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de los estudios
de prehistoria
en México
Un homenaje
Un homenaje aa la
la trayectoria
trayectoria
del ingeniero
del ingeniero
Joaquín García-Bárcena
Joaquín García-Bárcena
Eduardo Corona Martínez
Joaquín Arroyo Cabrales
Coordinadores
PersPectivas de los estudios
de Prehistoria en México
un hoMenaje a la trayectoria
del ingeniero joaquín garcía-Bárcena
•
colección arqueología
•
serie logos
PersPectivas de los estudios
de Prehistoria en México
un hoMenaje a la trayectoria
del ingeniero joaquín garcía-Bárcena
•
Eduardo Corona Martínez
y Joaquín Arroyo Cabrales
Coordinadores
224 p. : fotos, graficas, mapas, il. ; 23 x 16.5 cm. – (Colección Arqueología. Serie
Logos)
ISBN: 978-607-484-482-5
ISBN: 978-607-484-482-5
Agradecimientos 9
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agradeciMientos
Post-Scriptum
El 26 de septiembre del 2010 murió el ingeniero Joaquín García-Bár-
cena. Dejó atrás una huella de 41 años de investigador del inah y una
labor editorial cercana a las 100 publicaciones de su autoría.
El 2 de diciembre del mismo año (figura 1), gracias a la convoca-
toria de Salvador Guilliem, coordinador nacional de Arqueología,
de Lorena Mirambell, Rosalba Nieto Calleja y Luis Alberto López
Wario, entre otros, nos reunimos nuevamente para celebrar y recor-
dar al ingeniero, cerrando así un ciclo… y continuar el siguiente.
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un Pequeño hoMenaje
a Modo de Prólogo
•
Eduardo Corona Martínez*
Joaquín Arroyo Cabrales**
INTRODUCCIÓN
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eduardo corona M. y joaquín arroyo c.
se han dedicado a los temas que aborda el seminario. Por ello, deci-
dimos que, a pesar de ir en “contraflujo”, esa parte del seminario no
se podía perder. Curiosamente, no tuvimos ninguna duda en acordar
que el siguiente personaje era alguien en el que siempre encontramos
apoyo para el desarrollo de nuestras actividades de investigación, sea
como académico o como funcionario, además de que podíamos cele-
brarlo y compartirlo con él. Él era el “Inge” Joaquín García-Bárcena.
A partir de ese acuerdo, tampoco la temática fue problema. El
tema de la “prehistoria” es de sumo interdisciplinario y una tradición
académica en el inah, donde el ingeniero participaba activamente. A
partir de la convocatoria, también nos percatamos de que varios cole-
gas y amigos se estaban apuntando para participar, sea como ponentes
o asistentes. Así fue como, los días 4 y 5 de diciembre de 2008, nos
reunimos cerca de 100 personas (lo que, por la temática, fue todo un
acontecimiento) en el auditorio del Museo Nacional de las Culturas,
para tratar de establecer el estado actual hasta ese entonces de las
investigaciones sobre el tema.
El ingeniero presidió todo el simposio, participó activamente en las
sesiones, interactuó en los recesos con los asistentes y, sobre todo, esta-
mos convencidos de que disfrutó el evento. No hubo medallas, diplo-
mas ni discursos retóricos; sí hubo recuerdos, anécdotas, evaluaciones
críticas y autocríticas a las tareas de investigación y, sobre todo, resul-
tados, avances, localidades, técnicas nuevas y otras no tan nuevas, lo
que nos dejó la sensación de que el tema de la “prehistoria” está vivo y
desarrollándose. De eso trata este libro. Desafortunadamente, el “Inge”
ya no pudo ver esta parte del trabajo terminado. Pero si queremos que
haya memoria, debemos producirla; por eso, continuamos la edición.
Sólo por eso.
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un Pequeño hoMenaje
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A MODO DE CONCLUSIÓN
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Buscando al ingeniero
intento de seMBlanza
del ingeniero y arqueólogo
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Santa Marta
La Cotorra
Los Grifos
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Figura 2. García-
Bárcena
en trabajo de
campo. Proyecto
Fogótico, 1981.
Foto: Jorge
Alberto Quiroz.
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* López Wario, Luis Alberto (ed.), 2010, Arqueólogos a través del espejo, México, inah.
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con el salvamento se trata de dar una alternativa que haga posibles las obras
nuevas, las que son de diferentes tipos, pero recuperando en primera ins-
tancia los materiales y la información que pudieran ser afectados por dichas
obras. Por ello, considero que la necesidad de realizar salvamentos va a con-
tinuar, en tanto el aumento de población, la complejidad económica del país
y otra serie de factores de este tipo obligan a que se incremente la cantidad
de obras necesarias (García-Bárcena, 1974: 133-134).
sí debería tener prioridad el estudio de regiones que han sido poco estudiadas,
con el objetivo inicial de, al menos, contar con el conocimiento básico de
ellas y que obtengan niveles de información que permitan la comparación con
la obtenida en el resto del país y una integración mediana de toda la infor-
mación de lo que se ha recuperado y estudiado (García-Bárcena, 1974: 102).
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Buscando al ingeniero
Encontrar así las caras del dedicado maestro, del acucioso investi-
gador, del incansable funcionario, del reconocido ingeniero, del em-
prendedor y homenajeado industrial, del gran estudioso, del creador
de una impresionante biblioteca personal de muy variados temas y
que literalmente saturó los rincones de su casa, pues fue voraz lector
de todo tipo de libros pero en especial de los que se constituyeron en
su pasión: los de ciencia ficción; del ser humano creador de sus espa-
cios plenos de cariños íntimos que conocí tardíamente, del pilar de la
prehistoria y de la arqueología nacional, del miembro de asociacio-
nes, del poseedor de una memoria y conocimientos enormes de todo
tipo y que en concreto llegó a ser uno de los que mejor conocía a su
querido y casi siempre luminoso inah y sus ocasiones oscuras entra-
ñas; del hijo y padre de familia, del colega e, incluso, de mi compa-
ñero de prisión, aunque por un rato nada más, pero al fin de cuentas
significativo, pues con ello se pudo detener, por ese lapso al menos, el
infatigable andar mas no el pensamiento de un hombre diverso pero
nunca disperso, del buscador de historias que nunca tuvo en la mira
pasar a ella, del hombre silente que cuando hablaba exponía una vi-
sión fundada, alejado de las estridencias características de tantos que
gritan por nada y para decir nada.
Hablo del hombre de opciones, del ingeniero, hombre y arqueó-
logo honesto, que buscó denodadamente evitar los conflictos, estu-
dioso de la diversidad humana, la que es palpable desde los tiempos
prehistóricos y, afín a ello, siempre respetuoso de los que pensaban y
actuaban diferente de sus concepciones, ser lejano y ajeno a las impo-
siciones; hablo de Joaquín, pues, ese señor que fue fiel a sus raíces en
la añeja Rasines, y que ahora ya cruza satisfecho el llano, siguiendo el
curso del río Silencioso, perseverante en su búsqueda de las respuestas
a sus preguntas iniciales de y sobre los hombres antiguos, de aquellos
que nos han legado su sabiduría, de gente como él.
Aún con dolor, puedo pedir, junto con Mario Benedetti: “Que la
muerte pierda su asquerosa puntualidad, / que cuando el corazón se salga
del pecho / pueda encontrar el camino de regreso. / Que la muerte pierda
su asquerosa / y brutal puntualidad, / pero si llega puntual no nos agarre
/ muertos de vergüenza, / que el aire vuelva a ser respirable y de todos”.
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Así, ahora reconocer honor y brindar, con mucha justicia y sin esca-
timar las muestras de afecto y reconocimiento a quien con su práctica
diaria mostró la necesidad y los beneficios de la congruencia, la sensa-
tez, el respeto y el conocimiento compartido; celebrar al “Ingeniero”,
es decir, al profesional y al hombre Joaquín García-Bárcena González.
