generación de la que formaban parte, entre
otros, Pablo Martínez, Alfonso Reyes y Angel
Castilblanque, ganó el Campeonato de España. Creo
que él, en quien también anidaba la inquietud por el
periodismo, dio el paso definitivo para hacer carrera en
los banquillos con aquel grupo. Eso sí, nunca tuvo
prisa. Ha sido un hombre de club, un hombre de club
por su compromiso inquebrantable con la esencia
misma de una institución, por la inteligencia para saber
estar en su sitio bajo cualquier circunstancia y para
saber convertirse en un valor positivo desde cualquier
enfoque.
Pepu carece de dobleces. Es quien es y como es.
Nunca ha pretendido otra cosa. Ha marcado un camino
del que nunca se ha apartado, ha trazado una ética de
trabajo y se ha dedicado en cuerpo y alma al balonces-
to. En este deporte hay veces que resulta difícil saber
si el baloncesto ha hecho grande al personaje o el per-
sonaje ha hecho un poco más grande al baloncesto. En
este caso, me atrevo a asegurar lo segundo. Una gran
virtud de José Vicente radica en su enorme capacidad
y su constante inquietud por aprender y mejorar, por
buscar, por saber más. Ha cubierto etapas sin prisa,
pacientemente, sin ambiciones superfluas, sin saltos al
vacío, apoyado en la honestidad y la capacidad para
afrontar nuevos desafíos, ajeno al protagonismo, sólo
pendiente de lo que se debe hacer.
Llevaba un tiempo dandóle vueltas a la idea de apar-
tarse del trabajo diario, a la posibilidad de alejarse del
banquillo para poner cierta distancia con el baloncesto
y tomarle el pulso a otras mecánicas de entrenamien-
to, a las innovaciones de otros entrenadores y la evo-
lución de otras competiciones; en definitiva, a renovar-
se instalado en la observación y la reflexión. Pero es un
hombre necesario, alguien de quien el baloncesto no
13
puede prescindir -sería un lujo equivocado-, alguien
que está en el momento y en las circunstancias idóne-
as para ponerse al frente de la Selección Española, por
trayectoria, por capacidad, por ilusión, por méritos
adquiridos y porque, conociéndole, hoy igual que el pri-
mer día que le ví en la cancha de mini del patio gran-
de del Ramiro, sé que volverá a darnos motivos para
soñar.
Jorge Muñoa
14
EMILIO COBOS (GIGANTES)
FICHA PERSONAL
TRAYECTORIA
1988-89: Estudiantes Caja Postal (juvenil)
1989-90: Estudiantes Caja Postal (juvenil y segundo
entrenador senior)
1990-1994: Estudiantes Caja Postal (segundo entrena-
dor senior, ayudante de Miguel Angel Martín)
1994-2001: Estudiantes C.Postal / Adecco Estudiantes
2001: Adecco Estudiantes (Director Deportivo y de
nuevo entrenador a partir del 14 de diciembre)
2001-2004: Adecco Estudiantes
2006: nombrado seleccionador español absoluto
PALMARÉS
Campeón Copa del Rey (2000)
Subcampeón de Liga ACB (2003-04)
Subcampeón Copa Korac (1999)
Campeón de España juvenil (1989)
17
LA MOTIVACIÓN
“Cuando tienes jugadores que no están educados en
nada, al final no son ni jugadores”
19
cana al baloncesto la puedes asumir antes o después,
y a veces la realizas antes porque no tienes carrera
como jugador. A mí me ha ocurrido con muchos juga-
dores a los que he retirado en categorías inferiores; les
he dicho: “Mira, creo que vas a ser un buen entrenador
y que tendrías que empezar a entrenar en categorías
de base”. Algunos, como José Asensio [actual director
deportivo del Estudiantes], que era el segundo base de
Nacho Azofra en la generación del 69, me hicieron caso
y les fue bien. Con otros no me ha funcionado. Siempre
he pensado que lo importante es estar cerca del balon-
cesto, como jugador, como entrenador, como árbitro…
como sea. En el Ramiro era una situación muy normal:
si no jugabas pero tenías vocación, seguías vinculado.
20
jugadores que no están educados en nada, al final no
son ni jugadores. Hay gente que ha pasado por el
baloncesto de una forma muy rápida porque no ha
tenido una base personal, social o educacional. Creo
que si la hubiese tenido habría comprendido mejor el
baloncesto profesional. O por lo menos habría aprendi-
do a no estar demasiado preocupado por su profesión
o a no ponerse en tensión excesiva porque piensa que
sólo existe el baloncesto y no hay nada más. Ese ídolo
con pies de barro sólo llega a ser alguien si es tan
bueno, tan bueno, que no necesita nada más. Está
demostrado que muchos jugadores no han tenido una
carrera profesional buena porque no han tenido una
base personal óptima. Por eso creo que hay que conju-
gar esas cosas y echar una mano en lo personal a los
jugadores, intentar formarlos. Tenemos una responsa-
bilidad, aunque no sea sólo nuestra. El entrenador es
alguien capaz de dar servicio.
