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POLÍTICA SOCIAL

Trabajo Práctico Integrador N°2

Estudiantes: Abelairas Kertes Ana Paula - Legajo: 13056/8 (comisión C)


Barcos Luisina - Legajo: 13057/5 (comisión C)
Guarino Sofía - Legajo:14014/7 (comisión B)
Leguizamon Virgina - Legajo: 12743/7 (comisión C)
Serrano Agustina Florencia - Legajo: 13664/4 (comisión D)

Fecha: 24/09/21
1) En cuanto a las transformaciones en el mundo del trabajo en las últimas décadas, partimos del
pensar al trabajo como un hecho social total, según los aportes de Méda. En este sentido, Neffa
analiza las relaciones de los paradigmas productivos con aspectos macroeconómicos y sociales,
según el modelo de organización productiva en un contexto social determinado. En primer lugar,
uno de los paradigmas productivos que fue organizando el modo de hacer trabajo es el Taylorismo, el
cual surge a fines del Siglo XIX. Previo a este paradigma productivo, el modo de trabajo era de
forma artesanal y se poseía autonomía sobre el “saber hacer” para desarrollar el trabajo en el taller o el
ámbito doméstico. A partir de la revolución industrial se va generando el proceso de innovaciones
tecnológicas, generando que los trabajadores vayan introduciéndose en las fábricas, cumpliendo
horarios, como una estrategia de disciplinamiento. Por lo tanto, uno de los primeros cambios en
este mundo del trabajo fue el pasaje del trabajo artesanal hacia la fábrica. En el Taylorismo, se
plantea que se trata de apropiarse del “saber hacer” de los trabajadores, en un contexto de demanda
creciente y dónde surge también una gran necesidad de insertarse laboralmente. Según Taylor tanto
los empleadores como los obreros deberían tener los mismos objetivos de crecimiento de la
producción de las fábricas. La idea era que esto iba a resultar en un crecimiento a nivel del país, desde
el punto de vista económico, y que de esa manera iba a haber un crecimiento de la industria. Se
trabaja a destajo, con lo cual se trata de estimular la productividad al abonar las remuneraciones a
destajo, a esto se le denomina “trabajo típico” y en este sentido, es el Fordismo en los años ’30,
quien introduce como innovación tecnológica la cadena de montaje. Así, el hombre aparece como
un engranaje más de esta cadena de montaje. A partir de este momento hay un cambio en el modo
de remuneración, pasa a abonarse 5 dólares diarios, como un sueldo fijo, indexado a los nuevos ritmos
inflacionarios. De esta manera, comienza el denominado trabajo protegido; trabajo tutelado,
contratado por tiempo indeterminado, con remuneración y protección social, que se había dado bajo la
égida del estado benefactor. Con un ingreso mínimo y básico se estimulaba el consumo, y a la vez, se
estimulaba la productividad de cada trabajador, generando mayor producción. Siguiendo a Neffa, el
Taylorismo – Fordismo aparece como un paradigma productivo alineado con aspectos macro
económicos y sociales; porque se necesitaba una gran cantidad de trabajadores para producir grandes
volúmenes de productos en serie, productos homogéneos. En este sentido, plantea lo que se denominó
cómo “el círculo virtuoso del fordismo” , los productores son los mismos que consumen lo que
producen. Luego, en los años ’50, aparece el Toyotismo, este paradigma invierte los términos del
taylorismo – fordismo: piensa en el concepto de fábrica mínima, con una cantidad de trabajadores
contratados por tiempo determinado por la ley de la oferta y la demanda. A su vez, se le otorga
autonomía a los trabajadores a través de las cédulas laborales. Con alguno de estos rasgos, se
produce la crisis del modelo Taylor – fordista a mediados de la década del 70, a la par de la
crisis del modelo de acumulación. El resultado fue el estancamiento, la inflación y el desempleo
elevado marcando una tendencia donde solo se controló la inflación con severos planes y ajustes. Se
van a ir impregnando e instaurando en el mundo del trabajo algunos de estos rasgos del
Toyotismo, conformando un nuevo paradigma de organización laboral, de corte neoliberal,
como nos plantea Neffa, un paradigma flexible. Donde empieza a tener preponderancia la
