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LOS INVESTIGADGRES MODERNOS ¥ LA PUESTA EN ESCENA DEL TEATRO CLASICO Fost MP Reano pr LA Aaa Universidad de Ottawa Las Jomadas de Almeria —mucho més, he de confesar, que las dos de Almagro 0 las dos de El Chamizal a que be asistido— han sido siempre para mi ef lugar idéneo para fa- cifitar ¢} didlogo enire investigadores del teateo del Siglo de Oro y los actores y directores aque Jo representan hoy. Personalmente, puedo asegurazles que mis modestos conocimien- tos sobre el teatro se han enriqnecide considerablemente gracias alas cinco Jomnadas a que he tenido Ia buena fortuna de asistir. gles sucede igual a los profesionales del teatro? No Jo 56 Quizd sea éste ef momento de preguntar si los trabajos que publicamos los investi- gadores sirven de algo a Is gente que hace teatro. Obviamente, una gran parte de los ‘umeresfsimos trabajos que se publican boy dia son de escasa uttlidad para la préctica tea- tral, Frases como fas que siguen, espigadas de recientes articulos y libros sobre el teatro del Siglo de Oro y sraducidas por mi a un castellano més o menos inteligible, probublemente desanimaréa a cualquier actor o director que fas fea: por ejemplo, que en el texto teatral la presencia es siempre ausencia; que sélo vemos cuando nos tapamos tos ojos; que decimos siempre algo diferente de lo que queverios decir; que la busqueda de Ia unidad textual es una bitsquieda de su ambigdedad: que el texto subvieste su propio sentido aparente, ya que se destiza inconscientemente de wna unidad de significado a otra: que ¢l Ienguaje literal es un lenguaje figurado cuya figuracién ha sido olvidada y que. por tanto, no tiene sentido: que el sentido de un signo se desplaza de una cadena metonimica otra; que el sentido csté tachado: que ur texto afitraa y nicga al mismo tiempo su propia autoridad: que el signifi- cado exacto est siempre disperso y es isrecuperable; que toda lectura es necesariumente uma mala leclura; que ef iftulo de La dama boba est compuesto de diez letras, cuatro de tas cuales son «aps, lo cual es un caso de aliteracién, andfora semémica y epffora vocdlica, con una feve andstrofe consonantal; que Le dama boba, con sus cnaiso «as es simbolo del mundo terrenal, ya que los antiguas crefan que todo lo creado estaba compuesto de cuatro clementos (dos de Jos cuales comienzan significativamente por la letra «ay}; cuatro son, ademas, las estaciones del aflo y los puntos cardinales. Por su parte, diez, aiimero total de las letras del titulo, es una vuelta a ia unidad, a fa totalidad, a la entidad completa y antosuficiente. En el Tesractys, cuyas cuatro tridngulos de, respectivamente, cuatro, tres, dos y un puntos, suman diez puntos, el ntimero diez estd directamente relacionado con el nit- mero cuatro, Un titulo de diez letras, cuatro de las cuales son «as, revierte y se refleja a, yea si mismo; anuncia ua texto avtosuficiente, total y cerrado; y revela o desvela la uni- 201 Fost MP Reno ne ta Haz dad, la indivisibilidad, fa singularidad, la incomparabilidad, ademas de la cerrazéa, ka ochi- sin, la clavsuraci6n, de, no solamente el texto teatrai, sino también de Ja misma «lama», es decir, de la «mujer, pues el titulo de La dama boba hace vefereacis al hecho de gue. cuando ¢f camino de Ta «cama» est bloguendo por el universo falocéntrico, ts dama tiene que convertirse ea, «baba»; este es —quitando [a primera xb» porque nos sobra— en «oar u soya», que es Una abroviaturn de «overio», del latin ovum, huevo, pata final y teiunfal- mente descubrir que, lefdu al revés, la palabra adama» se convierte er «amads, imperati- vo det verbo «amar, con lo cual es ahora iaevitabie llegar @ lu conclasion de qué el titulo 2s un Tkimamniento # todas las