21
si la necesidad o el reto, pero en todas mis etapas
hemos formado un grupo y hemos decidido que tirába-
mos adelante con él. Apostábamos por un grupo y tra-
tábamos de llevarlo al máximo. Cuando echas la vista
atrás y ves que en once temporadas has cambiado a
dos extranjeros y a ningún nacional [habla de cambios
de jugadores durante la temporada, sin contar los obli-
gados en casos de lesiones] te das cuenta de que, en
lo práctico, le has costado poco dinero al club, pero lo
que realmente ha ocurrido es que has apostado mucho
por los jugadores y has tenido confianza en ellos. Si
muestras confianza por los jugadores, al final ellos con-
fían en el entrenador y en su forma de trabajar. Quizás
alguno que no haya sido muy listo haya pensado que
ha sido una debilidad, pero la realidad es que hemos
trabajado con gente muy inteligente que no se ha apro-
vechado de esta situación y ha sabido que la exigencia
era máxima, pero con esa confianza.
22
cómo pueden encajar las cosas y ponerme al servicio
de los jugadores. Tengo claro que ellos no tienen que
hacer mi baloncesto sino su baloncesto. Quiero tener
un proyecto de jugadores implicados, que se sientan
cómodos para que éste sea su proyecto. También hay
que crear otro grupo, el de los entrenadores, los dele-
gados, los fisios, los médicos… eso también hay que
ponerlo a punto. Por otro lado, las charlas que estoy
dando me han hecho recordar cosas que das por
supuestas. Y hay una tercera función, que es la de
representación de la Federación, por la que estoy muy
solicitado y me encanta.
23
¿Qué te gusta más: el estudio y la creación de
soluciones tácticas o transmitírselas a los juga-
dores?
Transmitirlas, y creo que tengo un déficit en esa comu-
nicación. No siempre lo consigues, y es algo que me ha
preocupado toda la vida. Sea por el motivo que sea,
porque no encuentras las palabras o la motivación
necesaria para que el jugador te escuche, hay veces
que no lo logras. Estamos hablando de una ciencia, la
comunicación, para captar la atención del receptor o
para aumentar la capacidad del emisor de transmitir
información que se quede en quien lo escucha. La cap-
tación posible de un jugador está limitada por otros
pensamientos. Y por eso me preocupa mucho esto: no
digo que sea un mal comunicador, pero sí que a veces
no llego a transmitir todo lo que quiero. A veces los que
no estamos muy seguros de si hemos llegado nos con-
vertimos en pesados de las veces que repetimos las
cosas.
24
puedan entender ellos. Por eso me parece tan compli-
cado ser entrenador de base. Muchas veces los entre-
nadores profesionales creemos que los jugadores nos
van a entender siempre, y no sabemos nada de ellos:
ni qué idioma hablan, ni qué lenguaje de baloncesto
han recibido, con qué términos les han entrenado…
Luego te das cuenta de que no puedes utilizar el térmi-
no “guiar en bloqueos directos” cuando antes no lo han
escuchado. Tenemos que buscar el idioma común para
que el jugador te entienda y no se pierda. Cuando
estás en el baloncesto profesional ya no sabes cuántas
veces tienes que repetir las cosas. Hubo una vez en la
que a mí me faltó hablar ruso, porque en un tiempo
muerto en el que hablé en inglés y castellano dije mil
veces: “Tú no sacas, tú no sacas, tú no sacas, saca
Juan”, pero no lo dije en ruso y sacó él en vez de Juan.
Hay que hilar muy fino.
25
EL ESTILO DE JUEGO Y LAS INFLUENCIAS
27
que la gente está motivada y ayudándose. Esas cues-
tiones de generosidad, responsabilidad, ambición, de
gestionar la presión, etc., son cuestiones vitales para
que se forme un equipo.
28
de cantera. En algunas concentraciones de verano tra-
bajé con Ignacio Pinedo, un entrenador que tenía tan-
tas experiencias y había pasado por tantas cosas que
no había nada nuevo para él. Hubo un entrenador que
me marcó, y no era de baloncesto: Juan de Dios
Román. Cuando era entrenador de base del Estudiantes
veía los entrenamientos del primer equipo y muchos de
los del Atlético de Madrid de balonmano, que no es un
deporte que me guste mucho, por cierto. Juan de Dios
Román me enseñó muchas cosas de técnicas de entre-
namientos, de ritmo, por ejemplo. Aprendí mucho de
Román sin hablar jamás con él. Creo que es justo que
lo reconozca como una persona importante en mi for-
mación.
29
¿Sigues la NBA o eres de esa corriente de entre-
nadores que la dejan de lado?
En el baloncesto todo importa, la NBA también. No la
sigo mucho, y como entrenador tengo una deformación
que me impide ver sus partidos como un espectáculo.
Miro más la cuestión técnica y táctica, es algo que no
puedo evitar… ni quiero. De la NBA se pueden coger
ideas o detalles, igual que de cualquier cosa. He visto
detalles extraordinarios en el Circuito sub 20 y en la
NBA, en la NCAA, en el baloncesto griego o en el que
sea. Absolutamente todo es aprovechable porque nos
puede recordar cosas que pensamos que tenemos asu-
midas, que es algo muy negativo.
30
¿Se refleja tu personalidad en tus equipos?
