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fee E0uCACION ENSENANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL NIVEL PRIMARIO Eduardo Silber Colaboradores Alba Irene Gurainik Capitulo 1 Las Ciencias Sociales y su ensefianza Eduardo Silber y Nicolas Laino \ En este capitulo nos proponemos ensayar una respuesta, quizds ambiciosa, a una pregunta que es recurrente y que estd presente en la reflexion cotidiana acerca de nuestra profesién y que da nombre a este capitulo. Para ello haremos un recorrido histérico que abarcara desde fines del siglo XVIII hasta la actualidad que da cuenta de cémo han variado los enfoques epistemoldgicos de ensefianza de las Ciencias Sociales y sus fundamentos politicos y filos6ficos, para arribar al que se propone en los Disefios Curriculares vigentes. Para ilustrar dichas modificaciones, se presentarén Propuestas didacticas del rea sobre un mismo tema, que responden a miradas contrapuestas: la historia y la geografia positivista, la historia social y la geografia critica. Nuestra intencién no es brindar una Tespuesta simplista, por el contrario, procuramos abrir interrogantes que nos permitan com- prender que en la tarea docente, presumiblemente ain mds en las referidas a las ciencias sociales, existen implicancias politicas directas, tengamos conciencia de ello o no. Los combates paradigmaticos La ensefianza sistematizada de las Ciencias Sociales, tanto de his- toria como de geografia, esta ligada a la invencién de la escuela como dispositivo pedagégico, hacia fines del siglo XVIII en el contexto de la formacién de los estados nacionales en Europa. Aunque existieron 19 y transmision, sobre las que volverem oxas fms ese Seales han sabido queda atrpadas go i ols yBlosficos desde entonces hasta la fecha, is historia Es decir, el hombre podia proyectarse en el tiempo, el cual z ‘como una progresién lineal que buscaba el progreso Soupre hacia adelante. Ya no existia la monotonia ciclica de [a perfecién del “cosmos” griego, sino que los hombres construian su porvenir de acuerdo a su voluntad. Por otra parte, Ia historia se convertia en un medio para conocer la verdad de los hechos, intentando separar aquellas distorsiones provocadas por ciertos intereses de grandes y poderosos grupos. Esto significaba que la historia era, por lo tanto, un espacio de lucha de intereses donde estaba en juego Ia libertad de los pueblos, que ran quienes escribian dicha historia, y ya no se concebia a la misma como una cuestién mitica e inconmoy Podemos encontrar un andlisis similar en Todorov (2003): “La historia ejemplar ha exis- tido en el pasado (...) su sentido es que el destino del hombre no se puede cambiar, y que uno puede modelar su conducta presente siguiendo a los héroes del pasado. Esta concep\ i del destino perecié con la aparici i moderna, puesto que con fs niga neta linea de pensamiento, los intelectuaes de la Jatncién, “no s6lo queran conocer los hechos y descri - Camb nder el sentido de la evolucién de la humanidad » al mismo tiempo que explicar por qué se desarrollaban y 3: Mas d comin eas Zen Poors univeritario, es dei, ya tenan contacto —_ ty ben comenzad sefleioar sobre ella, incena BPoiénols para ls nis. Uno de los obeivos era clevarlos etme yale del avajimo y de a "minora oad” 20 je sus YP decaian pueblos y civilizaciones” (Gojman, S., 1994), Al respecto, gepanuel Kant (2012) sostenia que el devenir dela humanidad “no Jiigel bien al mal, sino que se desarolla gradualmente de lo peor lo smejor, segan un progreso del que cada uno participa en la medida de rie fuerzas. La misma Naturale a esta colaboracién”. Aqui Sneontramos una concepcion ev. Spotenia una teleologia que le exige ‘Estos fundamentos tuvieron un que llevaron a la formacién del post ue afirmaba que el verdadero conocimiento ‘as naturales. Su fundador, Auguste Comte, aseguraba el las cienci cién humana y una confiable in- a ico de la la mayor cantidad po- rechazando cualquier sible de hechos ¥ interpretacion o valoracién tedrica de los historiadores. “Para ellos in de los datos 10s, entre