Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JOSEP DOMINGO
Tro logo de
E D I C I O j\ S A L F O .V N K L M .I C S IX IM
INSTITUCIÜ VALENCIAjNA D’ ESTUDIS I INVESTICACIÓ
19 8 8
Edición inglesa original: The voice of the l>n\í,
Oxford University Press, 1978.
© Paul Thompson, 1978
IMPRESO EN ESPAÑA
PRINTED IN SPAIN A £
i . s .b .n .84-505-7247-9 "
d e p ó s it o l e g a l : v. 281 - 1988
INTERPRETACIÓN: LA ELABORACIÓN
DE LA HISTORIA
_____
ciencia documental. Pero en la práctica, ¿cómo evalúa el his
toriador el material procedente de fuentes orales?
« Existen tres medidas básicas a tomar. Primera, hay que
asegurarse de la consistencia interna de cada entrevista.-Para
ello se la debe leer como un todo. Si un informante tiende
a la mitificación o a la generalización estereotipada, ello aflo
rará a lo largo de la entrevista. Entonces, las historias que ella
contenga pueden tomarse como evidencia simbólica de unas
actitudes, pero no como fiables en cuanto a los detalles objeti
vos como puede ocurrir con otro informante. La supresión
puede revelarse por la repetida elisión de las referencias a una
determinada área, o por las contradicciones en los detalles
(como la fecha de matrimonio y la fecha de nacimiento y la
edad posterior del primer hijo, concebido antes del matri-
mJnio).
Toda supresión o invención de cierta magnitud dará lugar
a contradicciones, inconsistencias y anacronismos obvios, espe
cialmente si la entrevista abarca más de una sesión. En tal
caso, lo mejor es descartar la entrevista por completo. Por otra
parte, algunas inconsistencias son bastante normales. E s muy
común hallar un conflicto entre los valores generales que se
atribuye al pasado y la constatación más precisa de la vida
cotidiana; pero.esta contradicción puede ser sobremanera reve
ladora en sí misma, pues puede constituir un exponente de la
dinámica del cambio social que raramente se podría percibir
por otras fuentes que la evidencia oral. A un nivel más ruti
nario, la precisión de la memoria es en general menos fiable
cuando se refiere a una incidencia muy singular o a una cues
tión de cronología, que cuando lo hace a un proceso recurrente
de trabajo o vida social o familiar. En cambio se puede en
contrar una pequeña minoría de informantes con una riqueza
y consistencia de memoria excepcionales, cuya exactitud resulta
más fácil de confirmar por otras fuentes; por ejemplo: una
lista de inquilinos, en el registro de contribuciones; o el año
de un suicidio, en la prensa. Pero incluso con estos casos, al
igual que con los otros, mirando la entrevista en su conjunto,
se puede obtener una buena estimación de la fiabilidad general
del informante como testimonio.
Hay muchos puntos cuya comprobación se puede hacer con
otras fuentes. Ello puede dar lugar a un proceso acumulativo
al amontonarse el material. En una serie de entrevistas de la
i
270 PAUL THOMPSON
'M -
V LA VOZ D E L PA SA D O 273
:
i
276 PAUL THOMPSON
NACIDO HIJO DE
« los 11
o 12 años 36 15 7 0 16 33
« los 13 53 33 . 36 22 69 33
a los 14
o 15 11 52 57 78 15 33
278 PAUL TH OMP SON
NACIDO PADRE
a n te s de P ro p ie Tripu
1899 1 8 9 0 -9 1 9 0 0 -9 ta r io P atró n lante
Número de
hermanos 9,9 7.0 7.9 9.1 8.5 9,5
% que mu
rieron de
pequeños 15 1-1 7 11 15 25
1
Con esos resultados en la mano, el historiador puede adentrarsei
con cierta confianza en otros terrenos menos explorados. ,\ 1
Llegados a esta fase, algunos querrán buscar modelos, algún "j
tipo de guías para la interpretación de los hechos que tienen ’j
ante sí. Otros habrán comenzado desde unos puntos de partida ¿
más teóricamente definidos, y probablemente también con unas 4
hipótesis de trabajo más detalladas, unos supuestos que desearán $
poner a prueba. Pero unos y otros necesitarán buscar algún.?
