Está en la página 1de 9

LA CIUDAD COMO ESTADO DEL INCONSCIENTE.

En 1966 Jacques Lacan se dirigía al auditorio de la Universidad John Hopkins de

Baltimore en un ambiente de rechazo total al estructuralismo y con la consabida

desconfianza que siempre ha suscitado el psicoanálisis de la mano de su padre y su gran

descubrimiento: Freud y el inconsciente. ¿Cómo acercarse a un público tan reacio y para

el que lenguaje psicoanalítico es tan ajeno? Evidentemente, no soy Lacan, ni tengo la

presuntuosa intención de descubrir lo que, incluso, a día de hoy,no parece estar del todo

claro, pero me encuentro en una situación parecida a la del psicoanalista francés, porque

trato de demostrar que la ciudad actúa y se articula como la mente, es, en suma, como el

inconsciente. Pero, francamente, dudo mucho que pueda conveceros, así que dejadme

que me consuele con el ejemplo de Lacán ante los desconfiados y que esa identificación

pretenciosa me sirva de consuelo par aguantar el tipo.

Lacan, retomando las ideas de su maestro, trata de acercar el gran enigma del

ser a la realidad de los ciudadanos y enuncia una frase que será un hito en el análisis

estructural de la ciudad como organismo, como ente pensante por sí mismo: “El

inconsciente es Baltimore al amanecer”. Pero demos la vuelta a la frase: “La ciudad es

el inconsciente”. Lacan siempre ponía el segundo término como definens y no como

definiendum, sin embargo, para nuestro propósito es más acertada la valoración de la

urbe como objeto por determinar. Pero, ¿Qué relación puede existir pues entre uno y

otro término? Examinemos primero el inconsciente: “La pregunta que nos plantea la

naturaleza del inconsciente es, en pocas palabras, que algo piensa todo el tiempo [...] y

que lo que piensa está sustraído de la conciencia”. Tomemos ahora las palabras de

Lacán acerca de la ciudad y luego, démosle forma, desdeun punto de vista psicocrítico:

“Era temprano esa mañana cuando preparaba este pequeño discurso para ustedes. Por la
ventana podía ver Baltimore y era un instante muy interesante, todavía no había

despuntado el día. Un letrero de neón me indicaba a cada minuto el cambio de hora;

naturalmente había una fuerte circulación y consideré que todo lo que podía ver,

excepto algunos árboles lejanos, era el resultado de pensamientos, de pensamientos

activamente pensantes, pero allí el roll jugado por los sujetos no era totalmente claro. La

mejor imagen para resumir el inconsciente es Baltimore al amanecer. Dónde está el

sujeto. Es necesario plantear el sujeto como objeto perdido”. Hasta aquí es posible que

entendamos la ciudad como un colectivo de seres pensantes que como conjunto

desconocen su función dentro del gran núcleo que es la ciudad. Sin embargo, Lacan

propone al sujeto como objeto perdido, sin darse cuenta de que se contradice a sí

mismo, porque si él es capaz de sustraerse de la ciudad-Baltimore-como sujeto que

piensa por encima del colectivo –ciudadanos interactuando en la urbe como

inconsciente- cómo va a ser el sujeto un objeto perdido. Utilicemos un ejemplo más

sencillo y luego apliquémoslo a la obra de César Antonio Molina: El inconsciente es

una casa de vecinos con un portero que se encarga de todo y unos inquilinos que entran

y salen de sus viviendas como locos. Por tanto, Lacan y César Antonio son los porteros

que se encargan de abrir y cerrar las puertas, de administrar la vida de los habitantes.

Observan su ir y venir desde la barrera, excluyéndose del grupo para poder examinar

desde la distancia, son, por tanto, los sujetos pensantes que organizan al colectivo, los

que contemplan la ciudad desde las alturas, porque tienen las llaves de la urbe.