mujeres a «| Amad yuestsos ovatios!». Por mrcha buena fe que se fe pong, ningtin director 0 acior va a encontrar macho que Je sea titi] a Ja hora de plantearse e] montaje de una comedia en un anilisis de este tipo, por lo demas, no tan atipico de ja critica universitaria moderna como pueda parecer, Pregunté- monos, pues, .qué clase de trahajo de investigacién sobre ef teatro de! Siglo de Oro pusde ayudar a un director 0 actor de teatro modemo” Cuando, en mis infrecuentes visitas a Bs- paiia, veo representaciones cle comedias dureas siempre acabo haciéndome esa preguata, ce todavia no sé cémo responder. Sin embargo, no puedo evitar el pensar que, pese a sus multiples uciertos, muchos montajes modernos de nuestros clésicos se hubieran beneticia do ua poco de haber lefdo con cierta atcacién el ttahajo de ciertos investigadores que yo co- nozce, De existir un didlogo de mutuo respeto y colaberaciéa entze la gente de teatro y la gente de la universidad, me digo, quiz4 nc se hubiesen algunos tomado cierlas licencias con el texto dramético, con el resultado de que a 1o mejor, ante Ta sorprese general, el montaje ubiese gustado mds al pablico. que no e+ lonto, aunque quizs necesite ser educado un paco para aprender a ver nuestros clésicos. El aio pasado, por ejemplo vi, por primera vez, una pelicula basada en una comedia, aurea que me eniusiusmé, Fra evidente que los actores no sélo entendfan lo que estaban. diciendo, sino que, consciontes de la riqueza semantica del texto, lograban comunicar al espectader muchos de sus tis retinados matices. Y, sin embargo, salf del cine donde la habfa visto, desconcertado y cca la sensacién de huber sido engaifado. ;Por qué decidié esa gran directora que exa Pilar Miré birlaros el final de esa perfects comodia que os Ef pe- Fro del kortelano? Bse ghiito omptice que Teodoro dirige at final al piblico. cuande le dice «Con esto, senado noble, [enoble» le Hama cuaindo acaba de confesar a Diana, en presen- cia de ellos, que su propia nobleza es Zalsa, aunque todos crean ya en ella] ... Con esto, senado noble, / que a aadic digdis sc os mega / el secreto de Teodoro». Este irdaico, mag nifico final es parte esencial del texto de Lope. Todos ios iavestigadores que han escrito 0 escribirén sobre El perro... dan y darén cuenta de dl, Antonio Carrotio, en su edicién de Aus- tal, Je dedica un apartado de su Introducciéa, con.el epigrafe «Las trampas de Ja anagné- risis», porque lo que hace Lope, como bien dice Carrefio, es inverlir parddicamente el fi- nal dei una iragedia aristotética. Y no sélo eso: tamabign rompe las regias de ta comedia, ya que gracias a una mentira —y no una mentira cualquiera, pues se trata nada menos que de su genealogia y, por tanto, de su identidad social, de tanta importancia en la Espafia de la Jimpieza de sungre— Teodoro alcanza la felicidad. ¥ encima tiene la caradura de pedir al anobie senado que sea su cémplice. Un final no sélo inusual en la comedia sino, segtin Victor Dixon, inusualmente subversive en ef teatro de Lope. ¥ este final icénico, parédico, 202 Los reviests0:uroms HOneRNOS ¥ LA PUESTA RN TSCR de los comales de comedias madilefios, las cules se alquilsban, algunos por dia, y otxos por temporada pagando una suma anual por el privilegio de"la «vista», Et «minis tro de boleias» seria entonces of cobrador que los alquilaba por dfa. Como habia poces venta- ruis seis én cada cortal- y como eran utitizadas para diversos fines ms o menos legates, en- tre ellos [a prostizucién, debfa de haber gran demamika pars estos aposenios; de alii gue fuera ‘nevesario crogam of ministro de boletas. La ventana que sum hombre se frue consigo» es una referencia a ios ojos de Clara, ventanas por fas que verd el especticuto del palacie. La