Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De Las Drogas Se Sale y de La Oposicion Tambien
De Las Drogas Se Sale y de La Oposicion Tambien
2
De las drogas se sale…
y de la oposición también.
3
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o
parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su
transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico,
mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por
escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede
constituir un delito contra la propiedad intelectual.
4
Dedicatoria
5
6
INTRODUCCIÓN
7
de la piruleta, sobre qué maravilloso es opositar, qué fácil es
conseguirlo siguiendo unos consejillos y qué rápido puedes
alcanzar el éxito si me lees. Estas son las palabras que yo estaba
buscando cuando no sabía cuál era la alternativa a no opositar.
Que sí, ya lo sé, es muy fácil: TRABAJAR. Pero esa respuesta
no era suficiente para mí. Así que, ahora que yo he seguido este
camino, te lo voy a contar a TI.
3 Amenaza.
8
sacado la plaza y poder vivir como una reina en mi castillo de
felicidad. Por otro lado no, la oposición no te define y un
suspenso no determina tu futuro. Eres capaz de muchísimas
cosas al margen de la oposición, tantas, que ni siquiera las
conoces todavía.
9
LA OPOSICIÓN
10
Pero la realidad es que no tenía ni idea, terminé la carrera y no
sabía qué hacer con mi vida, no tenía nada claro. Decidí
lanzarme con Derecho más que con Periodismo, porque soy
masoca y me gusta el riesgo, pero no quería trabajar en un
despacho de abogados y tampoco tenía claro opositar (¿y eso
no te dice nada, Cecilia, hija mía?). Decidí, pues, hacer primero
el Máster de Acceso a la Abogacía pensando que, si no lo hacía
en aquel momento, me arrepentiría posteriormente en el caso
de que decidiera opositar directamente y luego fracasara.
#GRACIASBENDITODÍAQUETUVEESEALUMBRAMIENTO.
11
de poder ser inspectora. Tuve, también gracias a mi padre, la
suerte de ir a visitar una comisaría, de la cual salí encantada.
Notaba que quería trabajar allí, que podría encajar muy bien.
Me puse a investigar sobre los requisitos para acceder al cuerpo
y descubrí que una de las pruebas es un examen médico en el
que te miden la vista para comprobar que no tienes ningún
defecto de visión. Yo soy un topo desde que tengo uso de
razón, más o menos desde la comunión (estoy hablando de casi
cinco dioptrías en cada ojo). Muy lejos de una visión perfecta.
Visité varios oftalmólogos para operarme y resultó que todo lo
malo que se podía tener, lo tenía yo. Ojo seco, córnea fina y,
hala guapa, a tu casa. Me quedé bastante decepcionada al ver
que, para una vez que tenía algo muy claro, no podía ser (años
más tarde me enteré de que la gente pasa los exámenes oculares
con otro tipo de métodos que, en aquel momento, yo
desconocía). No quise abandonar del todo la idea de la
oposición, pero una cosa sí tenía clara, y era que a Jueces y
Fiscales no quería opositar, que era algo a lo que mucha gente
12
me animaba porque me encanta dar órdenes, tomar decisiones
y, en general, mandar7. Yo no he dicho eso.
13
conozco, y la que he estudiado, así que no seáis haters8. Se
agradece la comprensión.
14
2º. En el examen oral, para decidir qué cuatro temas te toca
cantar, hay que sacar unas bolas que contienen los
números de los temas:
• Sacas DOS bolas de Civil y eliges UNA.
• Sacas TRES bolas de Procesal Civil y eliges
DOS.
• Sacas UNA bola de Procesal Penal, y ese tema
lo tienes que cantar por narices.
3º. Cantar es exponer el tema oralmente. (Un saludo a toda
la gente a la que le he dicho que tenía que cantar y me
habéis dicho que dónde y que cuánto cuesta la entrada).
15
Abril 2017. Estoy súper animada, fijo que apruebo enseguida.
16
Octubre 2017. Matándome.