tipo de prueba. En general, una interpretación o supuesto histó-|
rico deviene verosímil cuando el modelo de la evidencia es f
consistente y proviene de más de un punto de vista. Se ha dc(
ser muy cuidadoso con cada una de esas condiciones. Así, el}
“ estudio de un solo caso” es casi inevitablemente una base para;
la argumentación de una interpretación histórica general más,}
endeble que la comparación entre dos o más grupos, con dis-1
tintas características, en el mismo período. Una comparación.;
entre distintos grupos a través del tiempo es aún más sólida,-}
aunque más difícil de realizar. Cuanto más se pueda demostrar}'
la validez de una argumentación en condiciones diferentes, más-
convincente será la prueba. No obstante, puesto que la historia,
se hace a partir de multitud de casos, casi todos los cuales son *
únicos en más de un sentido, a menudo resulta muy difícil en:
la práctica hacer comparaciones útiles. Las pruebas de una ex-;
Y
y •
LA voz d e l p a sa d o 279
£
; plicación se han de buscar entonces dentro de esc caso único,
! 7. la evidencia se ha de contrastar tan detalladamente como sea
i ' posible, y se ha de sopesar la probabilidad de que esté afectado
en su conjunto por algún tipo de sesgo. Por ejemplo, en un
reciente estudio sobre el Frontier Collcge, el gran experimento
canadiense de autoeducación de la clase obrera, Gcorgc Cook se
vio obligado a aceptar que estaba recogiendo una información
vista desde una sola y cerrada perspectiva:
un sirviente vj
e hijos 8 92
un sirviente
sin hijos 80 20 í,t
dos sirvientes
e hijos 67
» t
dos sirvientes ’úi
sin hijos 100 0 .Si
$
Estas cifras demuestran de modo bastante concluyente que 1*
presencia de niños en el seno de estos hogares reduce la sepa-.
LA VOZ DEL PASADO BIBLIO TE C A 281
. . . Pí üEl ?*
ración social en las comidas. También sugieren que el número
de criados de la casa puede también ser determinante, pero
no lo prueban: ello requeriría más cifras de hogares mayores.
No obstante, siempre que los números sean suficientes y que
se haya determinado las fuentes de sesgo en la selección de los
informantes, el historiador puede hallar un buen apoyo en el
científico social, pues en los estudios cuantitativos el efecto de
los errores de recuerdo repercute en un descenso de toda la
correlación entre las variables al empañar todas las muestras
de un modo imprevisible y confuso, más que distorsionarlas
en una dirección concreta. En palabras de Richard Jenscn, “ eso
significa que los valores reales de las correlaciones son más
altos de los observados. En otras palabras, si el historiador
defcubre que una pauta interesante está basada en datos erró
neos, puede tener la seguridad de que dicha pauta era aún más
marcada en su momento; sin duda una conclusión acertada".11
Un recuento y un cálculo de porcentajes lo puede hacer
cualquiera. Una calculadora de bolsillo acelerará el proceso,
pero, si se trata de un centenar de entrevistas a lo sumo, unos
recursos mecánicos más elaborados pueden suponer una pérdida
antes que un ahorro de tiempo. Incluso con un ordenador per
sonal se necesitará tiempo para introducir la información de
bidamente. Y si se utiliza un ordenador perteneciente a una
institución, lo más probable es que se pierda mucho tiempo
para obtener los resultados ya que no se dispone de él donde
y cuando se desea. Los programas ya elaborados expresamente
para el análisis estadístico de historias de vidas resultan pro
bablemente demasiado toscos c inadecuados para las entrevistas
transcritas.14 Y la etapa que más tiempo requerirá, se cuente
o no con tales medios, será la de lectura detallada y crítica,
y categorización del material.