frase edespojado y despejadon, creo que hay que entenderla también en el contexto de los corrates de comedias. Al sentarse en su aposento de ventana cl espectador se despojaria de su capa y sombrero, pero, st la prictica de utilizar estos aposentos pars la prostitucite era tan extendida come sugieren fas «Noticias paca ef gobiemo de la Sala de Alcaldes»*, la palabra «despojar tendifa entonces el sentido de «desmmdarse» (de ahi la referencia a adesvergitenzar). fise mis- mo espectador esperarfa que la «vista» desde su aposenio fucse «despejadan, esto ea, que no 4uSobre Ta constuccién del persongje teattal clisice: del texto # la escenam, en Actor'y Monica de oepresenincion det tesnra elévicn espaol, od. LM. Dior Borgue, London, ‘famosis, 1980, 143-183 SCito de mi ediciGn, publicada cu 1994 en Clasicos Castalia, La nota aparece ea pp. 182-182. OND, Shergold, Las evrrules de cumedias de Madrid: 1632-4743, Reprardeiones 9 obras nuevas, Lasatem, Tammesis, 1989. Wenge mi articulo om Bullesin of sw Comediamtes, 40 (1U88), 67-74, 208 Los axyasMGADoRis MODERNOS ¢ Lt LORS AR ESCA HIE TRATRO CLISICO se ae habiese nadie sentado en Ja fila mas alts de las gradas que se encontraba delante de fas ven- tanas, fo cual era. ocasidn de mimerasos pleitos y disputas. Se me preguntard ahora que para qué sirve este nota a un actor o director de teatro, cuando aingtin espectador va a conocer tas referencias, y ningtn actor, desde fuego. va a imterrumpir la represetacién para explicérselas al puiblico. ;La solucisn mas fiicit? Recor- tarios. Y, sin embargo, esies versos son esenciles por dos razenes: primera, comunican a ptiblico un aspecto importante dei earfcter de ese eniymédtico personaje que es Clacin: su malicia: segunda, sirven para reforzar esa relacién de complicidad enire gracioso y espec- tador que distingue al teatro avreo. {Cémo, pues, comanicar a ua piiblico de hoy ef senti- do de estos versos, ese aspecto de fa personulidad dramdtica de Clarfn y, al mismo tiempo, establecer esa relacién de complicidad con ef piblico en un escenario moderno? Natural- mente, con ios gestos y movimientos def actor. En primer tugar, Clarin se deberd dirigir al priolico directamente, y con gestos procaces apuntar coa el dedo a sus ojos cuando meacione «ia ventana mas cierta» y a algin lugar ceservado def teatro: un palco, por ejemplo, para establecer primero una conexién entre los dos (ojos y paleo) y en segundo lugar para su- getir aigtin sentido odsceno del vocablo «despojado», del cual el pablico moderne captad lo suficiente para comprender que Clarin est haciendo un chiste de mal gusto. Misién del actor es suplir com sus gestos. visajes y acciones el sentido de ciertos pasajes que el espec- tador de hoy, por una razén u otva, no logra compreader. Pero para ello ha de comprender primezo ef significado de Jo que se dice. Y para eso estamos Jos investigadores 3) En el dimibito de la cavacierizacién creo, por el coniraric, que somos jos investigadores Jos que tenemos que aprender y mucho de los profesionales del teatto. £] investigador acadé- mico, por Jo general, se encuentra incémodo hablando de la curucterizacién de un personaje porque es algo demasiado intangible, veleidoso y subjetivo. Por ello trata, come hacen algu- nos actores y directores con los pasajes gue no entieaden, de climinaria. La caracterizacién, se ‘nos ha dicho, no es importante, pues estd siempre subordinada a la presentacién de un tema de caracter moral o social, que es fo que interesaba a nuestros dramavargos clisicus y a su puibli- co. Pero, como sefiala J. L. Styan, en el teatro el cardcter de un persomaje no es la maatesia pri- ma é un dramaturge: es st producto; fa caracterizacidn emerge del texte teattal, no ha sido puesta allf