otros. erentes de esta corriente positi- ‘ca fueron, por ejemplo, Alexander von Humboldt © basaban en el ideal de una verdad Carl Ritter. Estas disciplinas se acabada, indiscutible elaborada por el propio método cientifico- Estas concepciones epistemologicas penetraron en las escuelas durante el siglo XIX tanto en Europa como en ‘como geogrificamente. Debemos aclarar que las ideas de “Patria”, “Nacién’” e incluso estado nacional son sumamen- te complejas, tal como Io demuestra el trabajo de Eric Hobsbawm au eel eto na tan, engamos presente Gu nacional ar policy de rganizcin soc Ue se apie my iss bre, conezzndo Por Inglateraey ig are epnzes sens y perm el desarci™ Fi Enero fie ends a excuela So objets tenia ga mn echo ngs tn inptie oe a sep cre ‘Seapets rior boy buen deena “ia loci Sie pret de usa ae esta qu exist ub exo evident ete : ‘Niche muestra qu He ente Ia educaion yf, ‘todo los métodos sues de dominecion he ne 200) fue la difusion oem heen rane ‘identidad colectiva nacional y el pasado, es decir, demostrar 5 4 nacién guardaba un pasado y un paisa mie corel ney TEs wee lad Sse ee Seema mas reels he uni ptm televise ie contaminado por Ia inmigracion 0 todo aguelorelacionado con <1 folklore y su produecién, Evidentemente la slecele de de terminados proveres y de ciertos grupos sociales observadon cag cierto romanticismo respondta a “as formas de identieucion de explicitaciOn de los origenes, de legitimacién del orden eocblece do, de dare sentido la vid de los individuosy tas naciones de inculcar ejemplos morales, (..) de fundar el presente y orden el futuro inmedisto” Florescano, E., 1980, tad en Gojman 8, 1994), Del mismo modo, el romanticismo decimonsnieo inclaie Ia idea de “pueblo” como un protagonista de la historia Los autores mis criticos relacionaban yrelacionan la dea de nae “ey”. Es decir, que para muchas culturas originarias de Améa."” Ia historia tiene una connotacién condenatoria, a severa qu a establecer puentes con la mirada sobre la historia que. rea "a de entrada como. a esta situac slamentando minuciosamente su vida social. Todo es pre por lo tanto todo esté previsto, y Ia clave de Ia sociedad mes ricana es orden” (Todorov, T, 2003). Queda claro que la hist Si bien en el caso particular del imperio Azteca, el i careciatotmente de valor frente alo social, lo eval eo sake ¥Y posteriommente en América nunca llegé a tal pumto, se recone una necesidad de homogeneizar, de alguna manera “materelinns Ig memoria coletiva, es decir, el conjunto de leyes, normas y valores iz deben transmitirse de una generacién a otra para asegurar la tan a misma de la colectividad” (Todorov, T., 2003). El caso fond y o2,5e2 Bas asombroso porque carecian de una escrtura cme fs costumbres Y ritos quedaban registrados en largos leeccrinre y itices. Analizar ta relacién entre el dominio de demand a on ePei68 de la historia no es nuestro objetivo y Sarees ido al tema. Pero lo cierto es que, tanto exrope, Ia historia na aborigenes como en la mirada positivista un sco mortinane oe PAT persuadir a la poblacién con na idea o nacho oltria por la pertenenciafervoross a ‘comunes sin pats Taj Sentimiento de identificacién de valores jerarquia a la que se pertenezca. 4 Per Sin embargo, existe un pilar que fundamenta la transmision y censefianza de la historia que tiene que ver con la “memoria”. Una memoria sobre la cual se ejercieron —y ejercen— diferentes accio- nes. La memoria puede representar, como reza la famosa frase de Villoro, una lucha contra el olvido pero quizés haya algo de cierto en la frase de Martin Fierro “olvidar /o malo es también tener buena memoria”. Destacamos “lo malo” porque en esa memoria colectiva a la que se asocia la historia se juega también la amnesia o sobre los recuerdos: “la amnesia, que no que puede ser colectiva y que puede generar alteraciones graves de identidad; y los usos y abusos, como el olvido (que resulta tan in- tencionalmente producido como el propio recuerdo) o las manip\ ciones de la memoria. (...) Se aproxima a la esfera del ejerci poder: manipulaciones conscientes o inconscientes que el interés, la afectividad, el deseo, la inhibicién, y la censura ejercen sobre la memoria individual (...) son extensivas a la colectividad” (Malerba, 2013). Por ello se ha cargado sobre la figura y el rol del historiador un papel liberador en medio de ese fuego cruzado de discursos, es decir, aquel que puede tener acceso a una verdad superior, no la que se le ofrece al vulgo; en términos maquiavélicos: “(...)