Sí, aunque no necesariamente. Si llega el momento en
que eres capaz de comunicar todo lo que quieres comu-
nicar, sí. De todas formas, no lo considero imprescindi-
ble, porque un equipo puede reflejar la personalidad de
todos los que lo componen. Si se puede utilizar ese tér-
mino, la personalidad del grupo es posible, ya que su
forma de hacer parte de todos, no de un individuo con-
creto, en este caso el entrenador. Un equipo de balon-
cesto es una comunión de ideas, en su éxito no hay que
personalizar, y mucho menos en el entrenador, porque
los entrenadores no metemos canastas. Como mucho,
aportamos ideas.
31
mos a grandísimos equipos. En esos momentos no nos
sentimos mal, porque habíamos hecho nuestro trabajo.
Mis equipos siempre tienen las miras altas, que es algo
muy importante, pero no vamos por la calle gritando:
“¡Soy un ganador!, ¡No me gusta perder ni a las cha-
pas!”. Eso, sinceramente, me parece de cantamañanas.
Creo que un verdadero ganador no dice que lo es, por-
que está concentrado en ganar. No lo dice, lo demues-
tra.
32
LIBERTAD VERSUS CONTROL
33
¿El grado de libertad que se le da tiene que ver
también con el tipo de jugador al que entrenes?
El ideal es que todos aprendan cuándo tomarse esas
libertades y que sean comprendidas por los compañe-
ros. Yo siempre les digo lo mismo a los jugadores: “Sí,
tú te has entendido, pero falta que te entiendan los
demás”. Los compañeros tienen que saber de qué eres
capaz, porque si lo haces por tu cuenta y riesgo no me
vale. Un jugador tiene que demostrar a sus compañe-
ros que ha sido capaz de entender cuál es el sistema
general de trabajo, la disciplina, y luego tomar decisio-
nes personales si los demás las entienden. Para eso
esto es un juego de equipo.
34
co del mundo pero que tenía una inteligencia extraor-
dinaria y una gran personalidad para entregarse al
grupo. Juan Aísa siempre decía: “Cuando nosotros ya
no podemos hacer nada, está Chandler”. Y cuando no
podían hacer nada se la daban a él, que se sacaba un
pase, provocaba una falta o la metía para abajo.
Cuando tienes un jugador al que sus compañeros con-
sideran así, ¿quién eres tú para decir lo contrario? Por
otro lado, hay jugadores que están constantemente
enseñando cómo es el camino a los jóvenes, cómo no
se pueden permitir el lujo de creerse nada. Es el caso
de Alberto Herreros, que nunca se creyó nada.
Herreros les decía a sus compañeros, sin abrir la boca,
detalles como lo mucho que le gustaba jugar a balon-
cesto y que por ello no había que perder ni un segun-
do de entrenamiento. Cada vez que un balón se salía
de la cancha era él el que iba a por él corriendo porque
quería seguir divirtiéndose y aprendiendo jugando a
baloncesto.
35
partido. El detalle cada vez es más importante y por
eso el juego es más esquemático.
36
EL JUGADOR
37
específicas, ahí tienes un jugador en el que tendrás
más confianza.
38
aquello de no tomar la palabra entre gente que lleva
ahí más tiempo que él.
39
¿Y los compañeros, crees que piensan así?
Para algunos es difícil aceptar eso. Es posible que haya
un hombre joven que destaque, pero creo que se olvi-
da su edad en el momento en el que su comportamien-
to es maduro, comprometido, equilibrado y sensato. En
ese momento da lo mismo su edad.
40
LAS ROTACIONES
41
¿Te has encontrado a jugadores que piden el
cambio si están cansados?
Pocos, pero me gustan, porque denotan sinceridad. Es
posible que un jugador haga una actividad en el campo
tan intensamente que el cansancio le pueda sorpren-
der. Cuando se ha dado, lo he agradecido mucho, por-
que no siempre estás atento a todo y el que pide el
cambio hace un favor al equipo.
42
aquí, con todos los intereses que rodean a los
jugadores?
Creo que no. Si te encuentras con alguno que levanta
la mano cuando está cansado ya es una suerte, encon-
trarte a doce es imposible. Ha habido veces que he
notado que jugadores veteranos han pedido el cambio
para que le des la oportunidad a un compañero suyo
más joven. Y cuando eso sucedía, aunque la decisión la
tomaba yo, lo concedía mucho más que cuando lo
pedía la grada. Chandler Thompson o Shaun Vandiver
lo hacían bastante. Esos jugadores, aunque fueran
americanos, sabían que se les iba a valorar por otras
cosas.
43
EMILIO COBOS (GIGANTES)
LA TÁCTICA Y EL MÉTODO DE TRABAJO
“Nunca hay que pensar que por cambiar pocos juga-
dores tienes algo avanzado”
45
a tu equipo la seguridad de que no eres previsible y te
da una cierta ventaja porque llevas una pequeña anti-
cipación en defensa y consigues que el rival no haga lo
primero que quiere hacer, sino lo segundo o lo tercero.
46
cosas y para ti pedirle cosas. Si estamos haciendo téc-
nica individual y táctica y al mismo tiempo estamos
haciendo un trabajo bien controlado de esfuerzos,
tiempos y recuperaciones, es lo ideal. Cada vez eso es
más importante.
47
Hay entrenadores que dicen, recuerdo alguna
declaración de Sergio Scariolo, que el hábito de
ganar sólo se consigue ganando…
Creo que hay que ganar los partidos de competición.
Eso no quiere decir que no quieras ganar los partidos
de pretemporada, pero priman esas cosas. Sé que hay
veces en que si dices que no te importa perder un par-
tido es: “¡Ah, el perdedor, el que se conforma!”. Me da
exactamente igual. Los partidos de preparación prepa-
ran para ganar los de competición. Para ganar un par-
tido de esos no voy a correr el riesgo de hacer jugar
cinco minutos de más a un jugador.
48
ENTRENAR: LA CONSTANCIA DEL
DÍA A DÍA
49
les hagan tan cuesta arriba. Hay otros que dicen
que los entrenamientos han de ser más relajados.
¿Cómo deben ser?
Tiene que haber un poquito de todo. Si no buscas esa
intensidad no estás haciendo un buen entrenamiento
en una faceta. Por ejemplo: vamos a hacer un ejercicio
de defensa. Si el ataque no trabaja, el ejercicio de
defensa es ridículo. O al revés. Ahí no hay progresión.
La hay cuando el ataque trabaja para la defensa y la
defensa para el ataque. Para que podamos entrenar-
nos. Los jugadores no tienen que ir a entrenar: tienen
que ir a entrenarse los unos a los otros, al equipo. Creo
que se debería conjugar así ese verbo. Yo te obligo a
entrenarte a ti y tú a mí, y todos colaboramos en el
mismo sentido. Es necesario meter presión, que en los
entrenamientos haya situaciones reales de partido. En
los entrenamientos suelo hacer partidos de cinco con-
tra cinco sin parar y con cronómetro y marcador.
Partidos de minuto y medio, por ejemplo, para que los
jugadores tengan que tomar decisiones en ese tiempo.
O de 45 segundos, de dos o tres minutos o a puntos.
Esas situaciones son formativas y ayudan a tomar deci-
siones, además de mantener la máxima intensidad. No
es algo que hiciéramos durante toda la temporada pero
sí en los momentos culminantes de la competición, por-
que creo en que el jugador tome decisiones por sí
mismo y ésa es una buena manera de entrenarlo. Hay
que dar unas normas generales y en base a ellas el
jugador decide.
50
ra esas frases de “nosotros entrenamos a todas horas,
llueva, haga frío o calor”, pero no sé si es lo ideal.
51
haces cinco contra cinco no haces técnica individual,
porque en ese momento pones en práctica el trabajo de
técnica individual que has hecho en otra parte del
entrenamiento o fuera de él. El fundamento más
importante de la técnica individual para mí es el pase y
durante todo el entrenamiento estás siendo exigente
con el pase. Y lo mismo con el segundo fundamento
más importante, el tiro, que lo exiges con la competi-
ción del entrenamiento. Aparte, la técnica individual se
tiene que trabajar específicamente en partes del entre-
namiento, de la semana y en la pretemporada, ya que
se puede combinar con una exigencia física importan-
te. Es imprescindible trabajarla, pero nunca será bueno
hacerlo si no hay un componente de competición y de
táctica individual. Tienes que saber cómo aplicarla: no
me sirve que un tío haga 28.000 cambios de mano o
tiros si no se juega algo en ellos. He visto a jugadores
extraordinarios en los entrenamientos de técnica indi-
vidual que en los de colectivo no se enteraban de nada.
52
patadas al suelo, al balón… ¿Y de qué les sirve? Pues
de nada.
53
imposible, y desde ese punto de vista la defensa ayuda
a compensar y a que sea muy gratificante para el juga-
dor.
54
LA PREPARACIÓN DE LOS PARTIDOS
“Un jugador no debe a salir a defender con los prejui-
cios que le facilite el scouting”
55
En la NBA se da el playbook, un libro con los sis-
temas del equipo. ¿Eres partidario?
Sí, es una ayuda para el jugador. Sabes que algunos no
se lo van a leer o se lo van a olvidar en el vestuario a
la primera, pero no pasa nada. He tenido a muchos
jugadores que han querido saber un poquito más y por
los que no quieran saber más no puedes negarles esa
información a los que sí la quieren.
56
de que los jugadores se vean entre ellos, porque en
otras situaciones no están tan juntos. Es el momento
social por excelencia de un equipo.
¿Parecido al vestuario?
El vestuario es el lugar de los jugadores. Si yo entro al
vestuario y un jugador está diciendo algo que yo con-
sidere inapropiado, no lo voy a tener en cuenta ni lo
voy a utilizar. Lo he dicho muchas veces que ha pasa-
do: “Yo no he oído esto”. Es un lugar sagrado de los
jugadores y si he entrado en ese momento ha sido un
error mío. Todo lo que se diga ahí no tiene que hacer
daño, porque son cosas para sumar y para ayudar.
57
EL ENTRENADOR COMO PSICÓLOGO
“Un tirador debe de tirar hasta que el entrenador
decide que ya basta”
59
respeto absoluto a tus compañeros, al equipo técnico y
al club.
60
caso concreto fue un pronto, y Glen lo entendió así
cuando hablé con él. También lo hice con Shaun y me
explicó que no pretendía cachondearse de él, que apre-
ciaba mucho a Whisby. Hablaron con normalidad y se
solucionó. Otras veces no es tan fácil porque no cono-
ces la base del problema. Si un tío llega a mosquearse
así tiene que haber un background, como dicen los
americanos. No fue por que le fintó tres veces, tiene
que haber algo más, que puede ser cualquier tontería,
como que Shaun es de Chicago y el otro es del Sur.