de antemano. Es decir, si nosotros, Jectores, eniticns, actores y directores de hoy, oetensos enconirar un personaje teatral habremos de tomamos la molestia de construirio, Y esto tos investigadores. con escasas excepciones. no lo podemaos facet bien porque pertenece al dambito de lu préctica eseénica y del actor. Por tanto, aos protegemas asegurando. con A. A. Parker, que carece de impcrtancial, 0 deciaios gravemente cosss como que «A diferencia de ua catticter «realistin ef tipo {seatal} es ¢] resumen de modelos reconocibles y referencias bien identificadas» 0. mas espee‘ficamenie. que el defecto moral en el carcter de un protagonista, coma el de El caballero de Olmedo es que habia demasindat. *T.xs lwo do Avenunder Parker son bien conocidas, Véase, pur ejemplo, se The Miral ane Art of Calderon Exess on the Cometias, Cambridge: Cambridge University Press, 1988. La primera cita es de L. Fithergi-Payne en st, por otra parte, excelents, «Celestina rnsformada en feguss toateal>, HDerorowmaria, 23 (396), 149-35; laseyunda, de FG. ‘Weiger en «Don Alonso's Hav: in BY caballero de Olmeden, Hispanic Jounal, 7 1988), 1-89 207 José M' Reawo ve La Haze Personalmente puedo decir que mis conversaciones, demasiado infermitentes y breves para mi gusto, con Pepe Amaya y Amaya Curfeses, de Zampané Teatro, me han abierto los ojos, mucho mas que todas Jas teorias de Stanislavski y el método de Lee Strasberg, ala imporiancia de la construccién de ua pemonaje; que, en términos teatrales, consiste {es mi conelusién, con la'que no sé si ellos estarén de acuerdo), fundamentalmente en el hallazgo o Ja creasién de una clave, clave que, primere, nos permite penetrar en la esencia del per- sonaje y su manera de pensar, y, luego, nos suministra un subtexto que oxplica sus moti- vaciones y ucciones; a esta clave se encuentran subordinados todos los otros aspectos de su: personalidad, como son los movimientos, Jos gestos, fa voz. ol maquillaje. Eduarde de Filippo. que era no solamente un gran dramaturgo, sino también un gran director de tesiro y quizd ef mejor actor italiano de su generacién, lo dice con cluridad: «Yo comienzo Ia crea- cién de un papel tratando de comprender fa maneta de pensar y la esencia del personaje, cor Ja ayuda, clave, de jas palabras dei autors*, Es decir, genera fo que Jonathan Miller Yama una «hipstesis» sobre el personaje”. Esta hipstesis, segin el graa director inglés, es le que permite percibir al personaje. Sin bipétesis, concluye, no hay pereepeién. El proceso es semejante al del cientitien que quiere poner a prueba una hipétesis. Si vl experimento fra- casa, entonces habra que modiliear ta aipdtesis ¢ encontrar otra totalmente diferente. Aigo asi, dice Miller, deberd hacer ef actor. Esta clave o hipétesis que al ponerie a prueba en los ensayos lleva. al actor a comprender 'a esencia del personaje es rica para una representa- cién determinada, pero no es Ja dnica clave posible pars ese personaje. Lawrence Olivier, influido por et famoso articulo de Emest Jones, encoatrd la ciave de su Hamlet en su atrac- cién edipica hacia su madre; pero para John Gielguld la clave de Hamlet estaha en su ca racter postico, reflexive, delicado, La clave del lago que hizo Bob Hoskins bajo lu direc. cién de Jonathan Miller fa encontré en su mendacidad. Jonathar Milter lo describe como. un «trickster», una persona que oculta su verdadera personalidad y que es pefigroso precisa- mente porque Tos otros no saben cémo es en realidad. Si el actor no Togra hallar e a personaje Je faltard coherencia, verosimilitud, consistencis, un centro alrededor del cuai moverse y referir todos sus movimientos, gestos y emociones. En la busqueda de esta cla- ve del personaje, el investigador puede a veces scrvir de