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UNIÓN SIMBÓLICA

No se profesa ninguna religión. No se celebra ninguna ceremonia civil. Más allá de trámites
legales y estatales, la unión simbólica refleja un amor que está caminando, que está
avanzando y que está preparado para dar un paso más.

Hay algunas parejas que deciden casarse en la iglesia pocos días antes y cerrar con un
ritual. Hay otras que no quieren modificar su religión (una de las personas es católica y la
otra cristiana, por ejemplo). Están los agnósticos y los ateos y los que antes o después se
casan por lo civil. En este universo, donde el amor es causa, efecto y dios, no caben las
etiquetas. La energía siempre es el triunfo.

Mauricio Preciado, coach profesional, quien ha realizado aproximadamente 150 rituales,


dice que lo ideal es construir en conjunto, partir de algo simbólico para los novios, darle
significado a la ceremonia desde la profundidad. Precisamente, al ser algo espiritual, místico
y emocional, no se necesitan ningún tipo de documentos, ni de papeles. No hay requisitos.
El amor es la palabra, el abrazo, la sonrisa, el camino que guía.

Entonces, está la arena, para unir la esencia de los dos. Está el fuego, que quema los
propósitos y los convierte en energía. Está el ritual con dos velas, para que la energía de
ambos forme una nueva. Está el de la siembra, como recuerdo del cuidado que merece el
amor. Hay rituales, varios. Hay unos que existen, otros que se crean. Cada pareja le agrega
su huella. Cada energía habla, cuenta, lleva la corriente de su propia historia.

Documentación o requisitos: ninguna.

Costos aproximados: entre $450.000 y $500.000 (Medellín y Llanogrande).

Que el amor, entonces, sea la vida. Sea la compañía. Sea el universo conspirando a su
favor. Sea el mantra, el cielo, el recordatorio de que todo es posible

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