Creo que para poder dar forma a estas consideraciones es preciso primero que

entendamos que toda la literatura de ciudad implica un concepto anejo ala literatura de

viajes. No se trata de que las memorias de ficción que me ocupan sea un modelo al que

se aplica la horma, sino que cualquier concepción narrativa de la ciudad conlleva

necesariamente la idea de viaje, por más estática que ésta sea su visión de la urbe, ya
que, en cualquier caso, la idea de ciudad depende del sujeto que la piensa y, dicho

sujeto, puede, o bien trasladarse físicamente por la ciudad o bien hacerlo desde un punto

psíquico a través de cauces memorialísticos. Pero, en suma, la ciudad depende en

cualquier caso de la opción del que la observa, la percibe o la padece y de sus relaciones

psíquicas entre individuo y medio, sujetas, por necesidad a la memoria y el recuerdo que

del obejeto descrito se tiene. Walter Benjamín, decía que no se conoce una ciudad, hasta

que no se la ha cruzado desde los cuatro puntos cardinales y tomando como base dud

notas de Moscú llega a la conclusión de que hay cuatro tipos de ciudad sujetos a cuatro

tipos de escritura diferente:

1. 1.      La crítica (París)

2. 2.      El diario de viaje (Peregrinación intelectual)

3. 3.      La reseña turística (Hoteles y concepto de “souvenir”)

4. 4.      Textos autobiográficos.

La regla es totalmente aplicable a la obra cesarantoniana, pero sólo repararé en el último

punto que, aunque somete la idea de viaje a un estancamiento físico, no obstante supone

un traslado en el tiempo, pero de las mismas características. Ya que él vuelve a su

ciudad natal de vuelta de su viaje, regresa y emplea el recuerdo, dentro de su archivo, la

memoria, como medio de transporte.

LAMEMORIA, RUINAS DEL INCONSCIENTE.

el inconsciente implica una hipótesis, la del sujeto freudiao (César a través de su

memoria), que se separa de toda reflexividad de la conciencia (Recuerdo: filtro de la

realidad, olvido, elementoslegitimadores del discurso legendarizado) y se proyecta en la

ciudad como pantalla, está claro que la conciencia del sujeto en su ejercicio recordatario

no responde al presente actualísimo, sino a una superposición sucesiva de pasados. En

este punto creo necesario que para una mjeor comprensión de mi tesis se lea el texto
cesarantoniano: 26. Estácalro que se trata de una cuestión de suplantación y todo lo que

ella implica, sobre la actual orillamar, puede aplicar la memoria y desenterra demanra

arqueológica, los restos de épocas que se superponen de manera sucesiva. Son las ruinas

de la memoria. Las ruinas del mundo y la civilización: lo que Freud vio como la ciudad

eterna, Roma: Leo-3

Igual que la vida anímica no puede sepultar nada de lo que una vez seformó, todo se

conserva de algún modo y puede ser traído a la luz en las circunstacias adecuadas. Pero

reparemos en las úlitmas palabras proyectadas en Orillamar.

“Y para producir una u otra de esas visiones, acaso bastaría con que el observador –

sujetopensante-César, variara la dirección de su mirada (desde arriba o abajo) o su

perspectiva (de atrás adelante). Espacio y tiempo, respecto del ser pensante. Es Evidente

que no tiene sentido seguir urdiendo esta fantasía, nos lleva a lo irrepresentable y aún a

lo absurdo. Un mismo espacio no se puede llenar doblemente, a menos que la memoria-

recuerdo variable se proyecte sobre un espacio invariable ( A coruña). La memoria, el

teimpo emocinal-mental, en suma, actúa como filtro temporal sobre un espacio único;

de tal modo que en “Orillamar” coexisten vairas realidades ubicuas, pero

temporalemente irreconciliables.

Orillamar es el espacio real y temporal en el presente, pero la memoria es la que

va superponiendo estratos temporales a través de los recuerdos: infancia, juventud,

madurez.

Césares elsujeto pensante que , a través de su inconsciente, puede hacer convivir varias

realidades superpuestas en un único espacio, de tal manera que la memoria es a César lo

que el inconsciente a la ciudad: superposición de tiempos en un espacio.


Pero Freud termina tropezando con la inadecuación de la ciudad y el inconsciente,

porque en última instancia , la ciudad está allí para reconciliar espacio y tiempo

paralelos.

