Está en la página 1de 14

-t t,,,

'.,
r'
. '8
)

Título original: Cns¿s o! the Republic HANNAH ARENDT


O 1969, 1970, 197r, 19?2 by Hannah Arendt
Publicado Pol acuerdo esPecífico
cott llarcourt BraceJovanovich Inc', Nueva York
@ Grrpo Santilla¡ra de Ediciones, S' A', 1973' 1998
Torrelaguna, 60. 28043 Madrid
Teléfono (91) 744 90 60
Telefax (91) 7449224

Versión espurñola cle Guillermo Sol:rna


CRISIS
DE LA REPUBLICA
Dise¡io de cubierta: TAU Diseño
!'otografia de cubierta: @ Tsuneo Nanba' Cover
ISBN: 8430G0282-8
Dep. Legal: M-19. l8&1998
Printed in Spain - Impreso en España

Todos los dercchos reseryados.


Esta publicación no Puede ser
reproducida, ni en todo ni en Parte'
ni registrada en o trmsmidda Por,
un sistema de recuPeración
de información, en ninguna forma
ni por nirtgtitt medio, sea mccánicr¡.
fotoquímico. electrrirrico, magnérico.
electroírptico, por fotocoPia,
o cualquier otro, sin el pernriso prevto
por escrito de la editorial.

taurus

T
)

la idea marxista del Estado como instrumento de opre- a los


ri¿" ¿" la clase dominante. Vamos por eso a estudiar leyes
autores que no creen que el ct'"ipo político' sus
e instituciones, sean simplemente superestructuras coac-
tivas, manifestaciones secundarias de fuerzas subyacen-
tes. Vamos a estudiar, por ejemplo a Bertrand de Jouve-
€fl
,r"1, .,-ryo libro, Poder es quizá el más prestigioso Y'
cualquier caso, el más interesante de los tratados re-
sobre el tema. uPara quien", escribe' <(contempla
"i""Ét de las épocas,lá-guerra se presenta a sí
misma
-i como una actividad de los Estados que pertenece
"i-áLtpri"gue
II si el
,i ". Esto p""4" inducirnos a preguntar.el final de
final de la actividud b¿Ii.. significaría violencia' los
"r"ncía
Contra el fondo de estas experiencias me propongo Estados. ¿Acarrearía la desaparición de la en
las relaciortes entre los Estaáos, el final del poder?
suscitar ahora la cuestión de la violencia en el terreno
político. No es fácil; lo que Sorel escribió hace sesenta La respuerau,-p"r".e, dependerá de lo que entenda'
áños, ..Los problemas de la violencia siguen siendo muy lnos por ioder. Y el poder resulta ser un instrumento
oscuros> 5t es tan cierto ahora como 1o era entonces. He
de mando mientras qüe el mando, nos han *'
dicho'- debe
,., ..al instinto de dominacióno Recordamos
mencionado la repugnancia general a tratar a la violen- "*i"t"ttcia l- que Sartre afirmaba sobre la violen-
cia como a un fenémeno por derecho propio y debo ahora inmediatamente
..rttt¿o leemos Jr-,o.rt"ttel que "un hombre se siente
precisar esta afirmación. Si comenzamos una discusión "i
más hombre cuando se impone a sí mismo y convierte
"i. a
sobre el fenómeno del poder, descubrimos pronto que lo que le pro-
existe un acuerdo entre todos los teóricos políticos, de la otros en instrumentos de su voluntado' tt'
Izquierda a la Derecha, según el cual la violencia no es porciona *i.r"o-p.iable placer" "El poder -decía Vol-
taire- consiste in hacer- que otros actúenposibilidad como yo deci-
sinb la más flagrante manifestación de poder. "Toda la
política es una lucha por el poder; el último ,género de dao; está presente crtandá yo t"ttgo la "de
poder es Ia violenciao, ha dicho C. Wright Mills, hacién- afirmar mi propia vollntad tontra la resistencia" de los
demás, dice-Máx W"b"., recordándonos la definición
de
dose eco de la definición del Estado de Max Weber: oEl para
dominio de los hombres sobre los hombres basado en óiurrse*itz de la guerra como <un acto de violencia
Ios medios de la violencia legitimada, es decir, supues- al oponen"te a hacer lo que queremos.que haga"'
"Uiig^.
El término, como ha dicho Strauiz-Hupé,- significa "el po-
tamente legitimada>r 52. Esta coincidencia resulta muy ex- s'
traña, porque equiparar el poder político con ola orga- cLr del hombre sobre el hombre' Volviendo a Jouve-
nización de Ia violencia, sólo tiene sentido si uno acepta Tpo-"r: The Natural History of Its Growth (1945), Lon-
dres, 1952, P.' 122.'
5r GEoncEs Sonn, Reflections on Violence, <Introduction to s lbídem, P.93.
the First Publication" (190ó), Nueva York, l9ó1, p. ó0'
n lbídem, p. 110.
52 The Power Eli¿e, Nueva York, 1956, p. l7l. Mex WesER en $ Véase fmr'voN CI¡usewrrz, On War (1832)' Nueva Nueva York'
' iro*t Srnnusz-uupÉ, Power andMacht communitv'
los primeros párrafos de Politics as q Vocation (1921). Weber 1943,
haber sido consciente de su coincidencia con la Izquierda' York,";;:i
195ó, p' +; lu bedeutet iede
^"¿iir-rli¡oiei c'VtD"*: den eigenen
- p4rece
Cita en este contexto la observación de Trotsky en Brest-Litovsky, ólii'""-, innirnan "il;E-Nto*Bez¡enuns willen
áili c'"s", Widerstand durchzusetzen, está tomada de Strausz-
y
"Todo Estado está basado en la violenciar, añade,
aEsto es
Hupé.
- desde luego ciertor.
138 139
(

