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7-27 7
RESUMEN
ABSTRACT
This paper sketches an approach to the concept of Tourism Policy, which is the main tool
of the Tourism Administration.
We adress to B. A. in Tourism students, which have to endure the still existing difficul-
ties to find the specific bibliography they will need during their studies.
Our aim is, therefore, to make more accessible to these students the concept of Tourism
Policy. The topic is developped gradually: Starting from its Economic Policy origins, we
move forward step by step, to finally analyze the various facts, attitudes and points of view
confluent in what is presently termed Tourism Policy.
We intend to provide a basic understanding of the matter. For a deeper knowledge, rea-
ders should refer to the bibliography listed in the paper.
Key words: Economic policy, instrumental policy, sectorial policy, tourist policy, strate-
gic management, tourism.
1. INTRODUCCIÓN
Conceptos clave:
medioambientales, sanitarios, educacionales, etcétera, que junto a los de perfil más eco-
nómico (monetarios, tributarios, etc.) inciden vitalmente en el discurrir económico de un
Estado cualquiera.
Por ejemplo, si la opción de un Gobierno es la protección ecológica de los valores natu-
rales de su territorio o, por el contrario, se inclina por la captación, a cualquier precio, de
divisas en cuantía suficiente para emprender el desarrollo económico anhelado, no cabe
duda que las medidas dictadas y aplicadas para promover un u otro fin serán claramente
divergentes. Y de ello se resentirá indefectiblemente la política turística, pues el resto de
políticas destiladas oscilarán alrededor de esos dos objetivos señalados de forma maxima-
lista —protección medioambiental vs. lapidación de parajes a cambio de divisas—, que
condicionan el enfoque final de la propia política turística.
No obstante, la toma de decisiones que configura los argumentos en los que descansa
una u otra política económica, se encuentra sazonada por numerosas intervenciones, tanto
de instituciones implicadas como de diferentes directrices, lo que impide habitualmente la
actuación inmediata al ritmo que puede señalar la idoneidad de algunas medidas para aten-
der carencias específicas. Este devenir explica la aparición de retrasos en la actuación con-
veniente y, por supuesto, en la obtención de los resultados esperados producto de la
aplicación de una determinada medida de política económica. Tal situación es especial-
mente relevante cuando se trata de atender ciertas problemáticas, cuyas especiales cir-
cunstancias exigen medidas de corte coyuntural, las cuales requieren una política que no
admite aplazamientos que invalidarían su utilidad.
A lo anterior se une la imperiosa necesidad de coordinar organismos distintos y de arti-
cular adecuadamente actuaciones diversas que den contenido a la política económica que
trata de aplicarse. Ello provoca retardos que son inevitables, incluso derivados del lapso
temporal necesario para que surtan efecto las decisiones implantadas, que pueden minar,
en ocasiones, la efectividad de las actuaciones gubernamentales que dan precisamente sen-
tido a la política económica o a cualquier política sectorial como lo es la política turística.
Otro tanto ocurre cuando el atraso tiene su origen en la diferencia de tiempo que se esta-
blece entre el diagnóstico de una situación que reclama medidas de política económica y
la efectiva decisión de actuar sobre esa problemática; tal hecho reduce la efectividad de las
posibles políticas arbitradas.
Corresponde señalar que la política económica pretende resolver problemas econó-
micos previamente identificados o modificar vicios o desviaciones no deseados que se
producen en el acontecer de cualquier economía. Con esa meta, la política económica
define unos objetivos, que simplificadamente son aquellos aspectos sobre los que se
desea actuar, para lo cual selecciona unos instrumentos que constituyen un grupo de
magnitudes susceptibles de ser modificadas por los responsables de las decisiones polí-
ticas, a fin de propiciar la obtención de los efectos pretendidos sobre los objetivos pre-
seleccionados. Los instrumentos se activan a través de una amplia red de medidas de
política económica.
De manera que se produce una simbiosis entre objetivos, instrumentos y medidas, don-
de se deben superar diferencias y buscar la complementariedad, pues ineludiblemente se
crean conflictos entre objetivos, lo que exige establecer prioridades, a fin de poder lograr
los efectos deseados. La prelación establecida entre objetivos diferencia las políticas eco-
nómicas, adjetivando a las mismas, lo que nos hace familiarizarnos con expresiones tales
como política socialista, política de centro o política conservadora.
Cabe subrayar que subyacen a las divergentes visiones de la política económica
las propias controversias que se producen en la óptica científica o política del estudioso o
responsable de la toma de decisiones, lo que supone conceder prioridad a un tipo u otro de
objetivos. Dicho planteamiento comporta una distinta gradación en el peso concedido a
esos objetivos o fines, e incluso surgirá un amplio espectro de soluciones y alternativas, tan
extenso como los propios enfoques de política económica existentes, que se encuentran
indefectiblemente sesgados por los juicios de valor de quien decide o investiga en esta área
de actuación pública.
Figura 1
OBJETIVOS Y POLÍTICAS ECONÓMICAS
Fuente: Jané (1979); tomado de Cuadrado et al. (1995, p. 153) de Jordán y García Reche et al. (1995, p. 29); y
de Bote y Marchena (1996, p. 301).
Los objetivos se alcanzan por medio de los instrumentos habilitados por la política eco-
nómica. De los instrumentos conviene entender la heterogeneidad de su clasificación y
composición, a pesar de lo cual es posible señalar que habitualmente son de carácter mone-
tario, fiscal, presupuestario, de rentas, controles directos, tipo de cambio, de comercio
exterior e institucionales.
Los objetivos, los instrumentos y las medidas de política económica no configuran
compartimentos estanco, sino que, antes al contrario, su complementariedad y permanen-
te interconexión dan lugar a un encadenamiento continuo entre los fines perseguidos y los
medios empleados para obtenerlos.
Además, la forma en que se organiza cualquier proceso de decisión en materia de polí-
tica económica remite a combinar las distintas políticas específicas que se hayan podido
emprender. Se denominan políticas específicas porque se trata de políticas que serán dife-
rentes según el momento y el ámbito de aplicación, y que de acuerdo con Jané2 se clasifi-
can en políticas instrumentales y sectoriales. La combinación de ambas políticas y del
conjunto de factores que componen a cada una de ellas, en el grado que recomiende la
intervención, faculta la consecución de los objetivos programados por la política econó-
mica general.
Las políticas instrumentales son las que inciden en el conjunto de la economía (políti-
ca monetaria, fiscal, laboral, exterior, de rentas, etc.), mientras que las sectoriales se enfo-
can a atender una parcela concreta de la actividad económica, siendo aquí donde al igual
que nace la política agraria, industrial, de transportes o de vivienda, surge la política turís-
tica, con un grado de libertad e independencia suficiente.
El edificio de la política económica, en el que conviven las diferentes políticas, junto
con los objetivos y fines ya mencionados se reproduce en la Figura 1, en la que se clarifi-
can los distintos niveles de actuación y ordenación de la política económica general vigen-
te en un Estado.
La política turística se deriva de la política económica general, con la que mantiene ele-
mentos comunes, al igual que ocurre con otras políticas sectoriales que, de igual modo,
persiguen actuar o incidir en un ámbito concreto de la esfera productiva de una economía.
De la Figura 1 se extrae que la política turística, como política sectorial, se debe con-
templar desde una perspectiva de verticalidad, lo que exige comprobar que es influida por
las diferentes políticas instrumentales, que moldean finalmente la singularidad de la polí-
tica turística. Esa política turística será específica, en la medida en que los instrumentos
empleados por la política económica general le afecten en mayor o menor grado respecto
a otras políticas sectoriales.
En ese sentido, las políticas instrumentales: monetaria, fiscal o laboral, por citar tres
ejemplos, influirán en la configuración final de la política turística y en función de los obje-
tivos de aquellas políticas, se obtendrán unos u otros resultados en la política turística. A
2 Tomado de Jordán y García Reche et al. (1995, pp. 28-29); de Cuadrado et al. (1995, pp. 152-155); y
de Bote y Marchena (1996, p. 301).
pesar de que ésta tenga unos objetivos específicos, pues la interrelación entre políticas, la
cual ya se ha mencionado, impide obtener unos resultados a la medida de las actuaciones
programadas, al estar mediatizados por el carácter horizontal de las políticas instrumentales.
La incidencia de las políticas instrumentales en la política turística es fácilmente cons-
tatable. Por ejemplo, si la política fiscal decide un incremento impositivo del tipo aplica-
do a las empresas por medio del impuesto de sociedades, junto con una disminución
general de los tipos aplicados en cada tramo del IRPF, al tiempo que la política laboral
incentiva las contrataciones indefinidas, es fácil imaginar que las anteriores decisiones no
dejarán indiferente al sector turístico, ni a la política que le es de aplicación, pues modifi-
cará, a buen seguro, las condiciones del mercado.
El incremento impositivo reduce los eventuales beneficios empresariales y puede pro-
vocar un desincentivo a la inversión, factor sustancial para mantener y mejorar la compe-
titividad del sector turístico. La disminución del IRPF liberará rentas y por ende capacidad
de gasto a los consumidores, lo que puede desembocar en un crecimiento de la demanda
y de los consumos a ella asociados, que tendrán la capacidad de mejorar la cuenta de resul-
tados y la situación de las empresas del sector turístico. Finalmente, los incentivos a la
creación de empleo beneficiarán de igual modo a cualquier empresa, por lo que son de
aplicación las ventajas de ese empleo para, verbigracia, los hoteles que apuesten por dichas
contrataciones laborales.
En suma, resulta evidente la influencia que ejercen las políticas instrumentales en la
configuración de las políticas sectoriales, encontrándose estas últimas notablemente con-
dicionadas por aquéllas. No obstante, el grado de incidencia de cada política instrumental
en cuestión dependerá de las características de la política sectorial de que se trate y de la
estructura de las empresas afectadas por la misma.
Las circunstancias que trazan los perfiles que han jalonado la expansión del turismo
español (su marcado carácter abierto al exterior, de donde toma la gran vitalidad de
la demanda; su considerable atomización; el acento familiar de la gran mayoría de los
negocios; la baja comercialización propia; el reducido grado de penetración de nuevas
tecnologías; la insuficiente cooperación empresarial; la casi nula I+D que registra conjun-
tamente esta actividad; entre otras características), hacen que su política turística tenga
unas limitaciones elevadas para avanzar en el progreso de una actividad empresarial que
tiene que afrontar, ante todo, las dificultades de gestión inherentes a un negocio poco evo-
lucionado3.
