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presuntuosa intención de descubrir lo que, incluso, a día de hoy,no parece estar del todo
claro, pero me encuentro en una situación parecida a la del psicoanalista francés, porque
trato de demostrar que la ciudad actúa y se articula como la mente, es, en suma, como el
inconsciente. Pero, francamente, dudo mucho que pueda conveceros, así que dejadme
que me consuele con el ejemplo de Lacán ante los desconfiados y que esa identificación
Lacan, retomando las ideas de su maestro, trata de acercar el gran enigma del
ser a la realidad de los ciudadanos y enuncia una frase que será un hito en el análisis
estructural de la ciudad como organismo, como ente pensante por sí mismo: “El
urbe como objeto por determinar. Pero, ¿Qué relación puede existir pues entre uno y
otro término? Examinemos primero el inconsciente: “La pregunta que nos plantea la
naturaleza del inconsciente es, en pocas palabras, que algo piensa todo el tiempo [...] y
que lo que piensa está sustraído de la conciencia”. Tomemos ahora las palabras de
Lacán acerca de la ciudad y luego, démosle forma, desdeun punto de vista psicocrítico:
“Era temprano esa mañana cuando preparaba este pequeño discurso para ustedes. Por la
ventana podía ver Baltimore y era un instante muy interesante, todavía no había
naturalmente había una fuerte circulación y consideré que todo lo que podía ver,
activamente pensantes, pero allí el roll jugado por los sujetos no era totalmente claro. La
sujeto. Es necesario plantear el sujeto como objeto perdido”. Hasta aquí es posible que
desconocen su función dentro del gran núcleo que es la ciudad. Sin embargo, Lacan
propone al sujeto como objeto perdido, sin darse cuenta de que se contradice a sí
una casa de vecinos con un portero que se encarga de todo y unos inquilinos que entran
y salen de sus viviendas como locos. Por tanto, Lacan y César Antonio son los porteros
que se encargan de abrir y cerrar las puertas, de administrar la vida de los habitantes.
Observan su ir y venir desde la barrera, excluyéndose del grupo para poder examinar
desde la distancia, son, por tanto, los sujetos pensantes que organizan al colectivo, los
que contemplan la ciudad desde las alturas, porque tienen las llaves de la urbe.
Creo que para poder dar forma a estas consideraciones es preciso primero que
entendamos que toda la literatura de ciudad implica un concepto anejo ala literatura de
viajes. No se trata de que las memorias de ficción que me ocupan sea un modelo al que
necesariamente la idea de viaje, por más estática que ésta sea su visión de la urbe, ya
que, en cualquier caso, la idea de ciudad depende del sujeto que la piensa y, dicho
sujeto, puede, o bien trasladarse físicamente por la ciudad o bien hacerlo desde un punto
cualquier caso de la opción del que la observa, la percibe o la padece y de sus relaciones
psíquicas entre individuo y medio, sujetas, por necesidad a la memoria y el recuerdo que
del obejeto descrito se tiene. Walter Benjamín, decía que no se conoce una ciudad, hasta
que no se la ha cruzado desde los cuatro puntos cardinales y tomando como base dud
notas de Moscú llega a la conclusión de que hay cuatro tipos de ciudad sujetos a cuatro
punto que, aunque somete la idea de viaje a un estancamiento físico, no obstante supone
ciudad como pantalla, está claro que la conciencia del sujeto en su ejercicio recordatario
este punto creo necesario que para una mjeor comprensión de mi tesis se lea el texto
cesarantoniano: 26. Estácalro que se trata de una cuestión de suplantación y todo lo que
ella implica, sobre la actual orillamar, puede aplicar la memoria y desenterra demanra
arqueológica, los restos de épocas que se superponen de manera sucesiva. Son las ruinas
de la memoria. Las ruinas del mundo y la civilización: lo que Freud vio como la ciudad
Igual que la vida anímica no puede sepultar nada de lo que una vez seformó, todo se
conserva de algún modo y puede ser traído a la luz en las circunstacias adecuadas. Pero
“Y para producir una u otra de esas visiones, acaso bastaría con que el observador –
perspectiva (de atrás adelante). Espacio y tiempo, respecto del ser pensante. Es Evidente
que no tiene sentido seguir urdiendo esta fantasía, nos lleva a lo irrepresentable y aún a
teimpo emocinal-mental, en suma, actúa como filtro temporal sobre un espacio único;
temporalemente irreconciliables.
madurez.