economía financiera. Así, deja de tener preponderancia la acumulación de capital en su aspecto
productivo, dando lugar a la especulación financiera. A partir de este momento, con el desarrollo de
nuevas tecnologías de comunicación, las empresas comienzan a operar en redes en lo que se
denominó como un mundo “mundializado”, en términos de Neffa. La mundialización y la
financiarización exacerbaron la competencia no solo dentro de cada país, sino también entre países,
generando restricciones para todas las empresas y organizaciones. Así las empresas adoptaron
políticas más severas de gestión de la fuerza de trabajo, de disciplinamiento y control, para reducir en
primer lugar los salarios y los costos laborales. Esto generó un detenimiento de la demanda, y a su vez
que la vez que sea más específica, es decir, la segmentación del mercado, dejando de ser funcional
para la acumulación del capital el “empleo típico”. A partir de estas lecturas es que empiezan a
generarse algunos discursos que fueron necesarios para generar transformaciones estructurales,
que vimos a partir de Svampa. Estos discursos se dieron desde la perspectiva de gobiernos de corte
neoliberal y los grupos económicos. En el caso argentino vemos cómo esto se fue generando a partir
de la última dictadura militar, y luego profundizando en los años 90, y reivindicando estos discursos,
como plantea García Delgado, en el gobierno de la Alianza Cambiemos. Hay una lectura que se
empieza a plantear a mediados de la década del 70, de necesitar un ajuste, y se empiezan a
plantear a los costos laborales como algo que debe reducirse, por lo tanto es necesario, desde
esta perspectiva, la instauración de un nuevo modelo de relaciones laborales, con flexibilidad
laboral. Estas nuevas lecturas parten de entender como diagnóstico a aquello que no permite el
crecimiento en el trabajo son estas rigideces jurídico – institucionales, referidas a la legislación laboral
y el rol de los sindicatos, buscando debilitar a los mismos. Otra de las lecturas dominantes en este
sentido, por parte de los sectores empresarios, fue la incapacidad de adaptación de la fuerza de
trabajo a las condiciones nuevas de trabajo, y a las nuevas exigencias del mercado laboral. Es
decir, se culpabiliza a los trabajadores, por no estar “adaptados” para insertarse en un mercado de
trabajo competitivo. Así, comienza a generarse un proceso de cambios en la normativa laboral, en
el caso argentino. Esta nueva normativa hace que retrocedan totalmente las leyes laborales en
términos de protección hacia los trabajadores y aumenta la desocupación descomunalmente. En este
sentido, las políticas sociales con enfoques de ‘riesgo’, han ido respondiendo a este proceso con
programas sociales de empleo, programas focalizados dirigidos a poblaciones consideradas objetivo,
consideradas “las más vulnerables”, dejando por fuera a gran cantidad de población sin protección. En
cuanto a los desafíos que esto plantea a los esquemas de protección social, para Castel (2004) la
inseguridad social es generada por la ruptura del Estado con la concepción de protección social, dando
paso a una visión de seguridad social, donde el empleador ya no es responsable de la acumulación de
desventajas del empleado, esto hace de los sujetos de intervención responsables de su 'cuestión'. En
este sentido, las políticas asistenciales que brindan una ayuda de forma "directa" y focalizada a les
sectores más marginalizados reproducen la estigmatización, la discriminación y segregación de los
más desfavorecidos para el sistema.  Además, estas intervenciones poseen muchas veces una visión
estrecha y mercantilista de la salud, como si solo existiera la salud física, desconociendo otros
determinantes que inciden en los esquemas de trabajo. Es decir, que estos esquemas de protección
social se les presenta el desafío de tener en cuenta aquellos riesgos que son riesgos para la salud,
física, psíquica, mental y social engendrados por los determinantes socioeconómicos, la
condición de empleo, la organización y el contenido del trabajo, y los factores relacionales que
interactúan en el funcionamiento psíquico y mental de los trabajadores.

