Está en la página 1de 209

Manual de Antropología Dental

Andrea Cucina
EDITOR
Manual
de Antropología Dental

Andrea Cucina
EDITOR

Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán


Mérida, Yucatán, México
2011
D.R.© UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
DE YUCATÁN, 2011

Obra con derechos reservados, prohibida


su reproducción parcial o total sin el
permiso escrito del titular de los derechos.

SECRETARIA DE RECTORÍA
Departamento Editorial
Calle 61 núm. 526 entre 66 y 68 CP 97000
Tel. (999) 924-72-60, Fax (999) 923-97-69
Mérida, Yucatán, México

ISBN: 978-607-7573-96-8

GN Manual de antropología dental / Andrea Cucina, editor.—Mérida,


209 Yuc. : UADY, 2011.
.M36
2011 206 p. : il.

1. Antropología dental. 2. Antropología física. 3. Dientes.


I. Cucina, Andrea, 1996-

ISBN: 978-607-7573-96-8

Lib-UADY

Impreso y hecho en Mérida Yucatán, México.


Printed and made in Merida, Yucatan, Mexico.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN................................................................. 11
Andrea Cucina

Capítulo 1
ESTRUCTURA Y MORFOLOGÍA DE LOS DIENTES............. 15
Mónica Rodríguez Pérez

Capítulo 2
HISTOMORFOLOGÍA DENTAL............................................ 31
Daniel Eric Fröhlich Sol / Andrea Cucina

Capítulo 3
MADURACIÓN Y ERUPCIÓN DENTAL................................ 51
Belia Inés Rodríguez Casanova

Capítulo 4
MORFOLOGÍA DENTAL....................................................... 75
Andrea Cucina

Capítulo 5
LAS PATOLOGÍAS ORALES: CARIES, ABSCESOS
Y PÉRDIDA DE DIENTES EN VIDA..................................... 107
Elma María Vega Lizama / Andrea Cucina
Capítulo 6
PATOLOGÍAS DENTALES DE DESARROLLO.
HIPOPLASIA DEL ESMALTE DENTAL................................. 131
Christian Angélica Méndez Collí / Andrea Cucina

Capítulo 7
EL DESGASTE DENTAL....................................................... 149
Julio Roberto Chi Keb

Capítulo 8
ISOTOPOS ESTABLES Y ELEMENTOS TRAZA
EN DIENTES........................................................................ 169
Andrea Cucina

Capitulo 9
DECORACIONES DENTALES.............................................. 183
Vera Tiesler
Quiero dedicar este manual a la memoria de mi padre Attilio,
por su apoyo, por haber siempre creído en mí, en mis capacidades,
y haber aceptado, aun con dolor, mi alejamiento de mi familia
y de mi tierra de origen, pero nunca de su corazón.
¡Gracias! ¡Descansa en paz!
INTRODUCCIÓN

Andrea Cucina

El estudio antropológico del material dental humano permite obte-


ner una cantidad muy amplia de información biológica y cultural.
Es interesante notar cómo los estudiantes que por primera vez se
enfrentan al estudio de los esqueletos, así sea para una asignatu-
ra en osteología, biología del esqueleto o bioarqueología, quedan
"atónitos" al escuchar sobre el vasto abanico de datos biológicos
y socioculturales contenidos en los dientes y lo que estas treinta y
dos piezas blancas representan para los estudios antropológicos de
individuos esqueletizados adultos (más las veinte deciduales), sean
ellos procedentes de contextos arqueológicos o forenses. También,
fuera de las ciencias humanas básicas, podría ser de mucho prove-
cho la información que ofrecen nuestros estudios dentales, como
aprendí de mis colegas odontólogos. Lamentablemente, estos dos
mundos —la antropología dental y la odontología— aún mantie-
nen muy pocos enlaces entre sí, pese a que el objeto de estudio
o de trabajo sea el mismo (los dientes), condición que encuentra
su explicación en las diversas inserciones académicas, cada una
con objetivos y necesidades diferentes: la odontológica ayudará a
definir e intervenir en el estado de salud de la población, la antro-
pológica en el análisis biocultural de las poblaciones.
Cuando comencé a estudiar antropología y a frecuentar el taller
de osteología humana de la Universidad de Roma La Sapienza, no
tenía idea de la potencialidad de los estudios dentales. De hecho,

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 11


andrea CuCina

pensaba en desarrollar mi trabajo de tesis en un estudio total, ho-


lístico, de una colección arqueológica humana, siendo el esque-
leto el núcleo básico y el enfoque principal de la investigación.
En ese entonces yo formaba parte de un grupo de investigación
y cada uno de nosotros dirigía su atención y su especialización
a una temática específica; a mí me correspondieron los dientes,
en particular la morfometría y la hipoplasia del esmalte (mi tra-
bajo de tesis de Laurea terminaría centrándose en hipoplasia del
esmalte, patologías orales y desgaste en una población mesolítica
de Omán, en la Península Arábiga). En ese momento se iba defi-
niendo la que sería mi línea de investigación: los dientes y la an-
tropología dental (aunque no desdeño —y me fascina— también
el estudio del esqueleto).
Pese a que cuando se habla de un esqueleto se consideran los
dientes como parte integrante del mismo, y muchas veces se defi-
nen los dientes como "esqueleto", en realidad los dientes son una
entidad un tanto independiente de los demás segmentos óseos, y
su estudio requiere de una especialización distinta a la del estudio
esquelético. Con algunas excepciones, un investigador suele ocu-
parse principalmente de huesos y solo tangencialmente también
de los dientes; y viceversa, aquellos que se dedican a estudiar los
dientes no suelen tener el mismo grado de familiaridad con los
segmentos óseos.
Testigo de esta especialización temática dentro de la antropolo-
gía física es el hecho de que la antropología dental tiene su propia
asociación, la Dental Anthropology Association (DAA), que publica
sus propias revistas (en principio fue la Dental Anthropology News-
letter y posteriormente Dental Anthropology). Es independiente de
las otras asociaciones o revistas, aunque la DAA se reúna anual-
mente dentro del marco de la American Association of Physical An-
thropology (AAPA).
Internacionalmente, se ha publicado o editado un creciente nú-
mero de libros y artículos sobre antropología dental, y siguiendo

12 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


introduCCión

este patrón, se publicarán muchos en el futuro. Este manual no


pretende ser una copia en español de los que ya han aparecido en
otros idiomas (especialmente en inglés). La idea de desarrollar este
trabajo nació durante el desarrollo del proyecto de investigación
CONACyT Ciencias Básicas 2005 n. 025798-50091-H "La Patolo-
gía Dental en Área Maya: Análisis Macroscópico e Histoquímico"
[cuyos fondos han contribuido a la publicación de este manual y,
en particular, de los capítulos sobre edad (Rodríguez Casanova),
caries (Vega Lizama y Cucina) y química (Cucina)], y después de
haber dirigido o asesorado varios trabajos de tesis de licenciatura
y posgrado. A pesar de la gran cantidad de publicaciones especí-
ficas sobre este tema, muchas muy profundizadas, percibí que al
estudiante que se acerca por primera vez a la antropología dental
(ya sea en el ámbito de una asignatura o para un trabajo de tesis) le
falta un texto básico e introductorio que ofrezca una visión didác-
tica y general y que, por ende, reúna la mayoría de los temas que
aborda esta temática. Reflexionando sobre la mejor manera para
desarrollar y estructurar una obra de este tipo, consideré que un
modo de acercamiento adecuado a este tópico podría ser a través
de los ensayos de aquellos que acaban de pasar por este camino,
es decir, los mismos estudiantes que han egresado de la Facultad
de Ciencias Antropológicas con temas de tesis vinculados con la
antropología dental. Por lo que, con las solas excepciones del ca-
pítulo sobre decoración dental de la Dra. V. Tiesler y los míos sobre
morfología dental y sobre química dental (isótopos y elementos
traza), me dirigí a quienes están contribuyendo a este manual, y
les pedí que desarrollaran cada uno un capítulo introductorio y
descriptivo, basado en la temática de su propio trabajo de tesis de
licenciatura o de posgrado. Quise así aprovechar las experiencias
que cada uno había acumulado y que ahora podrán transmitirlas
a las futuras generaciones de estudiantes, empleando para ello las
palabras y explicaciones que ellos mismos encontraron de utilidad.
Las referencias bibliográficas se limitan (aunque no solamente) a

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 13


andrea CuCina

las lecturas básicas, pero esenciales para el tema concreto. De esta


forma, cada capítulo representa un punto de partida suficiente para
la compenetración temática, sin que pretenda abarcar los conoci-
mientos específicos en su totalidad. Por ende, este manual invita
a quienes lo utilizan, a buscar más información ya publicada o
pendiente por generar, para así profundizar en el conocimiento es-
pecífico al que cada capítulo introduce.
Agradezco y doy crédito al proyecto CONACyT Ciencias Bási-
cas 2005 no. 025798-50091-H "La Patología Dental en Área Maya:
Análisis Macroscópico e Histoquímica", que ha permitido finan-
ciar la investigación y la publicación de este manual, asimismo a
la Universidad Autónoma de Yucatán por haberla llevado a cabo.
Igualmente agradezco a las Mtras. Margarita Valencia Pavón (Seme-
fo) y Lilia Escorcia Hernández (UNAM) por sus valiosos comenta-
rios que han permitido mejorar este texto.

14 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


Capítulo 1
ESTRUCTURA Y MORFOLOGÍA
DE LOS DIENTES

Mónica Rodríguez Pérez

LA ANATOMÍA DEL DIENTE


Los dientes son estructuras de origen meso- y ecto-dérmico que,
en conjunto con los huesos maxilares y mandibulares, forman el
aparato masticatorio. Antes de caracterizar las piezas dentales es
necesario definir los términos principales utilizados en la literatura
referente al tema (Figura 1.1). Por ello, en primer lugar nos referi-
mos a las tres áreas que conforman el diente:

Figura 1.1
Estructura
y composición
de los dientes.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 15


MóniCa rodríguez pérez

1 Corona: se define como la parte del diente que se proyecta por


encima de la encía o línea gingival y que se encuentra cubierta
con esmalte. Su función está relacionada con la masticación;
tanto en los dientes anteriores como los superiores e inferiores
la superficie oclusal se desempeña como un borde cortante que
permite triturar y desmenuzar los alimentos (Hillson, 1986; Es-
ponda Vila, 1994). La corona varía de forma según el diente.
2 Cuello: es una porción delgada ubicada debajo de la corona y
el área conocida como la unión entre el cemento y el esmalte.
3 raíz: se trata de la porción del diente que se encuentra debajo
de la corona y el cuello. Está encerrado en el alveolo del diente
y cubierta con una delgada capa de cemento. Su función es
fijar y sostener la pieza dental en el alveolo a través de insercio-
nes del ligamento periodontal y fibras de colágeno. El número
de raíces varía de acuerdo con cada diente, todos los incisivos
y caninos (superiores e inferiores) tienen una sola raíz (sin em-
bargo podría presentarse el caso de caninos inferiores con dos
raíces). Los premolares tienen una raíz (a veces los premolares
superiores pueden tener dos raíces), mientras que los molares
inferiores y superiores tienen dos y tres raíces respectivamente.

En la porción apical de la raíz se encuentra el foramen apical


que permite la entrada de nervios y vasos sanguíneos al interior del
diente (Hillson, 1986; Esponda Vila, 1994).

En cuanto a la composición del diente, éste consiste en:

1 esMalte: es una sustancia blanca, compacta y muy dura de ori-


gen ecto-dérmica que cubre y protege la dentina de la coro-
na del diente. El esmalte está compuesto con 96 % de materia
inorgánica (hidroxiapatita), y 4 % de materia orgánica y agua
(Hillson, 1986; Esponda Vila, 1994). No se encuentran células
de ningún tipo en el esmalte debido a que los ameloblastos,

16 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

células responsables de la deposición y maduración de este te-


jido, mueren una vez terminada su función.
2 CeMento: es una capa de tejido de hueso cuya función es cubrir
la raíz de un diente. Es de color amarillento, carece de sensibili-
dad a estímulos y es flexible en comparación con la dentina, por
lo que recibe la inserción de las fibras que sostienen al diente
adentro del alveolo. Este tejido se caracteriza por: 1) la neofor-
mación del cemento que regula la adherencia de la raíz al alveo-
lo; 2) las células en su formación tisular pueden estar aisladas o
formando grupos, lo cual no sucede con los otros tejidos duros
del diente y 3) la desmineralización o destrucción de este no
afecta su vida (Esponda, Vila, 1994).
3 dentina: es un tejido de origen mesodérmica que constituye la
estructura esquelética del diente, formando la parte interna de la
raíz y de la corona. Está cubierta por esmalte en la mayoría de
las partes expuestas del diente y por el cemento en la parte im-
plantada en el hueso. La dentina forma el volumen principal del
diente. Está compuesta por 70 % de tejido inorgánico formado
por cristales de hidroxiapatita y 30 % de materia orgánica (pro-
teínas de colágeno). Se forma por la acción de los odontoblastos
(Hillson, 1986; Esponda Vila, 1994) que, una vez depositados en
la dentina, no mueren y forman la película celular alrededor de
la cámara pulpar.
4 Cavidad pulpar: se refiere a la cavidad central de los dientes cu-
bierta por dentina y se extiende de la corona al ápice de la raíz. La
pulpa es el tejido suave en la cámara central del diente y consiste
de tejido conectivo que contiene nervios, vasos sanguíneos, linfáti-
cos y en la periferia los odontoblastos, las células que depositan la
dentina y son capaces de reparar la misma protegiendo la cavidad
pulpar del estrés mecánico externo (Burns, 1999:113). El torrente
sanguíneo en la pulpa proporciona los nutrientes que ayudan a
mantener la vitalidad del diente. El cuerno pulpar es la parte
que se encuentra en la corona, siguiendo la parte elevada de las

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 17


MóniCa rodríguez pérez

cúspides; mientras que el canal pulpar o canal radicular es la parte


de la pulpa que se encuentra localizada en el interior de la raíz.

En la cámara pulpar se consideran dos secciones: la porción


coronaria y la radicular; la primera es un recinto o cavidad que
toma la forma de la corona con algunas pequeñas variantes, según
el tipo de diente; la segunda es el canal radicular que corresponde
al espacio abierto en el centro de la raíz donde están contenidos
los vasos sanguíneos y los nervios que entran al diente formando
la pulpa. Cuando la pulpa se inflama, se infecta o ya no es capaz
de nutrir al diente, se requiere tratamiento clínico del canal para
preservarlo (Hillson, 1986; Esponda Vila, 1994).

En la investigación dental existen términos que se hacen nece-


sarios para referirse a las cinco superficies del diente:

1 labial (labios) o buCal (cachetes), labial se refiere al lado de los


labios, es usado con piezas como incisivos y caninos, mientras
que el término bucal refiere al lado de los cachetes y se utiliza
para premolares y molares.
2 lingual: se refiere al lado de la lengua.
3 oClusal: es la superficie del diente que entra en contacto con el
diente de la arcada opuesta (la superficie masticatoria).
4 Mesial: es la superficie del diente que se encuentra en contra y
adyacente al diente y hacia la línea media.
5 distal: es la superficie del diente que se encuentra en contra o
adyacente al diente y lejos de la línea media.

LOS DIENTES DECIDUOS Y PERMANENTES


Hay cuatro tipos de dientes en el arco dental humano: incisivos,
caninos, premolares y molares. Esta clasificación se basa en la mor-
fología y función de los respectivos dientes (Baas, 1987:259).

18 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

El hombre desarrolla dos conjuntos de dientes: los deciduos y


los permanentes. Usualmente los dientes no son visibles al mo-
mento de nacer, pero aproximadamente a los 6 meses de edad el
primer diente deciduo (incisivo central inferior), de un total de 20,
emerge.
La dentición decidua (Figura 1.2) consiste en 8 incisivos, 4
caninos, y 8 molares. Los incisivos y caninos deciduos son re-
plicas en miniatura de los incisivos y caninos de adulto. Por lo
tanto, pueden ser utilizados los mismos criterios para diferenciar-
los (Baas, 1987:260). En cambio el primer molar deciduo no se
parece a ninguno de sus homólogos permanentes, mientras que el
segundo molar deciduo se acerca mucho en términos de morfo-
logía (pero no de dimensiones) al primer molar permanente. Los
dientes deciduos se caracterizan principalmente por ser más pe-
queños que los permanentes, con una corona de menor grosor,
color opaco, y una raíz corta y delgada. Esta dentición satisface las

Figura 1.2
Dentición de leche
(o decidua). Cabe
notar que la dentición
presenta ya los
primeros molares
permanentes en
posición distal a los
segundos molares
de leche.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 19


MóniCa rodríguez pérez

necesidades del individuo con respecto a la alimentación y posee


un tamaño adecuado a la talla de cada persona (Hillson, 1996).
Es hasta el quinto o sexto año de vida (±24 meses) aproxima-
damente cuando el niño empieza a mudar los dientes deciduos, o
comúnmente denominados "de leche", dando paso a la erupción
de los dientes permanentes (Figura 1.3), que empiezan a formar-
se antes del primer año de edad, a excepción del primer molar
permanente que puede formarse a los siete meses de gestación
(tiempo promedio, pues generalmente, el primer molar inferior
permanente inicia su formación antes que los superiores), varian-
do en cada individuo (Ubelaker, 1989).

Figura 1.3
Dentición
permanente.

20 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

Los dientes permanentes conforman el sistema masticatorio


para los individuos adultos, que está constituido por 32 piezas
(2 incisivos, 1 canino, 2 premolares y 3 molares en cada cuadrante,
resultando en 16 piezas superiores y 16 piezas inferiores) caracte-
rizadas por tener una talla mayor que los deciduos y textura más
dura debido a la composición de los tejidos dentales. Esta denti-
ción se desarrolla desde el nacimiento hasta aproximadamente los
12 años de edad (± 30 meses), y finaliza con la erupción del tercer
molar (última pieza en emerger), a los 18 años aproximadamente
(la edad de erupción de esta pieza es más variable que los demás
dientes) (Ubelaker, 1989).

DESCRIPCIÓN DE LOS DIENTES


La mayoría de los problemas de identificación radican en la difi-
cultad de distinguir entre derechos e izquierdos, y entre superiores
e inferiores. Según White (1991), una estrategia organizada de es-
tudio facilita el análisis y el reconocimiento del diente individual.
El criterio que recomienda este autor es (1) identificar cada diente
con base en la morfología de su corona, (2) revisar el número y for-
ma de las raíces, y (3) corroborar la identificación por medio del
desgaste, incluyendo la presencia, posición y forma del contacto
interproximal de las facetas, es decir, que las superficies pulidas
que se observan en los bordes mesial y distal son iguales, debido
a que se frotan uno contra el otro, por lo que las superficies puli-
das de dos dientes adyacentes deberían coincidir. En el caso de
especímenes arqueológicos recomendamos el uso de manuales de
referencia, así como el manejo de una colección correctamente
identificada como parámetro de comparación.
Otro método recomendado para la identificación de piezas
dentales viene de Buikstra y Ubelaker (1994), quienes recomien-
dan que, en primer lugar, se debe determinar si el diente es de-
ciduo o permanente. El diente deciduo es más pequeño que su

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 21


MóniCa rodríguez pérez

equivalente en el adulto y es de color más amarillo esto porque las


capas de esmalte y cemento no son gruesas como en el diente del
adulto. En segundo lugar, proponen una distinción entre incisivos,
caninos, premolares o molares. El tercer paso consiste en distinguir
si es inferior o superior, mientras que el cuarto paso se trata de la
posición, lo que significa decidir si es un incisivo central o lateral.
En el último paso se trata de distinguir si es derecho o izquierdo.
Tanto en la dentición decidua como en la permanente se dis-
tinguen dos grupos de dientes, los anteriores y los posteriores, que
reciben su nombre de acuerdo con la posición que ocupan en el
arco dental. A continuación se describen los grupos de dientes se-
gún Esponda Vila (1994), Hillson (1996) y Burns (1999).

Los dientes anteriores


Son los que están ubicados en el frente del arco dental, mirando
hacia el exterior de la boca, en la sección donde se ubican los
labios. Se clasifican dentro de este grupo los incisivos centrales,
los incisivos laterales y los caninos de cada cuadrante para los dos
tipos de dentición.

inCisivos. Tanto en la dentición permanente como en la decidua


encontramos dos incisivos en cada cuadrante. La función principal
de estas piezas es la de cortar los alimentos. Se denominan "incisi-
vos centrales" a los dientes que están inmediatamente después del
plano sagital medial, uno al lado izquierdo y otro al derecho, si-
guiendo la misma disposición tanto en maxilar como en la mandí-
bula. Los "incisivos laterales" son los que siguen hacia la parte distal
de cada una de las piezas centrales (Hillson, 1996) (Figura 1.4).
En general, los incisivos permanentes presentan una corona an-
cha en el plano mesio-distal con forma de espátula y un borde
incisivo afilado que puede presentar tres o más pequeños bultos
que le proporcionan una apariencia serruchada (mamelones). La

22 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

superficie labial tiene forma convexa, mientras que su parte lingual


es cóncava y puede presentar crestas marginales y un abultamien-
to (tubérculo o cíngulo en la región cervical del diente) mucho
más pronunciado y frecuente en las piezas maxilares. El borde me-
sial del diente es más aplanado que el borde distal. Los incisivos
normalmente presentan una sola raíz (White, 1991; Esponda Vila,
1994; Hillson, 1996).

Figura 1.4
Incisivos permanentes superiores e inferiores. Vistas lingual y oclusal (de Hillson, 1996; modificado por el autor).

Podemos distinguir que los incisivos superiores son más gran-


des que los inferiores, con una amplia y convexa superficie labial,
mientras que los inferiores tienen forma de cincel con superficie
labial más plana. Las piezas maxilares son amplias y proporcional-
mente menos altas, y los inferiores son más altos y menos amplios
(Esponda Vila, 1994; Hillson, 1996).
Para poder distinguir los incisivos centrales de los laterales po-
demos tomar en cuenta que en los superiores el incisivo central
es más grande que el lateral, su corona es más ancha y simétrica,
siendo que el segundo incisivo presenta la esquina distal más

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 23


MóniCa rodríguez pérez

redondeada formando bordes asimétricos y más variables. Por otra


parte, en los inferiores, el primer incisivo tiene la corona más simé-
trica y ligeramente más angosta que el segundo, el cual presenta
una raíz más curveada hacia distal que el primero; en general, los
incisivos inferiores pueden generar mayor confusión al momento
de identificarlos fuera de su posición anatómica, pues guardan ma-
yor semejanza entre sí que los superiores (Hillson, 1996).

Caninos. Los caninos (deben su nombre a su semejanza con los


dientes de los perros, Canis canis) sirven para sujetar y desgarrar
los alimentos complementando la función de los incisivos (Figu-
ra 1.5). En las dos denticiones se presentan cuatro caninos, uno
en cada cuadrante, posicionándose al costado distal del segundo
incisivo y marcando la curvatura de la arcada dental. Los caninos
permanentes se caracterizan por tener forma semejante a espátula
con un borde dividido en tres eminencias, siendo la más promi-
nente la cúspide central de la que surgen crestas hacia mesial y
distal (de mayor volumen) y pueden llegar a formar el cíngulo en
la superficie lingual. Tienden a ser asimétricos en la superficie lin-
gual y presentan el costado mesial más vertical y el costado distal
abultado. Por lo general, las coronas de los caninos suelen ser más
altas que la de los incisivos, y las raíces son las más largas para
poder proveer firmeza a la mordida. Los caninos superiores se di-
ferencian de los inferiores en que los primeros son más robustos y
amplios que los segundos. Las crestas en la parte lingual son me-
nos desarrolladas en los caninos inferiores que en los superiores,
y presentan la superficie lingual más cóncava. La raíz del canino
inferior tiende a estar más comprimida en dirección mesio-distal
y puede, en algunos casos, presentar una bifurcación (canino bi-
radicado) que no suele presentarse en los superiores. En estos últi-
mos pueden verse extensiones del tubérculo que no se presentan
en los caninos de la mandíbula (White, 1991; Esponda Vila, 1994;
Hillson, 1996).

24 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

Figura 1.5
Caninos
permanentes
superiores e
inferiores. Vistas
lingual y oclusal
(de Hillson, 1996;
modificado por
el autor).

Los dientes posteriores


Son los que se ubican en la parte lateral de la boca, donde se en-
cuentran las mejillas, después de la curva que forma la arcada den-
tal, e inmediatos a los caninos. Los premolares y molares forman
parte del grupo de los dientes posteriores en la dentición permanen-
te, mientras que la dentición decidua solo consta de dos molares.

preMolares. Son los dientes que sustituyen a los molares de la


dentición infantil y se sitúan hacia el costado distal del canino y
antes que los molares (a ello deben su nombre). En cada cuadran-
te de la dentición permanente se encuentran dos premolares. Son
los primeros dientes encargados de la trituración de los alimentos
por medio de sus dos cúspides, que forman la superficie oclusal o
masticatoria. En general los premolares se caracterizan por constar
de dos cúspides, la primera o bucal y la segunda que se encuentra
en la superficie lingual. Los premolares superiores son diferentes
de los inferiores por lo que se abordarán aparte (Hillson, 1996)
(Figura 1.6).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 25


MóniCa rodríguez pérez

Figura 1.6
Premolares permanentes superiores e inferiores. Vistas lingua y oclusal (de Hillson, 1996; modificado por el autor).

Los "premolares superiores" constan de las dos cúspides carac-


terísticas, siendo más grande y alta la bucal, mientras que la cima
de la cúspide lingual está ligeramente dirigida hacia el costado me-
sial. Las cúspides se unen en sus costados por crestas marginales, y
entre ambas hay una ranura que las divide y tiene orificios profun-
dos en su inicio y fin (fosas mesial y distal). Para poder distinguir en-
tre el primer y segundo molar superiores podemos tomar en cuenta
que el primer premolar superior presenta forma triangular ovalada,
mientras que en el segundo la forma varía de cuboide a ovalada. En
general, ambos tienen diámetros semejantes y en algunas ocasio-
nes el segundo puede ser más pequeño. El contrastante tamaño de
las cúspides es más notorio en los primeros que en los segundos; la
ranura central en la superficie oclusal es más marcada en el primer
premolar y presenta fosas más profundas que el segundo; en el
primer premolar pueden desarrollarse dos raíces (por lo menos un
ápice bifurcado), y en el segundo solo una raíz, aunque este rasgo
varía entre poblaciones (Esponda Vila, 1994; Hillson, 1996), pues

26 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

se pueden encontrar poblaciones en las que el primer premolar


puede presentar una doble raíz (Hillson, 1996).
Los "premolares inferiores" presentan principalmente dos cús-
pides, aunque a veces se pueden encontrar tres, siendo la cúspide
bucal la dominante en altura y tamaño. Las crestas marginales van
de la superficie bucal a la lingual conectando las cúspides, y en la
superficie oclusal están separadas por una ranura mesio-distal que
divide la superficie oclusal creando las fosas mesial y distal. La for-
ma de la corona en los premolares inferiores es esferoidal debido a
que los bordes mesial y distal tienen forma convexa, intensificán-
dose cuando el premolar es bicúspide. Sin embargo, en los casos
en que se forman tres eminencias, el diente puede mantener una
apariencia ligeramente cuadrada, sobre todo el segundo premolar.
Generalmente los premolares inferiores presentan una sola raíz sin
ramificaciones. En la distinción entre primer y segundo premolar
inferior la cara oclusal del primero es redonda, mientras que la del
segundo es más cuadrada; la diferencia en el tamaño de las cús-
pides es más notoria en el primer premolar, ya que en el segundo,
por el abultamiento de la corona en la cara oclusal, la diferencia
de alturas de las cúspides es mínima (Esponda Vila, 1994; Hillson,
1996). La cúspide bucal del primer premolar ocupa prácticamente
casi toda la superficie, mientras que en el segundo esta ocupa dos
terceras partes de la superficie.

Molares. Forman parte del grupo de los dientes posteriores y son


los que completan la arcada dental. Tenemos 12 piezas en total en
nuestra dentición permanente, 3 en cada cuadrante, e inician su
secuencia hacia el costado distal de los segundos premolares. Se
les denomina primero, segundo o tercer molar según su posición,
siendo los primeros los más cercanos al plano sagital (Figura 1.7).
Los molares son los dientes más grandes de toda la dentición.
Su función es triturar y moler los alimentos; para ello están dota-
dos de cuatro o más cúspides de las que derivan fosas y crestas

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 27


MóniCa rodríguez pérez

Figura 1.7
Molares permanentes superiores e inferiores. Vistas lingua y oclusal (de Hillson, 1996; modificado por el autor).

que forman una cara oclusal ancha, adecuada para la masticación.


Estas piezas difieren en forma entre superiores e inferiores.
En general, podemos observar que los "molares superiores"
presentan la corona en forma romboidal con tres o cuatro cúspi-
des, variando según la pieza y la población de procedencia (gene-
ralmente el primer molar superior puede presentar cuatro o cinco
cúspides, el segundo molar tres o cuatro, mientras que el tercer
molar, por su variabilidad puede presentar tres, cuatro y hasta
cinco cúspides).
Los "molares superiores" presentan tres raíces para su mejor
adhesión y firmeza al hueso maxilar, dos en la cara bucal y una

28 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


estruCtura y MorFología de los dientes

mayor en la superficie lingual o palatina. Podemos identificar cada


molar superior tomando en cuenta criterios generales como que el
primer molar superior es más grande que el segundo, y este último
es normalmente de mayores dimensiones que el tercero; el primer
molar superior tiene forma trapezoidal, el segundo es más cuadra-
do, y el tercero suele ser más triangular, aunque es muy variable. La
cúspide disto-lingual (hipocono) es grande en el primer molar, de
menor tamaño en el segundo, y puede estar ausente en el tercero
(dándole la forma triangular); las raíces son más separadas en el
primer molar, mientras que inician su convergencia en el segundo,
y es común encontrarlas fusionadas en el tercero.
Los "molares inferiores" tienen coronas con forma rectangular
o cuadrada, constan de 4 cúspides principales que se tocan en el
centro creando una depresión central a manera de fosa, de modo
semejante a la de los molares superiores. Sin embargo, los molares
inferiores pueden variar entre 4 y 5 cúspides principales, e incluso
pueden presentar una cúspide adicional en posición disto-lingual
lateralmente a la cúspide 5 (6ª cúspide) o lingual entre la segunda
y la cuarta cúspide (7ª cúspide) (mayores detalles se encuentran en
el capítulo 4 sobre morfología dental de este manual). El costado
mesial de los molares inferiores es plano o cóncavo, y el plano
distal es abultado (debido a la 5ª cúspide en la corona que se ubica
en la sección disto-bucal), la zona bucal del molar inferior es más
abultada y sinuosa que la superficie lingual. Los molares inferiores
presentan dos raíces, una mesial (de mayor tamaño) y otra distal.
Para distinguir los molares inferiores entre sí podemos notar
que, usualmente el primer molar inferior tiene 5 cúspides con la su-
perficie oclusal más grande, y una extensión distal en forma trian-
gular; el segundo molar suele tener cuatro, cinco o seis cúspides;
sin embargo presenta una forma rectangular y más definida, mien-
tras que el tercer molar inferior es variable e irregular ya que pue-
de presentar cualquier número de cúspides, lo que produce a una
morfología extremadamente variable desde rectangular a oval; la

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 29


MóniCa rodríguez pérez

separación de las raíces es marcada en los primeros, disminuyendo


en los segundos y (generalmente, aunque no siempre) fusionándose
en los terceros. Cabe subrayar que los terceros molares, superiores
e inferiores, son los dientes más variables, por lo que se pueden
encontrar terceros molares con una, dos o tres raíces (hasta cuatro).
Como el lector podrá profundizar más adelante en el libro,
existen variaciones poblacionales en la morfología de los dientes,
debido a casos como el patrón de cúspides molares, cúspides acce-
sorias, dientes en forma de pala, dientes de tamaño reducido etc.,
así también, modificaciones artificiales que son de fuente cultural.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Baas MW 1987. Human Osteology. A Laboratory and Field Manual. Mis-
souri Archaeological Society, Special Publication No. 2, Springfield.
Buikstra J, Ubelaker D 1994. Standards for Data Collection from Human
Skeletal Remains. Arkansas Archeological Survey Research Series
No. 44, Fayetteville.
Burns RK 1999. Forensic Anthropology Training Manual. Prentice Hall,
New Jersey.
Esponda Vila R 1994. Anatomía Dental. Universidad Nacional Autónoma
de México, México, D.F.
Hillson S 1986. Teeth. Cambridge Manuals in Archaeology, Cambridge Uni-
versity Press, Cambridge.
Hillson S 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press,
Cambridge.
White T 1991. Human Osteology. Academic Press, San Diego.

30 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


Capítulo 2
HISTOMORFOLOGÍA DENTAL

Daniel Eric Fröhlich Sol


Andrea Cucina

La dentición humana está constituida por cuatro tejidos, uno blan-


do, que es la pulpa dental y tres mineralizados, que son la dentina,
el esmalte y el cemento. Este último, a su vez, junto con el hueso
alveolar y el ligamento periodontal, forma parte del periodonto,
que es el sistema de soporte y anclaje de los dientes (Hillson, 1996).
La pulpa dental ocupa el centro de cada diente, consiste en un
tejido conectivo suave. Cada órgano pulpar se aloja en una cáma-
ra rodeada de dentina que contiene extensiones periféricas de las
células que la formaron. El volumen medio de una pulpa dentaria
humana en el adulto es de 0.02 cm³ (Avery, 1990). La pulpa dental
se puede dividir en pulpa coronal, que se localiza en la cámara
pulpar, y en pulpa radicular, que rellena al conducto radicular. La
pulpa contiene una diversidad de elementos estructurales como la
sustancia intercelular, fibras colágenas, odontoblastos, fibroblastos,
células mesenquimatosas, indiferenciadas, células de defensa, ade-
más de terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos y linfáticos. La
pared de la cavidad pulpar está revestida por una capa de odon-
toblastos (Türp y Alt, 1998). La pulpa desempeña varios papeles
importantes; así pues tiene función inductiva, formativa, nutritiva,
protectora y defensiva-reparadora. En individuos jóvenes la pulpa
coronaria reproduce la forma de la superficie externa de la pieza
dental. Debido al continuo depósito de dentina, con la edad la
pulpa se va reduciendo (Avery, 1990).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 31


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

La dentina provee el mayor volumen y la forma en general del


diente. Microscópicamente se caracteriza por conductillos conoci-
dos como túbulos dentinarios que atraviesan su espesor (Figura 2.1),
los cuales contienen las prolongaciones de las células especiali-
zadas en la formación de dentina, los odontoblastos. Los cuerpos
celulares de los odontoblastos se organizan en la superficie pulpar,
pero sus cuerpos están adentro del tejido dentinario (Avery, 1990).
Los odontoblastos son las segundas células más prominentes en
la pulpa. Tienen un diámetro aproximado de 5 a 7µm y una lon-
gitud de 25 a 40 µm, tienen una situación constante adyacente a
la predentina, en lo que se define como "zona odontogénica de
la pulpa" (Avery, 1990). La dentina es un tejido vivo, elástico, no
vascularizado, de color blanco amarillento con menos brillo que
el esmalte. Químicamente está constituida (en peso) por un 70%
de materia inorgánica, principalmente calcio y fósforo en forma de
cristales de hidroxiapatita. Contiene una red de colágena que le
proporciona su elasticidad y resiliencia. Esa parte orgánica cons-
tituye aproximadamente el 20% de su peso. El 10% restante es

Esmalte

Dentina
Se aprecian
los tubillos
dentinarios

Fracturas
tafonómicas

Camera pulpar

Figura 2.1
Corte histológico de un diente deciduo arqueológico que muestra los diferentes componentes estructurales.
(Foto: D. Fröhlich)

32 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

agua (Türp y Alt, 1998; Fitzgerald y Rose, 2000). Como el esmalte,


la dentina es un producto segregado por células columnares, los
odontoblastos, que producen una matriz inorgánica, que poste-
riormente se mineraliza. Los mencionados túbulos dentinales, en
los cuales se alojan las prolongaciones citoplasmáticas conocidas
como procesos odontoblásticos, le dan su aspecto típico de la den-
tina. Los túbulos comienzan en un ángulo recto en la superficie
pulpar y terminan perpendiculares a las uniones amelo-dentinaria
y cemento-adamantina.
Cerca de la superficie pulpar de la dentina el número por mm²
varía entre 50,000 y 90,000. Los túbulos dentinarios tienen rami-
ficaciones laterales a lo largo de la dentina conocidos como cana-
lículos o microtúbulos. Estos canalículos son de 1µm o menos en
diámetro y se originan más o menos en ángulo recto del túbulo
principal cada 1 a 2µm de su longitud. Algunos penetran en túbu-
los adyacentes, otros terminan en la dentina intertubular. El espa-
cio periodontoblástico contiene el líquido dentinal. Los tubulillos
dentinarios están rodeados por dentina peritubular, aunque la ma-
yor parte de la dentina está constituida por la dentina intertubular
(Skinner y Goodman, 1992). La densidad y el diámetro de dichos
tubulillos decrecen de manera tal que se van alejando de la cavi-
dad pulpar. La dentina es más dura que el hueso, pero más blanda
que el esmalte, y a diferencia de este, puede mostrar regeneración.
Cuando eso ocurre se forma lo que suele denominarse dentina se-
cundaria o reparadora (Hollinshead, 1983).

PROCESO ODONTOBLÁSTICOS
Y HUSOS ADAMANTINOS
A veces las prolongaciones de los odontoblastos pasan a través del
límite amelodentinario hacia el esmalte. Dado a que muchas de
ellas están engrosadas en sus extremos se les denomina "husos ada-
mantinos" (Figura 2.2). Parecen originarse en los procesos de los

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 33


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

Esmalte

Husos
adamantinos

Prosesos
odontobláticos

Figura 2.2
Microfotografía que muestra la unión amelo-dentinaria de un diente deciduo arqueológico. Nótese los tubulillos
dentinarios que en el diente vivo contienen las prolongaciones odontoblásticas y los husos adamantinos en el esmalte.
(Foto: D. Fröhlich)

odontoblastos que se han extendido hasta el epitelio del esmalte


antes de que se forme la sustancia dura. La dirección de los proce-
sos de los odontoblastos y de los husos en el esmalte corresponde a
la dirección original de los ameloblastos: en ángulo recto hacia la
superficie de la dentina (Shawashy y Yaeger, 1990).

EL ESMALTE DENTAL
La corona de los dientes se encuentra cubierta por el esmalte den-
tal, una capa blanca brillante y muy dura. Está constituida en al-
rededor de 95% de su peso por materia inorgánica, 1% de matriz
orgánica y 4% de agua. La parte inorgánica está formada principal-
mente por cristales de hidroxiapatita, un fosfato de calcio (Fitzge-
rald y Rose, 2000). Debido a su alto contenido de sales minerales y
su organización cristalina, el esmalte es el tejido calcificado de ma-
yor dureza en el cuerpo humano. La función del esmalte es formar
una cubierta resistente en la corona de los dientes adaptándolos de

34 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

forma conveniente a la masticación. No contiene células vivas; sin


embargo es producido por células, los ameloblastos. El esmalte de
los dientes humanos está formado por prismas de esmalte con una
densidad de 20,000 a 30,000 por mm2 y un diámetro promedio de
5 micras. En los dientes deciduos y en un 70% de los permanentes,
el esmalte superficial es aprismático (Türp y Alt, 1998).