Las particularidades del sector turístico, en definitiva, lo hacen especialmente recepti-
vo a numerosas políticas instrumentales. Resulta oportuno señalar que el turismo, como
3 El sector turístico desde su nacimiento se ha distinguido por la extremada coincidencia que se estable-
ce entre propiedad y gerencia (los dueños son los gestores). A lo que se une el reducido tamaño de los negocios
y una rentabilidad obtenida merced a una política empresarial paradójicamente pasiva, ya que la comercializa-
ción del turismo la han realizado touroperadores extranjeros, los cuales han venido proporcionando tradicional-
mente una demanda creciente con un nivel de gasto elevado para una economía española, que en sus inicios
turísticos se encontraba fuertemente controlada y con un bajo desarrollo, por lo que los diferenciales en el tipo
de cambio y en los salarios, respecto a los países emisores de turismo, convertían a los destinos turísticos de la
costa española en altamente competitivos. En la actualidad se están agotando estos referentes y el modelo turís-
tico español se sitúa en una fase de transición, en la que los precios bajos y costes laborales reducidos no podrán
sustentar por mucho más tiempo su competitividad.
Los objetivos de la política turística son numerosos y divergentes para cada zona,
región o país, además de que van a depender de los productos turísticos existentes y de las
motivaciones y directrices de las autoridades responsables de institucionalizar la política
turística. Aun así, existe un amplio acuerdo respecto a los objetivos esenciales que se
encuentran detrás de toda política turística de estado, que pueden resumirse en: propiciar
el crecimiento de la renta nacional, generar empleo, aumentar los ingresos en divisas o pro-
gresar en el desarrollo y equilibrios regionales. Todos estos objetivos desencadenan un
macrobjetivo o fin «metaeconómico», siguiendo el esquema de la Figura 1, que es la mejo-
ra de la calidad de vida y del bienestar de los ciudadanos residentes en los espacios dis-
tinguidos por la consideración prestada al turismo, los cuales se encuentran bajo la
directriz de una política turística con los objetivos señalados.
Las circunstancias de cada territorio en cada momento priorizarán preferentemente una
serie de objetivos, siendo habitual encontrar un énfasis especial en la creación de empleo
como fin esencial de la política turística. Tal es el caso de España en la actualidad, sabido
que el paro es el principal problema estructural de su economía, e identificado que el turis-
mo es una actividad intensiva en el uso de mano de obra para confeccionar su función pres-
tataria de servicios, lo que puede contribuir a paliar esta lacra de nuestra economía desde
la década de los 70.
De igual modo, los ingresos en divisas tienen la facultad de poder financiar las impor-
taciones de bienes de capital necesarios para el desarrollo económico de un país. De ahí
que sea un objetivo básico lograr incrementos en el saldo neto4 por turismo, con objeto de
poder atender inversiones encaminadas a conseguir mejoras en la competitividad y en la
inherente consolidación económica de cualquier territorio beneficiado por los ingresos
recibidos en pago a sus servicios turísticos. Todo ello adquiere sentido, si se considera que
en los albores del desarrollo turístico, las importaciones suelen representar un apartado
relevante para cimentar la consolidación turística de cualquier país que inicia su andadura
en esta especialización productiva del sector servicios. Y es un objetivo de la política turís-
tica el obtener el máximo volumen alcanzable de ingresos netos en divisas, a fin de redu-
cir en todo lo posible el coste en el que se incurre por mor de las importaciones que
canalizan el despegue y posterior asentamiento de la actividad turística en la estructura
económica de una región y/o Estado.
En ese sentido, España disfruta de una saneada balanza de servicios5, gracias a los ele-
vados ingresos en concepto de turismo, que aminoran el déficit de su balanza comercial6 y
por tanto de la balanza por cuenta corriente7. Merced a este hecho, se ha logrado que la
balanza de pagos8 tenga un resultado menos negativo del que le correspondería, si no se
hubiese producido el desarrollo turístico que caracteriza hoy a la economía española.
En conclusión, los ingresos turísticos contribuyen a la modernización del aparato pro-
ductivo, lo que tiene un efecto inmediato en la mejora de la competitividad, en la creación
de empleo y en el bienestar de la ciudadanía; objetivos todos ellos relacionados con los
fines preestablecidos en toda política turística y, también, económica.
Otro objetivo de la política turística es dar respuesta a los «fallos» que se producen en
el mercado turístico y que exigen la intervención de los gobiernos para responder a caren-
cias detectadas o priorizar intervenciones, que en la actualidad, dentro del modelo turísti-
co español, se encuentran dirigidos a alcanzar la sostenibilidad del desarrollo turístico.
Los mencionados «fallos» que pueden encontrarse en cualquier mercado, de lo que el
turístico no es una excepción, provienen de intervenciones no adecuadas de la iniciativa
privada, que exigen la actuación de la Administración turística para aminorar sus efectos,
a través de una política capaz de regular en favor del desarrollo de ciertos aspectos o de
cercenar los no deseables. Con ello se consigue resolver o aminorar esos «fallos» y se
favorece el crecimiento turístico en el sentido más acorde a las expectativas del sector o
territorio atendido por medio de una intervención pública reguladora.
5 La balanza de servicios incluye transportes, seguros, viajes, rentas de inversión y otros servicios.
6 La balanza comercial cuantifica los cobros y pagos en concepto de exportaciones e importaciones.
7 La balanza por cuenta corriente recoge las operaciones de la balanza comercial, de servicios y de trans-
ferencias —privadas y oficiales—, y supone el conjunto de cobros y pagos que un país efectúa con el resto del
mundo.
8 La balanza de pagos registra el total de las operaciones de un país con el exterior, en términos de dere-
chos adquiridos y obligaciones contraidas.
c) Implantar las estrategias y los correspondientes programas para dar contenido a las
metas que están detrás de los objetivos de la política turística.
El objetivo fundamental que persigue la política turística del Estado español es elevar
el grado de competitividad global del sector turístico nacional, de manera que continúe
contribuyendo a la creación de riqueza y empleo y, por ende, al bienestar de la sociedad.
La búsqueda de la competitividad es una meta que garantiza la viabilidad y presencia cre-
ciente de la actividad turística en los mercados nacional e internacional.
Esa competitividad es alcanzable, ante todo, por medio de una general mejora de la
calidad del modelo turístico español y de todos los destinos y productos que lo configuran.
España como Estado turístico maduro y experimentado, se enfrenta a la imperiosa urgen-
cia de actualizar sus activos turísticos si pretende competir con mercados emergentes que
igualan o tienen capacidad de emular aspectos originarios del modelo español (clima, pre-
cio, exotismo —inherente a todo nuevo destino—...). O rivalizar con destinos también
maduros pero especializados en segmentos desatendidos originariamente (cultural, depor-
tivo, salud, etc.), debido a la creciente demanda registrada por el turismo de masas en el
que basó España su despegue y su embajada turística posterior.
La mejora de la calidad y consecuente competitividad del modelo turístico español se
trata de lograr mediante medidas de política turística diferentes, que van desde normativas
que consigan identificar establecimientos competitivos; pasando por apoyos financieros a
la modernización de la oferta y de las infraestructuras necesarias para atender la demanda
turística (aeropuertos, carreteras, otras comunicaciones —correos, fax, telefonía, tecnolo-
gías de la información y de la comunicación, etc.—, sanidad, depuración de aguas, trata-
miento de vertidos, contaminación —ambiental, acústica, etc.—, congestión del tráfico...),
algunos de ellos, tal como se puede comprobar, dependientes de otras políticas sectoriales
y/o instrumentales; hasta promociones en eventos feriales, campañas de publicidad y otras
figuras del actual marketing turístico (viajes de familiarización, workshops, etc.), que dina-
mizan destinos y/o productos susceptibles de captar nuevos segmentos de demanda, al
tiempo que se «fidelizan» clientes tradicionales del modelo turístico español.
Entre los instrumentos que con mayor frecuencia se encuentran dentro de la política turís-
tica española, y que son ampliamente comunes a las políticas turísticas de las autonomías,
como variables capaces de alcanzar el objetivo de la competitividad turística, destacan:
Esta lista no cerrada trasluce que los instrumentos de la política turística española están
encaminados en su totalidad hacia un decidido avance del sector turístico, existiendo una
fuerte imbricación entre numerosos instrumentos, al igual que se ocasiona entre las medi-
das arbitradas para conseguirlos.
No cabe duda que, por ejemplo, sólo unos trabajadores bien formados serán capaces de
asimilar nuevas tecnologías, novedosos modelos o fórmulas de gestión innovadoras que les
permita integrarse en equipos dinámicos de trabajo, pudiendo de ese modo competir en
entornos turbulentos y mutantes como los que circunscriben al sector turístico en la actua-
lidad. En ese ámbito la competitividad es creciente y se fundamenta cada vez más en fac-
tores intangibles, distintos a los que sustentaron el crecimiento turístico originario de
España, y en el que posiblemente un trabajador que no haya seguido un proceso de reci-
claje adecuado perderá su empleo, bien por despido, o bien por cierre empresarial, al no
poder sobrevivir ese negocio bajo la atmósfera de presión que imprime el mercado turísti-
co del nuevo milenio.
Se concluye este epígrafe con una breve mención a las directrices básicas que han marca-
do la política turística del Gobierno español más recientemente, sin ocultar con ello las enor-
mes competencias que atesoran las comunidades autónomas (CC. AA.), tras el proceso de
transferencias inherente al estado de las autonomías, lo que hace que en numerosas regiones
sean las decisiones propias las que principalmente decantan la evolución de la política turísti-
ca. Aun así, de acuerdo con Uriel y Monfort (dirs.) et al. (2000), cabe recordar que en 1992
se presentó el Plan Marco de Competitividad del Turismo Español, conocido como Plan
FUTURES, que era un documento en el que se pretendía consensuar con las CC. AA. la for-
mulación de políticas turísticas que fueran capaces de impulsar el desarrollo global del turis-
mo español. El Plan FUTURES tuvo una prórroga tras cumplir su primera fase y es todavía
una referencia de la política turística estatal, fundamentalmente por su enfoque estratégico, lo
cual sí fue verdaderamente novedoso en el área turística9. Dicho Plan ha sido finalmente sus-
tituido por el Plan Integral de Calidad del Turismo Español (PICTE 2000), cuyas líneas direc-
trices se recogen en la Figura 2, el cual ha comenzado a aplicarse desde ese mismo año 2000
que lleva en su denominación y que tiene una duración prevista hasta el ejercicio 2006.
Figura 2
PROGRAMAS DEL PICTE 2000-2006
Fuente: Uriel y Monfort (dirs.) et al. (2000) a partir de la Secretaría de Estado de Comercio, Turismo y Pyme.
9 Tan sólo existía un precedente de análisis estratégico aplicado al turismo, concretamente el estudio (no
publicado) de la Generalitat de Catalunya (1992): Reforçament de l’avantatge competitiu del sector turístic a
Catalunya.
del sistema económico en un nivel que, si bien no permite elaborar pócimas milagrosas en
materia de política económica, sí puede orientar sobre el sentido en el que deben de actuar
los poderes públicos, a fin de proporcionar mejoras sobre los principales problemas que
surgen en el camino y que limitan los logros en la meta del bienestar económico.
