Es este donde el líder es el único en tomar las decisiones y los
trabajadores deben acatar sus órdenes. Es útil para situaciones críticas de pronta respuesta. Sin embargo, hay que recalcar que causa insatisfacción en los trabajadores y la pérdida de estos. Además, requiere de una personalidad estricta y autoritaria para que funcione. 2. Liderazgo burocrático: Al margen de las reglas. Un líder burocrático sigue el manual al pie de la letra y se encarga de que las personas en su equipo también lo hagan. Son eficientes y se aferran a los planes trazados, es decir, logran conseguir los propósitos. Hay que tener en cuenta que un líder con una personalidad con una alta moralidad va de maravilla con este liderazgo. 3. Liderazgo democrático: Todos participan. “Construir en equipo, pero con una guía clara”. Acá el líder escucha las opiniones de todos y luego toma la decisión más adecuada. Además, tiene una personalidad mediadora y proactiva para resolver las faltas de consenso que surjan dentro del equipo. 4. Liderazgo transaccional: Orientado a los objetivos Acá el trabajador es recompensado por sus logros y el líder se beneficia con el cumplimiento de las tareas. deben crear estructuras claras de trabajo (tareas, recompensas y castigos) y comunicarlas a los trabajadores. Puede ser una buena motivación para el trabajador el ser recompensado por sus labores. Sin embargo, se puede perder el sentido de propiedad por el proyecto al centrarse en la recompensa individual. 5. Liderazgo lissir – fer: déjalo ser o dejar hacer Se trata de un líder que se involucra poco en las actividades de sus trabajadores, pues confía en sus capacidades para llevar a cabo sus funciones sin supervisión constante. Hay que recalcar que este es de los tipos de liderazgo donde es importante que sepas reconocer si los trabajadores son capaces de trabajar de forma ordenada sin que alguien que esté pendiente de sus logros.