Cosas que pueden no parecer nada pero sí son algo.
Repito, hay que estar muy atento, aunque no se puede
ser el perro policía.
61
equipo casi siempre. Si ocurre, hay que hablar con el
jugador y comprender lo que le pasa. Igual que tú pue-
des evitar eso, la prensa puede evitar ir a por el juga-
dor que ha jugado un minuto en el partido que has per-
dido. Algunas veces ha pasado y no me gusta. Y en ese
momento el jugador puede entrar al trapo y lo entien-
do, por lo que hay que saber por qué y en qué situa-
ción tu jugador ha hecho esa declaración.
62
EL RITMO DE JUEGO Y EL ATAQUE
63
Se renuncia al contraataque habiendo corrido todo lo
posible, pero no parándose antes.
64
las defensas posibles. Ahora bien: ¿lo mismo en todos
los equipos? Pues a lo mejor no, puede que algún equi-
po te haga ver, por sus condiciones, que no interesa
aplicar determinada regla.
65
Álex Cebrián, que es entrenador y jugador casi a
la vez, dice que para ser jugador le viene mal ser
entrenador porque piensa demasiado. ¿Existe el
jugador que analiza tanto lo que dice el técnico
que al final no lo hace?
Sí, conozco a alguno que está tan pendiente de lo que
dice el técnico que le cuesta llevarlo a la práctica. Lo
que sí es cierto es que es bueno que el jugador piense,
porque el baloncesto es jugar al máximo de velocidad
pensando. Si el jugador piensa mucho y actúa poco,
malo, y si actúa mucho y piensa poco, peor.
66
lizado del baloncesto, cada vez podemos ver más todo
lo que está ocurriendo. Entonces, hay determinadas
cosas que ya nos sorprenden menos, y curiosamente
llama la atención lo que se rescata. Cuando de repen-
te se ha vuelto a la zona 1-3-1, a los cambios defensi-
vos, a las defensas mixtas y combinadas… Cositas así.
También ocurre cuando se recuperan determinados sis-
temas. Sí es cierto que hay cosas que se ponen de
moda y se utilizan bastante generalmente, aunque eso
no quiere decir que todo el mundo esté jugando lo
mismo ahora, pero sí que el juego se está basando en
determinados movimientos, como puede ser el bloqueo
directo. En la actualidad, otra cosa que está sucedien-
do es que se está renunciando mucho al poste bajo.
67
LA DEFENSA
69
cuando hay una defensa en zona bien hecha es mucho
más dura, mucho más activa, mucho más presionante
y fomenta mucho más el trabajo intelectual que una
defensa individual.
70
dual es posible que no tengas esa facilidad. Con una
zona bien hecha se protege la circulación del balón, los
lanzamientos y el rebote. Por lo tanto, hay que pregun-
tarse por qué te hacen zona o por qué no se hacen
más. Cuando llegó la posesión de 24 segundos yo esta-
ba convencido de que la tendencia general iba a ser
presión más zona. Condicionar la subida del balón pre-
sionando y colocarse en una zona que el otro equipo
tenga poco tiempo para atacar. No lo estamos viendo,
pero lo vamos a ver. El peligro de la presión es que la
gente, una vez que el rival pase del medio campo y le
hayamos arañado unos segundos, se relaje y piense
que ya lo ha hecho todo. No es así. Tiene que haber
una disciplina y una intensidad los 24 segundos hasta
conseguir el rebote defensivo.
71
sidad. Y si no lo haces tú, enfrente tienes a otro equi-
po con diez tíos que pueden jugar tan intensamente
como tú. Si la condición física y los criterios de defen-
sa se igualan, ahora las diferencias vienen por la tácti-
ca colectiva de la defensa. Sin tener grandes defenso-
res, por el hecho de hacerlo todos, confiar en el de al
lado, pensar y reconocer las debilidades de tu equipo,
puedes sacar esa ventaja. Ese reconocimiento de debi-
lidades, sea que hay un defensor más lento que su par
o un poste bajo más pequeño que el atacante, nos da
una mayor generosidad y hace que los cinco hombres
se impliquen. A partir de esa puesta en común todas
las variantes defensivas que introduzcas, las que sean,
hacen que restes esos segundos y esos metros y que
anules algunas habilidades ofensivas del otro equipo.
La defensa es sumar para crear más dificultades en el
rival, no es conseguir el balón o que se agoten los 24
segundos. Y si no se consigue en un ataque, se va
logrando en la mente del jugador que tiene que atacar
contra esas dificultades. Si las trabas que pones son
muy diferentes, mejor.
72
colectiva. Además, habrá jugadores en la Selección que
afortunadamente ya han estado conmigo en el
Estudiantes, y eso ayudará. Pero sobre todo creo en la
capacidad de recepción de los talentos que van a la
Selección, que no van sólo porque sepan meterla sino
porque saben escuchar y entender, por lo que creo que
en poco tiempo podremos conseguir cosas para las que
normalmente necesitaríamos más tiempo.
73
que hace. Además, tiene la capacidad física de poner
un buen bloqueo, porque no es un hombre delgadito, y
la calidad técnica para ponerlos y salir de ellos en el
momento oportuno. Asimismo, tiene el rango de recep-
ción muy amplio; hay otros pivots que necesitan reci-
bir muy cerca del aro y él puede hacerlo a tres o cua-
tro metros. Pero la clave es esa velocidad, que se mide
en el desplazamiento de tres metros que hace ese
hombre interior para sorprender. Y si a eso le añades la
rapidez de Prigioni, que sólo necesita un bote y una
mano para pasar…
74
EL REBOTE
75
do un jugador válido, o con la polivalencia que
requiere el juego actual ya no lo es?