Con esa perspectiva se acepta, implícita y explícitamente, el papel que corresponde
desempeñar a autoridades o gobiernos en la confección de una política encaminada a diri-
gir o reorientar las actividades económicas dentro de la sociedad que se considere, con la
finalidad de mejorar los resultados del sector económico en concreto. Ello afecta tanto al
ámbito de sus componentes (empresas y trabajadores) como al nivel de ejecución y reali-
zación de la actividad económica que corresponda, de modo que crezca su contribución a
la riqueza y al empleo.
En ese sentido, se acepta un protagonismo del Estado en la economía, que será exten-
sible a cualquier segmento de actividad regulado por una política dictada por el Gobierno
de ese Estado, comunidad autónoma o municipio, y que de acuerdo con Tinbergen (Serra-
no, 1994; pp. 21-22) se puede sintetizar en cinco supuestos ante los cuales debe actuar un
Gobierno, por medio de la política económica, de manera que se asegure el mejor funcio-
namiento del sistema económico:
10 Es conocida la observación de Hirschman (Serrano, 1994; p. 35) sobre Adam Smith, cuando mencio-
naba la pretensión de este último, conocido como el padre de la economía, con relación a la insatisfacción pro-
funda con la estructura institucional de su tiempo, de lograr un estado «cuya capacidad para la estupidez
tuviese algún límite». Este es un extremo deseablemente superable, pero no debe ello enmascarar la necesidad
de unas directrices de carácter público, cuyo objetivo sea el progreso económico general y donde se enmarca
el área de competencia de una política sectorial como la turística, emanada y auspiciada por la Administración
pública.
Por política se entiende una razonada consideración de opciones alternativas, que final-
mente se dirigen a satisfacer los postulados que sintetizan una forma de gobernar determi-
nada. Esas opciones se presentan especialmente dificultosas en el ámbito del turismo, por
las particulares condiciones de esta actividad económica, donde existen amplias limitacio-
nes para acotar los propios parámetros de actuación del sector, de las empresas y de las
organizaciones afectadas por las directrices de una política específica del turismo.
Precisamente la amalgama de servicios y productos, representados por factores de pro-
ducción-prestación de servicios de susceptible consumo por los turistas, confirma la opor-
tunidad de contar con una política turística que ejerza de catalizador de la demanda de
otros productos. Empero, la necesidad de efectuar un uso y establecer una ubicación, lo
más eficientemente posible, alimentan la razón de avanzar en el camino por establecer una
política turística que resulte flexible, a la vez que se muestre de aplicabilidad sobre un
amplio espectro en su ámbito competencial y en los efectos surtidos a partir de su puesta
en práctica.
Hay que aceptar que un mínimo grado de intervención del Gobierno es necesario y éste
será mayor en países en fase de desarrollo, donde la actividad turística sea incipiente y
requiera de ese apoyo logístico para lograr su instalación en la estructura económica, jun-
to a otros sectores más o menos convencionales, pero idiosincrásicos.
La actitud de un Gobierno en la instrumentación de la política turística puede ser pasi-
va o activa (Lickorish, 1991; pp. 64-65). Pasiva responde a la postura de gobiernos cuya
actuación se reduce a acciones que pueden afectar al turismo, aunque no obedece a deci-
siones enfocadas específicamente a favorecer o influir en su desarrollo, de lo que ciertas
medidas legislativas (depuración de aguas, desgravaciones fiscales, apoyo a la contratación
laboral, control de la contaminación de industrias —vertidos, tratamientos residuos, etc.—
) son un claro ejemplo. Por contra, el «posicionamiento» activo del Gobierno en el área del
turismo conlleva acciones deliberadas para favorecer la actividad, lo cual implica el reco-
nocimiento de necesidades específicas y la imperiosidad por influir en favor de ciertos
objetivos preestablecidos (dotación de alojamiento en zonas de potencial atractivo, habili-
tación turística de espacios protegidos, etc.).
Existen dos enfoques desde la perspectiva de actuación activa del Gobierno. Por un
lado, lo que se califica de planteamiento gestor, en el cual el Gobierno establece los obje-
tivos del turismo, a la vez que aporta el apoyo necesario de orden organizacional y legis-
lativo, lo que permite alcanzar esos objetivos programados. Por otro lado, se encuentra el
planteamiento evolutivo, donde el Gobierno desempeña un papel operativo y especial-
mente activo, derivado de la carencia o falta de voluntad del sector privado por involu-
crarse en la actividad turística11 (construcción de hoteles o cámpings en zonas azotadas por
des escasamente estudiadas y conocidas, lo que enerva cualquier esfuerzo aislado que se realice, como viene
aconteciendo en el turismo español, en el que sólo a finales de la década de los noventa se comienza tímidamente
a reconocer la oportunidad de contar con estudios e investigadores que coadyuven a revitalizar el sector turístico
español en su conjunto.
sociales (favorecer el intercambio con otros pueblos, mejorar el nivel cultural del
país, aproximarse a otras formas y estilos de vida...), etcétera.
b) Alcanzar fines de interés general por medio de la integración y conversión de la
política turística en un eslabón más de la política general de un Gobierno.
c) Garantizar la seguridad y protección al turista, lo que es recurrente tanto en países
no desarrollados, por razones obvias (vinculación entre robos y pobreza o carencias
primarias), como en aquéllos que, a pesar de su nivel de progreso, acusan proble-
mas de terrorismo que pueden incidir negativamente en la demanda turística.
d) La cooperación internacional también es posible fomentarla o mejorarla por medio
de una política turística ambiciosa y coherente, por lo que es un objetivo de la
actuación estratégica de la misma.
e) El desarrollo sostenible de las regiones, atendiendo al uso del territorio y a la con-
servación del medio ambiente, sin olvidar las recomendaciones oportunas a la acti-
vidad privada para que se integren en esta filosofía de actuación de la política
turística, pretendida por gobiernos con afán de «posicionar» competitivamente sus
destinos turísticos, a partir de la óptica indicada por la demanda actual más cualifi-
cada a efectos de gasto turístico.
f) Una última parcela de actuación de esa política turística estratégica es proporcionar
el ineludible cambio en los modelos turísticos desde la cantidad hacia la calidad,
pues los primeros se han demostrado congestivos del territorio e hipotecarios del
futuro de esos espacios turísticos, mientras que los segundos reducen dichos pro-
blemas, aparte de aportar mayores ingresos que mejoran la rentabilidad de las
empresas, de las inversiones públicas e incluso tendrán capacidad de sustentar futu-
ras necesidades creadas por el propio discurrir económico.
Por otro lado, corresponde señalar que la actuación estratégica de un Gobierno en polí-
tica turística exige una planificación, de igual modo, estratégica, que garantice la viabili-
dad posterior de la política. Los factores que amparan la planificación estratégica (Wahab,
1992; p. 747) se fundamentan en la competencia internacional, el interés nacional y la
especial naturaleza compleja del turismo, que influyen hoy en cualquier entorno donde
existe un cierto desarrollo turístico y en el que se articula una política para su ordenación
y activación como sector de competencia económica.
Los objetivos de la planificación estratégica serán específicos para cada Gobierno de
acuerdo con sus condiciones económicas y expectativas de crecimiento y desarrollo, aun-
que en principio cabe establecer como escenario de mínimos un acuerdo respecto a cuán-
to turismo y de qué tipo se desea (masas vs. especializados). Tal decisión condiciona el tipo
de modelo turístico promovido, el cual influirá inexorablemente en la sociedad afectada
por esa opción turística, que va a sentir en su hábitat las consecuencias de dicha elección
económica del turismo.
Otro objetivo de la planificación será contar con estadísticas fiables que permitan esta-
blecer escenarios y proyecciones, de tal forma que se logre un crecimiento ordenado de la
actividad turística, ya que a partir de esa información se podrán promover inversiones en
infraestructuras que canalicen la prosperidad económica fundamentada en la actividad
turística.
12 Una ventaja comparativa nace de la especialización en determinados tipos de actividades, productos y/o
servicios económicos, que resultan ser aquéllos en los que el país o zona económica se muestra comparativa-
mente más eficiente.
hacia la apropiación de ventajas competitivas13, que no son tan fácilmente asimilables por
nuevos competidores, y para las cuales existe una tradición por parte de destinos experi-
mentados, como representa España en el concierto turístico mundial.
En esa decantación estratégica de la política turística, los precios no deben ser contro-
lados, es más, en España están liberalizados y tan sólo se exige una comunicación, más por
garantía de defensa ante los consumidores que por el intervencionismo que otrora caracte-
rizara la actuación de las autoridades turísticas, lo que además puede reducir el riesgo de
abusos, como en ocasiones ocurre con el precio de apartamentos, «tiempo compartido»
(time-sharing) o touroperadores. Al mismo tiempo, los precios deben ser transparentes y
en el caso de decidir gravar servicios turísticos para recuperar las inversiones efectuadas
en favor del mismo, deberá cuidarse mucho el método seleccionado en tal cometido, a fin
de no discriminar unos sectores en favor de otros.
Otro tanto ocurre con las inversiones públicas en formación y reciclaje, que sí son
necesarias como factor de competitividad, pues unos trabajadores con un nivel educativo
adecuado son susceptibles de aceptar cambios y de aprovechar tecnologías novedosas que
contribuyan al progreso competitivo de las empresas. Mientras que de no disponer de una
formación adecuada se corre el riesgo de hipotecar el crecimiento de la actividad turística,
e incluso pueden incrementarse los ya de por sí acentuados problemas de empleo. Sin
embargo, el coste de esa política formativa no debe ser discriminante ni alterar la relación
de precios relativos del sector turístico.
Por último, debe matizarse que la otra cara de la dirección estratégica, que se postula
como marco adecuado para la gestión de la política turística actual y de los negocios exis-
tentes bajo su batuta, exige una planificación, de igual forma estratégica, pero en continuo
estado de revisión y/o actualización. Lo que en términos de la literatura turística anglosa-
jona se sugiere como monitoring, de manera que se efectúe una permanente supervisión y
adaptación de la planificación estratégica a los continuos cambios que experimenta el mer-
cado, de tal modo que se logre una eficiente dirección estratégica de la política turística,
con seguridad de responder exitosamente a cuantas problemáticas deba enfrentarse.
5. EPÍLOGO
13 Una ventaja competitiva es cualquier característica susceptible de ser apropiada por un negocio que lo
diferencia de otros, colocándolo en una posición relativa superior para competir.
