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CAPITULO V _LACUESTION METAETICA ‘1. RELEVANCIA DE LA CUESTION METAETICA “En la medida en que este trabajo se enmarca no en una teorfa gene- ral del derecho, sino en una parte de ella, aquélla correspondiente con la dimensién ético-sustantiva del Estado de derecho contemporineo, re- sulta relevante acudir a la discusi6n contempordnea acerca de los Como he dicho en la introduccién, las hipétesis de reconstruccién aqui presentadas se imbrican en el debate metaético, a pesar de que no suelen formar parte de las antoldgias, como en el caso de MILLER, y su listado, que mencionaba también en la introduccién. Debido a que las hipotesis de reconstruccién satisfacen las condiciones constitutivas del discurso metaético, es decir, tratarse de un metalenguaje y . es relevante averiguar con qué otras partes del discurso metaético resultan compatibles. Preci- samente el hecho de pertenecer a un mismo nivel de discurso es lo que permite llevar a cabo el ejercicio de compatibilidad; si no se encontraran enel mismo nivel, entonces no tendria sentido hablar de compatibilidad, ya que se tratarfa de dos cuestiones conceptualmente independientes. Procederé de la siguiente manera: identificaré, de forma bastante sintética, i A continuacidn, en el siguiente capitulo, analizaré las relacio- "En lo que sigue usar indstinament bs términos sora y «iam. 26 PAU LUQUE hes que se dan entre irenismo, particularismo y pluralismo dilemético y las diversas posiciones metaéticas que aqui identificaré, Procuraré que, en este capitulo, slo estén presentes aquellos argumentos, datos y dis” cusiones que sean relevantes para el capitulo siguiente. Sin embargo, = la inteligibilidad de cada una de las seis posiciones requeriré, en oca- siones, informacién que luego, en el capitulo sucesivo, no resultars ca- pital; pero sin esa informacién aparentemente superfiua, la presenta- Cin de estas seis posiciones quedaria coja, en relacién con cada una de ellas, e inconexa, entre ellas. _ Existen, en el debate metaético contemporéineo, dos grandes fami- Has que se dferencian po La primera se trata de la cuestién semintica (la cuestién sobre cual) segunda es la acerca de I Para la cuestién Semiéntica existen dos respuestas, Por un lado, la os ju jorales son para ser evalua- “dos e Duesto que susigniieado po “cede de sus condiciones de verdad. Un juicio moral seré verdadero si se satisfacen 5 so, en cambio, si no se satisfa- cen ?. Por otro lado, tené la respuesta a pesar de su ictica, en realidad los juicios morales enunciados ‘0 para Ia falsedad 3 2 SEAN Si puede depender de —actitudes, emociones, estados mentales, etc., cuestién sobre la que volveré més tarde—, pero en cualquier caso ia * F Jacxson ha afirmado que «Sentences that are semantically able to have a rath value inpicaly have a truth-value, but there are exceptions. For example, when Ais neither determina tely pink nor determinately red, As pink is neither rue or false, bur the sentence is trth-apt by rte ofthe act that ts meaning doesnot debar it rom having a trath-value had been appro riatly diferent, the sentence would have had a ruth-salue» (Jacxs0N, 1998: 113-4). Estas Consideracones —conjuntamente con las advertencas de Hake llevan a Jacxsow a poner en tela de juci I eiquetaecognitivismos: eas RM. Hare reminded me, the term “cogntvism” is in some ways unforunate; wrongly suggests that those who deny trth-apmess, the non-cog- nitivists, cannot, by defition, give the cognitive @ role in ethic deliberation» (Jucxson, 1998: 114). Pese a estas consideracione, la etiquetaecognitivismor es de uso extendido en el debate ‘metaético y su significado, aceptado de maners unénime en la comunidad de referencia es el in dicado més aria enel texto * Danwatt, Gunato y Ratton, entre otros, ponen de manifesto que la distincin entre cog- LACUESTION METAETICA wa La cuestién’Ontoldgica Lidia con el estatuto de la propiedad a la cual el juicio moral apela; concretamente, lidia con la posibilidad de que tal de los estados menta- les de los agentes. Los que responden ‘a esta cues- tidn afrontan dos preguntas ulteriores: ;Qu le independencia? y oud independiente? “Los realistas’ morales sostienen, por un lado, que los juicios mo= es decir, susceptibles de ser conocidos, y —por Jo menos— ‘lls Son Werder J. por otro ado, que son verdaderos morales techazanque los ic de la apariencia sin- juicios morales sean cognitivos, ya que, a pesar tietic fo que los hace’inaptos'para la Asi pues, tenemos dos pandes familias metaéticas: por un lado, el existencia de hechos morales joral, que afirma la y la capa- cidad de éstos para ¥ por otro lado, el moral, que ue semejantes entidades y que cree que esto hace que el significado de los juicios mo- rales ‘Como suele ocurrir en las grandes familias, hay que hacer matices y distinciones, de lo que nos ocuparemos en lo que sigue. 