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APDH.
Con mayor o menor conciencia de los riesgos a los que se sometían, ese grupo de
uruguayenses comenzaron a reclamar por la vigencia del estado de derecho, sumando a
familiares que buscaban a sus hijos desaparecidos.
Poca gente sabe que el padre Victor Bonin, párroco de la Inmaculada Concepción, fue el
primer presidente de la APDH local, aunque se alejó cuando su obispo lo retó. Incluso el
acta de fundación (que vemos en pantalla) se firmó en la Casa Parroquial de la
Inmaculada
19 personas firman esa acta. Y la mayoría de ellas ya han fallecido.
Lideradas por esa médica valiente llamada Evelina Pezzani de Signes, fueron pioneras en
empujar el retorno de la democracia. Pese a eso permanecen prácticamente olvidadas,
casi nunca mencionadas en los numerosos (y a veces tan discutibles) usos que se hacen
del pasado.
Entre ellas, que en su mayoría eran mujeres, quiero destacar a Beatriz Harispe de Cané,
Aracely Ré Latorre, Stella Valle de Bonnin, Cacho Matzkin y Bebe Fernández Canavessi.
Entre las primeras tareas estuvo la de comunicarse con familiares de personas
desaparecidas de Concepción del Uruguay para recabar información, que contribuyó a
engrosar la investigación realizada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas, la Conadep creada por el presidente Alfonsín el 15 de diciembre de 1983,
apenas cinco días después de asumir el cargo.
La APDH continuó su labor varios años más. Organizó acciones de apoyo a familias
inundadas, denunció la continuidad del entonces juez federal defensor de la dictadura, así
como violaciones a los derechos humanos en la ciudad, se solidarizó activamente con
sectores afectados en sus derechos –en especial de la clase trabajadora–, hizo un
seguimiento activo de los casos de personas desaparecidas uruguayenses, contuvo y
asesoró a familiares. Por años fue una de las más activas delegaciones del interior de la
APDH, cuando no llegaban a veinte en todo el país. Fue protagonista de la vida social y
política uruguayense en los primeros tiempos de la democracia, hasta que diferencias
internas y personales llevaron a que se diluyera.
Como dije antes, fueron 19 personas las fundadoras y luego se fueron sumando otras,
que fueron muy activas. Pero quiero resumir el recuerdo y el homenaje a todas ellas en la
figura de Evelina. Y para eso quiero terminar leyendo las palabras con que la definió
Beatriz Harispe de Cané, también fundadora de la APDH:
“No obstante ser una médica que atiende ocho horas diarias a sus enfermos dermatosos,
y que recorre cada quince días media provincia para visitar los leprosarios y curar
personalmente a los enfermos, (Evelina) roba horas al sueño para dedicarse a los
derechos humanos. Ella no se quedó en su casa a ver las telenovelas, ni a cuidar el
jardín, porque sabía que estaban ocurriendo cosas feas en el país y aunque no le tocaban
personalmente, se sintió un poco la madre de los torturados y desaparecidos y se enroló
en la causa del pueblo”.
El informe completo pueden leerlo en Miércoles Digital, allí se cuenta esa historia reciente
y se honra la memoria de quienes pusieron el cuerpo para empujar el retorno de la
democracia.
Epigrafes
- Aracely Ré Latorre.