DESARROLLO DEL ESMALTE DENTAL


El desarrollo del esmalte de los dientes deciduos inicia en el tercer
o cuarto mes in útero y concluye antes de la erupción del diente
(Mahmoud et al., 1978). En una etapa muy temprana del desarro-
llo dental ocurre un proceso de histodiferenciación, resultando en
la formación de células segregadoras de tejido duro, los odonto-
blastos —formadores de dentina— y los ameloblastos —formado-
res de esmalte—. Los odontoblastos comienzan a segregar dentina
sobre la futura unión dentino-adamantina, en la porción incisal
de los dientes incisivos, o en la punta de las cúspides en caso de
los caninos, premolares y molares, en un momento genéticamen-
te predeterminado (Skinner y Goodman, 1992; Fitzgerald, 1998).
La influencia inductiva de los odontoblastos resulta en la diferen-
ciación y formación de los ameloblastos, los cuales comienzan a
segregar matriz de esmalte (Fitzgerald, 1998). Las prolongaciones
de los ameloblastos dentro de la matriz de esmalte se denominan
"Procesos de Tomes", a través de los cuales segregan una matriz
proteica, la cual conforma la estructura básica del esmalte del
diente en desarrollo, formando una barra hexagonal (Shawashy y
Yaeger, 1990). Al ritmo que los ameloblastos y los odontoblastos
van produciendo tejido duro se alejan gradualmente de la unión
dentino-adamantina, en direcciones opuestas, hasta su destino fi-
nal —las superficies dental externa para los ameloblastos y la cá-
mara pulpar para los odontoblastos—, de esta manera la corona
y la raíz van creciendo aposicionalmente, es decir, que crecen en

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 35


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

grosor por aposición, mientras que crecen en longitud por diferen-


ciación de nuevos ameloblastos y odontoblastos a partir de la zona
apical (Shawashy y Yaeger, 1990). La mineralización del esmalte
humano es un proceso que se desarrolla de manera continua. En
la parte cuspidal de la unión amelo-adamantina, la deposición del
material mineralizado es mayor y decrece en ritmo regular mientras
se aproxima a la superficie. En esta etapa de formación, la matriz
de esmalte neonatal y posnatal muestran una marcada variación
en el contenido mineral (Allan, 1959). El esmalte está formado por
miles de prismas densamente dispuestos que se extienden desde
la unión dentino-adamantina hasta la superficie dental. Estas es-
tructuras son creadas por la actividad de los ameloblastos, los cua-
les segregan cada uno una estructura en forma de cerradura que
corre a lo largo de todo el grosor de tejido, el prisma de esmalte
(Shawashy y Yaeger, 1990). Muy poco tiempo después de haber
sido segregada, la matriz comienza a mineralizarse y a madurar el
esmalte propiamente dicho (Fitzgerald, 1998). Se considera que la
formación de este tejido inorgánico se da en dos pasos: la segre-
gación de una matriz orgánica con calcificación primaria, seguida
por una segunda fase de maduración con mineralización progresi-
va. Inmediatamente después de la segregación inicial de la matriz,
esta se mineraliza en un 20%; siguiéndole tres fases de mineraliza-
ción progresiva (etapas de maduración), desde la superficie hacia la
unión dento-adamantina y regreso a la superficie, dejando la capa
más externa hipermineralizada (Fitzgerald, 1998); sin embargo, la
maduración completa de todo el esmalte puede tardar años e in-
cluso suceder en el periodo poseruptivo (Fearnhead y Kawasaki,
1982). El esmalte madura hasta que la mineralización constituye
96% de su peso (Fitzgerald, 1998). La corona dental crece hacia
afuera, de forma que se van alargando los prismas, hasta llegar al
grosor normal del esmalte, que varía entre 1 y 2 mm en el humano.
El esmalte se deposita en incrementos sucesivos que cubren comple-
tamente la capa previa. El periodo durante el cual los ameloblastos

36 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

son activos y segregan matriz es variable, los ameloblastos situados


cervicalmente son los que segregan matriz por menos tiempo. Ge-
neralmente el crecimiento va desde la punta del diente a la base
en forma de incrementos aposicionales, siguiendo el patrón repre-
sentado por las estrías de Retzius (Mahmoud et al., 1978). Después
que los ameloblastos alcanzan la superficie dental, entran en una
fase madurativa y se pierden durante la erupción dental. Por eso el
esmalte no se puede autorreparar o regenerar durante la vida del
diente (Fitzgerald, 1998). El cambio más aparente provocado por la
edad en el esmalte es la atrición o desgaste de las superficies oclu-
sales y los puntos de contacto interproximales como consecuencia
de la masticación. Estos se manifiestan por la pérdida de dimen-
sión vertical en la corona y aplanamiento del contorno proximal
(Shawashy y Yaeger, 1990). Estudios efectuados sobre el primer
molar permanente han evidenciado que existe una leve precoci-
dad en el inicio de calcificación en niñas con respecto a los ni-
ños. Esta diferencia, que puede alcanzar hasta un año en algunas
ocasiones (Hillson, 1996), resulta ser más marcada en individuos
de etnia africana en comparación con sus homólogos europeos
(Hillson, 1996). Esta misma precocidad ha sido descrita también
para los huesos del carpo, los huesos cuboides y el calcáneo del
pie (Gleiser y Hunt, 1955).

MARCADORES MICROESTRUCTURALES
DE CRECIMIENTO DEL ESMALTE DENTAL
La segregación de matriz está controlada por varios ritmos meta-
bólicos, teniendo como resultado una variación en la cantidad o
densidad mineral de la secreción, siguiendo esto un patrón de re-
gularidad periódica, lo cual deja "marcadores de tiempo" o "cre-
cimiento" microscópicos en los productos de segregación, en el
esmalte y la dentina (Bromage, 1991; Fitzgerald, 1998). Las marcas
incrementales en ambos se pueden dividir en dos tipos, visibles al

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 37


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

microscopio bajo luz polarizada. Los marcadores de periodo corto


se originan en un ritmo circadiano de 24 horas en la dentina o en
el esmalte y se presentan como líneas finas paralelas, solo visibles
con microscopio a gran aumento. Los marcadores de periodo lar-
go son marcas más pronunciadas que pueden extenderse sobre
secciones grandes de la estructura dental. Estas se producen cada
6 a 12 días —las estrías de Retzius en el esmalte y las líneas de
Andersen en la dentina (Dean, 1998)—. Dado a que por las razo-
nes anteriormente descritas en el esmalte no puede ocurrir remo-
delación alguna, estos marcadores quedan preservados de forma
permanente y pueden ser examinados e interpretados desde un
punto de vista histológico (Fitzgerald, 1998).

LAS ESTRÍAS CRUZADAS (CROSS-STRIATIONS)


DE LOS PRISMAS DEL ESMALTE
Entre las estrías incrementales de Retzius se pueden localizar unas
todavía más finas, las llamadas cross-striations o estrías cruzadas,
que corren en la misma dirección que las de Retzius, y que co-
rresponden a las formaciones circadianas de periodo corto. Asper
(1916) fue el primero en contar las estrías cruzadas en dientes ca-
ninos humanos permanentes y concluyó que la sumatoria de estas
estrías en el esmalte pueden proveer la base para una confiable
estimación del tiempo que tarda la corona en formarse. Se acepta
comúnmente que durante el desarrollo del esmalte los prismas
crecen de cuatro a seis micras diariamente, siguiendo un patrón
de crecimiento de 24 horas (ritmo circadiano), creando estas es-
trías características (Bromage, 1991; Skinner y Goodman, 1992).
Por su acelerado ritmo de formación, las estrías cruzadas se consi-
deran marcadores de periodo corto. Entre estos también se inclu-
yen las líneas "von Eber" en la dentina (Dean, 1998). Asimismo,
hay quien sostiene que las líneas de Retzius no son más que una
serie de estrías cruzadas (cross-striations) bastante acentuadas

38 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

(Gohdo, 1982). Dependiendo de la zona del diente, el ancho de


una estría suele medir entre 3 y 5.8 µm (Reid y Beynon, 1998). Estas
bandas se manifiestan como líneas claras y oscuras alternantes, las
cuales se pueden clasificar por medio de tratamientos con ácido o
bajo luz polarizada de un microscopio. Tienen secciones más an-
chas, seguidas por otras más angostas. Es probable que la causa de
las estrías cruzadas sea una variación cíclica en la intensidad de la
segregación de matriz de esmalte, en los que las partes anchas de
los prismas representan secreción más acelerada y la parte angosta
segregación más lenta. La apariencia estriada al microscopio es el
producto de la diferente refracción de la luz por parte de las bandas
más anchas y de las más angostas (Hillson, 1996).

LÍNEAS INCREMENTALES DE RETZIUS


Las líneas incrementales de Retzius aparecen en forma de ban-
das parduscas en los cortes verticales del esmalte. Demuestran la
forma como se desarrolla el esmalte, esto es, la sucesiva aposi-
ción de capas de tejido durante la formación de la corona. Estas,
en cortes longitudinales, rodean la punta de la dentina, mientras
en las porciones cervicales tienen un recorrido oblicuo (Hillson,
1996). En los cortes transversales de un diente se ven como cír-
culos concéntricos, comparables con los anillos de crecimiento
de un árbol. El término "líneas incrementales" es apropiado para
designar estas estructuras, ya que las mismas reflejan variaciones
en la estructura y mineralización, bien sea hipomineralización o
hipermineralización que se produce durante el crecimiento del
esmalte. No se conoce la naturaleza exacta de estos cambios de
desarrollo (Shawashy y Yaeger, 1990), pero se presupone que se
deben a un cambio en la segregación de esmalte por los ameolo-
blastos, resultando en un cambio en la dirección de los prismas y
una refracción diferente de luz por los prismas, mostrándose de
esta manera como bandas claroscuras (Goodman y Rose, 1990).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 39


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

Las líneas de Retzius en el esmalte, así como sus contrapartes


en la dentina, las líneas de Andersen, parecen ser marcadores
de periodo largos, con una causa subsecuente común. El tiempo
que transcurre entre la formación de cada marcador de perio-
do largo en el humano suele ser de 6 a 12 días, pero más co-
múnmente entre 7 y 9 días (Dean, 1998). Debajo de la cúspide
del diente, las estrías de Retzius se presentan en incrementos en
forma de domo, una encima de la otra. Se conoce a esta región
como la zona aposicional de la formación dental y contribuye al
crecimiento en altura de las cúspides. Hillson (1996) define esta
parte del esmalte como "esmalte escondido", debido a que las
estrías de Retzius no alcanzan la superficie externa de la corona.
La otra región de crecimiento es la zona imbricational. En esta
área cada incremento está posicionado un poco más en la región
cervical que su predecesor, el lado de la corona está formado
por series que se sobreponen, desde la punta del diente hasta la
unión cemento-adamantina en su base, formando las perikimatas
en la superficie externa del diente (Hillson, 1996, Hillson y Bond,
1997). Las líneas de Retzius están separadas unas de las otras por
espacios regulares, de 30 a 40 micras en la parte oclusal de la
corona y de 15 a 20 micras en la mitad cervical, aunque el es-
malte profundo suele ser menos regular. Un incisivo permanente
humano contiene en promedio 150 estrías regulares, contando
desde el primer esmalte depositado debajo del borde incisal hasta
el último depósito en el margen cervical. Para incisivos y caninos,
las primeras 30 o 40 estrías están ocultas bajo el borde incisal y se
llaman estrías aposicionales. La cuenta de estrías cruzadas entre
las líneas de Retzius permiten estimar su periodicidad y, como se
mencionó anteriormente, varían entre 7 y 9 días (Hillson, 1996).
La apariencia y expresividad de las líneas de Retzius son varia-
bles, incluso en un mismo diente, siendo algunas más anchas o
delgadas que otras (Fitzgerald y Saunders, 2005).

40 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

PERIKIMATAS
Algunas estrías de Retzius se proyectan hasta la superficie externa
del esmalte, dando existencia a estructuras llamadas perikimatas.
Las perikimatas son rodetes transversales ondulados —las manifes-
taciones externas de las estrías de Retzius— y se continúan alrede-
dor del diente. Por lo general son paralelas entre sí y con respecto
a la unión cemento-adamantina. Por lo común existen alrededor
de 30 perikimatas por milímetro en la región de unión cemento-
adamantina, y su concentración disminuye poco a poco hasta unas
10 por milímetro, cerca del borde oclusal o incisal (Shawashy y
Yaeger, 1990, Hillson, 1996). Igual que las estrías cruzadas y lí-
neas de Retzius, las perikimatas registran el crecimiento normal del
diente, de manera que permite reconstruir de forma precisa la cro-
nología del desarrollo de la corona de un diente (Fitzgerald, 1998;
Reid y Beynon, 1998). Así como existen perikimatas de forma re-
gular, también existen las "mal formadas" (p. ej. las hipoplasias del
esmalte), con manifestaciones internas, las ya mencionadas bandas
de Wilson, estrías resultantes de algún factor de estrés fisiológico
o patológico durante el proceso de desarrollo normal (Fitzgerald y
Saunders, 2005).

BANDAS DE WILSON O BANDAS PATOLÓGICAS


Varios autores distinguen entre estrías patológicas y estrías rítmicas
o fisiológicas. Para evitar confusión Rose (1979) redefinió las estrías
patológicas con forma prismática alterada o estructura anormal
como "estrías de Wilson" (Figura 2.3).
Los defectos del esmalte se pueden dividir en dos tipos, hipo-
plasias en la superficie dental y en defectos internos. Estos útimos
solo son visibles en dientes seccionados y puede ser difícil dis-
tinguir si son patológicos o no. Sin embargo, las hipoplasias son
más anchas y largas que las estrías de Retzius, además de poseer
una estructura prismática atípica (Fitzgerald y Saunders, 2005).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 41


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

Esmalte

Dentina

Figura 2.3
Microfotografía bajo luz polarizada de un diente deciduo en formación. Se observan varias bandas de Wilson
sobrepuestas en el esmalte. Las manchas oscuras en la dentina revelan severa afección tafonómica.
(Foto: D. Fröhlich)

Estas estrías irregulares, también llamadas "patológicas", han sido


asociadas a varios tipos de estrés fisiológico durante el periodo
del desarrollo dental. Las bandas de Wilson se utilizan en antro-
pología como indicadores de estrés medioambiental (Magnus-
son y Nóren, 1978; Fitzgerald, 1998). Investigaciones clínicas
han mostrado relación entre defectos en el desarrollo del esmal-
te y condiciones patologías como asfixia neonatal, hipocalce-
mia, síndrome nefrítico, hipotiroidismo congénito, desnutrición
intrauterina, bajo peso al nacer, disfunción cerebral mínima y
diabetes materna. También la diarrea por ablactación (destete) ha
sido considerada como causa potencial de la formación de las
bandas de Wilson (Fitzgerald y Saunders, 2005). La etiología aún
no está clara, pero se asume que responde a los mismos factores
que causan la hipoplasia (Skinner y Goodman, 1992; Hillson,
1996; Fitzgerald, 1998). Una afectación sistémica en cualquier
momento durante el periodo del desarrollo dental resultará en
una disminución o eventual cese de la actividad ameloblástica,

42 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

dejando como resultado prismas de esmalte alterados. De tal ma-


nera que si suficientes prismas se afectan, se formará una línea,
cuya intensidad depende de la severidad, naturaleza y duración
del estímulo que afecta al diente ameloblásticamente activo (Ma-
hmoud et al., 1978).

BANDAS DE HUNTER–SCHREGER
Los prismas no recorren al esmalte en forma recta o lineal. Cada
uno ondula de lado a lado de manera sinusoidal, a este fenómeno
se le conoce como "decusación" (Hillson, 1996). El cambio más o
menos regular en la dirección de los prismas puede considerarse
una adaptación funcional que reduce el riesgo de segmentación en
dirección axial por influencia de las fuerzas masticatorias oclusa-
les. El cambio en la dirección de los prismas ocasiona la aparición
de las bandas de Hunter–Schreger (Figura 2.4).

Bandas de
Hunter–Schreger
en el esmalte
de un diente
perinatal

Alteraciones
tafonómicas

Figura 2.4
Microfotografía con luz polarizada de un diente deciduo arqueológico. Destacan claramente
las "bandas de Hunter–Schreger” de tonalidades alternantes en el esmalte. Se observan fracturas tafonómicas
en el esmalte y la posible presencia de hongo en el espacio de la unión amelodentinaria. Nótese los tubulillos
dentinarios en la parte inferior-izquierda de la imagen. (Foto: D. Fröhlich)

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 43


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

Estas son bandas alternadas claras y oscuras de anchos variados


que se observan mejor bajo luz polarizada. Se originan en el borde
amelodentinario y se dirigen hacia fuera, terminando a cierta dis-
tancia de la superficie externa del esmalte. También se supone que
las bandas de Hunter-Schreger podrían deberse a variaciones de la
calcificación del esmalte (Shawashy y Yaeger, 1990).

LA LÍNEA NEONATAL EN EL ESMALTE


El esmalte de los dientes deciduos inicia su desarrollo cuando el
individuo todavía está in útero y continúa después del nacimien-
to, hasta que las coronas de los dientes concluyan su formación.
El límite entre las dos porciones de esmalte en los dientes deci-
duos puede estar marcado por una acentuada línea de Retzius
(Gustavsons y Gustavsons, 1967). Esta estructura se conoce bajo
el nombre de "línea neonatal" (Figura 2.5) a veces también lla-
mada "anillo neonatal" (Rushton, 1933; Shour, 1936). Esta marca
parece ser el resultado del trauma sufrido durante el parto, de
los cambios bruscos en el ambiente y en la nutrición que sufre
el niño (Weber y Eisenmann, 1971), factores que antes del parto
eran constantes para el bebé, a los que se encontraba habituado.
Por lo común, el esmalte prenatal está mejor desarrollado que
el postnatal. Esta variación se explica por el hecho que el feto
se desarrolla en un ambiente bien protegido con un suministro
adecuado de todos los materiales esenciales, aun a expensas de
la madre (Shawashy y Yaeger, 1990). La línea neonatal se describe
como una línea de incremento prominente que se forma poco
después del nacimiento del niño en el esmalte de la corona de los
dientes deciduos y en los primeros molares permanentes, en caso
que estos empiecen su formación in útero, (Schour, 1936). Según
Weber y Eisenmann. (1971) la línea neonatal suele estar presente
en todos los dientes deciduos, y en algunas ocasiones esta estruc-
tura puede ser hallada en el primer molar permanente. La línea

44 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

Linea neonatal

Esmalte

Figura 2.5
Microfotografía con luz polarizada de un diente deciduo arqueológico. Se evidencia claramente cómo se origina
la línea neonatal en el esmalte (derecha). Nótese el trayecto oblicuo ascendente de los prismas de esmalte
y el descendiente de los tubulillos dentinarios. (Foto: D. Fröhlich)

neonatal básicamente representa la primera estría de Retzius, bien


acentuada. El esmalte prenatal generalmente no presenta estrías
de Retzius (Scott y Simons, 1974), solo en casos en donde hubo
intenso estrés metabólico, frecuentemente asociado a defectos
congénitos. La línea neonatal suele ser más anchas en bebés que
sufrieron un parto traumático (Weber y Eisenmann, 1971; Hill-
son, 1996; Fitzgerald, 1998). Este marcador suele ser variable en
su expresión, probablemente reflejando el nivel variado de estrés
fisiológico durante el mismo (Weber y Eisenmann, 1971; Eli et al.,
1989; Hillson, 1996).
La línea neonatal y su respectiva formación han sido fenó-
menos relativamente poco estudiados hasta este momento, con-
secuentemente resultan escasas las publicaciones que abarcan
estos temas. El primer investigador en describir la línea neonatal

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 45


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

fue Rushton (1933), sugiriendo que su presencia se debe a una hi-


permineralización o hipomineralización de la sustancia interpris-
mática dentro de la línea. En otro estudio, el mismo autor (Rushton,
1939) afirma que las secciones de los prismas de esmalte que se si-
túan en el interior de la línea se encuentran más mineralizadas que
las secciones de los mismos prismas que se encuentran en ambos
lados de la línea. Por su parte, Gustavson (1959) describe un incre-
mento en la cantidad de sustancia interprismática en la línea; por
lo consecuente, las secciones de los prismas que atraviesan esta,
se encuentran más delgadas. En la década de los sesentas se reali-
zaron varios estudios por medio de radiografías, los que arrojaron
como resultado que la línea neonatal manifiesta ser relativamente
radio-lúcida, y por lo tanto hipomineralizada (Allan, 1959, Crabb,
1959; Silness, 1969). Weber y Eisenmann (1971) sugieren que en
ella hay un cambio en la conformación de los prismas por una po-
sible reducción en la concentración en la cantidad de cristales de
hydroxiapatita. Asimismo sugieren la posibilidad de que algunos
prismas de esmalte terminen en la línea neonatal. Lamentablemen-
te, desde el comienzo de la década de los setentas en adelante, los
estudios de la línea neonatal han sido muy escasos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Allan J 1959. Investigations into the mineralization pattern of human dental
enamel. Journal of Dental Research 38:1096-1107.
Asper, von H 1916. Über die "Braune Rezinusgsche Paralleltreifung" im Sch-
melz der menschlichen Zähne. Schweizerisches Vierteljahrschreiben
für Zahnheilkunde 26:214-275
Avery J 1990. Pulpa. En: Orban´s Oral Histology and Embriology, editado
por SN Bhaskar, pp. 139-180. Mosby-Year Book Inc, St. Louis.
Bromage T 1991. Enamel incremental periodicity in the pig–tailed maca-
que: a polichrome fluorescent labeling study of dental hard tissue.
American Journal of Physical Anthropology 86:205-214.

46 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

Crabb H 1959. The pattern of mineralization of human dental enamel. Pro-


ceeding of the Royal Society of Medicine 52:118-122.
Dean MC 1998. A comparative study of cross-striation spacing in cuspal
enamel and of fourth methods of estimate the time taken to grow
molar cuspal enamel in Pan, Pongo and Homo. Journal of Human
Evolution 35:449-462.
Eli I, Sarnat H, Talmi E 1989. Effect of the birth process on the neonatal line
in primary tooth enamel. Pedriatric Dentistry 11:220-223.
Fearnhead RW, Kawasaki K 1982. Comments on the porosity of human too-
th enamel. Journal of Dental Research 64:1524-1530.
Fitzgerald CM 1998. Do enamel microstructures have regular time depen-
dency? Conclusion from the literature and a large scale study. Jour-
nal of Human Evolution 35:371-386.
Fitzgerald CM, Rose CJ 2000. Reading between the lines: dental deve-
lopment and subadult age assessment using the microstructural
growth markers of teeth. En: Biological Anthropology of the Human
Skeleton, editado por SR Saunders, MA Katzenberg, pp. 163-185.
Willey-Liss, New York.
Fitzgerald CM, Saunders SR 2005. Test of histological methods of determi-
ning chronology of accentuated striae in deciduous teeth. American
Journal of Physical Anthropology 127:277-290.
Gleiser I, Hunt E 1955. The permanent first molar: its calcification,
eruption and decay. American Journal of Physical Anthropology
13:253-283.
Gohdo S 1982. Differential rates of enamel formation on human tooth sur-
faces deduced from the striae of Retzius. Archives of Oral Biolo-
gy.27:289-296.
Goodman AH, Rose JC 1990. Assessment of systemic physiological pertur-
bations from dental enamel hypoplasias and associated histological
structures. Yearbook of Physical Anthropology 68:59-110.
Gustavson AG 1959. A morphologic investigation of certain variations in
the structure and mineralization of human enamel. Odont. Tidskr.
67:361-472.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 47


daniel eriC FröhliCh sol / andrea CuCina

Gustavson G, Gustavson AG 1967. Microanatomy and histochemistry of


enamel. En: Structural and Chemical Organization of Teeth, Vol. II,
editado por AEW Miles, pp. 135-162. Academic Press, New York.
Hillson S 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press,
Cambridge.
Hillson S, Bond S 1997. Relationship of enamel hypoplasia to the pattern
of tooth crown growth: a discussion. American Journal of Physical
Anthropology 104:89-103.
Hollinshead H 1983. Anatomía para Cirujanos Dentistas. Editorial Harla,
México D.F.
Magnusson B, Nòren E 1978. Neonatal asphyxia and mineralization defects
of the primary teeth. II. A histological and micro radiographic study.
Swedish Dental Journal 2:9-15.
Mahmoud Y, DeSanti M, Ozebek L 1978. Prevalence and possible etiology
of dental enamel hypoplasia. American Journal of Physical Anthro-
pology 48:185-192.
Reid J, Beynon D 1998. Histological reconstruction of dental development
for individuals from medieval site in Picardie, France. Journal of Hu-
man Evolution 35:463-477.
Rose JC 1979. Morphological variations of enamel prisms within abnormal
striae of Retzius. Human Biology 51:139-151.
Rushton A 1933. On the fine contour lines of the enamel milk teeth. Dental
Record 53:170-171.
Rushton A 1939. The birefringence of deciduous tooth enamel formed befo-
re and after birth. British Dental Journal 67:1-10.
Shawashy M, Yaeger J 1990. Enamel. En: Orban´s Oral Histology and Em-
briology, editado por SN Bhaskar, pp.45-100. Mosby-Year Book,
Inc, St. Louis.
Schour I 1936. The neonatal line in enamel and dentine of the human de-
ciduous teeth and first permanent molar. Journal of the American
Dentistry Association 23:1946-1955.
Scott JH, Symons N 1974. Introduction to Dental Anthropology. Edinburgh,
Churchill Livingstone.

48 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


histoMorFología dental

Silness J 1969. Some variations of the microradiographic appearance of hu-


man deciduous enamel. Odontological Review 20:93-109.
Skinner M, Goodman A 1992. Anthropological uses of developmental
defects of enamel. En: Skeletal Biology of Past Peoples: Research
Methods, editado por SR Saunders, MA Katzenberg, pp 153-157,
Willey-Liss, New York.
Türp C, Alt KW 1998. Anatomy and morphology of human teeth. En: Dental
Anthropology, Fundamentals, Limits and Prospects, editado por KW
Alt, FW Rosing, M Teschler-Nicola, pp. 71-94. Springer Wien Press,
New York.
Weber D, Eisenmann D 1971. Microscopy of the neonatal line in develo-
ping human enamel. American Journal of Anatomy 132:375-392.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 49


Capítulo 3
MADURACIÓN Y ERUPCIÓN DENTAL

Belia Inés Rodríguez Casanova

El estudio de los restos humanos es de vital relevancia, pues nos


brinda datos cercanos a la realidad de cómo vivieron los indivi-
duos y proporciona información de cómo cambian las sociedades
a través del tiempo. Cuando se estudian poblaciones del pasado
y del presente, podemos centrarnos en parámetros biológicos im-
portantes, como el sexo, la edad y las patologías de los individuos
encontrados, y de esta manera aproximarse al contexto de esas po-
blaciones. Un paso importante en el proceso de individualización
biológica es la determinación de la edad de un esqueleto o de un
cadáver; ya sea para auxiliar los procesos de identificación en los
sistemas de procuración y administración de justicia, así como al
estudio de las poblaciones pasadas (Ríos, 2001; Scheur y Black,
2000; Liversidge, 2008).
Una ciencia involucrada en ello es la antropología física, que
se encarga del estudio de la variabilidad biológica y la morfo-
logía humana (Tiesler, 2006). La antropología física cuenta con
varias áreas de investigación; una de ellas es la antropología den-
tal. En el caso específico de este capítulo se tratará la dentición
humana como fuente de información para estimar la edad a la
muerte de niños y subadultos, a partir del grado de formación,
maduración y erupción dental (Alt et al., 1998; Hillson, 1996).
Esto se debe a que la formación de la corona y la raíz dental es-
tán poco afectadas por las influencias hormonales, por factores

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 51


belia inés rodríguez Casanova

medioambientales locales y generales, por factores nutricionales


y sociales, desarrollo del esqueleto, peso y estatura (Demirjian,
1976). Una de las características más interesantes de la dentición
humana es su estabilidad, por tener una alta tasa de heredabili-
dad, la cual se estima en 0.8, y que permite llevar a cabo estudios
de filiación y dinámicas poblacionales (Liversidge et al., 1998).
Además, su conservación suele ser mejor que la del esqueleto,
a causa de la dureza que le proporciona la dentina y el esmalte
(Ubelaker, 1978).
Tomando en cuenta los estudios realizados en antropología
dental, se hace una revisión de los factores que influyen en la ma-
duración y erupción dental, así como de los estándares estableci-
dos para la determinación de la edad en niños y subadultos.

CRECIMIENTO Y DESARROLLO EN NIÑOS


Y SUBADULTOS
El crecimiento y el desarrollo son fenómenos muy importantes y
dependen en gran medida de la interacción biológico-social de los
factores genéticos con los ambientales a través del tiempo (Bogin,
1991). El tamaño y la forma que un niño alcanza en la vida adulta
serán representados por la interacción de la relación entre ambas
características (Bogin, 1991).
En la niñez y la adolescencia existen diferencias fisiológicas en
el desarrollo del individuo, incluso con la misma edad cronológica;
debido a tales diferencias se utilizan formas de medir la madu-
rez fisiológica la cual tiene un rango de normalidad según cada
población, estas medidas pueden estimarse mediante diferentes
indicadores, entre los más importantes se encuentran la erupción
y la maduración dental en niños, la maduración ósea, el pico de
crecimiento puberal, como talla o estatura, el desarrollo gonadal y
los caracteres sexuales secundarios (Moorrees et al., 1963; Bogin,
1991; Scheuer y Black, 2000).

52 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Hay diversos factores ambientales que pueden inducir estrés,


el cual afecta al crecimiento y desarrollo del individuo; entre los
más importantes se encuentran: la nutrición, las enfermedades, el
estatus socioeconómico, la urbanización, la actividad física, los
factores climáticos estacionales y el estrés psicológico; todos estos
factores pueden afectar la genética del individuo (Goodman et al.,
1988; Bogin, 1991; Luna, 2006), presentándose ya sea de manera
individual o grupal y haciendo posible la pérdida de la homeostasis
o la conservación de esta.

PRINCIPALES FACTORES QUE INFLUYEN


EN EL CRECIMIENTO Y DESARROLLO
Relación herencia-medio ambiente
Es muy importante para entender está relación conocer la influen-
cia de la variabilidad biológica en las poblaciones (Goodman et al.,
1988; Bogin, 1991). La variabilidad intrapoblacional es la que está
presente en el mismo grupo, y Ríos (2002) la define como el rango
de valores que existe para un parámetro en un determinado grupo.
En cambio la variabilidad interpoblacional la podríamos definir
como la que se encuentra entre grupos, la cual, de manera gene-
ral, se atribuye a la interacción de factores genéticos y ambientales
durante el desarrollo y maduración (Ríos, 2002). Esta variabilidad
sería complicada de explicar si solamente nos basamos en que la
biología define las características del ser humano, sin tomar en
cuenta el medio ambiente que lo rodea. Es importante considerar
al medio ambiente como un modelador del individuo (Goodman
et al., 1988), y no solamente el aspecto biológico como el único
que impone características, ya que esto sería reduccionista y nos
podría llevar al fracaso en cualquier investigación.
En cuanto a la maduración dental, existen diferencias entre po-
blaciones, estas han sido publicadas en algunos estudios. Tompkins
(1996) evaluó tal diferencia entre los franco-canadienses, negros

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 53


belia inés rodríguez Casanova

sudafricanos y un grupo diverso de indios norteamericanos, obser-


vando que los niños franco-canadienses presentaban menor desarro-
llo dental con respecto a los otros dos grupos. Harris y Mckee (1990)
observaron que los afroamericanos del sur de Estados Unidos pre-
sentan una mineralización adelantada en todas las piezas dentales,
en comparación a la mineralización observada en los euroamerica-
nos de la misma área. Chertkow y Fatti (1979) encontraron patrones
de mineralización más avanzados en los negros sudafricanos en re-
lación con los observados en los blancos sudafricanos, mientras que
Demirjian et al. (1973), en una muestra franco-canadiense, observa-
ron que la mineralización dental es más lenta en comparación con
niños latinos, afroamericanos y euroamericanos. Owsley y Jantz
(1983) mostraron evidencia de que los arikara (población arqueoló-
gica) presentan un desarrollo dental adelantado si se relaciona con
el que presentan los blancos estadounidenses.

Nutrición
La nutrición, a lo largo del curso de la vida, es una de las principa-
les determinantes de la salud, del desempeño físico y mental y de la
productividad. Sin una buena nutrición el individuo puede perder
el equilibrio que tiene con el ambiente, afectando de esta forma su
rol social (Goodman et al., 1988; Luna, 2006).
Los trastornos en la alimentación llevan hacia un estado de mal-
nutrición y, como consecuencia, a niños con valores de peso y talla
no adecuados a su edad cronológica; siendo esto un factor a tomar
en cuenta cuando se requiere la aplicación de métodos de estima-
ción de la edad basados en los sistemas dental y esquelético, los
cuales pueden ser afectados en diferentes grados por factores nutri-
cionales (Liversidge et al., 1998; Liversidge, 2008). Se ha reportado
que el desarrollo esquelético está fuertemente influenciado por
este tipo de factores (Green, 1961; Lee, 1971; Fleshman, 2000),
en tanto que con respecto al sistema dental, la información es

54 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

controversial. Algunos investigadores afirman que la maduración


de la dentición es independiente de los agentes externos como
la nutrición (Nykanen et al., 1998). Liversidge et al. (1999), esta-
blecen que la edad dentaria está regida por una combinación de
rasgos morfológicos, diversos elementos ambientales, tales como
saliva, bacterias, dietas, adecuada higiene, posición y función de las
piezas (Ossa et al., 1996; Koshy et al., 1998). Estudios como los rea-
lizados por Harris et al. (1993 en Liversidge et al., 1998) y Espina et
al. (2007) demuestran que la dentición se retrasa en niños con bajo
peso al nacer y que el desarrollo dental, al igual que el desarrollo
óseo, se ven afectados por factores nutricionales, aunque el desa-
rrollo dental en menor grado que el óseo (Ríos, 2002; Luna, 2006).

Enfermedades
Diversos estudios mencionan cómo las enfermedades influyen en
el desarrollo dental (Liversidge et al., 1998). Entre las más frecuen-
tes se encuentran las deficiencias nutricionales, síndromes de mala
absorción, alteraciones endocrinológicas y procesos infecciosos
importantes (Liversidge et al., 1998).
Entre algunas de las enfermedades que afectan la erupción y la
maduración dental se mencionan: la anquilosis dental, la exodon-
cia temprana de dientes deciduos, la impactación y el apiñamiento
dental, el hipopituitarismo, raquitismo, sífilis congénita, diabetes y
síndrome de Down, otras pueden inhibir o acelerar los proceso de
erupción y emergencia dental (Lewis y Gran, 1960).

Estatus socioeconómico
Se han realizado estudios sobre la relación del estatus socioeco-
nómico en relación con la erupción dental; la mayoría de los au-
tores están de acuerdo con que el nivel socioeconómico sí afecta
la erupción (Liversigde et al., 1998; Ríos, 2002); aunque otros en

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 55


belia inés rodríguez Casanova

sus investigaciones realizadas han encontrado que el estatus so-


cioeconómico no influye en esta (Sing et al., 2004). En cuanto a la
maduración dental y la influencia directa que el nivel socioeconó-
mico ejerce en ella, no hay trabajos específicos que aseguren que
este factor determina la maduración dental. Sin embargo, es lógico
considerar los efectos indirectos, porque el nivel socioeconómico
afecta el poder adquisitivo, el consumo alimenticio, la atención a
la salud entre otros factores.

Sexo
Diferentes estudios han identificado una diferencia en el ritmo on-
togenético entre sexos, no solo en la erupción, sino también en la
maduración dental (Moorrees et al., 1963; Havviko, 1970; Daito
et al., 1990; Liversidge et al., 1998).
El trabajo de Ramírez et al. (1994) sobre dentición temporal,
muestra los resultados de un estudio longitudinal realizado sobre
una muestra de 114 niños españoles de uno u otro sexo, observan-
do un ligero adelanto en la erupción en varones respecto a las mu-
jeres, lo que contradice lo observado en la mayoría de los estudios
relacionados con la erupción dental entre niños y niñas, ya que
estas tienden a erupcionar sus órganos dentarios con más prontitud
que los niños (Moorrees et al., 1963).
Un estudio desarrollado por Planells (1993) muestra las diferen-
cias referentes al sexo y arcada dental para la erupción de dientes
permanentes, observando una erupción adelantada para los dien-
tes de la arcada inferior.
Por todo esto, se puede concluir que la edad dental es afecta-
da por múltiples variables, pero a pesar de estos, es considerada
entre los indicadores de madurez fisiológica más exactos para
la estimación de la edad en un individuo, ya que tales factores
influyen en menor proporción al compararla con diversos indi-
cadores de madurez aplicados para el mismo fin. Autores como

56 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Demirjian (et al., 1973) y Moorrees (et al., 1963) coinciden en


que la maduración dental es mucho más confiable que la emer-
gencia dental ya que los agentes, tanto externos como internos
afectan menos la mineralización dental que el proceso de erup-
ción (Bang, 1989).

MADURACIÓN Y ERUPCIÓN DENTAL


La erupción dental ha sido el primero y más utilizado de los méto-
dos para la estimación de la edad por medio de órganos dentarios.
En un trabajo titulado The teeth: A test of age, Edwing Saunders
propuso en 1837 al Parlamento inglés utilizar la erupción dental
como método para determinar la edad en niños que eran emplea-
dos en fábricas ya que el mínimo legal para laborar en ellas era de
9 años (Liversidge et al., 1998).
El desarrollo de estándares de erupción y maduración dental
tiene diversos objetivos: a) para medir el crecimiento y desarrollo
en diversos individuos ya que la variabilidad biológica es un factor
que siempre se tiene que tomar en cuenta; b) para ayudar en los
procesos de identificación humana y para fines paleodemográficos,
cuando no hay registros del individuo, y c) en otros casos legales,
para la determinación de la edad de inmigrantes juveniles, niños de
la calle y delincuencia juvenil.
El método a elegir debe ser el indicado ya que la cantidad de
factores que influyen en el crecimiento y desarrollo de las distin-
tas poblaciones son muy variables (Liversidge et al., 1998; Ríos,
2002; Liversidge, 2008). En 1941, Schour y Massler publicaron un
estudio de estimación de la edad dental basándose tanto en la for-
mación como la erupción de las piezas dentales. En su diagrama
de edad (Figura 3.1) se observan 22 estadíos para el diagnóstico
de edad.
La edad puede ser diagnosticada en individuos prenatales
desde los 5 meses in útero hasta individuos adultos de 35 años

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 57


58

belia inés rodríguez Casanova



MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL

Figura 3.1
Diagrama de edad dental con base
en el desarrollo y erupción de los
dientes; de Schour y Massler,
1941, modificado por la autora.
MaduraCión y erupCión dental

según los autores. Los primeros 5 estadíos del método esquema-


tizan la formación dental del niño desde los 5 meses hasta antes
del nacimiento; en ninguno de estos estadíos la erupción dental se
encuentra presente. Los siguientes estadíos del método, que son
los que se originan según los autores después del nacimiento, es-
tán determinados por la maduración y la erupción de los órganos
dentarios; desde el estadío 6 (nacimiento) hasta el 20 se observa
una serie de cambios tanto en la maduración como en la erupción
dental de los dientes deciduos y permanentes. Los primeros órga-
nos dentarios que erupcionan según el método son los incisivos
centrales inferiores, a los 6 meses de nacimiento; los últimos órga-
nos dentarios en madurar serían los terceros molares a la edad de
15 años. Los últimos 2 estadíos (21 y 22) esquematizan la erupción
y maduración completa a una edad de entre 21 y 35 años. Un
dato importante es que parte de la muestra estudiada fue de niños
enfermos de la cripta de Spitalfields (Inglaterra), que murieron, en
su mayoría, antes de cumplir 2 años, lo que al parecer ha he-
cho posible que en evaluaciones de este método de estimación de
edad por órganos dentarios se encuentre la mayor confiabilidad en
muestras arqueológicas para los niños menores (Klepinger, 2006;
Krenzer, 2006).
El esquema elaborado por Ubelaker en 1978 está basado en la
investigación de Schour y Massler (1941). Ubelaker añadió rangos
de variabilidad de edad para cada etapa y para reducir la variabili-
dad optó por no tomar en cuenta la observación de los dientes que
se desarrollan de manera variable, como los caninos o los terceros
molares (Figura 3.2), aunque estos se encuentran esquematizados
en su diagrama. Ubelaker (1978) obtuvo en su estudio 21 estadíos
para el diagnóstico de edad dental. Los primeros dos estadíos son
para individuos prenatales y los dos últimos para individuos adultos
en los cuales la erupción ya ha finalizado. Del estadío 3 al 19 se ob-
serva una serie de cambios tanto en el brote como en la maduración
de los dientes permanentes y de los deciduos; en el estadío 3, que

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 59


60

belia inés rodríguez Casanova



MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL

Figura 3.2
Esquema cualitativo
de erupción y
calcificación dental de
Ubelaker (1978).
MaduraCión y erupCión dental

representa el nacimiento, se observa la maduración de los dientes


deciduos, mas no la erupción de alguno de ellos. La erupción de
los órganos dentarios deciduos, según el autor, inicia con los in-
cisivos centrales inferiores en el estadío 4, es decir, a los 6 meses
de edad cronológica; a los 9 meses ya han brotado los incisivos
centrales inferiores y superiores deciduos. A los 2 años la dentición
decidua ya habrá completado el proceso de erupción y algunos
órganos dentarios permanentes estarán en proceso de formación. A
los 6 años los incisivos centrales inferiores estarán ya por exfoliarse
y a los 7 años los incisivos centrales permanentes habrán erupcio-
nado tomando el lugar de sus antecesores deciduos. A la edad de
12 años todos los órganos dentarios permanentes habrán erupcio-
nado, con excepción del tercer molar, el cual brota según el autor
después de los 15 años. Los últimos dos estadíos esquematizados
son para individuos adultos en los cuales el proceso de erupción ha
finalizado; el tercer molar ya se encuentra a nivel oclusal en estos
estadíos. Es importante mencionar que este método es considerado
el más recomendable para la determinación de la edad dental en
casos de población amerindia, debido a la muestra representativa
que dicho autor analizó (Krenzer, 2006).
Otro método que se basa en etapas de maduración es el utili-
zado por Nolla (1960), en el que clasificó el desarrollo dentario
en 10 estadíos de maduración desde el inicio de la formación de
la corona hasta el cierre apical de la raíz; su muestra fue de 25 ni-
ños y 25 niñas estadounidenses, de los cuales estudió el desarrollo
intraóseo de los dientes permanentes por medio de radiografías,
estableciendo de esta manera normas para determinar la edad den-
tal del paciente. Concluyó que la calcificación dental puede usarse
como un criterio ya que provee un índice de madurez fisiológica de
la dentición permanente (García et al., 2002; Krenzer, 2006). Nolla
(1960) señaló que la mineralización dental comenzaba y finaliza-
ba antes en los individuos de sexo femenino, aunque no parecían
existir diferencias en la secuencia de finalización del desarrollo.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 61


belia inés rodríguez Casanova

Este método es uno de los más utilizados en la clínica como pro-


cedimiento fiable para la estimación del desarrollo de la dentición
permanente (Krenzer, 2006).
El método universalmente utilizado propuesto por Demirjian
et al. (1973) valora el grado de desarrollo de la dentición permanente
y fue desarrollado a partir del análisis de una muestra de niños de ori-
gen franco-canadiense. El método valora el grado de maduración del
incisivo central, incisivo lateral, canino, primer premolar, segundo
premolar, primer molar y segundo molar de la hemiarcada izquierda,
a partir de análisis radiográficos. Los autores establecieron 8 etapas
de maduración para los molares y premolares (A a H); y 6 estadíos
de maduración para el canino y los incisivos (C a H) (Figura 3.3).

Molares Premolares Caninos Incisivos

Figura 3.3.
Reproducción
del sistema de
maduración dental
según Demirjiam
et al. (1973).

62 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Al igual que en la mayoría de los métodos por maduración dental


sus estadíos inician con la formación de la corona y concluyen con
el cierre apical de la raíz. En los molares y premolares el inicio de
la formación de la corona se produce en el estadío A, continúa con
la superficie oclusal completa (B) y formación de la corona a ½(C),
finalizando la formación de esta en la etapa D; la formación de la
raíz comienza en el estadío E y finaliza con la G, el último estadío
(H) es el que está determinado por el cierre completo del ápice.
En cuanto al canino e incisivos sus estadíos de formación son los
sigientes: estadío C o corona ½, estadío D o corona completa, es-
tadío E o raíz ¼, estadío F o raíz 2/3, estadío G o raíz completa y
estadío H o ápice cerrado.
A cada diente se le atribuye un estadío de formación que se con-
vierte en una puntuación según el sexo del individuo; a continuación
se suman las puntuaciones de los siete dientes evaluados y se obtie-
ne la denominada puntuación de madurez dentaria y esta puntua-
ción se transforma, a partir de las tablas correspondientes, en edad
dentaria. Cada diente tiene un sistema de puntaje que es convertido
a un marcador; por ejemplo, para M2 el estadio D corresponde a
10.1, el E a 12.5, F a 13.2, G a 13.6 y H a 15.4 años en niños.
En este estudio se encontró que la diferencia entre sexos no fue
mayor de 0.7 años, siendo las niñas más aventajadas que los niños,
exceptuando los caninos que alcanzaron el estadío H a los 12.2 en
las niñas y a los 14.4 en los niños.
El estudio de Moorrees et al. (1963) consistió en una muestra de
246 niños estadounidenses, y es utilizado para personas desde los
0.6 años hasta los 19.5 años de edad. Se caracteriza por 13 estadíos
de desarrollo dental (Tabla 3.1) en los que según, la representación
gráfica hecha por Moorrees et al. (1963), se dividen en 3 etapas: la
formación de la corona, la formación de la raíz y el cierre apical.
La formación de la corona se divide en 6 estadíos los cuales ini-
cian con la formación de las cúspides del diente observando los
puntos de mineralización de este (Ci), seguido por la observación

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 63


belia inés rodríguez Casanova

del contorno completo de las cúspides al unirse estos puntos de


mineralización (Ccc), enseguida se observa de manera más homo-
génea el contorno completo de las cúspides (Coc), a continuación
se puede observar la corona a la mitad (Cr ½), corona en tres cuar-
tas partes (Cr¾) y el último estadío de corona completa (Crc). La
formación de la raíz se divide en 5 estadíos los cuales inician con
la formación inicial de la raíz (Ri), continúan con la formación de
¼ de la raíz (R¼), formación de ½ de la raíz (R½), formación ¾
de la raíz y finaliza con la formación completa de la raíz (Rc). El
cierre apical se divide en 2 estadíos los cuales son: formación del
ápice radicular a ½ (A½) y el cierre completo del ápice (Ac).

tabla 3.1
Estadíos de formación dental según Moorrees et al. (1963).
Ci Formación inicial de las cúspides
Puntos de mineralización

Ccc Contorno completo de las cúspides


Unión de los puntos de mineralización

Coc Contorno completo de las cúspides

Cr½ Corona a la mitad

Cr¾ Corona a tres cuartos

Crc Corona completa

Ri Formación inicial de la raíz

R¼ Formación de un cuarto de raíz

R½ Formación de ½ radicular

R¾ Formación de ¾ radicular

Rc Raíz completa

A½ Cierre apical ½

Ac Cierre completo del ápice

64 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Para el cálculo de la edad dental se analiza individualmente


cada diente basándose en la observación del estadío en el que se
encuentra, cada uno está representado por una cifra en tablas pro-
porcionadas por Moorrees et al. (1963); estas tablas varían según el
sexo del individuo ya que en su estudio encontró que las mujeres
desarrollaban más tempranamente que los hombres. La edad den-
tal con este método se obtiene del promedio de las calificaciones
de edad dadas individualmente a cada diente y según el sexo del
individuo, las cuales se suman y se divide entre el número total de
dientes observados.
El estudio de Moorrees et al. (1963) fue aplicado y evaluado en
varias pruebas y se encontró que el periodo de corona completa en
el primer molar, en los incisivos y en la formación de la raíz en el
primer molar estaba subestimado (Krenzer, 2006). Se pudo observar
una sobrestimación en niños menores y una subestimación en niños
mayores; por lo que varios investigadores modificaron estos datos
con base en su muestra bajo estudio, pero siempre basándose en las
etapas establecidas por Moorrees et al. (1963). Las modificaciones
hechas por Smith (1991) facilitan la aplicación de la predicción de
la edad y muestran buena afinidad con muestras sudamericanas.
En las tablas obtenidas por Moorrees et al. (1963) los resultados
aplicados a poblaciones canadienses muestran una desviación es-
tándar de ±0.56 años para un solo diente y de ±0.09 años cuando
se promedian cinco o más dientes, aludiendo a que la edad de una
persona joven se puede estimar con un margen de error cercano a
los dos meses; aunque estas cifras pueden variar según la pobla-
ción estudiada (Smith, 1991; Krenzer, 2006).
Smith (1991) modifica, según su criterio, las tablas y los estadíos
propuestos por Moorrees et al. (1963) agregando un nuevo estadío
a la formación de la raíz (el Cli), el cual se refiere a la formación ini-
cial de la concavidad o furca; con esto facilita su aplicación como
método de diagnóstico de la edad y muestra buena afinidad con
muestras sudamericanas (Figura 3.4).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 65


belia inés rodríguez Casanova

Figura 3.4
Estadíos de formación
dental según Smith
(1991), modificado
de Moorrees et al.
(1963) por la autora.

Gustafson y Koch (1974) elaboraron un diagrama del desarrollo


y el brote dental basándose en radiografías de 41 niños. Su estudio
se basó en 4 diferentes criterios para la determinación de edad se-
gún el desarrollo dental: el inicio de la mineralización del diente, la
formación de la corona completa, el brote dental y la formación de
la raíz completa. En su esquema dividen el crecimiento y desarrollo
del niño en etapas que comprenden: el desarrollo fetal (1-9 me-
ses), el primer año de vida (2-12 meses) y de 2 a 16 años de edad,
relacionándolos con la presencia del inicio de la mineralización,
la formación completa de la corona, el brote dental y la forma-
ción completa de la raíz, observando esto en los dientes deciduales
maxilares izquierdos (61-65), dientes deciduales mandibulares de-
rechos (81-85), dientes permanentes maxilares izquierdos (21-27) y
dientes permanentes maxilares derechos (81-85). La aplicación de
este método es sencilla cuando se puntualiza que los triángulos ob-
servados en el diagrama se refieren a los cuatro criterios de estudio:
el inicio de la mineralización, formación de la corona completa, el

66 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

brote dental y la formación de la raíz completa. Los ápices de los


triángulos indican el promedio y las bases de estos el rango de edad
en la que puede estar el inicio de la mineralización, la formación
completa de la corona, el brote dental o la formación completa de
la raíz según sea el caso.
Gustafson y Koch (1974) llegaron a los siguientes resultados
para la dentición de leche (Tabla 3.2) y para la dentición perma-
nente (Tabla 3.3):

tabla 3.2
Dentición decidua, Gustafson y Koch (1974); 61-65) maxilares izquierdos deciduales; 81-85)
mandibulares derechos deciduales.
Inicio de la
Órgano dentario Corona completa Brote dental Raíz completa
mineralización

4 meses 15 días
3 meses 9 meses 1 año 6 meses
61 in útero
(+20/-28 días) (+2/-3 meses) (+4 /- 2 meses)
(+/- 10 días)
4 meses 20 días
4 meses 11 meses 1 año 11 meses
62 In útero
(+28/- 45 días) (+/- 5 meses) (+2/-4 meses)
(+/- 4 meses)
5 meses 15 días
7 meses 1 año 5 meses 3 años
63 In útero
(+/-15 días) (+/-4 meses) (+6/-4 meses)
(+/- 15 días)
5 meses
6 meses 1 año 4 meses 2 años 6 meses
64 In útero
(+28/-15 días) (+/-4 meses) (+1/-7 meses)
(+15/-10 días)
6 meses
10 meses 15 días 2 años 3 años
65 In útero
(+45/-15 días) (+7/-5 meses) (+0/-3 meses)
(+/-15 días)
4 meses
3 meses 7 días 7 meses 1 año 6 meses
81 In útero
(+28/-45 días) (+/- 3 meses) (+4/-2 meses)
(+28/-15 días)
4 meses 15 días
4.5 meses 11 meses 20 días 1 año 10 meses
82 In útero
(+15/-28 días) (+6.5/-4.5 meses) (+2/-4 meses)
(+15/-7 días)
5 meses 7 días
8 meses 20 días 1 año 6 meses 3 años 3 meses
83 In útero
(+28/-35 días) (+4/-6 meses) (+3/-9 meses)
(+20/-15 días)

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 67


belia inés rodríguez Casanova

5 meses
6 meses 1 año 5 meses 2 años 4 meses
84 In útero
(+45/-28 días) (+1/-5 meses) (+2/-7 meses)
(+/-7 días)
6 meses 7 días
10 meses 15 días 2 años 3 meses 3 años
85 In útero
(+45/-15 días) (+5/-6 meses) (+3/-2 meses)
(+7/-10 días)

tabla 3.3
Dentición permanente, Gustafson y Koch (1974); 21-27) maxilares izquierdos permanentes; 41-47)
maxilares derechos permanentes.
Inicio de la
Órgano dentario Corona completa Brote dental Raíz completa
mineralización

3 meses 15 días 4 años 6 meses 7 años 8 meses 10 años


21
(+15/-28 días) (+10/-6 meses) (+10/-23 meses) (+/-1 año)

11 meses 15 días 5 años 2 meses 8 años 11 años


22
(+157/-45 días) (+6/-14 meses) (+2/-1.5 años) (+/-1 año)

4 meses 20 días 6 años 3 meses 11 años 7 meses 14 años 4 meses


23
(+/-20 días) (+/- 9 meses) (+7/-43 meses) (+6/-26 meses)

1 año 9 meses 6 años 10 años 7 meses 13 años


24
(+/-3 meses) (+1.5/-1 año) (+17/-31 meses) (+15/-12 meses)

2 años 2 meses 6 años 9 meses 11 años 6 meses 13 años 9 meses


25
(+4/-2 meses) (+21/-9 meses) (+/-30 meses) (+24/-21 meses)

9 meses
3 años 1 mes 6 años 7 meses 10 años
26 Nacimiento
(+15/-8 meses) (+17/-17 meses) (+18/-12 meses)
(+/-15 días)

2 años 11 meses 7 años 8 meses 12 años 6 meses 14 años 11 meses


27
(+1/-5 meses) (+4/-8 meses) (+18/-30 meses) (+13/-11 meses)

15 meses 20 días 4 años 3 meses 6 años 6 meses 9 años 2 meses


41
(+10/-20 días) (+/-9 meses) (+12/-18 meses) (+10/-8 meses)

15 meses 20 días 4 años 6 meses 7 años 9 meses 10 años


42
(+10/-20 días) (+/-6 meses) (+15/-21 meses) (+12/-5 meses)

68 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

16 meses 15 días 6 años 2 meses 10 años 6 meses 13 años 9 meses


43
(+/-15 días) (+10/-20 meses) (+18/-36 meses) (+15/-18 meses)

1 año 9 meses 6 años 10 años 6 meses 13 años


44
(+/-3 meses) (+12/-18 meses) (+/-30 meses) (+/-12 meses)

2 años 3 meses 6 años 10 meses 11 años 5 meses 13 años 6 meses


45
(+/-3 meses) (+14/-10 meses) (+10/-29 meses) (+/-18 meses)

9 meses
3 años 6 años 6 meses 10 años
46 Nacimiento
(+12/-6 meses) (+6/-18 meses) (+18/-12 meses)
(+/-15 días)

2 años 10 meses 7 años 3 meses 11 años 8 meses 15 años


47
(+2/-4 meses) (+9/-12 meses) (+22/-20 meses) (+/-18 meses)

En evaluaciones de este método se ha encontrado buena con-


fiabilidad, también en hallazgos arqueológicos. Sin embargo, se
documentó un alto error entre los investigadores (Hillson, 1996).
No obstante, la metodología de Gustafson y Koch (1974) es útil
para material antropológico porque funciona aun con ausencia de
piezas dentales (Krenzer, 2006).
Entre los métodos de estimación de la edad cronológica más
destacados se encuentran los cuadros y gráficos de emergencia y
formación de Schour y Massler (1941), modificado por Ubelaker
(1978), y el gráfico de Gustafson y Koch (1974). El cuadro de
Ubelaker (1978) es el más usado por su facilidad, aunque suele
introducir un elemento subjetivo en la asignación de una etapa
concreta. Este último es recomendado por el Whorkshop of Eu-
ropean Anthropologists (WEA 1980) y por el texto Standards for
Data Collection from Human Skeletal Remains (Buikstra y Ube-
laker, 1994). El gráfico de Gustafson y Koch (1974) es interesante
ya que su efectividad reside en tener en cuenta varios estudios y
calcular una ‘media’ entre ellos y verse poco afectado por dientes
perdidos (Hillson, 1996). El método ha sido probado y se obser-
van márgenes de error bajos, de dos meses alrededor de la edad

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 69


belia inés rodríguez Casanova

cronológica (Crossner y Mansfield, 1983; Hagg y Matsson, 1985,


citados en Hillson, 1996).
El desarrollo de estándares de erupción y formación dental
tiene diversos objetivos: uno de ellos es medir el crecimiento y
desarrollo en diversos individuos, ya que la variabilidad biológi-
ca es un factor que siempre se tiene que tomar en cuenta en la
identificación de un esqueleto, en la reconstrucción de perfiles
paleodemográficos, así como en los contextos en los que no hay
registros del individuo, tal es el caso de la aplicación en antropo-
logía forense, otro es en casos legales para la determinación de
edad de inmigrantes juveniles, niños de la calle y delincuencia
juvenil, ya que son problemas que se incrementan día con día en
nuestra sociedad actual (Ríos, 2002). El método a elegir debe ser
el más aplicable a la población de estudio, ya que la cantidad de
factores que influyen en el crecimiento y desarrollo de las distin-
tas poblaciones son muy variables.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alt KW, Rôsing FW, Teschler-Nicola M 1998. Dental Antropology. Springer-
Wien, New York.
Bang G 1989. Age changes in teeth: developmental and regressive. En:
Age Markers in the Human Skeleton, editado por M Iscan, pp. 213.
Springfield, Illinois.
Bogin B 1991. Patterns of Human Growth. Cambridge University Press.
Cambridge.
Buikstra JE, Ubelaker D 1994. Standards for Data Collection from Human
Skeletal Remains. Arkansas Archeological Survey Research 44, Fa-
yetteville.
Chertkow S, Fatti P 1979. The relationship between tooth mineralization
and early evidence of the ulnar sesamoid. The Angle Orthodontics
49:282-288.

70 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Daito M, Shigueru K, Tanaka T, Nishihara G, Hieda T 1990. Calcification of


the permanent anterior teeth observed in panoramic radiographs.
Journal of Osaka Dental University 24: 63-85.
Demirjian A, Goldstein H 1976. New systems for dental maturity based on
seven and four teeth. Annals of Human Biology 3:411-421.
Demirjian A, Goldstein H, Tanner JM 1973. A new system of dental age
assessment. Human Biology 45:211-227.
Espina-Ferreira A, Ferreira JL, Céspedes M, Ortega A, Barrios F, Maldonado
IJ 2007. Empleo de la edad dental y la edad ósea para el cálculo de
la edad cronológica con fines forenses, en niños escolares con va-
lores de talla y peso no acordes con su edad y sexo, en Maracaibo,
estado de Zulia. Acta Odontológica Venezolana 45:14-21.
Fleshman K 2000. Bone age determination in a pediatric population as an
indicator of nutritional status. Tropical Doctor 30:16-8.
García EG, Hernández S, Valencia R, Jiménez ME 2002. Correlación entre
la edad cronológica y la edad dental en niños mexicanos de 5 a
12 años atendidos en el posgrado de odontología pediátrica en la
Universidad Tecnológica de México. Revista Academia Mexicana de
Odontología Pedíatrica 14:4-6.
Goodman AH, Brooke T, Swedlund A, Armelagos GJ 1988. Biocultu-
ral perspectives on stress of prehistoric, historical and contem-
porary population research. Yearbook of Physical Anthropology
31:169-202.
Green L 1961. The interrelationship among height, weight and chronolo-
gical, dental and skeletal ages. The Angle Orthodontists 31:189-93.
Gustafson G, Koch G 1974. Age estimation up to 16 years of age based on
dental development. Odontology Revy 25:297–306.
Haavikko K 1970. The formation and the alveolar and clinical eruption of
the permanent teeht. Soumen Hammaslaak Toi 66:103-170.
Harris EF, McKee JH 1990. Tooth mineralization standards for blacks and
whites from the middle southern United States. Journal of Forensic
Sciences 35:859-872.
Hillson S 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press, Cam-
bridge.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 71


belia inés rodríguez Casanova

Klepinger L 2006. Fundamentals of Forensic Antropology. Jonh Wiley and


Sons, New Jersey.
Krenzer U 2006. Compendio de Métodos Antropológicos Forenses para la
Reconstrucción del Perfil Osteo-Biológico. Centro de Análisis Foren-
ses y Ciencias Aplicadas, Guatemala.
Lee M 1971. Maturation disparity between hand – wrist bones in Hong
Kong Chinese children. American Journal of Physical Anthropology
34:385-96.
Lewis AB, Garn SM 1960. The relationship between tooth formation and
other maturational factors. Angle Orthodontists 70:70-77.
Liversigde, HM, Berthold H, Rôsing FW 1998. Dental age estimation of
non-adults. A review of methods and principles. En: Dental Antro-
pology, editado por K Alt, F Rôsing, M Teschler-Nicola, pp. 419-442.
Springer, Wien.
Liversidge HM, Speechly T, Hector MP 1999. Dental maturation in british
children: are Demirjian’s standards applicable? Journal of Paediatric
Dentistry 9:263-269.
Liversigde HM 2008. Dental age revised. En: Technique and Application in
Dental Anthropology, editado por J Irish, G Nelson, pp. 234-252.
Cambridge University Press, Cambridge.
Luna LH 2006. Alcances y limitaciones del concepto de estrés en bioar-
queología. Antípoda 3:255-275.
Moorrees CF, Fanning EA, Hunt EE 1963. Age variation of formation stages
for ten permanent teeth. Journal of Dental Research 42:1490-1502.
Nolla CM 1960. The devepment of the permanent teeth. Journal of Dentistry
for Children 27:254-266.
Nykanen R, Espeland L, Kvaal SI, Krogstad O 1998. Validity of the Demir-
jian method for dental age estimation when applied to Noruegan
children. Acta Odontologica. Scandinavica 56: 238-44.
Owsley DW, Jantz RL 1983. Formation of the permanent dentition in Arika-
ra indians: timing differences that affect dental age assessments.
American Journal of Physical Anthropology 61:467-471.
Planells P 1993. Cronología de la erupción dentaria II. Comparación entre
arcadas. Revista Iberoamericana de Ortodoncia 12:41-49.

72 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MaduraCión y erupCión dental

Ramirez O, Planells P, Barbería E 1994. Age and order of eruption of pri-


mary teeth in Spanish children. Community Dentistry and Oral Epi-
demiology 22:56-59.
Ríos L 2002. Biología humana, antropología forense y arqueología: Pro-
blemas metodológicos en osteología juvenil. En: XV Simposio de
Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2001, editado por J.
Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo, 709-720. Museo Nacional de
Arqueología y Etnología, Guatemala.
Scheuer L, Black S 2000. Developmental Juvenile Osteology. Academic
Press, San Diego.
Schour I, Massler M 1941. The development of the human dentition. The
Journal of the American Dental Association 28:1153-1160.
Singh K, Gorrea RK, Bharti V 2004. Age estimation from eruption of tem-
porary teeth. Journal of Indian Academy of Forensic Medicine
26:107-109.
Smith H 1991. Standards of human tooth formation and dental age as-
sessment. En: Advances in Dental Anthropology, editado por M Ke-
lley, C Larsen, pp. 143-168. Willey-Liss, New York.
Tiesler V 2006. Bases Conceptuales para la Evaluación de Restos Humanos
en Arqueología. Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida.
Tompkins RL 1996. Human population variability in relative dental develo-
pment. American Journal of Physical Anthropology 99:79-102.
Ubelaker DH 1978. Human Skeletal Remains. Excavation, Analysis, Inter-
pretation. Aldine Publishing Company, Chicago.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 73


Capítulo 4
MORFOLOGÍA DENTAL

Andrea Cucina

Los rasgos biológicos que en la naturaleza se utilizan para poder


describir y caracterizar todas las especies vivientes se dividen en
dos grandes categorías: los morfológicos y los morfométricos. Los
primeros son también conocidos con el término de rasgos cualita-
tivos, discontinuos, no métricos o epigenéticos, mientras que a los
atributos morfométricos se les conoce también como cuantitativos,
continuos o métricos.
El elemento que caracteriza los primeros rasgos reside en la ca-
lidad del mismo, que no es medible a través de estándares exactos
sino más bien el rasgo cualitativo (morfológico) se distingue por
estar presente o ausente en una modalidad dicotómica. En cambio
un rasgo métrico o cuantitativo es lo que puede ser cuantificado de
forma exacta y presenta una variabilidad continua, sin solución de
continuidad.
Las piezas dentales varían entre poblaciones y dentro de las
mismas (variación inter- e intrapoblacional), tanto en términos
cualitativos como cuantitativos (Scott y Turner, 1997). Cabe su-
brayar que aquí el concepto cualitativo no responde a factores
de "calidad" de las piezas dentarias (esmalte más blanco, o más
resistente al desgaste o a la desmineralización por caries). Los ele-
mentos cualitativos responden a la forma de las piezas dentarias,
a la presencia de raíces o cúspides adicionales, a la morfología
de crestas, surcos, tubérculos, bordes, así como a la presencia o

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 75


andrea CuCina

ausencia congénita de piezas dentarias enteras. Aunque en algu-


nos casos se puede confundir en número de algún elemento (por
ejemplo, el número de las raíces o de cúspides) como la expresión
de un rasgo cuantitativo; sin embargo, el número de raíces (o de
otros elementos) debe ser entendido como la presencia (o ausen-
cia) de elementos radiculares (una tercera raíz en los molares in-
feriores, una raíz única en lugar de dos o tres, etc.). Asimismo, el
elemento cuantitativo de las piezas dentales no debe entenderse
como el número de dientes presentes en las dos arcadas dentarias
(la cantidad de dientes), más bien corresponde al tamaño (abso-
luto o relativo) de las piezas dentarias, expresado en una escala
continua (normalmente en milímetros) o en una proporción entre
diámetros, altura, espesor, etc.
En este capítulo nos centramos en los rasgos morfológicos den-
tales como una herramienta para reconstruir dinámicas poblacio-
nales, afinidades biológicas, variabilidad interna al grupo, es decir,
ese conjunto de dinámicas poblacionales que responden, por lo
menos en parte, a factores de índole genética (Dahlberg, 1949;
Scott, 1973; Turner, 1987, 1990; Scott y Turner, 1997; Irish, 1998a,
2000; Coppa et al., 2007).

BREVE HISTORIA DE LA MORFOLOGÍA DENTAL


El primer rasgo morfológico a ser identificado fue el tubérculo de
Carabelli, una protuberancia que puede manifestarse en la porción
mesio-lingual de los molares superiores, en particular el primer
molar permanente. Fue descrita por primera vez por George Ca-
rabelli, dentista del emperador de Austria y publicada en 1842
(Hillson, 2002: 85).
Aunque los rasgos morfológicos se manejan como dicotómicos y
se definieron no métricos por la dificultad intrínseca de "medirlos";
sin embargo, la mayoría de los rasgos conocidos se manifiestan de
acuerdo con un gradiente continuo de expresión. Esta expresión está

76 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

sujeta a un sinnúmero de factores que podríamos aquí reconducir


a dos grandes categorías: los factores genéticos y los ambientales.
El control genético de los rasgos morfológicos de la dentición
humana fue investigado desde un principio a partir de la expre-
sión de los rasgos en gemelos monocigóticos, fundamentado en el
hecho que este tipo de gemelos comparten el mismo pool génico.
Cualquier diferencia entre ellos debería atribuirse a fenómenos am-
bientales (Biggerstaff, 1973; Townsend et al., 1992; Scott y Turner,
1997: 217-219). Estimaciones genéticas sobre la herencia sugieren
que la influencia genética puede llegar hasta el 60% (Berry, 1978;
Harris y Bailit, 1980).
Hrdlicka (1920), al principio, y después Dahlberg (1945, 1949),
fueron los primeros que entendieron la importancia de estos rasgos
en los estudios antropológicos, y reportan diferencias significativas
entre las mayores poblaciones geográficas. Recientes estudios han
demostrado que los rasgos morfológicos dentales superan las limi-
taciones que caracterizan los rasgos métricos y brindan importante
información sobre los procesos microevolutivos (Scott y Turner,
1997). Trabajos muy recientes han aplicado con éxito los rasgos
morfológicos dentales para responder a preguntas de investiga-
ción sobre el desarrollo de la humanidad moderna (Scott y Turner,
1997; Stringer et al., 1997; Irish, 1998a), y el poblamiento de Áfri-
ca, América, Asia y Europa (Coppa et al., 1998, 2007; Cucina et al.,
1999; Irish, 1993, 1997, 1998b, 2000; Scott y Turner, 1997; Sutter
y Sharrat, 2010).
A diferencia de otros métodos de determinación de las rela-
ciones biológicas entre grupos humanos, como por ejemplo los
análisis del ADN, la potencialidad discriminatoria de los rasgos
dentales deriva del elevado número de atributos que se pueden
estudiar (Scott y Turner, 1997), la reducida tasa de evolución que
permite estudios diacrónicos de amplia escala (Turner, 1969), la
baja influencia que los factores ambientales ejercen en la mani-
festación de los rasgos, con la sola excepción del desgaste, en

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 77


andrea CuCina

comparación con otros tejidos (Dahlberg, 1971; Larsen y Kelley,


1991), y su elevado componente hereditario (Turner, 1967; Scott,
1973; Townsend et al., 1988, 1992, 1994; Nichol, 1989; Larsen y
Kelley, 1991; Townsend y Martin, 1992). Junto con estos factores,
los rasgos morfológicos dentales sobresalen por el reducido o es-
caso dimorfismo sexual (Coppa et al., 1998) y por ser completa-
mente independientes de la edad del individuo.
Estos, unidos con la característica intrínseca de los dientes que
son la porción esquelética más resistente del organismo, permiten
utilizar al máximo la muestra arqueológica a disposición reducien-
do el sesgo introducido por el tamaño de la muestra. En algunas
regiones, caracterizadas por un elevado nivel de acidez del terreno,
la posibilidad de estudiar muestras de tamaño considerable repre-
senta la diferencia entre poder llevar a cabo o no un estudio con-
fiable. Además, estos análisis pueden ser realizados en cualquier
lugar o laboratorio sin necesidad de desarrollar una infraestructura
particular y transportar, modificar o alterar las muestras.
Los rasgos morfológicos dentales son expresados, en la mayoría
de los casos, en forma casi continua y poligénica (Harris, 2008:
45). Debido a la naturaleza misma de estos rasgos, se tuvo de la
necesidad de desarrollar estándares específicos que permitieran
mediciones confiables. Hrdlicka (1920) fue el primero en definir
una escala de variación (expresión) de un atributo (el incisivo su-
perior en forma de pala), pero fue Dahlberg (1956) quien creó un
sistema clasificatorio basado en placas de referencias para cada
rasgo. Hace dos décadas, Turner et al. (1991), con base en el sis-
tema creado por Dahlberg (1956), desarrollaron un método es-
tandarizado ordinal más completo y detallado para registrar los
numerosos rasgos morfológicos dentales. Este método, definido
con la sigla ASUDAS (Arizona State University Dental Anthropo-
logy System) ha demostrado un elevado potencial discriminatorio
en los análisis de afinidades biológicas micro- y macrorregionales
(Scott y Turner, 1997).

78 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

EL REGISTRO DE LOS RASGOS


Es importante notar que el sistema ASUDAS (así como el sistema
de Dahlberg) utiliza en la mayoría de los casos (aunque no en
todos) una escala ordinal de grados de expresión de cada atributo
dental, desde el menor (rasgo ausente) hasta el mayor (máxima
expresión conocida en Homo sapiens). Pese a esto, debido al ma-
nejo no métrico que se da a este tipo de atributos, los grados de
expresión son agrupados en las dos categorías dicotómicas de
presencia y ausencia, de acuerdo con el valor de demarcación
elegido. Scott y Turner (1997) indican dichos valores para los ras-
gos que describen en su obra, aunque no siempre los diferentes
autores han utilizado estos valores en sus elaboraciones dicotó-
micas. Para entender mejor de este concepto, tomamos como
ejemplo el rasgo de pala del incisivo central superior (Figura 4.1).
Los valores de expresión de dicho atributo varían entre cero (pala
ausente) hasta seis (6), que representa una pala muy bien formada
y marcada. Normalmente se asigna el grado tres (3) como el valor
mínimo para considerar presente la pala, por lo tanto los valores
0, 1 y 2 son establecidos todos a la categoría de "rasgo ausente",
mientras que los grados 3 hasta 6 son todos considerados como
"rasgo presente". Por ende, las frecuencias de ausencia y presen-
cia se calculan de acuerdo con esta separación. Sin embargo, el
investigador puede escoger otro grado como punto de demarca-
ción entre ausencia y presencia, modificando así los valores fina-
les de frecuencias. Esta flexibilidad tiene ventajas y desventajas
al permitir, en el primer caso, maximizar las diferencias entre los
grupos; sin embargo, como subraya Harris (2008), esto también
permite que el investigador manipule los datos de acuerdo con
los resultados esperados o que se quieran alcanzar.
Normalmente los rasgos se registran en todos los dientes per-
manentes, independientemente de la edad a la muerte del indivi-
duo. Sin embargo, debido a la presencia de dos antímeros (mismo
diente en el lado izquierdo y derecho), y para evitar repetir la

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 79


andrea CuCina

medida, en la elaboración final se considera para cada rasgo el


diente que presenta la mayor expresión, considerando esta la máxi-
ma expresión genética del individuo.
El registro de cada rasgo se realiza usualmente utilizando una
lupa de magnificación 4x o 10x (que sea de mano, de joyero, o
de cabeza). El nivel de magnificación y el tipo mismo de lupa son
criterios subjetivos y dependen de la necesidad y comodidad del
observador. El uso de un sistema de magnificación óptica es ne-
cesario porque en muchos casos los detalles que deben evaluarse
para un correcto registro del rasgo son muy particulares y pueden
quedar desapercibidos (y por consiguiente malinterpretados) sin el
apoyo de la lupa.

DESCRIPCIÓN DE LOS RASGOS


A continuación se presentan los rasgos morfológicos dentales que
conforman el sistema ASUDAS, con la descripción de cada uno
y de sus propios niveles de expresión morfológicos. Las Figuras
4.1 y 4.2 presentan algunos de los rasgos que vienen descritos en
seguida. Para ulteriores datos e información sobre los rasgos, véase
Scott y Turner (1997).

Incisivo de pala (incisivo central superior) (Figura 4.1)


(Grado mínimo de expresión para ser considerado presente 2 o 3)

0) No hay pala. La superficie lingual del diente es plana.


1) Débil. Una elevación muy ligera de los bordes está pre-
sente. Los bordes se pueden ver y sentir al tacto. 2) Trazas.
La elevación es fácilmente visible (y alcanza alrededor de
la mitad de la superficie lingual n.d.t.). Para muchos investi-
gadores esta es la mínima expresión del rasgo. 3) Semipala.
Una cresta más fuerte está presente y los bordes tienden a

80 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

converger hacia el centro (aunque los bordes no llegan a


entrar en contacto). 4) Semipala. La convergencia hacia el
centro es mayor que en el grado 3. 5) Pala. Las crestas son
muy marcadas y bien desarrolladas y están casi en contacto
a nivel del cíngulo. 6) Pala. Los bordes son tan marcados y
desarrollados que están en contacto a nivel del cíngulo.

Incisivo de pala (incisivo lateral superior) (Figura 4.1)


(Grado mínimo de expresión para ser considerado presente 2)

0) No hay pala. La superficie lingual del diente es plana.


1) Débil. Una elevación muy ligera de los bordes está pre-
sente. Los bordes se pueden ver y sentir al tacto. 2) Trazas.
La elevación es fácilmente visible (y alcanza alrededor de
la mitad de la superficie lingual). Para muchos investiga-
dores esta es la mínima expresión del rasgo. 3) Semipala.
Una cresta más fuerte está presente y los bordes tienden
a converger hacia el centro (aunque los bordes no llegan
a entrar en contacto). 4) Semipala. La convergencia hacia
el centro es mayor que en el grado 3. 5) Pala. Las crestas
son muy marcadas y bien desarrolladas y están casi en
contacto a nivel del cíngulo. 6) Pala. Los bordes son tan
marcados y desarrollados que están en contacto a nivel del
cíngulo. 7) Pala extrema. La corona alcanza la forma de un
cilindro (rara).

nota: aunque la descripción de la pala del incisivo lateral es la


misma que en el incisivo central, en realidad el registro del rasgo
más bien debe tomar en cuenta la profundidad de la superficie
lingual y el grosor de los bordes. La forma de pala del canino supe-
rior puede ser registrada utilizando la placa del incisivo lateral; sin
embargo este rasgo es raramente registrado por los investigadores.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 81


andrea CuCina

Además, debido a la correlación existente entre incisivo central,


lateral y canino superiores, de preferencia se utiliza la pala del in-
cisivo central para caracterizar la población.

Curvatura superficie labial (incisivos superiores)


(Grado mínimo para ser considerada presente 1)
La placa ha sido desarrollada para el incisivo central superior;
sin embargo puede utilizarse también para el incisivo lateral y el
canino superior.

0) La superficie labial es plana. No hay convexidad a nivel


de 1/3 de la corona a partir del margen oclusal, o a 2/3 a
partir del margen de juntura con la raíz. 1) La superficie la-
bial presenta una muy leve curvatura. 2) La superficie labial
presenta una curvatura débil. 3) La superficie labial presenta
una curvatura moderada. 4) La superficie labial presenta una
curvatura marcada.

Doble pala (incisivos superiores) (Figura 4.1)


(Grado mínimo para ser considerada presente 2)
La superficie labial del incisivo central superior (diente para el
cual se desarrolló la placa), el incisivo lateral, canino y premolares
superiores pueden presentar bordes de la misma manera que la
superficie lingual.

0) La superficie labial es lisa. 1) Un borde muy leve pue-


de verse en luz rasante. El borde distal puede no estar
presente. 2) Trazas de bordes que pueden ser vistos y
sentidos al tacto. 3) Semidoble pala. La doble pala puede
ser fácilmente sentida al tacto. 4) Doble pala. Los bordes
son pronunciados en por lo menos mitad de la corona.

82 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

5) Doble pala marcada. Los bordes son prominentes y


pueden alcanzar la juntura cemento-esmalte. 6) Doble
pala extrema.

Surco de interrupción (incisivos superiores)


(Rasgo dicotómico sin escala).
El surco de interrupción se registra en los incisivos superio-
res. Se manifiesta como un surco que interrumpe la corona y
la raíz, normalmente en la cara lingual del diente. No existe
una escala de expresión, por lo que es un rasgo puramente di-
cotómico. Se registra solo la posición, aunque esta no influye
en el cálculo de la frecuencia (0=Ausente; M=Mesio-lingual;
D=Disto-lingual; MED=Medial; MD=Dos surcos, uno mesial y
uno lingual).

Tubérculo dental o tubérculo del cíngulo (incisivos superiores)


(Figura 4.1)
(Grado mínimo para ser considerado presente 2)
Este rasgo se registra en los incisivos y caninos superiores.
La placa se desarrolló para el incisivo central.

0) Rasgo ausente. 1) Crestas o arrugamiento muy débiles en


el centro de la superficie lingual del diente. 2) Dos (o más)
crestas leves en el centro de la superficie lingual del diente.
3) Las dos crestas son más marcadas que en el grado 2.
4) El arrugamiento es muy marcado. Una cresta se presenta
de tamaño marcadamente mayor que la otra. 5) Una peque-
ña cúspide sin ápice libre está presente en la superficie lin-
gual. 6) Una pequeña cúspide con ápice libre se encuentra
en la superficie lingual del diente.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 83


andrea CuCina

La placa del sistema ASUDAS muestra solo los grados de 0 a 4.


Los grados 5 y 6 se aprecian en la placa del DAR del canino
superior, en correspondencia respectivamente de los grados 4 y 5
del DAR.

Borde mesial (canino superior) (Bushman Canine)


(Grado mínimo para ser considerado presente 1)
Normalmente el borde mesial del canino superior es del mismo
tamaño que el borde lateral. Sin embargo, a veces (aunque es un
rasgo bastante raro) dicho borde se presenta más grande que el
distal. Por el hecho que es bastante frecuente entre los !kung del
Kalahari (Bushmen), se utilizó este nombre, aunque el nombre ana-
tómico es más correcto.

0) Los bordes son del mismo tamaño. 1) El borde mesial es


más grande que el distal y puede estar débilmente pegado
al tubérculo. 2) El borde mesial es más grande que el distal y
puede estar moderadamente pegado al tubérculo. 3) El bor-
de mesial es mucho más marcado que el distal e incorpora
completamente al tubérculo.

Borde Distal Accesorio (DAR) (canino superior e inferior)


(Figura 4.2 para el DAR del canino inferior)
(Grado mínimo para ser considerado presente 2)
El Borde Distal Accesorio (DAR) se manifiesta como un bor-
de (o cresta) adicional ubicado entre el ápice de la corona y el
borde distal en la cara lingual. Debido a la posición, se pierde
fácilmente a causa del desgaste occlusal, sobre todo en los ca-
ninos inferiores. Su presencia favorece el posicionamiento del
diente debido a que indica el lado distal de la corona. En casos
extremadamente raros se ha encontrado este borde adicional de

84 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

manera simétrica en ambos lados de la cara lingual del canino


superior.

0) Borde distal ausente. 1) El DAR es débil. No está presente


en la placa del canino superior. 2) El DAR es débilmente
desarrollado. 3) El DAR es moderadamente desarrollado.
4) el DAR es muy pronunciado. 5) El DAR es marcadamente
pronunciado.

Cabe notar que el desarrollo del DAR empuja hacia abajo el


verdadero borde distal del diente.

Borde disto-sagital (premolar uto-azteco) (primer premolar


superior)
(Rasgo dicotómico sin escala)
El borde disto-sagital se encuentra (raramente) en algunas po-
blaciones. El nombre deriva de la población azteca. La peculia-
ridad de este rasgo reside en que el eje de la cúspide bucal del
primer premolar superior está rotado distalmente aproximadamen-
te 45 grados. No existe una escala.