nel, es ..Mandar y ser obedecido: sin lo cual no hay po- Derecha a la Izquierda, de Bertrand de Jouvenel a Mao
9"., y no precisa de ningún otro atrib"t" p.r.-oilti.... Tsé-tung en un punto tan básico de la filosofía política
La cosa sin la cual no puede ser: que la'"r"nci. 1, como es la naturaleza del poder?
mandoo ". si la esencia del poder es la efica.i" e;i man- "l En térininos de nuestras tradiciones de pensamiento
do, entonces no hay poder más grand" q,r.
[""1_"".
del cañón de un arma, y sería áifi"il décir"i."="q"t
político estas definiciones tienen mucho a su favor. No
r"r- sólo se derivan de la antigua noción del poder absoluto
ma difiere Ia orden dada por un policia de la ár¿Érr-a"¿" que acompañó a la aparición de la Nación-Estado sobe-
por un pistolero>. (Son citas de ia importante obra The rana europea, cuyos primeros y más importantes porta-
N-otion of the State, de Alexandre pisserin d,Entréves, voces fueron Jean Bodin, en la Francia del siglo xvr y Tho-
el único a-utol que yo conozco que es consciente de la mas Hobbes en la Inglaterra del siglo xvrr, sino que tam-
importancia de la distinción enire violencia y páa... bién coinciden con los términos empleados desde la an-
.,Tenemos- que decidir en qué sentido, ir"éJ"
"l?d.T" distingu.irse de :i,..y
la';fuerza,t prr" r"..ll,ái-"¿*""t
tigüedad griega para definir las formas de gobierno como
el hecho de utilizar la fuerza conforme a la léy cambia el dominio del hombre sobre el hombre uno o de
unos pocos en la monarquía y en la oligarquía,-de de los me-
Ia calidad de la fuerza en sí misma y nos presenta una jores o de muchos en la aristocracia y en la democracia.
imagen enteramente diferente de las rélaciones hr-.r."",
Hoy debemos añadir la última y quizá más formidable
{ado_ que la ..fuerza, por el simple hecho d; ,.;;Jifi"._ forma de semejante dominio: la burocracia o dominio
da, deja de ser fuerza,,. pero ni siquiera esta distinción,
con mucho Ia más compleja y mediiada de Ias
de un complejo sistema de oficinas en donde no cabe
hallarse sobre el temá, ircánza l^ ,iii J"l1"lá. ñ;;.U"" hacer responsables a los hombres, ni a uno ni a los me-
Er jores, ni a pocos ni a muchos y que podría ser adecuada-
poder, en el concepto de passerin ^ d'Entréves, ,rálrr.r- mente definida como el dominio de Nadie. (Si, confor-
", p"l"brur,
za ,rcalificada' o <institucionalizadarr. En otras
me el pensamiento político tradicional, identificamos la
mientras los autores más arriba citados ¿eririe" á Ia
violencia como la más flamante manifestá.i¿;A;Jd"r, tiranía como el Gobierno que no está obligado a dar cuen-
Passerin d'Entréves define al poder como un tipo de ta de sí mismo, el dominio de Nadie es claramente el
viole.ncra mitigada. En su análisis final llega i;,
más tiránico de todos, dado que no existe precisamente
resultados)o. ¿Deben coincidir todos tos" autore",-á"
"
;;;"" nadie al que pueda preguntarse por lo que se está ha-
r" ciendo. Es este estado de cosas, que hace imposible la
localización de la responsabilidad y la identificación del
j1-.^E_t._gjo mis..ejemplos al azar dado que enemigo, una de las causas más poderosas de la actual y
^, autor qle. se elija. Sólo ocasionalmente se difícilmente
eI puede
importa
rebelde intranquilidad difundida por todo el mundo, de
voz que disiente. Así, R. M. Mcrver declara:'"Ei "".rr.hái ,rrr.
es un criterio del Estado pero no constituye r"-ár.""i"_. ñá;;-"ücti.ro su caótica naturaleza y de su peligrosa tendencia a esca-
g" par a todo control, al enloquecimiento.)
ciertó que no existe Esta¿o alH áonde-no háy t"iiiu uu*-
11ador,a. . Pero el ejercicio de la fuerza no hace"". gn Estado> (En Además, este antiguo vocabulario es extrañamente
T h e M o der n S t at e,- Lon{,res, tSis,- - 'confirmado y fortificado por la adición de la tradición
ip-.- Zz2-225). plé¿" ááu"itirr"
cuán fuerte es esta tradición en lói intentos de Rousseau para
escapar a ella. Buscando un Gobierno de nodó*i"á.iJ"j hebreo-cristiana y de su <imperativo concepto de la ley".
halla nada meior que une forme ¿,iisoc¡atiá"...-;;;-i;quette "" Este concepto no fue inventado por realistas"
c.hacun s'unissánt d t?us ,'óté¡rr" póirtont qu,d lui_méme. sino que es más bien el resultado de"políticos
una generalización
énfasi:. puesto en la obediencia, pói.lr. ."'"i*-ñá",;;;_.- El
nece inalterado. I inglesa no es una sirfipli traducción; fue redactada por el pro-
* The Notion of the state, An Introd.uótion poriticar pio autor como edición definitiva y apareció en Oxford en l9ó7.
ry fue publicada por primer.';;;;-it"riano ento1962. La u..r'i-ái, rheo_ Las citas están tomad,¡rs de las pp. 64, 70 y 105 de esta edición
ihglesa.

AO 141
) )

muy anterior y casi automática de los "Mandamientos¡n tirles participar en la vida pública de la comunidad,
de Dios, según la cual .,la simple relación del mando donde todos eran iguales; si fuera cierto que nada es
y de la obeáienciao bastaba para identificar la esencia más agradable que áar órdenes y dominar a otros, cada
de la ley ". Finalmente, convicciones científicas- y- filo- duenJde ,rtta clsa jamás habría abandonado su hogar'
sóficas más modernas respecto de la naturaleza del hom- Sin embargo, e*iste otra tradición y o,tro - vocabula'
bre han reforzado aún más estas tradiciones legales y rio, no menos antiguos y no menos acreditados por el
políticas. Los abundantes y recientes descubrimientos de tiempo. Cuando la Ciudad-Estado ateniense llamó a su
un instinto innato de dominación y de una innata agre- consiitución una isonomía o cuando los romanos habla-
sividad del animal humano fueron precedidos por de- ban de La civitas como de su forma de gobierno, pensa-
claraciones filosóficas muy similares. Según John Stuart ban en un concePto del poder y de la ley cuya esencia
Mill, ola primera lección de civilización [es] la de la no se basaba en la relación mando-obediencia' Hacia
obedienciá r, y él habla de ulos dos estados de inclina- estos ejemplos se volvieron los hombres de las revolu-
ciones... una es el deseo de ejercer poder sobre los de- ciones áet siglo xvrrr cuando escudriñaron los archivos
más; la otra... la aversión a que el poder sea ejercido de la antigüeáad y constituyeron una forma de gobierno,
sobre un mismoo *. Si confiáramos en nuestras propias una repúb-lica, en la que el dominio de la ley, basándose
experiencias sobre estas cuestiones, deberíamos saber en el poder del pueblb, pondría fin al dominio del hom-
que el instinto de sumisión, un ardiente deseo de obe' bre sóbre el hombre, al que consideraron un ugobierno
decer y de ser dominádo por un hómbre fuerte, es por adecuado para esclavos>. También ellos, desgraciadamen-
lo menos tan prominente en la psicología humana como te, continúuron hablando de obediencia: obediencia a las
el deseo de poder, y, politicamente, resulta quizá más leyes en vez de a los hombres; pero lo que querían sig'
relevante. El antiguo adagio ..Cuán apto es para mandar niiicar realmente era el aPoyo a las leyes a las o''
que la
quien puede tan bien obedecern, que en diferentes ver- ciudadanía había otorgado su consentimiento Seme'
siones ha sido conocido en todos los siglo y en todas las jante apoyo nunca es indiscutible y por lo'que a su for-
naciones u' puede denotar una verdad psicológica: la de malidaá se refiere jamás puede comPararse con la oin-
que la voluntad de poder y la voluntad de sumisión se discutible obedienciao que puede exigir un acto de vio-
hallan interconectadas. La <pronta sumisión a la tira- lencia obediencia con la que puede contar un delin-
níao, por emplear una vez más las palabras de Mill, no cuente-lacuando me arrebata la cartera con la ayuda de
está en manera alguna siempre causada Por una (extre- un cuchillo o cuando roba a un Banco con la ayuda de
mada pasividad". Recíprocamente, una fuerte aversión una pistola. Es el apoyo del pueblo el que Presta poder
a obedecer viene acompañada a menudo por t¡na aver- a hi instituciones de un país y este apoyo no es nada
sión igualmente fuerte a dominar y a mandar. Histórica- más que la prolongación del asentimiento que, Para em-
ments hablando, la antigua institución de la economía pezari determinó la existencia de las leyes' Se supone
de la esclávitud sería inexplicable sobre la base de la que bajo las condiciones de un Gobierno represe_ntativo
psicología de Mill. Su fin expreso era liberar a los ciu- prr"blo'domina a quienes le-gobiernan' Todas las ins-
dadanos de la carga de los asuntos domésticos y permi' "i
tituciones políticas son manifestaciones y materializa'
se lbídem, p. 129. ciones de podei; se p€trifican y decaen tan pronto como
60 Considerations on Representative Go'¡ernmenf (lEól), Li- et pode. vivo del puLUto -deja de apoyarlas' Esto es lo
beral Arts Library, pp. 59 y ó5. q.ré M.diton qrrerü signifiear cuando decía que "todos
6¡ JosN M. Wru.¡..lcr, Destíny His Choicq The I'oyalism of Its Gobiernos descansan en la opinión no menos cierta
Andrew Marvell, Cambridge, l9ó8. pp. 8&89. Debo 'esta referencia
a la amabilidad de Gregory Desjardins. 6¡ Véase apéndice XI.