3. REALISMOMORAL* Como se ha dicho, el realismo moral sostiene, principalmente, dos tesis*: EL Jos juicios mora- les es apto p: 0 de falsedad. ‘en Ia estructura objetiva del mundo, las, Estas entidades o he- chos morales de los juicios morales. visno o-opnvsno pele elvan ss sain ua tra ima evra, {yom he Wear (Dawa Gut y Rasen, 199: 19,03) See esse tka ecodcient, pliant, guna de as tess el nine aro, Nees de tas en fra a no eerie hacia el eo mor Fo a etn dlrs more bao es sigunts fees: Bao, 199: 4.ag, Bore, 1988 19621, Manso, 2003. 238 2 Raton, 186, 342; Savery 203 ap. Sara Lacon y Coo, 207 18716 te PAULUQUE Jehaa Como puede observarse, estas dos uestiones estén conceptual mente ligadas: De manera que, en adelante, y a no set que se afitme lo Contrario, cuando use 1a expresidn realismo moral», ésta denotard la asuncidn de ambas tesis*, Lo que es dela supervenienci Un flanco de ataque clisico del antirrealismo lo constituye la su- puesta incapacidad por parte del realismo moral de dar cuenta de la re- Tacién que, de acuerdo con Ia asuncién de las dos tesis principales del realismo moral, se produce entre el reino de la moral y el mundo no moral. Asf es como el ataque ha sido formulado por Mackte: ¢Cul es la conexién entre el hecho natural de que una accidn es un ejemplo claro y deliberado de crueldad —por ejemplo, causur dolor para divertrse— y el hecho moral de que esté mal? No puede ser una impli- cacién, ni una necesidad \dgica o seméntica. Y, sin embargo, no se trata de que los dos rasgos se den a ta vez. La incorreccién ha de ser, de al- ‘gin modo, una «consecuencia» 0 debe «sobrevenir»; es incorrecto por- ue se trata de un ejemplo de crueldad deliberada. ;Pero qué significa en el mundo ese “porqué”?*, Tal y como SnareR-Lanbav y Cuneo afirman «la manera en que las cosas son como son desde un punto de vista moral depende de cémo son las cosas en el mundo natural. Ast pues, si imaginamos dos mun- ddos que son idénticos en todos los aspectos naturales, entonces parece imposible que haya alguna diferencia moral entre los dos» ®. Esta rela- i6n entre el mundo moral y el mundo no moral se denomina superve- niencia, y los criticos del realismo moral afirman que éste no da cuenta adecuadamente de la superveniencia del mundo moral sobre el mundo natural o no gnoral; esto es, no consigue explicar de manera plausible en ué sentido el mundo moral superviene sobre el mundo natural. * Tal y compo lo expresan fs intucionistas no queda muy claro i éstaes una consecuencia de rechazat el métodocientfico-mpirco o bien la razin por la cual rechazan este metodo 2 SiuarescLangav, 2003: 61 (la teatccin es nia). 2% Mackte, 1977: 4 (cursivas en original; la traduccn es mi) 2 Suaren-Lanoau y Cunto, 2007: 159 (la raducci es ml). = PAULUQUE cen (ate esta critica, el camino del realismo moral vuelve a bifurcarse son (aud de la ambigiiedad de la expresién «ias propiedades naturales m (0 supervienen en) propiedades morales». Por un lado, el naturalismo ético red . smo ético reductivista ha afirmado que ropiedades morales son idéntcas alas propiedades naturales: ex ot Palabras, que el mundo moral es idéntico al mundo natural. Debido's nuestf© lenguaje, esta superveniencia puede quedar oculta. Por ejemplo, ablamos de «lo moralmente correcto» y de «la maximizacién de las preferencias», por ejemplo, también nos referimos al mismo objeto na. tural, s6lo que lo designamos con nombres distintos ®. En oposicién a esta versién se ha apostado por un natural de tipo no reductivista. En primer Tae de pes Sean et la propiedad «moralmente correcto», por ejemplo, no es idéntica a ung Sinica propiedad natural. Si asf fuera, entonces lo moralmente correcte nicamente se daria si se instanciara una propiedad natural, por ejem. plo, «ser solidatio»; esto es, una accidn serfa «moralmente correcta» si y solo si fuera