Número de cúspides (premolares superiores)


(Rasgo dicotómico sin escala)
No existe una placa para este rasgo. Sin embargo, tanto el pri-
mer como el segundo premolar superior pueden presentar una pe-
queña cúspide accesoria ubicada en el surco que separa mesio o
distalmente las dos cúspides normales. El desgaste oclusal puede
borrar esta cúspide, por lo que se recomienda registrarla en premo-
lares no desgastados.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 85


andrea CuCina

Borde accesorio (premolares superiores)


(Grado mínimo para ser presente - 1)
Recientemente, Burnett et al. (2010) han propuesto un nuevo
rasgo, denominado borde accesorio de los premolares maxilares,
que corresponde a un borde en la cara interna de la cúspide bucal.
Los autores han notado una variabilidad en la manifestación de
este rasgo en diferentes poblaciones. Una nueva placa ha sido rea-
lizada por el sistema ASUDAS.

0) Ausente. No se detecta ningún borde accesorio. T) Bor-


de truncado. El borde no se extiende de manera continua
desde el borde bucal hasta el surco medial. 1) Trazas. Un
borde continuo es ligeramente visible bajo una luz fuerte.
2) Pequeño. Un borde delgado está presente y se puede
palpar. 3) Medio. Un borde continuo con grosor interme-
dio. 4) Pronunciado. Un borde ancho, grueso, continuo que
predomina en el lugar de la cúspide.

Metacono (cúspide 3 – distobucal) (molares superiores)


(Grado mínimo para ser considerado presente —varía dependiendo
del molar—. En el tercer molar, el valor mínimo es 3.5)

0) El metacono está ausente. 1) Un borde está presente allá


donde debería encontrase el metacono; sin embargo no tie-
ne un ápice libre. 2) Una cápsula ligera está presente con
ápice libre. 3) Una cúspide ligera está presente. 3.5) Una
cúspide de tamaño intermedio se aprecia distobucalmente.
Este rasgo no está representado en la placa; sin embargo
ha sido necesario introducirlo debido a la gran diferencia
existente el grado 3 y el 4. 4) El metacono es grande, pero su
borde es tendencialmente redondo. 5) El metacono es muy
grande y tendencialmente cuadrado.

86 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

El metacono expresa su mayor variabilidad en el tercer molar


superior. Sin embargo, puede ser registrado también en los dos
otros molares, tomando en cuenta el tamaño y no la forma.

Hipocono (cúspide 4 – distolingual) (molares superiores) (Figura 4.1)


(Grado mínimo para ser considerado presente —varía dependiendo
del molar—)

0) El hipocono está ausente. El molar tiene tres cúspides.


1) Un pliegue débil está presente. 2) Una débil cápsula está
presente con ápice libre. 3) Una débil cúspide está pre-
sente. 3.5) Una cúspide de tamaño intermedio se aprecia
disto-lingualmente. Este rasgo no está representado en la
placa; sin embargo se ha tenido la necesidad de introducirlo
debido a la gran diferencia existente entre el grado 3 y el 4.
4) El hipocono es grande, pero no rebasa el eje mediano del
diente. 5) El hipocono es muy grande e invade el espacio
del metacono.

Metacónulo o cúspide 5 (molares superiores)


(Grado mínimo para ser considerado presente 1)

0) No hay cúspide distal. Existe solo un surco entre metaco-


no e hipocono. 1) Una ligera cápsula está presente. 2) Una
pequeña cápsula está presente. 3) Una cápsula está más
marcada. 4) una pequeña cúspide se puede apreciar. 5) Una
cúspide de tamaño mediano está presente.

Normalmente dos surcos distales indican, en un molar desgas-


tado, la presencia de una cúspide; sin embargo, en el tercer molar
son frecuentes surcos no asociados a cúspides, por lo que no es

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 87


andrea CuCina

aconsejable registrar la presencia de está cúspide en terceros mola-


res con desgaste oclusal.

Túberculo de Carabelli (molares superiores) (Figura 4.1)


(Grado mínimo para ser considerado presente 2 o 3)
Se manifiesta en la cara lingual de la cúspide mesio-lingual
(protocono), aunque en sus expresiones menores empieza cerca
del margen entre cara lingual y mesial de dicha cúspide.

0) La superficie mesio-lingual del protocono es lisa. 1) Un


surco vertical está presente. 2) Una pequeña fosa o agujero
está presente. 3) Una depresión en forma de Y ocupa la su-
perficie. 4) La depresión en forma de Y es aún más grande y
el borde empieza a moverse hacia distal. 5) El borde forma
una pequeña cúspide sin ápice libre y no alcanza el borde
entre protocono e hipocono. 6) La cúspide sin ápice libre
alcanza el margen entre protocono e hipocono. 7) Una cús-
pide grande, con ápice libre, cubre el protocono.

Parastilo (molares superiores)


(Grado mínimo para ser considerado presente 1)
El parastilo representa una de las cúspides paramolares de Bolk.
Normalmente se expresa en la cara bucal de los molares superio-
res, a nivel del paracono. A veces es posible registrar una estructura
parecida también en la cara lingual de los terceros molares. Debido
a la escasa frecuencia de este rasgo, se considera presente en cual-
quiera de sus expresiones.

0) La superficie bucal de paracono y metacono es lisa. 1)


Una pequeña fosa está presente, normalmente a nivel del
surco entre paracono y metacono. 2) Una pequeña cúspide

88 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

sin ápice libre está presente, normalmente a nivel del para-


cono. 3) Una cúspide de tamaño medio con ápice libre está
presente. 4) Una cúspide grande está presente. 5) Una cús-
pide muy grande está presente. 6) Una corona con forma de
estaca totalmente libre y con propia raíz que corre pegada a
la raíz del molar está presente. Este rasgo es extremadamente
raro y no se encuentra en la placa de Turner et al. (1991)

Extensión del esmalte (molares superiores)


(Grado mínimo para ser considerado presente 2)
La extensión del esmalte representa una proyección del borde cer-
vical de la corona en dirección apical. No existen placas de referencia.

0) No hay extensión. El borde de la corona es parejo. 1) Una


extensión aproximadamente de 1 mm se proyecta apicalmen-
te. 2) Una extensión aproximadamente de 2 mm se proyecta
apicalmente. 3) La proyección del esmalte en dirección api-
cal es larga, hasta 4 mm o más. Puede extenderse hasta la
intersección de las raíces.

Cada uno de estos grados de expresión puede asociarse a una


perla de esmalte. Las perlas no están contempladas como parte de
la extensión. Si la extensión se interrumpe para después, empezar
de nuevo, se considera solo la porción en contacto con la corona.

Número de raíces (caninos y premolares superiores)


Los caninos y premolares superiores usualmente presentan solo
una raíz. Normalmente se encuentran raíces múltiples en el primer
premolar superior. Incisivos y caninos superiores no presentan más
que una raíz. El primer premolar superior es el elemento clave para
este tipo de rasgo en premolares.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 89


andrea CuCina

1) Una sola raíz. La punta puede bifurcarse. 2) Dos raíces.


La separación entre las dos raíces debe ser de ¼ hasta 1/3
de la longitud total de la raíz. 3) Tres raíces. La longitud es la
definida en el punto 2.

En caso de que falte la pieza dentaria, se puede evaluar el nú-


mero de raíces a partir del alveolo abierto y completo.

Número de raíces (molares superiores)


El primer molar superior normalmente presenta tres raíces. La ma-
yor variabilidad se encuentra a nivel del segundo molar superior,
que debe ser considerado el elemento clave para este rasgo en
molares superiores. El tercer molar superior normalmente presenta
una o dos raíces, aunque en raros casos se han contabilizado hasta
cinco. No hay placa de referencia.

1) Una sola raíz. La punta puede bifurcarse y los surcos de


demarcación pueden ser profundos. 2) Dos raíces. La sepa-
ración entre las dos raíces debe ser de ¼ hasta 1/3 de la
longitud total de la raíz. Para evaluar la longitud de la corona
es necesario tomar en cuenta la curvatura de la misma que,
en los terceros molares puede ser marcada. 3) Tres raíces.
La longitud es la definida en el punto 2. 4) Cuatro raíces. La
longitud es la definida en el punto 2.

En el caso de molares en sus alveolos, la evaluación del nú-


mero de raíces es un poco difícil. Si estos pueden ser removidos,
entonces se aconseja hacerlo cuidadosamente para no dañar la
pieza ósea o dental. A veces es posible levantar un diente solo por
una pequeña parte de su raíz. En este caso, proyectando una luz
a través de la raíz, si la luz pasa por las raíces significa que estas
están separadas. En otros casos en posible, aunque no siempre,

90 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

aprovechar si la porción ósea está rota para detectar las bifurcacio-


nes entre las raíces.

Dientes en forma de estaca


El incisivo lateral superior y el tercer molar pueden pasar por un
proceso de reducción de su tamaño cuya expresión máxima está
representada por la ausencia congénita de la pieza dental. No exis-
ten placas de referencia.

Incisivo lateral superior:

0) Incisivo de tamaño y forma regular. 1) Incisivo cuya forma


es normal, pero cuyo tamaño es reducido. 2) Incisivo cuya
forma y tamaño son muy reducidos y se presentan como una
estaca o en forma de cono.

Tercer molar superior:

0) Molar de tamaño y forma regular. 1) Molar cuya forma es


normal o casi normal, pero cuyo tamaño es reducido (entre
7 y 10 mm) el diámetro buco-lingual. 2) Molar cuya forma
y tamaño son muy reducido y se presentan como una esta-
ca o de cono. El diámetro buco-lingual es inferior a 7 mm,
y tendencialmente presenta una forma redonda y solo dos
cúspides.

Cabe mencionar que el grado 1 de expresión debe ser tomado


con cuidado cuando se utilizan las medidas, porque un individuo
con dientes generalmente pequeños puede presentar un tercer molar
pequeño sin que esto implique efectivamente una forma de estaca.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 91


andrea CuCina

Ausencia congénita
Los incisivos laterales superiores, los segundos premolares superio-
res, el tercer molar superior, el primer incisivo inferior, el segundo
premolar inferior pueden no manifestarse debido a una ausencia
congénita, por lo que el diente no se forma nunca en el apara-
to masticatorio. Esto difiere de dientes que se forman, aunque de
manera vestigial, pero no logran brotar. La evaluación se realiza
con base en el hueso maxilar y mandibular, y no en la presen-
cia de la pieza dental. Esto se debe a que, en contextos arqueo-
lógicos, las porciones óseas son fácilmente destruidas, por ello el
registro a partir de la pieza dental generaría una marcada y sig-
nificativa subestimación de la ausencia congénita de los dientes.
Cuando se tiene a disposición la pieza ósea, es necesario evaluar
si en correspondencia de un diente "supuestamente" ausente existe
un espacio (diastema) entre dientes, lo que indicaría más bien una
pérdida de la pieza dental antemortem. En el caso del tercer molar,
es importante averiguar si la superficie distal del segundo molar
presenta una cara de desgaste interproximal; de ser así, significa
que el tercer molar brotó y se perdió antes de la muerte. También
es necesario analizar la morfología del hueso, porque un hueso en
correspondencia de un diente agenético se presenta continuo y sin
alteraciones particulares, mientras que un hueso que se haya reab-
sorbido en seguida a una pérdida de la pieza dental presenta una
morfología porosa e irregular.

0) Alveolo presente. 1) Diente ausente por cuestiones


congénitas.

Incisivo de pala (incisivos inferiores) (Figura 4.2)


(Grado mínimo de expresión para ser considerado presente 2 o 3)
La placa de las formas de pala de los incisivos inferiores reporta
cuatro grados de expresión:

92 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

0) No hay pala. Los bordes no son visibles. 1) Los bordes son


muy leves y la pala es muy poco pronunciada. 2) Los bordes
linguales son más visibles y pronunciados. 3) Los bordes son
muy pronunciados y visibles.

Normalmente, en las elaboraciones estadísticas se utiliza la


pala del incisivo lateral inferior.

Número de cúspides (primer y segundo premolares inferiores)


(Figura 4.2 para el segundo premolar)
(Grado mínimo para ser considerado presente: 3)
La metodología para describir el número de cúspides de los
premolares inferiores es la misma para el primero y el segundo.
Considera el número de cúspides presentes en la porción lingual de
la corona y su tamaño relativo. En la evaluación y análisis se consi-
dera el segundo premolar inferior como la pieza dental clave para
este rasgo. El registro de este rasgo está sujeto al nivel de desgaste
oclusal del diente, por lo que se recomienda cautela en la evalua-
ción de este en presencia de desgaste, aun mínimo. En caso de no
estar seguros, es preferible no asignar ningún grado y considerar la
pieza dental como faltante. Debido a la diferente morfología del
primero y del segundo premolar inferior, el registro del número de
cúspides linguales es más fácil y confiable en los segundos pre-
molares, debido a que las cúspides adicionales se manifiestan de
manera más clara.

A) No hay cúspide lingual. Está presente solo un borde sin


una cúspide verdadera. Este grado no está presente en la pla-
ca debido a que se juntó después. 0) Una sola cúspide lin-
gual. Su tamaño puede variar, pero es observable un ápice.
1) Una o dos cúspides linguales. Esta clase no precisa debe-
ría utilizarse para dientes afectados por desgaste y por lo cual
no es posible definir el tamaño relativo de la(s) cúspide(s).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 93


andrea CuCina

En este caso sería conveniente considerar el diente como no


registrable. 2) Dos cúspides linguales. La cúspide mesial es
mucho más grande de la distal. 3) Dos cúspides linguales.
La cúspide mesial es más grande de la distal. 4) Dos cúspi-
des linguales. La cúspide mesial y la distal son del mismo
tamaño. 5) Dos cúspides linguales. La cúspide distal es de
mayor tamaño de la mesial. 6) Dos cúspides linguales. La
cúspide distal es mucho más grande que la mesial. 7) Dos
cúspides linguales. La distal es aún más grande que la me-
sial. 8) Tres cúspides linguales. Las tres cúspides son aproxi-
madamente del mismo tamaño 9) Tres cúspides linguales.
La cúspide mesial es más grande tanto de la medial como
de la distal.

Fóvea anterior (primer molar inferior)


(Grado mínimo para ser considerado presente: 2)
La fóvea anterior corresponde a un surco en dirección buco-
lingual, ubicado mesialmente en la superficie oclusal del primer
molar inferior entre la primera y segunda cúspide.

0) La fóvea está ausente. El surco que separa mesio-distal-


mente la primera y segunda cúspide es continuo y llega has-
ta el borde mesial de la cara oclusal de la corona. 1) Un
borde ligero y poco pronunciado conecta la porción mesial
de las cúspides 1 y 2, produciendo un pequeño surco. 2) El
surco es más profundo y más largo que en el grado 1. 3) El
surco es más largo y profundo que en el grado 2. 4) El surco
es muy largo y el borde resultante es muy pronunciado.

Debido a que el primer molar brota alrededor de los 6 años de


edad, este diente está sujeto a un discreto nivel de desgaste oclu-
sal que modifica y oblitera la fóvea anterior. Sería conveniente

94 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

registrar este rasgo en subadultos para evitar confusión e interpre-


taciones erróneas en adultos.

Patrón de surcos (molares inferiores)


(Grado para ser considerado presente: Y)
El patrón de surcos en los molares inferiores describe el modo
en que los surcos que separan las primeras cuatro cúspides se unen
entre ellos. Las cuatro primeras cúspides tienden a converger hacia
el centro de la corona. Se define como patrón:

Y cuando las cúspides 2 y 3 están en contacto, alejando del


centro las cúspides 1 y 4.
X cuando las cúspides 1 y 4 están en contacto, alejando del
centro la 2 y 3.
+ cuando las cuatro cúspides se tocan todas en un único
punto y ninguna pareja aleja la otra.
La numeración de las cúspides es la siguiente:
1 – Cúspide mesio-bucal 2 – Cúspide mesio-lingual; 3 – Cús-
pide disto-bucal; 4 – Cúspide disto-lingual

Normalmente, en el primer molar inferior el patrón prevalente


es el Y. El segundo molar es la pieza que más variación manifiesta,
por lo que se considera clave para la caracterización poblacional
de este rasgo. Se aconseja registrar este rasgo por medio de una
lupa de 10x magnificaciones, sobre todo en caso de desgaste oclu-
sal. En este caso, un análisis cuidadoso puede permitir reconstruir
el patrón a partir de los restos de surcos disponibles. Desgaste avan-
zado y caries oclusales borran este rasgo. En el caso de los terceros
molares, cuando estos se presentan con multiples cuspides o en
forma de estaca, el registro del patrón de surcos puede ser compli-
cado, por lo que se recomienda no registrarlo.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 95


andrea CuCina

Número de cúspides (molares inferiores)


(Grado para ser considerado presente: 4/>4; 5; 6)
El número de cúspides se refiere a cuántas cúspides están pre-
sentes en la superficie oclusal de los molares inferiores. Esta eva-
luación no toma en cuenta la expresión máxima del protostílide
(que puede alcanzar en tamaño y forma de una cúspide), ni la cús-
pide 7, por lo que el número oscila entre 4 y 6.

4 – Están presentes cuatro cúspides (1 protoconide; 2 meta-


conide; 3 hipoconide; 4 entoconide).
5 – Están presentes cinco cúspides (5 hipoconulide)
6 – Están presentes seis cúspides (6 entoconulide).

En algunos casos los molares inferiores pueden presentar una


cúspide 7, ubicada oclusalmente en la porción lingual de la corona
entre las cúspides 2 y 4. Esta cúspide no se contabiliza en el núme-
ro de cúspides y se maneja separada e individualmente. No puede
existir la sexta cúspide (entoconulide) sin estar presente la quinta
(hipoconulide). En el caso de desgaste oclusal, a veces es difícil
poder registrar el número de cúspides, debido a que el surco que
separa la quinta de la sexta puede borrarse. En todos los casos
que el investigador detecta estructuras de cúspides adicionales a
las primeras cuatro, sin poder definir el número exacto (o sea 5 o
6), es conveniente registrar el dato como >4 (más de 4 cúspides).
Esta información, aunque no pueda ser utilizada en la contabiliza-
ción del número de cúspides, permite emplear el dato cuando se
contabiliza la frecuencia de 4 o más de 4 cúspides (4/>4).

Arrugamiento (cresta) desviado (primer molar inferior)


(Grado mínimo para ser considerado presente: 2)
El borde medial de la cúspide 2 puede asumir diferentes
orientaciones.

96 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

0) El borde medial de la cúspide 2 es recto, el arrugamiento


está ausente. 1) El borde medial de la cúspide 2 es recto,
pero presenta un restriñimiento en su porción central. 2) El
borde medial es desviado distalmente, pero no alcanza a
entrar en contacto con la cúspide 4. 3) El borde medial es
fuertemente desviado hacia distal, forma un codo muy recto
y alcanza a contactar la cúspide 4.

Este rasgo normalmente se registra en el primer molar permanen-


te debido a que es muy raro en el segundo y tercero. No involucra
la dentina, por lo que el desgaste puede obliterarlo fácilmente.

Cresta trigónide distal (molares inferiores)


(Expresión dicotómica – presente o ausente)
La cresta trigónide distal conecta la cúspide 1 y la 2 de los mo-
lares inferiores.

0) Ausente. El surco entre las dos cúspides en continuo.


1A) Una cresta bien definida conecta las cúspides 1 y 2.
1B) Un amplio puente comunica las cúspides 1 y 2.

El desgaste borra la cresta. Este rasgo, cuando está presente, se


encuentra normalmente en el primer molar inferior.

Protostílide (molares inferiores) (Figura 4.2)


(Grado mínimo para ser considerado presente - 3)
El protostílide es una cúspide paramolar, ubicado en la superfi-
cie bucal de los molares inferiores. Normalmente empieza a nivel
del surco entre la cúspide 1 y 3, y se desarrolla en dirección mesial,
ocupando la superficie bucal de la cúspide 1.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 97


andrea CuCina

0) La superficie bucal es lisa. No hay ninguna expresión.


1) Un agujero caracteriza la parte final del surco intercus-
pidal. Este hoyo es considerado en la literatura también
con el nombre de foramen cieco molaris. 2) El surco in-
tercuspidal tiende a curvarse en dirección distal. 3) Un
surco leve y débil empieza a separase desde el surco in-
tercuspidal en dirección mesial. 4) El surco es más pro-
nunciado. 5) El surco es muy fuerte y se puede apreciar
fácilmente. 6) El surco empieza a asumir forma de cúspide
sin ápice libre y abarca toda la superficie de la cúspide 1.
7) El protostílide es una cúspide con ápice libre pegada a
la superficie bucal de la cúspide 1.

En numerosos casos la fosa bucal (grado 1) puede estar afecta-


da por una caries, la cual destruye el rasgo. En poblaciones actua-
les, dicho foramen puede ser sellado por los dentistas con el fin
de reducir el riesgo que pueda hospedar una caries. Muchos tra-
bajos consideran el grado 1 como grado mínimo para considerar
presencia. Sin embargo, quien escribe ha notado la coexistencia
del grado 1 con el grado 3 (o más), lo que implica que el grado
1 podría no estar vinculado con el protostílide. Algunos autores
fijan a 2 el grado mínimo. Sin embargo, para ser considerado 2
(curvatura hacia distal), el surco debe curvarse claramente.

Cúspide 5 (molares inferiores) (Figura 4.2)


(Grado mínimo para ser considerado presente - 2)
La quinta cúspide (hipoconulide) se presenta en la porción
oclusal-distal de los molares inferiores. Se registra su tamaño en
ausencia de la cúspide 6 (entoconulide). Cuando se manifiesta
solo una cúspide distal, es difícil averiguar si esta es la 5 o la 6;
sin embargo, se considera a priori que esta sea la número 5,
debido a que la 6 es considerada una cúspide extranumeraria

98 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

(en otras palabras, no puede existir la cúspide 6 sin que esté


presente la 5).

0) La cúspide 5 no está presente. El molar tiene solo 4


cúspides. 1) La cúspide 5 está presente y es muy pequeña.
2) La cúspide es pequeña. 3) La cúspide es de tamaño
medio. 4) La cúspide es grande. 5) La cúspide es muy
grande.

Cúspide 6 (molares inferiores) (Figura 4.2)


(Grado mínimo para ser considerado presente - 2)
La sexta cúspide (entoconulide) se presenta en la porción
oclusal-distal de los molares inferiores, ubicada lingualmente a
la quinta cúspide (hipoconulide). Su grado de expresión se re-
gistra de acuerdo con el tamaño relativo al tamaño de la quinta
cúspide. Para estar presente la cúspide 6 debe estar presente
también la 5.

0) La cúspide 6 no está presente. El molar tiene 5 cúspides.


1) La cúspide 6 está presente y es mucho más pequeña que
la cúspide 5. 2) La cúspide 6 es más pequeña que la 5.
3) La cúspide 6 es del mismo tamaño de la 5. 4) La cúspide
6 es un poco más grande que la cúspide 5. 5) La cúspide 6
es mucho más grande que la cúspide 5.

Cúspide 7 (molares inferiores) (Figura 4.2)


(Grado mínimo para ser considerado presente - 1)
La séptima cúspide (metaconulide) se presenta en la porción
lingual-oclusal de los molares inferiores, ubicada entre las cúspides
2 y 4). La cúspide 7 no entra en la cuenta del número de cúspides
de los molares inferiores.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 99


andrea CuCina

0) La cúspide 7 no está presente. El molar puede tener 4,


5 o 6 cúspides, dependiendo si están presentes (o ausen-
tes) los hipoconulides y entoconulides. 1) La cúspide 7 está
presente, es muy pequeña y se aprecia sobre todo por
la presencia de dos (en lugar de uno) surcos linguales.
1A) Una débil cúspide 7, sin ápice libre forma una
protuberancia en la superficie lingual de la cúspide 2.
2) La cúspide 7 es pequeña. 3) La cúspide 7 es de tamaño
medio. 4) La cúspide 7 es grande.

Número de raíces de los dientes inferiores


Para el número de raíces de los dientes inferiores se aplican las
mismas metodologías de los dientes superiores. Cabe mencionar
que, mientras los premolares inferiores normalmente no presentan
más de una raíz, el canino inferior puede aparecer con dos raíces
en hasta un 6-8% en algunas poblaciones. Los molares inferiores
normalmente presentan dos raíces. Una raíz (dos fusionadas) es
bastante común en el segundo molar inferior. El tercer molar in-
ferior puede presentar una, dos o hasta tres raíces. A veces, muy
raro, tres raíces pueden estar presentes en el primer molar inferior.
En este caso, normalmente, la raíz accesoria está ubicada a un lado
de la raíz distal. En otros casos, la raíz distal puede ser bifurcada.

CONCLUSIÓN
En conclusión, el análisis de los rasgos morfológicos dentales per-
mite caracterizar epigenéticamente poblaciones pretéritas y rela-
cionarlas con otras coevas anteriores o más recientes. El nivel de
variabilidad en la expresión de los rasgos permite detectar proce-
sos de miscegenación (hibridación, mestizaje) y así reconstruir la
historia biológica de poblaciones (tanto arqueológicas como ac-
tuales). La marcada diferencia existente entre individuos de etnias

100 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

Figura 4.1
Algunos de los rasgos del sistema ASUDAS del maxilar superior.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 101


andrea CuCina

Figura 4.2
Algunos de los rasgos del sistema ASUDAS del maxilar inferior.

102 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

diferentes (por ejemplo, un negroide y un causasoide) permite que


a través del análisis morfológico dental se pueda identificar la pre-
sencia de personas "étnicamente" foráneas. Muchos de estos rasgos
son utilizados en antropología forense para confirmar o rechazar
la pertenencia étnica de un individuo encontrado en estado de
esqueleto.
Normalmente los análisis de morfología dental emplean elabo-
raciones estadísticas multivariadas. Por esta razón, como para cual-
quier tipo de elaboraciones estadísticas, el tamaño de la muestra es
muy importante para la caracterización de la colección esquelética
procedente de un sitio arqueológico. Muestras de pocos individuos
(menos de treinta) usualmente son sesgadas por el efecto de va-
riaciones estocásticas, casuales de la muestra. Por esto, siempre
es recomendable ampliar la muestra a analizar para no tener que
interpretar resultados que son el producto de un sesgo en la fuente
de datos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Berry AC 1978. Anthropological and family studies on minor variants of the
dental crown. En: Development, Function and Evolution of Teeth,
editado por PM Butler, KA Joysey, pp. 81-98. Academic Press, New
York.
Biggerstaff RH 1973. Heritability of the Carabelli cusp in twins. Journal of
Dental Research 52:40-44.
Burnett SE, Hawkey DE, Turner CG 2010. Brief communication: Population
variation in human maxillary premolar accessory ridges (MxPAR).
American Journal of Physical Anthropology 141:319–324.
Coppa A, Cucina A, Mancinelli D, Vargiu R Calcagno J 1998. Dental an-
thropology of central-southern Iron Age Italy: the evidence of metric
versus non-metric traits. American Journal of Physical Anthropology
107:371-386.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 103


andrea CuCina

Coppa A, Cucina A, Lucci M, Mancinelli D, Vargiu R 2007. Origins and


spread of agriculture in Italy: a nonmetric dental analysis. American
Journal of Physical Anthropology 133:918-930.
Cucina A, Lucci M, Vargiu R, Coppa A 1999. Dental evidence of biologi-
cal affinity and life conditions of prehistoric Trentino (Italy) samples
from the Neolithic to the Early Bronze Age. International Journal of
Osteoarchaeology 6:404-416.
Dahlberg AA 1945. The changing dentition of man. Journal of the American
Dental Association 32:676-690.
Dahlberg AA 1949. The dentition of American Indian. En: The Physical An-
thropology of the American Indian, editado por WS Laughlin, pp.
138-176. Viking Fund, New York.
Dahlberg AA 1956. Materials for the Establishment of Standards for Clas-
sification of Tooth Characteristics, Attributes and Techniques in
Morphological Studies of Dentition. Zolier Laboratory of Dental An-
thropology, University of Chicago Press, Chicago.
Dahlberg AA 1971. Penetrance and expressivity of dental traits. En: Dental
Morphology and Evolution, editado por AA Dahlberg, pp. 257-262.
The University of Chicago Press, Chicago.
Harris EF 2008. Statistical applications in dental anthropology. En: Te-
chniques and Applications in Dental Anthropology, editado por
JD Irish, GC Nelson, pp. 35-67. Cambridge University Press,
Cambridge.
Harris EF, Bailit HL 1980. The metaconule: a morphologic and familiar
analysis of a molar cusp in humans. American Journal of Physical
Anthropology 53:349-358.
Hillson S 2002. Dental Anthropology. Cambridge, Cambridge University
Press.
Hrdlicka A 1920. Shovel-shaped teeth. American Journal of Physical Anthro-
pology 3:429-465.
Irish JD 1993. Biological affinities of Late Pleistocene through modern Afri-
can aboriginal populations: the dental evidence. Tesis de Doctora-
do, Arizona State University, Tempe.

104 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


MorFología dental

Irish JD 1997. Characteristic high-and-low-frequency dental traits in Sub-


Saharan African populations. American Journal of Physical Anthro-
pology 102:455-467
Irish JD 1998a. Ancestral dental traits in recent Sub-Saharan Africans and
the origin of modern humans. Journal of Human Evolution 34:81-98.
Irish JD 1998b. Affinitiès des populations d’Afrique du Nord e d’Afrique
sub-saharienne depuis la fin du Pléistocene jusq’à l’Actuel, d’après
la morphologie dentaire. Bulletin et Memoire de la Societé du An-
thropologie 10:237-272.
Irish JD 2000. The Iberomauresian enigma: North African progenitor or
dead end? Journal of Human Evolution 39:393-410.
Larsen CS, Kelley MA 1991. Introduction. En: Advances in Dental Anthro-
pology, editado por MA Kelley, CS Larsen, pp. 1-5. Wiley Liss, New
York.
Nichol CR 1989. Complex segregation analysis of dental morphological
variants. American Journal of Physical Anthropology 78:37-59.
Scott GR 1973. Dental morphology: a genetic study of American white fa-
milies and varation in living Southwest Indians. Tesis de Doctorado.
Arizona State University, Tempe.
Scott GR, Turner CG 1997. The Anthropology of Modern Human Teeth.
Cambridge University Press, Cambridge.
Stringer GB, Humphrey LT, Compton T 1997. Cladistic analysis of dental
traits in recent humans using a fossil outgroup. Journal of Human
Evolution 32:389-402.
Sutter RC, Sharrat N 2010. Continuity and transformation during the termi-
nal Middle Horizon (AD 950.1150): a bioarchaeological assessment
of Tumilaca origins within the Middle Moquegua Valley, Peru. Latin
American Antiquity 21:67-86.
Townsend GC, Martin NG 1992. Fitting genetic model to Carabelli trait data
in South Australian twins. Journal of Dental Research 71:403-409.
Townsend GC, Richards LC, Brown R, Burgess WB 1988. Twin zygosity de-
termination on the basis of dental morphology. The Journal of Foren-
sic Odonto-Stomatology 6:1-15.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 105


andrea CuCina

Townsend GC, Richard LC, Brown T, Burgess VB, Travan GR, Rogers JR 1992.
Genetic studies of dental morphology in South Australia twins. En:
Structure, Function and Evolution of Teeth, editado por P Smith, E
Tchernov, pp. 501-518. Freund Publishing House, London.
Townsend GC, Dempsey P, Braun T, Kaidonis G, Richards L 1994. Teeth, ge-
nes and the environment. Perspectives in Human Biology 4:35-46.
Turner CG 1967. The dentition of arctic peoples. Tesis de Doctorado, Uni-
versity of Wisconsin, Madison.
Turner CG 1969. Microevolutionary interpretations from the dentition.
American Journal of Physical Anthropology 30:421-426.
Turner CG 1987. Late Pleistocene and Holocene population history of east
Asia based on dental variation. American Journal of Physical Anthro-
pology 73:305-321.
Turner CG 1990. Major features of Sundadonty and Sinodonty, including
suggestions about East Asian microevolution, population history,
and Late Pleistocene relationships with Australian aboriginals. Ame-
rican Journal of Physical Anthropology 82:295-317.
Turner CG, Nichol CR, Scott GR 1991. Scoring procedures for key mor-
phological traits of the permanent dentition: the Arizona State
University Dental Anthropology system. En: Advances in Dental
Anthropology, editado por MA Kelley, CS Larsen, pp. 13-31. Wiley
Liss, New York.

106 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


Capítulo 5
LAS PATOLOGÍAS ORALES: CARIES, ABSCESOS
Y PÉRDIDA DE DIENTES EN VIDA

Elma María Vega Lizama


Andrea Cucina

Entre las múltiples manifestaciones patológicas que atañen al hu-


mano se conocen las patologías orales, que varían tanto en
el mismo individuo como entre otros, y cuya presencia se debe
a múltiples factores (Ortner, 2003a). En este caso hablaremos de la
caries, abscesos y pérdida de dientes en vida como consecuencia
de procesos dinámicos que afectan la homeostasia de la cavidad
bucal y, en ocasiones, la salud general de los individuos afectados.
La caries dental (Figura 5.1) ha afectado a los humanos desde los
inicios de su existencia, como señala Brothwell (1963). Con el paso
del tiempo se ha reportado en diferentes periodos, en diferente ubi-
cación y en creciente intensidad (Walker, 1990; Larsen et al., 1991;
Lukacs, 2008). Además, ha aumentado y se encuentra presente
hasta nuestros días.

Figura 5.1
Caries oclusal en un
molar mandibular.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 107


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

Debido a la estricta asociación entre caries y dieta rica en


carbohidratos, comparando las diferentes poblaciones, se puede
notar cómo esta patología empezó a dañar cada vez más a los
grupos de agricultores sedentarios, afectando menos a los pobla-
dores del pasado (en modo particular los cazadores-recolectores)
que a poblaciones más recientes (Larsen et al., 1991). La transición
en el estilo de vida de pobladores recolectores a agricultores se
encuentra claramente asociada a una amplia y bien documentada
declinación de la salud oral debido a lo blando, pegajoso y dulce
de la comida (Goodman et al., 1984; Lukacs, 1989, 2008). Por lo
tanto, la prevalencia de caries dental es un reflejo de los cambios
dietéticos, principalmente de alimentos blandos y azúcar refinada
(Brothwell, 1963; Hartles y Leach, 1975; Burt e Ismail, 1986;
Hillson, 1996).

DEFINICIÓN
La caries dental es definida por Pindborg (1970:256) como una en-
fermedad infecciosa y transmisible en la que existe una destrucción
progresiva de los tejidos del diente abarcando ya sea la corona o
raíz o ambas; esta es iniciada por actividad microbiana sobre la
superficie del diente (Ortner, 2003a). Es un proceso de destrucción
(desmineralización) localizada de los tejidos dentales, causado por
los productos ácidos generados por los microorganismos presentes
en la placa dental (Hillson, 1996). Todos los tejidos dentarios son
de injerencia para esta patología.

FACTORES CAUSALES
Por muchos años se intentó buscar la causa de la caries dental
y esta era atribuida al consumo de azúcares o a la infección por
Streptococcos mutans. Miller, en 1882, propuso la etiopatoge-
nia de la caries dental indicando como factor más importante la

108 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

capacidad de gran número de bacterias bucales de producir ácidos


a partir de hidratos de carbono de la dieta (Marcantoni, 2001).
Hartles y Leach (1975) mencionan que la caries dental es ini-
ciada por la placa dental en la interfase de la superficie del es-
malte con su medio ambiente. Esta es constituida por una masa
adherente formada por microorganismos, saliva y los productos del
metabolismo de los microorganismos presentes; recientemente es
conocida como biofilm (bio= biológico, film= película, es decir,
una película de origen biológico que se adhiere a los dientes). Es
considerada el principal factor causal de la caries dental (Hillson,
1996; Magennis, 1999; Marcantoni, 2001).
Entre las diferentes teorías que intentan explicar las causas o
etiología de la caries dental se encuentra el modelo de Paul Keyes,
de 1960 (en Marcantoni, 2001), que consiste en la tríada epide-
miológica formada por el huésped (los dientes), el agente (mi-
croorganismos) y el medio ambiente (sustrato). Posteriormente,
Newburn (1982) y Caselitz (1998) citan estos tres mismos factores
los cuales se encuentran involucrados en la aparición de la caries
dental; más recientemente, Larsen et al. (1991) consideran que
estos mismos son los "factores esenciales" en la ocurrencia de
la caries dental; además, citan el trabajo de Rowe (1975), quien
enlista una serie de "factores modificadores" que pueden afectar
el sitio y la velocidad de esta enfermedad. Entre estos últimos fac-
tores podemos mencionar la morfología y tamaño de las coronas
dentarias, grado de atrición oclusal, defectos de desarrollo del
esmalte, edad, enfermedad periodontal, textura y procesamien-
to de los alimentos, presencia de fluoruros, entre otros factores
geoquímicos.
Actualmente la teoría más aceptada es la del modelo multifac-
torial (Burt e Ismail, 1986; Marcantoni, 2001) que se centra en la
tríada, pero que además considera otros factores que incluyen, pero
no se limitan, a los "modificadores". La cultura, nivel socioeconó-
mico, composición y cantidad de placa, componentes del esmalte,

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 109


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

composición y cantidad de saliva, respuesta inmunitaria, patolo-


gías sistémicas, entre otros, son apreciados, ya que se considera
al individuo como un ser social, por lo que no podemos aislar la
cavidad oral de su cuerpo y entorno.
Para Goodman y Leatherman (1998) la salud se ve condicio-
nada por tres factores que interactúan entre sí: el organismo, el
medio ambiente y la cultura; cuando el individuo sufre a causa de
algún factor de estrés se puede observar una respuesta fisiológica,
la cual repercute en el individuo como ente biológico, inducien-
do, de una manera u otra, el registro de estas influencias en el
esqueleto humano. El tipo de alimentación trasciende en la ma-
yoría de los casos en los cambios ocurridos en las piezas dentales
provocando patologías como la caries, abscesos o, en el peor de
los casos, la pérdida de las mismas. No se observa a la caries como
consecuencia pura y estática de la acción de los microorganismos
constituyentes de la placa sobre los tejidos dentarios sino que, con-
tradictoriamente a esto, veremos un dinamismo en el que participa
de forma muy importante el componente social de los mismos.
Los factores culturales y socioeconómicos son muy importantes
porque engloban el estilo de vida que condiciona hábitos dietéti-
cos y de higiene oral que son propios y significativos; son los que
determinan el tipo de dieta, los hábitos alimenticios y de higie-
ne (Lukacs, 1989; Tiesler, 1993; Marcantoni, 2001). Además, las
fuerzas productivas y, como consecuencia, la especialización y la
diferenciación, ya sea entre individuos o grupos sociales, varían en
cada población. Así, el sujeto interactúa en las diferentes esferas y
grupos sociales como parte de su posición entre el proceso produc-
tivo y reproductivo (Tiesler, 1993), lo que se verá reflejado definiti-
vamente en el estado patológico dental (Cucina y Tiesler, 2003).
El modelo etiológico de la caries dental se encuentra organiza-
do en el siguiente esquema (Figura 5.2) donde se pueden apreciar
todos los factores que en diferente forma intervienen en ella.

110 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

Figura 5.2
Esquema de factores que influyen en la presencia de la caries dental.

La caries es una enfermedad compleja y multifactorial causada


por la interacción entre los factores intrínsecos que son los que
constituyen a los individuos, y los factores extrínsecos que provie-
nen del exterior y que son necesarios para su subsistencia.

FACTORES EXTRÍNSECOS
Dieta. Iniciaremos con la dieta ya que es el resultado del conjun-
to de factores extrínsecos y de esta dependerá en gran medida la
aparición de la caries dental. Una de las principales funciones de
la cavidad oral, y quizás la que realiza en primera instancia, es el
procesamiento de alimentos. La composición y consistencia de los
alimentos consumidos determina el tipo de microorganismo que
domina la flora de la cavidad bucal y la naturaleza de las fuerzas
biomecánicas afecta a los dientes y mandíbula (Hartles y Leach,
1975; Burt e Ismail, 1986; Marcantoni, 2001).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 111


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

El incremento en la caries tanto en contextos arqueológicos


como en poblaciones más recientes se ha relacionado con la in-
troducción de azúcares y otros alimentos a base de carbohidra-
tos refinados en la dieta de los pobladores afectados (Larsen et al.,
1991; Lukacs y Minderman, 1992; Hillson, 1996; Magennis, 1999;
Lukacs, 2008).
Específicamente, si nos referimos a los carbohidratos, la saca-
rosa es la que principalmente se ha relacionado con la aparición
de la caries dental (Hartles y Leach, 1975; Burt e Ismail, 1986). Sin
embargo, se ha reportado la presencia de la caries dental antes de
que algún carbohidrato refinado estuviera presente en la dieta de
poblaciones antiguas que nunca estuvieron expuestos a la sacaro-
sa. Por otro lado, se han encontrado altos niveles de caries en po-
blaciones cuya dieta se basaba en el consumo de cereales como el
trigo o el arroz, propiciando el medio adecuado para la presencia
de esta patología (Linsgstrom y Borrman, 1999). La composición de
los alimentos también influye en la aparición de caries ya que el
calcio y el fósforo presente, por ejemplo en los lácteos, favorecen
la mineralización del diente y además disminuyen algunos factores
(como la acidez del medio) que también favorecen la acción bac-
teriana (Volker y Russel, 1973; Burt e Ismail, 1986; Hillson, 1996;
Marcantoni, 2001; Monterde-Coronel et al., 2002). Las condicio-
nes que influyen en el desarrollo de la caries también dependen
del balance bioquímico intraoral, es decir, cuando el pH es neutro
(normal) los microorganismos no son capaces de afectar a los teji-
dos dentarios, pero una ingesta frecuente de azúcares provocará la
metabolización de estos alimentos induciendo la acidez intraoral
con lo que se iniciará la desmineralización de los tejidos dentarios
(la caries) (Caselitz, 1998; Marcantoni, 2001; Monterde-Coronel
et al., 2002).
Los hidratos de carbono fermentables son el alimento ideal para
las bacterias que producen la caries. Entre estos encontramos azú-
car (también dulces, miel, golosinas, etc.), cereales, frutas y jugos

112 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

de frutas, bebidas endulzadas, galletas. Los hidratos que forman


parte de estos son la sacarosa (azúcar), fructosa (presente en las
frutas y jugos), glucosa (en bebidas endulzadas como las gaseo-
sas), maltosa (presente en cereales y almidones), y lactosa (hidrato
presente en la leche, aunque esta es la que tiene menor poder ca-
riogénico). Todos estos elementos serán usados por las bacterias
en algún momento idóneo para producir ácidos que llevarán a la
aparición de las caries (Volker y Russel, 1973; Larsen et al., 1991;
Hillson, 1996).
Según Jenkins (1966), citado por Hartles y Leach (1975), no
hay duda de que las harinas no refinadas y el jugo de la carne
cruda, en investigaciones in vitro, contienen sustancias que redu-
cen la solubilidad del diente en comparación con su contraparte
refinada. Si son consumidas en forma natural, sin procesamiento
ni uso de conservadores químicos, no deberían perjudicar a la
salud de los individuos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en varios países existió
desabasto de los azúcares y harinas refinadas; en consecuencia,
ocurrió una mejoría en la salud oral debido a que se vieron obli-
gados a consumir papas y vegetales en lugar de los azúcares men-
cionados anteriormente, marcándose un cambio drástico en su
alimentación, por lo que en las investigaciones realizadas en países
como el Reino Unido y Japón en los siguientes años se encontró
una disminución de la caries dental en comparación con los años
anteriores (Hartles y Leach, 1975). El modo de preparación y los
componentes de los alimentos influye; no será lo mismo preparar-
los con azúcares refinados que con azúcares puros. Mientras más
natural sea el alimento menos perjudicará a la salud bucal.
También se ha creído que los alimentos duros y ásperos pueden
ejercer una acción detergente durante la masticación y que esta es
de gran valor para contrarrestar la presencia de la caries dental. Se
ha argumentado que el incremento de los fluidos salivales con los
alimentos ásperos debería ayudar al arrastre o neutralizar la acción

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 113


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

de los alimentos indeseables, junto con la placa dental, y además


ejercería un efecto extra de limpieza en las distintas superficies bu-
cales por fricción mecánica directa. Se ha demostrado que con-
sumir manzanas ayuda a la limpieza bucal ya que se ha mostrado
que remueve las partículas alimenticias y acelera la eliminación
de los azúcares en la superficie dentaria. Además debería existir
una mayor reducción de la acción cariogénica de los alimentos
si se consumieran zanahorias crudas y apio en lugar de alimentos
azucarados en momentos de apetito (Volker y Russel, 1973; Burt e
Ismail, 1986; Monterde-Coronel et al., 2002).
Las investigaciones reportan que se ha relacionado un incremen-
to de la caries dental con un elevado consumo de azúcar, pero que
este efecto no se presenta solo. Si se ingieren altas cantidades de
azúcar a la hora de las comidas el efecto es leve, pero si se ingieren
azúcares entre comidas, se nota un gran aumento en la patología,
sobre todo si se consumen caramelos. Los chocolates parecen ser
menos cariogénicos que los caramelos (Hartles y Leach, 1975).
De este modo, se puede decir que existe una importante corre-
lación entre el incremento de la caries dental y el consumo de
alimentos azucarados entre comidas (Newbrun, 1989).
Por otro lado, la presencia del flúor en poblaciones antiguas
abrió un panorama en cuanto a la relación entre los fluoruros y la
caries dental que comenzó a establecerse a mediados del siglo XX
(1928-1932) cuando se mostraron datos, obtenidos a lo largo de 4
años de estudio, acerca de casos de caries dental en 8,257 niños
de raza india de Estados Unidos. Se encontró que la gravedad de
la caries era mayor en los estados del noroeste que carecían del
elemento, a diferencia de los habitantes del suroeste donde sí se
encontraba y prevalecía una menor afectación (Burt e Ismail, 1986).
En un estudio realizado por Dean en 1938, en el que se relacio-
naban los niveles de fluoruros en el agua potable y la caries dental,
se estableció el efecto preventivo de los fluoruros en el desarrollo de
esta. Se encontró un 50% más de niños libres de caries en aquellas

114 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

comunidades con 1.7 a 2.5 ppm de fluoruro en el agua de consu-


mo, en comparación con los que vivían en áreas con 0.6 a 0.7 ppm
de fluoruros en las aguas (Volker y Russel, 1973). Según Hartles y
Leach (1975), el flúor es el único elemento que ha sido probado que
incrementa la resistencia de los tejidos dentarios contra la caries.
Otros estudios también mencionan al flúor como agente que actúa
contra las caries (Volker y Russel, 1973; Hartles y Leach, 1975; Burt
e Ismail, 1986; Hillson, 1996; Marcantoni, 2001).
Además existen varios oligoelementos como el molibdeno,
vanadio y estroncio que son considerados cariostáticos y que se
oponen a otros cariogénicos como el selenio, magnesio y cadmio
(Hillson, 1996; Marcantoni, 2001).

Cultura. Se consideran tres niveles o tipos de estatus social. El pri-


mero es el estatus alto; este se relaciona con una mejor educación,
mejores hábitos de higiene, mejor acceso a los recursos y mejor ali-
mentación, principalmente. Luego le sigue el estatus social medio,
el que se asocia a mejor educación que el bajo, hábitos de higiene
regulares, recursos con ciertas limitaciones y alimentación media-
na. Por último encontramos el estatus social bajo, que es el menos
deseable, ya que se encuentra directamente relacionado con una
educación deficiente, recursos limitados y alimentación pobre. Por
lo que, en términos generales, el estatus en el que se encuentren
repercutirá en la salud general de los pobladores.
El distinto acceso a los recursos se encuentra ligado al poder
adquisitivo correspondiente al estatus. Tendrá una mejor alimen-
tación un individuo que consuma más variedad y cuanto más na-
turales sean los alimentos. Aquí se aprecia una controversia en
pobladores contemporáneos, los de mejor acceso a los recursos
se encuentran consumiendo alimentos refinados que poseen un
valor comercial elevado, probablemente influenciados por la
mercadotecnia televisiva, por lo que, contrario a ser un beneficio
el hecho de contar con recursos económicos que sustenten una

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 115


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

buena alimentación y con ello una buena salud oral, observamos


una deterioro al presentarse mayor cantidad de caries dental en es-
tos individuos. Al usar dicho medio de comunicación masivo, entre
otros como el internet, desafortunadamente se está mal orientando
a la población. Aparentemente los productos anunciados son me-
jores que los naturales, es decir, no existe una relación directamen-
te proporcional entre el costo del alimento y la salud bucal.
Aunque los alimentos consumidos entre poblaciones pudieran
ser semejantes, varía según la cultura del lugar, los alimentos típi-
cos de cada región y el modo de elaboración de los mismos. Por lo
que cambia su composición, presentación, frecuencia de ingesta,
etc. (Lukacs, 1989). En las grandes ciudades se tiene acceso a gran
diversidad de alimentos más procesados, con conservadores, que
son altamente cariogénicos. Todo lo contrario se puede observar
en poblados arraigados donde las personas consumen alimentos
mucho más naturales, no procesados y sin conservadores y no tie-
nen el mismo acceso a la gran variedad de alimentos disponibles
en las ciudades. La caries dental aumentó en los niños de Nortea-
mérica junto con el incremento en el consumo de azúcares (Burt
e Ismail, 1986).
La aparición de la caries dental se relaciona también con la
división de las labores ocupacionales. El rol que desempeñan las
mujeres al dedicarse a las labores del hogar se encuentra ligado
a la preparación de los alimentos, lo que conlleva a una ingesta
más frecuente durante el día, ya que estas generalmente preparan y
sirven los alimentos, por lo que están más tiempo en contacto con
ellos, es decir, aumenta la frecuencia de ingesta. Todo lo contrario
ocurre si las comparamos con los individuos de sexo masculino,
quienes por lo general se encuentran trabajando fuera de la casa, lo
que les limita la cantidad de veces que ingieren sus alimentos du-
rante el día (Larsen, 1983; Larsen et al., 1991; Burt e Ismail, 1986;
Lukacs, 2008). El hecho de que las mujeres consuman alimentos
frecuentemente facilita la aparición de las caries, porque es más

116 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

probable que dichos alimentos permanezcan por más tiempo en


su boca, además de que son más perjudiciales los azúcares con-
sumidos entre comidas (Hartles y Leach, 1975); esto aumenta el
riesgo de iniciación y avance de la caries si no se realiza la higiene
adecuada y, sobre todo, si se consumen carbohidratos.

FACTORES INTRÍNSECOS
La malposición dentaria, el apiñamiento, la profundidad de las fo-
sas y fisuras de los dientes, así como la complejidad en la morfo-
logía de los mismos facilitan la producción de la caries. Las zonas
del diente de difícil limpieza tendrán más predisposición a padecer
caries que las zonas de fácil limpieza (Lukacs, 1989).
Los dientes posteriores, molares y premolares, son más suscepti-
bles a la caries ya que su morfología es más sinuosa que los dientes
anteriores y además presentan una cara oclusal donde abundan los
surcos, fosas, puntos y fisuras, superficies que la lengua no limpia
tan fácilmente como las planas o incisales de los dientes anteriores;
las zonas que pueden ser limpiadas por las mucosas y por la lengua
se denominan zonas de autoclisis. Los incisivos inferiores son los
menos sensibles, pero suelen afectarse en casos de caries muy gra-
ve (Lukacs, 1989; Esponda, 1994; Hillson, 1996; Magennis, 1999).
En relación con el tipo de dentición, temporal o permanente, la
caries dental tiende a ser más frecuente en dientes con esmalte in-
maduro, con bajo contenido en materia inorgánica, que en dientes
con esmalte maduro y alto contenido en materia inorgánica. Por
ello la caries dental es más frecuente en el paciente infantil (esmal-
te inmaduro) que en el paciente adulto (esmalte maduro) (Volker y
Russel, 1973; Hillson, 1996).
La presencia de caries puede observarse por clase de diente, de-
bido a la susceptibilidad de cada uno a esta u otras patologías. En el
caso de los incisivos y caninos, estos presentan un registro reducido
de la patología en comparación con los dientes posteriores como

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 117


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

los premolares y molares. Una respuesta a esta susceptibilidad se


encuentra en la morfología dental debido a que las superficies lisas
no retienen alimentos, a diferencia de las superficies de los dientes
posteriores donde, como ya se mencionó arriba, las fosas, fosetas y
fisuras de las caras oclusales, por su anatomía, son más propensos
a retener alimentos (Lukacs, 1989; Caselitz 1998, Esponda, 1994;
Hillson, 1996).
Otros factores intrínsecos que contribuyen a la aparición de la
caries y abscesos son los microorganismos presentes en la cavidad
oral; también el pH salival que, al mantenerse neutro no repercute
en la iniciación y avance patológico. Además, ciertas enfermedades
sistémicas u otras deficiencias nutricionales pudieran afectar la sa-
lud general de los individuos y actuar como agentes influyentes para
la aparición de estas patologías (Lukacs, 1989). Sin embargo, estos
factores dependen en gran medida de la ingesta, frecuencia y tipo
de alimentos, como se mencionó con anterioridad.

ABSCESOS
En general, la caries sin tratar podría implicar la destrucción total
de la corona y partes importantes de la raíz; esto provoca la exposi-
ción de la cámara pulpar. La infección de la cámara pulpar causa la
aparición del absceso a nivel apical, seguido de un proceso de des-
trucción del hueso alveolar, lo que llevará a la pérdida del diente
(Lukacs, 1989; Whittington, 1999; Hillson, 2001; Ortner, 2003b).
El absceso se define como un proceso infeccioso que resulta
en la exposición de la pulpa a consecuencia de un desgaste seve-
ro o, en muchas ocasiones, de una caries extensa la cual produ-
ce una inflamación o muerte de la pulpa (Lukacs, 1989; Ortner,
2003b) (Figura 5.3). Autores como Lukacs (1989) y Hillson (1996)
han relacionado los abscesos con la caries, tomando en cuenta
que son a menudo la condición resultante de un proceso incesan-
te de destrucción dental que puede derivar precisamente de una

118 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

caries dental. Estos se observan a nivel óseo, ya que constituyen


una destrucción de los tejidos periapicales adyacentes al diente
causal (Ortner, 2003b).

Figura 5.3
Absceso osteolítico a nivel del segundo premolar y del primer molar inferior. Notar que el segundo premolar presenta
una caries que ha destruido casi completamente la corona.

PÉRDIDA DEL DIENTE ANTEMORTEM


Cuando la presencia de caries dental u otro factor provocan la ex-
posición de la cámara pulpar, microorganismos que se encuentran
en los dientes entran en la cavidad y ocasionan la inflamación
de la pulpa. Esto permite que las toxinas bacterianas atraviesen
el foramen e inicien una reacción en los tejidos alrededor del
ápice radicular (inflamación periapical) que se convertirá poste-
riormente en absceso, el cual conlleva una osteítis y, finalmente,
una destrucción del hueso alveolar; todas estas condiciones son
fundamentales para que se produzca la pérdida del diente en vida
(AMTL – Ante Mortem Tooth Loss) (Lukacs, 1989, 1992; Hillson,
1996, 2001) (Figura 5.4).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 119


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

Figura 5.4
Primer molar permanente perdido en vida (AMTL). Se aprecia como el hueso alveolar se cerró una vez
que se perdió la pieza dental.

Estudios anatómicos y patológicos de la cavidad oral proveerán


evidencia directa para hacer inferencias acerca de la dieta de po-
blaciones pasadas así como de su probable acceso a los recursos.
(Hillson, 1996; Cucina y Tiesler 2003; Lukacs, 2008) Además, la
observación de dichas patologías dentales nos provee de informa-
ción sobre la dieta y enfermedades que padecieron las poblaciones
antiguas, ya que nos informan sobre una serie de factores biológi-
cos y socioeconómicos que favorecen una distribución diferencial
de dichas patologías orales (Cucina y Tiesler, 2003).

ANÁLISIS Y REGISTRO
Para la realización del registro de la caries, abscesos y pérdida de
dientes en vida se sigue un orden de acuerdo con la colección a
estudiar. Se selecciona cada una de las cajas que contienen a los
individuos y se prepara una hoja de registro. Se revisan en bus-
ca de individuos que presenten dientes permanentes y hueso en

120 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

maxilar y mandíbula. Posteriormente, cada una de las piezas den-


tales pertenecientes al individuo se identifican e inmediatamente se
registran en una cédula.
Inicialmente la caries era reconocida únicamente como presen-
te o ausente; luego se documentó una manera de describirla según
la superficie afectada haciendo una diferenciación entre caries de
la corona y de la raíz del diente. Más recientemente se realizó otra
clasificación que es más específica, pues se divide el registro según
las superficies afectadas de la estructura dental: superficies oclusa-
les, puntos de contacto interproximales, superficies lisas libres cer-
canas al cuello dentario y caries en superficies radiculares (Hillson,
1996, 2001; Ortner, 2003a).
También existen otras formas de realizar el registro de la caries
dental por medio de los odontogramas y clasificaciones más deta-
lladas según la coloración y grado de desmineralización de la co-
rona en seis estadíos en esmalte y seis estadíos para dentina según
su profundidad, así como su localización en el diente, pero estos
no serán abordados ya que son indicados para uso odontológico
(Esponda, 1994; Hillson, 1996).
Para ser certeros en muestras esqueléticas es necesario estar se-
guros de la presencia de la patología así como su grado de apa-
rición (profundidad), por lo que podemos emplear la siguiente
clasificación:

• El número 0 (cero) es asignado a todos los dientes que no pre-


senten patología, es decir, en los que no existía desmineraliza-
ción alguna.
• El número 1 (uno) corresponde a los dientes que presenten ca-
ries en el esmalte.
• El número 2 (dos) se emplea para las caries que pasaron por el
esmalte y avanzaron hasta la dentina.
• El número 3 (tres) para las caries más profundas que las anterio-
res y afectaron el tejido pulpar.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 121


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

• El número 4 (cuatro) para la caries que han afectado tanto los


tejidos y en los que solamente quedan los restos de las raíces
dentarias (Esponda Vila, 1994, Hillson, 1996, 2001).

Para una mejor ubicación de las lesiones cariosas se deberá ano-


tar la superficie afectada tanto por sus caras perpendiculares al eje
longitudinal del diente, que son incisal (para los dientes anteriores)
u oclusal (para los dientes posteriores), y sus caras axiales afectadas
que son: mesial, distal, bucal y lingual (para dientes mandibulares)
o palatina (para dientes maxilares) (Esponda Vila, 1994).
Cabe resaltar que para los estudios antropológicos solamente
consideraremos la caries que corresponda al número dos, tres y
cuatro ya que estaremos analizando muestras esqueléticas y di-
fícilmente podremos asegurar la presencia del grado 1 en estas
colecciones, pues en esta fase es claramente observable solo en
poblaciones actuales (vivas) (Cucina y Tiesler, 2003).

MÉTODO DE IDENTIFICACIÓN
DE PATOLOGÍAS DENTALES
Para el análisis de las patologías dentales como la caries, abscesos y
AMTL se usa la técnica de observación macroscópica en las piezas
dentales y en el hueso dental con la ayuda de la microscopía de
una lupa de magnificación para identificar y determinar la profun-
didad de cada padecimiento.
Para que dichas patologías dentales puedan ser registradas sin
ninguna duda, cuando la pieza dental, o en el caso del hueso, no
permita la visibilidad, se procura la limpieza del diente o hueso
empleando un cepillo de dientes suaves y un frasco de alcohol
(diluido en agua al 50%) para facilitar la visión de los defectos que
se pueden esconder o pasar desapercibidos debajo de la tierra;
además de ello se utiliza un explorador dental (instrumento # 5)
para remover la tierra y determinar la profundidad de cada una

122 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

de las lesiones, conjuntamente se usa un tipo de luz oblicua para


mejorar dicha visibilidad.
Para el análisis de la caries en la cédula de registro se anota el
número de defectos en cada pieza dental y el grado de afectación
de cada uno, así como su localización en la pieza dental. Cabe
aclarar que la caries se registra en todos los dientes permanentes,
y los pequeños hoyos que se encuentren en el esmalte deberán ser
excluidos automáticamente ya que podrían ser confundidos con el
estado temprano de la caries (Cucina y Tiesler, 2003).
En cuanto a los abscesos, solo se registra la presencia o ausen-
cia, tomando en cuenta que para ser contado como un absceso el
agujero necesita ser de morfología característica, basándose en los
márgenes redondeados y definidos. Cada absceso se distingue por
la destrucción del hueso adyacente a la raíz en forma circular y
por la exposición de la raíz del diente relacionado (Ortner, 2003b).
Los datos recolectados para la pérdida del diente en vida se
obtienen, de igual manera que los abscesos, por medio del análisis
del hueso alveolar (Whittington, 1991; Hillson, 1996, 2001). Se
considera diente presente cuando se localiza el alveolo, y la pérdi-
da del diente es reconocida cuando el hueso alveolar se encuentra
completamente reabsorbido, lo que indica una completa clausura
del alveolo dental.
Se evalúan cuatro categorías entre la presencia del diente y al-
veolo para determinar la cantidad de AMTL:

• Primera categoría: Alveolo absorbido (diente perdido en vida).


Indica que el diente fue perdido en vida y el hueso y los tejidos
periapicales tuvieron el tiempo suficiente para la cicatrización.
• Segunda categoría: Ausencia de diente, alveolo presente.
Significa que el diente se perdió posteriormente a la muerte
quizás por los procesos tafonómicos o de manipulación du-
rante el levantamiento, donde pudo haberse perdido el diente
correspondiente.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 123


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

• Tercera categoría: Ausencia de alveolo, diente presente. Indica


que el componente óseo se perdió (destruyó) por causas tafonó-
micas y solo queda presente el diente que, por su naturaleza, es
más resistente que el hueso. Debido a que el objeto del registro
está en el hueso alveolar esta combinación no se puede tomar
en cuenta para considerar presente o perdido el diente (a pesar
de la presencia de la pieza dentaria) porque su registro conlle-
varía una drástica subestimación de la verdadera tasa (frecuen-
cia) de dientes perdidos en vida.
• Cuarta categoría: Alveolo y diente presentes. Indica que los te-
jidos de soporte del diente se encontraban en condiciones nor-
males al momento de la muerte.

CONCLUSIONES
La caries dental ha estado presente en la civilización humana des-
de sus inicios hasta nuestros días y, contrario a lo que se esperaría
ante los múltiples estudios realizados al respecto, parece afectar
más a las poblaciones actuales (vivas) que a las más antiguas. Esta
situación es alarmante puesto que la patología, de no ser atendida
a tiempo, terminará en un absceso (que es muy doloroso y afecta
la salud general del individuo) o causará la pérdida del diente
con lo que se verá disminuida la calidad de vida de la persona
afectada.
Como hemos notado, la etiología de la caries es multifactorial;
no podemos aislar la cavidad oral de los individuos del resto de
su cuerpo ni de su entorno. Tampoco podemos atribuirle la causa
de esta patología a un solo factor (como los microorganismos o la
sacarosa). Se debe comprender que para que la caries dental se
presente se necesita la conjunción de varios factores. Sin embargo,
las condiciones para el desarrollo de la caries dependen en gran
medida del balance químico entre el pH de la superficie dentaria
y la disponibilidad de carbohidratos. La acidez bucal provocará la

124 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

mayor susceptibilidad para su iniciación y por consiguiente el con-


sumo elevado de azúcares refinados será un factor preponderante,
aunque no el único.
Definitivamente la dieta tiene un papel fundamental; depende
de los factores extrínsecos, como la cultura de los individuos, y esta
varía de acuerdo con los estilos de vida y el nivel socioeconómico
de la población, y todos estos interactúan con los factores intrínse-
cos así como de las condiciones de salud-enfermedad general.
Por otro lado, encontramos las diferencias sexuales; la caries
dental ha afectado más a las mujeres que a los hombres. Esta aseve-
ración se encuentra sustentada firmemente y es atribuida, además
de todos los factores mencionados, al rol de la mujer como cuida-
dora del hogar ya que se encuentra mucho más tiempo en contacto
con los alimentos puesto que se encarga de la elaboración de los
mismos, lo que aumenta su frecuencia de ingesta. Además, por su
condición de mujer le corresponden estados fisiológicos (hormona-
les y de embarazo) que también constituyen factores de predispo-
sición a la aparición de la caries dental, a diferencia del rol de los
hombres, quienes generalmente salen a trabajar, lo que se refleja
en una menor frecuencia de ingesta de alimentos, además de no
verse afectados por estados fisiológicos.
Por otro lado, el cambio de forma de subsistencia que ocurrió
en el paso de pobladores cazadores recolectores a agricultores se-
dentarios también se encuentra bien sustentado en el aumento de
las patologías dentarias, ya que modificaron su ingesta balanceada
de proteínas y carbohidratos por una muy marcada de carbohidra-
tos, misma que se reflejó en una intensificación de las patologías
en pobladores agricultores y aumentó el deterioro de la salud oral
de los mismos.
Lo que llama la atención es que, a pesar de todos los conoci-
mientos adquiridos, la mayoría de los pobladores actuales (vivos)
que habitan en las grandes ciudades prefieren consumir azúcares
refinados en vez de productos naturales; todo esto ocurre por la

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 125


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

globalización o quizás motivados por la mercadotecnia, o simple-


mente la facilidad de adquisición de cualquier tipo de alimento,
lo que ha incrementado el deterioro de la salud oral. Los azúcares
son metabolizados más rápidamente por las bacterias bucales que
las proteínas, por lo que un elevado consumo de estos y la falta de
higiene oral ayudarán al detrimento de los dientes.
La caries presente en los pobladores más antiguos generalmente
aparecía en la porción radicular como resultado del desgaste que
presentaban los dientes a causa de los alimentos abrasivos que con-
sumían; posteriormente fue avanzando a las superficies oclusales
de molares y premolares con la introducción de la agricultura, pero
actualmente la caries sigue afectando a gran parte de la población
y se presenta en cualquier zona dentaria, llegando a afectar super-
ficies libres, y este es un claro ejemplo del consumo de alimentos
azucarados y pegajosos ya que de otra forma no podrían adherirse
a estas superficies.
La recopilación de los datos patológicos observables en pobla-
ciones pretéritas, como son la caries, abscesos y pérdida de dientes
en vida, son indicadores directos del estado de salud oral de las po-
blaciones estudiadas. Estas patologías han sido vinculadas princi-
palmente a la alimentación, porque el alimento es un componente
esencial para la supervivencia humana y la presencia o ausencia y
el grado de afectación ayudan al entendimiento de las poblaciones
en cuestión.
Se pueden inferir las costumbres y la calidad alimenticia, lo que
manifiesta una serie de aspectos socio-culturales que permiten en-
tender las condiciones de vida de los individuos que nos antecedie-
ron. También se puede deducir la homogeneidad o heterogeneidad
en el acceso a los recursos de las diferentes poblaciones y épocas
en las que existieron, dependiendo de la ubicación geográfica de
los individuos dentro de un sitio, así como hacer comparaciones
entre dos o más sitios (por ejemplo, si se ubican en la costa, o tierra
adentro, o en elevaciones, o a nivel del mar).

126 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

Se pueden hacer inferencias entre los sexos y edades tales como


el rol que desempeñaron en su participación individual, familiar y
en sociedad, así como hacer diferenciaciones en el estatus social
al que pertenecían y hacer asociaciones a otros trastornos del desa-
rrollo o sistémicos que pudieran haber padecido.
Para concluir, hay que considerar que por medio de estas pato-
logías es posible entender a los individuos como seres dinámicos
tanto en un plano biológico como en lo sociocultural, por lo que
es importante reconocerlas, así como lograr interpretarlas para po-
der hacer inferencias y obtener una mejor comprensión de lo que
aconteció en vida a los pobladores del pasado.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Brothwell BR 1963. The macroscopic dental pathology of some earlier hu-
man populations. En: Symposia of the Society for the Study of Hu-
man Biology, editado por DR Brothwell, pp. 271-288. Pergamon
Press, Oxford.
Burt BA, Ismail AI 1986. Diet, nutrition and food cariogenicity. Journal of
Dental Research 65:1475-1484.
Caselitz P 1998. Caries – Ancient plague of humankind. En: Dental An-
thropology. Fundamentals, Limits and Prospects, editado por A
Kurt, FW Rösing, M Teschler-Nicola, pp. 203-226. Springer, New
York.
Cucina A, Tiesler V 2003. Dental caries and antemortem tooth loss in the
northem peten area, Mexico: a biocultural perspective on social sta-
tus differences among the classic maya. American Journal of Physical
Anthropology 122:1-10.
Esponda Vila R 1994 Anatomía Dental,. Editorial UNAM, México D.F.
Goodman AH, Martin D, Armelagos GJ, Clark J 1984. Indications of stress
from bones and teeth. En: Paleopatology at the Origins of Agricul-
ture, editado por MN Cohen, GJ Armelagos, pp. 13-49. Academic
Press, Orlando.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 127


elMa María vega lizaMa / andrea CuCina

Goodman AH, Leatherman TL1998. Traversing the chasm between biology


and culture: An introduction. En: Building a New Biocultural Synthe-
sis: Political-Economic Perspectives on Human Biology, editado por
AH Goodman, TL Leatherman, pp. 3-42. The University of Michigan
Press, Ann Arbor.
Hartles RL, Leach SA 1975. Effect of diet on dental caries. British Medical
Bulletin 31:137-141.
Hillson S 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press, Cam-
bridge.
Hillson S 2001. Recording dental caries in archaeological human remains.
International Journal of Osteoarchaeology 11:249-289.
Larsen CS1983. Behavioural implications of temporal channge in carioge-
nesis. Journal of Archaeological Sciences 10:1-8.
Larsen CS, Shavit R, Griffin MC 1991. Dental caries evidence for dietary
change: An archaeological context. En: Advances in Dental Anthro-
pology, editado por MA Kelley, CS Larsen, pp. 179-202. Willey Liss,
New York.
Linsgstron P, Borrman H 1999. Distribution of dental caries in an early 17th
century swedish population with special reference to diet. Interna-
tional Journal of Osteoarchaeology 9:395-403.
Lukacs, JR 1989. Dental paleopathology: methods for reconstructing die-
tary patterns. En: Reconstruction of Life From the Skeleton, editado
por MY Iscan, AR Kennedy, pp. 261-286. University of Oregon,
Eugene.
Lukacs JR 2008. Fertility and agriculture accentuate sex differences in dental
caries rates. Current Anthropology 49:901-914.
Lukacs JR, Minderman ll 1992. Dental pathology and agricultural intensi-
fication from Neolithic to Chalcolithic periods at Mehrgarh (Balu-
chistan, Pakistan). En: South Asian Archaeology 1989, editado por C
Jarrige, pp. 167-179. Prehistory Press, Madison.
Magennis AL 1999. Dietary changes at the Lowland Maya site of Kichpan-
ha, Belize. En: Reconstructing Ancient Maya Diet, editado por CD
White, pp. 133-150. The University of Utah Press, Salt Lake City.

128 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


las patologías orales: Caries, absCesos y pérdida de dientes en vida

Marcantoni M 2001. Caries dental. Antimicrobianos y vacunas para su


control. En: Microbiología Estomatológica. Fundamentos y Guía
Práctica, editado por M Negroni, pp.219-247. Editorial Médica Pa-
namericana, Buenos Aires.
Medina-Solis CE, Maupomé G, Ávila-Burgos L, Pérez-Núñez R, Pelcastre-
Villafuerte B, Pontigo-Loyola AP 2006. Políticas de salud bucal en
México: disminuir las principales enfermedades. Una descripción.
Revista Biomédica 17:269-286.
Monterde-Coronel ME, Delgado-Ruiz JM, Martínez-Rico IM, Guzmán-
Félix CE, Espejel-Mejía M 2001 Desmineralización-remineraliza-
ción del esmalte dental. Revista de la Asociación Dental Mexicana
59:220-222.
Newbrun E, 1982. Sugar and dental caries: a review of human studies.
Science 217: 418-23.
Newbrun E 1989. Frequent sugar intake – then and now: Interpretation
of the main results. Scandinavian Journal of Dental Research
97:103-109.
Ortner JD 2003. Identification of Pathological Conditions in Human Skeletal
Remains, Academic Press, New York.
Tiesler V 1993. Algunos conceptos y correlaciones para la consideración
del individuo en arqueología. Boletín de Antropología Americana
28:5-16.
Volker JF, Russel DL 1973. Epidemiología de las caries dentales, preven-
ción de caries dental con fluoruro, alimentación y caries dental. En:
Odontología Pediatrica, editado por SB Finn pp.396-468. Interame-
ricana, México D.F.
Walker PL 1990. Dental health, diet and social status among Central African
foragers and farmers. American Anthropologist 92:383-396.
Whittington SL 1999. Caries and antemortem tooth loss at Copán. Impli-
cations for commoner diet. En: Reconstructing Ancient Maya Diet,
editado por CD White, pp. 133-150. The University of Utah Press,
Salt Lake City.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 129


Capítulo 6
PATOLOGÍAS DENTALES DE DESARROLLO.
HIPOPLASIA DEL ESMALTE DENTAL

Christian Angélica Méndez Collí


Andrea Cucina

A lo largo de la vida el ser humano está sujeto a un sinnúmero de


episodios que alteran, modifican o afectan el equilibrio fisiológico
(conocido como homeóstasis), sean estos enfermedades, carencias
nutricionales, vitamínicas y más. La respuesta fisiológica y adap-
tativa del organismo tiende a reestablecer dicho equilibrio modi-
ficando o adecuando algunas de sus actividades y parámetros por
el tiempo y con la intensidad necesaria a responder al fenómeno
de estrés (Goodman et al., 1980). El estrés se define como "la dis-
rupción fisiológica de la actividad metabólica normal de un orga-
nismo, como resultado de una perturbación ambiental", es decir,
el desequilibrio en el funcionamiento uniforme del ser vivo (Huss-
Ashmore et al., 1982).
Como ya se ha mencionado ampliamente en los capítulos an-
teriores, los dientes se forman y mineralizan durante los primeros
años de vida del individuo y por su naturaleza y características
intrínsecas, a diferencia del tejido óseo, no cambian ni se remode-
lan a lo largo de la vida (Hillson, 1996). Por esta razón, cualquier
evento que modifique la morfología o la estructura del diente du-
rante su formación queda como marca indeleble en la misma pieza
dental. Solo una caries destructiva o el desgaste pueden cancelar
esta marca al destruir la corona o la raíz del diente. Por tanto, a
través del estudio de la dentición es posible conocer los elemen-
tos relacionados con la carga de estrés a la que estuvo expuesto

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 131


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

cada individuo durante sus primeros años de vida (en general, la


primera década de vida o poco más). Esto se debe a que el organis-
mo humano está en constante actividad metabólica, y los eventos
estresógenos pueden interferir con, o interrumpir, el desempeño
normal del organismo. En el caso de los dientes, la respuesta a esta
disrupción consiste en una disminución o interrupción de la acti-
vidad de los ameloblastos (células responsables de la deposición y
maduración del esmalte), y esto se refleja en un reducido grosor del
esmalte mismo (si el estrés afecta la deposición) o en un esmalte
cualitativamente menos puro (en caso que el estrés actúe durante
la fase de mineralización) (Goodman et al., 1980; Larsen, 1997).
Esta afectación funge como indicador de procesos de estrés a los
que estuvo expuesto cada individuo, permitiéndonos interpretar las
condiciones de vida y salud del grupo, así como inferir las causas
de estas condiciones en las que pueden converger los factores cau-
sales del estrés (Larsen, 1997).
Derivando de la premisa anterior, Goodman et al. (1984a) pro-
ponen que el estrés puede ser producido por tres grupos de factores:
1) las constricciones medioambientales; 2) los sistemas culturales;
3) la resistencia del huésped al estrés. El primer factor (medioam-
biental) abarca todos los eventos producidos por el medioambiente
(clima, nutrición, características patológicas del entorno). La inter-
vención de las condiciones medioambientales, por su naturaleza,
incluye recursos limitantes y factores estresógenos, entre los que se
encuentran el tiempo y espacio en el que se desenvuelve el grupo
humano, las condiciones climáticas, y los factores naturales que
derivan de estas (Goodman et al., 1984a). Los sistemas culturales,
en cambio, pueden actuar como agente amortiguador del impacto
de las condiciones medioambientales, por ejemplo, con la higie-
ne del grupo y las estrategias para evitar enfermedades, esto es,
los factores antropogénicos que protegen el individuo (tecnología,
medicina). En ocasiones, sin embargo, el mismo sistema cultural
puede incrementar la carga de estrés, e incluso producir nuevos

132 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

factores estresógenos, como en los casos de grupos con una densi-


dad poblacional excesiva que comúnmente puede ocasionar una
dieta carente de nutrientes o el acceso limitado a estos (Goodman
y Rose, 1991), contribuyendo así al decremento de la calidad de la
salud de un grupo específico.
A esto se suma que el impacto de estrés no es el mismo en
toda la población, pues varía entre los grupos de sexo y edad,
debido a la variabilidad en la resistencia de cada individuo,
en donde los factores genéticos también son de influencia en
la susceptibilidad de cada organismo hacia el estrés, resultando
en grupos de la población que son más susceptibles que otros,
como por ejemplo los niños menores de 5 años y las personas de
edad avanzada (Goodman y Armelagos, 1988). Además, adentro
de las mismas categorías (edad, sexo), la resistencia del huésped
corresponde a la capacidad (resistencia) intrínseca de cada indi-
viduo, entre los cuales, los fisiológicamente más débiles son más
propensos a sufrir por fenómenos de estrés, en cambio organis-
mos más fuertes resisten más y mejor al impacto de su entorno.
Dependiendo de la fuerza de cada uno de estos factores, el or-
ganismo humano puede reaccionar de tres formas: la disrupción
del crecimiento normal, el padecimiento de la enfermedad y, fi-
nalmente, la muerte.

PATOLOGÍAS DENTALES DE DESARROLLO


Dentro de las enfermedades dentales vinculadas con el proceso
de desarrollo del ser humano se encuentran las que afectan espe-
cíficamente al esmalte dental. Como sabemos, el esmalte es parte
importante del tejido dental y es la estructura de mayor dureza en
el organismo humano (véase capítulos 1 y 2 de este manual). Este
componente, a simple vista, puede presentar una superficie lisa,
blanca y traslúcida, pero bajo una inspección minuciosa pode-
mos encontrar tres tipos de defectos en la estructura de la corona

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 133


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

dental, generalmente relacionados con disturbios generados duran-


te el desarrollo del individuo (Hillson, 1996).
Dentro de los defectos más comunes que afectan el esmalte en-
contramos: 1) la hipoplasia del esmalte, que es una deficiencia en
el grosor de este tejido debido a algún tipo de disrupción durante la
formación de la superficie de la corona; 2) las opacidades o hipo-
calcificaciones, que se deben a la interrupción del proceso de mi-
neralización del esmalte durante la fase de maduración del tejido; y
3) las decoloraciones o depósitos de pigmento, resultado de desór-
denes metabólicos o deficiencias en la mineralización del esmalte.
En este contexto, ahondaremos en el padecimiento de la hipo-
plasia del esmalte (Figura 6.1), definida como una deficiencia en el
grosor del esmalte (del griego hipos=reducción y plasis=formación,
desarrollo, crecimiento), la cual se debe, como ya se mencionó
arriba, a una disrupción en el proceso de amelogénesis (proceso
de formación del esmalte dental). El término disrupción se entien-
de como la interrupción de, o una disminución en, el proceso de
secreción (fase secretora) por parte de los ameloblastos, que llegan
a perder su habilidad funcional y producen menos matriz, lo que
resulta en la formación de un esmalte reducido en su grosor o es-
pesor (Goodman et al., 1980).

Figura 6.1
Hipoplasia del
esmalte en dientes
inferiores.

134 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

Esta deficiencia se manifiesta como orificios, concavidades


lineales (líneas, surcos) horizontales o verticales, o ambas, y en
casos extremos, por la pérdida o deformación parcial o total del
esmalte, y se ha asociado a una amplia variedad de padecimientos
y deficiencias nutricionales (Kreshover, 1960), por lo que se en-
cuentra dentro de la clasificación de marcadores no específicos de
estrés (Goodman et al., 1984a; Hillson, 2000).
Debido a que el esmalte es un tejido inorgánico, una vez que
finaliza su formación no puede ser alterado, reabsorbido o remo-
delado durante la vida del individuo, por lo que nos provee de una
memoria cronológica permanente e inalterable (siempre y cuando
contemos con la corona y esta no haya sido afectada por algún tipo
de estrés físico traumático o patológico) del estrés sufrido durante
el desarrollo de cada persona (Goodman y Rose, 1990, 1991).
El término hipoplasia del esmalte dental fue aplicado por prime-
ra vez en 1893 por Zsigmondy, para referirse a las alteraciones en
el espesor de la estructura tisular de la corona (Hillson, 1986). En la
actualidad se pueden identificar tres tipos de agentes que pueden
causar estos defectos (Goodman et al., 1980):

1. El desequilibrio hereditario. Las anomalías hereditarias


son poco frecuentes, pueden afectar la totalidad de la corona,
su observación permite seguir la línea familiar y las posibles
relaciones biológicas.
2. Los traumas locales. Los traumas localizados alteran una sola
pieza dental, y probablemente a sus adyacentes, se identifican
con facilidad, pero no son frecuentes.
3. Los factores sistémicos. Las alteraciones sistémicas, que de-
penden del metabolismo del individuo, pueden afectar a todas
las piezas dentales que estuvieron en proceso de formación
durante la etapa de estrés o interrupción del funcionamiento
normal. Por esta razón estas lesiones (sistémicas) son más
frecuentes que las anteriores y funcionan como marcadores

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 135


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

episódicos (Hillson y Bond, 1997). Mientras que los dos pri-


meros factores afectan una o pocas piezas, los sistémicos son
los de interés para estudios antropológicos con el propósito de
averiguar los problemas de desarrollo ontogenético en las po-
blaciones esqueléticas. Además, a diferencia de los otros facto-
res y debido al patrón de formación del esmalte, los disturbios
metabólicos sistémicos producen bandas o surcos lineares hori-
zontales, conocidos en la literatura como LEH (Linear Enamel
Hypoplasia) (Goodman et al., 1980).