Sin embargo, esta inadecuación llevada a su práctica literaria desaparece, en tanto quela

superposición temporal de realidades (empíricas o recordables) es posible gracias a al

ejercicio memorialístico que el sujeto es capaz de simultanear. Pero, ¿hemos renunciado

al inconsciente al tratar de legitimar nuestro discurso? En absoluto, laoperación de

simultanear tiempos es resultado de un ser consciente, pero dependiente de sus

mecanismos inconscientes. El sujeto puede recordar, elucubrar, pero jamás dar

testimonio fiel del pasado, porque es voluble y subjetivo (mecanismos de autocensura,

falseamiento de recuerdos...). Para finalizar,como Augé dice al respecto: “También se

da el caso de que la ilusión sea consciente, explícita y elaborada. El turismo se reduce

entonces a la visita de una ficción poblada de falsos otros, copias. La cuarta

ambivalencia del turismo es que también la de nuestro mundo engeneral , es la

ambivalencia de lo real y de su copia en el momento en que las copias son cada vez

más realistas y en que lo real se halla cada vez más penetrado por el simulacro y la

ficción” 68.

2. AUGÉ: REGRESAR ADONDE NO ESTUVIMOS.

2. 1 . EL VIAJE COMO FUENTE DE SABER Y EXPERIENCIA: EL TRAYECTO

INTELECTUAL Y EL RECUERDO?.

Dice Auge que el viajero se toma su tiempo, conjuga los tiempos, espera , recuerda y

hace una analogía entre el viaje analítico y su propia escritura. En este sentido, la obra

de Molina recoge la herencia modernista del viaje literario decimonónico: se busca a sí

mismo a través de los lugares y, como los jóvenes franceses del XIX, cura su

melancolía con la contemplación de las ruinas. “Era ocasión y pretexto para la obra,
parala experiencia de uno mismo obtenida con el viento favorable de la desorientación

producida por el cambio de país. César Antonio se desorienta, tras su viaje, porque no

reconoce como propios los espacios que dejó en su niñez, está desorientado en su propia

ciudad, lo que siginifica una cambio de signo con respecto al sentir moderno, con

respecto al postomoderno. . De la desorientaciónprocede el doble desplazamiento del

que habla el teórico francés: espacial e interior. César viaja y vuelve a su hogar,para

contemplarlas ruinas actuales de un mundo que apenas ya existe. Hasta ahora, en

nfancia, el sujeto pensante únicamente crecía en A Coruña, pero en el momento en el

que reconstruye la historia y su mundo personal, su mundo envejece. Y se produce un

doble desplazamiento memorístico:

Desde el crecimiento de la infancia que conduce al recuerdo mitificado con signo

positivo y carácter eufórico y admirativo y desde el envejecimiento que proyecta un

recuerdo mitificado, también, pero de signo contrario: la melancolía ambivalente en la

que subyace el sentir trágico ante lo perdido.

La perspectiva del ayer se cruza con la de hoy y resulta un sincretismo de 2

recuerdos archivados en épocas distintas dentro de la memoria, dando lugar a la

evocación de un tiempo que tal vez nunca fue así. Voluble y caprichosa, la memoria no

es testigo histórico, presencial, sino testimonio repetidco, diégesis y narración. Es

equiparable esta diferencia a la que hay entre una fotografía documental aplicable a la

historia como algo objetivo y un cuadro y la literatura nacida de la subjetividad. En

conclusión, “únicamente las ruinas, debido a que tienen la form del recuerdo, permiten

escapar a esta concepción:no sonel recuerdo de nadie, pero se ofrecen a quien las

recorre como un pasado que hubiera sido perdido de vista, que hu biera quedado

olvidado, y que no obstante, fuera aún capaz de dedecirle algo. Un pasado al que el

observador sobrevive.
3. Las ciudades sumergidas.

Desde el propio título se nos está anunciando un mito con una referencia al mundo

legendario de la Atlántida. Pero lo más curioso es que cumple además a rajatabla con

todos los requisitos necesario para mitologizar un recuerdo y crear un pasado

engrandecido. Dos suelen ser las respuestas a los recuerdos infantiles: la desilusión, que

hemos visto en el primer ejemplo, y la mitificación, que aquí comprobamos.

Resumen del texto.