17
Mayo 2018. Me tomo un descansito muy, muy breve y me
pongo otra vez a muerte. Moción de censura a Mariano Rajoy.
No convocan las oposiciones. Aquí sí que me quiero morir.
18
Enero 2019. No convocan. Me pongo a estudiar las
oposiciones, ya sí que sí, a muerte. Llevan un año sin convocar
y ya estamos en 2019. Sólo queda esperar.
19
Agosto 2019. Una semana de vacaciones. Le meto caña al test.
20
Febrero 2020. Lo van a paralizar. Lo veo venir. Estoy más
nerviosa de lo que he estado nunca en mi vida. Ahora ya no sé
si mi agonía va a acabar en un mes, o en ocho.
21
Junio 2020. Estudio más fuerte de lo que soy capaz. Esto es un
auténtico infierno.
22
que no llego viva al examen. Me tengo que dejar temas, me
arriesgo a que me caigan. No me importa. No puedo más.
23
inútil. No soy capaz de sacar nada. Pienso qué es lo que voy a
decirle al Tribunal. Ha sido mi culpa y de nadie más. Me he
dejado temas y no me lo voy a poder perdonar en la vida. Pero
qué mala suerte joder. Qué mala. Pensaréis que tal vez
podría haberme ido por la tangente con alguno de los temas,
pero no eran temas introductorios, eran temas de materias muy
concretas, de esas que, si no te sabes y empiezas a hablar al
Tribunal de cómo se configuró el Código Civil, te expulsan.
Me retiro del Tribunal, con un nudo en la garganta. Salgo por
la puerta y veo a mis padres al fondo. Lloro sin parar. Desde
que decidí dejarme los temas tenía asumido que me podían
caer, y ello acarrearía un suspenso, de verdad que lo había
aceptado y estaba a gusto con cualquier resultado. Pero no
puedo parar de llorar.
24
vez mientras se lo explico. No se lo puede creer. Después voy
contestando poco a poco a la gente. No me apetece hacerlo,
pero se lo debo a todos los que han estado pendientes de mí
todo el día. Ya en casa, me encierro en el baño, lloro, me ducho
para despejarme y, cuando bajo, aparecen por la puerta mi
hermana, Javi, Charlie, Patri y Álvaro. Han venido a estar
conmigo. Salimos al jardín a tomar unas cervezas. Yo me estoy
riendo y, sorprendentemente, me siento liberada. Estoy bien
porque todavía no asimilo mucho todo lo que me acaba de
pasar y, sobre todo, lo que va a venir después de este suspenso.
Y también sonrío porque no me permito llorar en ese
momento, creo que me merezco esa cerveza y no hablar del
tema.
25
EL IN BETWEEN/ TIEMPO ENTRE MEDIAS
26
que el final va a llegar. Vas viendo la luz al final del camino. Ya
sabes qué día va a acabar el tormento.
EN FIN.
27
mí, aunque yo lleve años sin estar ahí por ellos. Y ya. Tampoco
les voy a dar más bombo que ya los meteré en agradecimientos.
Vale, hasta aquí todo perfecto, pero luego volví a casa otra vez.
Aquí es cuando empecé a llorar todo lo que no había llorado
después de suspender. Me choqué con la realidad, con mi
realidad. Había suspendido las oposiciones. Suspenso. Caput.
Bye bye. No podía mirar los apuntes. No podía ver sobre la
mesa mi planning de la semana del oral, en el que tenía rodeados
los cuatro temas que me había dejado de Civil. No podía
hablar con nadie sin que se me formara un nudo en el
estómago. Simplemente no podía. “Estoy bien” fue la frase que
más dije en unos meses, quería convencerme a mí misma (y
engañarme) de que estaba bien, que había suspendido y la vida
seguía. A otra cosa, mariposa. Pero no, algo dentro de mí me
impedía seguir y superar el suspenso. Así que decidí pasar los
días metida en la cama, evitando enfrentarme al problema.
28
de la universidad para celebrar los cumples de Ana y de Clau.