No lo dude, don Joaquín. Camine pronto y ligero de equipaje, car-
gado de sonrisas y agradecimientos, satisfecho de sus dichos pero más de
sus hechos, pues muy cierto es que: “Fatiga tanto andar sobre la arena /
descorazonadora de un desierto, / tanto vivir en la ciudad de un puerto
/ si el corazón de barcos no se llena”, como nos indica el enorme y ya
centenario poeta español Miguel Hernández. Sólo le pido que se asome
usted en derredor, y advertirá su puerto lleno de navíos, barcazas y lan-
chones, todos pletóricos de reconocimientos, cariños y agradecimientos.
Buen viaje a un hombre sabio, sobrio, justo y hacedor. Me despido,
por lo pronto, con palabras tomadas del poeta uruguayo Mario Be-
nedetti, quien ante la infame e infamante muerte de Soledad Barret
Viedma dijo: “Desde ahora la nostalgia será / un viento fiel que hará
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PRODUCCIÓN ACADÉMICA
DEL INGENIERO JOAQUÍN GARCÍA-BÁRCENA
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los sitios PreceráMicos de chiaPas:
1974-1984
•
Diana Santamaría Estévez*
Antes que nada quiero expresar mis disculpas, pues escribí este artícu-
lo casi de memoria, y la memoria muchas veces falla, sobre todo cuan-
do se habla a 30 años de distancia. Es posible, por lo mismo, que este
texto contenga omisiones o errores tanto mínimos como descomu-
nales.
La memoria tampoco me ha ayudado en el caso de los sitios de
Aguacatenango y Teopisca, donde casi no participé en los trabajos
y que conozco, por así decirlo, de segunda mano. El trato superficial
que les doy no corresponde a su importancia, es el reflejo del poco
conocimiento físico que tuve de ellos.
En noviembre de 1974, el Departamento de Prehistoria del inah
envió a una “bola de desconocidos”, como diría después Richard S.
MacNeish, a excavar la cueva de Santa Marta, en Ocozocoautla,
Chiapas. Joaquín García-Bárcena era uno de estos “desconocidos” y el
director de la excavación. Al igual que los demás, Joaquín nunca había
estado en Chiapas, no conocía mayormente a los demás participantes
en esa primera temporada, y dudo que supiera que estaba iniciando
una nueva etapa de la investigación precerámica en Chiapas.
Las cuatro temporadas de campo en Santa Marta se desarrolla-
ron de 1974 a 1976. Para la segunda temporada ya era evidente que
la “roca madre” a la que llegó MacNeish en 1959, era más bien un
enorme bloque de caliza desprendido del techo del abrigo. Debajo de
* Arqueóloga.
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tas de arenisca, similares a las de Santa Marta, que tampoco han sido
estudiadas.
A partir de 1978, la atención del Departamento de Prehistoria en
Chiapas se centró en la región de los Altos. El proyecto se dividió en dos
secciones: una en el valle de San Cristóbal y otra en los valles vecinos
de Aguacatenango y Teopisca. Joaquín dirigió los recorridos de super-
ficie y las excavaciones en los dos últimos valles, y participó en casi
todas las temporadas de excavación en los sitios de San Cristóbal. En
el trabajo de campo en los Altos de Chiapas participaron alumnos de la
enah que hicieron sus prácticas de excavación aplicando ya el nuevo
sistema de excavación y registro desarrollado en Los Grifos.
Los sitios de Aguacatenango y Corral de Piedra se localizaron en
recorridos que se hicieron durante los fines de semana mientras se
estaba excavando Los Grifos. En Aguacatenango se encontraron si-
tios acerámicos y precerámicos en las terrazas lacustres del valle, que
fueron objeto de excavación (Aguacatenango II) en 1978 y recolec-
ción (Aguacatenango I) en 1979. De este último, se publicó una tesis
de licenciatura acerca de talleres líticos expuestos en superficies de
erosión (Guevara Sánchez, 1981) y fechados por cronología relativa
entre los años 6500 y 2250 a. P. La publicación sobre Aguacatenan-
go II (García-Bárcena, 1982) describe, además de talleres de fecha
y características similares a los de Aguacatenango I, campamentos
más antiguos, con hogares ubicados a orillas del antiguo lago. Estos
últimos subyacen a depósitos lacustres con restos de mamut y caballo,
por lo que se les considera anteriores a 10 000 años a. P. La lítica es
de pedernal, toba silicificada y jaspe, “poco elaborada”, respecto a la
cual Joaquín dice que las herramientas son pequeñas y con un míni-
mo de modificaciones. Los conjuntos líticos más recientes son menos
toscos que los más antiguos, aunque mantienen la misma morfología
y características generales. Aguacatenango II es el único sitio de ocu-
pación humana en Chiapas que contiene restos de mamut y caballo, y
también es el único en que la megafauna es más reciente que algunas
de las herramientas líticas encontradas.
De forma paralela a los trabajos realizados en Aguacatenango en
1978 y 1979, pero en el valle de San Cristóbal, se excavó la cueva de
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Figura 2.
García-Bárcena
en trabajos
del Proyecto
Fogótico, Chiapas,
1981. Foto:
Archivo López
Wario.
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reflejar los casi 20 000 años de omisión histórica que su nombre actual
representa. A los alumnos interesados en la etapa precerámica (¿toda-
vía los hay o seguimos en la época de los megaproyectos absurdos?),
los invito a estudiar los materiales de estos sitios. A quienes digan
que no vale la pena estudiar un sitio excavado por otros, les digo que
lo mismo podría haber dicho Joaquín cuando fue por primera vez a
Santa Marta en 1974, y miren: 10 años, siete sitios… todo un prece-
rámico.
agradeciMientos
Muchísimas gracias al señor José Luis Ramírez del Archivo Técnico del
inah, quien ayudó a recobrar un poco la memoria de estos años; al ar-
queólogo Luis Alberto López Wario de Salvamento Arqueológico, por
su lectura crítica y sus sugerencias que mejoraron mucho el texto; así
como al biólogo Óscar Polaco de Servicios Académicos, por su apoyo
de siempre y su ayuda con la lectura de esta narrativa. Son míos los
errores y las omisiones; la mayoría se refieren a la falta de citas de los co-
legas cuyos estudios zoológicos, botánicos y geológicos complementan
el conocimiento de los sitios excavados por los arqueólogos.
REFERENCIAS CITADAS
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Figura 3.
García-Bárcena
en trabajos
del Proyecto
Fogótico, Chiapas,
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Archivo López
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la cadena oPerativa
y la industria lítica arqueológica
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Lorena Mirambell*
INTRODUCCIÓN
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conclusiones
El estudio de la piedra tallada y pulida conlleva la memoria de una tec-
nología, el conjunto de técnicas que forman las industrias y los oficios.
Técnicas, industrias y oficios conforman el sistema técnico de una
sociedad. La producción de artefactos líticos implicó conseguir instru-
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BIBLIOGRAFÍA
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un Modelo de oBservación del ritual
Mortuorio entre los cazadores-
recolectores del desierto del norte
de México y la aPlicación
del concePto rito de Paso
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Leticia González Arratia*
INTRODUCCIÓN
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un Modelo de oBservación
Desde 1999 me he interesado en sistematizar y formalizar la obser-
vación y descripción de los restos óseos humanos y materiales ar-
queológicos asociados, provenientes de los diferentes hallazgos de
inhumaciones realizados y reportados en Coahuila (González Arratia,
1999; 2002; 2004). La intención sería derivar de estos datos un nue-
vo conocimiento, objetivo primordial de la investigación científica
(Bunge, 1980), aplicando un enfoque diferente al tradicional repre-
sentado por los estudios de Taylor (1966) y los de Aveleyra y colabo-
radores (1956).
Los artefactos y elementos empíricos que genera la práctica ar-
queológica aparecen en una primera instancia como inconexos y el
objetivo de esta investigación es utilizarlos para generar “…un siste-
ma de ideas conectadas lógicamente” (Bunge, 1980: 26).