gran ayuda al actor y al director. ‘Un ejemplo reciente. La impresiéa que dejé en mi el Don Gutierse de 2! médico de su honva que cre6 ese gran actor que es Carlos Hipélito fue 1 de un marido bonachéa, quizé con algiin pequefio defecta moral (j9u inocencia?), a quien causas externas y personajes malvados conducen a un trégico final. Pero esta lectura no explica, sobre tode en la primera parte, et miedo cerval que le tiene su esposa Mencfa ni la imporancia gue ella y él mismo dan al «guarcar silencio». ;Hubiese cambiade su personaje Hipélito si hubiese lefdo los numerosos trabajos que se han publicado sobre KI médica, o si hubiese conocide solamen- te el articulo de Melveena McKeadrick sobre «transferencia miméticay?"! Segiin McKen- ciave, "Es mi wnduceién de the Imimacy of Actor anid Charicters, en ricturs an Acting. ed. Toby Cole y Helen Krich Chinoy, New Yorks, Crowa, 1970, p. 471. “Véase su Subsequent Performances, New Yor’, Viking Pong, 1986, ""Honour-vengeance in the Spanish camedia: 2 case of mimetic transference’, Maden Language Review, 79 (2984), 313-35, La biblingrafia sobre Ef médieo de sw honra cs oxtensisima ¥ muchos otros teabajos, ademés det de ‘MeKeudrick, podrian suministar otras claves, ian 0 mx’ interesantcs. 208 Las VESTIADORRS MODERNOS ¥ LA SLISTA ENTICING OH TBAIMRO CLAUO oe " SRS deick, ef tragico diiema de Gutierre, su obsesién por mantener la pureza de su honor, ob- sesiGn que le Heva a asesinar a la esposa que ama, es un caso de trunsferencia mi:mética de ta tema sobre ef que no se podéa hablar pélblicamente en el sigio XVE: la sitzacién det con- verso, siempre preocupade por la posibilidad de despertar sespechas sobre su dudosa ascen- dencia o sobre su lealtad a la religion dominante. Una clave para este personaje podria, por tanto, hallarse en su iiedo, un miedo milenario, ancestral que lo convierte en un ser peli- gt0so, como tigre acorralado, {No hubiese sido més interesante, draméticamente hablando, haber representado a don Guticrre como un tipo psicoldgico que sufte de una neurosis obsesional que le leva a realizar actos cituales, como el bien planeado asesinato de su es- posa, para disminuir y controlar ef miedo primavio que tiene a ser descubierto? No se bubiese convertido don Gutierre en un personaje mucho més profando, siniesteo, frvo, cal- culador, que el simpatieo maride que yo, por lo menos, vi la poche def estreno? No ¢s la lirica manera de construir a don Gutierre, pero puesto a clegir entre las dos, ;cudl hubiese escogido el uctor? No es mi deseo ni miintenciéa sugerix que ef actor 0 director teatrat considte y siga Jos consejos de media docena de investigadores y otra media docena de criticos anies de montar un obra de teatro eldsico, pues ef resultado serfa un montaje camelfo, animal que. como ustedes saben, es en realidad un caballo diseiiado por un comilé. Pero, gpor qué Ro seguir el ejemplo de Al Pacino en su pelicula Looking jor Richard? El no dudé en coasul- tur a algunos especialistas cuando encuntraba pasajes textuafes 0 contextuales gue no en- tendia o alusiones que desconocta. Para mf, esa pelicula es un ejemplo perfecto de coro la colaboracién entre creador ¢ investigader puede dar el fruto apetecido Pero ya he hablado bastante. Y dejo la palabra a otros. Estoy seguro de que otros po- drén pensar ex mejores maneras que Jas que yo he sugerido para continuar durante los prdxi mos quince afios esie di€logo que ha tenido ingar aquf en Almerfa durante los dltimos quin- ce, diflogo que siempre redundard ea beneticio de unos y de otros, y, mis fandamentalmen- fe, que logrard linalmente mostrar all piiblico de hoy que ea Jos nidos de antaio hay efecti- vamente pajazos hogafio.

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