2) Partiendo de los aportes de Garces (2019) y de Gabrinetti (2016), y en relación a los


lineamientos del Programa “Hacemos Futuro” (en adelante HF), entendemos que este fue
creado en el año 2018 a partir de la unificación de dos programas vigentes hasta dicho
momento: Programa Argentina Trabaja y Ellas Hacen. Previo a esta unificación los
programas se direccionaban hacia la capacitación en oficios y terminalidad educativa con el
cooperativismo cómo figura de trabajo e integración social promoviendo la economía social y
solidaria. Luego con el cambio de gestión hacia macrismo la dirección del HF tomó otro
rumbo hacia poner en el centro del eje las lógicas del mercado capitalista neoliberal, donde
meritocracia y emprendedorismo son los principales objetivos de la formación que brinda
dicho programa.
En cuanto al contexto socio político viene atravesando América Latina en la última
década, se presenta un giro hacia la derecha con políticas neoliberales influenciadas por
EEUU. “El ascenso del gobierno de la alianza Cambiemos en la Argentina a fines del 2015 y
los procesos políticos abiertos en otros países de la región, como por ejemplo Brasil, han
introducido una nueva concepción sobre el Estado, el modelo de acumulación y las relaciones
internacionales de carácter neoliberal” (Garcia Delgado, 2016). Profundizando en Argentina
en 2015 se da por primera vez de forma democrática el ascenso de un gobierno de derecha
que implicó un cambio del Estado de un rol impulsor del desarrollo, a un Estado impulsor
de negocios privados. Mediante un proceso de transferencia de ingresos y de riquezas hacia
la concentración de esta última, se configura un nuevo tipo de Estado y sociedad a partir de la
reducción presupuestaria, el desfinanciamiento de programas sociales y productivos, la
parálisis de la obra pública y la reducción del empleo público.
“La relación de los “programas sociales” con la “política social” en los distintos
niveles (nacional, estadual o municipal) será virtuosa o no, según cuales sean las
características que asuman los procesos de gestión, las condiciones del contexto y las
capacidades estatales “(Chiara y Di Virgilio, 2009). Analizando críticamente el programa HF
podemos observar que este refleja muchos de los cambios que implicó el gobierno de
Mauricio Macri en lo que respecta al trabajo, la economía, la educación y el acceso a todos
los DDHH.
Entendemos a los programas cómo un conjunto de proyectos que siguen los mismos
objetivos, donde el primero es el que establece las prioridades ordenando los proyectos ,
definiendo el marco institucional y asignando lo recursos; partiendo de esto y teniendo en
cuenta que el programa HF antes se configuraba en dos programas diferentes (Ellas Hacen,
Argentina Trabaja) -hasta el año 2018- se puede ver la reducción del presupuesto al
simplificarlos en la unificación y, disminuyendo la importancia de los objetivos
redireccionando, cómo ya dijimos, de lógicas cooperativistas y de garantía de DDHH hacia
lógicas de mercado capitalistas, meritoràticas , reduciendo a su vez la contratación de empleo
público, dándole valor al emprendedurismo con lógicas de empleo precarizado. Presentando
también una disminución en las posibilidades de acceso al programa.

3) A través de los aportes de Neffa y Gabrinetti (2019) a partir de los años 70 comienzan
a producirse cambios en el modo de producción capitalista dando lugar a otro modelo de
desarrollo neoliberal como consecuencia de la fuerte crisis qué se había dado en esos años,
dando como resultado estancamiento, inflación y desempleo. En este contexto aparece el
llamado “consenso de Washington” como punto de partida en los programas sociales de
empleo y en lo qué se denomina transferencia condicionada de ingresos. El mismo trataba de
diez opciones de recomendaciones de política económica formuladas en 1989 qué tenían
como objetivo orientar a los países en situación de desarrollo qué se encontraban sumergidos
en la crisis económica para qué pudieran salir de esa situación de la mano de los países
industrializados y organismos financieros. En este sentido, Clemente y Maglioni (2016),
desarrollan como la Argentina en los ‘90 mediante la reforma del Estado al que fueron objeto
los países latinoamericanos, la perspectiva neoliberal logra consenso bajo la hipótesis (nunca
probada) de que los problemas de la economía se debían a la crisis del Estado de Bienestar.