Una manera de mostrar esta lógica sería la creación de un mo-
delo de observación. En el presente caso, el modelo se compone de
categorías generales basadas en la manera en que históricamente las
sociedades humanas, incluso la moderna, se aproxima al fenómeno
de lidiar con el cadáver de un miembro de la comunidad. De estas
categorías generales se construyen categorías menores, cada vez más
específicas, hasta llegar al dato arqueológico particular de las socie-
dades prehispánicas y grupos de edad y género que la componen. La
finalidad sería interpretar en términos de un complejo religioso tanto
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un Modelo de oBservación del ritual Mortuorio
cuadro 1
MODELO PARA LA OBSERVACIÓN DEL RITUAL MORTUORIO
A PARTIR DE LOS MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
Y DE LOS RESTOS ÓSEOS HUMANOS
Nota: las categorías más generales de observación se sintetizan en los puntos del 1 al 4, así como
las categorías particulares en las que se subdividen.
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cuadro 2
DISTRIBUCIÓN DE LOS DIFERENTES ELEMENTOS Y ARTEFACTOS
ASOCIADOS CON LOS BULTOS MORTUORIOS DE INFANTE ANALIZADOS,
DE ACUERDO CON LAS CATEGORÍAS GENERALES Y PARTICULARES
ESTABLECIDAS EN LA TABLA 1
Categorías generales Categorías Subdivisión Bulto 1 Bulto 2 Bulto 3 Material
particulares arqueológico
Características Restos óseos
Edad Infante x x x
físicas del difunto humanos
Restos óseos
Posición Flexionada x x x
humanos
Envoltura externa Piel posiblemente
x x x
Preparación del cadáver de venado
del cadáver Adornos x x Collares
Mortaja Miniaturas x Cunita
Fragmentos de
Otras partes de x
piel de animal
animal
x Pezuñas
Traslado del cadáver No existen datos
Receptáculo
natural del Abrigo x x x
cadáver (tumba)
Soporte móvil Externo al x x x Petate
Disposición
y agregado cadáver x x Nido de zacate
del cadáver
Aditamentos Externo al Canasto
en su morada final x
extra cadáver
Técnica de
aislamiento Entierro x x
del cadáver
el ritual
El conjunto de las actividades sistemáticas y repetidas, realizadas en
los momentos definitorios de la vida social e individual de los grupos
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agradeciMientos
En la excavación del bulto 2, efectuada por el Proyecto arqueológi-
co Cuatro Ciénegas: una aproximación a contextos alterados, parti-
ciparon en diferentes temporadas la arqueóloga Ma. Rosa Avilés, la
doctora Josefina Mansilla, el maestro Iván Leboreira, P. A. Elvira
Ochoa, Yuri de la Rosa, y la autora.
BIBLIOGRAFÍA
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PoBlaMiento de la Península
de Baja california
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Harumi Fujita*
Antonio Porcayo Michelini**
INTRODUCCIÓN
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haruMi fujita y antonio Porcayo Michelini
MEXICALI
TIJUANA Cerro Pinto ESTADOS UNIDOS
Laguna Salada
Zaragoza
ENSENADA
Abrigo de los
Escorpiones
Laguna Diablo
Abrigo Paredón
Laguna
Chapala
MÉXICO
Isla
de Cedros G
O
LF
El Palmarito
O
Cueva Pintada
DE
Sierra de
CA
San Francisco
SAN
LI
FO
IGNACIO
RN
IA
OCÉANO PACÍFICO
Espíritu Santo
El Pulguero
Tecolote
Costa Baja
LA PAZ
0 200
km
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PoBlaMiento de la Península de Baja california
Ignacio Zaragoza
Durante los trabajos arqueológicos hechos en superficie y excavación
por Antonio Porcayo en el ejido Ignacio Zaragoza en dos temporadas
entre 2004 y 2005 se identificaron dos etapas ocupacionales: la pri-
mera fechada por medio de tipología comparada de la industria lítica
con el sitio modelo conocido como Harris o sd-149, fechado por ra-
diocarbono entre 8 000 a 11 000 a. P. (Warren y True, 2006). El sitio
Harris, ubicado en las márgenes del río San Dieguito, en el condado
de San Diego en California, fue investigado y dado a conocer por
Malcom Rogers (1939) entre 1938 y 1939, y posteriormente en 1958,
por Claude N. Warren, quien ha venido precisando desde entonces,
entre otras cosas, su cronología (Warren y True, 2006).
El sitio Zaragoza también tiene una segunda etapa ocupacional, se-
parada por milenios de abandono y evidenciada por una industria lítica
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PoBlaMiento de la Península de Baja california
Cerro Pinto
Este monumental sitio, que comprende cantera, taller y campamento,
se encuentra tierra adentro de la península, muy cerca de la estriba-
ción nororiental de la escarpada Sierra Juárez, cerca de la confluencia
de los arroyos secos Pinto y de Agua Grande (figura 4). En términos
generales, esta zona está cubierta por material eólico y áreas compac-
tas, las cuales han sido superimpuestas sobre terrazas con sedimen-
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PERCUTOR DE NÚCLEO
Los artefactos tienen una antigüedad de 9 000 años Dibujos de Marion Vomend Teuscher
Figura 2. Lítica del sitio Ignacio Zaragoza. Fuente: Antonio Porcayo con dibujos de
Marian Vomend Teuscher.
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Figura 4. Vista general del sitio Cerro Pinto. Foto: Antonio Porcayo.
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Isla de Cedros
Las dataciones de radiocarbono obtenidas en las investigaciones ar-
queológicas realizadas en la isla de Cedros desde 2000 por Matthew
des Lauriers (2005) revelan la presencia de ocupación humana desde
10 745 ± 25 a. P. con una fecha calibrada de 12 731 a 12 569 a. P. Las
evidencias de los sitios costeros excavados consisten en restos de mo-
luscos y restos óseos de fauna (tanto marina: pez, tortuga marina, lobo
marino y foca fina; como terrestre: conejo); además de lítica tallada,
como puntas de proyectil, cuchillo y raspador, característica de la pre-
sencia de paleocosteros. También se registra el hallazgo de dos puntas
Clovis en la superficie de dos sitios; sin embargo, Des Lauriers opina
que estas puntas no tienen contexto de paleoindígena, considerando
los patrones observables de asentamiento, tecnología y subsistencia.
Como explicación alterna, existe la posibilidad de considerar una mi-
gración paleoindígena, ya que, al parecer, la isla estuvo conectada
con la península en el Pleistoceno final.
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Isla la Partida
J69E
J69 B, F, G J69D
J65
J94A
J57
J30
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Figura 7. Vista general del alrededor de la Covacha Babisuri. Foto: Harumi Fujita.
Figura 8. Vista general de J69E La Ballena 3. Foto: Loren Davis y Harumi Fujita.
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El Pulguero
El sitio A-16 El Pulguero Suroeste se localiza a aproximadamente 25
km al noreste de la ciudad de La Paz, al oeste de la playa de Tecolote,
frente a la isla Espíritu Santo, Baja California Sur, y es un área inmen-
sa donde se encuentran canteras y talleres líticos de riolita con una
superficie aproximada de 1.2 km2 (figura 11). Una porción de este
sitio fue previamente identificada y trabajada en la década de 1980
(García-Uranga y Mora, 1981) y el registro casi total del sitio se com-
pletó en 1997 (Fujita, 1998; Fujita y Poyatos, 2007).
En 2008 se llevó a cabo el salvamento arqueológico en la parte
oeste de este sitio con el fin de registrar la mayoría de las canteras y los
talleres líticos de riolita, así como la recolección general de las herra-
mientas, principalmente las preformas de bifacial grande de riolita. En
forma paralela, se realizó la prospección del terreno privado de aproxi-
madamente 95 ha, planeado para un campo de golf y la construcción
de residencias para identificar y registrar los sitios arqueológicos. Una
serie de investigaciones y resultados de fechamiento de algunas mues-
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PoBlaMiento de la Península de Baja california
Figura 11. Vista general del sitio Al6 El Pulguero Suroeste. Foto: Harumi Fujita.
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Costa Baja
Tres cuevas localizadas en el desarrollo turístico “Costa Baja” aproxi-
madamente a 6 km al noreste de La Paz, registrados en 2000 (Fujita,
2003), fueron excavadas en 2005 durante el rescate arqueológico. En
dos de ellas, catalogadas como A-110 Cañada de Caimancito 2 y A-111
Cañada de Caimancito 3, se obtuvieron fechas de muestras de concha
anteriores a 8 000 años a. P., tomadas del nivel inferior y medio de la
excavación.