r42 143
¡
Ir
1i
(
¿'
.i
1l

para las diferen^tes formas de


,1,

ii

democracias (*sypoler que -ei"áomirrio_monarquía como para las


¡l

proceso académico se rompe porque nadie desea alzar


ii funciona sólo en Iá a"*o"1""iJ'.s* de Ia ilayoria algo más que un dedo a favor-del-status quo. Contra lo
una fantástica
como señala Jouvenel. oEl rey, que que se alzan las universidades es contra lalinmensa uni-
viduo solitario,-se. halla Áa"í1,*ritado no es sino 'usión>,
un indi- dad negativa" de que habla Stephen Spender en otro
ral de Ia Sociedag q.,. d.f;;y. gene_
no,, u'.
Incluso el tirairo,
;&;i;;;r* ;";"-á"Jóoui.._ contexto. Todo Io cual prueba sólo que una minoría
puede tener un poder potencial mucho más grande del
qü;;"¿"
sita colaboradores en el-.1aiunto de "orrio-a"¿*"i nece- que cabría suponer limitándose a contar cabázas en los
su número pueda ser más bien reducidol. I"
"i;r;";;i"irrrqr"
S-irr-!ro'ü..go,
s-ondeo¡ de opinión. La mayoría simplemente observa-
la fuerza de Ia opinió", ;;;,^.1 pod". dora, divertida por el espectáculo de úna pugna a gritos
depende del número; se halla ..án del Gobierno, entre estudiantes y profesor, es ya en realidad un áliado
mero de los que_ con él están proporción con el nú_
* latente de Ia minoría. (para comprender el absurdo de
como descubrió Mont-esqui"" üciadosr, y l. tiranía, que se hable de pequeñas .,minorías de militantes,, basta
p", eso Ia más violenta
{.*:"9r poderosa de las formu, ". i. cobierno.-ú""^á. U,
sólo imaginar Io que hubiera sucedido en la Alemania
distinciones más obvias prehitleriana si unos pocos judíos desarmados hubieran
el poder siempre precisa ""t;;;;". v q.r.
.l .rririero, "i"i.".I.*.I
Iencia, hasta iierto pun1o, puede mientras que la vio_
tratado de intern¡mpir la Clase de un profesor antise-
prescindir del número mita.)
porque descansa en sus instrumenios.
legalmente i.r..t.irrgiao,-!,'¿""ir,
Un dominio mayo_
:::".1:
srn constitución, una democracia Es, creo, una muy triste reflexión sobre el actual es-
-puede resultar muy formi¿áUf.-l" U
supresión de los derechos de tado de la ciencia política, recordar que nuestra termi-
ras minórias y.""lir.'"ri".
en el ahoso del disentir"i""to nología no distingue entre palabras clave tales como <po-
violencia. -pero esto no significa s¡" empleo alguno de la der>, <potencia,n, .fuerzar, y, finalmente, <<vio-
q,re Ia violencia y el po_
der sean iguales. lenciar, las cuales"autoridad'
se refieren- a fenómenos dis-
La extrema forma d3 es la de Todos contra tintos y -todas
diferentes, que difícilmente existirían si éstos no
Uno, la extrema fgrma de Roder violenciu ." l" de Uno contra existieran-.(En palabras de d'Entréves, <pujanza, poder
Todos' Y esta úrtima .r.rrr""-.r-oáriur" autoridad; todas éstas son palabras a c,rya, implilacio-
Afirmar, como ,., hi""¡-;;á;,'que sin instrumentos. nes exactas no se concede gran atención en el habla co-
una minoría pe_ rriente; incluso los más grandes pensadores las emplean
l""l",y desarmada, ha lograd;;;; exito
y po.-_.ái" a. al buen tuntún. Sin em6argo, ei fácil supo.r", qri" s"
j1.-violencia o"pro-o-"i".rdo un escándalo_
-grita"¿o
I

tnterrumpir clases en donde ,rrr.-ub**"ao.u *uytJ. refieren a propiedades difeientes y qrr" * signiiicado
había decidido porque continuaran, ,. debería por eso ser cuidadosamentó determinad-o ,
tador' (En un réciente caso sucedidoes por eso desorien-
i
j

en una universidad minado... El empleo correcto de estas palabras ,ro"*u- .t


I
alemana, entre varios sólo una cuestión de gramática lógica, ,irro de perspec-
estudiantes
solo que """t..rá..ri!
pudo ."ir.irdi".r esa extraña vic-
hubo un tiva histórica") *. Emplearlas como sinónimos tro iólo
toria')"disidenteo
Lo que s.rcéde l" ..uliá"¿L tar.,
u.--Op,
mucho más serio: ta .""yoJ"
,;;;g. ".ror-". "rgo . 9it., p. 7. Véase también p. l7l, donde, discutiendo el
su podei y a impon..r. u-l* queclaramente a em- significado exacto de las parabras
'iación' y .nácionaridad> in-
*u. interrumpen;
--"'rrv¡¡' el siste acertadamente en señalar que
te.ntes en ra
clos únicos guías compe-
-: ," cit., p.9g. güs?s y losJünjfa.de
tan'diferentes significados-son los lin-
o, The Fediratist, núm. 49. listoriadores. A ellos debe'mos dirigirnos en de-
manda- de ayuda". Y, para distinguir entre autori-dad y poder
se remite a la pótestas -cióerón.
in populo, luctoritas in senatu ¿e
144
1.+)
) )

indica una cierta sordera a los significados lingiifsticos, ellos. La potencia de, incluso, el más fuerte individuo
lo que ya sería suficientemente serio, sino que también puede ser siempre superada por las de muchos que a
ha ñnido como consecuencia un tipo de ceguera ante las menudo se combinarán, sin más própósito que el de arrui-
realidades a las que corresPonden. En semejante situa- nar la potencia precisamente por obra de su indepen-
ción es siempre tentador introducir nuevas definiciones, dencia peculiar. La casi instintiva hostilidad de los mu'
pero me someta brevemente a la tentación- chos hacia el uno ha sido siempre, desde Platón a Nietz-
'de
lo -aunque
qrre tá trata no es simplemente de una cuestión de sche, atribuida al resentimiento, a la envidia de los dé-
habla áescuidada. Tras la aparente confusión existe una biles respecto del fuerte, pero esta interpretación psico-
firme convicción a cuya luz todas las distinciones serían, lógica yerra. Corresponde a la naturaleza de grupo y cons-
en el mejor de los casos, de importancia menor: la con' tituye su poder para hacer frente a la independencia, pro-
vicción áe que la más crucial cuestión política es, y ha piedad de la potencia individual.
sido siempre, la de ¿Quién manda a Quién? Poder, poten- La Fuerza, gü€ utilizamos en el habla cotidiana como
cia, fuerzá, autoridad y violencia no serían más que pala- sinónimo de violencia, especialmente si la violencia sirve
bras para indicar los medios Por los que el hombre domi- como medio de coacción, debería quedar reservada en
na al hombre; se emplean como sinónimos porque poseen su lenguaje terminológico, a las "fuerzas de la Natura-
la misma función. Sólo después de que se deja de reducir 1s2v, i a la .,fuerza de las circunstancias', (la force des
los asuntos públicos al tema del dominio, aparecerán, choses), esto es, para indicar la energía liberada por movi-
o más bien, ieaparecerán en su auténtica diversidad los mientos físicos o sociales.
datos originaleJ en el terreno de los asuntos humanos. La Autoridad, palabra relativa al más esquivo de estos
Estos datos, en nuestro contexto, pueden ser enume- fenómenos y, por eso, como término, el más frecuente-
rados de la siguiente manera: mente confundido *, puede ser atribuida a las personas
Poder corresponde a la capacidad humana, no sim- --existe algo como autoridad personal, por ejemplo, en
plemente para actuar, sino para actuar concertadamente. la relacióntntre padre e hijo, entre profesor y alumno-
El poder nunca es propiedad de un individuo; pertenece o a las entidades como, por ejemplo, al Senado romano
a un grupo y sigue existiendo mientras que el grupo se (auctoritas in senatu) o a las entidades jerárquicas de
mantenga unido. Cuando decimos de alguien que está la Iglesira (un sacerdote puede otorgar una absolución
oen el poder' nos referimos realmente a que tiene un po- váliia aunque esté borracho). Su característica es el
der de cierto número de personas para actuar en su nom' indiscutible-reconocimiento por aquellos a quienes se les
bre. En el momento en que el grupo, del que el poder pide obedecer; no precisa ni d9 la coacción ni de la per-
se ha originado (potestas in populo¡ sin un pueblo o un iuasión. (Un padre perder su autoridad, bien por
^hijo puede por
grupo no hay poder), desaparec€, (Sü poder" también golpear a un o bien ponerse a discutir con é1,
á"sapu."c". En su acepción corriente, cuando hablamos és áecir, bien por comportarse con él como un tirano o
de un uhombre poderosou o de una (poderosa personali' bien por trataile como a un igual.) Permanecer investido
dado, empleamos la palabra "podern metafóricamente; 66 Existe algo como el Gobierno autoritario, pero ciert¡mente
a la que nos referimos sin metáfora es a <<potencia>. nadatieneencomúnconlatiranía,ladictaduraoeldominio
Potencia designa inequívocamente a algo en una en- iótáútu¡o. Pard" discutir los antecedentes históricos y.el -signi-
tidad singular, individual; es la propiedad inherente a ii"uáá p"fitico del término, véanse mi trabajo -"What is-Autho-
-; Betweerf
;i;tt", q-1ost and Future: Exercises in Political
un objeto o persona y pertenece. a su carácter, que puede valioso estudio
iío"án;, Nueva York, l9ó8 y la primera Parte.del Stuttgart'
demostrarse a sí mismo en relación con otras cosas o con ¡; i<^d HerNz LüsÉ, AucToritás bei Augustirz, 1968'
otras personas, Pero es e-sencialmente independiente de ' con extensa bibliograffa.
rt-
L-+ /
i+o
( ¡, (

