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Tus manos buscan la tetera para llenarla de agua.

No, no
llenarla. Es sólo para ti, así que calculas un poco, lo que te
parece suficiente. Enciendes la cocina y no funciona, entre la
suciedad y tus dedos un poco torpes no prende al primer
intento. “Espero - piensas - que no se haya acabado el gas”.
Lo logras en el segundo intento. Pones la tetera encima y
enseguida buscas una taza, la elección de una no te parece
nada insignificante. Al contrario, analizas los dibujos, el
tamaño, los colores. Piensas en lo afortunada que fuiste de
encontrar muchas de ellas en oferta, quién lo pensaría. Las
que son parte del juego de loza no se usan, son para las
visitas. Eliges una con el dibujo del viejito pascuero, es
mediana; ni chica ni grande, de colores rojo y blanco. “Total
- piensas - a nadie le importa que sea Agosto, ¿a mí me
importa? tal vez debería usar la que tiene un gato, ¿será que
me preocupo demasiado?”. Mientras esperas que la tetera
hierva, impaciente, pensando que ese poquito de agua debería
estar lista en un minuto, sacas la cajita donde se guardan los
té de uno de los muebles de la cocina. Té verde, manzanilla,
té negro y uno con la foto de una chica asiática mostrando el
ombligo. Ese té lleva un tiempo ahí, tu mamá dice que fue un
regalo. Recuerdas el chiste fome que alguien, posiblemente el
tío que casi nunca ves, hacía cuando te regalaban una colonia
para alguno de los cumpleaños que aún eran con piñata:
“¡Parece que encontraron hedionda a la niña!”. ¿Aplica la
misma lógica si alguien regala un té para adelgazar? “Mi mamá
no está gorda - piensas - sólo mi papá”. Pero tu papá no
tomaría un té con la foto de una china mostrando la guata, es
poco masculino. Eliges la manzanilla, internet dice que te
ayuda a dormir. Si internet lo dice es verdad. La tetera
hierve, al fin. Sacas el té de la bolsa y colocas el hilito
amarrado a la oreja. No la tuya, la de la taza. Así cuando
echas el agua el té no se cae. “El té va primero - piensas - y
el cereal antes del yogurt”. Tus manos inclinan la tetera en
la taza. El agua poco a poco se torna amarilla, 15 gotas de
stevia. Una taza con té sobre la mesa. Tú, dejando que se
enfríe.

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