Bajo esa óptica y arraigado en la tradición de las ciencias sociales, el objetivo de esta
contribución a Cuadernos de Turismo es ayudar a reflexionar a un lector no iniciado en la
temática del turismo, y más específicamente en la conceptualización de la política turísti-
ca. La idea que subyace, por tanto, es sencillamente animar a ese potencial lector en esta
lid en la que ahora se inicia, con la finalidad de que se sume en un futuro que se desea pró-
ximo al todavía insuficiente cuerpo investigador en una disciplina científica y académica-
mente alumbrada muy recientemente: el Turismo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Para citar este artículo: Mathias Pécot, Julio Gavilanes & Andrea Sáenz De Viteri (2018) Cuentos de
la informalidad: El desarrollo turístico en cuatro playas ecuatorianas, Tourism Planning &
Development, 15:5, 584-599, DOI: 10.1080/21568316.2018.1504319
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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO DEL
TURISMO 2018, VOL. 15, NO. 5, 584-599
https://doi.org/10.1080/21568316.2018.1504319
RESUMEN KEYWORDS
"La informalidad" como categoría económica global y estándar Turismo informal;
normativo para medir la actividad económica está arraigada en las incumplimiento; pequeña y
culturas occidentales, implementada a través de marcos legales, mediana empresa turística;
fiscales y doctrinas de desarrollo. Este trabajo sostiene que el economías diversas y
alternativas; Sur Global
binario económico informal/formal enmascara la diversidad
económica en los destinos turísticos del Sur Global. Un prisma de
incumplimiento de la legislación turística como barómetro de la
actividad económica formal/informal evidencia la desconexión
entre los marcos normativos modernos y las formas de operar de
las redes locales de pequeños y medianos empresarios (PYMES).
Los datos del censo de cuatro playas populares de Ecuador se
analizan con estadísticas descriptivas de agrupación. La
investigación descubre una gama diversa de formas económicas de
empresa turística: asociaciones no constituidas en sociedad,
establecimientos turísticos no registrados y PYMES que operan en
diversa medida fuera de la officialidad, lo que replantea la
distinción paradigmática entre economías turísticas formales e
informales. Además, esta innovadora investigación revela las
tensiones asociadas a la caracterización de las "economías
alternativas" como objetos políticos y de investigación
globalizados.
1. Introducción
¿Cuáles son los rasgos distintivos de las pequeñas y medianas empresas turísticas que
operan en los destinos emergentes del Sur Global? ¿Cohabitan, interfieren o incluso
compiten con las formas capitalistas dominantes de "hacer negocios"? El uso de la
"informalidad" como categoría económica y estándar normativo para la medición de la
actividad económica está arraigado en la adopción y dominación global de normas
occidentales que no necesariamente se mantienen en las culturas del Sur Global (Guha-
Khasnobis, Kanbur y Ostrom, 2006; Hart, 2006, 2009; Michaud, 1991). Aplicado a través de
marcos legales y económicos, y de doctrinas de desarrollo dominantes, el capitalismo
moderno conduce a una visión binaria, formal-informal, de la actividad económica. El
presente trabajo sostiene que esta visión eclipsa la divergencia económica en los destinos
turísticos del Sur Global y que debe ser cuestionada. Los datos se obtuvieron mediante un
censo de proveedores de servicios en cuatro playas populares de la provincia de Santa
Elena, en Ecuador. Utilizando el prisma del incumplimiento de la legislación turística
como barómetro de la actividad económica informal/formal, se ha detectado una
profunda desconexión entre los marcos normativos modernos y la forma en que las redes
locales de pequeños y medianos
Las directrices también identifican los empleos no declarados o los empleados "para
los que no se aplican las reglamentaciones laborales, no se ejecutan o no se cumplen por
cualquier otro motivo como "informales"" (CIET, 2003, p.15). Por tanto, la irregularidad
administrativa es un fenómeno socioeconómico significativo dentro de la distinción entre
empresas o empleos "formales" e "informales". "La informalidad" como categoría
económica global, marco legal y fiscal específico, y estándar normativo sigue la estela del
586 M. PÉCOT ET AL.
capitalismo moderno y se vincula a las principales políticas de desarrollo regional
latinoamericanas. Además, el entramado de actividades, personas o grupos,
temporalidades o localidades, etiquetado como "informal" ha sido fuertemente
problematizado
PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO DEL 587
TURISMO
en los estudios de desarrollo turístico (por ejemplo, Damayanti, Scott y Ruhanen, 2017;
Williams y Hor- odnic, 2017). "Informalidad", utilizado como adjetivo cualitativo, se
atribuye a una amplia gama de actividades económicas en el núcleo de la industria
turística mundial. La "informalidad" se ha observado en los servicios de alimentación
(Merlano, 2015); los servicios de alojamiento (Guttentag, 2015); el transporte (Cervero y
Golub, 2007); las operaciones turísticas y el guiado (Hsu, King, Wang y Buhalis, 2017); el
emprendimiento turístico y el trabajo (Leguizamón, 2016); los sistemas y redes de
financiación del turismo (Ngoasong y Kimbu, 2016). "Informal" también se utiliza
ampliamente como adjetivo calificativo para las personas o grupos que interfieren en el
desarrollo turístico capitalista. "Informal" se asocia con las mujeres empresarias y sus
diversas formas de asociación (Fagertun, 2017); los centros comunitarios y las
cooperativas indígenas (Bayona, 2013); las empresas pequeñas y familiares (Thomas,
2000); los vendedores ambulantes (Steel, 2012); y los taxistas (Farver, 1984).
En tercer lugar, la combinación de actividades informales y personas o grupos
informales se relaciona con los "escenarios de informalidad", los contextos de desarrollo
turístico y los lugares turísticos asociados al Sur Global como las playas (Henderson &
Smith, 2009); los mercados de alimentos y artesanías (Milgram, 2014); los espacios
públicos urbanos (Swanson, 2007); los sitios patrimoniales e históricos (Little, 2014); e
incluso los periodos de tiempo como los encuentros turísticos (Simoni, 2015) o los
periodos de reactivación económica después de un desastre natural (Biggs, Hall, &
Stoeckl, 2012).
Volviendo al contexto de nuestra investigación, la "informalidad" es la ontología dominante
para la differencia económica en Ecuador. Independientemente de la orientación
ideológica de los sucesivos gobiernos, las declaraciones de política turística official han
mantenido la división formal-informal durante los últimos 30 años. La "informalidad" se
ha asociado continuamente con el caos y el desorden en los márgenes del sistema
turístico nacional. Las políticas turísticas se refieren repetidamente a un "offer informal"
como si fuera una realidad tangible y altamente perjudicial.
Cabe señalar que se ha producido un influjo de proveedores informales (alojamientos
familiares, alojamientos o dormitorios de todos los niveles), sobre todo en la capital, cuyos
efectos nocivos sobre la calidad y los precios medios se percibirán pronto (p. 15).
Además del daño a la imagen y el deterioro del producto, esta actividad de comercialización
informal, el desorden de los precios y el no compromiso con la calidad -que, además, se
sustenta en los argumentos de la democratización del turismo- impide evaluar
objetivamente las opciones sostenibles que deberían considerarse a largo plazo como las
mejores (p.77). (énfasis añadido, Plan de competitividad, Ministerio de Turismo de Ecuador,
1999)
Las actividades de control que se realicen deben ser sistemáticas, ordenadas y coordinadas
con otros organismos para combatir la informalidad y mejorar los estándares de calidad
(p.427). (énfasis añadido, PLANDETUR 2020, Ministerio de Turismo de Ecuador, 2007)
Estos inquietantes discursos nos invitan a observar que las políticas de informalización no
deben entenderse por separado del marco político más amplio de las intervenciones
sociales y económicas de los Estados (Williams y Nadin, 2012). Asimismo, las
categorizaciones económicas y jurídicas relativas a la diversidad de las pequeñas y
588 M. PÉCOT ET AL.
medianas empresas turísticas locales siguen estando estrechamente vinculadas al
contexto y las condiciones en las que el conocimiento del turismo tiende a ser
PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO DEL 589
TURISMO
3. Metodología
En la sección de metodología se presentan las cuatro playas seleccionadas, su
significación y representatividad como destinos turísticos de playa en el Sur Global. Se
describen los procesos de recogida y análisis de datos, y se discuten las limitaciones
metodológicas del censo.
4. Resultados
La ventaja de los resultados de los censos es que despliegan la diversidad estructural
dentro de un área de investigación. Entre las PYMES de la región estudiada se observa un
gradiente de desconexiones entre las realidades socioeconómicas del funcionamiento del
turismo sobre el terreno y los cuatro órganos centrales de la regulación del turismo
(registro profesional, fiscalidad, seguridad social y libertad de asociación). La diversidad
de formas de emprendimiento turístico, sin registro y con convergencia y divergencia
entre formas de irregularidad o desvinculación, pone en perspectiva la desigual relación
entre el Estado ecuatoriano moderno y los protagonistas del desarrollo turístico
alternativo en la zona de estudio.
Asimismo, estos resultados indican que las empresas locales son predominantemente
independientes de la industria turística internacional o del turismo global. Las empresas
que operan en las principales ciudades ecuatorianas no están representadas en el área de
investigación. También se destaca el carácter endémico de los establecimientos
encuestados, ya que el 66% de los encuestados se identifica como nativo de la zona de
estudio. En resumen, las empresas no constituidas en sociedad en la zona de
investigación son empresarios autónomos, independientes de los circuitos tradicionales y
actores del desarrollo turístico que están legalmente vinculados al Estado por una simple
declaración de impuestos.
Estas formas de negocio endémicas pasan a emplear a 352 trabajadores en áreas
operativas como la preparación de alimentos, la facturación y las actividades de camarero.
En muchos casos, esta mano de obra está compuesta por parientes cercanos y miembros
de la familia del empresario turístico. Algunos de los interesados afirmaron que los
hombres de las comunidades se dedicaban generalmente a la pesca tradicional, por lo
que la prestación de servicios a los turistas se concibe como un complemento necesario
para el presupuesto familiar, pero está dirigida esencialmente por mujeres. De los 351
empleados, una clara mayoría eran mujeres (70%). Esta sinergia entre la pesca tradicional y
los servicios de comida o alojamiento puede constituir un modelo de negocio digno de
atención y, de alguna manera, característico de una economía diversa.
El compromiso de las comunidades de Chipipe con la mejora de los servicios turísticos es, con
mucho, el más reciente en comparación con las otras dos playas.
Curiosamente, el funcionamiento del turismo no registrado podría interpretarse como
un acto de resistencia endémica contra la empresa turística internacional y un modelo de
desarrollo fuertemente centralizado. La regulación turística ecuatoriana parece
representar una intención modernista duradera de estandarizar y sistematizar los
sistemas turísticos locales y sus actores. Esto va de la mano con la fantasía duradera del
turismo de masas y el crecimiento. En segundo lugar, las empresas turísticas no
registradas son de alguna manera "toleradas" por el Estado y el hecho de no estar
registradas no impide que los proveedores de turismo participen activamente en el
desarrollo turístico. De hecho, la mayoría de los proveedores turísticos (71%),
independientemente de la estacionalidad, están establecidos permanentemente en
zonas de playa y la huella local de los establecimientos turísticos no registrados es bien
conocida por el Ministerio de Turismo. Esta diversidad de formas económicas indica una
resistencia al poder homogeneizador de los marcos jurídicos turísticos modernos.