En el caso del sitio A-110, la muestra de concha datada proviene
del último nivel de la primera capa, por lo que es evidente que en la
capa II existió una ocupación más temprana, cuya evidencia se basa
exclusivamente en la lítica tallada (lascas, núcleos y un raspador); es
de notarse la ausencia de restos de moluscos y piedras de molienda.
Por su parte, en el sitio A-111 la muestra de concha fechada pro-
viene del último nivel de la unidad de excavación y las evidencias
del periodo temprano consisten en restos de moluscos y lítica, tanto
tallada como piedras de molienda (Carlos Mandujano y Sandra Eli-
zalde, comunicación personal, 2005). Estas dos cuevas fueron ocupa-
das en forma continua hasta la época de contacto, de acuerdo con los
resultados de fechamiento de varias muestras.
En los sitios de Baja California hasta ahora estudiados no se han
encontrado entierros o restos óseos humanos correspondientes a este
periodo temprano que nos puedan informar sobre cómo eran estas
poblaciones y sus rituales funerarios.
conclusiones
Las investigaciones arqueológicas realizadas hasta el momento en
la península de Baja California son menos numerosas que en otras
áreas, tanto de Mesoamérica como de California. Sin embargo, a par-
tir del año 2000 se han incrementado los trabajos arqueológicos en
el área, por lo que se han visto avances en los estudios destinados
a determinar la antigüedad de la primera ocupación y las rutas de
poblamiento, en la estimación de patrones de subsistencia y en la
diversificación de los análisis de artefactos usados por los primeros
pobladores de la península, tanto los de origen lítico como orgáni-
116
PoBlaMiento de la Península de Baja california
agradeciMientos
Queremos agradecer a la arqueóloga Julia Bendímez Patterson por su
apoyo a los proyectos arqueológicos de Baja California. Harumi Fujita
quiere agradecer al ingeniero Joaquín García-Bárcena y al arqueólogo
Jesús Mora Echeverría por su interés y apoyo académico para llevar
a cabo el proyecto “El poblamiento de América visto desde la isla
Espíritu Santo, B. C. S.”. Queremos dar el reconocimiento a Karen
Calvario Zavala y a Omar López Hernández por realizar el mapa de
la península.
BIBLIOGRAFÍA
117
haruMi fujita y antonio Porcayo Michelini
118
PoBlaMiento de la Península de Baja california
119
haruMi fujita y antonio Porcayo Michelini
120
PoBlaMiento de la Península de Baja california
121
haruMi fujita y antonio Porcayo Michelini
122
la Prehistoria en oaxaca
avances recientes
•
Marcus Winter*
Desde el recorrido hecho hace 50 años por José Luis Lorenzo y Miguel
Messmacher (1963), y las investigaciones, en los años sesenta, de
Kent V. Flannery (1986) y sus colaboradores, sabemos de la presencia
de sitios prehistóricos, también denominados precerámicos o de la
Etapa Lítica, cerca de Mitla, en el extremo este del valle de Oaxaca.
Sin embargo, con la excepción de unos hallazgos misceláneos, duran-
te los últimos 40 años el periodo prehistórico en Oaxaca ha recibido
poca atención. La situación cambió en 2005 y 2006 cuando trabaja-
mos varios sitios tempranos al este de Mitla como parte del Proyecto
Salvamento Arqueológico Carretera Oaxaca-Istmo (sacoi) y un sitio
en el Istmo en el Proyecto Exploraciones Arqueológicas en Barrio
Tepalcate, Ixtepec, Oaxaca (figura 1).
sitios PaleoaMericanos
123
Marcus Winter
Valle de Nochixtlán
Valle de Tlacolula
Figura 1. Mapa de
Barrio Tepalcate
Oaxaca con la ubicación
de sitios tempranos.
Fuente: Cira Martínez
López, Gonzalo Sánchez
Santiago y Pablo Mateos.
124
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
Figura 3. Dos
implementos
encontrados con
los huesos de
mastodonte.
0 5 Fuente: David
cm Hilbert.
125
Marcus Winter
126
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
a Oaxaca Santa Ana
del Valle
Díaz Ordaz
km
Matatlán
al Istmo
Guhdz Bedkol
Éste es un sitio abierto sobre una loma baja al lado izquierdo del río
Grande. La vista desde el sitio domina el valle de Mitla al oeste y la
salida del río Grande de su cañada estrecha al norte (figura 7). La
superficie de la loma, que tiene cerca de 9 ha de extensión, presenta
áreas erosionadas por escurrimientos de agua, exponiendo artefactos
fechados para el Arcaico y más tardíos. La concentración más densa
de material lítico arcaico apareció en una ligera planicie en la parte
norte-central del sitio denominado área G. Aquí se abrió un área ho-
rizontal de 575 m2 (Martínez López y Reyes González, 2007).
127
Marcus Winter
Figura 7. Vista hacia el este desde la nueva carretera con la excavación de Guhdz
Bedkol en la planicie abajo. Foto: Marcus Winter.
128
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
129
Marcus Winter
Elemento G1
Muro G4
Muro G2
Elemento G4
Muro G1
Elemento G6
Elemento G7
Muro G3 Gala G5
Elemento G8
Elemento G9
Gala G6 Elemento G5
0 5
m
130
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
131
Marcus Winter
132
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
133
Marcus Winter
Entre los materiales recolectados sobre las orillas de los cortes en-
contramos una punta de proyectil arcaica y otros posibles artefactos
precerámicos, un núcleo de sílex ya preparado y una preforma bifa-
cial. La punta, del tipo que hemos designado Xaagá, es de sílex gris
con cristales de cuarzo, similar a la materia prima encontrada en
Mitla. Este sitio por primera vez documenta la presencia de grupos
arcaicos en la región del Istmo sur. Probablemente se trata de un cam-
pamento temporal, o tal vez simplemente de una estación de trabajo
lítico (figura 13).
coMentarios generales
Concentración de sitios
El hallazgo de las puntas acanaladas y el posible matadero de masto-
dontes corroboran la presencia de los paleoamericanos en Oaxaca, y
los sitios arcaicos enriquecen la variabilidad documentada en trabajos
previos. La concentración de sitios tempranos en el área de Mitla es
hasta ahora única en Oaxaca. El subvalle de Mitla parece haber sido
un área nuclear durante la Etapa Lítica, análoga para los cazadores-re-
colectores a las áreas nucleares postuladas hace años por Eric Wolf y
Ángel Palerm (1957) para los periodos más tardíos en Mesoamérica.
Son áreas de concentraciones inusuales de recursos, de innovaciones
y de desarrollos precoces.
134
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
Uno podía pensar que los factores especiales en Mitla eran los nu-
merosos abrigos rocosos para alojamiento conveniente, una abundan-
cia de plantas y animales comestibles y la disponibilidad común del
sílex. Sin embargo, existen otras áreas de Oaxaca con muchos abrigos
pero que carecen de ocupaciones arcaicas; hay otros sectores del valle
de Oaxaca que presentaban condiciones ambientales similares pero
que no cuentan con sitios prehistóricos; y hay otros yacimientos de
sílex en Oaxaca pero hasta ahora no se han localizado concentracio-
nes de sitios tempranos asociados. La combinación de los factores
mencionados (abrigos, ambiente, sílex), tal vez junto con la presen-
cia de agua y la ubicación cercana a la intersección entre regiones
geográficas —el valle de Oaxaca, la Sierra Mixe y la salida hacia el
Istmo— explican la concentración de sitios.
El sílex
Único en Mitla es el sílex abundante, de buena calidad y de fácil
acceso. Ocurre en vetas de espesor variable en la toba volcánica
(“cantera”) que forman las montañas al norte del pueblo. Puede ser
extraído directamente de las vetas y aparece también en la superficie
del terreno y en los cauces del río Grande y de los arroyos como nódu-
los tabulares ya removidos de la toba por procesos naturales. Durante
unos 8 000 años, desde el periodo Paleoamericano hasta finales del
Arcaico, grupos de cazadores-recolectores explotaron estos yacimien-
tos; la producción de implementos es el denominador común entre
los sitios.