solidaria. Y, sin embargo, podemos encontrar otras pro- piedades naturales, tales como, por eemplo, «ser bondadaso» 0 «no violento», que —por lo menos para algunos— ejemplifcarian también lo «moralmente corrector. De manera que se puede estar obrando de manera moralmente correcta sin que ello signifique estar obrando soli- dariamente. Las propiedades morales, por tanto, son realizables de mil. tiples maneras distintas. De Io que se sigue que la propiedad moral («lo moralmente correcto») no es idéntica a una Sola propiedad natural (por ejemplo, «ser solidarion) *. En segundo lugar, la dificultad de establecer relaciones de identi- dad entre propiedades naturales y propiedades morales ha levado a al- gunos autores (singularmente a los realistas de CorNeLt) a negar se- mejante relacién de identidad y a ofrecer una explicacién diversa: las propiedades morales son un género (genus) de propiedades naturales *. Las propiedades morales, de acuerdo con esta idea, tendrian el mismo estatuto que las propiedades bioldgicas 0 geolégicas, serfan propieda- des naturales realizadas o instanciadas en propiedades fisicas, aunque no idénticas a estas tiltimas, 0, en palabras de MuteR reconstruyendo a ‘SturceoN (un realista de Cornet): «Sturgeon afirma que podemos ser naturalistas éticos sin ser reduccionistas éticos: los predicados morales pueden no ser traducibles a, o coextensibles con, propiedades naturales 2 SwarencLanoau y CuNeo, 2007: 160. » Ibid. % ‘Suarex-Lavonu, 2003: 63; Sruxceon, 1988: 240, y Brow, 1989: 9. LACUESTION METAETICA 7 no-morales, pero a pesar de ello pueden figurar como propiedades natu rales irreducibles» Por tanto, si las propiedades naturales son idénticas a las morales, entonces caemos en el reductivismo; en cambio, si consideramos que ‘no son idénticas, adoptamos una posicién antirreductivista. Estando asi las cosas, SHAFER-LaNDAU extrae la conclusién segiin Ia cual natura- lismo reductivista y aninaturalismo comparten un mismo cuadro onto- l6gico, el de una piuralidad de las propiedades: El aspecto no-reductivo de su visién significa, en efecto, que es- tos naturalisas quieren admitir, adem de las propiesades de I fisca y las otras ciencias especiales, la existencia de més propiedades reales. Al fin y al cabo, si las propiedades morales fueran idénticas a cualquiera de esas propiedades, fisicas o especiales, entonces la visin resultante seria reductiva. Asf que lo que tenemos, en efecto, es un dualismo (al menos) de propiedades. No tenemos propiedades naturales y no-naturales. Lo due tenemos, en cambio, son propiedades fisicas y aquéllas de las cien- Cias especiales (incluyendo, para esta visin, las éticas), ninguna de las cuales son idénticas alas de cualquier otro «nivel» de la realidad” Una critica ulterior al antimeductivismo acusa a los defensores de este timo de «inflar> nuestro paisaje ontoldgico, ya que afiade un ‘nuevo tipo de propiedades (las propiedades morales) al universo de las propiedades naturales —recuérdese que, para el antirreductivismo, las propiedades morales son diferentes de as propiedades naturales, pero ambas forman parte de nuestra realidad —. Asf pues, el antimeductivista estd asumiendo més compromisos ontol6gicos que sus rivales reductivis- {as e incluso que el antirrealista™. ¥ es una tesis bastante extendida entre los estudiasos de la ontologfa y de la epistemologia que es preferible una ™ Maen, 2003: 142. slid, ena pane del sini del tects se debe an erica read elo mr alrite acl ee Sto, fies propeddes mores (coma) en propedtes ails eas icy de Hine Logue yo he dlneado en el extocs ne reconussnsnplical el dete ‘ismpdnineiatvino, ure Lavon, 200: 66, Ye hemos ico ateinmente qu, spin Starx-Lsn I ice dere ente anual stevia yaaa incon eto tpistemolgin, De ttas mines pret fel ver fn ec el ech J gu el aia bo muita abrcee mod del qr refervo yaa vee pclae qe exten Ades ores pit a 3 En exe po, antiedsmoy remo aura eds ciien: anos soe sen uncut croc nl qu slo cien propiedad: nati La dea obvianen, fesse cn que, ent sted ang ls poidaes moreso dean, fin el cabo, propleddes atures, los atime eharan gees nde como as rope fades morales en mesa otlogt,Peroen esta ~y slo en eta eosin ambos ee telstra del dnt, ur i oy om nti vers ae nc tipo A popldades.mntas que fos euctvisextdncomprrtios con mis wo _propiedades.

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