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Pradera, 08 de noviembre 2021

Querido tú
Estos quizás han sido los mejores meses que he pasado en un año en el que nuestro valor y nuestras
emociones se pusieron a prueba en todos los ámbitos de la existencia, a tu lado eh reído y eh
aprendido de lo valioso que es vivir el presente, de la fortaleza tan grande que como seres humanos
podemos llegar a tener y de que las cosas más bonitas llegan en los momentos más inesperados.
Aún recuerdo las primeras veces que te vi, como te desenvolvías en un mar de complicaciones que no
eran tuyas y que sin embargo las interiorizabas para buscarles soluciones, fui detallando cada cosa
que podía observar, desde tu caminar, el saludar y la sonrisa que sin querer puede alegrar un día
amargo y frio.
No puedo identificar en que momento pasaste de ser mi compañero del día a día a ser un gran amigo
y un poquito más, pero lo que si identifico es que los momentos a tu lado han sido por poco decir
encantadores, aquellas historias que solo tú podrías contar con aquella gracia y soltura que hacen
aparecer una sonrisa en mi rostro, o aquellos mensajes que con un tono de picante encienden las
partes que un día me obligue a bloquear precisamente para no sentir aquello que tu logras hacer que
sienta. Eh de confesarte que aquella noche a salida del café no había deseado tanto besar a alguien
como a ti, sin embargo, no tuve el valor de decírtelo, agradezco entonces que tu si lo tuvieses y ese
beso fue como una gota de agua en medio del desierto, un beso fugaz, hasta clandestino en cierta
forma y al terminar no podía creer como un hombre de tus capacidades, tu belleza e inteligencia
estaba con una mujer que apenas está aprendiendo de este mundo en el cual tú te desenvuelves tan
bien.
Aquello fue el inicio de lo que hoy agradezco infinitamente, un día leía en alguna de aquellas novelas
románticas que los sentimientos afloran en circunstancias inauditas, extrañas, complejas en donde el
tiempo y el espacio parece no tener influencia, así pues, fui queriendo más de ti, eh querido desde
entonces absorber cada instante de tu compañía, y en los momentos más íntimos donde dejamos los
miedos y las ataduras de lado eh descubierto esa faceta que enciende hasta el último centímetro de mi
cuerpo, ese tú dominante, divertido, arriesgado, bastante diferente del hombre tierno y cariñoso que
muestras en el diario vivir hace que cada musculo pida más de ti, pues siento que en el momento en el
que la burbuja se estalle y tú ya no estés a mi lado, nadie me hará sentir así y en lo profundo de mi ser
en ese lado egoísta y vanidoso desearía que también a ti nadie te hiciera sentir lo que conmigo tienes,
pero soy realista y en algunas ocasiones me temo que aquello tan bonito para mí, sea para ti una más
de tus experiencias al fin y al cabo quien soy yo para ser merecedora de tan valioso hombre.
Hoy eh de escribirte estas líneas con una mezcla extraña de amor y melancolía pues conozco a la
perfección ese sentimiento de agobio, de incertidumbre que trastorna todo aquello que sentimos ha
quedado más o menos arreglado y que de un instante a otro nos deja desubicados, desgraciadamente
no puedo callar todo esto, eh de sentir que si no te digo lo mucho que te aprecio, el cariño tan grande
que eh llegado a sentir por tu ser me ahogaría en mis propias palabras y sentimientos, es injusto para
ti agregar lo que te puede parecer un problema más en tantas cosas que tienes por hacer y debo
disculparme por no quedarme en silencio, por el contrario expresarte que te quiero, que te deseo lo
mejor y que quisiera poder disfrutarte hasta el día de tu despedida.

Con cariño y respeto, Luisa.

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