Las marcas de hipoplasia linear en el esmalte pueden ser medi-


das, tanto en dentición permanente como decidua, según su posi-
ción y altura en la corona dental; esta medición ayuda a tener una
aproximación al momento cronológico en el que se presentó cada
evento de estrés en cada persona, debido a que el crecimiento de
las coronas dentales de cada diente presenta un ritmo y tiempo
determinado, más o menos estables para el ser humano (Goodman
y Armelagos, 1985a; Reid y Dean, 2000). Los elementos analiza-
dos usualmente son las piezas anteriores —incisivos y caninos—,
siendo los últimos los que presentan una mayor susceptibilidad al
estrés y poseen un largo proceso de desarrollo (Goodman y Arme-
lagos, 1985b). Este procedimiento hace posible una aproximación
cronológica del desarrollo y la ocurrencia de los eventos de estrés
a los que se expone un individuo y una población (Goodman y
Rose, 1991).

CRITERIOS PARA UN ANÁLISIS DE HIPOPLASIA


En el análisis de hipoplasia en la dentición adulta es recomendable
la observación y registro de todas las piezas permanentes disponi-
bles (Goodman et al., 1984a), ya que este tipo de análisis puede
proporcionar las siguientes ventajas, al permitir encontrar que el
estrés subyacente es de origen sistémico y no local, resultando en

136 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

el registro de un mismo episodio de estrés en dientes diferentes,


y ampliar la cronología y el registro de periodos cortos, al utilizar
dientes que se desarrollan en tiempos diferentes. Con esto nos refe-
rimos a que, debido a que cada diente presenta un ritmo y momen-
to de crecimiento, podemos obtener el registro de varios episodios
de edad y posible afectación; a su vez nos proporciona el acerca-
miento al desarrollo total de la dentición, desde el primer molar
permanente (diente que inicia su formación durante el primer año
de vida) hasta aproximadamente la adolescencia, con la erupción
de los dientes premolares y molares (Goodman et al., 1984a).
Entre las metodologías propuestas es recomendable aplicar un
análisis complementario que conjugue la información de carác-
ter cualitativo y cuantitativo en donde se efectúa un análisis de la
presencia o ausencia, o ambos casos, de cada defecto en todos los
elementos dentales disponibles de cada individuo. Es importante,
en este sentido, registrar no solo si el diente presenta defectos, sino,
junto con la intensidad del mismo, el número de defectos que se
han manifestado en cada pieza dental. Si en términos de frecuen-
cia de afectación es suficiente que un diente tenga un solo defecto
para ser considerado positivo, en cambio no es lo mismo si cada
tipo de pieza dental presenta una o múltiples evidencias de estrés
(Figura 6.2). A mayor número de marcas hipoplásicas en la misma
pieza dental corresponde un igual número de fenómenos que, en
su tiempo, afectaron el individuo durante su crecimiento. Un ma-
yor número de defectos (y por tanto una mayor presión ambiental)
se puede relacionar con la debilidad intrínseca del individuo que
es más propenso a sufrir por cualquier fenómeno adverso (Good-
man y Armelagos, 1988) o, en cambio, individuos que manifiestan
muchos defectos pudieron ser debilitados por los eventos estresó-
genos (Duray, 1996) y en consecuencia tener menores oportunida-
des de sobrevivir (Cook y Buikstra, 1979; Méndez et al., 2009).
Lógicamente, no es posible saber cuál de las dos opciones sea
válida en cada caso. La edad a la muerte del individuo y el

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 137


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

Figura 6.2
Canino mandibular
que presenta
múltiples evidencias
de defectos
hipoplásicos,
evidenciados por las
flechas.

patrón de afectación hipoplásica en la muestra en su totalidad es


lo que permite entender la interacción entre ambiente y los seres
humanos, así como el modo en que estos últimos respondieron y se
adaptaron a su entorno. Cabe subrayar que a la fecha no existe una
metodología estandarizada para registrar la intensidad del defecto.
Además, un estrés de la misma intensidad puede dejar marcas di-
ferentes de acuerdo con su posición en la corona (Hillson y Bond,
1997). La metodología corriente de registro de los defectos consiste
en evaluar morfoscópicamente la superficie bucal del esmalte de
la corona con el apoyo de una lupa de 4x hasta 10x de magnifica-
ción, preferiblemente bajo una luz tangencial que hace resaltar las
anomalías de grosor de la superficie (Cucina, 2002).
Siempre a nivel metodológico, el análisis de hipoplasia permite
reconstruir las edades de padecimiento por estrés. En este caso,
aplicamos la metodología desarrollada por Reid y Dean (2000),
la cual está basada en la medición de la distancia entre la juntura
esmalte-cemento y cada defecto presente a lo largo de la corona.

138 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

Para poder inferir sobre la edad en la que ocurrió el estrés se mide


además la altura de la corona de los dientes anteriores no desgas-
tados; esto con el objetivo de calcular una regresión que tome en
consideración tamaño de la corona, posición del defecto y crono-
logía de desarrollo de la corona, para estimar la edad a la que ocu-
rrió cada evento de estrés, expresado como un defecto hipoplásico.
Los investigadores presentan una cronología de crecimiento de re-
ferencia desarrollado en la formación de la corona dental, el cual
ellos consideran que presenta un ritmo de crecimiento no linear,
por lo que no puede ser estandarizado (además de que al querer
determinar un ritmo de manera estricta va en contra de los factores
de variabilidad inter- e intrapoblacional). Para esto, Reid y Dean
(2000) proponen la división de la altura de la corona en 10 partes
o zonas (consideradas el 10%) iguales en proporción, y relacionan
el tiempo de formación de cada zona con la edad a la que se formó
la misma.
Esta división, como ya mencionamos, no sigue un patrón lineal
o continuo estandarizado, sino que presenta periodos diferentes en
cada décima parte de la corona, y este tiempo es medido en meses
de edad; de ese trabajo obtuvieron una aproximación al comporta-
miento que sigue la formación y crecimiento de la corona dental,
que estimaron en 4 años aproximadamente para los incisivos cen-
trales inferiores; y alrededor de 6 años para completar la formación
de los caninos inferiores (Reid y Dean, 2000).
Debido a que la edad está relacionada con la posición del de-
fecto en la corona, y depende también del tamaño final del diente,
además de contar con el esquema de crecimiento para estimar la
edad en la que cada individuo padeció una lesión o evento de es-
trés, es necesario elaborar un parámetro (aproximado) del ritmo de
desarrollo que concierne únicamente a la población que se estu-
dia. Este parámetro se obtiene calculando, como se mencionó arri-
ba, la altura promedio que presentan las coronas sin desgaste de las
piezas dentales anteriores de los individuos que conforman cada

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 139


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

muestra. Para esto es necesario el registro de la altura en milímetros


de la sección de la corona dental de las piezas correspondientes,
tanto superiores como inferiores, desde la línea amelo-cementaria
hasta el punto más alto de la corona (superficie oclusal, que corres-
ponda a los bordes incisales para los dientes incisivos y a la cúspide
de los caninos). Es altamente recomendable contabilizar para este
parámetro únicamente los dientes que conservan la corona en su
totalidad, es decir, que no presentan ningún parche de dentina, el
cual es signo de desgaste por atrición, esto con la finalidad de evi-
tar un error por subestimar la altura promedio de las coronas den-
tales de los individuos estudiados. La tabla 6.1 presenta la escala de
edad en relación con la décima parte de cada pieza dental anterior
presentada en forma de figura por Reid y Dean (2000).

Superior Inferior

Área I central I lateral Canino I central I lateral Canino

1a 1.1 1.8 1.7 1.0 1.0 1.5

2a 1.3 2.0 1.9 1.1 1.1 1.7

3a 1.6 2.2 2.2 1.3 1.3 2.0

4a 1.8 2.4 2.4 1.5 1.5 2.3

5a 2.0 2.7 2.7 1.7 1.8 2.7

6a 2.4 2.9 3 2.0 2.1 3.1

7a 2.9 3.3 3.4 2.3 2.4 3.6

8a 3.4 3.7 3.8 2.6 2.8 4.2

9a 3.9 4.1 4.3 3.0 3.3 4.9

10a 4.4 4.6 4.8 3.4 3.7 5.6

Unión C-E 5.0 5.1 5.3 3.8 4.2 6.2

tabla 6.1
División de zonas de crecimiento en los dientes anteriores, y la edad en la que sucede cada una,
modificado de Reid y Dean (2000).

140 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

ANTECEDENTES DEL ESTUDIO DE LA HIPOPLASIA


La hipoplasia, como marcador de estrés, ha sido relacionada prin-
cipalmente con carencias nutricionales, desnutrición, diferencias
en el acceso a los recursos con base en el estatus socioeconómico
y a preferencias sexuales, padecimiento de enfermedades infec-
ciosas, cargas de estrés por factores medioambientales, entre una
diversa gama de elementos que pueden provocar esta disrupción.
Precisamente a esta amplia gama de elementos relacionados con
su presencia se debe su carácter no específico (Sarnat y Schour,
1941). Es por eso que este tipo de estudio en el diente está pre-
sente en la mayoría de los estudios relacionados con el estatus
nutricional y de salud de las poblaciones tanto actuales como
pretéritas.
Algunas de las investigaciones de mayor relevancia de esta lí-
nea están relacionadas con las deficiencias nutricionales de los
individuos, asociadas también a procesos y eventos patológicos.
En un principio, la hipoplasia del esmalte fue definida como un
"indicador de estrés nutricional", siendo la nutrición un elemento
de importancia primaria en la salud y desarrollo de un organismo.
Sin embargo, esto ha provocado una generalización en la inter-
pretación de la información dental, siendo la nutrición solo uno
de los factores involucrados, y que normalmente actúa de manera
sinérgica con las enfermedades en un contexto medioambiental y
cultural preciso (Méndez et al., 2009).
Debido a la edad en la que se forman los defectos hipoplásicos,
sobre todo cuando estos son analizados en los dientes permanentes
anteriores (incisivos y caninos), frecuentemente se ha relacionado
este padecimiento con la etapa del destete en los niños, un mo-
mento muy delicado en el crecimiento del organismo, en relación
con los otros factores nutricionales, sociales, económicos, cultu-
rales (Clark, 1980; Corruccini et al., 1985; Goodman et al., 1987;
Blakey et al., 1994; Katzenberg et al., 1996; Cucina e Iscan, 1997;
Cucina, 2002).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 141


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

Pese a que la hipoplasia del esmalte se conoce desde el siglo XIX


y ha sido utilizada durante la primera mitad del siglo XX (Sarnat y
Schour, 1941), el auge en su aplicación en el ámbito antropológico
es la década de los ochenta del siglo pasado. Goodman et al. (1980)
siguen una línea de investigación enfocada en los procesos sociales
y medioambientales que pueden contribuir al padecimiento de es-
trés y, por ende, a la aparición de la hipoplasia. Entre los primeros
estudios realizados en poblaciones del pasado están los correspon-
dientes al estrés sufrido durante la niñez en las muestras de ame-
rindios. Goodman et al. (1980) abordan la presencia de hipoplasia
del esmalte como indicador de estrés en las tres poblaciones de este
sitio, con el fin de analizar si los cambios sociales que vivió el grupo
repercutieron en la incidencia de defectos hipoplásicos. En un traba-
jo posterior (Goodman et al., 1984b), los autores aplican el análisis
hipoplásico como parte del estudio paleopatológico en conjunto con
otros 9 indicadores de estrés y, paralelamente, el mismo año presen-
tan una distribución cronológica de hipoplasia del esmalte, con el
fin de mostrar los cambios que implica la transición de cazadores-
recolectores a población agrícola (Goodman et al., 1984c; Smith y
Peretz, 1986; Hutchinson y Larsen, 1988). Los dientes anteriores son
las piezas más susceptibles al estrés fisiológico (Goodman y Armela-
gos, 1985a) debido a factores específicos involucrados en esta dife-
renciación (Goodman y Armelagos, 1985b), tal como la estabilidad
del diente durante el crecimiento que le hace menos flexible para res-
ponder y adaptarse a los cambios en la homeostasis del organismo.
Que la disrupción fisiológica puede comprometer la salud del
individuo y ser (indirectamente) responsable de una menor expec-
tativa de vida es una temática abarcada por Cook y Buikstra (1979),
quienes analizan la relación entre el estrés sufrido durante la niñez
con el decremento en la longevidad de una población esquelética,
así como por Goodman y Armelagos (1988, 1989) y Duray (1996).
Después de esa década, los trabajos sobre hipoplasia del esmal-
te dental se vuelven más aplicados a reconstruir las condiciones

142 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

de vida (Hutchinson y Larsen, 1990; Goodman y Capasso, 1992;


Wood, 1996; Storey, 1997; Danforth, 1997; White, 1997; Cucina
e Iscan, 1997; Cohen et al., 1997; Wright, 1997, 2006; Cucina,
2002), más bien dirigidos a mejorar las metodologías de análisis e
interpretación de los datos (Goodman y Rose, 1990, 1991; Skinner
y Goodman, 1992; Hillson y Bond, 1997; Reid y Dean, 2000), o a
recopilar la información existente en la relación entre hipoplasia y
sexo (Guatelli-Steinberg y Lukacs, 1999).
En los últimos años, la hipoplasia ha sido analizada en conjun-
to con otros indicadores de estrés, debido a que es un indicador
no específico y por esto no permite enfocar la discusión en algo
que no sea generalizado y vinculado exclusivamente al contexto
cultural (mayor estrés igual a peores condiciones de vida o nivel
socioeconómico bajo). Sin embargo, recientemente Méndez et al.
(2009) critican esta interpretación generalizada al analizar un ele-
vado nivel de estrés en una población de nivel socio-económico
medio-alto y con una aportación nutricional muy buena, y se en-
focan en lo que es el entorno ecológico medioambiental que la
investigación antropológica en el pasado ha dejado a un lado, pre-
firiendo abocarse a aspectos estrictamente culturales.

CONSIDERACIONES FINALES
A lo largo del presente capítulo presentamos una breve introduc-
ción al campo del análisis e interpretación de la hipoplasia del
esmalte como indicador de cargas continuas de estrés. El objetivo
de este trabajo es demostrar que este tipo de investigación puede
ser aplicada no solo en complemento de otros indicadores y pato-
logías, sino también como un elemento diagnóstico que por su ca-
rácter de indicador no específico puede manejarse como elemento
multivariable. Otra de las ventajas es que el análisis y manejo de
datos de la hipoplasia pueden manejarse tanto de manera cuantita-
tiva como cualitativa.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 143


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Blakey ML, Leslie TE, Reidy JP. 1994. Frequency and chronological distribu-
tion of dental enamel hypoplasia in enslaved African Americans: a
test of the weaning hypothesis. American Journal of Physical Anthro-
pology 95:371-383.
Clarke SK 1980. Early childhood morbidity trends in prehistoric popula-
tions. Human Biology 52:79-85.
Cohen MN, O´Connor K, Danforth ME, Jacobi KP, Armstrong C 1997.
Archaeology and osteology of the Tipu site. En: Bones of the Maya:
Studies of Ancient Skeletons, editado por SL Whittington, DM
Reed, pp.78-86. Smithsonian Institution, Washington, D.C.
Cook DC, Buikstra JE 1979. Health and differential survival in prehistoric
populations: prenatal dental defects. American Journal of Physical
Anthropology 51:649-664.
Corruccini RS, Handler JS, Jacobi KP 1985. Chronical distribution of ena-
mel hypoplasias and weaning in the Caribbean slave population.
Human Biology 57:699-711.
Cucina A 2002. Brief Communication: diachronic investigation of li-
near enamel hypoplasia in prehistoric skeletal samples from
Trentino, Italy. American Journal of Physical Anthropology
119:283-287.
Cucina A, M. Iscan MY 1997. Assessment of enamel hypoplasia in high
status burial site. American Journal of Human Biology 9:213-222.
Danforth ME 1997. Late classic Maya health patterns: evidence from enamel
microdefects. En: Bones of the Maya: Studies of Ancient Skeletons,
editado por SL Whittington, DM Reed, pp.126-137. Smithsonian
Institution, Washington, D.C.
Duray SM 1996. Dental indicators of stress and reduced age at death in
prehistoric native Americans. American Journal of Physical Anthro-
pology 99:275-286.
Goodman AH, Armelagos GJ, Rose JC 1980. Enamel hypoplasia as indica-
tors of stress in three prehistoric populations from Illinois. Human
Biology 52:515–528.

144 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

Goodman AH, Martin DL, Armelagos GJ, Clark G 1984a. Indications of


stress from bone and teeth. En: Paleopathology at the Origins of Agri-
culture, editado por M Cohen, GJ Armelagos, pp.13-39. Academic
Press, New York.
Goodman AH, Armelagos GJ, Rose JC 1984b. The chronological distribu-
tion of enamel hypoplasias from prehistoric Dickson Mounds po-
pulations. American Journal of Physical Anthropology 65:259-266.
Goodman AH, Lallo J, Armelagos GJ, Rose JC 1984c. Health changes at
Dickson Mounds, Illinois (A.D. 950-1300). En: Paleopathology at
the Origins of Agriculture, editado por M Cohen, GJ Armelagos,
pp. 271-305. Academic Press, New York.
Goodman AH, Armelagos GJ 1985a. The chronological distribution of ena-
mel hypoplasia in human permanent incisor and canine teeth. Ar-
chives of Oral Biology 30:503-507.
Goodman AH, Armelagos GJ 1985b. Factors affecting the distribution of
enamel hypoplasia within the human permanent dentition. Ameri-
can Journal of Physical Anthropology 68:479-493.
Goodman AH, Allen LH, Hernandez GP, Arriola A, Chavez A, Pelto GH
1987. Prevalence and age at development of enamel hypoplasias
in Mexican children. American Journal of Physical Anthropology
72:7-19.
Goodman AH, Armelagos GJ 1988. Childhood stress and decreased longe-
vity in a prehistoric population. American Anthropologist. Research
Reports. 90:936-944
Goodman AH, Armelagos GJ 1989. Infant and childhood morbidity and
mortality risks in archaeological populations. World Archaeology
21:225-242.
Goodman AH, Rose JC 1990. Assessment of systemic physiological pertur-
bations from dental enamel hypoplasias and associated histological
structures. Yearbook of Physical Anthropology 33:59-110.
Goodman AH, Rose JC 1991. Dental enamel hypoplasias as indicators of
nutritional status. En: Advances in Dental Anthropology, editado por
MA Kelley, CS Larsen, pp. 279-293. Willey-Liss, New York.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 145


Christian angéliCa Méndez Collí / andrea CuCina

Goodman AH, Capasso LL (editores) 1992. Recent Contributions to the


Study of Enamel Developmental Defects. Journal of Paleopa-
thology, Monographic Publications N. 2, Edigraphital, Teramo,
Italia.
Guatelli-Steinberg D, Lukacs JR 1999. Interpreting sex differences in ena-
mel hypoplasia in human and non human primates: developmental,
environmental, and cultural considerations. Yearbook of Physical
Anthropology 42:73-126.
Hillson S 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press,
Cambridge.
Hillson S 2000. Dental pathology. En: Biological Anthropology of the
Human Skeleton, editado por MA Katzenberg, SR Saunders,
pp. 249-286. Wiley-Liss Inc., New York.
Hillson S, Bond S 1997. Relationship of enamel hypoplasia to the pattern
of tooth crown growth: a discussion. American Journal of Physical
Anthropology 104:89-103.
Huss-Ashmore R; Goodman AH, Armelagos GJ 1982. Nutritional inferen-
ce from paleopathology. En: Advances in Archaeological Method
and Theory, editado por M Schiffer, pp. 395-474. Academic Press,
New York.
Hutchinson DL, Larsen CS 1988. Determination of stress episode from li-
near enamel hypoplasia: a case study from St. Catherine’s island,
Georgia. Human Biology 60:93-102.
Hutchinson DL, Larsen CS 1990. Stress and hypoplasia. Anthropological
History 68:50-65.
Katzenberg MA, Herring DA, Saunders RS 1996. Weaning and infant mor-
tality: evaluating the skeletal evidence. Yearbook of Physical Anthro-
pology 39:177-199.
Kreshover SJ 1960. Metabolic disturbance in tooth formation. Annals of the
New York Academy of Sciences 85:161–167.
Larsen CS 1997. Bioarchaeology. Interpreting Behavior from the Human
Skeleton. Cambridges University Press, Cambridge.

146 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


patologías dentales de desarrollo. hipoplasia del esMalte dental

Mendez Collí C, Sierra Sosa T, Tiesler V, Cucina A 2009. Linear enamel hipo-
plasia at Xcambó, Yucatán, during the Maya classic period: an eva-
luation of coastal marshland impact on ancient human populations.
HOMO 60:343-358.
Reid DJ, Dean MC 2000. Brief communication: the timing of linear hypo-
plasias on human anterior teeth. American Journal of Physical An-
thropology 113:135-139.
Sarnat BG, Schour I 1941. Enamel hypoplasia (chronic enamel aplasia) in
relation to systemic disease: a chronologic, morphologic and etio-
logic classification. Journal of the American Dental Association
28:1989-2000.
Skinner M, Goodman AH 1992. Anthropological uses of developmental
defects of enamel. En: Skeletal Biology of past Peoples: Research
Methods, editado por SR Sanders, MA Katzenberg, pp. 153-174.
Willey-Liss, New York.
Smith P, Peretz B 1986. Hypoplasia and health status: a comparison of two
lifestyles. Human Evolution 1:535-544.
Storey R 1997. Individual frailty, children of privilege, and stress in late
classic Copán. En: Bones of the Maya: Studies of Ancient Skeletons,
editado por SL Whittington, DM Reed, pp.116-126. Smithsonian
Institution, Washington, D.C.
White CD 1997. Ancient diet at Lamanai and Pacbitun: implications for the
ecological model of collapse. En: Bones of the Maya. Studies of An-
cient Skeletons, editado por SL Whittington, DM Reed, pp. 171-180.
Smithsonian Institution, Washington, D.C.
Wood L 1996. Frequency and chronological distribution of linear enamel
hypoplasia in a north american colonial skeletal sample. American
Journal of Physical Anthropology 100:247-259.
Wright LE 1997. Intertooth patterns of hypoplasia expression: implications
for childhood health in the classic Maya collapse. American Journal
of Physical Anthropology 102:233-247.
Wright LE 2006. Diet, Health, and Status among the Pasión Maya. A Re-
appraisal of the Collapse. Vanderbilt University Press, Nashville.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 147


Capítulo 7
EL DESGASTE DENTAL

Julio Roberto Chi Keb

Durante el transcurso de su vida el ser humano realiza actividades


que producen rasgos o marcas, los cuales pueden definirse como
aquellos atributos osteológicos o dentales que materializan las con-
diciones de vida, costumbres y prácticas pretéritas. Estos rasgos son
producidos de manera intencional, en vida o posmortem (Tiesler,
1999). En este caso, las formas de subsistencia se refieren a las
relaciones que establece el individuo con el medio ambiente que
lo rodea y con otros individuos para satisfacer sus necesidades.
Los modos de vida, por su parte, se refieren a las particularidades
de una determinada formación social, tomando en cuenta en este
caso las condiciones técnicas (los recursos y el ambiente) y sociales
(relaciones de parentesco, sistemas políticos, etc.).
El material dental, por sus características, es el elemento del
esqueleto que mejor se conserva en el registro arqueológico, a di-
ferencia de otros segmentos óseos, el diente resiste la acción des-
tructora de agentes físicos y químicos del medio en los que son
hallados. En la actualidad, como ya se ha podido notar en los ca-
pítulos anteriores de este manual, existe abundante literatura sobre
el estudio de ellos para obtener información relacionada con la
salud (caries y abscesos), la edad, la dieta (desgaste oclusal), la
morfología dental (Molnar 1971, 1972; Brothwell 1978; Lovejoy
1985; Buikstra y Ubelaker 1994; Larsen 1997; Tiesler 1999, 2000;
Chi 2006; Chi et al. 2007; Chi y Tiesler 2009) y otros.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 149


Julio roberto Chi Keb

El objetivo de este capítulo es definir el desgaste dental tanto


como indicador de dieta (uso masticatorio de los dientes), como
de patrones ocupacionales (uso extramasticatorio) en poblaciones
pretéritas y actuales, además de señalar su aplicación como herra-
mienta en la estimación de la edad del individuo al momento de la
muerte. Este capítulo comprende la definición del desgaste dental,
sus diferentes aplicaciones en la antropología esquelética y los mé-
todos utilizados para evaluar los grados de desgaste.

EL DESGASTE DENTAL Y SU APLICACIÓN


El desgaste del diente se define como la pérdida gradual de la sus-
tancia dental durante la masticación debido a la fricción de una
superficie dentaria con otra, así como al efecto abrasivo de las sus-
tancias duras que pueden contener los alimentos al momento de
la masticación (Brothwell, 1987; Larsen, 1997; Tiesler, 2000). En
la literatura se pueden identificar dos términos para referirnos al
desgaste: la abrasión y la atrición. El primer término describe la
acción del contacto que se da entre el diente y las sustancias que
se introducen a la boca; la atrición define a la acción del contac-
to entre diente y diente sin que exista alimento o cualquier otra
sustancia de por medio entre ambas superficies oclusales (Larsen,
1997; Tiesler, 2000).
El desgaste de la superficie oclusal de los dientes deja un pa-
trón y forma que se pueden observar macroscópicamente; ambos
elementos (patrón y forma) están directamente relacionados con el
tipo de alimentación y el modo de utilizar los dientes en diversas
actividades. Su estudio nos proporciona una evidencia importante
para reconstruir la dieta y el método de preparación de los alimen-
tos en poblaciones prehistóricas (Molnar, 1972; Bass, 2005).
Algunos autores como Brothwell (1987) proponen que el estu-
dio del desgaste dental tiene tres usos principales: a) facilitar la esti-
mación de la edad (a mayor edad normalmente corresponde mayor

150 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

nivel de desgaste); b) ayudar a determinar el número de individuos


representados en una muestra, esto siempre y cuando evidencien
diferencias en el grado de desgaste; c) establecer un patrón alimen-
ticio generalizado.

EL DESGASTE COMO INDICADOR DE DIETA


El alimento también desempeña un papel importante en la evolu-
ción de las culturas. El desarrollo alimenticio en el ser humano se
refleja en su anatomía, esto es, en el desarrollo físico del individuo,
en la salud o enfermedad que manifiesta la persona. En un sentido
más amplio, la diversidad alimenticia, así como la calidad y can-
tidad de alimentos incluidos en la dieta, nos conducen a reflexio-
nar sobre la adaptación cultural del ser humano para satisfacer sus
necesidades alimenticias (Tiesler, 2000). Tanto el comportamiento
alimenticio y la necesidad de comer articulan con la identidad cul-
tural, ya que el comer constituye un acto de transformar el medio
ambiente en una selección de alimentos y, por otro lado, establece
relaciones sociales para obtener los medios de subsistencia que el
hombre necesita para poder vivir (White, 1999).
En el área maya los estudios sobre dieta y nutrición de los anti-
guos pobladores hacen referencia a cuestiones medioambientales y
descripciones de la flora y la fauna que rodean a los sitios. Otros se
basan en las evidencias óseas halladas en el registro arqueológico
y proponen que el estudio de estos materiales es un indicador de
la salud y enfermedad (White, 1997; Wright, 1999). Algunos auto-
res proponen que los estudios osteobigráficos son importantes para
comprender las condiciones de vida, y utilizan el desgaste dental
para la determinación de edad, mientras que la caries y los cálculos
dentales son relacionados con la dieta (Cucina y Tiesler, 2003).
Otros autores encuentran fuertes evidencias de desgaste en
las piezas dentales y sugieren tres causas que pudieron provocar
dicho desgaste: 1) el uso de metates con alto contenido de arena;

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 151


Julio roberto Chi Keb

2) el probable uso de los dientes como herramientas y 3) relacio-


nado con el consumo de alimentos no blandos en la dieta (Peña,
1985; Márquez, 1991; Gómez Ortiz, 2000).
Como ya se mencionó antes, hay una escasez en el estudio de
desgaste dental en el área maya. Sin embargo, en el plano general,
según Larsen (1997), el análisis en muestras arqueológicas que pro-
vienen de un sitio particular permite apreciar que el ritmo y los patro-
nes de desgaste varían en la población. Normalmente los individuos
de clase privilegiada presentan un desgaste menor en comparación
con el resto de la gente común, ya que los primeros pueden contar
con mejores recursos y una dieta más variada que los segundos.
Entre los primeros estudios de desgaste dental enfocado a la ali-
mentación destacan los trabajos de Murphy (1959 a, b), en los cua-
les se detallan los criterios de identificación de la atrición dental.
El autor establece ocho grados (desde la letra A hasta la H), y en
sus diagramas se detallan los criterios para identificar los grados
de afectación. En cambio, considero que los estudios de Molnar
(1972) son los más indicados para aplicar en el área maya. El autor
sugiere que los tipos y los grados de desgaste, además de estar re-
lacionado con la alimentación, también pueden proporcionar evi-
dencia sobre diferencias entre los estratos sociales, así como entre
sexos. Según el autor, en sociedades cazadoras-recolectoras, las
mujeres usaban los dientes para tratar y procesar los alimentos re-
colectados, desarrollando así un patrón que no corresponde a uno
normalmente registrado solo por alimentación.
En sociedades donde existe una marcada división social del tra-
bajo, la diferencia sexual podría ser evidenciada a través del des-
gaste dental, basándose en que las mujeres consumirán alimentos
de menor calidad con relación a los hombres, ya que ellas desem-
peñan menores actividades, por lo que no emplean mucha energía,
a diferencia de los hombres que requieren mayor consumo ener-
gético para cazar y realizar diversas actividades (Lovejoy, 1985;
Molnar, 1971, Larsen, 1997).

152 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

Desde una perspectiva antropológica, el estudio del desgaste


dental representa un registro del proceso de evolución biocultural
humano, incluyendo evidencias de recursos, desarrollo del fuego
y de la cocción, invención y evolución de los procedimientos y
procesamiento de los alimentos por medio de la molienda o bien
de otras formas de tratamiento; más aún nos proporciona eviden-
cias para establecer diferencias en las prácticas culturales así como
entre edades, sexo o la morfología orofacial (Molnar, 1971, 1972,
Smith, 1984; Larsen, 1997).
Como se mencionó arriba, el desgaste dental materializa los
patrones alimenticios, pero también su estudio aporta evidencias
de patrones de actividad que haya realizado en el pasado una po-
blación, tal como, por ejemplo, el trabajar por parte de los antiguos
Neandertales la piel de animales, tendiéndola entre una mano y los
dientes, y así dejando la otra mano libre para manejar un instru-
mento. Dicha acción produjo un fuerte desgaste oclusal-bucal en
los dientes anteriores superiores, sin afectar los correspondientes
inferiores. El desgaste de la superficie oclusal da una perspectiva
del comportamiento dietético y masticatorio de las poblaciones pa-
sadas, así como información sobre las relaciones de subsistencia y
procesamiento de los alimentos. Lo anterior, se basa en el principio
de que los alimentos blandos o de origen animal producen menor
desgaste en comparación con los alimentos de origen vegetal, los
cuales producen un desgaste más acelerado y evidente (Molnar,
1971; Turner, 1983; Larsen, 1997; Tiesler, 2000; Chi, 2006; Chi
et. al., 2007; Chi y Tiesler, 2009). Sin embargo, algunos autores
mencionan que, por lo menos en algunas ocasiones, el desgaste
dental puede no estar directamente relacionado con la alimenta-
ción, es decir, que el diente pudo desempeñar la función de tercera
mano o como herramienta, como por ejemplo usar la masticación
para el ablandamiento de pieles y fibras, esto por solo mencionar
algunas actividades (Molnar, 1972; Turner, 1983; Smith, 1984;
Larsen, 1997; Indriati y Buikstra, 2001).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 153


Julio roberto Chi Keb

Para analizar el desgaste dental y relacionarlo con la alimen-


tación se recomienda emplear el método de Molnar (1971), que
fue aplicado en tres colecciones de individuos (nativos del área
de Norteamérica: California, el Suroeste y el Valle de México),
y donde se pudieron evidenciar diferencias significativas en los
tipos y grados de desgaste entre los tres grupos; el mismo resulta-
do se halló entre hombres y mujeres. En dicho método se puede
hallar las descripción de las facetas de afectación que sufren los
dientes, en el que se establecen valores de desgaste que va desde
el grado 1 como valor mínimo, en el que no se aprecian facetas
de uso, hasta el grado 8 como valor máximo donde el desgaste ha
eliminado por completo la corona, dejando la raíz como superfi-
cie oclusal; la tabla de referencia es muy fácil de emplear ya que
en ella no se establecen diferencias entre los dientes superiores e
inferiores, ni entre hombres y mujeres (Tabla 7.1).
La figura 7.1 es una representación del grado de desgaste
avanzado en el que se puede observar el parche de dentina
secundaria que se forma para proteger la intrusión a la cámara
pulpar del diente.

Figura 7.1
Aspecto de un diente
con afectación con
Grado 4. (Molnar
1971; foto Julio Chi)

154 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

tabla 7.1
Desgaste oclusal tomado de Molnar 1971 y modificado por el autor
(redibujado por C. Méndez).

Molnar (1971)

Grado Descripción Incisivos Premolares Molares

El diente no
presenta facetas de
1
uso que puedan
registrarse.

Se empiezan
a marcar las
facetas de uso en
2
tamaño mínimo,
la dentina no es
observable.

El diente presenta
desgaste de patrón
de cúspide
(la cúspide
del diente
3
se encuentra
borrada), pequeños
parches de dentina
pueden estar en
dientes posteriores.

El desgaste de
dientes anteriores
es mínimo, en
4 dientes pueden
estar presentes más
de dos parches de
dentina.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 155


Julio roberto Chi Keb

Grado Descripción Incisivos Premolares Molares

En dientes
anteriores el
parche de dentina
ya es extenso, en
5 dientes posteriores
la dentina
secundaria puede
estar ligeramente
presente.

En dientes
anteriores la
dentina secundaria
puede estar
presenta de
moderada a
6
extensa, en dientes
posteriores la
dentina secundaria
es fuerte y el diente
tiene un aro de
esmalte.

El parche de
dentina secundaria
es extenso tanto
para los dientes
anteriores como los
7
dientes posteriores,
la corona del
diente se encuentra
disminuida en
tamaño.

En este último
grado de desgaste
la corona del
8 diente desaparece
y la raíz funciona
como superficie
oclusal.

156 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

EL DESGASTE COMO INDICADOR OCUPACIONAL


De acuerdo con Capasso et al. (1999), los marcadores de estrés
ocupacional son: (1) morfologías distintivas, (2) verdaderas alte-
raciones patológicas que pueden desarrollarse como resultado de
actividades relacionadas con el trabajo. Una modificación espe-
cífica del tejido óseo o dental puede no ser atribuido a un solo
patrón de actividad, sino a un amplio rango de comportamientos
habituales, y deben ser entendidos dentro de su configuración de
prácticas culturales.
Es necesario considerar que las manifestaciones del desgaste
pueden variar en apariencia y grado de acuerdo con la reacción
individuo ante el agente etiológico, medioambiente, y a la genéti-
ca. Ciertos patrones de desgaste muy particulares pueden ayudar
a relacionar actividades/trabajo/ocupación de los individuos que
los presentan. Por ejemplo, la masticación de objetos duros y la
masticación de materiales como piel o cuerdas produce un patrón
de desgaste marcado en las coronas de los dientes, posiblemente
con surcos lineares oclusales (Larsen, 1985).
La pérdida dental puede estar asociada a una actividad ocupa-
cional cuando el diente es utilizado para sujetar, ya que la fuerza
se aplica directamente al eje del diente de una sola raíz y es trans-
mitido a través del alveolo y el hueso facial. Sin embargo, pueden
haber fuerzas aplicadas directamente en la superficie labial o lin-
gual cuando se sujetan objetos y estos son jalados súbitamente;
esta acción produce un estrés intenso en el alveolo delgado que se
traduce en la pérdida del diente (Capasso et al., 1999).
Los surcos oclusales han sido registrados en poblaciones
prehistóricas y actuales en donde los dientes son utilizados en
la manipulación de materias primas (fibras) para producir ca-
nastas, cuerdas, bolsas funerarias entre otros productos. Esta
labor también puede ser indicativa de división de labores por
sexo (Capasso et al., 1999). Un caso actual es el de los sastres

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 157


Julio roberto Chi Keb

y las costureras que presentan en sus dientes incisivos un borde


aserrado; esta forma es el resultado de cortar hilos y sujetar
agujas (Capasso et al., 1999).
Otro ejemplo es un estudio de caso en el que se analizó la
dentadura de un hombre de 30 a 40 años con abrasión dental
marcada. El individuo medieval de Kent presentó cambios seve-
ros en los dientes anteriores del maxilar; los incisivos derechos
muestran una forma de cuña, pérdida superior de esmalte y
dentina en la unión distal cemento-esmalte, así como abrasión
cóncava del aspecto mesial de las coronas. Este patrón de abra-
sión maxilar puede relacionarse con la carpintería y el hábito
de sostener clavos con los dientes durante muchos años (Capasso
et al., 1999).
Las costumbres culturales deben tomarse en cuenta cuando se
analiza el desgaste dental, un ejemplo presentado por Torres-Rouff
(2003) involucra un entierro de la fase Solcor 3 (400-900 d.C.),
proveniente de Concón, Chile. La dentadura de este individuo evi-
dencia un patrón de desgaste y pulimento en la superficie labial
de ambos caninos inferiores, y gingivitis. Asociados al contexto se
encontraron un par de bezotes (labrets). El patrón de desgaste (su-
perficie labial de la raíz de ambos caninos inferiores) inusual, ero-
sión de encías y padecimiento gingival implican el uso de bezotes
por un tiempo prolongado, una práctica de tendencia masculina.
La comparación de problemas de salud oral actuales permitió la
interpretación de este caso.