A través de los aportes de Gabrinetti (2016) los programas qué se desarrollan a partir
de los años 90 son de características sectoriales y tienen componentes específicos
ejecutándose de manera focalizada, teniendo en cuenta a Clemente y Maglioni (2016), se
desplegaron en transferencias monetarias para garantizar niveles básicos de consumo y
superación de la exclusión social a partir de aumentar el capital social de los beneficiarios, a
través de condicionalidades impuestas en materia de salud y educación. Estos programas de
ingreso que actúan bajo la forma de universalismo mínimo no superan el umbral de la
reproducción básica del grupo familiar, teniendo en cuenta que los sistemas de trabajo de las
economías latinoamericanas se configuran en base a altos niveles de informalidad.
Esto significa qué se centra en una población objetivo limitada de posibilidades a los
grupos vulnerables que no puedan cumplir con los requisitos específicos para poder acceder.
Un claro ejemplo sería el programa familias por la inclusión social qué constituía en un
programa de transferencia condicionada de ingresos qué tenía como fin promover el
desarrollo, la salud, y permanencia de los niños en el sistema educativo y evitar qué las
familias fueran excluidas por la situación de pobreza, teniendo como receptoras del mismo a
las mujeres. Esto da cuenta qué a través de este programa se va poniendo en evidencia cómo
el Estado a través de las políticas públicas refuerza la función de la mujer y madre a ocuparse
del cuidado familiar.
A partir del año 2003, con el cambio de gobierno se orienta el sentido de la política
económica como el de la política social, esta última dejaría de ocupar un lugar residual, la
cual procura generar más empleo a través de nuevas políticas laborales activas las cuales
apuntan a la inclusión social desde una concepción de derechos. En este sentido, para
Clemente y Maglioni (2016) “Un sistema de protección es más que una estructura
institucional; es un acuerdo político al que concurre la sociedad para establecer las bases
sobre las que desea construir y regular su convivencia.” Pág. 29. El enfoque de derechos
comprende a los ciudadanos como sujetos de derechos, revalorizando la noción de protección
social que en tiempos previos fue fuertemente atacada, esta idea define desde otra perspectiva
la orientación qué asumen las políticas públicas operando en el diseño, planificación e
implementación de las mismas. En este sentido, según los aportes de Clemente y Maglioni
(2016) es importante la diversificación combinatoria de la seguridad social y la ayuda social
que operan en contextos económicos cuya dinámica determina el alcance de los cambios,
favoreciendo que el hogar genere ingresos adicionales y puedan mejorar progresivamente en
su calidad de vida, y sobre todo en extender los niveles de escolaridad de niños y jóvenes del
hogar.
BIBLIOGRAFÍA:

- Gabrinetti, M. (2020) “Políticas sociales y trabajo” en Zambrini, E. y Gabrinetti, M.


(coord.) Políticas sociales en Argentina, EDULP: Bs. As. (pp. 34-52).
- Gabrinetti, Mariana (2016) “Programas sociales de empleo y de transferencia
condicionada de ingresos análisis de su diseño e implementación desde el enfoque de
derechos
- Gabrinetti, Mariana (coord.) et al (2019) “Asignación Universal por Hijo: alcances,
limitaciones y aportes para la construcción de la agenda de las políticas públicas”
- García Delgado, Daniel y Gradin, Agustina (2016) “Neoliberalismo tardío y
desestructuración del demos” en Revista Estado y Políticas Públicas, N°7, Buenos
Aires.
- Chiara Magdalena y Di Virgilio Mercedes (2009) “Conceptualizando la gestión
social” en “Gestión de la política social. Conceptos y herramientas”. Ed. Prometeo.
Buenos Aires. 2009. Cap. 2.
- Garcés, Laura (2019) “Las políticas de transferencias de ingresos en la nueva etapa
neoliberal de argentina” en “Informe de la sociedad argentina 2019”, RIPPSO,
Buenos Aires, Argentina. (pág. 36 a 39).
- Neffa, J. C. (2019) “Nuevo paradigma productivo, tendencias contradictorias del
trabajo y el empleo. ¿Estamos frente al fin del trabajo y de la sociedad salarial?,
ponencia presentada en XI JIDEEP, Facultad de Trabajo Social, UNLP, septiembre de
2019.
- Castel, R. (2004), La inseguridad social. ¿Qué es estar protegido?, Manantial, Bs.
As.cas
- Clemente, A. y Maglioni, C. “La protección social. Tensiones conceptuales entre
seguridad y ayuda social en clave regional” Revista Estado y Políticas Públicas N° 6.
Año 2016. pp. 21-37

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