En el baloncesto siempre he pensado que tiene que
haber de todo. Ojalá ese reboteador sea capaz de ano-
tar, que defienda bien… pero si hay un tío que sea
capaz sólo de rebotear, ya está ayudando.
76
cambio de ritmo. Se dice que la defensa en zona es
más relajada porque la responsabilidad se comparte y
la individual es más dura por lo contrario, pero creo que
si el compromiso de la zona es grande es mucho más
duro defender en zona. Al rebote se puede aplicar ese
razonamiento. De todas formas, yo no me atrevería a
decir que se puede rebotear más o mejor con una
defensa o con otra, pero si me atengo a mi experiencia
es más fácil rebotear y salir al contraataque con orden
con la defensa zonal.
77
SITUACIONES ESPECIALES
79
falta, defender… lo que sea. En un partido tiene que
haber una comunicación inmediata para saber qué
decidir. En esto es difícil que haya reglas infalibles.
Recuerdo una anécdota de un entrenador italiano, no
recuerdo quién era, quien, cuando existía la norma de
que tras la falta podías decidir si lanzabas o jugabas,
en un partido se decidió a tirar y perdió, y en el siguien-
te optó por jugar y también perdió. Así que llegó un
tercero en el que se le volvía a plantear el mismo dile-
ma y la grada le protestaba, con lo que se dio la vuel-
ta y gritó al público: “¿Y ahora qué queréis que haga?”
No hay receta. Simplemente lo que decidas tienes que
hacerlo al 100%. Ha habido partidos en los que lo más
fácil era hacer la falta y entre todos, mirándonos a la
cara, decidimos que defendíamos. Tiene que ser una
cosa de todos, que lo haga el equipo, para que nadie
pueda luego protestar por esa decisión. Si sale bien,
ganamos todos; y si sale mal, perdemos todos.
80
LOS TIEMPOS MUERTOS
81
tos que tienes. Si en el minuto dos te ves obligado a
pedirlo, pues no te queda otra, pero te has quedado sin
la posibilidad de tener otro en mucho tiempo. Es como
el concurso en el que tienes que pedir comodines, que
si gastas el de la llamada en una tontería puedes tener
a un Premio Nobel al otro lado del teléfono y en las pre-
guntas difíciles ya no lo vas a poder utilizar. Es bueno
dejarlos para el final, y hay veces que decides que es
mejor no utilizarlos para ver si tu gente en la cancha es
capaz de resolver el problema y no le das la oportuni-
dad al otro de hablar y contrarrestártelo.
82
forma muy original y extrema de darles un toque
de atención, de ponerles la cara colorada. ¿Qué te
parece esto?
Jamás podré decir que lo que haya hecho un entrena-
dor no sirva para nada. Es posible que en este caso eso
no sirvió para el momento concreto, pero sí para el
futuro. Me pareció original y extraño, pero si los juga-
dores vieron que el entrenador estaba mosqueado por-
que se estaban comportando como unos pájaros de
cuidado, habría una reacción. Un amigo mío hace
muchos años, no recuerdo en qué categoría, hizo lo
siguiente: su equipo iba perdiendo por 16 puntos muy
pronto y pidió un tiempo muerto. Miró a sus jugadores
y la única frase que les dijo fue: “Sois unos hijos de
tal”. Fin del tiempo muerto. Salieron a jugar y, circuns-
tancias de la vida, se pusieron 12 arriba. Entonces mi
amigo pidió tiempo muerto y les volvió a decir una
única frase: “¿Lo veis?” Eso fue literal. En un tiempo
muerto vale todo: lo que te acabo de contar, una reco-
mendación, incluso que te dirijas a un solo jugador,
aunque es una situación injusta… En ocasiones ha habi-
do una colaboración tan extraordinaria de los jugado-
res que el entrenador sólo tiene que decir la primera
palabra y el resto se lo dicen ellos solos. Ahí te tienes
que quitar de en medio.
83
¿Eres partidario de las cámaras y los micrófonos
en los tiempos muertos?
Entiendo que se quieran poner porque es uno de los
momentos más bonitos del baloncesto en ocasiones,
aunque en otras se digan cosas muy desagradables. Es
positivo que la gente quiera verlos, pero a los entrena-
dores y a los jugadores nos limita la naturalidad en la
comunicación. Es un elemento extraño que nos puede
hacer cambiar, porque si yo digo una cosa se me puede
malinterpretar, ya que el de fuera no tiene que saber de
qué estoy hablando.
84
LA COMUNICACIÓN EN EL EQUIPO
“Un entrenador no puede ser frío porque entrenar
tiene un componente de sensaciones que la táctica no
es capaz de conseguir”
85
tante, ya sea la defensa o un detalle de técnica indivi-
dual. Pero, por supuesto, el primer entrenador es el
encargado de todas esas cuestiones de llevar a la diná-
mica de grupo, de repartir las responsabilidades, de
inculcar la generosidad y la justicia en el equipo, ver
qué necesita el grupo y dar a cada uno lo suyo…
86
salida no hay que buscarla. También es cierto que hay
gente que se confunde, que cuando tiene confianza
parece que ya no tiene una exigencia. Y no, esa exigen-
cia no hay que pedirla en cada momento, no vale eso
de que como yo no lo pido no me lo den. Eso precisa-
mente es faltar a la confianza y al respeto. Esa palabra,
respeto, es muy importante en un deporte de equipo.