Figura 1. Tasa de incumplimiento por playa (%). Leyenda: Arriba: registro MINTUR; Abajo: affiliación a
un gremio; Izquierda: Seguridad Social; Derecha: RUC o RISE.
Figura 2. Dendrograma de enlace medio (entre grupos) con medida de similitud de concordancia
simple.
Tabla 3. Análisis de
conglomerados.
Registro de Asociación RUC o RISE Relación con
Turismo profesional (Fiscalidad) la
(MINTUR) seguridad
social
Sí No Sí No Sí No Sí No
Grupo 1 0 9 3 6 0 9 2 7
Grupo 2 0 37 24 13 37 0 14 23
Grupo 3 5 0 5 0 0 5 3 2
Grupo 4 55 0 32 23 55 0 24 31
Total 60 46 64 42 92 14 43 63
N = 106
(Komppula, 2014). Desde el punto de vista jurídico, ese cambio implica una necesaria
protección de los derechos fundamentales de libre asociación y el reconocimiento del
trabajo y el emprendimiento turístico en todas sus formas. Ese proceso implicaría la
protección del patrimonio cultural, el papel de las mujeres y la valoración de las
manifestaciones culturales (transformación, comercialización de productos alimentarios
locales) (Fagertun, 2017). En segundo lugar, debe iniciarse una política turística orientada
a las necesidades específicas de las pequeñas empresas y microempresas turísticas como
un modelo de negocio genuino de la costa ecuatoriana(Ayyagari, Beck, & Demirguc-Kunt, 2007;
Thomas, Shaw, & Page, 2011) por su capacidad de generar empleo, participar en la
fiscalidad y fomentar la resiliencia ante una serie de amenazas naturales (Henderson &
Smith, 2009) o riesgos antropogénicos. En tercer lugar, es necesario desarrollar una
ofleración de formación "ascendente" adaptada, flexible y móvil para las necesidades
específicas de los proveedores de servicios de alojamiento y alimentación y la aparición
de nuevas prácticas de vinculación y diálogo con los pequeños y medianos proveedores
de servicios en el nuevo sistema de educación superior (Cuffy, Tribe, & Airey, 2012).
En conclusión, el estudio de caso desvela las tensiones y los retos asociados al
encuadre y la circulación de las economías alternativas como objeto de investigación y
política globalizada. Las condiciones del Sur Global difieren de las del Norte. En segundo
lugar, los datos invitan a formular recomendaciones previas en cuanto a la agencia local
en la gobernanza del turismo y los modelos de negocio. Por último, los hallazgos nos
llevan a cuestionar las responsabilidades sociales de la comunidad investigadora del
turismo y la micropolítica de la investigación-acción al tiempo que se representa y
cataloga la diversidad económica en el Sur Global.
Agradecimientos
Un agradecimiento especial a Andrés Plaza, Licenciado en Estadística, por su apoyo y asesoramiento
en el análisis estadístico de los datos, así como al Grupo de Investigación sobre Turismo Marino
Costero y Desarrollo Sostenible (ESPOL-FIMCBOR), sin el cual esta investigación no habría sido
posible.
Declaración de divulgación
Los autores no informaron de ningún conflicto de interés potencial.
ORCID
Julio Gavilanes http://orcid.org/0000-0003-1855-2789
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Para citar este artículo: S. Mostafa Rasoolimanesh, Sundari Ramakrishna, C. Michael Hall,
Kourosh Esfandiar & Siamak Seyfi (2020): A systematic scoping review of sustainable tourism
indicators in relation to the sustainable development goals, Journal of Sustainable Tourism,
DOI: 10.1080/09669582.2020.1775621
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https://doi.org/10.1080/09669582.2020.1775621
Introducción
El número de llegadas de turistas internacionales ha crecido de forma constante hasta alcanzar los
1.500 millones de llegadas de turistas en 2019 (Organización Mundial del Turismo de las Naciones
Unidas [OMT], 2020). Se espera que esta cifra siga aumentando, con una previsión de 1.800 millones
de turistas internacionales para 2030 (OMT y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
[PNUD], 2017), aunque esta cifra podría revisarse a raíz de los efectos de la pandemia del COVID-19 (G
o
n
slig
€
et al., 2020). Sin embargo, aunque el turismo internacional puede recibir la mayor parte de la
atención, la mayor parte del turismo es en realidad nacional, y representa casi el 85% de los viajes
mundiales. El número de viajes turísticos realizados cada año antes de la llegada de COVID-19
superaba a la población mundial (Hall, 2015). El gasto absoluto en turismo también ha aumentado
sustancialmente, y el World Travel and Tourism
CONTACTO S. Mostafa Rasoolimanesh m School of Hospitality, Tourism and Events, Taylor's University, Subang Jaya, Malasia.
2020 Informa UK Limited, que opera como Taylor & Francis Group
2 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
Consejo (WTTC, 2018) estima que el turismo global contribuyó con 7,6 billones de dólares o el 10,2%
del PIB mundial en 2017.
Dada la importancia económica del turismo y su crecimiento, no es de extrañar que exista una
gran cantidad de literatura que pone de relieve los diversos impactos del turismo a distintas escalas
(Esfandiar et al., 2020; G
o
n
sliget al., 2018; Hall et al., 2015; Rasoolimanesh & Jaafar, 2017; Rutty, G
€ o
slin
€
g
, Scott, &
Hall, 2015; Scott et al., 2016; Sharpley & Telfer, 2014). Sin embargo, aunque el interés por los
impactos ha sido durante mucho tiempo una característica de la investigación turística (Mathieson y
Wall, 1982), existe una creciente preocupación por la sostenibilidad del sector turístico y los límites
de su crecimiento (Fodness, 2017; G o
n
slig
€et al., 2012; Hall, 2019; Saarinen, 2015).
Butler (1999) sostiene que las ambigüedades que rodean lo que se entiende por turismo
sostenible han dado lugar a un seguimiento esporádico y no sistemático de los impactos del
turismo. Por ello, los esfuerzos por evaluar los impactos del turismo se han visto obstaculizados por
la falta de consenso en cuanto a la elección de los indicadores y la forma de aplicarlos (Hall, 2008;
Tanguay et al., 2013; Torres-Delgado y Palomeque, 2014). Esta situación tiene consecuencias de gran
alcance con respecto a la contribución del turismo a la sostenibilidad, dada la importancia de los
indicadores adecuados para evaluar ygestionar eficazmente los impactos del turismo (Tanguay et
al., 2013; Torres-Delgado & Palomeque, 2014; OMT, 2004).
Los ODS son un elemento central de la agenda 2030 de las Naciones Unidas (ONU, 2015). La
agenda promueve el desarrollo sostenible mediante la supervisión y el control del uso de los
recursos naturales y el fomento de los esfuerzos de conservación, la creación de oportunidades de
empleo para las comunidades locales y la promoción de la cultura y los productos locales, así como
el uso sostenible de los recursos marinos para aumentar los beneficios económicos de los pequeños
Estados insulares en desarrollo y los países subdesarrollados (OMT y PNUD, 2017). En consecuencia,
los ODS se han convertido en puntos centrales para el estudio de la contribución del turismo al
desarrollo sostenible (Hall, 2019; OMT y PNUD, 2017). Como se ha señalado anteriormente, el
desarrollo de indicadores y estrategias de seguimiento adecuados se considera integral para evaluar
el progreso hacia el logro de los ODS (OMT y PNUD, 2017), así como para calibrar la sostenibilidad del
turismo en general (Lozano-Oyola et al., 2012; Miller & Twining-Ward, 2005; Stoddard et al., 2012). Sin
embargo, a pesar del papel esencial de los indicadores de turismo sostenible (ITS) en el seguimiento
de los impactos del turismo (Miller & Twining- Ward, 2005; Tanguay et al., 2013; Torres-Delgado &
Palomeque, 2014), se ha hecho poco para conectar estos indicadores con los ODS. Los ODS son
relativamente nuevos, y esta conclusión no es del todo sorprendente. Sin embargo, la selección y el
seguimiento de los indicadores se consideran parte integrante del proceso de los ODS (OMT y PNUD,
2017). Por lo tanto, al considerar este criterio, discutimos las relaciones con diferentes ODS en
estudios anteriores de CTI y destacamos la importancia de la vinculación directa en el futuro. Por lo
tanto, la conexión de los indicadores de turismo sostenible con los ODS es el objetivo del presente
estudio.
Para poner en práctica los ODS y sus metas, cada Estado parte tiene que definir objetivos y
(sub)plazos específicos, y desarrollar procesos de aplicación adecuados. En consecuencia, la
gobernanza es inseparable de la aplicación de los ODS (Biermann et al., 2017; Meuleman y Niestroy,
2015). La investigación sobre el turismo también reconoce que garantizar la sostenibilidad
económica, sociocultural y medioambiental requiere un proceso eficaz de gobernanza, ajustado a
propósitos y contextos específicos (Richins, 2009). Una gobernanza eficaz suele conllevar la
necesidad de instituciones adecuadas, marcos de toma de decisiones, procesos de planificación y
códigos de prácticas (Bramwell y Lane, 2011). La gobernanza es una cuestión importante para
garantizar que la aplicación de la estrategia turística sea realmente sostenible y responda a las
necesidades de las partes interesadas y de las comunidades de destino, y los medios por los que se
supervisa y evalúa (Hall, 2008, 2009), así como para alinear el turismo con los acuerdos de
gobernanza existentes (Jenkins et al., 2014).
Responder a las necesidades de las partes interesadas es fundamental para el éxito de la
planificación e implementación de estrategias de turismo sostenible (Hall, 2008; Torres-Delgado &
Palomeque, 2014). El gobierno, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, los
residentes y las poblaciones temporales (por ejemplo, los trabajadores de temporada y los turistas)
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 3
Revisión de la literatura
Indicadores de turismo sostenible
Aunque sigue siendo un tema controvertido, en general se considera que la sostenibilidad en el
contexto del turismo pretende alcanzar un equilibrio entre las necesidades económicas,
medioambientales y sociales de todas las partes interesadas al considerar los impactos del turismo
(Buckley, 2012; Hall et al., 2015; Waligo et al., 2013). Los intentos de poner en práctica el concepto de
turismo sostenible han llevado a desarrollar numerosos conjuntos de indicadores con la esperanza
de poder cuantificar la sostenibilidad y han hecho que la demanda de herramientas de indicadores
aumente considerablemente en los últimos años, especialmente a nivel de destino (Tanguay et al.,
2013). Esto ha contribuido a aumentar la investigación sobre indicadores de turismo sostenible
(Torres-Delgado y Palomeque, 2014), y se han montado varios proyectos para desarrollar marcos de
indicadores (por ejemplo, Kristj'ansdo'ttir et al., 2018).
Se han propuesto diferentes métodos para desarrollar indicadores de turismo sostenible.
Tanguay et al. (2013) sugirieron que había dos rutas principales para el desarrollo de indicadores de
turismo sostenible que describieron como el enfoque científico o académico y el enfoque de los
responsables políticos. El primero considera que la sostenibilidad es un tema complejo que requiere
métodos técnicos y científicos de evaluación, mientras que el segundo depende de las condiciones
locales, que invariablemente se alinean con las agendas políticas. Los defensores del enfoque
político sostienen que la CTI resultante es el producto de un consenso entre las partes interesadas y,
por lo tanto, es más inclusiva y fácil de entender por el público que las CTI desarrolladas mediante un
enfoque puramente científico (Tanguay et al., 2013). Sin embargo, a diferencia de las CTI
desarrolladas mediante el enfoque científico, las CTI de los responsables políticos suelen ser
propensas a los conflictos de intereses.
Con el fin de superar estos problemas, Tanguay et al. (2013) propusieron un enfoque alternativo
en el que el desarrollo de indicadores se basa en un proceso sistemático básico, a la vez que
incorpora una política operativa. Otros investigadores, como Blancas et al. (2016), propusieron una
nueva herramienta basada en indicadores para evaluar el grado de avance y retroceso en la
sostenibilidad del turismo, cuestión esta última que suele ignorarse en la investigación sobre
indicadores. Kristj'ansdo'ttir et al. (2018) descubrieron que la investigación sobre indicadores de
sostenibilidad se ha desarrollado simultáneamente en diferentes disciplinas académicas, incluido el
turismo, y que el número de disciplinas académicas que pesan en el debate sobre CTI sigue
creciendo. A diferencia de los trabajos anteriores, que consideraban los indicadores de forma
temática y, por lo tanto, disertaban sobre el turismo de forma discreta en términos de sus impactos
económicos, sociales y ambientales, Kristj'ansdo'ttir et al. (2018) destacan el valor de, en primer
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 5
lugar, ajustar los marcos de indicadores establecidos y desarrollar nuevos marcos sistémicos; y, en
segundo lugar, desarrollar una CTI integrada, con el fin de ayudar a
6 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
los responsables políticos y de la toma de decisiones a la hora de evaluar las distintas funciones del
turismo dentro de los complejos sistemas socioeconómicos.
El turismo opera a múltiples escalas. Hasta ahora, los investigadores han tendido a priorizar el
desarrollo de indicadores para comunidades y destinos (es decir, los niveles meso y macro). Sin
embargo, también se necesitan indicadores dirigidos al nivel microorganizativo (es decir, a las
pequeñas empresas turísticas), dado que las pequeñas empresas turísticas de propiedad local tienen
el potencial de contribuir a los objetivos del desarrollo turístico sostenible, ya que proporcionan
beneficios económicos y socioculturales (Koens & Thomas, 2015; Roberts & Tribe, 2008; Zapata et al.,
2011). Roberts y Tribe (2008) sostienen que las dimensiones social, política y económica de la
sostenibilidad suelen quedar relegadas a la periferia cuando se trata de pequeñas empresas
turísticas, dando prioridad a la sostenibilidad medioambiental de estas empresas (véase también
Coles et al., 2016).
La guía de la OMT (2004) -Indicadores de Desarrollo Sostenible para Destinos Turísticos- contiene
una lista relativamente completa de indicadores que proporcionan un valioso punto de partida para
ajustar los indicadores seleccionados a los objetivos políticos de un destino determinado. El Sistema
de Indicadores Turísticos Europeos (Comisión Europea, 2016) es otra herramienta de gestión,
información y seguimiento destinada específicamente a los destinos turísticos sostenibles. Sin
embargo, aunque los destinos pueden compartir una serie de indicadores básicos comunes,
también difieren en los problemas de sostenibilidad a los que se enfrentan y en los mecanismos de
gobernanza que emplean, por lo que se necesitan indicadores específicos para cada lugar y destino
(Biermann et al., 2017). De hecho, el desarrollo de los ODS pone de manifiesto la importancia de una
gobernanza común pero diferenciada para aplicar con éxito las iniciativas de sostenibilidad a
diversas escalas (Meuleman y Niestroy, 2015). En consecuencia, también es necesario idear métricas
comunes pero diferenciadas y establecer mecanismos de seguimiento y evaluación para las distintas
escalas del turismo a fin de hacer efectiva dicha estrategia de aplicación (Lu et al., 2015; Kanie y
Biermann, 2017). Esto sugiere que, si bien puede ser valiosa la selección de CTI para comparar
diferentes unidades de evaluación en distintos sistemas de gobernanza, en última instancia los
responsables de la toma de decisiones tendrán que llegar a algún tipo de consenso sobre los CTI
relevantes para el destino, la comunidad o la organización específicos que buscan implementar los
ODS.
Las políticas de CTI a nivel subnacional, nacional y mundial desempeñan un papel importante
para ayudar a los países a alcanzar los ODS. Forman parte de la Agenda 2030, en la que la CTI se ha
posicionado como un medio clave para la implementación de los ODS. Por lo tanto, es necesario que
las políticas y los marcos de CTI se integren en las iniciativas de los ODS para abordarlos eficazmente.
Sin embargo, como comentan Cervantes y Hong (2018, p. 97), "los marcos de políticas de CTI
tendrán que evolucionar para identificar los desafíos planteados por los ODS" para abordar no solo
la política de innovación sino también otras demandas y desafíos sociales consagrados por los ODS.
educación primaria a todos los niños, entre otras prioridades de desarrollo. Aunque tuvieron un éxito
relativo si se evalúan mediante indicadores nacionales, las revisiones de los ODM destacaron hasta
qué punto los resultados "enmascaraban
8 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
Gobernanza
El papel de la gobernanza en el turismo sostenible rara vez se articula con claridad en los estudios
sobre CTI (Tanguay et al., 2013). No obstante, uno de los rasgos distintivos del desarrollo sostenible
es el acceso a la toma de decisiones, con lo que se potencian los procesos, las prácticas y la
apropiación democráticos (Bramwell y Lane, 2011). El turismo sostenible requiere una gobernanza
eficaz que incluya instituciones apropiadas, normas de toma de decisiones y prácticas de evaluación
y seguimiento de las políticas, si quiere satisfacer las dimensiones económica, sociocultural y
medioambiental del desarrollo sostenible (Bramwell & Lane, 2011). Aunque el interés por la
gobernanza ha crecido, sigue siendo un concepto poco discutido en la literatura sobre turismo
sostenible (Jenkins et al., 2014). Es significativo que las asociaciones de múltiples partes interesadas y
la arquitectura multinivel de los ODS hayan sido reconocidas tanto por
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 9
la ONU y los investigadores que necesitan una gobernanza coherente para que sean eficaces
(Bernstein et al., 2014; Bull & McNeill, 2019; Meuleman, 2019), De hecho, la importancia de la
gobernanza para integrar y aplicar los tres elementos "tradicionales" (social, económico y
medioambiental) de los enfoques equilibrados del desarrollo sostenible es tal que la gobernanza
debería tratarse como un pilar de la sostenibilidad por derecho propio (Jitmaneeroj, 2016; Mutisya &
Yarime, 2014; Stafford-Smith et al., 2017; Niavis et al., 2019). Timmermans (2019) también sugirió
que, "en última instancia", la Agenda 2030 y los ODS "tienen que ver con la gobernanza",
proporcionando, como lo describen Kanie et al. (2012), un "momento de carta" para revitalizar los
acuerdos institucionales para el desarrollo sostenible.
La gobernanza incluye la existencia de procesos de planificación transparentes y un debate
político para identificar las agendas, los problemas, quién está involucrado, qué partes se ven
afectadas, los cursos de acción alternativos disponibles, las medidas de dichas acciones y cómo se
evaluarán y supervisarán (Hall, 2011). El desarrollo de la capacidad organizativa para la sostenibilidad
requiere un compromiso adecuado con la investigación y el desarrollo y con el desarrollo de los
recursos humanos (Labuschagne et al., 2005). Además de la participación del gobierno y de la
industria, los residentes locales y los miembros de la comunidad también deben poder participar en
los procesos de planificación y toma de decisiones en materia de turismo para sentir como propias
las estrategias de turismo sostenible (Bramwell, 2010; Kristj'ansdo'ttir et al., 2018).
La gobernanza es "el acto de gobernar" (Hall, 2011, p. 439). La gobernanza del turismo se basa en
un conjunto de acuerdos a múltiples escalas que abarcan a actores específicos, como las
instituciones que elaboran las políticas relacionadas con el turismo, las asociaciones público-
privadas, los organismos reguladores, las organizaciones supranacionales, el gobierno a nivel local,
regional y nacional, las comunidades y las empresas privadas (Hall, 2011). Los acuerdos a múltiples
escalas para el turismo también reflejan el enfoque de gobierno común pero diferenciado empleado
con respecto a los ODS (Biermann et al., 2017). Estos acuerdos se enmarcan en la metagobernanza,
que se describe como "la gobernanza de la gobernanza" (Jessop, 2011, p. 106). La metagobernanza
se centra explícitamente en las prácticas y los procedimientos utilizados para garantizar la influencia
gubernamental, así como el mando y el control dentro de los regímenes de gobernanza (Amore y
Hall, 2016). En lo que respecta a los ODS, Biermann et al. (2017) sugieren que la metagobernanza
permite diferentes formas de intervención estatal en diferentes niveles y en situaciones particulares,
al tiempo que es parte integral del desarrollo de las asociaciones de múltiples partes interesadas que
son fundamentales para la implementación de la Agenda 2030 (Bull & McNeil, 2019; Horan, 2019;
Mundle et al., 2017). La metagobernanza, por lo tanto, sugiere que las intervenciones y políticas
turísticas reflejan teo- rías más amplias sobre el papel del Estado y las acciones propias del gobierno,
así como teorías sobre la interacción social y el cambio en los sistemas socioeconómicos. No se
puede exagerar la importancia de la metagobernanza con respecto a la comprensión de la
gobernanza y la formulación de políticas de turismo sostenible, incluida la selección de indicadores
de los ODS(Meuleman, 2019; Meuleman y Niestroy, 2015). Como observa Hall (2011, p. 438) las
medidas políticas, "tienen fundamentos teóricos implícitos y, por tanto, suposiciones sobre, por
ejemplo, el papel apropiado del Estado; la relación entre el Estado y los actores políticos individuales
(empresas, asociaciones, individuos); sus responsabilidades; y cómo se supone que deben actuar
políticamente. "
Está claro que los turistas son actores importantes. Por ejemplo, los turistas son fundamentales
para la conceptualización del turismo sostenible de la OMT:
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 11
El desarrollo del turismo sostenible satisface las necesidades de los turistas actuales y de las regiones anfitrionas,
al tiempo que protege y mejora las oportunidades para el futuro. Se considera que conduce a la gestión de
todos los recursos de manera que puedan satisfacerse las necesidades económicas, sociales y estéticas,
manteniendo al mismo tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica
y los sistemas de apoyo a la vida (OMT, 1998, p. 21).
También se reconoce desde hace tiempo que los CTI deben tener en cuenta a las poblaciones
afectadas por el desarrollo turístico (Choi y Sirakaya, 2005; Lee y Hsieh, 2016). Miller (2001), en su
estudio sobre el desarrollo de indicadores para el turismo sostenible, llegó a la conclusión de que era
esencial ganar el fuerte apoyo de la población local involucrada en el desarrollo del turismo. Del
mismo modo, Twining- Ward y Butler (2002) consideraron que era necesario aclarar el significado del
desarrollo del turismo sostenible con los grupos comunitarios y cómo se aplicaba el concepto a su
contexto local antes de poder elegir un CTI adecuado. Este proceso para conseguir el apoyo local no
consistía simplemente en cumplir con las mejores prácticas teóricas, sino que era esencial para
garantizar la viabilidad y los resultados del proyecto.
Dado el papel del sector privado en el desarrollo del turismo y las redes relacionadas, la
comunidad empresarial también es una parte interesada fundamental (Byrd, 2007). La OMT y el
PNUD (2017) sostienen que la comunidad empresarial desempeña un papel fundamental en la
consecución de los ODS. Por ejemplo, Taleb Rifai, Secretario General de la OMT, afirma que la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible "marca el camino que todos debemos seguir. ... el sector
privado, que es el actor principal del turismo, ... está empezando a reconocer que los ODS ofrecen
verdaderas oportunidades de negocio, ya que las operaciones empresariales sostenibles pueden
estimular la competitividad y aumentar los beneficios" (OMT y PNUD, 2017, pp. 6-7). Del mismo
modo, Achim Steiner, administrador del PNUD, sugiere que "el papel del sector privado y el acceso a
la financiación son fundamentales para construir un sector turístico más sostenible. La
competitividad a largo plazo depende de la voluntad de gestionar las vulnerabilidades del sector e
invertir en nuevos mercados y servicios" (OMT y PNUD, 2017, p. 9).
metodologías comunes pero diferenciados y localizados para cumplir con las estrategias de los ODS,
una mejor comprensión de los indicadores de CTI existentes, su gobernanza y su relevancia para las
partes interesadas puede resultar muy valiosa.
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 13
Método de investigación
Este estudio empleó una revisión sistemática del alcance para evaluar la literatura sobre CTI con
respecto a cuatro criterios, incluyendo (a) la relevancia para los ODS, (b) la gobernanza, (c) las partes
interesadas involucradas, y (d) los indicadores subjetivos y objetivos. Las revisiones de alcance se
utilizan normalmente para proporcionar una visión general exploratoria de un tema, mapear la
literatura e identificar los conceptos clave, las estrategias y las fuentes de evidencia, y se diseñan
mejor cuando un área es compleja o aún no ha sido revisada exhaustivamente (Grant & Booth, 2009;
Moher et al., 2015). Las revisiones sistemáticas de alcance difieren de las revisiones sistemáticas
completas en cuanto a la especificidad de la pregunta de investigación, ya que las revisiones
sistémicas son muy específicas y menos exploratorias, así como en cuanto a la extensión de la
literatura revisada, ya que las revisiones de alcance suelen limitarse a una única base de datos
apropiada (Grant y Booth, 2009; Moher et al., 2015). Las revisiones de alcance se utilizan cada vez
más en las ciencias sociales (Moher et al., 2015), incluido el turismo (por ejemplo, Welling et al., 2015;
Seyfi & Hall, 2019), y para la elaboración de políticas basadas en la evidencia en relación con la
selección de intervenciones (Hall, 2014).
En el presente estudio se han revisado los artículos de revistas publicados en revistas indexadas
en Scopus hasta abril de 2018 en busca de indicadores e índices de turismo sostenible con los que
medir la sostenibilidad de los destinos turísticos. La investigación bibliométrica a gran escala suele
realizarse a través de las principales bases de datos, como Web of Science (WoS), Scopus y Google
Scholar. Dado que el trabajo tiene como objetivo abarcar la literatura arbitrada sobre indicadores de
turismo sostenible, no utilizamos Google Scholar porque también incluye la literatura gris, mientras
que Scopus se seleccionó en lugar de WoS porque incorpora una mayor selección de revistas de
turismo, pero sigue incluyendo todos los tipos de artículos e indexa todos los autores, direcciones
institucionales y referencias bibliográficas de cada publicación indexada en la base de datos
(Mongeon & Paul-Hus, 2016), siendo su uso ampliamente aceptado en el análisis bibliométrico
(Mongeon & Paul-Hus, 2016; Harzing & Alakangas, 2016).
Se realizó una búsqueda de títulos, resúmenes y palabras clave utilizando los términos de
búsqueda turismo sostenible e indicador. Esta búsqueda inicial permitió identificar 236 artículos. Otra
búsqueda con la palabra clave impacto turístico e indicador dio como resultado 59 artículos. Mientras
que una tercera búsqueda con la palabra clave indicador de turismo sostenible dio como resultado 22
artículos. En total, se identificaron 316 artículos después de las tres búsquedas. Esta cifra se redujo a
288 artículos tras la eliminación de los duplicados. El examen de los resúmenes para determinar su
relevancia para los indicadores de turismo sostenible redujo esta cifra a 116 artículos.
Para identificar las investigaciones relacionadas con los "indicadores subjetivos", se realizó una
búsqueda adicional de palabras clave afines previamente identificadas en la literatura relacionada,
incluyendo la actitud y las per- cepciones de los residentes, y el turismo sostenible, la escala de actitud
del turismo sostenible y la escala de impacto del turismo. Esta búsqueda dio como resultado 18
artículos que describían el uso de indicadores subjetivos sobre el turismo desde la perspectiva de los
residentes o de los turistas. Se eliminaron cuatro duplicados, por lo que quedaron 130 artículos para
ser revisados en su totalidad. Estos 130 artículos se filtraron mediante una revisión manual de los
resúmenes. Este proceso de filtrado condujo a la exclusión de trabajos basados en uno o más de los
siguientes criterios: (a) no se pudo recuperar el artículo completo (7 artículos excluidos), y (b) temas
centrales que no abordan ninguna de las dimensiones de sostenibilidad con indicadores (26
artículos excluidos). En conclusión, se revisaron 97 artículos de revistas para este estudio. La figura1
ilustra el proceso de selección de artículos.
Se utilizaron cuatro criterios: la relevancia para los ODS; la gobernanza; las partes interesadas; y
los indicadores subjetivos y objetivos, como temas principales para la revisión de los documentos, y
los posibles subcriterios de cada tema se consideraron como subtemas para el análisis. Los 17 ODS
se identificaron como los subtemas de relevancia para los ODS. En cada subtema, se determinaron y
probaron los posibles códigos antes de comenzar el análisis y la revisión de los documentos (Moher
et al., 2015). Dentro de los 17 ODS, se consideraron 169 objetivos como posibles códigos. A
continuación, al menos dos de los autores revisaron por separado los documentos de acuerdo con
14 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
los subtemas y códigos predeterminados en cada criterio para establecer la fiabilidad y la coherencia
(Potter y Levine-Donnerstein, 1999). A continuación, se aplicó el análisis temático deductivo para
revisar y analizar los artículos en función de los criterios y los subtemas y códigos asociados (Braun y
Clarke, 2006).
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 15
Tabla 1. Publicación de CTI por título de revista (es decir, más de tres artículos por revista
solamente).
Título de la revista Número de
documentos
Revista de Turismo Sostenible 15
Gestión del turismo 13
Sostenibilidad 8
Revista de investigación sobre viajes 6
Anales de Investigación Turística 5
Indicadores ecológicos 4
Perspectivas de la gestión del turismo 4
Economía del turismo 3
Hallazgos
Los resultados mostraron que Journal of Sustainable Tourism y Tourism Management son las dos
revistas más populares para la publicación de CTI. El cuadro1 muestra el número de artículos
publicados en las ocho principales revistas.
Se realizó un análisis para identificar el entorno (es decir, el país/localización) de cada estudio y,
en el caso de los estudios multinacionales, la fuente de recogida de datos. La tabla2 muestra el
número de estudios por entorno de país. Seis trabajos no eran específicos de un país o los autores no
recogieron datos específicos de un país. Los estudios sobre CTI se realizaron en 34 países, la mayoría
16 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
en
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 17
Europa (16 países), de los cuales 11 son miembros de la OCDE. El país más estudiado fue España (12
trabajos). Diez trabajos se basaron en investigaciones realizadas en diez estados diferentes de
Estados Unidos. La mayoría de estos trabajos (siete) medían las actitudes de los residentes hacia el
turismo y las percepciones de los que viven en un lugar turístico importante o cerca de él. Siete
artículos describían investigaciones realizadas en Taiwán, y los estudios realizados en Sudamérica,
África y Australasia eran más limitados que los de Asia.
Catorce estudios (el 14,5% de los artículos revisados) utilizaron datos de varios países (Tabla 3)
que ofrecen una visión comparativa de las tendencias y el desarrollo de indicadores de turismo
sostenible en un contexto regional y mundial (O'Mahony et al., 2009). Estos estudios se basaron en
datos procedentes de conjuntos de datos de dominio público, incluidos los Indicadores de
Desarrollo del Banco Mundial
(Bojanic, 2011), Euromonitor International (Qureshi et al., 2017), Eurobarómetro (CStumpf et al.,
2018), Eurostat (Blancas et al., 2015, 2016), Global Footprint Network (Hunter & Shaw, 2007) y
TourMIS (O nder et al., 2017). En el segundo paso, se examinó cada uno de los 97 documentos para
€
identificar la relación/relevancia de los indicadores con los 17 ODS, la gobernanza, las partes
interesadas a las que se dirigen y el tipo de indicador (objetivo o subjetivo).
Sólo uno de los 97 trabajos revisados carecía de información suficiente para determinar la
contribución de los indicadores turísticos investigados a cada uno de los 17 ODS (Cracolici et al.,
2008). Ningún documento describió los indicadores turísticos relacionados con el Objetivo 1 (No a la
pobreza) o el Objetivo 2 (Hambre cero), lo que fue algo sorprendente dado el importante volumen
de literatura que argumenta que el turismo proporciona una ruta para el alivio de la pobreza (Zapata
et al., 2011; Phi et al., 2018). Esto podría deberse al hecho de que la mayoría de los trabajos se han
centrado principalmente en el Norte Global, donde algunos de los principales objetivos tanto de los
ODM como de los ODS con respecto a la reducción de la pobreza y el hambre pueden considerarse
menos urgentes para el turismo sostenible que las cuestiones medioambientales.
Gobernanza
De los 97 trabajos, sólo el 22% examinó indicadores relacionados con las dimensiones de
gobernanza de la sostenibilidad. Los indicadores de la mayoría de los trabajos se clasificaron como
indicadores económicos, sociales o medioambientales. Los indicadores medioambientales aparecen
en el 95% de los trabajos, mientras que los indicadores económicos y sociales aparecen en el 90% y
el 88% de los trabajos, respectivamente.