‘al contrario de sus desafortunados conciudadanos, el historiador es quien si esté en el secreto de la verdadera historia (...). El historiador es uno de los escasos ciudadanos que puede tener una visibilidad conereta de la ubicua red opresora’ que sustenta a la sociedad en que vive” (Blanco, J. J. 1980, citado en Cemnadas, J. y Lvovich, D., 2010), Por su parte, 1a geografia positivista de fines del siglo XIX y principios del XX cargé su interés en los recursos naturales y las materias primas debido a la expansién imperialista que dio origen a las guerras mundiales. Por aquel entonces, como lo manifiesta Brisa Varela (1999), la teoria del espacio vital era eje del colonia- lismo en tiempos de la paz. armada. Si bien este fue un aspecto muy fuerte para la geografia en Europa que vislumbraba un conflicto bélico, se trasladé a Latinoamérica en términos de soberanfa na- cional tanto de sus recursos como de sus limites ain no definidos y que implicaban un fundamento nacionalista. También surgieron subdivisiones dentro de esta corriente que sostenfan que las condi- ciones del medio natural determinaban las caracteristicas del grupo social, al punto tal de servir como argumento para las invasiones de los paises industrializados sobre los ricos en materias primas y 28 silts 6 izo un agag meats oil Bh ME cts mo 4 Oe mgs PA ae perc ndcivo (Varela B. 1999). Sin embarga Pia, pence ncn pie Pa EEESIE Singer rer ain minds ito XX, Beara be ssp ee ere et ee gens t sformacin pra ear eg Sefer aon Entei Sympatico pg es pt poral dea pecpcin oon foc 85a Ig ont ve “icy erat” bio «gees vlva tens 7 et bo tao ol icon onteorsers mr colin Pros postin, deg XD y coms el spent ele Por oposcin a Srabsjadores del mando debian a ‘ontael poder imperante en cada easde , oficial” estamos sosteniendo “la al nel Estado 0 sus ieblogen” (ly en reresa Eggers-Brass (2006). Incluye rasgos "orlzanes ies alban Is personaldades de le réceres “ofi- Pointe PEDO tio y Paice cena, © rn por set Pare de “toa cence” neg "aes Hm SD benno fr % tas comunidades, los extamentor, los grupos, ls clos woe femmanente cambio y aravesados por dversos conflicts” (ofan, era muy riguroso can elas, ‘como vlidos los document bistoridores que no estaban de acuerdo: "Ni siguiera sles pe In explicacién ertica de un texto: la historia se hace casi exchosivc, ‘mente con palabras, fechas, nombres de lugares y de nombres, Baa ts recordar Ia formula: ‘La historia se hace con textos” Sin dd, nfonces, se comprende todo” (Febvte L. 1970) Por io nee ng vuelve necesara la trama explicativa y la vineulacién de caress para enfocar con mas claridad las problematicas sociales actoales ¥ del pasado: “Sin las explicaciones causales, la historia es incor, ‘Expasible: la deseripcion de acontecimientos y procesos histOrees sabe set fundamentalmentsexpicatvs,ylaexpliaciOn rents og ‘Primer lugar, ala bisqueda de causas” (Gojmon Como consecuencia se findé en Francis, en 1925, le Fecula de al punto tal que solo eran considerados tos escrito, Frente a esa posturaexistian {sales para profindizar los andliss, es decir, se apoya en le ecine {22 0 economia, la poiologia, a antropoiogia,ente tas ens ‘Border multidisciplinaramente el fenémeno social. Atendiengy at Gontexto en el que naci esta escuela, estableci la historia en base n ia del hon dicta te, auxilia.en marcos politicos, Raquel Gurevich 2013) asepura que la peograiseice te a amet nt cia, Sus anlisisincorporan ls concepos de multicausaidad()y de miltplesracionalidades.