Un reto es realizar estudios para detectar cambios a través del
tiempo en la selección de materia prima, así como en la morfología,
las técnicas de la producción y la función de los implementos. Los
cambios en las puntas de proyectil son obvios; en lascas grandes y
anchas con plataformas facetadas se refleja una técnica de adelga-
zamiento bifacial con percutor blando, no documentada en periodos
más tardíos en Oaxaca. Tanto las puntas como los bifacies grandes,
ambos rotos en proceso de manufactura, son comunes, aunque pre-
viamente han sido identificados como implementos terminados
(figura 14).
135
Marcus Winter
0 5
Figura 14. Lascas de adelgazamiento bifacial
m
(arriba) y bifaces rotas en manufactura.
Fuente: David Hilbert.
0 5
Cronología
Una secuencia cronológica para la Etapa Lítica en Oaxaca ha sido pro-
puesta por Flannery (1983: cuadro 2.2) con base en los resultados de
sus exploraciones en los sitios de Cueva Blanca, Guilá Naquitz, Mar-
tínez Rockshelter y Gheo Shih. Flannery define cuatro fases, tomando
en cuenta especialmente las fechas de radiocarbono y las puntas de
proyectil como artefactos diagnósticos. Los datos reportados en el pre-
sente estudio ayudan a enriquecer la secuencia (figura 15).
Las puntas acanaladas y el sitio sjP-1 con el mastodonte se pue-
den asociar como materiales de un periodo paleoamericano, mientras
que la zona F de Cueva Blanca, reportada por Flannery, posiblemente
corresponda a una época todavía más temprana. En el abrigo Mrg-6
se encontró una punta de forma de hoja (figura 12, superior izquier-
do) del tipo Lerma definido por MacNeish et al. (1967) y que posi-
blemente corresponda al periodo Paleoamericano. El sitio de Guhdz
136
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
cuadro 1
CRONOLOGÍA DE LA ETAPA LÍTICA EN OAXACA
Años a. C. Fase Sitios
(Periodo Preclásico)
1 600
Martínez Yuzanú (Valle de Nochixtlán); Martínez Rockshelter
2 800
Blanca Cueva Blanca C-D; San Felipe del Agua* (valle de Oax.);
Yucuñudahui* y Jaltepec* (valle de Nochixtlán)
3 300
4 000
Jícaras Gheo Shih; San Felipe del Agua*
5 000
5 430
(sin nombre) Mrg-6 apisonados 2-4
6 200
6 700
Naquitz Guilá Naquitz B-E
Cueva Blanca E
8 900
(Periodo Paleoamericano) sjP-1
Orlandini
9 500
Pleistoceno tardío Cueva Blanca F
Fuente: Basado en Flannery (1983: cuadro 2.2) con datos agregados de hallazgos
aislados de superficie (*) y de los proyectos recientes.
Bedkol tuvo una punta tipo Jícaras y es posible que el sitio fuera
ocupado al mismo tiempo que Gheo Shih, donde también aparecie-
ron puntas de tal tipo. La posición temporal de las puntas tipos Xaagá
no ha sido determinada; posiblemente correspondan a la fase Jícaras o
un poco antes por su forma alargada y relativamente gruesa. Muestras
de carbón tomadas de los apisonados inferiores en el Mrg- 6 dieron
tres fechas que van de 5430-6200 años a. C. Los detalles de los con-
textos y de los artefactos asociados serán presentados en un estudio
futuro. Mientras, cabe notar que las fechas sugieren una ocupación
entre las fases Naquitz y Jícaras, como señalo en el cuadro cronológi-
co (figura 15).
La domesticación de plantas
El abrigo Guilá Naquitz, explorado por Flannery, es un sitio clave por
haber proporcionado evidencia temprana de plantas domesticadas: el
bule y la calabaza en 8000 a. C. y el maíz en 4300 a. C. La importan-
cia de las plantas en los sitios de Mitla está reforzada por los datos de
Mrg-6: hay una notable ausencia de huesos de animales cazados de ta-
137
Marcus Winter
Las construcciones
Finalmente, Gudhz Bedkol es especialmente interesante porque ofre-
ce datos para una reevaluación de los dos muros encontrados hace
años en Gheo Shih, los cuales han sido interpretados como límites
de una pista de baile o de una cancha de juego de pelota (figura 16).
Los pares de alineamientos de piedra en los dos sitios, Guhdz Bedkol y
138
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
Figura 15. Sitio Gheo Shih con alineamientos de piedra. Foto: David Hilbert.
agradeciMientos
Este escrito es una versión modificada de la ponencia del mismo títu-
lo presentada en el Simposio “Perspectivas de los Estudios de Prehistoria
en México. Un Homenaje a la Trayectoria del Ing. Joaquín García-Bár-
139
Marcus Winter
BIBLIOGRAFÍA
140
la Prehistoria en oaxaca: avances recientes
141
nuevos estudios soBre las sociedades
PreceráMicas de chiaPas
•
Guillermo Acosta Ochoa*
143
guillerMo acosta ochoa
144
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
145
guillerMo acosta ochoa
146
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
cuadro 1
ALTERNATIVAS A LOS ESTUDIOS DE CAZADORES-RECOLECTORES
Estudios de sitio Estudios regionales, con el fin de evaluar la variabilidad de
sitios y componentes de las ocupaciones precerámicas de
un área.
Excavaciones intensivas Excavaciones extensivas mediante el análisis detallado de
(calas, pozos) áreas de actividad.
Estudio de restos macrobotánicos Recuperación sistemática de microfósiles, con el fin
(cribado o flotación) de complementar la escasa conservación de los restos
macrobotánicos en las regiones tropicales (polen, almidón,
fitolitos, antracología).
Tipología morfológica, análisis Tipología basada en aspectos tecnológicos.
de huellas de uso Análisis de residuos de las áreas funcionales.
Fechamiento relativo, 14C estándar Fechamiento 14C-aMs, paleomagnetismo.
Una teorización más clara y menos implícita en la reconstrucción de la economía, organización
social.
147
guillerMo acosta ochoa
148
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
Cuevas
Los Grifos
Santa Marta
Sistema en coordenadas
utM Datum: Nad 1927.
149
guillerMo acosta ochoa
Sólo futuros estudios permitirán aclarar si las diferencias entre las poblacio-
nes representadas en la fase I de Santa Marta, y aquellas que entre su instru-
mental tenían puntas de proyectil del grupo Clovis y/o “colas de pescado” se
reducen únicamente a la tecnología de manufactura de ciertos artefactos, o
si para estas fechas tenemos grupos humanos más o menos especializados en
la caza, y otros con economía mixta de caza-recolección, que comienzan ya
a emplear instrumentos de molienda (García-Bárcena, 1982: 71).
Esta misma posibilidad fue el motivo central para orientar las ex-
cavaciones en Santa Marta en la búsqueda de datos que permitieran
evaluar aspectos como paleoetnobotánica (polen, granos de almidón,
macrorrestos), arqueozoológica, áreas de actividad (análisis químicos
y distribución espacial de artefactos), análisis tecnológico y de huellas
de uso de los artefactos, entre otros (Acosta, 2008; Acosta et al.,
2008; Eudave, 2008; Pérez, 2009). Un aspecto interesante de los nue-
vos estudios eran las fechas asociadas a las ocupaciones tempranas
en el sitio, en particular las de las capas XVI y XVII. Éstas ubicaron
claramente a Santa Marta entre los sitios del Pleistoceno tardío del
Nuevo Mundo. Con la finalidad de comparar nuestros resultados con
los fechamientos previos, hemos realizado la calibración de las fechas
de Santa Marta junto con los fechamientos de McNeish y Peterson
(1962), Santamaría y García-Bárcena (1989) y Acosta (2008), ade-
más de seis nuevos fechamientos por espectrometría de aceleración
150
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
151
guillerMo acosta ochoa
UNAM-07-22 10055±90BP
I-9260 9330±290BP
I-9259 9280±290BP
I-8955 8785±425BP
M-980 8730±400BP
UNAM-07-24 7875±175BP
UNAM-07-26 7530±70BP
M-979 7320±300BP
UNAM-07-25 6925±70BP
I-8954 6910±31BP
UNAM-07-27 6800±97BP
I-8618 6360±160BP
I-8953 6325±125BP
I-8620 6310±130BP
UNAM-07-28 5740±65BP
M-978 3270±300BP
I-8619 1950±100BP
M-977 1870±200BP
UNAM-07-29 1100±70BP
Figura 2. Fechas calibradas para Santa Marta (MacNeish y Peterson, 1962; García-
Bárcena y Santamaría, 1989; Acosta, 2008, y Acosta, presente estudio).
Por otro lado, entre los materiales de Los Grifos se localizan instru-
mentos típicamente asociados con puntas acanaladas en otros sitios
centroamericanos como raspadores aquillados (o “parabólicos”), ras-
padores con espuelas laterales, buriles y láminas con dorso rebajado.
Un solo artefacto de este tipo, un fragmento de raspador “parabólico”,
se localiza en el nivel con fecha 9 800 a. P. (no calibrada) en Santa
Marta, mientras que en los niveles anteriores (ca. 9 800-10 500 a. P.)
este tipo de materiales está ausente, lo cual parece confirmar el arribo
152
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
153
Sitios con puntas acanaladas
Cueva Los Vampiros
154
Beta-5101 8560±650BP
Piedra del Coyote
Tx-1632 10650±1350BP
Tx-1634 10020±260BP
?
Tx-1635 9430±120BP
Tx-1633 5320±90BP
Los Tapiales
guillerMo acosta ochoa
GaK-4889 11170±200BP
Tx-1631 10710±170BP
GaK-4890 9860±185BP
Tx-1630 8810±110BP
Figura 3. Fechas
Birm-703 7960±160BP
GaK-4888 7820±140BP
calibradas
GaK-2769 7550±150BP
asociadas
GaK-4887 7150±130BP a puntas
GaK-4886 4790±100BP acanaladas
El Inga entre el sureste
R-1070 9030±144BP de México y
R-1073 7928±132BP Ecuador (Pearson
Los Grifos y Cooke, 2002;
I-10762 9540±150BP Gruhn, Bryan
I-10761 9460±150BP
y Nance,
I-10760 8930±150BP
1977; Mayer-
20 000CalBC 15 000CalBC 10 000CalBC 5 000CalBC Oakes, 1986;
Fecha calibrada Santamaría,
Datos atmosféricos de Reimer et al. (2004); OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron].
1981).
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
155
guillerMo acosta ochoa
Figura 4. Puntas
cola de pescado
(izquierda) y
Clovis (derecha)
de Los Grifos,
Chiapas. 0 5 cm
156
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
157
guillerMo acosta ochoa
Figura 5. Polen de
Zapotaceae
(ca. 8 800 a. P.)
y Zea mays (10 050
± 90 a. P.) de
Santa Marta.
158
Las Vegas
Figura 6.
ND1 10840±410BP
Fechas y
ND2 10300±240BP
materiales
ND3 10100±130BP asociados con
ND5 9740±60BP los sitios con
ND4 9550±120BP horticultura
ND6 9080±60BP
temprana:
Las Vegas,
San Isidro
Ecuador
B-65878 10050±100BP
(Stothert,
B-65875 10030±60BP 1985, 1988);
B-65877 9530±100BP San Isidro,
Aguadulce Rockshelter Colombia
NZA-9262 10529±184BP
(Gnecco y
Mora, 1997;
NZA-10930 10725±80BP
Gnecco,
Santa Marta XVII-XV
2000);
Beta-233470 AMS 10460±50BP Aguadulce,
UNAM-07-22 10055±90BP Panamá
Beta-233476 AMS 9950±60BP (Piperno et
Beta-233475 AMS 9800±50BP
al., 2000); y
Santa Marta,
I-9260 9330±290BP
Chiapas
16 000CalBC 14 000CalBC 12 000CalBC 10 000CalBC 8 000CalBC 6 000CalBC (Acosta, 2008;
159
Fecha calibrada y presente
Datos atmosféricos de Reimer et al. (2004); OxCal v3.10 Bronk Ramsey (2005); cub r:5 sd:12 prob usp[chron].
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
estudio).
guillerMo acosta ochoa
160
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
BIBLIOGRAFÍA
161
guillerMo acosta ochoa
162
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
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guillerMo acosta ochoa
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guillerMo acosta ochoa
166
nuevos estudios soBre las sociedades PreceráMicas de chiaPas
167
PriMeras evidencias huManas
en la cuenca de México
•
José Concepción Jiménez López*
Gloria Martínez Sosa*
Rocío Hernández Flores*
INTRODUCCIÓN
169
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
170
Lago de
Zumpango Xaltocan
Tultepec Lago de
Xaltocan
Tepexpan
Lago
de Texcoco
Peñón Texcoco
Balderas de los Baños
México Chimalhuacan
Chicoloapan
Aztahuacan
Peñón del Xico
Lago de Marquez
Xochimilco
Lago de
Chalco
171
Figura 1. Ubicación de la cuenca de México.
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
Estados Unidos
Golfo de México
Océano Pacífico
Figura 2.
Rutas
probables del
poblamiento Cuenca de México
de México.
172
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
Material y Métodos
En este trabajo se presenta una muestra de 20 esqueletos humanos, de
ambos sexos y de edades diferentes, todos ellos ubicados cronológica-
mente en el periodo precerámico y procedentes de la cuenca de Mé-
xico. Éstos forman parte de la colección osteológica de la Dirección
de Antropología Física del inah.
Para determinar la edad y el sexo se utilizó el método propuesto
por Lovejoy (1984) y las modificaciones de Lovejoy et al.(1985), así
como de Loth y Henneberg (1996). Las dataciones radiocarbónicas
fueron llevadas a cabo en el año 2000 a través del método de espec-
troscopia de aceleración magnética (aMs, por sus siglas en inglés) en
el Research Laboratory for Archaeology and History de la Universi-
dad de Oxford, Inglaterra.
hallazgos
Peñón I
El primer hallazgo sobre la presencia del hombre en la cuenca fue el
esqueleto localizado en la colonia Peñón de los Baños, en la ciudad de
México en 1844 por Mariano Bárcena y Antonio del Castillo, quienes
anunciaron haber encontrado accidentalmente un esqueleto humano,
el cual estaba empotrado en la toba caliza. Pertenece a un individuo
adulto de sexo masculino. Al respecto de su antigüedad, generó contro-
versia si era antiguo o no (Bárcena, 1885; Bárcena y Del Castillo, 1886).
Peñón II
En el mes de junio de 1957, trabajadores del Departamento del Dis-
trito Federal, al realizar una obra descubrieron fragmentos de un crá-
173
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
Peñón III
Uno de los hallazgos relevantes ocurrió en 1959, cuando, entre las
calles de Emiliano Zapata y Bolívar, en la colonia Peñón de los Ba-
ños, Distrito Federal, se cavó un pozo para extraer agua. De acuerdo
con las características geológicas del suelo, pertenece a una capa de
sedimento travertino, donde se localizó a una profundidad de 2 m.
El esqueleto está casi completo y pertenece a un individuo adulto
joven de sexo femenino. A este espécimen se le han aplicado dos
fechamientos en tiempos diferentes. El primero se realizó a través de
174
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
Peñón IV
En noviembre de 1962, nuevamente en el área correspondiente al
Peñón de los Baños, Distrito Federal, se reportó el hallazgo de un
cráneo humano, que pertenece a un individuo adulto joven de sexo
masculino. Una de sus características particulares es que se encuentra
embebido en la roca. De este espécimen no se tiene fechamiento has-
ta el momento y se encuentra en proceso de estudio.
175
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
Xico
En 1893, se reportó en esta localidad del Estado de México la apari-
ción de una mandíbula de un individuo infantil. Fue encontrada muy
cerca de un cráneo de équido fósil, atribuido a una edad pleistocénica.
A este espécimen se le realizó por primera vez un fechamiento me-
diante la cuantificación del flúor (Arellano, 1946). Es importante
mencionar que, tanto de la mandíbula como del cráneo de caballo,
hoy día se desconoce en qué institución pública o privada se encuen-
tran.
Tepexpan
Transcurría el año de 1945 cuando se elaboró por vez primera un pro-
yecto arqueológico con el objetivo de buscar evidencias de los prime-
ros grupos humanos que habitaron la cuenca de México, a través de
una serie de excavaciones en las llanuras de Tepexpan, en el Estado
de México. Estos trabajos dieron como resultado el hallazgo de un
esqueleto humano casi completo, al cual se le denominó Hombre de
Tepexpan. Se trata de un individuo adulto de sexo masculino y fue
localizado en las capas de limos lacustres. En un inicio se le calculó
una antigüedad de entre 11 000 y 12 000 años (Terra et al., 1949),
176
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
177
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
lumbares y cubierta por el ilíaco derecho del animal, una pieza den-
taria humana, que corresponde a un canino superior izquierdo, con
un desgaste casi total de la corona, además de presentar un proceso
intenso de mineralización. A esta pieza se le asignó por asociación
una antigüedad de entre 10 000 y 7 000 años a. C.
Figura 10.
Ejemplares de Santa
María Aztahuacán.
178
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
Tlapacoya
A finales del año de 1965 y principios de 1973 se llevó a cabo una
serie de excavaciones arqueológicas alrededor del cerro de Tlapacoya.
Éste se localiza a 35 km al sureste de la ciudad de México y pertenece
179
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
I) II)
Figura 12.
Ejemplares
humanos de
Tlapacoya.
Nezahualcóyotl
En 1967 entregaron al Departamento de Antropología Física dos es-
queletos humanos. De acuerdo con la versión de la persona que los
llevó, fueron localizados en la colonia El Arenal, Estado de Méxi-
co. Ambos esqueletos están incompletos, corresponden a individuos
180
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
Metro Balderas
En el año de 1968, durante las excavaciones para abrir los brocales de
la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, se localizó en
la calle de Balderas, entre las avenidas Independencia y Juárez, a una
profundidad de 3.10 m, un cráneo incompleto con mandíbula. Éste
pertenece a un individuo de sexo masculino, con una edad entre 35
y 40 años. De acuerdo con su posición estratigráfica se le asignó una
antigüedad de 7 000 a 9 000 años (Romano, 1974).
Con el nuevo estudio de radiocarbónico no fue posible tener un
resultado positivo, debido a las condiciones de mineralización que
presenta. A causa de esto, se tomó una muestra de la tierra impregna-
181
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
Chimalhuacán
En la colonia El Embarcadero del municipio de Chimalhuacán, Es-
tado de México, se cavó en 1984 un pozo para construir una letrina.
Ahí se localizó un esqueleto humano completo de un individuo adul-
to de sexo masculino que fue entregado a investigadores del inah. A
este espécimen se le calculó una antigüedad de 33 000 años. Esto lo
convirtió en el hombre más antiguo y, con ello, produjo una contro-
versia sobre el tema.
En el nuevo estudio del año 2000 se dataron muestras de hueso y
de la tierra que se encontró en el cráneo. Del primero no se obtuvo
resultado alguno, debido a que está muy mineralizado y no conserva
el colágeno necesario. Sin embargo, de la tierra se obtuvo un resulta-
do de 10 500 años (González et al., 2006).
Texcoco
Uno de los hallazgos más recientes es el esqueleto humano que fue
excavado en marzo de 2000 en un predio del ejido de San Felipe
Santa Cruz, municipio de Texcoco, Estado de México. Pertenece a
un individuo adulto de sexo masculino y se encuentra casi completo.
Se menciona que fue localizado en niveles precerámicos (Luis Mo-
182
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
coMentarios
Con esta muestra esquelética como punto de partida se puede propo-
ner una reconstrucción general de la historia poblacional de la cuen-
ca de México dividida en cuatro grandes etapas cronológicas:
183
j. c. jiMénez, g. Martínez y r. hernández
184
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
dedicatoria
Este trabajo fue elaborado para el homenaje que se rindió al ingeniero
Joaquín García-Bárcena. El ingeniero llevó a cabo diversas activi-
dades dentro de su profesión. Una de ellas fue dedicar un espacio al
estudio de la prehistoria en México, como el trabajo que realizó en
la Cueva de Los Grifos, Chiapas, donde localizó una pieza dentaria
humana con una antigüedad de 7 000 años, lo cual es un indicador
de que en esos lugares se tiene la presencia de los primeros grupos
humanos en México.
BIBLIOGRAFÍA
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186
PriMeras evidencias huManas en la cuenca de México
187
el futuro de la arqueoBotánica
en México
•
Fernando Sánchez Martínez*
Ma. Susana Xelhuantzi López
José Luis Alvarado**
Para hablar del futuro de esta disciplina, que las tres personas respon-
sables de este ensayo llevamos más de un cuarto de siglo practicando
y ejerciendo, estimamos conveniente remitirnos primero al pasado.
Y es precisamente como, respetando ese ayer, decidimos que el
primer autor de este escrito y también el que tuviera el privilegio de
tomar la palabra en este homenaje al ingeniero Joaquín García-Bár-
cena debía ser uno de los arqueobotánicos con más años de trabajo y
experiencia en el inah, quien, por lo mismo, ha convivido, participa-
do e incluso entablado amistad con el homenajeado. Nos referimos al
biólogo Fernando Sánchez Martínez.
Gracias a Susana Xelhuantzi y a José Luis Alvarado por esta defe-
rencia. Ciertamente es un privilegio participar en este homenaje que
se le tributa al “Inge”, como le llamamos coloquialmente.
Conocí a Joaquín, al igual que muchos de los aquí presentes, en
el edificio del Mayorazgo de Guerrero, edificación colonial que al-
bergara en algún momento a la Escuela Nacional de Antropología e
Historia y que, a partir de 1961, fuera la sede del Departamento de
Prehistoria, centro de trabajo fundado por Pablo Martínez del Río a
raíz de los hallazgos de restos óseos humanos en Tepexpan, Estado de
México (Montúfar, 1995).
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el futuro de la arqueoBotánica en México
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el futuro de la arqueoBotánica en México
recoPilación de inforMación
Está constituida por diferentes fases, donde intervienen diferentes es-
pecialistas.
Fase de gabinete. Reunir las publicaciones sobre una región, estudios
botánicos y zoológicos. El grupo de personas que tienen la finalidad
de ejecutar el proyecto tienen el material a su alcance.
El conocimiento del uso de las plantas en sus etapas prehispánicas
proviene de la arqueología y de las crónicas del siglo xvi. El dato
arqueológico es bastante firme, ya que es un dato directo, aunque esca-
so, debido a lo deleznable de los materiales orgánicos. El dato etnohis-
tórico, abundante, está circunscrito a la época del contacto y, cuanto
más se va alejando hacia atrás, es menos verídico. La información re-
cabada en el campo y a través de varios informantes, para rectificarla
o ratificarla, es también importante, ya que se aprovecha el conoci-
miento empírico de la gente que trabaja en el proyecto de campo.
Consulta de colecciones comparativas. Serán de fundamental importan-
cia para cuando llegue el momento de analizar los materiales, producto
de las excavaciones.
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BIBLIOGRAFÍA
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algunas consideraciones soBre las
relaciones entre el hoMBre y la fauna
en los estudios de Prehistoria en México
•
Eduardo Corona Martínez*
199
eduardo corona Martínez
como restos animales, por ejemplo: hueso, piel y concha; o bien, res-
tos vegetales, como polen y semillas. Su análisis aporta información
clave para la reconstrucción del medio ambiente, así como de las
prácticas de subsistencia desarrolladas por estos colectivos sociales
(Fiedel, 1996), toda vez que en ocasiones son las únicas evidencias
físicas de estas sociedades.
El presente escrito ofrece una panorámica sobre el desarrollo de las
investigaciones efectuadas sobre la fauna y los contextos prehistóri-
cos de la cuenca de México, toda vez que ésta es una de las principales
líneas de investigación ejercidas por el ingeniero Joaquín García-Bár-
cena, a quien se le rinde homenaje en este volumen.
