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La Interrupción Voluntaria Del Embarazo en Colombia
La Interrupción Voluntaria Del Embarazo en Colombia
Es importante hacer énfasis en el hecho que, antes de dicha sentencia, el aborto era sancionado
con cárcel, para los que hicieran parte de ello (tanto la mujer como quien realice el
procedimiento), en ese sentido se abren las puertas para que, en los casos contemplados por la
ley, que se entienden como lesivos hacia la mujer y, que pueden comprometer la vida del neonato,
se pueda realizar la IVE. La despenalización parcial del aborto, no implica que caprichosamente se
de uso a lo conceptuado por la Corte Suprema, sino que, por el contrario, habla de una
responsabilidad mayor que debemos tener como sociedad, en el cuidado de la mujer y de la
familia, como eje central de la sociedad.
Históricamente ha estado prohibido, pero esto no ha dejado de ocurrir, por el contrario, durante
el periodo de 2010 a 2014, según el comunicado de prensa conjunto de la OMS y el Instituto
Guttmacher (2017), en el mundo se produjeron 25 millones de abortos peligrosos (45% de todos
los abortos) por año, de estos el 97% se produjo en países en desarrollo de África, Asia y América
Latina. Para la OMS, el aborto inseguro se define “como un procedimiento para la interrupción de
un embarazo realizado por una persona que no tiene la capacitación necesaria o en un entorno
que no cumple con los estándares médicos mínimos” (Ganatra et al, 2014).
Alineado con las estadísticas mundiales, en Colombia, se realizan alrededor de 400.000 abortos al
año, la mayoría de forma clandestina, de estos, 132.000 mujeres presentan complicaciones debido
a estos abortos inseguros, como consecuencia unas 90.000 mujeres requieren tratamiento médico
en instituciones de salud (Instituto Guttmacher, 2020) esto demuestra el riesgo para las mujeres,
la ineficiencia del estado y la falla histórica de la penalización del aborto. Ahora bien, analizando
las estadísticas, se puede detectar que, esta medida, no logra reducir el número de abortos, lo que
hace es obligar a las mujeres a someterse a abortos clandestinos e inseguros.
Adicional a esto Ana Cristina González (2005, 2011) pone en consideración, que el gobierno debe
poner en primer lugar los derechos humanos de las mujeres, la autonomía reproductiva, el
derecho a la igualdad y la salud, para finalmente, situar la interrupción voluntaria del embarazo
como un problema de salud pública puesto que, los abortos inseguros se dan bajo la
clandestinidad y ocasionan muerte materna. Alineado con lo anteriormente expuesto, la
despenalización del aborto traería descensos inmediatos en la mortalidad de las mujeres,
disminución de las complicaciones y tratamientos médicos asociados a prácticas inseguras.