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ALGO NUEVO PARA ENTRAR

EDAD: 5-7 años


CONCEPTO: amistad, el valor de la cosas
A
ALGO NUEVO PARA ENTRAR

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4. CRÉDITOS
Pág. 5. PORTADA INTERNA

Pág. 6
Reynaldo el rey lo tenía todo. Al menos eso él pensaba: juguetes, ropas,
golosinas... Fuera lo que fuera, él lo quería tener.

Pág. 7
Pedro el pobre también lo tenía todo. Al menos eso él pensaba: una
numerosa familia, amigos y mucho, muchísimo espacio para jugar y correr.
Fuera lo que fuera, él lo quería hacer.

Pág. 8
Un día, Reynaldo se despertó y fue a buscar algo para jugar, pero no
encontró nada que le llamara la atención.

- Estoy aburrido de jugar con los mismos juguetes siempre –dijo-


¡Quiero algo nuevo!

- Pero si usted lo tiene todo, mi venerado rey –dijo Perdomo perdone


su mayordomo, un poco asustado de haberlo ofendido.

- Así es. Tengo todo lo que un rey de mi edad pueda desear. Todo,
menos algo nuevo.

Pág. 9
Reynaldo pensó y pensó y fue cuando se le ocurrió un plan para terminar
con su aburrimiento…

Pág. 10-11
Mandó a construir una fortaleza en la entrada de la ciudad. Después, ordenó
que se informara a todos los habitantes del reino la nueva ley:
- A partir de ahora en adelante –dijo el vocero– todo aquel que
quiera entrar a la ciudad tiene que traer algo que el rey no tenga.

Pág. 12-13
El reino entero se sorprendió con la noticia. Todos conocían la gran
imaginación del rey, pero nunca esperaron algo como esto.

Pág. 14
- ¡Qué vamos a hacer! –exclamó uno de los ciudadanos.

- ¿Quién puede tener algo que el rey no tenga? –preguntó otro- ¡Él
lo tiene todo!

Y aunque la nueva fortaleza era el principal tema de conversación, Pedro no


se enteró del nuevo decreto.

Pág. 15
Así que cuando quiso volver a su casa, se encontró con una gran puerta en
medio de su camino.

- Por favor, abran las puertas –dijo Pedro- Quiero ir a mi casa.

- Diga y muestre el objeto nuevo que trae –exigió el guardia de la


puerta

Pág. 16-17
Mientras tanto, del otro lado de la puerta, Reynaldo prestaba mucha
atención. Ya casi no podía aguantar sus ganas de tener algo nuevo.

- ¿Objeto nuevo…? –repitió Pedro asombrado– No sé… Ehhh…


Acá tengo un sombrero.

- ¿Un sombrero? –preguntó Reynaldo ofendido, asomándose por una


de las ventanas de la fortaleza– Tengo muchos sombreros. ¡No
puedes pasar!

- ¿Pero cómo voy a hacer? ¡Mi mamá se va a preocupar!

Pedro no obtuvo ninguna respuesta.


Pág. 18
Pedro estaba triste, pues no sabía cómo iba a llegar a su casa. De repente,
apareció una caravana de esquimales que se detuvo frente a la puerta.

- Diga y muestre el objeto nuevo que trae –exigió el guardia de la


puerta

Pág.19
Nuevamente, Reynaldo estaba ansioso.

- ¿Será posible que esta caravana proveniente de un país lejano tenga


algo nuevo para mí?

Pág. 20
- ¡Pingüino! –gritó el esquimal.

- ¿Pingüino? –preguntó Reynaldo- ¿Tendré pingüinos…?

Pág. 21
Llamó a todos sus súbditos para preguntarles si él tenía algún pingüino, pero
para sorpresa de todos, esto era algo que el rey no tenía.

Pág. 22
- ¡Por fin! -exclamó Reynaldo muy contento, dirigiéndose a la
caravana- Nunca vi uno. ¡Pueden pasar!

- Acá tiene, apreciado rey –dijo el líder, entregándole un pingüino–


Espero que lo disfrute y juegue mucho con él. Sólo recuerde, hay
que darle mucha agua.

Pág. 23
Y así fue como el esquimal y su gente pudieron pasar. Inmediatamente, el
guardia cerró la puerta.

Mientras tanto, Pedro el pobre, asustado, seguía sin poder entrar…


Pág. 24
De repente, apareció una caravana africana con animales, música y personas
bailando alegremente y se detuvieron frente a la puerta.

- Diga y muestre el objeto nuevo que trae –exigió el guardia de la


puerta

Pág. 25
Reynaldo, por tercera vez, estaba ansioso.

- ¿Será posible que exista otra cosa que yo no tenga?

Pág. 26
- ¡Tambores! –gritó el líder.

- ¿Tambores? –preguntó Reynaldo- ¿Tendré tambores…?

Pág. 27
Rápidamente fue a su armario para ver si tenía un tambor entre sus juguetes,
pero para sorpresa de todos, había otra cosa que el rey no tenía.

Pág. 28
- ¡Increíble! -exclamó Reynaldo muy contento, dirigiéndose a la
caravana- Tampoco vi nunca uno de esos. ¡Pueden pasar!

- Acá tiene, apreciado rey –dijo el líder, entregándole un tambor–


Espero que lo disfrute y juegue mucho con él. Sólo recuerde, hay
que tocarlo con mucho ritmo.

Pág. 29
Y así fue como el africano y su gente pudieron pasar. Inmediatamente, el
guardia cerró la puerta.

Mientras tanto, Pedro el pobre seguía sin poder entrar…


Pág. 30
Pedro estaba desesperado. Quería ir a su casa, pero, ¿qué podía hacer…?

- Todos los que entraron provenían de tierras muy lejanas. ¿Qué


puede ofrecer una persona tan pobre como yo, a una persona tan
adinerada como el rey?

Pedro pensó y pensó…

Pág. 31
- Prácticamente hacemos lo mismo. Sin embargo, él es el que está
allá adentro y yo acá afuera… ¿No existirá algo que yo le pueda
dar…?

Pág. 32-33
[ILUSTRACIÓN DE CIENTOS DE PALABRAS]

Pág. 34
- ¡Ya sé!

Fue corriendo a la puerta y sin que el guardia tenga tiempo para


hablar, gritó:
- ¡Amigooooooooooooo!

Pág. 35
[ILUSTRACIÓN CON LA “O” POR TODA LA CIUDAD]

Pág. 36
- ¿Qué dijo? –preguntó Reynaldo- ¿Acaso dijo amigo? ¿Tendré
amigos…?

Llamó a todos sus súbditos para preguntarles si él tenía amigos, pero


para sorpresa de todos, tampoco esto el rey tenía.

La mirada de todos se dirigió a la nueva fortaleza, intrigados por lo


que iba a suceder.

Pág. 37
- Me parece que tampoco tengo uno de esos. –dijo Reynaldo-
Pero… ¡No puedo creer que por fin voy a tener un amigo! ¡Puedes
pasar!

- Acá tiene, apreciado rey –dijo Pedro apuntándose al pecho- Espero


que lo disfrute y juegue mucho con él. Sólo recuerde, hay que
tratarlo con mucho cariño…

Pág. 38-39
Y como ahora Reynaldo tenía un amigo, le dijo al guardia:

- No hace falta que cierre más la puerta, ya no creo que vuelva a


aburrirme…

Y así fue como nació la amistad de Reynaldo, un rey que creía que no le
faltaba nada y Pedro, un pobre que pensaba que no tenía algo para dar…

Y la puerta de la ciudad más nunca se cerró…

Pág. 40- Blanco

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