ESTIMACIÓN DE LA EDAD A TRAVÉS DEL DESGASTE


El desgaste dental se produce por la acción directa del contacto de
dos superficies oclusales, o bien por la acción de la masticación
de los alimentos. Este mecanismo de masticación y fricción del
diente provoca una reducción paulatina de la superficie oclusal,

158 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

prosigue destruyendo el esmalte, posteriormente la dentina, en


algunos casos abarcando la cavidad pulpar, y en los casos más
severos termina con la destrucción total de la corona, dejando,
en otros casos, la raíz como superficie oclusal. El mecanismo de
desgaste tiene dos componentes: atrición, que es el resultado del
contacto directo diente contra diente y depende en gran medida
del grado de robustez del aparato masticatorio y de la intensidad
y duración del contacto; la abrasión, producida por el contacto
con materiales extraños, y depende del grado de abrasividad de
los alimentos. Además de los factores genéticos que condicionan
el grado de dureza del esmalte, inciden el pulido durante el sue-
ño (bruxismo), los hábitos alimenticios y las costumbres culturales
(masticar tabaco, fumar pipa, destapar botellas con los dientes,
preparar materiales o sostener objetos mientras se pesca, caza o
trabaja). A pesar de que el desgaste dental ocurre durante la vida
del individuo, la naturaleza de su variación ha dificultado la me-
dición y correlación con la edad de la persona (Molnar, 1971;
Lovejoy, 1985; Larsen, 1997).
Generalmente se toma como punto de referencia la variación
intraindividual en las tasas de desgaste, teniendo en cuenta la
diferencia de aproximadamente 6 años entre la erupción del M1
y M2, y entre M2 y M3. Para comparar las muestras en relación
con la tasa de desgaste se computa el rango medio de diferen-
cia o área entre M1-M2, M2-M3 y M1-M3, generalmente de los
molares inferiores, calculando su correlación dentro de la mis-
ma población que se va a evaluar (Scott y Turner, 1997). Por tal
razón, se recomienda medir el grado de desgaste de individuos
juveniles dentro de la misma población, calculando el gradiente
de destrucción de la corona entre los 6 años, cuando brotan los
primeros molares, hasta los 12 años, cuando erupcionan los se-
gundos molares, y entre esas edades y el tiempo trascurrido hasta
la aparición de los terceros molares.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 159


Julio roberto Chi Keb

Los parámetros de edad pueden ser sobrestimados o subestima-


dos considerablemente, asignándose una edad superior o inferior a
la real. En poblaciones contemporáneas la edad se subestima, pues
la dieta alimenticia es más blanda y produce poca abrasión. Por lo
que es necesario comparar los resultados con otros indicadores de
edad como la sínfisis púbica y la superficie auricular.
Molnar (1971) propuso un sistema de evaluación del desgaste
que tiene en cuenta la intensidad, la dirección y la forma de la
superficie oclusal de la corona, en rangos que varían de 1 a 8.
Este gradiente sirve para correlacionar la función asignada a los
dientes según la variabilidad cultural, en el contexto de la dieta
especializada y la división del trabajo, así como el grado y el tipo
de desgaste.
Lovejoy (1985) describió el gradiente de desgaste de una po-
blación de cazadores-recolectores procedente del yacimiento ar-
queológico del sitio de Libben en Ohio, Estados Unidos. El patrón
de desgaste de esta población es muy regular en forma y gradien-
te, además de pertenecer a un grupo homogéneo. Inicialmente
cada dentición fue seriada dentro de su grupo (dientes anteriores,
premolares y molares); posteriormente se midió la tasa de des-
gaste funcional en los molares con un gradiente de edad de 6,0:
6,5: 7,0 en los individuos subadultos entre 6 a 18 años de edad
(132 de 332 especímenes). El autor encontró una serie de regu-
laridades en el patrón modal de desgaste: 1) el desgaste en los
dientes anteriores se acelera después de la exposición total de la
dentina, con una tasa de pérdida de corona superior después de
los 30 años; 2) la tasa de desgaste es ligeramente superior en la
mandíbula que en el maxilar; 3) predomina el desgaste bucal en
premolares, tanto mandibulares como maxilares, hasta el aplana-
miento de las coronas; después de esta situación no se aprecian
diferencias; 4) el desgaste lingual es más rápido en los molares
maxilares, mientras que el bucal predomina en los mandibulares;

160 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

5) el desgaste es simétrico y generalmente uniforme con relación


a los lados, excepto cuando existe enfermedad temporo-mandibu-
lar, pérdida unilateral de dientes o enfermedad periodontal, etc.;
6) la exposición secuencial de las cúspides de los molares mandi-
bulares es protoconido-hypoconido-metaconido-(hypoconúlido)-
entoconido. El hypoconúlido es una cúspide variable en su
desgaste; 7) la secuencia de exposición de las cúspides de los
molares maxilares es protocono-hypocono-paracono-metacono;
8) el desgaste molar es más variable en el maxilar que en la man-
díbula; 9) el desgaste es regular y simétrico y refleja claramente
el incremento de la edad cronológica en la población. La mayor
predominancia en el desgaste es consecuencia del proceso mas-
ticatorio de los alimentos.
La revisión de las propuestas metodológicas para la evalua-
ción del desgaste dental y su aplicación en la estimación de la
edad de un individuo o de una población, cabe subrayar que
su diagnóstico constituye solamente una aproximación, requiere
del conocimiento del contexto poblacional del grupo en cues-
tión con el fin de evitar el sesgo producido por distintas dietas
alimenticias, prácticas culturales, diferencias de sexo y factores
genéticos.
Con el fin de obtener un diagnóstico de edad más aproxima-
do a la realidad, se recomienda aplicar la seriación y el método
complejo, es decir, utilizar todos los indicadores esqueléticos para
la estimación de la edad del individuo, para posteriormente pro-
mediar los resultados y con ello tener una mayor probabilidad de
aproximación de la edad real del individuo.
La asignación de edad por medio del desgaste dental se basa
en la observación del resultado de la fricción y abrasión del diente,
producto de la actividad masticatoria. La evaluación del desgaste
permite la asignación sistemática de la edad, en las muestras en
donde el material dental es el mejor o el único preservado. Esta

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 161


Julio roberto Chi Keb

seriación se realiza según los parámetros propuestos por Lovejoy


(1985), en donde el grado de desgaste se indica en series de patro-
nes de desgaste de acuerdo con la mandíbula y el maxilar que van
de la letra A (12-18 años) a la H (40-50 años). Cuando esta técnica
es aplicada se deben considerar factores como la pérdida dental,
que por lo tanto ya no hace fricción con su homóloga y por lo mis-
mo no produce desgaste; también se considera el desgaste excesivo
en algunas piezas para la edad esquelética o de acuerdo con el
crecimiento dental, ya sea por patrones de trabajo o por problemas
al masticar que pudieran errar la asignación de la edad. Una vez
obtenidos los valores por pieza dental se promedian para obtener
un valor por individuo (ver Tabla 7.2 y Tabla 7.3).
Zuhrt (1955) realizó un estudio de desgaste dental en una co-
lección alemana fechada entre los siglos VIII y XIV; efectuó obser-
vaciones del desgaste del primer molar cuando el segundo molar
estaba por salir (esto sucede aproximadamente seis años después
del primero), lo mismo hizo con el tercer molar, analizó el grado
de desgaste de ambos molares (M1 y M2) cuando el tercero estaba
por salir a los 18 años (Zuhrt, 1955 en Brothwell, 1987).

tabla 7.2
Criterios de evaluación del desgaste en dientes maxilares según Lovejoy (1985), modificado por el autor.

Lovejoy (1985) (Maxila)

Fase Descripción Edad/Años

El diente no presenta marcas de uso en dien-


tes anteriores, pero en dientes posteriores las
A 12–18
cúspides son afectadas ocasionalmente por
pequeñas facetas de uso.

Los dientes anteriores pueden estar afectados


B1 por pequeñas líneas de uso, en los posteriores 16–20
el M1 presenta un pequeño parche de dentina.

162 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

Continúa
De los dientes anteriores, son los caninos los
que presentan más parche de dentina, de los
B2 16–20
dientes posteriores el M1 presenta un pequeño
parche de dentina.

En dientes incisivos aparecen líneas de des-


gaste, en el canino la cúspide se encuentra
C borrada, en los posteriores el M1 presenta dos 18–22
parches de dentina, los premolares ya tienen
marcas de uso.

En dientes anteriores, las líneas de desgaste


ya son más marcadas, la cúspide del canino
se encuentra borrada, en los dientes poste-
D 20–24
riores el M1 y M2 el parche de dentina ya es
marcado, el M3 presenta pequeñas facetas
de uso.

En los dientes anteriores, el desgaste abarca


casi por completo la superficie oclusal, en el
canino no hay mucha diferencia de la anterior
E 24–30
Fase D, los molares 1 y 2 presentan parches de
dentina, en el M3 las cúspides se encuentran
borradas.

El desgaste de los dientes anteriores reduce


a casi la mitad el cuerpo de la corona, el M1
F y M2 tienen un desgaste mayor que la Fase 30–35
E, el M3 ya presenta un pequeño parche de
dentina.

La corona de los dientes anteriores tienen un


desgaste de más de la mitad, en M1 y M2 el
G desgaste ya es pronunciado, en el M1 la atri- 35–40
ción cubre la mayor parte de las cúspides; el
M3 no tiene diferencia de la Fase F.

El desgaste de los incisivos y caninos cubre


más de la mitad del cuerpo de la corona,
H los presentan un mayor grado de afectación 40–45
desde los dientes anteriores hasta los dientes
posteriores.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 163


Julio roberto Chi Keb

tabla 7.3
Criterios de evaluación del desgaste en dientes mandibulares según Lovejoy (1985), modificado por el autor.

Lovejoy 1985 (Mandíbula)

Fase Descripción Edad/Años

En los dientes anteriores no presentan marcas


de uso, pero en dientes posteriores las cúspi-
A 12–18
des son afectadas ocasionalmente por peque-
ñas facetas de uso.

Los dientes anteriores ocasionalmente pueden


estar afectados por pequeñas líneas de uso, en
B1 16–20
los dientes posteriores ya empieza a aparecer
las marcas de uso.

De los dientes anteriores, son los caninos los


que presentan más parche de dentina, de los
B2 16–20
dientes posteriores el M1 presenta un pequeño
parche de dentina.

En dientes incisivos aparecen líneas de des-


gaste, en el canino la cúspide se encuentra
C borrada, en los posteriores el M1 presenta dos 18–22
parches de dentina, los premolares ya tienen
marcas de uso.

En dientes anteriores, las líneas de desgaste


ya son más marcadas, la cúspide del canino
se encuentra borrada, en los dientes poste-
D 20–24
riores el M1 y M2 el parche de dentina ya es
marcado, el M3 presenta pequeñas facetas
de uso.

En los dientes anteriores, el desgaste abarca


casi por completo la superficie oclusal, en el
canino no hay mucha diferencia de la anterior
E 24–30
Fase D, los molares 1 y 2 presentan parches de
dentina, en el M3 las cúspides se encuentran
borradas.

164 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

Continúa
El desgaste de los dientes anteriores reduce a
casi la mitad el cuerpo de la corona, el M1 y
F 30–35
M2 tienen un desgaste mayor que la Fase E, el
M3 ya presenta un pequeño parche de dentina.

La corona de los dientes anteriores tienen un


desgaste de más de la mitad, en M1 y M2 el
G desgaste ya es pronunciado, en el M1 la atri- 35–40
ción cubre la mayor parte de las cúspides; el
M3 no tiene diferencia de la Fase F.

El desgaste de los incisivos y caninos cubre


más de la mitad del cuerpo de la corona, los
H presentan un mayor grado de afectación desde 40–45
los dientes anteriores hasta los dientes poste-
riores.

El desgaste de los dientes anteriores es más


marcado, la corona se encuentra reducida cas
al cien por ciento, en los caninos se reduce a
la mitad, la corona de los molares se reduce
I 45–55
casi al cincuenta por ciento, lo que propicia
que los parches de dentina sean extensos, el
tercer molar no tiene mucha diferencia del an-
terior.

PROCEDIMIENTO Y METODOLOGÍA PARA


LA EVALUACIÓN Y EL REGISTRO DEL DESGASTE DENTAL

Técnicas de observación, limpieza y registro. Las técnicas de


estudio del desgaste dental consisten en la observación macroscó-
pica complementada con la microscopia de lupa bajo luz oblicua.
Para una adecuada observación de la superficie oclusal se reco-
mienda cepillar los dientes con cepillos de cerdas suaves agregan-
do una solución de alcohol al 10% diluido en agua, también es
recomendable usar instrumental fino de dentista, esto con el fin de
evitar dañar la muestra.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 165


Julio roberto Chi Keb

Para el registro y captura de la información se recomienda ela-


borar una cedula o ficha biográfica, una para individuos infanti-
les y otra para individuos adultos. En cada cédula deben aparecer
los siguientes datos: de forma ordenada se deben identificar todos
los dientes superiores e inferiores, nombre del sitio, el número de
entierro, número de estructura, temporalidad, pozo, cuadro, capa,
edad y sexo (en el caso de los adultos). El elemento mínimo que se
debe considerar para el registro de un individuo es un diente.

CONCLUSIONES
Al ser el diente el mejor material preservado en las muestras esque-
léticas, el estudio del desgaste dental nos provee de información
acerca de dieta, patrones ocupacionales y costumbres culturales
que no podríamos saber de otra forma. Sin embargo, se deben to-
mar en cuenta factores que influyen en la interpretación, ya que
existe escasa información sobre las fuerzas y patrones de mastica-
ción, hábitos orales, posición del diente, pH oral, y otros factores
los cuales interactúan durante las acciones dinámicas y recíprocas
de dientes superiores e inferiores.
Como se mencionó anteriormente es necesario considerar que
las manifestaciones del desgaste pueden variar en apariencia y gra-
do según a cómo el individuo reacciona ante el agente etiológico,
medio ambiente, y a su característica genética.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bass WM 2005. Human Osteology. A Laboratory and Field Manual. Mis-
souri Archaeology Society, Springfield.
Buikstra JE, Ubelaker D (editores) 1994. Standards for Data Collection from
Human Skeletal Remains. Arkansas Archaeological Survey Research
Series 44, Fayetteville.

166 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


el desgaste dental

Brothwell D 1987. The relationship of tooth wear to aging. En: Age Markers
in the Human Skeleton, editado por MY Iscan, KAR Kennedy, pp.
303-318. Charles Thomas, Springfield.
Capasso L, Kennedy KAR, Wilczak CA 1999. Atlas of Occupational Markers
on Human Remains. Edigrafital, Teramo, Italia.
Chi Keb JR 2006. La alimentación prehispánica vista desde el desgaste
dental en el sitio Clásico de Xcambó. Monografía, Licenciatura en
Ciencias Antropológicas en la Especialidad de Arqueología. Facul-
tad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán,
Mérida.
Chi Keb JR, Sierra Sosa T, Cucina A 2007. Eres lo que comes? El desgaste
dental en Xcambó, Yucatán, como indicador alimenticio y de estilo
de vida. Los Investigadores de la Cultura Maya 15:85-93.
Chi Keb JR, Tiesler V 2009. El desgaste oclusal como indicador alimenticio y
de estilos de vida en la sociedad Maya prehispánica y colonial. Los
Investigadores de la Cultura Maya 17:27-40.
Cucina A, Tiesler V 2003. Dental caries and antemortem tooh loss in the
northern Petén area, México: a biocultural perspective on social sta-
tus differences among the classic Maya. American Journal of Physi-
cal Anthropology 122:1-10.
Gómez Ortiz, A 2000. Salud e higiene en Palenque. Arqueología Mexicana
8(45):50-53.
Márquez Morfin L 1991. La dieta maya prehispánica en la costa yucateca.
Estudios de Cultura Maya XVIII:359-394.
Indriati E, Buikstra JE 2001. Coca chewing in prehistoric coastal Perú: dental
evidence. American Journal of Physical Anthropology 114:242-257.
Larsen CS 1997. Bioarchaeology: Interpreting Behavior from the Human
Skeleton. Cambridge University Press, Cambridge.
Lovejoy CO 1985. Dental wear in the Libben population: its functional pat-
tern and role in the determination of adult skeletal age at death.
American Journal of Physical Anthropology 68:47-56.
Molnar S 1971. Human tooth wear, tooth function and cultural variability.
American Journal of Physical Anthropology 34:175-190.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 167


Julio roberto Chi Keb

Molnar S 1972. Tooth wear and culture: a survey of tooth function among
some prehistoric populations. Current Anthropology 3:511-526.
Murphy T 1959a. The changing pattern of dentine exposure in human tooth
attrition. American Journal of Physical Anthropology 17:167-178.
Murphy T 1959b. Gradients of dentine exposure in human molar tooth attri-
tion. American Journal of Physical Anthropology 17:179-185.
Peña Saint F 1985. Nutrición entre los mayas prehispánicos. Un estudio
osteobiográfico. Cuicuilco 4(16):5-16.
Scott GR, Turner II CG 1997. The Anthropology of Modern Teeth. Dental
Morphology and its Variation in Recent Human Poulations. Cam-
bridge Studies in Biological Anthropology, Cambridge University
Press, Cambridge.
Smith BH 1984. Patterns of molar wear in hunter-gatherers and agricultu-
rists. American Journal of Physical Anthropology 63:39-56.
Tiesler V 1999. Rasgos bioculturales entre los antiguos mayas: aspectos
arqueológicos y sociales. Tesis de Doctorado en Antropología, Fa-
cultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de
México, México, D. F.
Tiesler V 2000. Eres lo que comes. Patrones de desgaste oclusal en pobla-
ciones mayas prehispánicas. TRACE 38:67-79.
Torres-Rouff C 2003. Oral implications of Labret use: a case from pre-colum-
bian Chile. International Journal of Osteoarchaeology 13:247-251.
White CD 1997. Ancient diet at Lamanai and Pacbitun: implications for the
ecological model of collapse. En: Bones of the Maya: Studies of An-
cient Skeletons, editado por SL Whittington, DM Reed, pp.171-180.
Smithsonian Institution, Washington, D.C.
White CD 1999. Introduction: ancient maya diet. En: Reconstructing An-
cient Maya Diet, editado por CD White, pp. ix-xxvii. The University
of Utah Press, Salt Lake City.
Wright, Lori E.1999. The elements of maya diets: alkaline earth baselines
and paleodietary reconstruction in the Pasión region. Part III: bone
chemistry. En: Reconstructing Ancient Maya Diet, editado por CD
White, pp. 197-219. The University of Utah Press, Salt Lake City.

168 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


Capítulo 8
ISÓTOPOS ESTABLES Y ELEMENTOS TRAZA
EN DIENTES

Andrea Cucina

Los estudios químicos de los tejidos óseos y dentales han alcan-


zado hoy en día un nivel de sofisticación muy alto y la informa-
ción que podemos obtener de estos estudios es muy valiosa para
entender procesos tales como la dieta, procedencia u origen de
los individuos (Katzenberg, 2008). Debido a las diferencias intrín-
secas entre hueso y dientes, su periodo de formación, recambio
completo del tejido óseo aproximadamente cada 10 años contra
la falta total de recambio en el esmalte dental (el esmalte deposi-
tado durante la formación de la pieza dental es el mismo que el
individuo tendrá al momento de su muerte, independientemente
de la edad en la cual eso ocurra), la información química que
se obtendrá del hueso y del diente no será la misma y deberá
ser interpretada de acuerdo con esas diferencias entre tejido óseo
y esmalte. En otras palabras, la evidencia química a partir del
esmalte dental nos informará sobre dieta, migraciones u origen
del individuo en el periodo en que se estaba formando el diente
analizado (por ejemplo, un primer molar permanente nos informa
sobre los tres primeros años de vida que es la edad durante la cual
se forma la corona de esmalte de esta pieza dental); en cambio los
mismos análisis realizados en un hueso nos brindarán el mismo
tipo de información (dieta, movimientos etc.), pero de los que
ocurrió durante la última década de vida del individuo.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 169


andrea CuCina

En este capítulo abarcaremos lo que es el estudio químico úni-


camente de las piezas dentales (isótopos y elementos traza) y sus
aplicaciones, teniendo presente el hecho que en este tipo de aná-
lisis la información completa se obtiene solo a través del estudio
combinado de dientes y huesos.

ISÓTOPOS ESTABLES
Los isótopos son átomos de los mismos elementos químicos, que
son químicamente idénticos, pero difieren en peso atómico. De-
bido a que el peso atómico se mide por medio del número de
protones y neutrones, los isótopos son átomos que tiene el mismo
número de protones, aunque varían en términos de neutrones (Kat-
zenberg, 2008). En el caso del carbono (C), por ejemplo, se cono-
cen dos formas isotópicas, el 12C y el 13C (respectivamente de peso
atómico 12 y 13): se definen isótopos "estables" porque no decaen
a lo largo del tiempo, transformándose en otros elementos (es decir,
son estables), a diferencia de los isótopos radioactivos (el 14C), que
tienen una vida relativamente limitada y decaen formando otros
elementos (el 14C se transforma en 14N).
El tipo de información que se puede recabar del estudio de los
isótopos estables depende del tipo de elemento que se analiza. Al-
gunos elementos son indicadores del tipo de alimentación (dieta),
mientras que otros permiten detectar la presencia de individuos
que no nacieron en el lugar donde fueron enterrados, y hasta iden-
tificar la región de procedencia del individuo (Katzenberg, 2008).
Cabe subrayar que en el caso de los estudios de paleodieta, es-
tos se dirigen principalmente al tejido óseo debido a que, como
ya se mencionó antes, este tejido informa sobre la última década
de vida del individuo; lógicamente, aspectos de paleodieta tienden
a reconstruir lo que el individuo comía en su vida, no durante los
primeros años de su infancia. Por esta razón, por lo que abarca
la temática de isótopos estables, en este capítulo nos dirigiremos

170 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

principalmente (aunque no exclusivamente) a la discusión de esos


elementos que se centran en el estudio de los dientes.
El estroncio (Sr) es un elemento muy parecido al calcio (Ca), es
relativamente abundante en la Naturaleza, y por esto puede oca-
sionalmente reemplazar el Ca en la formación de la hidroxi-apatita
del esmalte y de los huesos. Existen cuatro formas isotópicas de
este elemento: el 84Sr, 86Sr, 87Sr y 88Sr. Esta última, el 88Sr es la más
abundante, siendo la forma que aparece en 82.56% de los casos.
El 84Sr se encuentra en (aproximadamente) 0.56% de los casos, el
86Sr en 9.86% de los casos, y finalmente el 87Sr en 7.02% de los

casos (Katzenberg, 2008). A diferencia de las demás formas, el 87Sr


deriva del decaimiento radioactivo del 87Rb (rubidio). Estos valores
porcentuales son aproximados, y pueden variar ligeramente depen-
diendo de la antigüedad del contexto geológico. El rubidio tiene
una semivida de 50 billones de años para decaer en 87Sr, por lo que
regiones geológicamente más antiguas tendrán una mayor cantidad
de 87Sr. En cambio, la abundancia del 86Sr es fija (Price et al., 2002).
Por esta razón, la proporción entre 87Sr y 86Sr varía entre regiones
con una diferente historia geológica y, por ende, la abundancia del
87Sr se expresa, normalmente, como 87Sr/86Sr (Price et al., 2002).

La cantidad de estroncio se calcula por medio de espectrómetros


de masa (TIMS – Termal Ionization Mass Spectrometry; o ICP-MS In-
ductively Couples Plasma- Mass Spectrometry), y sus mediciones son
precisas y confiables hasta la tercera o cuarta cifra decimal. Hoy en
día los valores de 87Sr/86Sr varían entre 0.702 hasta 0.740; el valor del
agua de mar es de 0.7092 (Veizer y Compston, 1974; Veizer, 1989).
Diferencias a nivel de la tercera cifra decimal permiten identificar
regiones o áreas diferentes (Price et al., 2002).
Para poder caracterizar la abundancia isotópica del entorno geo-
lógico de una región, para así compararla con los valores registra-
dos en muestras esqueléticas, es necesario evaluar el mismo a partir
de elementos que efectivamente sean representativos del contexto
hidrogeológico del ambiente. Price et al. (2002) aconsejan utilizar

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 171


andrea CuCina

los restos esqueléticos de pequeños mamíferos (como ratones o co-


nejos) o las conchas de moluscos terrestres, como son los caracoles
de tierra. La razón reside en que estos son animales cuyo radio de
acción es muy corto, por lo que la composición química de su en-
doesqueleto o exoesqueleto (el caracol) es representativa del lugar
donde fueron encontrados. En cambio, utilizar animales de amplio
radio de acción (animales migratorios) puede fácilmente proporcio-
nar un valor que no corresponde al del área o de la región. Sin em-
bargo, otros medios tales como estalactitas o estalagmitas pueden
ser útiles para esta medición (Hodell et al., 2004) (Figura 8.1). Es

Figura 8.1
Distribución de algunos valores de 87Sr/86Sr en área maya. Modificado por el autor de Price y Burton, 2010.

172 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

importante mencionar que el estroncio es poco sensible a la dieta,


siendo constante entre los niveles tróficos o entre los tipos diferentes
de plantas, a diferencia de los isótopos del carbono o del nitrógeno
(Price et al., 2002), por lo que su análisis refleja la composición geo-
química del lugar.
Para la aplicación de este tipo de análisis al esqueleto humano
es necesario tener en consideración el tipo de tejido que se anali-
za y el tiempo de formación del mismo. Como ya se mencionó, el
hueso es un tejido que cambia durante toda la vida, ya sea por un
constante crecimiento, ya sea por los procesos internos de remo-
delación (Tiesler et al., 2006). El tiempo promedio de recambio es
alrededor de 10 años, por lo que cualquier información química
en este tejido refleja los acontecimientos ocurridos durante la úl-
tima década de vida del individuo. En cambio el esmalte dental
no se remodela una vez formado, por lo que su análisis refleja el
periodo en que cada tipo de diente se desarrolló. Los dientes per-
manentes abarcan el periodo desde el nacimiento (la corona del
primer molar se forma durante los primeros tres años de vida) has-
ta aproximadamente los 12 años (entre 12 y 15) cuando termina
la formación de la corona del tercer molar permanente (Hillson,
1996). Por esta razón, la edad de formación de estos tejidos es
un elemento clave para poder identificar el lugar de origen de un
individuo. En caso de que un individuo nazca, crezca y muera en
el mismo lugar, los valores de estroncio 87Sr/86Sr serán los mismos
en huesos y dientes, y serán iguales al valor isotópico del área.
Al contrario, si el valor medido en el primer molar permanente
difiere del valor característico del lugar, mientras que el valor cal-
culado en el esqueleto coincide con el valor del lugar, significa
que el individuo nació en otra región y mudó al lugar en el cual
fue sepultado, por lo menos una década (o más) antes de morir.
Una tercera combinación posible es que el valor del esmalte del
primer molar permanente sea igual al valor de la región, pero
el valor calculado en el hueso difiere. En este caso, es posible

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 173


andrea CuCina

formular la hipótesis que el individuo nació en el lugar donde mu-


rió, pero migró a otras áreas y regresó a su lugar de origen poco
tiempo antes de morir. Por último, si ambos valores del esmalte y
del hueso no coinciden con los valores de la región, implica que
el individuo nació y vivió en otras áreas y mudó poco tiempo an-
tes de morir al lugar donde falleció y fue enterrado (véase la Tabla
8.1) (Price et al. 2000, 2008; Wright 2005).
Una esquematización como la reportada en la Tabla 8.1 per-
mite formular hipótesis acerca del lugar de origen del individuo;
sin embargo no debemos olvidar que el valor isotópico 87Sr/86Sr
puede ser igual en regiones muy distantes entre sí, dependiendo
de la naturaleza y origen del substrato geológico. Por esta razón,
valores del esmalte diferentes al valor local, claramente indican
una migración hacia la región donde el individuo será enterrado,
pero no siempre la semejanza entre valores del esmalte y locales
significa origen autóctono, porque no se puede descartar la pro-
cedencia desde lugares con el mismo valor de 87Sr/86Sr.

tabla 8.1
Esquema de las combinaciones de valores del isótopo de 87Sr/86Sr entre huesos y dientes en relación con el valor local.
"Local" indica que el valor corresponde a lo registrado en la región, "foráneo" indica que los valores no coinciden.
Esmalte 
--------------
------------- Local Foráneo

Hueso

Nació en otro lugar, y


Nació y vivió en el lugar mudó al lugar donde fa-
Local
donde falleció lleció mucho tiempo antes
de morir

Nació en el lugar, mudó Nació y vivió en otras


a otras regiones y regresó regiones y mudó al lugar
Foráneo
a su lugar de origen poco donde falleció poco tiempo
tiempo antes de fallecer antes de morir

174 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

Price et al. (2000) analizaron la composición de estroncio en


una colección del barrio de los comerciantes en Teotihuacan, en
el altiplano de México, y descubrieron que muchos de ellos no
eran nativos del lugar, habiéndose mudado a esta metrópoli del al-
tiplano desde diferentes regiones. Un estudio geográficamente más
amplio, que abarca Mesoamérica, es el que realizaron Price et al.
(2008), mientras que por otro lado, Price et al. (2006) detectaron la
presencia de los primeros esclavos africanos en el Nuevo Mundo
en la muestra esquelética de Campeche (Campeche, México). Allá
los autores encontraron individuos, determinados como africanos
a partir de rasgos dentales y bioculturales, cuyos valores de isóto-
po de estroncio eran tan alto (hasta 0.730) que no correspondía a
ningún valor encontrado en todo Mesoamérica. Entre los pocos lu-
gares conocidos en el mundo por tener valores tan altos de 87Sr/86Sr
está la región occidental del continente africano, que corresponde
a la parte del Viejo Mundo, de donde salían los esclavos africanos
en dirección de las Américas. Por último, la historia residencial de
las víctimas sacrificiales del templo de la Luna en Teotihuacan fue
abarcada por White et al. (2007) utilizando los isótopos de estron-
cio y de oxígeno. El uso del oxígeno como indicador de migracio-
nes nos lleva a la siguiente temática de esta sección del capítulo.
El oxígeno se presenta en tres formas isotópicas: el 16O, el 17O
y el 18O. La forma más común, presente en un 99.759% de los
casos, es la de peso atómico 16, mientras que el 17O se encuen-
tra en 0.037% de los casos (muy rara) y el 18O en 0.204% de los
casos (Katzenberg, 2008). Los isótopos de oxígeno están directa-
mente vinculados con la calidad de las fuentes de agua. Debido a
la abundancia relativa, los isótopos 16O y 18O son los que brindan
información útil para estudios bioarqueológicos. A diferencia del
estroncio, que mide una proporción, el oxígeno mide un valor
"delta" (δ) que se calcula:

δ18O = [(18O/16Omuestra - 18O/16Oestándar)/ 18O/16Oestándar] por mil.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 175


andrea CuCina

El valor estándar del oxígeno está representado por el valor es-


tándar promedio de las aguas del océano (Katzenberg, 2008).
La aplicación del oxígeno a estudios de dieta se centra en los
altos o bajos valores del δ18O antes y después del destete. Durante
la lactancia, el infante recibe y almacena una mayor cantidad de
isótopo 18O, debido a que el 16O viene más fácilmente metaboliza-
do y expulsado por el organismo de la madre, por lo que la leche
materna es más alta en δ18O. Una vez terminado el destete, el in-
fante recibe una alimentación externa cuyo valor de δ18O es menor,
por lo que también el δ18O del infante será reducido en compara-
ción con lo que era antes de que terminara el amamantamiento
(Katzenberg, 2008).
A diferencia de la aplicación de paleodieta, el δ18O está también
vinculado con procesos migratorios y de origen. La abundancia del
δ18O varía tanto en relación con la calidad de las fuentes de agua
como también en relación con el clima. El δ18O disminuye al au-
mentar la latitud, la distancia desde la costa y a alturas mayores. Sin
embargo, el nivel de humedad y el tipo de plantas y de animales
consumidos influyen en los valores del δ18O (White et al., 2004).
Un ejemplo de valores de δ18O en Mesoamérica se encuentra en la
Tabla 8.2.

tabla 8.2
Valores del δ18O en cuatro sitios mesoamericanos. Los valores son expresados en por mil (partes por miles).

δ18O (rango en por mil)

Tikal -0.5 a -3

Copán -4 a -6.5

Kaminaljuyú -3.5 a -5.8

Teotihuacan -7 a -8

176 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

ELEMENTOS TRAZA
Los elementos traza, a diferencia de los isótopos estables, son ele-
mentos que se presentan en los diferentes tejidos en cantidades
muy reducidas —de allá el término "traza"—, y no toman en con-
sideración las proporciones o los valores de delta, más bien son
analizados de acuerdo con la cantidad absoluta que usualmente
se mide en partes por millones (ppm). El análisis de los elementos
traza de hecho mide la composición química del tejido.
En las décadas de los años setenta y ochenta del siglo XX, los
elementos traza tuvieron su auge en los estudios bioarqueológicos
de paleodieta, siendo considerados como indicadores para poder
reconstruir el tipo y calidad de dieta, y con este fin se tomaban en
cuenta elementos como el Sr (estroncio), Ba (bario), Zn (zinc), Mn
(manganeso) Mg (magnesio) y otros, cada uno siendo indicador de
un tipo u otro de dieta (Sanford y Weaver, 2000). El estroncio era
considerado un indicador del consumo de vegetales, mientras que
el bario o el zinc indicaban la cantidad de alimentos proteicos de
origen animal. Sin embargo, en consecuencia de un mejor y más
profundizado conocimiento del comportamiento de los elementos
traza, el mundo científico se dio cuenta de que los elementos tra-
za no eran tan buenos indicadores de paleodieta, siendo en mu-
chos casos su concentración alterada por los procesos diagenéticos
(Sanford y Weaver, 2000), o porque existían procesos fisiológicos
de absorción y biopurificación que necesitaban ser entendidos
para poder interpretar correctamente los valores de concentración
de los elementos traza (Ezzo, 1994). Por estas razones, poco a poco
los elementos traza perdieron su atractivo como indicadores de pa-
leodieta (Burton y Price, 2000) y fueron paulatinamente abandona-
dos para dirigir la atención hacia los isótopos estables.
Sin embargo, el interés sobre los elementos traza no desapa-
reció completamente. Numerosos estudios sugirieron que los
elementos traza pueden proporcionar útiles evidencias sobre
procesos migratorios, amamantamiento o destete (Curzon, 1983;

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 177


andrea CuCina

Lappalainen et al., 1981; Molleson, 1988; Vrbic et al., 1987). Bur-


ton et al. (2003) intentaron determinar la procedencia y origen geo-
gráfico de individuos en poblaciones maya y tarasca utilizando Ba
y Sr, y concluyeron que sobre todo el Ba explica mejor la variabili-
dad entre poblaciones, a diferencia del estroncio cuyos resultados
son equívocos.
En la primera década de este nuevo siglo, la aplicación de la
LA-ICP-MS —Laser Ablation-Inductively Coupled Plasma-Mass
Spectrometry (espectrometría de masa por plasma acoplado in-
ductivamente y por ablación láser)— ha abierto un nuevo mundo
a la exploración química de tejidos humanos, sobre todo el tejido
dental —esmalte y dentina— (la LA-ICP-MS es una metodología
aplicada desde mucho tiempo en contextos geológicos y petrográ-
ficos). En particular, la aplicación de la LA-ICP-MS permite tener un
blanco de investigación muy preciso, pequeño y bien delimitado,
posibilitando un control cronológico preciso y detectar cambios en
la absorción de elementos trazas específicos durante el proceso de
destete o el estatus nutricional de la madre (Goodman et al., 2003;
Dolphin et al., 2005, 2009), en detectar elementos tóxicos (Budd
et al., 1998; Uryu et al., 2003), reconstruir los perfiles de elementos
(Cox et al., 1996; Kang et al., 2004; Lee et al., 1999; Lochner
et al., 1999), o detectar la presencia de individuos foráneos en una
población esquelética (Cucina et al., 2007, 2011). A esto se suma
el hecho de que la técnica de ablación láser no es destructiva, por
lo que cada espécimen puede ser analizado repetidamente y en
diferentes ocasiones, a diferencia de las técnicas "clásicas" que ne-
cesitan destruir la pieza a analizar.
Los estudios de elementos traza iniciales tradicionalmente han
utilizado como elementos de referencias la composición química
de animales herbívoros y carnívoros para poder ubicar en la ca-
dena trófica la composición dietética de los individuos esquelé-
ticos analizados (Sandford y Weaver, 2000). Este procedimiento
es el único que permite hacer cualquier tipo de inferencia sobre

178 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

paleodieta. En cambio los estudios sobre destete (Goodman et al.,


2003; Dolphin et al., 2005, 2009) se centran en los cambios que
ocurren en la concentración de algunos elementos (normalmen-
te el zinc) a lo largo del desarrollo de las piezas dentales, y no
necesitan de un parámetro externo. Similarmente, la detección de
componentes tóxicos (por ejemplo el plomo – Budd et al., 1998) no
necesita parámetros, porque dichos elementos no tiene una razón
fisiológica para estar incorporados en el tejido humano, a menos
que no sean contaminantes. Por último, Cucina et al. (2011) em-
plean una estrategia para poder detectar la presencia de individuos
foráneos en un grupo humano. A diferencia de los isótopos de
estroncio, cuyo valor es específico para cada área, los elementos
traza no siguen el mismo patrón. Sin embargo, la composición ele-
mental es, en muchos casos, producto del contexto hidrogeológico
del entorno. Por esta razón, los autores utilizan la información quí-
mica obtenida desde el primer molar permanente de los infantes
y niños del mismo sitio, considerando que es muy probable que
estos individuos hayan nacido y vivido sus pocos años de vida en
el mismo lugar y, por tanto son representativos del lugar.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Budd P, Montgomery UJ, Cox A, Krause P, Barreiro B, Thomas RG. 1998. The
distribution of lead within ancient and modern human teeth: Impli-
cations for long-term and historical exposure monitoring. Science of
Total Environment 220:121-136.
Burton JH, Price TD, Cahue L, Wright LE. 2003. The use of barium and stron-
tium abundances in human skeletal tissues to determine their geo-
graphic origins. International Journal of Osteoarchaeology 13:88-95.
Burton JH, Price TD. 2000. The use and abuse of trace elements for pa-
leodietary research. En: Biogeochemical Approaches to Paleodietary
Analysis, editado por SH Ambrose, MA Katzenberg, pp. 159-172.
Kluwer Academic-Plenum Publisher, New York.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 179


andrea CuCina

Cox A, Keenan F, Cooke M, Appleton J. 1996. Trace element profiling


of dental tissues using laser ablation-inductively coupled plas-
ma mass spectrometry. Fresenius Journal of Analytical Chemistry
354:254–258.
Cucina A, Dudgeon J, Neff H. 2007. Methodological strategy for the analy-
sis of human dental enamel by LA-ICP-MS. Journal of Archaeological
Sciences 34:1884-1888.
Cucina A, Tiesler V, Sierra Sosa T, Neff H. 2011. Trace-element evidence for
foreigners at a Maya port in Northern Yucatan. Journal of Archaeolo-
gical Sciences 38:1878-1885.
Curzon MEJ. 1983. Background and epidemiologic effects of trace elements
on dental caries. En: Trace Elements and Dental Disease, editado por
MEJ Curzon, TW Cutress, pp. 1-9. John Wright, Boston.
Dolphin AE, Goodman AH, Amarasiriwardena D. 2005. Variation in ele-
mental intensities among teeth and between pre- and postnatal
regions of enamel. American Journal of Physical Anthropology
128:878–888.
Dolphin AE, Goodman AH. 2009. Maternal diets, nutritional status, and
zinc in contemporary Mexican infants’ teeth: implications for re-
constructing paleodiets. American Journal of Physical Anthropology
140:339-409.
Ezzo JA. 1994. Zinc as a paleodietary indicator: an issue of theoretical va-
lidity in bone chemistry analysis. American Antiquity 59:606-621.
Goodman AH, Dolphin AE, Amarasiriwardena D, Klein R, Backstrand JR,
Reid JB Jr. 2003. Tooth rings: dental enamel as a chronological bio-
monitor of elemental absorption from pregnancy to adolescence.
Journal of Child Health 1:203–214.
Hillson S. 1996. Dental Anthropology. Cambridge University Press, Cam-
bridge.
Hodell D A, Quinn RL, Brenner M, Kamenov G. 2004. Spatial variation
of strontium isotopes (87Sr/86Sr) in the Maya region: a tool for trac-
king ancient human migration. Journal of Archaeological Science
31:585-601.

180 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


isotopos estables y eleMentos traza en dientes

Kang D, Amarasiriwardena D, Goodman AH. 2004. Application of laser


ablation–inductively coupled plasma-mass spectrometry (LA–ICP–
MS) to investigate trace metal spatial distributions in human tooth
enamel and dentine growth layers and pulp. Analytical Bioanalytical
Chemistry 378:1608–1615.
Katzenberg MA. 2008. Stable isotopes analysis: a tool for studying past diet,
demography, and life history. En: Biological Anthropology of the Hu-
man Skeleton, editado por MA Katzenberg, SR Saunders, pp. 413-
441. John Wiley & Sons, Hoboken, New Jersey.
Lappalainen R, Knuuttila M, Salminen R. 1981. The concentration of Zn and
Mg in human enamel and dentine related to age and their concen-
trations in the soil. Archives of Oral Biology 26:1-6.
Lee KM, Appleton J, Cooke M, Keenan F, Sawicka-Kapusta K. 1999. Use
of laser ablation inductively coupled plasma mass spectrometry to
provide element versus time profile in teeth. Analytical Chemical
Acta 395:179-185.
Lochner F, Appleton J, Keenan F, Cooke M, 1999. Multi-element pro-
filing of human deciduous teeth by laser ablation-inductively
coupled plasma-mass spectrometry. Analytical Chemical Acta
401, 299-306.
Molleson T. 1988. Trace elements in human teeth. En: Trace Elements in En-
vironmental History, editado por G Grupe, B Herrmann, pp. 67-82.
Springer-Verlag, Berlin.
Price DT, Burton JH. 2010. Isotopic evidence of the African origins and diet
of some early inhabitants of Campeche, Mexico. En: Natives, Euro-
peans and Africans in Colonial Campeche. History and Archaeology,
editado por V Tiesler, P Zabala, A Cucina, pp. 175-193. University
Press of Florida, Gainesville.
Price DT, Burton JH, Bentley RA. 2002. The characterization of biologically
available strontium isotope ratios for the study of prehistoric migra-
tion. Archaeometry 44:117-135.
Price DT, Burton JH, Fullagar PD, Wright LE, Buikstra JE, Tiesler V. 2008.
Strontium isotopes and the study of human mobility in ancient
Mesoamerica. Latin American Antiquity 19:167-180.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 181


andrea CuCina

Price DT, Manzanilla L, Middleton WD. 2000. Immigration and the an-
cient city of Teotihuacan in Mexico: a study using strontium isotope
ratios in human bone and teeth. Journal of Archaeological Science
27:903-913.
Price DT, Tiesler V, Burton JH. 2006. Early African diaspora in colonial Cam-
peche, Mexico: strontium isotopic evidence. American Journal of
Physical Anthropology 130:485-490.
Sandford MK, Weaver DS. 2000. Trace element research in anthropology:
new perspectives and challenges. En: Biological Anthropology of
the Human Skeleton, editado por MA Katzenberg, SR Saunders, pp.
329-350. Wiley Liss, New York.
Tiesler V. Streeter M, Cucina A. 2006. Manual de Histomorfología. Universi-
dad Autonoma de Yucatán, Mérida.
Uryu T, Yoshinaga J, Yanagisawa Y, Endo M, Takahashi J. 2003. Analysis of
lead in tooth enamel by laser ablation-inductively coupled plasma-
mass spectrometry. Analytical Sciences 19:1413-1416.
Veizer J, Compston W. 1974. 87Sr/86Sr composition of seawater during the
Phanerozoic. Geochimica et Cosmochimica Acta 38:1461-1484.
Veizer J. 1989. Strontium isotopes in seawater through time. Annual Review
of Earth and Planetary Sciences 17: 141-167.
Vrbic V, Stupar J, Byrne AR. 1987. Trace element content of primary and
permanent tooth enamel. Caries Research 21:37-39.
White CD, Longstaffe FJ, Law KR. 2004. Exploring the effects of environment,
physiology and diet on oxygen isotope ratios in ancient Nubian bo-
nes and teeth. Journal of Archaeological Sciences 31:233-250.
White CD, Price DT, Longstaffe FJ. 2007. Residential histories of the human
sacrifices at the Moon Pyramid, Teotihuacan: evidence from oxygen
and strontium isotopes. Ancient Mesoamerica 18:159-172.

