Está en la página 1de 2

ANALISIS DEL PERIODO DE LA PRESIDENCIA DE EVO

MORALES AYAMA

Más de un tercio de los bolivianos eran pobres cuando Morales llegó al poder
en el 2006, tres años después de la «guerra del gas», el enésimo conflicto
social que padecía el país suramericano y que desembocó en decenas de
muertos.
Un conflicto más entre sucesivos cambios de presidente, cinco en cinco años,
hasta que se encumbró al frente del país el primer mandatario indígena salido
de las urnas en Bolivia, convertido trece años después en el jefe de Estado con
más tiempo en el poder en la historia boliviana.
De acuerdo con información de El Comercio, en primer lugar, su modelo de
desarrollo estableció una mayor participación del Estado para ciertas industrias
particulares, como la de los hidrocarburos. Con eso, logró crear nuevos
impuestos a estas empresas, lo que elevó los ingresos del Estado en un 82 por
ciento sobre las ganancias de la producción de hidrocarburos.
Entre 2005 y 2014, gracias a un contexto internacional favorable para los
precios de las materias primas, el Producto Interno Bruto de Bolivia creció a
una tasa promedio anual del 5.1 por ciento. Esta sería la tasa más alta de
crecimiento en Latinoamérica durante ese periodo. Sólo superada por la de
Perú y Uruguay.
El Gobierno de Evo Morales se caracterizó por un fuerte gasto público. El
salario mínimo se aumentó tres veces hasta el 2014 y se generó una expansión
de los programas sociales. La pobreza disminuyó notablemente, pasando del
60 por ciento de la población en 2005 a 39 por ciento en 2014. La desigualdad
de ingresos también disminuyó, pues se redujo el coeficiente de Gini del 0.58 al
0.48 para 2014.
Sin embargo, este periodo de bonanza tuvo su freno a partir del 2015, pues los
precios de las materias primas comenzaron a caer. Eso impactó las
exportaciones y, por ende, también el ingreso público del Estado boliviano.
Luego de que el ingreso público creciera a una tasa del 18 por ciento anual
entre 2005 y 2014, éste empezó a caer a partir del 2015 y 2016. Esto trajo
como consecuencia un panorama fiscal negativo, pues no se dieron ajustes al
gasto público a pesar de la disminución de los ingresos del Gobierno. Por lo
tanto, el Gobierno de Bolivia pasó del superávit fiscal que había mantenido del
2006 al 2013 hacia un déficit del 8 por ciento del PIB en el 2018.
A su vez, el déficit fiscal ha venido acompañado de un aumento de la deuda
pública. Si para el 2012 habían logrado reducir la deuda de Bolivia a un 35 por
ciento del PIB, de un 82 por ciento que tenía en el 2005, a la fecha, ésta se ha
vuelto a elevar a un 51 por ciento.
Otro impacto negativo que ha tenido la caída de los precios de exportación de
los productos de Bolivia es en las reservas internacionales. Para el 2014,
habían alcanzado un nivel del 40 por ciento del PIB; sin embargo, para el día
de hoy, estas reservas han disminuido hasta un nivel de 15 por ciento.
Para este año, el FMI proyecta que Bolivia crezca a una tasa del 3.9 por ciento
anual.

También podría gustarte