Césares elsujeto pensante que , a través de su inconsciente, puede hacer convivir varias
porque en última instancia , la ciudad está allí para reconciliar espacio y tiempo
paralelos.
Sin embargo, esta inadecuación llevada a su práctica literaria desaparece, en tanto quela
ambivalencia de lo real y de su copia en el momento en que las copias son cada vez
más realistas y en que lo real se halla cada vez más penetrado por el simulacro y la
ficción” 68.
INTELECTUAL Y EL RECUERDO?.
Dice Auge que el viajero se toma su tiempo, conjuga los tiempos, espera , recuerda y
hace una analogía entre el viaje analítico y su propia escritura. En este sentido, la obra
mismo a través de los lugares y, como los jóvenes franceses del XIX, cura su
melancolía con la contemplación de las ruinas. “Era ocasión y pretexto para la obra,
parala experiencia de uno mismo obtenida con el viento favorable de la desorientación
producida por el cambio de país. César Antonio se desorienta, tras su viaje, porque no
reconoce como propios los espacios que dejó en su niñez, está desorientado en su propia
ciudad, lo que siginifica una cambio de signo con respecto al sentir moderno, con
que habla el teórico francés: espacial e interior. César viaja y vuelve a su hogar,para
evocación de un tiempo que tal vez nunca fue así. Voluble y caprichosa, la memoria no
equiparable esta diferencia a la que hay entre una fotografía documental aplicable a la
conclusión, “únicamente las ruinas, debido a que tienen la form del recuerdo, permiten
escapar a esta concepción:no sonel recuerdo de nadie, pero se ofrecen a quien las
recorre como un pasado que hubiera sido perdido de vista, que hu biera quedado
olvidado, y que no obstante, fuera aún capaz de dedecirle algo. Un pasado al que el
observador sobrevive.
3. Las ciudades sumergidas.
Desde el propio título se nos está anunciando un mito con una referencia al mundo
legendario de la Atlántida. Pero lo más curioso es que cumple además a rajatabla con
engrandecido. Dos suelen ser las respuestas a los recuerdos infantiles: la desilusión, que
artúricos, Álvaro Cunqueiro. Se trata, por tanto, de un viaje iniciático entre discípulo y
enigmas, entre comillas. El viaje por la ciudad como experiencia del saber y acto ritual
documenta la figura del maestro, de modo que, una vez pasada la experiencia a la
personaje.
Siguiendo nuevamente a Augé, “ El viaje siempre tiene algo de rito. Si todo viaje sigue
siendo iniciático, quizá se deba a que toda iniciación im`plica una especie de viaje (por
uno mismo). Sine mbargo, es en nuestro texto el culto a los lugares de la ciudad –como
mientras que el adulto, torre humana, contempla al pequeño como desvalido inocente
frente a la experiencia de autoconstruirse. “La identidad –la del niño- se construye
Sin embargo, el sujeto recuerda dos caminos alternativos dentro del viaje: una ruta
portuaria.
Se puede seguir la ruta de las iglesias románicas,los santos lugares a las que dirige
Santiago, Santa María del campo con su epifanía –léase-, las bárbaras y el jardín nde
San Carlos donde yace sir john moore. O bien seguir la zona más exterior de la ciudad
del puerto, donde se reunen miseria –emigración y banca- como límites o frontera del
realidad frente a leyenda. De esta manera, el viaje por lam ciudad vieja es un viaje
interior: por elpropio espíritu y el corazón de la ciudad que está protegido por las
exterior-materia de la ciudad.
Los templos son asimismo, úteros, lugares con los que se regresa al origen
la banca con la miseria al lado, la emigración. El concepto de límite entre bien y mal. Lo
que en una lectura simbólica podría sugerir el libre albedrío puestoq eu el individuo
Pero si hablamos de mitologización del recuerdo está claro que habrá algunos elementos
asocia la niñez al paraíso perdido. Por otro lado, la idea de camino como ritual, la
Lugares, el contemplar las cosas desde los ojos de niño pero a través de la enseñanaza