El cómputo preliminar puede sugerir cómo se ha de llevar
a cabo la interpretación. Pero, al suscitar nuevas cuestiones,
puede plantear la necesidad de un nuevo trabajo de campo. De
hecho no podemos hacer la neta separación que hasta aquí
hemos dado por supuesta. La situación suele ser muy diferente:
una continua evolución fluctuando entre los entresijos de las
grandes teorías, los pequeños indicios y la estrategia práctica
del trabajo de campo. Lo que inicialmente se consideraba el
problema principal puede resultar ser un planteamiento erró
neo, un callejón sin salida; y al proseguir el trabajo de campo,
282 PAUL THO MPSON'"
i
LA V O Z DEL PASA DO 293
Hace diez años terminaba este libro con una breve mirada
hacia ese futuro. Muchas de las cosas que esperaba se han lleva
do a cabo. Toda una serie de publicaciones han reivindicado la
historia oral, tanto empíricas como teóricas. Mientras los opo
nentes más aferrados a la tradición continúan desacreditando
—sobre todo en privado— , el debate principal ya no se da en
términos de si utilizar la historia oral o no, sino planteándose
la mejor manera de utilizarla. Existe una conciencia más gene
ralizada de que toda evidencia histórica está moldeada por la
percepción individual y seleccionada a través del sesgo social,
y de que expresa mensajes de prejuicios V de poder. Este doble
sentido de la naturaleza de la Historia había sido un tema
largamente eludido por los historiadores.
Es más: unos usos de la Historia completamente nuevos •
han visto la luz en los movimientos de la terapia de rememora
ción y el drama de rememoración. Y hablando de modo más
general, se ha producido una aceleración en los cambios rela
tivos a los recursos. La presencia de colecciones de historia ,
oral en las bibliotecas locales y regionales se ha extendido con -
rapidez, y está ocurriendo lo propio en los archivos sonoros ,
nacionales. Ya no exige tanta imaginación y esfuerzo por parte
de un profesor el uso de grabaciones, o que un musco las in
corpore a un;, exposición. Y con el tiempo será relativamente s
fácil encontrar un extracto de grabación de una determinada
persona, acontecimiento o tema, ya sea de historia social o
política. Ünica, a menudo cncantadoramcntc sencilla, epigramá-
tica, a la par que representativa, la voz puede traer el pasado
al presente como ningún otro medio. Y su uso cambia no sólo
la textura de la historia sino también su contenido. Desplaza
el enfoque; de las leyes, las estadísticas, los administradores y
los gobernantes, a la gente. El equilibrio se altera: la política y
la economía pueden ser ahora consideradas — y por lo tanto juz
gadas— desde el lado de los receptores lo mismo que desde .
arriba. Y se hace posible contestar cuestiones que ya se había
dado por cerradas, extendiendo campos establecidos tales como
la historia política, la historia intelectual, la historia económica
y social, y confiriendo a otras áreas de indagación nuevas — his- ‘
toria de la clase obrera, historia de las mujeres, historia de la?
familia, historia de las minorías raciales y de otra índole, histo- ‘
ria de los pobres y de los analfabetos— una dimensión comple
tamente nueva. Tenemos ya en los títulos existentes — Aken-
field, Where Beards Wag All; Working, Worfdess; Pit-men,
Preachers and Politice, Prom Moulhs of Men; División Street,
The Classic Slum; Bclow Stairs, The Children of Sánchez; All
God's Dangers, Blood of Spain; The Dillen, The Leaping
Haré— las primeras golondrinas de un nuevo verano. Al se
guirles otros, la Historia cambiará y se enriquecerá.
I
LA V O Z DEL PASA DO 295 j
El nuevo equilibrio en el contenido de la historia, y en las i
fuentes de su evidencia, alterará su enjuiciamiento, y también, !
eventualmentc, su mensaje en cuanto mito público. Encontra- '
remos en el pasado un elenco de héroes distinto: la gente
corriente además de los líderes, las mujeres al igual que los
hombres, los negros lo mismo que los blancos. La Historia,
que otrora sólo podía llorar por un Carlos I en el cadalso,
puede ahora compartir la aflicción del viejo viudo analfabeto
Nate Shaw,' aparcero negro de Alabama arrestado por dos
veces, en la pérdida de su esposa Hannah: