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En primer lugar, sugirió que cuando los niños son criados con la confianza de que su
cuidador principal estará disponible para ellos, son menos propensos a experimentar
miedo que aquellos que son criados sin tal convicción.
En segundo lugar, creía que esta confianza se forja durante un período crítico de
desarrollo, durante los años de infancia, niñez y adolescencia, y que las expectativas que
se forman durante ese período tienden a permanecer relativamente sin cambios para el
resto de la vida de la persona.
Por último, sugirió que estas expectativas que se forman están directamente vinculadas a
la experiencia. En otras palabras, los niños desarrollan expectativas de que sus cuidadores
responderán a sus necesidades porque, en su experiencia, sus cuidadores han sido
receptivos en el pasado.
1.Fase de pre apego: (primeros dos meses). Orientación y señales sin discriminación de
figura. Serían aquellos comportamientos de las primeras semanas de vida del bebé, que
forman parte de su bagaje genético y que se activan frente a la presencia humana. Se
caracteriza por la aparición de un amplio repertorio de señales en el bebé que son, en su
mayoría, de carácter reflejo, aunque también posee otras capacidades sensoriales y
perceptivas que le permiten comunicarse y conocer a las personas que le rodean.
Ejemplos de estas conductas serían orientar la mirada hacia una persona, sonreírle, dejar
de llorar, tratar de aferrar.
2. Fase de formación del apego (2 a 6 meses) Durante estos meses, el bebé empieza a
dar muestras de poder diferenciar a las personas familiares de las desconocidas, por lo
que tiene una mayor tendencia a iniciar interacciones sociales con el cuidador o
cuidadores principales. Por lo tanto, los comportamientos reseñados en la fase anterior se
orientan ahora hacia el cuidador.
3. Fase clara de apego (seis meses a tres años) En esta nueva etapa se producen una gran
cantidad de cambios que dan lugar a la consolidación de la vinculación afectiva. No sólo
el sistema de apego (como conjunto de conductas que se encuentra organizado en torno a
una meta, a saber la proximidad y el contacto físico con la figura de apego) se consolida
en esta fase. Otros tres sistemas conductuales relacionados con él también hacen su
aparición en ella. El sistema de miedo contiene el conjunto de conductas de cautela,
temor e inhibición que aparecen cuando el niño se enfrenta a una estimulación novedosa,
sobre todo si proviene de personas no familiares. El sistema afiliativo recoge el repertorio
de conductas encaminadas a la búsqueda de la proximidad e interacción con personas
conocidas.
Formación de una relación recíproca (tres años en adelante; este tipo de interacción
madre-hijo dura toda la vida en los seres humanos). Ainsworth plantea un interesante
vínculo entre las fases del apego de Bowlby y las etapas cognitivas de Piaget. Para lograr
una relación recíproca el niño debe haber podido superar el egocentrismo (Piaget,
1964/1991). Debe ser capaz de interpretar los objetivos de la madre para poder
interactuar con sus propios objetivos. (BASES NEUROBIOLÓGICAS DEL APEGO:
REVISIÓN TEMÁTICA, s. f.) (La teoría del apego: Aportaciones de Bowlby, Ainsworth
& Main - PSISE, s. f.)
3. ¿Hay diferencias entre VÍNCULO y APEGO? Explique
Apego: La teoría del apego formulada por John Bowlby se está convirtiendo en una de
las corrientes más utilizadas, tomada por muchos autores como base para sus estudios e
investigaciones. Esta teoría establece que hay un sistema motivacional que nace de la
necesidad primaria de los niños de mantener una proximidad física con sus cuidadores
principales como manera de garantizar su propia supervivencia. Esta conceptualización
puramente biológica del apego dio paso a una interpretación más integral en la que
Bowlby hablaba, no solo de proximidad física, sino de “disponibilidad permanente” de la
figura principal (Bowlby, 1988). Esta disponibilidad no es exclusivamente de carácter
físico (estar ubicada en el espacio cerca del niño) sino que plantea una necesidad de
respuesta emocional adecuada por parte de esta figura principal. Que el niño interiorice a
la figura principal como disponible y capaz de responder emocionalmente es la clave para
el desarrollo de un sistema de apego seguro.
El vínculo: El concepto de vínculo aparece incluso antes de que naciera la teoría del
apego y es frecuentemente utilizado por muchos autores. La unión básica entre el niño y
la madre es continuamente denominada vínculo y de ahí sus continuas referencias en la
literatura. En las investigaciones con poblaciones infantiles la relación madre-niño es
frecuentemente el foco de estudio y los autores buscan modos relacionales, estrategias,
dinámicas que puedan explicar comportamientos que se observan en el niño durante su
infancia y también en etapas posteriores de su vida adulta. Es por ello que se habla a
menudo de la importancia del vínculo, entendiendo como vínculo la relación madre-niño
que se desarrolla en los primeros años de vida. Muchos autores postulan que esta primera
relación con la madre será luego el molde o la base bajo la que se formarán las futuras
relaciones del niño. De acuerdo con Benhaim (2013) la teoría del vínculo establece desde
su inicio la dependencia del bebé con respecto al otro y pone en cuestión, de forma
radical, toda concepción monádica de la psique humana. (APEGO Y VÍNCULO: UNA
PROPUESTA DE DELIMITACIÓN Y DIFERENCIACIÓN CONCEPTUAL | Temas de
Psicoanálisis, s. f.) (7 Puntos clave sobre la Teoría del Apego: estilos y características |
Vitaliza blog, s. f.)
4. Mencione y explique los distintos tipos de apego descritos por los teóricos del apego
Apego seguro
Es el apego más sano de todos y se da cuando el niño siente la incondicionalidad por
parte de sus progenitores y tiene la certeza de que no van a fallarle. Este apego se da
cuando el cuidador proporciona seguridad y se preocupa de establecer una comunicación
y un contacto con el menor.
No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el
abandono. Es decir, pueden llevar a una vida adulta independiente, sin prescindir de sus
relaciones interpersonales y los vínculos afectivos.
Los bebés con este tipo de apego exploran de forma activa su medio ambiente cuando se
encuentran solos con la figura de apego, y se intranquilizan al separarse de ella.
Estos niños se sienten validados emocionalmente y seguros para relacionarse con lo que
les rodea.
Apego evitativo
El apego evitativo aparece cuando los cuidadores no proporcionan la seguridad suficiente
para el menor, haciendo que este, desarrolle una autosuficiencia compulsiva y un
distanciamiento emocional de los mismos.
Estos niños, no suelen llorar cuando se separan de su cuidador y evitan el contacto.
Esta conducta puede llegar a confundirse con la seguridad, pero en realidad, provoca un
gran sufrimiento al menor. Estos niños suelen presentar grandes cuotas de estrés y crecen
sintiéndose poco valorados, teniendo a la larga problemas de intimidad con los demás.
Apego desorganizado
Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo y viene causado por una conducta
insegura o negligente de los progenitores.
El niño presenta comportamientos inadecuados y contradictorios en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados, no confía en su cuidador e incluso puede
llegar a sentir miedo hacia él.
Son niños inseguros con tendencia a reacciones impulsivas o explosivas y con mala
gestión de sus emociones. (Tipos de Apego | Abaterapia Psicología Infantil Madrid, s. f.)
5. ¿Cómo influyen los modelos de apego que tenemos o adquirimos, en las relaciones que
establecemos?
Se enfatiza que la experiencia del niño con sus padres tiene un rol fundamental en la
capacidad posterior del niño de establecer vínculos afectivos y que las funciones
principales de ellos serían proporcionar al niño una base segura y, desde allí, animarlos a
explorar.
La interacción que se produzca entre el cuidador y el niño podrá dar cuenta de la calidad
del vínculo, lo que tendría que ver con lo que Bowlby (1980) identificó como modelos
operantes internos, que serían expectativas que posee el niño acerca de sí mismo y de los
demás, y que le hacen posible anticipar, interpretar y responder a la conducta de sus
figuras de apego, ya que integran experiencias presentes y pasadas en esquemas
cognitivos y emocionales. En la misma línea, Fonagy et al. (1995) señalan que a partir de
experiencias repetidas con sus figuras de apego, los niños desarrollan expectativas en
cuanto a la naturaleza de las interacciones. Las relaciones tempranas de apego poseen
amplia influencia en la capacidad para regular el estrés, en la regulación de la atención y
en la función mentalizadora de los sujetos.
Esta teoría, desarrollada por Bowlby (1969, 1979, 1980), postula que las experiencias
vinculares tempranas se internalizan como esquemas representacionales denominados
modelos operativos internos de sí mismo y los otros que influirían la forma de enfrentar
las relaciones afectivas adultas, especialmente ante situaciones de conflicto o estrés.
(Guzmán et al., 2015)
Bibliografía
7 Puntos clave sobre la Teoría del Apego: Estilos y características | Vitaliza blog. (s. f.).
delimitacion-y-diferenciacion-conceptual/
42212011000100007
Guzmán, M., Santelices, M. P., & Trabucco, C. (2015). Apego y Perdón en el Contexto de las
48082015000100004
La teoría del apego: Aportaciones de Bowlby, Ainsworth & Main—PSISE. (s. f.). Recuperado 22
2022, de https://abaterapia.com/maternidad-y-paternidad/tipos-de-apego/