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El desarrollo de las tres generaciones de la Escuela de Annales durante el siglo XX se fue perdiendo el

consenso metodológico, político e intelectual para estudiar la historia de los hombres y mujeres en el
tiempo.

“Esa historia también ilustra el común proceso cíclico en virtud del cual los rebeldes de hoy se convierten en
conservadores del orden mañana, para volver a rebelarse otra vez” 1

La historia transcurría errática durante el siglo XX corto -utilizando la categoría de Hobsbawm- Las guerras, la
paz, el hambre, el avance de la ciencia y la tecnología, entre otros sucesos, marcaron la historia del siglo pasado
y de este. Así, no sería extraño pensar que el transcurso de la historia misma del siglo XX se refleja a su manera
en el desarrollo de la escuela de los Annales, movimiento historiográfico que se inaugura en enero de 1929 con
la publicación de la revista Annales d’ historie économique et sociale en Francia y que tiene su fecha de término
a principios de la década de los 90’.

De este modo, la escuela de los Annales no está exenta de los procesos de cambio que caracterizan a la época,
las premisas intelectuales, las propuestas metodológicas, las influencias, fueron cambiando acorde a las
generaciones de intelectuales que, a su vez, se enfrentaban a distintos contextos políticos, sociales, económicos y
culturales. No obstante, existe lo que Burke denomina las ideas rectoras de los Annales, que serán los
lineamientos que se mantendrán más o menos definidos en el largo trayecto de la producción de conocimiento de
este movimiento. A continuación, trataré de revisar brevemente algunas de las premisas intelectuales más
relevantes de las tres generaciones de la escuela de los Annales. La primera data desde 1920 hasta el término de
la segunda guerra mundial, este primer periodo tendrá como fundadores a Marc Bloch y Lucien Febvre. La
segunda generación figura entre los años 1945 y 1968, sus exponentes más connotados serán Fernand Braudel,
Ernest Labrousse, Emmanuel Le Roy, entre otros. El tercer periodo correspondiente a la última generación de la
Escuela de los Annales y data desde mayo de 1968 hasta finales de la década de los 80’, algunos exponentes de
este momento de Annales son Jacques Le Goff, George Duby, Michelle Perrot, Philippe Ariès, entre otros.

La primera generación del movimiento Annales es caracterizada principalmente por ser una propuesta que se
contrapone al historicismo clásico como modelo de investigación histórico, esta teoría que hizo crisis a finales
del siglo XIX se basaba en la narración del acontecimiento, de la producción de conocimiento histórico acerca de
lo político y desde arriba. En este sentido, la primera generación liderada por Febvre y Bloch se centra en la idea
de hacer una nueva historia social y económica desde abajo, ya no desde la narración del acontecimiento, sino
que desde una postura analítica que problematiza el estudio de la historia. Asimismo, los fundadores mantenían
una concepción interdisciplinaria de la historia, Bloch, por ejemplo, prestaba especial atención en la sociología,
así como Febvre se interesaba por la geografía y la psicología histórica.

Si miramos con cuidado podremos ver en esta primera etapa indicios de ideas que se trabajarán posteriormente
por las generaciones siguientes, por ejemplo, en la obra El oficio del historiador de Marc Bloch se evidencian
los primeros indicios del concepto de la longue durée, elaborado más tarde por Braudel. Asimismo, Febvre
expresará, mediante su interés por la psicología, los primeros atisbos del estudio de la historia de las
mentalidades. Incluso, antes de su muerte, Febvre planeaba dedicarse a escribir la historia de Europa entre el
siglo XV y XIX, un libro conjunto con Braudel en donde este último se encargaría de la historia material y
Febvre, por su parte, la del pensamiento y las creencias. En este sentido, Burke afirma que:
“Junto con Los reyes taumaturgos de Bloch y el artículo de Lefebvre sobre las multitudes, este trabajo (El
problema de la incredulidad en el siglo XVI: la religión de Rabelais) inspiró la historia de las mentalidades
colectivas a la que tantos historiadores franceses se entregaron a partir de la década de 1960”2