182 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


Capitulo 9
DECORACIONES DENTALES

Vera Tiesler

La morfología de los dientes humanos no es tan solo el resulta-


do de factores genéticos, fisiológicos y ambientales, sino además
expresa una serie de actividades culturales o "bioculturales" que
resultan en la modificación de su forma o en la pérdida (Tabla 9.1).
Para su investigación en poblaciones pretéritas adquieren especial
importancia aquellas características dentales que materializan con-
diciones de vida, actividades y costumbres corporales. Algunas son
el producto fortuito de ocupaciones o —en general— actividades
habituales que involucran el aparato masticatorio, por ejemplo, al
ser utilizado como herramienta de trabajo. Otras modificaciones
son intencionalmente producidas, para fines rituales, estéticos y
terapéuticos. Este capítulo se dirige a estas últimas, para lo cual
se refieren antecedentes de su estudio, aspectos clasificatorios y
culturales, así como sus expresiones en el ámbito cultural maya.

CONSIDERACIONES MORFOLÓGICAS BÁSICAS


Las características morfológicas dentales constituyen factores im-
portantes que deben ser tomados en cuenta en toda evaluación,
marcas culturales y de sus efectos secundarios. En la dentición, la
intervención afecta de manera diferenciada a cada sustancia den-
tal, interactuando con su estructura y acorde con la distribución
topográfica de sus componentes. Teniendo una dureza de 5 en la

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 183


vera tiesler

tabla 9.1
Clasificación de modificaciones dentales culturales (retomado de Alt y Türp, 1997).
MODIFICACIONES DENTALES ARTIFICIALES
MODIFICACIONES ACCIDENTALES MODIFICACIONES INTENCIONALES
Mutilaciones
Dietario\parafuncional Ocupacional\traumático Habitual Terapia dental
dentales (orales)
Abrasión Dientes como instrumentos Hábitos higiénicos Mutilaciones Prótesis
• desgaste oclusal • defectos de tejidos duros en • Extensos defectos de dentales • dentaduras
(desgaste mecánico los dientes anteriores (p.e. tejidos duros (defectos • limado • puentes
debido a la trabajo de pieles, LSAMAT) en forma de cuna, • lasqueo • fundas
masticación; efecto • defectos de tejidos duros causados por el uso de • adorno
de estrategias de en dientes aislados o cepillos de dientes) • ablación Ortodoncia
subsistencia) particulares (indicador de • blanqueado conservadora
• desgaste interproximal actividades específicas: Marcas dentales • teñido • empaste metálico
(masticación) cestería, desollamiento individuales • cambio de • empaste no
• patrones de de tendones, etc.; incluye • defectos aislados en posición metálico
microdesgaste también actividades tejidos duros • amputación
(característicos de profesionales modernas: • defectos en tejidos • germectomía Cirugía oral
dietas específicas) zapatería, música) duros no específicos • extracción dental
(p.e. defectos por Mutilaciones orales • trepanación
Atrición Trauma dental romper semillas, • body piercing dental
• desgaste de contacto • fisuras facetas de desgaste por moderno • reimplantación
(atrición fisiológica de • dientes resquebrados succionar cantos) dental
la fricción de contacto) • cúspides fracturados • tratamiento de
• bruxismo (atrición no • dientes partidos Erosión dental fractura
fisiológica causada por • fracturas verticales en la raíz • prácticas en el cuidado
factores de estrés, etc.) • dientes lasqueados infantil (dispositivos Tratamiento
• dientes fracturados de alimentación, periodonal
Erosión dental • pérdida traumática de chupetes) • ligadura de oro
• alimentos erosivos dientes • vómito crónico
(p.e. frutas citrícas)
• bebidas erosivas Erosión dental
(p.e. jugo de limón) • defectos de tejidos duros
afectando la dentadura
completa (mineros, canteros,
trabajadores de cantera,
químicos)

Escala de Mohs, el esmalte de la dentición permanente es el ma-


terial más duro del cuerpo, gracias a su alto grado de mineraliza-
ción (Esponda Vila, 1994; Mata, 1998:472). El espesor varía según
la pieza y parte estructural y llega hasta 2 a 2.5 mm en la región
del borde oclusal. Su matriz orgánica se calcifica y mineraliza por
completo antes de la erupción dental. Debajo del esmalte se en-
cuentra la dentina que, en su porción inferior, está cubierta por un
tercer material, el cemento. Al igual que la adamantina, la dentina
constituye un tejido altamente calcificado, más duro incluso que el

184 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

hueso. No obstante, a diferencia del esmalte, es altamente sensible


a cualquier estímulo de tacto, el cambio en la temperatura y el pH
(Hillson, 1986; Esponda Vila, 1994; Alt et al., 1999). Los cambios
causados por la masticación o el desgaste gradual de la dentina pri-
maria, resulta en una formación de dentina secundaria —diferente
de la primera por su aspecto, consistencia y funcionamiento— a
expensas de la cavidad pulpar. Por último, la pulpa dental contiene
el paquete vásculo-nervioso que sensibiliza y nutre el diente.
Aparte de la pérdida funcional que sufren las piezas en aquellas
intervenciones o lesiones que no son terapéuticas, se señalan posi-
bles secuelas de orden inflamatorio o infeccioso, más frecuentes y
graves en los casos con afectación de la dentina y aún más cuan-
do la cavidad pulpar queda expuesta (Dembo y Vivante 1945; Alt,
1993; Mata, 1993, 1998; Figura 9.1). Entre las patologías asociadas
a la mutilación se mencionan la caries, la pulpitis, la gangrena y
la necrosis, así como los diversos procesos inflamatorios alveolares
y perialveolares. Entre las molestias que la acompañan se cita la
sensibilización al tacto y el cambio de temperatura, ante todo en
las modificaciones que implican la dentina y la pulpa.

Figura 9.1
Infección pulpar de incisivo central maxilar sufrido por un individuo con incrustación y prolongado tiempo de desgaste
(Entierro 4, Temp. ‘73, Jaina, Camp./ DAF-INAH).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 185


vera tiesler

LA DECORACIÓN DENTAL EN EL MUNDO


En el mundo son realmente diversas las técnicas de decoración
dental. Entre ellas cuentan la coloración, el teñido y la cauteriza-
ción dental, la modificación en la posición del diente y la mode-
lación de la corona mediante la fractura, la evulsión, la perforación
y el limado (Dembo e Imbelloni, 1938; Feest y Janata, 1989; Alt,
1999; véase la Tabla 9.1). Algunos investigadores incluso incluyen
en esta categoría las modificaciones dentales temporales, como
son aplicaciones sobre las piezas, prótesis y pinturas aplicadas so-
bre el esmalte.
Históricamente pueden distinguirse tres regiones de mayor pre-
sencia de la práctica. Corresponden a África (con la excepción de
África del norte); a Centro y Sudamérica, así como Asia lejana con
las Filipinas y el archipiélago malayo (Java, Sumatra, Célebes, Bor-
neo; véase Alt et al., 1999). Tal parece que el limado es la técnica
con mayor distribución. Por otra parte, la evulsión, que se define
como la extracción del diente en vida del sujeto, es observada par-
ticularmente en cráneos procedentes del norte de África. Parece
remontar al Mesolítico, si bien es difícil determinar de manera con-
tundente el aspecto de intencionalidad (Brothwell, 1987).
Evidencias americanas de la práctica dental proceden del Perú,
Ecuador y Argentina, así como de Mesoamérica, donde la costum-
bre alcanzó su mayor expresión (Saville, 1913; Dembo e Imbelloni,
1938; Ubelaker, 1989). También al norte, como en sus franjas de-
sérticas fueron documentados casos de limado dental. Otros pro-
ceden de los estados americanos de Arizona, Illinois, Tennessee,
Georgia y Texas, donde la práctica se observa incluso desde tiem-
pos arcaicos (Ubelaker, 1989:99; Milner y Larsen, 1991).
En este punto importa señalar que las modificaciones dentales,
como medidas terapéuticas o puramente estéticas o de moda, están
a la orden del día también en nuestra propia sociedad occidental,
valiéndose los practicantes dentistas para este efecto de las amplias
posibilidades de la odontología de restauración dental. Modernidad

186 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

aparte, las decoraciones tradicionales mediante mutilación, aunque


cada vez menos populares, todavía se siguen practicando en algu-
nos grupos étnicos. Entre los grupos actuales que aún conocen los
procedimientos tradicionales cuentan los bantu, los acholi, los ki-
gezi y los bugisu en África (Dembo e Imbelloni, 1938; Paúl y Frago-
so, 1938; Pindborg, 1969; Hirschberg, 1988), los tegulu en la India,
así como algunas comunidades en el archipiélago malayo. Para la
reducción de la masa dental, practicada mayormente en adolescen-
tes y adultos jóvenes de uno y otro sexo, hoy se emplean biseles,
martillos, piedras lijadoras, láminas de sílex y otros implementos
improvisados (Proell, 1932; Dembo e Imbelloni, 1938; Dembo y
Paulotti, 1942; Pindborg, 1969; Scott y Turner, 1997). La importan-
cia étnica de las reducciones dentales reside en el ámbito de la
tradición y la ritualidad, como medio ornamental y expresión de
identidad cultural. De este modo, la extracción de caninos o in-
cisivos puede indicar la nubilidad en la mujer o la madurez en un
hombre, el duelo o hasta el castigo. En muchas comunidades los
adolescentes y adultos jóvenes la protagonizan como requisito para
el ritual de iniciación, todo lo que puede traducirse a una medida
de integración sociocultural y signo visible de pertenencia grupal.
Al lado, los practicantes tradicionales refieren vagamente fines esté-
ticos o propósitos prácticos, tal como la prevención de la caries.

TÉCNICAS Y FORMAS DE DECORACIÓN


ENTRE LOS ANTIGUOS MAYAS
Entre los primeros testimonios coloniales sobre la práctica, tal
como se dio en el ámbito cultural maya, cuenta una afirmación de
fray Diego de Landa sobre los mayas yucatecos:

Tenían por costumbre aserrarse los dientes dejándolos como dientes de


sierra y esto tenían por galantería y hacían este oficio unas viejas limán-
dolos con ciertas piedras y agua (Landa, 1982 [~1566]:55).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 187


vera tiesler

Aún más que de las referencias coloniales, puede aprenderse


sobre las modificaciones culturales de la dentadura a través del
estudio de los vestigios esqueléticos, ya que permiten reconstruir
las técnicas y formas en cada territorio cultural y su evolución a
través de los siglos y milenios. Sabemos por eso que los antiguos
mayas empleaban las técnicas de limado, esgrafiado y de perfo-
ración parcial de las piezas dentales para obtener un resultado
dental visible (Tiesler, 1999, 2000). Estas técnicas podían aplicar-
se por separado o combinarse, sobre todo en el caso de los mayas
del Clásico. Valga recordar que la incrustación, procedimiento
relativamente complejo, requería —aparte de la preparación de
una cavidad circular diminuta— un ajuste preciso de la piedra a
incrustar y su fijación con pegamentos especiales. Por otra parte,
la técnica del limado implicaba la reducción selectiva de la pieza
mediante materiales abrasivos que entraban en contacto con el
esmalte y la dentina. En algunos casos incluso llegaban a crear
daños en la pulpa dental.
Las características propias del crecimiento y la maduración
dental favorecen el ejercicio de la práctica en el adulto medio o
maduro más que en el infante mayor o adolescente, puesto que
permitía una mayor penetración sin dañar las estructuras dentales
internas. Probablemente es por ello que las edades en que las per-
sonas fueron intervenidas coinciden con la edad casadera, más allá
de los 15 años.
En esta misma línea de razonamiento, la reducción artificial de
dientes infantiles o deciduos resultaría todavía más delicada a cau-
sa del reducido grosor del esmalte y de la delicadez de las piezas.
Muy contadas son por ello las referencias a dientes infantiles muti-
lados. Por ejemplo, Rosa María Peña (1989, 1992) describe un caso
excepcional de limado prehispánico en un niño de cinco años de
edad, procedente de Tamaulipas y de probable filiación huasteca
(aunque la autora no asigna una cronología precisa al caso). Su
dentición muestra, según Peña, una reducción artificial en el borde

188 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

oclusal del grupo A, según la clasificación de Javier Romero (1958),


en tres incisivos.
Regresando a nuestro tema de las técnicas dentales, se emplea-
ban probablemente piedras abrasivas para la reducción mediante
limado, tal como ya lo señaló Landa. Análisis recientes con mi-
croscopio electrónico de barrido, efectuados en piezas proceden-
tes del área maya (Havill et al., 1997; Ramírez et al., 2003), han
podido aclarar el proceso implicado en el desgaste cultural y agre-
gar información sobre los materiales utilizados para la abrasión.
Las imágenes muestran estrías regulares de diferentes grosores so-
bre los ángulos, bordes y las superficies dentales, evidenciando
una abrasión sistemática con un instrumento lítico filoso o plano
que comúnmente actuaba en dirección anteroposterior para pro-
ducir limados o esgrafiados del grupo A, B, C y D de la tipología
de Romero (Figuras 9.2 y 9.3). Guillermo Mata (1998:473), quien
ha indagado a profundidad sobre los procedimientos implicados

Figura 9.2
Esquema de estrías
del desgaste artificial
sobre la dentición
frontal maxilar y
mandibular.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 189


vera tiesler

en los trabajos dentales, detalla al respecto: "Para efectuar los


desgastes selectivos en el borde, cara o ángulos de un diente,
probablemente se contó con utensilios especializados hechos de
piedra (pedernal, obsidiana, jadeíta, cuarzo, serpentina, etcétera),
de madera u otro material duro. No hay que descartar, sin embargo,
la posibilidad de que se hayan usado también cuerdas de cuero, o
de alguna fibra vegetal como el henequén que, acompañado de
sustancias abrasivas, como el polvo de cuarzo mezclado con agua
mediante frotamiento continuo, desgastaban la superficie dental
que se deseaba eliminar".
Estudios recientes con la misma técnica microscópica se han
abocado también a la técnica de perforación e incrustación dental
entre los antiguos mayas (Gwinnett et al., 1979; Ramírez et al.,
2003). Los resultados confirman que las horadaciones se lograban
con delgados taladros, aunque no existe acuerdo entre los autores
si las brocas se confeccionaban de madera tropical, para actuar
con arena abrasiva, o con piedras afiladas, duras y abrasivas, como
podría ser el pedernal.
Teniendo un diámetro variable, las perforaciones solían pene-
trar la capa del esmalte y también una parte de la dentina, alcan-
zando en raras ocasiones incluso la pulpa de la pieza intervenida.
Para lograrlas, los practicantes —seguramente artesanos especiali-
zados y experimentados y con conocimientos anatómicos— pro-
cedían con una serie de pasos. Hemos denominado el primero
como arranque o "fase de inicio" (Ramírez et al., 2003:994). Co-
rrespondía en la ruptura inicial de los prismas del esmalte de la
superficie dental a perforar, para así posicionar la broca y propi-
ciar un punto de entrada que daría pie al siguiente "paso de acce-
so", es decir, la perforación de las sustancias dentales en sí hasta
llegar a la profundidad deseada.
La "fase de conformación de la cavidad" consistía en adecuar
la cavidad para darle las dimensiones deseadas, enderezar su fon-
do y las paredes y propiciar así su característica cilíndrica final.

190 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

Acomodada de esta manera, debía recibir primero el cemento


(pegamento) para después fijar la incrustación, hecha de piedra,
o rellenarse con preparados de pastas coloridas (Tiesler, 2000).
Autores como Samuel Fastlicht (1971:39-40) y Guillermo Mata
(1998) se han dedicado a estudiar con detenimiento los varios
cementos y materiales incrustados en Mesoamérica. Entre es-
tos últimos cuentan la pirita de hierro, la hematita, la jadeíta,
la turquesa, el cuarzo y la serpentina, además de una serie de
pastas amorfas cuyo color variaba entre blanquecino y grisáceo,
sepia, anaranjado y rojo (Romero, 1986a; Lagunas, 1989:42;
Mata, 1998; Tiesler, 2000). El material destinado a mantener la
incrustación en su lugar consistía en un cemento preparado con
base en fosfato de calcio, combinado o no con algún aglutinante
orgánico (Fastlicht, 1951, 1971).
En lo que atañe las formas artificiales de los dientes que re-
sultan de la reducción cultural, la literatura ha formulado varias
clasificaciones y tipologías. Hoy en día recibe amplia aceptación
la taxonomía estructurada por Javier Romero (1958), sobre todo
en el ámbito mesoamericano para el cual fue desarrollado origi-
nalmente. Así, esta clasificación surgió en principio como parte
de una comparación de artificios dentales en el ámbito regional.
La versión original (1958) distingue 51 formas, ordenadas en sie-
te grupos, a los que el autor agregó posteriormente otros ocho
(Romero, 1970). Recientemente se sumaron a esta lista otras tres
formas genéricas, que no habían sido descritas (véase Tiesler,
2000:30) (Figura 9.3).
Dentro de este esquema, los tipos, designados con un núme-
ro, están agrupados en siete categorías básicas, clasificadas con
letras que van de la A a la G. La clasificación tiene la ventaja de
remitir, a través del aspecto formal, a la técnica empleada. Así, los
tipos que integran los grupos A, B, C, D y F son logrados exclu-
sivamente mediante el limado y esgrafiado. El grupo E implica la
técnica de perforación, destinada a contener las incrustaciones,

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 191


vera tiesler

Figura 9.3
Tabla de clasificación, propuesta por Romero (1986b y modificada por Tiesler, 2000).
Aparecen en gris todos los tipos documentados en área maya.
Los asteriscos señalan tipos adicionales reportados
y las cruces identifican tipos recientemente encontrados en área maya.

192 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

mientras que el último grupo "G" designa las formas, resultados


de una combinación de ambas técnicas.
Estructurado de este modo, el sistema de clasificación está ba-
sado en los criterios de ubicación y extensión de las lesiones. Los
primeros tres grupos implican la modificación solo del contorno
de la pieza dental: las mutilaciones comprendidas en el grupo A
afectan el borde incisal, las formas del grupo B implican única-
mente un ángulo de la pieza, en tanto que las del grupo C afec-
tan a ambos. Una modificación de la cara vestibular de la pieza
mediante incisiones puede clasificarse como D. El grupo E integra
los dientes que muestran sobre su cara anterior perforaciones o
una reducción en forma de banda, ambas destinadas a acoger
incrustaciones circulares o rectangulares. Los últimos dos grupos
integran formas mixtas. El grupo F consiste en las formas resultan-
tes de la reducción conjunta del contorno y de la cara vestibular
de la pieza, esta última mediante incisiones o remoción de partes.
También la modificación combinada del borde incisal y uno o
dos ángulos cabe en este grupo. Cuando la modificación mixta
implica la incrustación, se clasifica como G.
En lo que considera la forma de las piezas incrustadas, Ro-
mero (1958:75) distingue además cuatro tipos de contornos (Fi-
gura 9.4). Identifica primeramente las superficies incrustadas
planas (de piedras o pastas), las cuales dan continuidad visual
al contorno fisiológico de la pieza (a). De estas se distinguen las
incrustaciones planas, pero elevadas (b). Existen incrustaciones
también que se levantan por encima de la superficie labial en
forma de cúpula plana o elevada (c). En unos casos, aunque
de escasa distribución, se han documentado piedras incrustadas
en forma de hongo (d). Presentándose a la vista como botones
planos, estas piezas fungiformes llegan a cubrir gran parte de la
dentición visible en la boca (Figura 9.4; véanse Romero, 1987;
Tiesler, 2000:58-60).

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 193


vera tiesler

Figura 9.4
Formas genéricas de incrustaciones dentales, observadas en el área cultural maya (clasificación adaptada de Romero,
1958:75; Tiesler, 2000:44).

El resultado global de las intervenciones en la dentición está


dotado de especial importancia cultural. El último paso en el es-
tudio de la decoración dental corresponde por tanto a la recons-
trucción del aspecto visual externo de cada dentición (Figura 9.5).
Evidentemente, los antiguos practicantes no concebían la práctica
y su resultado visible como una simple sumatoria de tipos formales
por diente, sino que intentaban dar un efecto visual en conjunto
a las denticiones que intervenían. Aunque de modo aproximado,
la iconografía cerámica permite hacer distinciones de patrones vi-
suales genéricos que se basan en la distribución de las marcas
dentales (véase Romero, 1958:180). Algunos de los retratos seña-
lan muescas dentales únicamente sobre los bordes incisales (Pa-
trón "A"), en tanto que otros ilustran la reducción conjunta de dos
ángulos dentales adyacentes (Patrón "C"). Otras denticiones más se
representan con una serie de muescas incisas ya no sobre el borde
oclusal sino sobre el ángulo lateral de cada pieza (Patrón "B5").
Aparte de las muescas, distribuidas uniformemente sobre la denti-
ción frontal, aparecen en el registro iconográfico también formas
centradas. Entre sus variantes destacan los patrones en forma de
"Ik", término que alude al dios solar que la ostenta (Patrón "Ik").
Menos representadas que las denticiones con limado aparecen en
el registro las dentaduras con incrustaciones que hemos reunido
en la Figura 9.5 en el grupo del Patrón "E" o "E compuesto" cuando

194 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

Figura 9.5
Patrones visuales
básicos de las
decoraciones
dentales. (Tiesler,
2000:47)

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 195


vera tiesler

se combina con limados (Figura 9.6). En esta clasificación puede


encontrarse un 80% de las formas observadas en el ámbito cultural
de los mayas prehispánicos (Tiesler, 2000:46-48).

Figura 9.6
Decoración dental que combina la incrustación de piezas de jadeita y pirita con un limado de las esquinas distales
de los incisivos superiores centrales (Entierro 2, p. 24, Dzibanché, Proyecto Sur de Quintana Roo, INAH).

LAS DECORACIONES DENTALES A LO LARGO


DEL PASADO PREHISPÁNICO
A diferencia de otras esferas culturales americanas, las decoracio-
nes dentales mesoamericanas cuentan como una práctica muy di-
fundida. Allí los antiguos practicantes daban las formas dentales
deseadas mediante incisiones, limados y perforaciones, con re-
sultados estéticos que aparecen ampliamente retratados en la ico-
nografía prehispánica y están igualmente presentes en el registro
esquelético. En particular, en el área maya destaca la abundancia

196 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

de denticiones modificadas artificialmente e indicando que, como


tradición biocultural, formaba parte íntegra del repertorio cultural
al igual que la costumbre de la modificación cefálica.
Ahí, como en el resto de Mesoamérica, fueron los dientes
frontales (incisivos, caninos, y escasamente también primeros
premolares) el lugar anatómico donde se efectuaban las deco-
raciones. Lucían, claramente visibles, en la boca de sus porta-
dores quienes constituían un 20% de toda la población (Tiesler,
2000). Preferentemente fueron mutilados los incisivos centrales,
seguidos por los incisivos laterales y los caninos. Solo ocasio-
nalmente las decoraciones involucraban los primeros premola-
res y solo en un caso un segundo premolar. Tanto la dentición
maxilar como la mandibular presentan mayores intervenciones
en su centro, con la dentición maxilar siendo parte preferida de
aplicar las reducciones artificiales, al verse más que doblemen-
te afectada que la mandibular. Curiosamente existía una pre-
ferencia también por el lado derecho, que se manifiesta en la
comparación de frecuencias entre piezas homólogas, tendencia
más notable en la mitad maxilar. Esta predilección por el lado
derecho implica que no todas las decoraciones se infligían de
forma simétrica.
Como hemos señalado líneas arriba, parece que en la Meso-
américa prehispánica solo se conocían las técnicas del limado,
esgrafiado y de perforación parcial; la última destinada a acoger
las incrustaciones de relleno o de piedras. Primero aparece el li-
mado en el registro arqueológico, el cual se remonta al Preclási-
co Temprano (Tiesler, 2000). Durante la siguiente fase comienza
a estilarse la incrustación dental, de la que tenemos evidencias
tempranas procedentes de Uaxactún y Tikal, Guatemala. Interesa
saber que la mayoría de los tipos observados en el área cultural de
Mesoamérica también llegaron a estilarse entre los mayas. Ahí, las
técnicas compuestas y siluetas dentales complejas dominan más

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 197


vera tiesler

que en otros territorios culturales, sobre todo durante el Clási-


co. Allí, las incrustaciones consisten principalmente en jadeíta,
turquesa, hematita, pirita, así como una amplia gama de rellenos
de diferentes colores.
Respecto al marco cronológico, se aprecia una mayor varie-
dad de formas durante el Clásico Medio y Tardío (Tiesler, 2000).
En este tiempo la decoración dental llega a constituir una prác-
tica muy popular entre los mayas, la cual afecta a más del 60%
de la población adulta, y de todas las esferas sociales y tanto
entre hombres y mujeres. La costumbre se presenta con una gran
variedad sobre todo en las áreas centrales y sudorientales de las
Tierras Bajas. Aparecen nuevos tipos formales que reflejan las
preferencias locales y regionales, aunque interesa observar que
en Toniná y Chiapa de Corzo, en el occidente del área suscrita,
la mutilación dental está presente en una variedad de formas y
técnicas que asemeja la del área central. De Kaminaljuyú, en las
Tierras Altas, proceden ejemplos de limado y de incrustación,
al igual que en las Tierras Bajas. Junto con la popularidad de la
práctica se observa una diversificación en formas, al presentar-
se todos los patrones básicos, tendencia más patente durante el
Clásico Tardío. Los patrones más representados en las esferas so-
ciales privilegiadas corresponden a las formas de Ik y las incrus-
taciones, aunque ninguno de los patrones denota exclusividad de
los sectores protagónicos de la sociedad. También al comparar
las predilecciones entre hombres y mujeres decorados, se nota
una preferencia por limados entre las mujeres y por incrustacio-
nes entre la población varonil.
A lo largo del último horizonte, el repertorio de las técnicas
de modificación dental disminuye notablemente, al desaparecer
del registro la incrustación y la mayoría de los tipos formales.
En el tiempo inmediatamente anterior a la conquista casi solo se
estilan formas dentales en punta y aserradas. Una preferencia por

198 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

el patrón "C" se observa ante todo en la franja costera de Yuca-


tán, teniendo similitudes con los resultados visuales de la práctica
dental descritas por Romero (1986a, b) y Peña (1989) en el marco
cultural de la Huasteca posclásica. Incluso aparece el término
xah en la lengua maya yucateca colonial (Barrera, 1995:931) para
referir específicamente a "dientes en forma de sierra", aludiendo a
este patrón dental.
Junto con las técnicas disminuye la popularidad de la costum-
bre, puesto que solo una tercera parte de los adultos y jóvenes es
sometida. Son mujeres sobre todo que la siguen practicando, de
hecho en la misma proporción que durante el primer milenio d.C.
(un 52% de las mujeres posclásicas), mientras que su popularidad
desciende radicalmente entre los hombres (solo un 18% de los in-
dividuos masculinos luce su dentición artificialmente modificada;
Tiesler, 2000:67-69).
Solo podemos especular acerca del papel social que las decora-
ciones dentales habrán desempeñado a lo largo del curso de la vida
prehispánica. Tal como lo expresan los grupos de edades con mo-
dificación, pensamos que la práctica cumplía con un papel social
mayormente entre las personas en edad productiva y reproductiva,
sobre todo durante los primeros años de la vida adulta. También es
de notar que la mutilación se realizaba de manera diferente en el
ámbito femenino y el masculino. Con todo ello es probable que hu-
biera un rango de edad determinado o un estadío social dentro de
la vida maya, sobre todo para la realización de las incrustaciones,
practicadas en los hombres entre los 20 y 30 años a lo largo del
Clásico. Esta edad correspondía a la etapa del desenvolvimiento
familiar, el criado de los hijos, posterior al matrimonio y quizá pa-
ralelo o ulterior al servicio obligatorio a los mayores. Sin embargo,
el hecho que también hay denticiones femeninas incrustadas sugie-
re que lo arriba expuesto únicamente constituía una regla que no
estaba normada.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 199


vera tiesler

En términos de su dimensión ideológica prehispánica exis-


ten abundantes referencias que pudieran remitir a los motivos y
significados particulares que se tenían a lo largo de su aplica-
ción. Por ejemplo, el patrón que hemos designado aquí como
"Ik" identifica al Dios Solar Kinich Ahau o Dios G, venerado des-
de el Horizonte Preclásico entre los mayas. Durante el Clásico,
el Dios Solar patrocinaba los meses Yaxkin y Pax; su retrato era
empleado como variante de cabeza para designar el numeral de
cuatro y el signo del día Kin (Miller y Taube, 1993). Como título
de gobernantes, el Dios Solar, y con ello el signo de "Ik" aparece
en forma del Dios GIII, o como reencarnación directa de ances-
tros en las secuencias dinásticas de Palenque, Tikal o Yaxchilán.
Con lo expresado, el signo de "Ik", retratado en las dentaduras
prehispánicas, pudiera haber constituido una expresión más del
culto gubernamental dinástico, aunque su uso no sea exclusivo
de los grupos dirigentes. Sin duda, el portador más conocido
del limado en el patrón "Ik" fue Janaab’ Pakal, ilustre gobernante
de Palenque. Dos muescas laterales en los incisivos superiores del
personaje representan la forma señalada.
Finalmente, con la conquista española, al imponerse los pa-
trones culturales cristianos y al suprimirse las tradiciones autóc-
tonas mayas, la decoración dental comenzó a abandonarse. Si
antes era señal visible de pertenencia e inclusión cultural, en el
nuevo tejido social de la Colonia estaría destinado a sufrir una
transformación para denotar exclusión y otrariedad. Probable-
mente es por ello que hay pocos ejemplos del limado maya que
sobreviven en las series esqueléticas coloniales. Tal es el caso del
atrio de la iglesia colonial de Campeche, de donde solo procedió
un único ejemplo de limado en una población funeraria que re-
basa los 200 individuos evaluables. El individuo en cuestión lu-
cía muescas sobre el borde oclusal de ambos incisivos centrales
(Figura 9.7; véase también Tiesler y Oliva, 2010). Interesa saber

200 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

Figura 9.7
Incisivo central
con surcos sobre
la superficie
incisal (Entierro 71
asociado).

que para lograr la decoración, los practicantes ya no emplearon


el instrumental lítico de antes sino recurrieron a un cuchillo me-
tálico, tal como evidencia la inspección de las marcas del des-
gaste que dejaron sobre la superficie de las muescas (Ramírez
et al., 2003).
Mientras que la costumbre dental nativa se abandona gra-
dualmente, hacen la aparición otras mutilaciones dentales de
origen foráneo, mostrando técnicas (como el cincelado, véase
la Figura 9.8) y formas nunca antes vistas en el Nuevo Mundo.
Sus portadores muy probablemente eran esclavos de primera
generación que arribaron en las costas de Campeche desde
África durante los siglos de la Colonia, de forma similar que
comenzaron a trasladarse a otras partes del Golfo de México,
el Caribe y de Sudamérica, todos lugares donde igualmente se

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 201


vera tiesler

Figura 9.8
Muescas de cincelado en incisivo central izquierdo, Entierro 19 (foto: V. Tiesler).

han documentado decoraciones africanas en series esqueléticas


(Ortner, 1967; Milner y Larsen, 1991). Resulta que tampoco las
costumbres dentales africanas lograron establecerse en el lugar
del arribo, al menos en Campeche. Al dejarse de practicar por
las generaciones de yucatecos afrodescendientes, llegó a com-
partir el destino de las prácticas dentales indígenas.

Reconocimientos. Esta revisión didáctica se funda principalmen-


te en un estudio regional sobre series dentales mayas (Tiesler, 1999,
2000). Remito a estas obras para consultar los créditos a aquellas
instituciones y proyectos arqueológicos que autorizaron el trabajo
con las colecciones óseas. Mi reconocimientos también al personal
del Centro INAH Campeche por hacer posible nuestra participa-
ción en el rescate y estudio de los restos humanos hallados debajo
del subsuelo del actual Parque Central de la ciudad de Campeche;
y a la Dirección de Antropología Física (dirigido por el Mtro. José
Antonio Pompa y Padilla, INAH), por dar acceso al estudio de la
colección de dientes mutilados (2007-2010).

202 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alt KW 1993. Gebißdeformation als "Körperschmuck" - Verbreitung, Motive
und Hintergründe. Zahnärztlich Mitteilungen 80:2448-2456.
Alt KW, Türp JC (editores) 1997. Die Evolution der Zähne. Phylogenie, On-
togenie, Variation. Quintessenz, Berlin.
Alt KW, Parsche F, Pahl WM, Ziegelmayer G 1999. La deformación de la
dentadura como "decoración corporal"; distribución, motivos y as-
pectos culturales. Antropológicas 15:51-58.
Barrera Vázquez A 1995. Diccionario Maya. Tercera edición, Porrua,
México, D.F.
Brothwel DR 1987. Desenterrando Huesos. Fondo de Cultura Económica,
México, D.F.
Dembo A, Vivante A 1945. La Moda de las Deformaciones Corporales. Las
Dos Estrellas, Buenos Aires.
Dembo A, Imbelloni J 1938. Deformaciones Intencionales del Cuerpo Hu-
mano de Carácter Étnico. Biblioteca Humanior, Buenos Aires.
Dembo R, Paulotti OL 1942. Dos mujeres izozo con mutilaciones dentarias
intencionales. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología
3 (sobretiro).
Esponda Vill R 1994. Anatomía Dental. Universidad Nacional Autónoma de
México, México, D.F
Fastlicht S 1951. Contribución al estudio del pegamento de las incrustacio-
nes. En: Homenaje a Alfonso Caso, pp. 153-165. Instituto Nacional
de Antropología e Historia, México, D.F.
Fastlicht S 1971. La odontología en el México Prehispánico. Revista de la
Asociación Dental Mexicana y del Colegio de Cirujanos Dentistas,
Edimex, México, D.F.
Feest CF, Janata A 1989. Technologie und Ergologie in der Völkerkunde, t.2.
Primera edición, Dietrich Reimer, Berlin.
Gwinnett AJ, Gorelick L 1979. Inlaid teeth of the ancient Mayans: a tri-
bological study using the SEM. Scanning Electron Microscopy
3:575-580.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 203


vera tiesler

Havill LM, Warren DM, Jacobi KP, Gettelman KD, Cook DC, Pyburn KA
1997. Late postclassic tooth filing at Chau Hiix and Tipu, Belize.
En: Bones of the Maya: Studies of Ancient Skeletons, editado por LS
Whittington, DM Reed, pp. 89-104. Smithsonian Institution, Was-
hington, D.C.
Hillson SW 1986. Teeth. Cambridge Manuals in Archaeology, Cambridge
University Press, New York.
Hirschberg W (editor) 1988. Neues Wörterbuch der Völkerkunde. Dietrich
Reimer, Berlin.
Lagunas Rodríguez, Z 1989. Los antiguos habitantes de Cholula: prácticas
osteoculturales. Notas Americanas 11:8-50.
Landa Fr. D 1982 [~1566]. Relación de las Cosas de Yucatán. Introducción
por AM Garibay, Porrúa, México, D.F.
Mata G 1993. Odontología prehispánica en Mesoamérica. Anales de la
Academia de Geografía e Historia de Guatemala LXVII:177-209.
Mata G 1998. Odontología prehispánica mesoamericana. En Historia Ge-
neral de Guatemala, tomo 1: Época Prehispánica, editado por M
Popenoe de Hatch, pp. 471-478. Asociación de Amigos del País,
Ciudad de Guatemala.
Miller ME, Taube K 1993. The Gods and the Symbols of Ancient Mexico and
the Maya. Thames and Hudson, London.
Milner GR, Larsen CS 1991. Teeth as artifacts of human behavior: intentio-
nal mutilation and accidental modification. En: Advances in Den-
tal Anthropology, editado por MA Kelley, CS Larsen, pp. 357-378.
Wiley-Liss, New York.
Ortner DJ 1967. A recent occurrence of an African type tooth muti-
lation in Florida. American Journal of Physical Anthropology
25:176-180.
Paúl A, Fragoso A 1938. Anomalias e mutilaçoes dentárias nos Bantos de
Angola e Moçambique. Folia Anatomica Universitatis Conimbrigen-
sis 13(13):1-33.
Peña Gómez RM 1989. Los huaxtecos y la mutilación dentaria. Estudios de
Antropología Biológica IV:599-607.

204 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


deCoraCiones dentales

Peña Gómez RM 1992. Un espécimen singular que muestra mutilación


dentaria infantil. Revista Mexicana de Estudios Antropológicos
XXXVIII:107-118.
Pindborg JJ 1969. Dental mutilation and associated abnormalities in Ugan-
da. American Journal of Physical Anthropology 31:383-390.
Proell F 1932. Zahndeformation und Haartrachten in Südwestafrika. Zeits-
chrift für Ethnologie 64:1-8.
Ramírez Salomón M, Tiesler V, Oliva Arias Y, Mata G 2003. Posibles técnicas
empleadas en la decoración dental en la Mesoamérica Prehispáni-
ca. Un estudio experimental de instrumentos y superficies. Estudios
de Antropología Biológica XI:983-998.
Romero Molina J 1958. Mutilaciones Dentarias Prehispánicas de México y
América en General. Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, D.F.
Romero Molina J 1970. Dental mutilation, trephination, and cranial defor-
mation. En: Handbook of Middle American Indians, t. 9, pp. 50-67.
University of Texas, Austin.
Romero Molina J 1986a. Catálogo de la Colección de Dientes Mutilados
Prehispánicos, IV Parte. Colección Fuentes, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.
Romero Molina J 1986b. Nuevos datos sobre la mutilación dentaria en
Mesoamérica. Anales de Antropología 23:349-365.
Romero Molina J 1987. Incrustaciones dentarias en forma de hongo. En:
Avances en Antropología Física, Tomo 2, pp. 149-165. Cuaderno de
Trabajo 3, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,
D.F.
Saville MH 1913. Precolumbian decoration of the teeth in Ecuador, with
some account of the occurrence of the custom in other parts of north
and south America. American Anthropologist 15:377-394.
Scott GR, Turner CG II 1997. The Anthropology of Modern Teeth. Dental
Morphology and its Variation in Recent Human Poulations. Cam-
bridge Studies in Biological Anthropology, Cambridge University
Press, Cambridge.

MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL • 205


vera tiesler

Tiesler V 1999. Rasgos bioculturales entre los antiguos mayas: aspectos


arqueológicos y sociales. Tesis doctoral en antropología, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México,
México, D.F.
Tiesler V 2000. Decoraciones Dentales entre los Antiguos Mayas. Ediciones
Euroamericanas, México, D.F.
Tiesler V, Oliva Arias I 2010. Identity, alienation, and integration: body
modifications in the early colonial population from Campeche.
En: Natives, Europeans, and Africans in Colonial Campeche. His-
tory and Archaeology, editado por V Tiesler, P Zabala, A Cucina,
pp. 130-151. University Press of Florida, Gainesville.
Ubelaker D 1989. Human Skeletal Remains. Taraxacum, Washington,
D.C.

206 • MANUAL DE ANTROPOLOGÍA DENTAL


La edición del Manual de antropología dental
se realizó en el Departamento Editorial de la
Universidad Autónoma de Yucatán.
La impresión se hizo en los talleres de Impresos
Alamilla, calle 74 núm. 383-B x 41, CP 97000,
Centro, con un tiraje de 500 ejemplares en papel
bond blanco de 75 g en interiores y cartulina couché
de 250 g en portada.

Se terminó de imprimir en julio de 2011


en Mérida, Yucatán, México.

También podría gustarte