Lo primero que llama la atención es cómo a César el niño se le encomienda una

MISIÓN casi espiritual: la de recoger al vate resurrector de los tiempos clásicos y

artúricos, Álvaro Cunqueiro. Se trata, por tanto, de un viaje iniciático entre discípulo y

maestro es una peregrinación por la ciudad coruñesa, en busca, de la respuesta a los

enigmas, entre comillas. El viaje por la ciudad como experiencia del saber y acto ritual

de la iniciación, viene además ratificado por la referencia a una novela emblemática de

esta temática, el Enrique de Ofterdigen. Se construye, por tanto, la identidad del

discípulo niño a través de los secretos de la ciudad y de manera mítica se testimonia y se

documenta la figura del maestro, de modo que, una vez pasada la experiencia a la

escritura, ésta es ya leyenda y documentación histórica o pseudohistórica del vate, y

como éste mismo hacía con el Mago Merlín, se ha inmortalizado. Y la persona es ya

personaje.

Siguiendo nuevamente a Augé, “ El viaje siempre tiene algo de rito. Si todo viaje sigue

siendo iniciático, quizá se deba a que toda iniciación im`plica una especie de viaje (por

uno mismo). Sine mbargo, es en nuestro texto el culto a los lugares de la ciudad –como

convecionalismo religioso-lo que imprime un carácter de doctrina innegable, casi de

dogma para el niño. El pequeño, en plano contrapicado ve al adulto como un gigante,

mientras que el adulto, torre humana, contempla al pequeño como desvalido inocente
frente a la experiencia de autoconstruirse. “La identidad –la del niño- se construye

estableciendo una negociacióncon diversas alteridades:los antepasados, los compañeros,

los aliados, los dioses. Lo que enseña el rito es el carácter indisociable de la

construcción de uno mismo y del conocimiento de los demás”.

Sin embargo, el sujeto recuerda dos caminos alternativos dentro del viaje: una ruta

interior-espiritual por la ciudad vieja y una ruta exterior-materialista por la zona

portuaria.

El punto de partida es siempre el mismo, el Café Galicia, punto de encuentro de

intelectuales y cierto sector especialmente culto dedicado a las ocupaciones liberales.

Se puede seguir la ruta de las iglesias románicas,los santos lugares a las que dirige

Cunqueiro sus versos enigmáticos a modo de homenaje a los hombresmuertos: la de

Santiago, Santa María del campo con su epifanía –léase-, las bárbaras y el jardín nde

San Carlos donde yace sir john moore. O bien seguir la zona más exterior de la ciudad

del puerto, donde se reunen miseria –emigración y banca- como límites o frontera del

mundo del casco antiguo frente a lo desconocido,el exterior, y la miseria humana,

realidad frente a leyenda. De esta manera, el viaje por lam ciudad vieja es un viaje

interior: por elpropio espíritu y el corazón de la ciudad que está protegido por las

galerías y la zona portuaria.

Esto demuestra que, aunque le punto de partida y la dirección sea siempre la

misma, el camino puede variar según se opte por el interior-espíritu de la ciudad o el

exterior-materia de la ciudad.

Los templos son asimismo, úteros, lugares con los que se regresa al origen

histórico y físico. Son la imagen de la resistencia m´sitica frente alpoder económico de

la banca con la miseria al lado, la emigración. El concepto de límite entre bien y mal. Lo
que en una lectura simbólica podría sugerir el libre albedrío puestoq eu el individuo

tiene derecho a elegir su destino cruel o feliz.

Pero si hablamos de mitologización del recuerdo está claro que habrá algunos elementos

especiales que legitimen este discurso. Efectivamente: el recuero infantil es ya por

antonomasia un creador exacerbado de historias felices, en tanto que muchas veces, se

asocia la niñez al paraíso perdido. Por otro lado, la idea de camino como ritual, la

imagen del mestrao y el discípulo, el culto religioso/profano, el detenerse en Santos

Lugares, el contemplar las cosas desde los ojos de niño pero a través de la enseñanaza

de la vuelta a la época medieval (neotrobadorismo), la frase dicha como hechizo u

oración, el gesto sagrado, la piedra santa...en fin.

También podría gustarte