Por eso es posible que ahí juegue con fuego, que el
jugador piense que donde hay confianza da asco y baje
el nivel de exigencia. Hay gente que dice que sólo los
entrenadores exigentes ganan títulos. Y yo digo que
exigentes somos todos, simplemente tenemos maneras
distintas de exigir. Los entrenadores hacemos contratos
de compromiso constantes con los jugadores: un com-
promiso individual de hasta dónde se puede llegar para
acabar siempre en lo máximo, compromisos generales
de convivencia, de respeto y de educación… Y cuando
cualquiera de esos compromisos se rompe, lo nota todo
el grupo, no sólo yo.
87
entienda has echado por la borda el trabajo, la menta-
lidad y la inocencia, por decirlo así, del grupo. Aquí se
juega para ganar, es lo divertido. Nunca merece la pena
perder. Simplemente, si se te pasa por la cabeza ya
estás pecando.
88
EL MUNDO DE LA ACB
89
ha sido lo mejor del baloncesto, porque no ha sido un
deporte estancado. Ha cambiado sus reglas, su estruc-
tura de competición, etc. para hacerlo más atractivo.
Hay que ver que la NBA ha dado pasos hacia adelante
y hacia atrás cuando ha sido necesario, cuando se ha
dado cuenta de que los cambios no conseguía el obje-
tivo que se proponía, y no pasa nada porque así sea.
Lo que pasa es que si estás rectificando cada año,
malo. Y si en los cambios se piensa solamente en el afi-
cionado, también malo.
90
LA RELACIÓN CON LOS ÁRBITROS,
LOS RIVALES Y LA PRENSA
"Hay veces que perdemos oportunidades de dirigir a
nuestro equipo por hablar con los árbitros"
91
de incomprensión o de falta de comunicación, tanto
ellos como nosotros. Creo que esto mismo pasaría en
el caso del que te insulta desde la grada: si te conocie-
ra dejaría de insultarte, aunque no estuviera de acuer-
do con lo que haces.
92
dirigir a alguien, que sea al primero, al más veterano,
al que no se descentra pase lo que pase.
93
¿cómo va a tenerlos si ni siquiera el entrenador los
tiene? Cuando el periodista va a un partido ya están las
cosas hechas. Puede decir que Fulanito no ha metido
los tiros libres, que Menganito parecía más lento que en
otras ocasiones. ¿Pero por qué? Normalmente no lo
sabe. Con respecto a esa cadena de la que hablas, nor-
malmente el equipo técnico es el que más sabe de un
equipo. No el entrenador, sino todo el cuerpo técnico.
En mi relación con la prensa he tenido momentos bue-
nos y malos. En momentos muy puntuales me he sen-
tido injustamente tratado, y muchas veces porque yo
comparaba cómo me trataban a mí y cómo trataban a
otros, que es algo que no tendría por qué haberlo pen-
sado. Lo importante es que traten bien al equipo o al
club, es lo único que deseas, y me molesta cuando
ganas partidos y se escribe que en el 80% de los casos
lo has hecho porque el equipo contrario era una banda.
Me hace menos daño que se hable mal de mí que que
se haga con el equipo o un jugador en concreto.
94
EL BALONCESTO DEL FUTURO
95
habrá que trabajar el físico y habrá jugadores que lo
necesiten todo, pero nuestra obligación es trabajar lo
que haga falta y hacerles adorar el baloncesto, no abu-
rrirles y enseñarles todo eso que necesitan para ser
buenos jugadores.
96
¿Qué propones?
Pues no lo sé, porque no he considerado que fuera mi
cometido. Hace años los entrenadores pensábamos que
todo el baloncesto era asunto nuestro y ahora no es
así, lo que está mal. Ahí soy crítico conmigo mismo y
con todo el colectivo. En lo del manejo del balón sí lo
tengo claro: si Walter Herrmann quisiera, con las
manos que tiene, podría -que no lo hace- ir todo el rato
cogiendo la pelotita y decidiendo qué hacer mientras
bota. Con respecto a los pasos, se ve en todas las cate-
gorías cómo los reversos y las salidas abiertas no se
están viendo bien. Y no digo que se pite todo cámino,
porque estarías eliminando fundamentos y limitando el
baloncesto, pero sí que se debería estudiar. En el tema
de las faltas antideportivas o tácticas, hay que acos-
tumbrar a la gente a cosas. Por ejemplo, para mí hay
una falta claramente antideportiva que es cuando un
jugador simula una caída. Deberían pitarse más, o al
menos definir esas situaciones para que los jugadores
hagan eso de otras formas.
97
base dormirse porque la noche anterior se la pasó vien-
do vídeos y analizando al rival.
98
EL PAPEL DEL ENTRENADOR
99
están en forma, pero a los entrenadores no nos com-
prende nadie. Cuando no estás en forma, no tienes las
cosas claras o te falta seguridad, te vienen las bofeta-
das por todos los lados. Y también estoy en contra de
que una semana seas el mejor porque ganes y la
siguiente el peor porque pierdas. Eso no puede ser.
100
de que las estrellas de este deporte son los jugadores,
pero deberían disfrutar jugando al baloncesto y no pre-
ocuparse de otras cosas. No digo que no deba tenerse
en cuenta su opinión, pero los dirigentes deben tratar
de cuidar la imagen del baloncesto, y si ellos aman este
deporte tienen que preocuparse de mantener la ética.
Si en Europa llegaran a darse esas situaciones tendrí-
an un efecto pernicioso para el baloncesto. Si a un
jugador le aceptan eso, ¿qué no le van a aceptar?
101
tenerlo como para mantenerlo. Se trata de aconsejar a
los que luego tienen que decidir con los números hacia
dónde quiero que vaya el equipo. Decidir sobre el dine-
ro es algo que no se puede mantener, porque a lo largo
de la temporada propones una serie de cosas a los
jugadores que para que ellos las entiendan tienen que
verte limpio, no pueden ver que haya un duro detrás ni
delante de ti. Tienes que ser el que decide si hacemos
zona o no, si éste jugador juega o no, y ellos tienen que
saber que lo decides sin mirar contratos ni sueldos, que
pides a todos por igual. Eso es básico.
102
¿Qué reparto haces entre los segundos entrena-
dores?
Básicamente hay uno muchísimo más dedicado al tema
de scouting y otro dedicado más al trabajo diario y al
tema táctico. No hago una separación clara entre
defensa y ataque porque me gusta que todos los entre-
nadores opinen y aporten sobre todas las cosas, aun-
que los sistemas los haga yo. También hemos asignado
roles de seguimientos de nuestras defensas y nuestros
ataques para calibrar nuestros porcentajes de éxito, o
el seguimiento del trabajo individualizado de cada
jugador, la participación en el entrenamiento, antes y
después, la coordinación con el preparador físico… Un
montón de cosas.
103
tiempo y la experiencia desde el baloncesto de base;
resolver problemas y tomar decisiones se aprende con
la experiencia, porque siempre va apareciendo un pro-
blema distinto en el jugador de 15 años, en el de 16,
en el de 34 o en el de 38. Para aprender eso no hay
otra escuela que no sea la experiencia. Siempre pongo
el caso de Ignacio Pinedo, al que todo lo que le pudie-
ra pasar en una pista ya le había ocurrido. Hay que
tener en cuenta que el entrenador no se relaciona sólo
con sus jugadores sino también con el equipo técnico,
con la directiva, con los árbitros, con los directivos de
otros equipos, con la prensa, con la afición… Y como
jugador no estás acostumbrado a tanto, porque te rela-
cionas con tus compañeros, con el entrenador y con
algún directivo, porque a los jugadores muchas veces
les da igual el nombre de los directivos, pero cuando
eres entrenador necesitas saber si tienen hijos y fami-
lia.
104
trabaje con lo que hace tan bien. El reconocimiento no
es subirlo enseguida al EBA, sino que se asiente en
cadetes, lo que no quiere decir que sea para toda la
vida.
105
nocivos que los padres de los jugadores…
Es que aquí no se reconoce como en Estados Unidos la
figura del coach. Allí puedes ser mejor o peor, pero
serlo ya te da un título. El coach para los padres es el
que forma a su hijo, porque le va a obligar a estudiar,
ya que si quiere jugar va a tener que sacar buenas
notas. Es el que va a formarlo.
106
FORMAS DE ENTRENAR
107
¿Los mejores entrenadores que hay son los de la
elite?
No. El mejor es el que mejor conoce la categoría en la
que entrena y las herramientas que tiene que utilizar.
Los hay muy buenos en cada categoría y los mejores
no tienen por qué ser los que están arriba. Los que tie-
nen más y mejor personalidad son los de la base, por-
que no sólo enseñan un fundamento del juego sino
también una forma de vida y una educación, y eso no
es nada fácil.
108
a llegar a la selección nacional o que fueran selecciona-
bles, también. Vivir la sensación de no ganar un parti-
do pero ver que el equipo era una piña y estar seguro
de que ibas a ganar el siguiente me ha hecho sentirme
contento y feliz. Cuando ganamos la Copa del Rey viví
la felicidad del equipo, y recuerdo que entré en el ves-
tuario casi por casualidad y que algunos jugadores de
mi equipo me vinieron a saludar. Pero fue un día feliz,
no el que más. Esas pequeñas satisfacciones persona-
les te hacen sentirte pagado, incluso en momentos en
los que no ganábamos, y las he tenido con jugadores,
directivos o ayudantes.
109
¿Qué sería de Pepu Hernández si no existiera el
baloncesto?
No lo puedo saber. Toda mi vida ha estado tan vincula-
da al baloncesto que no lo sé, aunque no sé si ha influi-
do en mí tanto el juego como el Ramiro de Maeztu o la
combinación de las dos cosas. ¿Habría elegido otro
deporte? No puedo saberlo. Tampoco me lo he plante-
ado demasiado. Hay cosas que me gustan ahora que
podría haber elegido antes. Podría haber sido peor per-
sona o un escritor de éxito, vaya usted a saber.
110
BIBLIOTECA
DEL BASKET ZONA131
www.zona131.com
TÍTULOS PUBLICADOS