1
Burke, P (2006) La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales. pp.12-13.
2
_______________________________, p.34.
Posteriormente, la segunda generación de la escuela de los Annales se enmarca en el contexto del término de la
segunda guerra mundial. En este punto y tras la muerte de los padres fundadores de la revista -Bloch en 1944 y
Febvre en 1956- Braudel, a quien se dice que Febvre trataba como a un hijo, será quien ocupe la plaza de la
dirección de la revista. Braudel tenía una perspectiva un tanto diferente a la de sus antecesores, éste se interesaba
aún más por los cambios producidos a largo plazo en la historia, tal como se demuestra en su obra más conocida
El mediterráneo, se trata de una visión globalizadora que a menudo fue cuestionada por la posición menor que le
asignaba a los individuos en la historia. Frente a esto Burke señala que:
“A diferencia de Febvre, Braudel no veía las estructuras como algo que capacitara al hombre; consideraba que
eran coacciones. “Cuando pienso en el individuo”, escribió una vez, “me inclino a siempre a verlo aprisionado en
un destino (…) sobre el que poco puede hacer””3

Otros conceptos relevantes aportados por Braudel serán el de estructura y coyuntura, que a la vez se insertan en
la idea de la longue durée. En este punto el intelectual se opondrá conceptualmente a la idea del acontecimiento -
cuestión que se había dado en la primera generación pero que carecía de una teorización más minuciosa- dándole
un giro a los tiempos de la historia, tal como indica Vovelle: “Tiempos de la historia económica, tiempos de la
historia social, tiempo de la historia de las estructuras mentales, desigualmente rápidos” 4 Otro exponente
relevante de este periodo será Labrousse, quien integra las estadísticas a la escuela de los Annales, se acerca a la
historia cuantitativa e introduce métodos de análisis económico para el estudio de la historia.

En general, se puede decir que este periodo se aleja aún más de la historia cultural y de las mentalidades que se
desarrollará con fuerza en la tercera generación, en este sentido, el estudio de la historia social y económica se
mantendrán como el foco central, aunque trabajada de diferente manera que por Febvre y Bloch. Será Emmanuel
Le Roy quien funcionará como puente entre la segunda y la tercera generación de la escuela de los Annales, tal
como indica Burke: “vemos con claridad que Le Roy fue uno de los primeros en ver las limitaciones del
paradigma braudeliano y uno de los primeros en buscar la manera de modificarlo” 5

Así, la tercera generación que se inaugura posterior al mayo francés y es muy influenciada por este movimiento,
será caracterizada por ser una etapa de diversificación de la escuela de los Annales. En ella las influencias de
todo el mundo intelectual entran a los estudios históricos y surgen una serie de propuestas nuevas; la historia de
las mujeres, la psicohistoria, la historia de las mentalidades, el empleo de métodos cuantitativos en la historia
cultural, el retorno a lo político, la antropología histórica, entre otros tópicos de estudio. La historia de las
mentalidades destacará por su trascendencia e innovación en la propuesta, “Así, lo que parece falto de raíz,
nacido de la improvisación y del reflejo, gestos maquinales, palabras irreflejas, viene de lejos y atestigua la
prolongada resonancia de los sistemas de pensamiento” 6 Asimismo, se dejó el resquicio para la vuelta de la
política a la historia, que por años se había sido relegada a las sombras por su estigmatización producida por su
protagonismo en el periodo del historicismo clásico.

En definitiva, la escuela de los Annales atravesó por una serie de transformaciones metodológicas, intelectuales
y políticas a lo largo de su trayectoria en el siglo XX, por lo mismo y como afirma Peter Burke: “ Podría ser
mejor hablar, no de una “escuela”, sino del movimiento de Annales”7 No obstante, a mi juicio se mantienen
algunos lineamientos que nos permiten reconocer un solo movimiento, estas son las premisas de la
interdisciplinariedad, de la historia desde abajo y oposición al acontecimiento, aunque este se vio fuertemente
diversificado. Se puede evidenciar, además, una adaptación del enfoque cuantitativo de la segunda generación
para la historia cultural de la tercera generación, así como también destacan atisbos de interés en la historia de
las mentalidades desde la primera generación. Entonces, si bien es cierto que los enfoques y métodos cambiaron
sustancialmente al pasar de los años y de las generaciones, aún podemos hablar de un movimiento de Annales.

3
Burke, P (2006) La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales, p. 45.
4
Vovelle, M (1985) Ideologías y mentalidades, p.220
5
Burke, P (2006) La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales, p. 67
6
Le Goff, J (1980) Las mentalidades, una historia ambigua, p.5
7
Burke, P (2006) La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales, p. 12.
Bibliografía.

Burke, P (2006) La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales: 1929-1989, Gedisa.

Le Goff, J (1980) Las mentalidades, una historia ambigua en Hacer la historia. Vol. III: Nuevos temas, (Jacques
Le Goff y Pierre Nora) Editorial Laia.

Vovelle, M (1985) Ideología y mentalidades. Ariel.

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