Los indicadores relevantes para la gobernanza se desarrollaron normalmente junto con estudios
centrados en las percepciones y actitudes de los residentes en relación con las actividades turísticas.
Las preguntas de las encuestas de los estudios de percepción solían basarse en el empoderamiento
psicológico, social y político (Boley et al., 2014; Huh & Vogt, 2008). Sin embargo, los procesos de
planificación, los instrumentos políticos, los procesos de toma de decisiones y la influencia de los
actores no estatales (por ejemplo, las empresas, la comunidad y los sectores voluntarios), tienen un
profundo efecto en la sostenibilidad del desarrollo turístico (Bramwell, 2010; Bramwell & Lane, 2011;
Hall, 2011). Teniendo en cuenta esto, el nivel relativamente bajo de inclusión de los CTI relacionados
con la gobernanza en la investigación del turismo sostenible fue un hallazgo inesperado. La tabla5
resume los distintos elementos de la dimensión de la gobernanza que se reflejan en los indicadores
descritos en esta revisión. La mayoría de estos indicadores cubren aspectos de transparencia e
inclusión, como el acceso a la toma de decisiones y a la información, la capacidad de influir en el
desarrollo del turismo a través de la participación democrática y la disponibilidad de oportunidades
de empleo equitativas para los residentes locales en las empresas turísticas.
Tabla 5.
Continuación. Categorías de indicadores con elementos de gobernanza
Igualdad de empleo
Capacidad de influir en el se ofrecieron oportunidades
Autor(es) y año de Acceso a la toma de desarrollo del turismo a los residentes locales en las
publicación decisiones y a la mediante la participación empresas turísticas
información democrática
Yu et al. (2011 )Las decisiones en Plena participación de la
materia de comunidad local en el
turismo deben ser desarrollo del turismo.
tomadas por todos los
miembros de la
comunidad
Debate
Esta revisión sistemática del alcance de la literatura de investigación sobre CTI se ha centrado en: (a)
la relevancia de los CTI para los ODS, (b) la gobernanza, (c) la participación de las partes interesadas,
y (d) los indicadores subjetivos y objetivos. Kristj'ansdo'ttir et al. (2018), en una revisión sistemática
de los indicadores de sostenibilidad integrados para el turismo, afirmaron que era "esencial unir las
visiones de los ODS integrados con la visión del turismo sostenible" (p. 586). La OMT y el PNUD
(2017) reconocen la falta de métricas e indicadores adecuados para el turismo y los ODS y sugieren
que la mayoría de los indicadores existentes funcionan a nivel nacional, y que algunas metas de los
ODS no tienen ningún indicador. En consecuencia, debería hacerse un mayor esfuerzo para evaluar
la idoneidad de los indicadores identificados en estudios anteriores como indicadores de los ODS. El
presente documento pretende evaluar de forma crítica la pertinencia de la bibliografía existente
sobre CTI en relación con los ODS, explorando las formas en que estos indicadores podrían utilizarse
para evaluar el progreso a diferentes escalas.
En este documento también se ha destacado cómo el marco de la Agenda 2030 y los ODS refleja
un enfoque de gobernanza común pero diferenciado (Biermann et al., 2017; Meuleman, 2019;
Meuleman y Niestroy, 2015). Esto significa que la implementación de los ODS implica que habrá que
idear métricas comunes y diferenciadas y establecer mecanismos de seguimiento y evaluación para
dar efecto a los ODS a diferentes escalas en diferentes lugares (Kanie & Biermann, 2017; Lu et al.,
2015; Meuleman, 2019;). Para desarrollar e implementar eficazmente métricas de sostenibilidad para
el turismo, puede ser necesario ofrecer nuevas oportunidades en los destinos a los actores que
anteriormente podrían haber sido excluidos del proceso político (Bramwell, 2010). La gobernanza
eficaz y la aplicación del turismo sostenible también suelen implicar instituciones pertinentes y
normas de toma de decisiones basadas en pruebas e informadas por indicadores claros. Los
indicadores turísticos relacionados con las dimensiones económica, social y medioambiental del
desarrollo sostenible se han estudiado ampliamente, como indica la prevalencia de estos temas en
los artículos aquí revisados. Sin embargo, la dimensión de la gobernanza ha recibido
sorprendentemente poca atención, dada la importancia que a menudo se concede a los enfoques
participativos en la planificación del turismo (Hall, 2008).
Los turistas resultaron ser el grupo de partes interesadas menos comprometido en los
documentos revisados, mientras que el gobierno, las empresas locales y los residentes fueron
reconocidos como partes interesadas clave en numerosos estudios de CTI. Dada la atención que ha
recibido la comunidad empresarial en estos estudios, está claro que el sector empresarial es
ampliamente considerado como una parte interesada fundamental en el desarrollo de la CTI (OMT y
PNUD, 2017). Sin embargo, esto debe entenderse como algo más que las grandes corporaciones, por
muy significativas que sean, para reconocer también que los propietarios de pequeñas empresas son
REVISTA DE TURISMO
una parte vital de la comunidad anfitriona, junto con los residentes localesSOSTENIBLE 17
y los funcionarios
gubernamentales (Byrd, 2007).
Los resultados de este estudio también sugieren una falta de investigación sobre indicadores
subjetivos, que pueden ser extremadamente importantes con respecto a la gobernanza (Meuleman,
2019). La mayoría de los estudios aquí revisados han descrito el uso de indicadores objetivos,
empleando instrumentos o herramientas de evaluación
18 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
para medir los ingresos del turismo, las tasas de empleo, la eficiencia energética, el uso y la
disponibilidad de agua potable, la conservación de la biodiversidad o los índices de criminalidad. Los
indicadores subjetivos, por su parte, se basan en sentimientos y actitudes personales y suelen ser de
naturaleza cualitativa. Como se ha mencionado anteriormente, los indicadores subjetivos se refieren
a las actitudes, experiencias, percepciones y niveles de satisfacción de las partes interesadas y estos
indicadores están muy basados en el contexto. Por lo tanto, a pesar de su importancia, la
recopilación de datos y la evaluación continua de estos indicadores es más difícil y costosa en
comparación con los indicadores objetivos. Además, los indicadores objetivos pueden considerarse
más rigurosos (Mearns, 2012).
Conclusión:
Esta revisión sistemática del alcance identificó importantes lagunas en el desarrollo de indicadores,
que podrían utilizarse para informar sobre futuras investigaciones de indicadores. Muchos de los
ODS están interrelacionados, por lo que un objetivo puede apoyar y ser un medio para lograr otro.
Como afirmó Timmermans (2019), "los ODS son indivisibles y su aplicación requiere coordinación,
integración y, en última instancia, políticas y diseño institucional eficaces y coherentes". Por lo tanto,
esta revisión puede proporcionar una plataforma para ayudar potencialmente a los responsables
políticos, las empresas y los investigadores a comprender mejor cómo se pueden utilizar los
indicadores de turismo para abordar los ODS a varias escalas dentro de un enfoque común pero
diferenciado.
Los investigadores también deben abordar las relaciones entre los diferentes modos de
gobernanza
y la elaboración de indicadores, así como en el proceso de seguimiento y evaluación. La planificación
deliberativa, el acceso a la toma de decisiones y la capacidad de las partes afectadas para influir y dar
forma a los instrumentos políticos relacionados con el turismo son fundamentales para garantizar la
sostenibilidad a largo plazo del desarrollo turístico. Es importante que una gobernanza eficaz
también permita la aplicación de las otras tres dimensiones del turismo sostenible: el desarrollo
económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente.
Los turistas sólo han sido incluidos como partes interesadas en un número limitado de artículos. No
obstante,
Los turistas deben ser considerados como partes interesadas importantes en los estudios de turismo
sostenible, ya que su experiencia y sus comentarios proporcionan información valiosa para mejorar
el comportamiento de los visitantes y la toma de decisiones en materia de turismo sostenible. En
última instancia, los turistas pagan por la experiencia del destino. Por lo tanto, la investigación futura
debería desarrollar indicadores de ciencia y tecnología relacionados con los turistas, así como
examinar la naturaleza complementaria de los indicadores objetivos y subjetivos y su integración en
los sistemas de seguimiento y evaluación.
Por último, hay una escasez de estudios de CTI en los países en vías de desarrollo, podría decirse
que los de
a los que se dirigen principalmente los ODS. Aparte de Taiwán, se han realizado pocos estudios de
CTI en Asia, Sudamérica o África. Esto puede deberse, en parte, a la naturaleza de la base de datos
utilizada y al predominio de las revistas en lengua inglesa, pero, independientemente de ello, esta
laguna en la literatura de investigación plantea una serie de cuestiones importantes con respecto no
solo al desarrollo de indicadores turísticos y a los ODS, sino también a la relevancia más amplia de los
indicadores y su aplicabilidad fuera de los países desarrollados.
Declaración de divulgación
Los autores no informaron de ningún conflicto de intereses potencial.
REVISTA DE TURISMO SOSTENIBLE 19
Financiación
Los autores desean extender su agradecimiento al Ministerio de Educación de Malasia por financiar este trabajo en el
marco del Fundamental Research Grant Scheme (FRGS), 2019 (Grant no. FRGS/1/2019/WAB12/TAYLOR/02/1) que hace
posible este trabajo.
20 S. M. RASOOLIMANESH ET AL.
Sundari Ramakrishna es profesora titular de la Universidad Taylors de Malasia y lleva 21 años trabajando en la
conservación de los recursos naturales en el marco de una organización no gubernamental. Su interés particular es la
aplicación de los conceptos de sostenibilidad y economía verde en la gestión de los recursos naturales, con énfasis en
las comunidades remotas y los pueblos indígenas. Ha llevado a cabo varios proyectos comunitarios en Malasia
financiados por organismos de ayuda al desarrollo y fundaciones internacionales como el PNUD, DANIDA, OxfamNovib,
la Fundación Toyota y la Fundación Rufford. Tiene varias publicaciones, es editora de tres libros y de numerosas actas
de conferencias.
Kourosh (Korey) Esfandiar es candidato a doctor en la Escuela de Negocios y Derecho de la Universidad Edith Cowan,
Australia. Los principales intereses de investigación de Korey son el espíritu empresarial, el marketing social y la
sostenibilidad en el contexto de la hospitalidad, el ocio y el turismo. Sus estudios de doctorado se centran en la
investigación psicológica social del comportamiento proambiental de las personas durante las actividades turísticas y
recreativas basadas en la naturaleza en el contexto de un parque nacional.
Siamak Seyfi es profesor del Departamento de Geografía del EIREST (Grupo de Investigación Interdisciplinar de
Estudios Turísticos) de la Universidad de Pantheon-Sorbonne (Francia). Utilizando principalmente métodos cualitativos
y mixtos, sus intereses de investigación son el turismo sostenible, el turismo cultural, la ecología política, el poder y el
medio ambiente.
ORCID
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