(..) El espacio es reinterpreado: slo coneibe como un produeto social”. : Abrimos un paréntesis para hacer mencion a una coment his- toriogréfica que surgié en la Argentina «partir dela decada de 1930: nos referimos al revisionismo histirico. Se earactria por haber sido un espacio donde se levantaron las figuras que habln sido silenciadas por la historia oficial El“prcer" que suele exter en el centro de esta dsputaes Juan Manuel de Rosas: esa “historia ‘oficial, que sola amarse también “falsificada” seria homogtnes, uniform, antrosista en bloqu,frto de la distrsidin de nterescs Politicos, resultado de a accién de los vencedores de Casers, yen a ‘conseeuencia, una historia al servicio de esos grupos” (Calta ‘A. 2007). Sin embargo, el revisionismo utiliza la misma forma ue la historia oficial: podriamos pensarlo como simplemente una susttucion de nombres Lo que podeinos concluir tas este rcorrdo histico sobre los istinos paradigmas cpistemologicas que penetraron en las escue- las desde el siglo XIX es que “se reaiza un esfuerzo por oftecer intepretaciones de alin segmento particularmente significativa el pasado, y por difundir una versione imponerla a otras que com- piten con ella” (Cattauzza, A., 2007), Indudablemente se trata de ‘un combate ideoligico y que se plasma en dscurso, libros, peli las, simbolos, elementos y espacos culturlesy, en defintiva, en In organizacion social misma, Esto se percibe ain mis porgue, diferencia dela ciencias naturales, los paradigms de las ciencias sociales pueden convivir perfectamente al largo del tempo De hecho, sabemos bien que en nuesirasescuelas muchas ve esse sigue ensefiando desde un paradigm positvsta sungue 1a prescripeiin curricular se base en otros paradigmas, Quizis esto suceda porque alin no se haya comprendida que laenseanza noes inocente yes un acto politico cn especial, en as Ciencias Sociales, ju “esas representaciones del pasado tienen el pader de tomar La isto: ques andigms qe rion nescana lr de as Ceca Soci an sud vaticones et dean in ta qu se eo neraconanens cons pvanaes sentodecdaregin Ms all des may sins lcs 9 pubamenls, xa a clas, cbr oer nests prise nesta rl Sova aa Colo srener na menor oan yo mayor 0 menor edi expla eldearldl presente ys pr tito pat anbiro— yah el compro cml fie cabo tas ‘cin Ndi pce nef sho, En a enc tes {xis por menos, levers tess yen ene Jame pra ge pusn demons vrcid En el eas de ovals ocx da oe patie rn tpl dnp ig, Ens Gas cies prec reblequ pedaexstr tm pro an ovo cope, lds de ls yes newtnins ol deci dADN » y hay que comprender que en la forma de ensefiar la historia 0 la geografia, subyacen representaciones y dria ser la sociedad, un espiritu de trans. anhelos sobre lo que po ne lad politica. La transformacién es comin formacion como activid maci¢ com a todos, con una base filoséfica que la respalda. “La investigacién en ciencias sociales es y sera siempre balbuceante e imperfecta; no tiene la pretension de transformar la economia, la sociologia nila historia en ciencias exactas, sino que al establecer con paciencia hechos y regularidades, y analizar con serenidad los mecanismos econdmicos, sociales, politicos que sean capaces de dar cuenta de éstos puede procurar que el debate democratico esté mejor informado y se centre en las preguntas correctas, ademés puede contribuir a redefinir siempre los términos del debate, revelar las certezas estereotipadas y las imposturas, acusar y cuestionarlo todo siempre” (Piketty, T., 2014). Nada es inocente. Este es el desafio de las Ciencias Sociales. No es un terreno sencillo De la teoria a la practica Naturaleza y sociedad Presentamos, a continuaci6n, dos textos extraidos de manua- les del Nivel Primario que nos permitiran analizar los enfoques epistemol6gicos y disciplinares a los que adhieren. Ambos textos tratan sobre la regién amazonica. El primero de ellos se encuen- tra en el capitulo titulado: “Regiones geograficas de América del Sur”’, el segundo, forma parte del capitulo: “Recursos naturales y problemas ambientales”*. 5. Extraido de Manual Kapeluz 6, Buenos Aires, 1994. 6. Extraido de Pensar la sociedad, coleccién Pensar y estudiar. Gustavo Gotbeter. 12ntes. 2012.

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