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algunas consideraciones
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algunas consideraciones
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algunas consideraciones
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cuadro 1
CRONOLOGÍA COMPARADA DE LA ETAPA LÍTICA
EN LA CUENCA DE MÉXICO
Miles de Cronología Etapa
Época Periodo Sitios prehistóricos cuenca de México
años a. P. cultural cultural
Holoceno
Preclásico Sociedades agrícolas
5
Tlapacoya IV, XVIII, Tepexpan,
Proto- Chicoloapan, Zohapilco
neolítico
Santa Isabel Iztapa I (*), San Bartolo
Atepehuacan, Texcoco, Santa Lucía (*),
Cenolítico
Sánchez
15
Lítica
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30
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algunas consideraciones
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cuadro 2
LOCALIDADES PLEISTOCÉNICAS DE LA CUENCA DE MÉXICO
CON MAYOR DIVERSIDAD DE VERTEBRADOS TERRESTRES, POR CLASES
Registro
Localidades Herpetozoarios Aves Mamíferos Humanos
Zumpango x x x
Tequixquiac x x x
Tlapacoya x x x x
Tocuila x x x
Gertrudis Sánchez x x
Peñón de los Baños x x x
Lago Texcoco x x
Tepexpan x x x
Chimalhuacán x x x
Nota: Con sombra gris las localidades más diversas. En la columna “humanos” se indica la presencia
de ejemplares precerámicos, asociados o no con la fauna.
208
algunas consideraciones
cuadro 3
REGISTRO DE VERTEBRADOS TERRESTRES PLEISTOCÉNICOS
EN LA CUENCA DE MÉXICO
Registro de vertebrados terrestres en la cuenca de méxico
Clase Nombre Taxón válido Estado
Sapo Bufo sp. ?
Amphibia Rana Rana sp. ?
Ajolote Ambystoma sp
Lagartija espinosa Sceloporus jarrovii
Cascabel llanera Crotalus scutulatus
Reptiles Culebra Thamnophis sp.
Tortuga Kinosternon sp.
Tortuga pequeña Testudo sp. Extirpado
Ganso canadiense Branta canadensis Extirpado
Pato pinto Anas strepera
Cerceta café Anas cyanoptera
Pato golondrino Anas acuta
Pato de collar Anas platyrhynchos
Pato cabeza roja Aythia americana
Pato piquianillado Aythia collaris
Pato boludo Aythia affinis
Gavia común Gavia cf. immer Extirpado
Zambullidor Podiceps podiceps
Zambullidor Podiceps parvus
Zambullidor orejudo Podiceps nigricollis
Zambullidor occidental Aechmophorus occidentalis
Pelícano blanco Pelecanus erythrorhynchus
Cormorán bicrestado Phalacrocorax auritus Extirpado
Garza blanca Ardea alba
Aves
Garcita blanca Egretta thula
Garza nocturna Nycticorax nycticorax
Cigüeña Cicionia cf. maltha Extinto
Águila Breagyps clarkii Extinto
Flamenco Phoenicopterus ruber Extirpado
Águila real Aquila chrysäetos Extirpado
Águila Spizäetus grinnelli Extinto
Caracara Caracara cheriway
Halcón Falco sp.
Halcón pradeño Falco mexicanus
Gallareta americana Fulica americana
Grulla americana Grus canadensis Extirpado
Avoceta Recurvirostra americana
Lechuza Tyto alba
Cuervo común Corvus corax
Cuitlacoche Toxostoma ocellatum
Mamut Mammuthus columbi Extinto
Mastodonte Mamut americanum Extinto
Mammalia Gonfoterio Cuvieronius sp. Extinto
Gliptodonte Glyptotherium sp. Extinto
Perezoso gigante Paramylodon sp. Extinto
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eduardo corona Martínez
ciadro 3 (continuación)
REGISTRO DE VERTEBRADOS TERRESTRES PLEISTOCÉNICOS
EN LA CUENCA DE MÉXICO
Registro de vertebrados terrestres en la Cuenca de México
Clase Nombre Taxón válido Estado
Conejos Sylvilagus sp.
Vampiro extinto Desmodus stocki Extinto
Murciélago espectro Mormoops sp.
León pleistocénico Panthera atrox Extinto
Tigre dientes de sable Smilodon fatalis Extinto
Lobo pleistocénico Canis dirus Extinto
Lobo Canis lupus
Coyote Canis latrans
Zorro gris Urocyon cinereoargentus
Zorro rojo Vulpes vulpes
Oso cara corta Arctodus sp. Extinto
Oso Ursus sp. Extirpado
Zorrilo Mephitis sp.
Mammalia
Tejón Taxidea taxus
Caballo Equus spp. Extinto
Camello Camelops hesternus Extinto
Llama Hemiauchenia macrocephala Extinto
Venado pleistocénico Odocoileus halli Extinto
Venado cola blanca Odocoileus virginianus
Antílope Capromeryx sp. Extinto
Antílope Tetrameryx sp. Extinto
Antílope Stockoceros sp. Extinto
Bisonte Bison sp. Extirpado
Tuzas Cratogeomys spp.
Topillo Pitymis sp.
Topillo Microtus sp.
Nota: Se indica hasta el taxón válido alcanzado, la columna “Estado” se refiere al estado de con-
servación.
Fuente: Elaborado con datos tomados de Corona Martínez, 2006; 2010; Chávez Galván, 2008;
Johnson et al., 2006; Tovar Liceaga, 2005.
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algunas consideraciones
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algunas consideraciones
cuadro 4
SÍNTESIS DE CAMBIOS AMBIENTALES
REGISTRADOS EN LA CUENCA DE MÉXICO
DURANTE LA TRANSICIÓN DEL PLEISTOCENO AL HOLOCENO
Miles de años Características ambientales
Fuente: Tomado de Corona Martínez, 2010, elaborado con datos de Lozano-Gracia y Ortega Gue-
rrero (1998) y Metcalfe et al. (2000).
213
eduardo corona Martínez
dos con la extinción, mientras que las aves acuáticas lo fueron con las
extirpaciones.
Hasta el momento sólo se ha usado el registro de las aves para pro-
bar diversas hipótesis sobre el posible consumo de este grupo por parte
de los primeros pobladores, ya que en ninguna de las localidades estu-
diadas se han encontrado ejemplares con evidencia directa de apro-
vechamiento, tales como marcas de destazamiento o similares. Frente
a ello, se elaboraron dos análisis alternos, uno donde se consideró que
las aves, por su tamaño o por su peso, fuesen especies objetivo para la
cacería; y el otro, donde se contempló que la diversidad de aves en las
localidades con presencia humana fuese menor, por efecto de la se-
lección de cacería, respecto de aquellos sitios considerados depósitos
naturales. Ambas hipótesis fueron refutadas en los análisis efectuados,
con lo cual la evidencia disponible nos indica que no fue el hombre
el principal agente responsable de estos procesos de extinción local y
global (Corona M., 2010).
En el caso de los mamíferos, si bien no se tiene una analítica tan
desarrollada, las evidencias son escasas, ya que, como hemos seña-
lado antes, sólo en algunas localidades se considera que hay eviden-
cias de un posible aprovechamiento en huesos de proboscídeos, y
varias de ellas todavía deben discutirse mediante un análisis com-
parativo.
algunas PersPectivas
A pesar de la actividad desplegada hasta ahora, los datos sobre loca-
lidades prehistóricas en México se encuentran poco sistematizados,
amén de que muchos de los hallazgos se han generado a partir de
descubrimientos fortuitos, como consecuencia del crecimiento urba-
no que experimentan las ciudades del país, los que en algunos casos
generaron proyectos de investigación de largo plazo. Sin embargo, las
evidencias principales de la presencia de estos primeros habitantes
suelen ser restos de hogares, materiales líticos y huesos de animales
con modificaciones culturales. En muy pocos casos en éstos se ha en-
contrado una asociación directa con restos humanos (Acosta Ochoa,
2007; Arroyo Cabrales et al., 2006; Aveleyra, 1967).
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BIBLIOGRAFÍA
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•
Perspectivas de los estudios de prehistoria en México.
Un homenaje a la trayectoria
del ingeniero Joaquín García-Bárcena
se terminó de imprimir en junio de 2014
en los talleres gráficos del Instituto Nacional
de Antropología e Historia.
Producción: Dirección de Publicaciones
de la Coordinación Nacional de Difusión.
•
COLECCIÓN
ARQUEOLOGÍA
SERIE LOGOS