de la autoridad exige respeto para la persona o para la sobrevenido en Nueva York, muestra lo que puede suce-
e.ntidad. El mayor enemigo de la autoriáad es, por eso, el der cuando se quiebra la auténtica autoridad en las rela-
desprecio y el más seguro medio de minarl. Iu risa n. ciones sociales hasta el punto de que ya no puede operar
". por su
La Violencia, como ya he dicho, se distingue ni siquiera en su forma derivativa y puramente funcio-
carácter instrumental. Fenomenológicamente istá-próxi- nal. Una avería de escasa importancia en el <Metro>
ma a la potencia, dado que los instrumentos de la vio- puertas de un tren que dejaron de funcionar- de-
le'cia, como todas las demás herramientas, son conce- -las
terminó un grave bloqueo de una línea durante cuatro
bidos y empleados _para multipricar la potencia natural horas, que afectó a más de cincuenta mil pasajeros, por-
hasta que, en Ia última fase áe su deiarrollo, puedan que cuando las autoridades de la red pidieron a los ocu-
sLlstituirla. pantes del tren averiado que lo abandonasen, éstos sim-
Quizá no sea superfluo añadir que estas distinciones, plemente se negaron) u'. Además, nada, como veremos,
aunque en absoluto arbitrarias, difícilmente correspon- iesulta tan corriente como la combinación de violencia y
den a compartimentos estancos del mundo real, del que poder, y nada es menos frecuente como hallarlos en su
sin embargo han sido extraídas. Así el poder institucio- lorma pura y por eso extrema. De aquí no se deduce que
nalizado en comunidades organizadas aparece a menudo la autoridad, el poder y la violencia sean todos lo mismo.
bajo la apariencia de autorüad, exigierrdo .tn reconoci- Pero debe reconocerse que resulta especialmente ten-
miento instantáneo e_ indiscutible; ninguna sociedad po- tador en una discusión sobre lo que es realmente uno de
dría funcionar sin é1. (un pequeño y áislado incidente, los tipos del poder, es decir, el poder del Gobierno, con-
cebir el poder en términos de mando y obediencia e
6? WoLrN y Scsun, en op. cir.,
tienen razón por completo: igualar aií al poder con la violencia. Como en las rela-
ol-as normas son vulneradas porque las autoridaáes univérsita-
rias, los administradores-y los claustros de profesor.t há., p..- 'f .Iorr"t exteriorés y en las cuestiones internas aparece la
dido el respeto de muchos de los estudia¡ites." i violencia como último recurso para mantener intacta
uCuando Ia autoridad abandona, entra el poder.o prtl-i.Áti¿"
"o.r"t-r.,y"r,, la estructura del poder frente a los retos individua-
es- cierto pero, me te-mo, no_completamente en el sentido les enemigo extranjero, el delincuente nativo- pa-
ellos prete¡den que lo
.sea. !g qü" primero penetró en Berkeley",
qrr" -el
rece como si la violencia fuese prerrequisito del poder
fue el poder estudiantil, evidentemente el ines rueite en'caaa y el poder nada más que una fachada, el guante de ter-
campus, simplemente obra de la superioridad en número -áe los
estudiantes. Para romper este poder; Ias autorida¿", ie""rri"r"n
J Liop"lo que, o bien oculta una mano de hierro o resulta-
a la violencia y precisamente porque la universida¿ éi-esenciar- rá pertenecer a un tigre de papel. En un examen más
mente una institución basada en la autoridad y por eso necesi ateito, sin embargo, ésta noción pierde gran parte de
tada de respeto, es por lo que le resulta tan d¡fícil t.utii su plausibilidad. Fara nuestro objetivo, el foso entre la
el poder en términos no violentos. La universidád-."L"rü
a la protección de la policía de la misma manera que sorÍa rr"y
"on teoiía y la realidad queda mejor ilustrado por el fenó-
la Iglesia católica antes de que Ia separación d. ü isl;;;. hacer meno de la revolución.
u ¿.1
_E¡tado
la obligara.a basarsé solamüiá ; H;;;;t;á. du¡z¿ Desde comienzos de siglo, Ios teóricos de la revolu-
no sea mera coincidencia el hecno ción nos han dicho que las posibilidades de la -revolución
crisis de la Iglesia como instituciónde
que las *ár=-ei.rr*
-"oril"ro"""oi¿o
r" ir;t^,
con las más graves c¡isis en la Historia de "l. U;;;;;íaá?, han disminuido significativamente en proporción,a la
única institución secular todavía uasaáa en ta a,rióriá"á.-ürr.* r" creciente capacidad destructiva de las armas a dispo-
v otras.crisis pueden ser atribuidas a la sición excluiiva de los Gobiernos *. La Historia de los
JipiJJO" ¿"1
átomo "obediencia" cryl
_estabilidad era ""r""i"ni.-
supuestamente eterna)), r1-
como Heinrich Bóil señdró..a¡rropósito de Ia'crisis á;l;; n y 29'
üi"ri.r.
nEs wird immer spáte?o, ," Áit_Jt ;""i;;;";;.,'Z'üi"rr, Véase The New York Times' 4 de enero de 1969, pp' 1
I;?:" 6e Así Franz Borkenau, reflexionando sobre la derrota de
la revofución española, declara: "En este tremendo -contraste
148 r19
ii
) )
{
I
N

I últimos setenta años, con su extraordinaria relación de respecto después de todos esos años de lucha inútil err
t
revoluciones victoriosas y fracasadas, nos cuenta algo Viánam, donie durante mucho tiempo, antes de. obtencr
muy diferente. ¿Estaban locos quienes se alzaron contra ,-r.ru -uri*ra ayuda rusa, el Frente Nacional de Liberación
tan abrumadoras probabilidades? Y, al margen de los luchó contra nosotros con armas fabricadas en los Es-
e.lemplos de éxitos totales. ¿Cómo pueden ser explrcados iuaot Unidos.) Sólo después de que haya sucedido esto'
incluio los éxitos temporales? La realidad es que el foso cuando la desintegración del Gobierno haya permitido a
entre los medios de violencia poseídos por el Estado y los rebeld", ellos mismos, puede hablarse de un
los que el pueblo puede obtener, desde botellas de cer- .,alzamiento "t-uire
armado>, Qü€ a menudo no llega a producir-
veza a cócteles Molotov v pistolas- ha sido siempre tan se o sobreviene cuandb ya no es necesario' Donde las
enorme, que los progresos técnicos apenas significan una órdenes no son ya obedecidas, los medios de violencia
diferencia. Las instrucciones de los textos relativos a ya no tienen ninguna utilidad; y la cuestión de esta obc-
ocómo hacer una revoluciónr, en una progresión paso a áiencia no es dácidida por la relación mando-obedien-
paso desde el disentimiento a la conspiración, desde la re- cia sino por la opinión y, desde luego, por el númerrr
sistencia a la rebelión armada, se hallan unánimemente de quienés la comparten. Todo depende del. poder que
basados en la errónea noción de que las revoluciones son hayá tras Ia violenóia. El repentino y dramát-ico derrum-
*realizadaso. En un contexto de violencia contra violen- baí¡iento del poder q.r" ".t.rncia lal revoluciones revel¿r
cia la superioridad del Gobierno ha sido siempre abso- en un relámpágo cóáo la obediencia civil -a las leyes'
luta pero esta superioridad existe sólo mientras perma- tot áitig"ttt"^t i las instituciones- no es nada más que
nezca intacta la estructura de poder del Gobierno --€s la manifestacién exterior de apoyo y asentimiento'
decir, mientras que las órdenes sean obedecidas y el F,jér- Donde el poder se ha desintegrado, las revolu-ciones
cito o las fuerzás de policía estén dispuestos a emplear r" *i"u" poribl"", si bien no necesariamente' Sabemos
sus armas. Cuando ya no sucede así, la situación cam- de muchos ejemplos de regímenes- profundamente.l*po-
bia de forma abrupta. No sólo la rebelión no es sofocada, tentes a los que ie les ha fermitido continuar existiendo
durante largoi períodos de tiempo -bien porque no
exis-
sino que las mismas arrnas cambian de manos veces,
-a
como acaeció durante la revolución húngara, en el espa- tía nadie que pusiera a prueba-su potencia y revelara str

cio de unas pocas horas-. (Deberíamos saber algo al debilidad, bien porque fueron lo suficientemente atortu-
nados como para no aventurarse en una gue-rra y sufrir
¡

i. d"ttot". La desintegración a menudo sólo se torna


con las revoluciones anteriores queda reflejado un hecho. Antes e incluso en-
de estos últimos años, la contrarrevolución habitualmente de- manifiesta en un enfrátamiento directo; un
pendía del apoyo de las potencias reaccionarias que eran téc' iá"""", cuando el poder está ya en la calle, se necesita
que
nica e inteleciuálmente inferiores a las fuerzas de la revolución. ;;; de hombr"i pr"pu."dós para tal eventualidad
Esto ha cambiado con el advenimiento del fascismo. Ahora cada ;;;;jr páá.. y árrr-. su-responsabilidad' Hemos sido
revolución sufrirá probablemente el ataque de la más moderna, "t"
más eficiente y más implacable maquinaria qr¿e exista. . Esto" recientemente testigos del heciro de que haya bastado
significa que ya ha pasado la época de las revoluciones libres de relativamente pacífica y esencialmente no
ilii
eválucionár ségún sus propias leyes." Esto fue escrito hace más ""u-."b.lión
',rioi"rrr. de los estudiantes fianceses para revelar-la vul-
ii de treinta a¡oé (The Spanish Cockpit, Londres, 1937; Ann Arbor, .rlruUiti¿td de todo el sistema político, que se desinte-
1963, pp. 288-289) y es ahora citado con apropación por Gromsky
6p. ó¡i., p. 310). Cree que la intervención americana y, francesa n.¿ .¿oi¿amente ante las sorpróndidas miradas de los
-i;;";;r"Ü;iJ"..
en la guerra civjl del Vietnam confirma el acierto de la Predic- sin saberlo ló habian puesto aprueba;
ción dé Borkenau sreemPlazando al "fascismo"- por el "impe- i;;;ü;. exclusivamente de retar al osificado sistema uni-
rialismo liberal"". Pienso que este eje4plo sirve más bien para nersitario y se vino abajo el sistema del poder guberna-
demostrai lo opuesto.
151.
150
(

mental junto con las burocracias de los grandes parti-


Qqs sorte de désíntegration de touíes iii- rr¡¿ror- más tiene suficiente poder como para emplear la violen-
-un¿
chiesTo. Fue el típico .uro J. una situación revoruciona- cia con éxito. Por eso, en las cuestiones internas, la vio-
ria'r que no evolucionó hasta llegar a ser una revorución lencia funciona como el último recurso del poder contra
los delincuentes o rebeldes contra los indi-
porque no había nadie, y menos que nadie los estudian- -esadecir,
tes, que estuviera preparado para -asumir el poder viduos singulares que se niegan ser superados por el
responsabilidades que-supone. Nadie, exceptoi á"rá.
y las consenso de la mayoría. Y por lo que se refiere a la
1"._ guerra, ya hemos visto en Vietnam cómo una enonne
go, De Gaulle. Nada fue más característico de
dad de la situació_n como su apelació; ;i E,¡?üro, la serie- superioridad en los medios de la violencia puede tor-
viaje para ver a Massu ,r, narse desvalida si se enfrenta con un oponente mal equi-
_y a los^ generales en"Alemania, pado pero bien organizado, que es mucho más poderoso.
una marcha a Canossa. (si es q.rJérta lo fr"), .-lrrgu.
por lo que había sucedido unoi años antes. féro Esta lección, en realidad, puede aprenderse de la guerra
buscaba y obtuvo fue apoyo, no oLediencia y
lo qrre de guerrillas, al menos tan antigua como la derrota en
;"
no fueron órdenes sino-cóncesiones r'. si ras" o1á""", -"dio" España de los hasta entonces invencibles ejércitos de
rr..- Napoleón.
bieran basrado, jamás habría t"rriao q". .átit ?-.'-pr.i".
Nunca ha existido un Gobirno exchisirram"rrte busado Pasemos por un momento al lenguaje conceptual: el
en los medios de la violencia. fncluso el poder corresponde a la esencia de todos los Gobiernos,
di;ig;;;e ttah_
tario, cuyo principar instrumento de domini;;, pero no así la violencia. La violencia es por naturaleza,
tura, necesita un poder básico _la policí, secr"t.h tor- instrumental; como todos los medios siempre precisa de
red de informadores-. sóro el desarrbilo ¿" ror-soldaaos y su una guía y una justificación hasta lograr el fin que persi-
robots, que he mencionado anteriormente, gue. Y lo que necesita justificación por algo, no puede ser
eliminaría el la esencia de nada. El fin de la guerra concebido
humano por c.ompl"to- y, pe.mitiendo q;";;
l:^r::
Dre pudrera, con oprimir un botón, destruir
h"__ en su doble significado- es la paz o la-fin victoria; pero
ló que él qui-\ a la pregunta. ¿Y cuál es el fin de la pú?, no hay res-
siera, cambiaría esta influencia f""¿r-"rrt"l
sobre la violencia. rncruso el más áespótico
i; ;"il;a Puesta. La paz es un absoluto, aunque en la Historia que
conocemos, el del amo sobre los
dominii que conocemos los períodos de guerra hayan sido siempre
le superarán en número, no descans. "ról.rror,
q"" ,i*p." más prolongados que los períodos de paz. El poder per-
.rr ll J*p".ria.a tenece a la misma categoría; €s, como dicen,
de los medios de coacción como tales, sino fin
en una supe-
rior organización del-po_der, en la solidarlJal".gJ-rü"¿. en sí mismor'. (Esto, desde luego, no es negar "un que los
Gobiernos realicen políticas y empleen su poder para
tgos ". Un soló homb.. ,i" upoyo a" 3rr", :"- lograr objetivos prescritos. Pero la estructura del poder
70 R.ly¡¡o¡ro AnoN, "t
a La Révolution introuvable, 196g, p. 41. en sí mismo precede y sobrevive a todos los objetos, de
Sr¡pHsN SpENn¡n, op. cit., o t¿, áiri"r,t.i-;i.-ñ; forma que el poder, lejos de constituir los medios para
tanto más aparenre que la situáción' .""oi""io.r".i! r'esulto
revolucionaria'n pus¿i ser <diffcil p¿".ur
ir"'"ii" ""
un fin, es realmente la verdadera condición que permite
una revolución cuando... todo el hundo que'se está iniciando a un grupo de personas pensar y actuar en téiminos de
;;r.*
humor' pero esto es lo qul i"""a.'trátitualmente á" t""-'t"r" categorías medios-fin.) Y como el Gobierno es esencial-
de Ias revoluciones al cómienzo
¡i-;;;;*tasis primitivo de fra-- mente poder organizado e institucionalizado, la pregun-
ternidad. -durinre ta: ¿Cuál es el fin del Gobierno?, tampoco tiene mucho
?2 Véase apéndice
73 En la antisua XII. sentido. La respuesta será, o bien la. que cabría dar por
Grecia,.esa_organización
cuyo.mérito priñcipar, ,"d,i"1""3¡;;;;:'.." de poder era la polis,
nciudadanos áctuai como protectores eI de permitir a los clavos y criminales para que ningún ciudadanó pudiera morir de
recíproco's contra los es- muerte violenta¡ (Gerón, IV, 3).
- 152
' 153-
¿t .
iF.
i
LI ) )
'ii

sentada a los hombres vivir juntos- o bien te no violenta del pueblo checoslovaco es un ejemplo clá'
-permitir
peligrosamente utópica la felicidad, o rea- sico de enfrentamiento de violencia y poder en sus estar
-promover
lizar una sociedad sin clases o cualquier otro ideal no dos puros. En tal caso, el dominio es difícil de alcanzar,
político, que si se examinara seriamente se advertiría que si bien no resulta imposible conseguirlo. La violencia'
sólo podía conducir a algún tipo de tiranía. es preciso recordarlo, no depende del número o de las
El poder no necesita justificación, siendo como es opiniones, sino de los instrumentos, y los instrumentol
inherente a la verdadera existencia de las comunidades ¿L ta violencia, como ya he dicho antes, a-l igual quq
políticas; lo que necesita es legitimidad. El empleo de todas las herramientas, aumentan y multiplican la po'
estas dos palabras como sinónimo no es menos desorien- tencia humana. Los que se oponen a la violencia con el
tador y perturbador que la corriente ecuación de obe- simple poder pronto descubrirán gu9 se enfrentan no
diencia y apoyo. El poder surge allí donde las personas con- horirbt"t iitto con artefactos de los hombres, cuya
se juntan y actúan concertadamente, pero deriva su le- inhumanidad y eficacia destructiva aumenta en propor:
gitimidad de Ia reunión inicial más que de cualquier ción a la disáncia que separa a los opone-ntes' La vio-
acción que pueda seguir a ésta. La legitimidad, cuando lencia puede siemprl desfruir al p-oder; del cañón de
se ve desafiada, se basa en una apelación al pasado mien- un arm^a brotan lás órdenes más eficaces que determi'
tras que la justificación se refiere a un fin que se en- nan la más instantánea y perfecta obediencia' Lo que
cuentra en el futuro. La violencia puede ser justificable nunca podrá brotar de ahí es el poder'
pero nunca será legítima. Su iustificación pierde plausi- En un choque frontal entre la violencia y el poder el
bilidad cuanto más se aleja en el futuro el fin propuesto. resultado es difícilmente dudoso. Si la enormemente po-
Nadie discute el uso de la violencia en defensa propia ¿"r"r. y eficaz estrategia de resistencia no violenta de
diferente
porque el peligro no sólo resulta claro sino que es actual Gandhi se hubiera enfréntado con un enemigo
y el fin que justifica los medios es inmediato. Rusia de Stalin, la Alemania de Hitler, incluso el
Poder y violencia, aunque son distintos fenómenos, -la
Japón de la preguerra, er:, vez de enfrentarse con Ingla-
normalmente aparecen iuntos. Siempre que se combinan terra-, el dáseñlace no hubiera sido la descolonización
el poder es, ya sabemos, el factor primario y predominan- sino la m atanza y la sumisión. Sin emba,rgo' Inglaterra
te. La situación, sin embargo, es enteramente diferents en la India y Fráncia en Argelia tenían buenas razones
cuando tratamos con ambos en su estado puro para e¡ercer la coacción. El áominio por.la pura violen-
por ejemplo, sucede cuando se produce una invasión -como, cia entra en juego allí donde se está perdiendo el poder;
v ocupación extranieras-. Hemos visto que Ia ecuación y precisamente la disminución de poder del .Gobterno
de la violencia con el poder se basa en la concepción del ruio y exteriormente- se tornó manitiesta en
Gobierno como dominio de un hombre sobre otros hom- su (<solución" del problema checoslovaco' de la misma
-interior
bres por medio de la violencia. Si un conquistador ex- ;";; q;e ta disminución de poder del imperialismo
tranjero se enfrenta con un Gobierno impotente v con europeo ie tornó manifiesta en la alternativa entre des-
una nación no acostumbrada al ejelcicio del poder po- colonización y matanza. Reemplazar al poder por la vio-
fítico, será fácil para él conseguir scmeiante dominio. lencia puede significar la victoria, pero el precio resulta
En todos los demás casos las dificultades serán muv *ry eie',rado, po.qr. no sólo Io pagan los vencidos;
grandes v el ocupante invasor tratará inmediatamente dc tu*bi¿., lo pagan l^os vencedores en términos de su pro-
cstablecer Gobiernos
"Quislins", es decir, de hallar una pio póder. É.tó es especialmente cierto allí donde el ven-
base de'poder nativo qrr" upou" str dominio. El choque ."d". disfruta interiórmente de las bendiciones del Go-
frontal entre los tanques rusos y la rgsistencia totalmen- bierno constitucional. Henry Steele -Commager tiene en-
- l<l
tJa " l5-5
( 'l

teramente la razón al decir: <si destruimos


dial y destruimos la paz *""¿i"iáebemos el orden mt¡n- Gobierno que llega a existir cuando la violencia, tras ha-
te subvertir y destruii primero nuestras
inevitablemen- ber destruido todo poder, no abdica sino que, por el con-
propias institucio- trario, sigue ejerciendo un completo control. Se ha adver-
nes políticas,,',. El muy temido efecto
á" É""_..."L a"f tido a mettudo que la eficacia del terror depende casi
"gobierno de las .arus-iometidas,, (i;;Jó.;;;i.?ü* enteramente del grado de atomización social. Todo tipo
gobierno doméstico durante tu imperiañá-"igrriri-"r de oposición org-anizada ha de desaparecer a-ntes de
caba que el dominio por la ".u .r, l"¡ur,u, ii!r.u" que pueda desenóadenarse con toda su fuerza el terror'
acabaría por afectar-ál gobierr; "iál"rrcia
á; il;i.;;;;; qr" r"
última <<raza sometidao ieria la-d" to, Esta atomización palabra vergonzosamente pálida
EI reciente ataque €on gas en el campus
mismos ingleses. y académica para -unael horior que supone- es mantenida
de no sólo se empleó gZ, ú.ri*ág"no, sino
de nerk"l-$, don_ é intensificadi merced a la ubicuidad del informador,
gas también otro que puede ser literalmente omnipresente porque ya no
iiegal lor la CorivenciOn de Ginebra y a de la po'
"declarado
empleado por el p'jercito pa; áirp".r", grr".;illá, is simplemente un agente -ualquier
profesional sueldo
licía, iino potencialmente persona con !3 q"'
fue ianzado los soldados de ", un Estado
Nacional equipados-i""tr""
Xi"tt?.-",-que
truardra la uno establázca contacto. Cómo se establece
con máscaras
pedía¡ que nadie <escapara de la zona gaseadarr, antigás im- policial completamente desarrollado y cómo funciona --o
excelente ejem-plo de esie f""OÁ"""
es un más bien cómo nada funciona allí donde existe ese ré-
qlcno a menudo que la impotencia de oreacción,,. 5s ¡¿ gimen-, puede conocerse a través de la lectura de EI
Y psicológicamente esto es cbmpletamente
engendra la violencia lrimer Círcuto de Aleksandr I. Solzhenitsyn, que queda-
por lo que se refiere a las- p.Á""á. que cierto, al menos rá como una de las obras maestras de la literatura del si-
tencia natural,
posean una po_ glo xx y que contiene ciertamente la mejor documenta-
-moral o física.
.
políticamente hablándo ói¿n sot.J el régimen de Stalin'u. La diferencia decisiva
ro clerto es que Ia pérdida de poder se convierte en una entre la dominaóiótt totulitaria basada en el terror y las
1911ac!On para reemplazar al pbder por la violencia __en tiranías y dictaduras, establecidas por la violencia, es
l9ó8, durante la celebració" ¿"lu-ó"nvención
en. Chicago, pudimos contemplar
Demócrata que la piimera se vuelve no sólo contra sus enemigos,
este proceso por televi_ sino también contra sus amigos y auxiliares, temerosa
sión "; y que Ia violenciu *l"Ll ;;;El.iy"'"ri'i*_ de todo poder, incluso del poder de sus amigos. El clí-
potencia. Donde Ia violencia"r, ya"ino és apoyada y su¡etada max del terror se alcanza óuando el Estado policial co'
por el poder se ve¡ifica ra bÉn cánocida
e-stimación de medios y fines. Los medios,
inversión en ra mienza a devorar a sus propios hijos, cuando el ejecutor
destrucción, ahora determina;;i i;,-";; -ü *.Jio, a" de ayer se convierte en Ia víctima de hoy. Y éste es tam-
Ios
cia de que el fin será la destruccián de toao ;;;;;;."- bién el momento en el que el poder desaparece por com'
poá"..
En situación alguna es más evidente er factor autode- pleto. Existen ahora muchas éxplicaciones plausibles de
rrotante de la victoria de la violencia cpmo en la- desestalinización de Rusia: ninguna, creo, tan con-
del tei¡or para mant"""r'rr.ru-áoJnacion cuyos el empleo tundente como la de que los funcionarios stalinistas lle-
cos éxitos y eventuales fracasos conocemos, fantásti- garan a comprender Que una continuación del Régimen
que cualquier generación anterior a
quizá mejor óonduciría, nó a una insurrección, contra la que el terror
la nuest.?.- gi.l"r.". es desde luego la mejor salvaguarda, sino a la parálisis
no es lo mismo que la violencia; -es, más
bien, Ia forma de de todo el paÍs.
,7-
Para resumir: políticamente hablando, es insuficiente
,..t* 6_o9ur We Limit presiGntial Power?", en The New Repu-
ouc, de abril de 196g. decir que poder y violencia nb sqn la misma cosa' El
7s Véase apenaióe -Xtf
t. ?6 Véase apéndice XIV.

15ó r57
)

poder y la violencia son opuestos; donde uno dornina


absolutamente falta el otro. La violencia aparece donde el
poder está en peligro pero, confiada a su propio impulso
acaba por hacer desaparecer al poder. Esto implica que
no es correcto pensar que lo opuesto de la violencia es
la no violencia; hablar de un poder no violento cons-
tituye en realidad una redundancia. La violencia puede
destruir al poder; es absolutamente incapaz de criarlo.
La gran fe de Hegel y de Marz en su dialéctico ..poder
de negacióno, en virtud del cual los opuestos no se
destruyen sino que se desarrollan mutuamente porque III
las contradicciones promueven y no paralizan el des-
arrollo, se basa en un prejuicio filosófico mucho más
antiguo: el que señala que el mal no es más que un
modus privativo del bien, que el bien puede pioceder Debe parecer presuntuoso hablar en estos términos
del mal; que, en suma, el mal no es máJ que una mani- sobre la iraturaleia y las causas de la violencia, cuando
festación temporal de un bien todavía oculto. Tales opi- ríos de dinero de las fundaciones van a parar a diver-
niones acreditadas por el tiempo se han tornado peligro- sos proyectos de investigación social, cuando ya se ha
sas. Son compartidas por muchos que nunca han oído publicaáo un diluvio de libros sobre la materia, cuando
hablar de Hegel o de i,Iarx, por la iimple razón de que tientíficos eminentes fisiólogos, estólogos y
-biólogos,
zoólogos- han participado e.t ,rn- esfuerzo general por
inspiran esperanza y barren el temor traicionera
-una temor-.
esperanza empleada para barrer un legítimo resol'ier el uenigma,, de la agresividad del comportamien-
Y al decir esto no pretendo igualar a la violencia con el to humano y cuando, incluso, ha surgido una ciencia de
mal; sólo quiero recalcar que la violencia no puede de- nuevo cuno, denominada .,polemología'' Puedo aducir'
rivarse de su opuesto, que es el poder y que, para com- sin embargo, dos excusas.
prender cómo es, tendremos que examinai sui raíces y En primer lugar, aunque me parece fascinante gran
naturaleza. parte del trabajo d" lot zoólogos, no consigo, ver cómo
puede aplicarse a nuestro problema' Para saber que la
g.trt" luchará por su patria, no creo que necesitásemos
Iorro.., los initintos iel <territorialismo de grupo"que de
las hormigas, los peces y los monos; y para conocer
el hacinamiento oiigittu- irritación y agresividad' no creo
q,ré-n"."titásemos éxperimentar con ratas' Habría bas'
tado con pasar un día en los ba.rrios miserables de- cual-
quier gran ciudad. Me sorprende y a veces me encanta
u.. qt-" algunos animales ie compottan como hombres;
no puedo áiscernir cómo esa conducta puede servir para -
¡usiificar o para condenar elqué comportamiento humano'
se nos exige (recono'
Ño consigo óo*p."nder por
;;; á"; .T ho.ttbi. s. cor,árrce Ltt gtan manera corño las
.rp".i", territoriales de grrpoo, en vez de decirnos lo
153 l)v
l
lr;i
| ;l:
i 'l' )
ir
I

estado moral e intelectual de la sociedad que se requiera tanto paración con el ensayo de Andrei D. Sajarov muestra cuán mucho
valor para hablar con sentido común sobre estas cuestiones! ..,ás tacil resulta deiprenderse de teorías y slogans desgastados
Aún más aterradora es la perspectiva completamente probable a aquellos que examinan el .capitalismo> desde la perspectiva
de que dentro de cinco o diez años, esa .educación, en swahili de los desastrosos experimentos del Este.
(una clase de jerga del siglo xIX, hablada por los traficantes
árabes en marfil y en esclavos, híbrida mezcla de un dialecto
bantú con un enorme vocabulario de términos tomados del árabe; XI, e l.l ¡¡ote ó2, or re PAc. 143
véase la Encyclopaedia Britannica, 1961), en literatura africana
y en otros temas inexistentes, será interpretada como otra tram- Las sanciones de las leyes, que, sin embargo, no constituyen
pa del hombre blanco para impedir que los negros adquieran una su esencia, están dirigidai confra los ciudadanos que, sin reti-
adecuada educación. rarles su apoyo lograr una excepción en su propio
-delean
favor; el laárén sigue esperañdo que el Gobierno protegerá su
recieátemente adqulrida iropiedad. Se ha advertido que en los
IX, e u NorA 3ó, ne m pÁc. l2E pri*".ot sistemai legalei nb existían sanciones de ningún gé
nero. (Véase JouveneI, op. cit', p' 276). El castigo p-ara-quien
El <Manifiesto> de James Forman (adoptado por la Conferen- violaba la ley era la expulsiÓn o proscripción; al -vio-lar la ley'
cia nacional de Desarrollo Económico Negro), al que me he el delincuentL se había colocado él mismo fuera de la comuni'
referido antes, y que presentó a las Iglesias y Sinagogas qsólo dad constituida por ésta.
como el comienzo de la reparación que nos es debida a quienes Passerin d'Eniréves (op. cit., pp' 128 y ss.), tomando en cuen-
hemos sido explotados y degradados, embrutecidos, asesinados ta <(la complejidad
- de la iey, incluso la de la ley del Estadou, ha
v perseguidos), aparece como un ejemplo clásico de tales fútiles ,éñuludo qle uhay desde iuego leyes que son "directivas" más
streños. Según éste, <se deduce de las leyes de la revolución que á.r" "l-p"iativas';, que son ;aceptadas" más que "impuestas"
serán los más oprimidos quienes harán la revolucióno cuyo y a,tyut
"'sanciones" no consisten necesariamente en el posible
t bjetivo último es que .debemos asumir la jefatura y el con- úro á. la fuerza por parte del "soberano"'. Ha comparado -tales
trol total... de todo lo que existe dentro de los Estados Unidos. leyes con .las reglas de un juego, o. las de mi club, o las de la
Ya ha pasado la época en que éramos los segundos en el mando Igtesia". Las acato (porque para mí,-.a-diferencia de otros con-
y en la que el chico blanco figuraba a la cabezar. Para lograr ciudadanos míos, estas reglas son "válidas"".
csta inversión será preciso "utilizar cualesquiera métodos que Creo que la comparación de Passerin d'Entréves de la ley
sean necesarios, incluyendo el empleo de la fuerza y el poder con las oieglas válidás del juegoo puede ser llevada más lejos'
de las armas para derribar al colonizador". Y mientras que é1, Porque la clave de estas reglas no es que yo me someta a ellas
en nombre de la comunidad (que, desde luego, en manera alguna, volu-ntariamente o reconozca teóricamente su validez, sino que,
le secunda), "declara la guerrar, se niega a (compartirpl poder en la práctica, yo no puedo participar en el juego a me-nos que
con los blancos" y exige que "los blancos de este paÍs... consien- las acite; mi motivo para la aceptación es mi deseo de jugar
tan en aceptar la jefatura negra>, al mismó tiempo apela oa u los hombres existen sólo en pluralidad, mi deseo de
t<¡dos los cristianos y judios para que practiquen la paciencia, "o*oes idéntico a mi deseo de vivir. Cada hombre nace en
irrear
la tolerancia, la comprensión y la no violencia> durante el pe- ú.tá .o-,rttidad con leyes preexistentes que "obedeceD en primer
ríodo que pueda ser necesario que pueda tra-
-<noel importa
t¿rrse de mil años"- para conquistar poder.
lusar porque no hay para él otra forma de participar en el gran
iuéeo del mundo. Yo puedo desear cambiar las reglas del juego,
iá.ño ¿"s"a el revolucionario o lograr una excePción para mí,
como-hace el delincuente; Pero negarlas en principio no signi-
A r./r NorA 40, u pÁc. 131 fica mera udesobedienciat sino la negativa a entrar en la comu-
-oe nidad humana. El dilema corriente -o bien la'ley es absolu-
Jürgen Habermas, uno de los más profundos e inteligentes tamente válida y Por eso precisa Para su legitimación un legisla-
estudiosos de las ciencias sociales en Alemania, es un büen ejem- dor inmortal y divino, o bien la ley es simplemente una orden que
plo de las dificultades que estos marxislas o ex-marxistas fi- no tiene tras de sÍ más que el monopolio estatal de la violencia-
cuentran al separarse de cualquier parte de la obra del maestro. es una quimera. Todas las leyes son n"directivas" más que "im-
En su reciente Technik und Wissenschft als "Ideologie" (Franc- perativai"o. Dirigen la comunicación humana como las reglas
lbrt, l9ó8) señala varias veces que -(ciertas categorías claves de la bi.ig"r, el juego. Y la garantÍa última_'de su validez está conte-
teorÍa de Mar.t, principalmente, la lucha y la ideologfa de clases, nidi en la antigua máxima romana Pacta'sunt servanda'
ya no pueden ser aplicadas sin esfuerzo (umstandlos)". Una com-

t94'" 19s
en ningún lugar ha alcanzado proporciones tan alarmantes oomo
XII, e La NorA 72, oe LA pÁc. 152
en Amlrica. En Parfs, por ejemplo, Ia proporción -d9 delitos re
sueltos descendió de uri 62 fror 100 en 1967, a un 5ó-por 100 en
Existe alguna.controversia sobre l9ó8; en Alemania, de r¡n lii Wr lü) en 1954 a un 522 por 100
el objetivo de la visita de en Suecia resultaroir resueltos en 19ó7 el 41 por 100
.n ígCZ; y-los
,"t:-',?"*[it.*;:*'¿l"T"t*j"Jt"'imienios,.'ii,,io,parece de todos delitos (Véase <Deutsche Polizei', en Der Spiegel,
o ru e a ren u ác je; ; ;l; i".*". j
Í:
cir i á iri t
Salan' resreso ¿. siaá"Ií;;il;q" {X-fi J""fi:L*:":tÍi,,,:
-"Biár,"I"iu"r,"roy, 7 de abril de 1967).
a veces ilamado ner rortura-doi á. -arg"rirr. a"i-¡.I;'i;iá""'
mucho acerca o:,^I3:-
"r
pensar que Ia reciente ".!t.i""i"i-.s. se siente la tentación "ub.rr. XIV, I uI NorrA 7ó, os LA PÁc. 157
reñabilitaciz" ar péi"i"-, ;;."-;;; de
cado como er glorifi_
'vencedo. ¿. ü.iá.ir''i,.t" que
la increÍble y ruidósam""-,.'"ruiü'iéchraciónes más importante, Solzhenitsyn muestra con detalles concretos cómo resultaron
de frustrados pór los métodos de Stalin los intentos de realizar un
med¡atamente después de su
iáior"o, culpando alDepartido
munista de lo qué ros i..r,.ls;;';i;""
G-aure in_ desarrollo éconómico racional. Espero que este libro acabará
á¡ro.u-rá Zrii"^"rtr,
co_ con el mito de que el terror y hl enormes pérdidas - en vidas
parte
lu:.gn podrÍa der.trato. humanas fueron il precio que- hubo que pagar por,-la -rápida
uoorerno -Dios sate-q]i.^.1 Gi;; ;;;.;;:
haber formuraáó que et industrialización del país. Ei progreso rápido fue realizado_ tras
áf -r,".t¡ao comunista y a los
i;;;j:..r"r seria er de que les faliá po.. para imped ir tes événe- la muerte de Stalin,-y lo que eé sorprendente en la Rusia de
hoy, es que el país siga atiasado en comparación -no sólo-.con
Occidente, sino también con la mayoría de los paÍses satél¡tes.
En Rusia no parece existir mucha ilusión al respecto, -si es que
XIII, ¡ LA NorA 25, oe re pÁc. 15ó queda alguna. Las generaciones más jóvenes, especialmente la
de los ,teferanos dela segunda guerra-mundial, saben 11uy bien
Sería interesante saber si-, y
hasta que sólo un milagro salvé a Rulia de la derrota en 1941 y que
porción de delitos no resueitór. !]!_erado,
."-!qlrp-uT3
la-creciente pro- eie milagro fue el hecho brutal de que el enemigo r9s llt¿¡¿ ttt
conocido y espectacula. .ié"i_i.;"-á: no sólo con el bien aún peor- que el dictador nativo. Lo que alteró la balanza fue
también con un aerinido-au-m."ii'á"*iu delitos-. perpetrados, sino q.re Lt terror policiaco quedara abatiáo por la presión de la
un rnrorme recientemente puulicá¿ól brutalidad de la policía. situación de emergencia iacional; las gentes, entregadas a ellas
i
mismas, pudieron -volver a reunirse y á generar P!de1 suficiente
:?;,í!{,"i,r#iüi¡{B":.Énf.frITi jkia'iüürrjí,1tiJíí para deriotar al invasor extranjero. Cuando los hombres regre'
::3"jo: delitos quedan -.ñ;;;# saban de los campos de prisioneios de guerra o de su servicio en
señarados l"""ceraao -por'üütHrJ las tropas de ocupación éran enviados inmediatamente, y por lar'
:l sy.r.na.rio "ó-á
que la resolución;;; ü;i s::'H:lx,"* 3i gos añbs, a campos de trabajo y de concentración Para que se
i ü; I p;i tió ffi if i$ ff f ,r,Til:, iompieran en ellbs los hábitós de la libertad. Es precisamente
-
;en ! { á".u,,-ü
i ,

esta geDeración, que probó la libertad durante la guerra y el


r ó'o
de- todos los delitos "" {cancelados
lor
r
i i"ü
solo el 75 por 100 llegan .son -ñ-t,,U"qnares,_detenciónr, y dé éstos terroi posterior, lá qug está desafiando la tiranía del presente
ou por I0o de los acusido, ;- en donde sóIo un Régimen.
tas probabilidades u rauó.-a.i tu;;;";;it.aor.""r-p"u:üli iJ' .ro,
que resulta solamente áJii""i!",e parecen tan elevadas
natural el
tos' cualesquiera oue.sean aumento de los deli- XV, I r¡ ¡ml 8ó, os lá PAc. 1ó6
rar-de la eficiencia-potieiaca,l"r .u.rr"r"á. la reducción espectacu-
"orrsárrt-.
p1;#;r'd.."te
r,"]:ta.^y.con-ést., r. bóiiuiiia.ii. queer decrive dér poder Nadie en su saño juicio puede creer, como teorizaron reclen-
fi:",Í
¡¡q¡rcr' LoS estudiantes y aument, ,,, ü*r"_
los ot.or *.rrit Jta"ü'"á" i¿"iJ. temente ciertos grupos estu-diantiles alemanes, que sólo cuando
ou_ eI Gobierno ha sldo- forzado <a practicar abiertamente la violen-
¿:lü;.oT"" l%,ff:'""¿;,.n". ;-Ñ ii f iera i aá' Jü,,,? ü",. ¿. ciao seÉn los rebeldes capaces de aluchar contra esta puerca
_Kesulta difÍcil una. comparación con la situación
" r

sociedad (Scheíssgesetlschaft) con medios adecuados para des'


palses por la diferenciltá; I;;;;;iJ, te ,btros truirla> (iita ¿e ber Spieget, 10 de febrero de 1969, p. 30)' Esta
srn embargo' aunoue .'i .rr"a¡rticos empleados. nueva versión vulgarizadi lingiisticamente (aunque apenas- in'
resueltos resulta sér ".."i*i."io"1".,
un-probl.*u
,r,.-ero de delitos no
-*"i-generalizado, telectualmente) deiviejo dispJrate comunista de los años trein-
pafece que ta, según el cual la victoria- del fascismo beneficisa completa'
-' 196
- -Ig7

También podría gustarte