Os podéis imaginar cómo llegué a la cena. Vale. Yo NUNCA
lloro delante de la gente. No suelo llorar nunca en general, soy
una persona bastante fuerte y con una cabeza fría. No me gusta
que me vean destrozada y llorando, pero como dicen, llorar no
significa que seas débil, sólo significa que has sido fuerte
demasiado tiempo. Yo seguía sin estar bien y no le había
contado a ninguna de mis amigas cómo me sentía realmente,
ni siquiera habíamos hablado de lo que me había pasado en el
examen. Total, que llego al restaurante (tengo que decir que no
iba borrachísima, pero iba borrachilla, tampoco nos vamos a
mentir). Me senté en la mesa, hablamos de todo un poco y, de
repente, Paula: Ceci, ¿tú qué tal estás? Noto el nudo en el
estómago, noto que me agobio y no estoy preparada para
hablar. Me entran ganas de vomitar. ¿Por el alcohol?
Probablemente ayudó. Pero os juro que las nauseas que me
entraron fueron instantáneas en cuanto escuché la pregunta.
Les digo que un segundo, que voy a hacer pis, y me levanto de
la mesa. Voy al baño del restaurante y vomito (no en plan
escandaloso, pero unas babillas, ya sabéis. Demasiada
información, ya paro, cierro el tema vómitos). Vuelvo a la mesa
29
y veo que están hablando de otra cosa, pero no les digo que he
vomitado, me da mucha vergüenza. Aprovecho para
calmarme, pero, al final, son mis amigas y quiero hablar con
ellas, quiero que sepan cómo estoy. Pido un vaso de agua, me
armo de valor y les digo: “vale, os voy a contar”. Empiezo a
contarles cómo llego al Supremo para hacer el examen oral,
cómo voy sacando las bolas, y ya noto como las lágrimas se me
acumulan en los ojos. No quiero llorar, joder, pero no puedo
evitarlo y, mientras cuento mi tragedia, parezco Bustamante15
cuando estaba en la academia de Operación Triunfo. Todas,
instantáneamente, extienden sus manitas para tocarme y
reconfortarme, y yo me siento bien. Es la primera vez que lo
hablo abiertamente, sin hacerme la fuerte y sin esconder que
estoy muy jodida, que me siento derrotada por las
oposiciones, y que me siento fracasada y vencida. Estoy en un
agujero negro del que creo que no voy a salir nunca. Pero esto
ya es un paso.
30
ni siquiera pensar qué hacer. No me atrevía ni a leer los
apuntes y retomar las oposiciones, ni a encender el ordenador
y meterme en LinkedIn. No me atrevía a seguir adelante.
Notaba que me había quedado paralizada el día del examen y
no podía dar un paso adelante. Y lo peor, no quería. No tenía
ganas de hacer nada ni de ver a nadie. No quería hablar. La
gente me tenía que obligar, literalmente, a salir de casa, porque
yo no era capaz de hacerlo de motu proprio16. Hablé con mi
preparadora, con mis compis de la oposición, con mi familia,
amigos y allegados, con una psicóloga… todos me animaban a
volver a coger los apuntes, pero, realmente, nadie me daba la
respuesta que yo necesitaba oír que, básicamente, era: deja de
estudiar, no pasa NADA, déjalo y no te martirices más.
31
¿YA HAS DECIDIDO QUÉ VAS A HACER?
32
tú ya has tomado la decisión, te voy a contar cómo me fue a
mí, tras decidirlo yo.
muy viejo.
33
Es verdad que yo llevaba todo el año amenazando con dejarlo
si no aprobaba, y no por puro capricho, a mí nunca me han
faltado ovarios para estudiar y no levantar la cabeza de la mesa.
Pero yo ya no estaba bien, estaba amargada. No obstante, no
me atrevía a decirlo todavía, supongo que todo el mundo daba
por hecho que iba a retomar las oposiciones eventualmente, y
me daba miedo afrontar el problema y decir que no. Que no
quería estudiar más, que ya estaba bien. Así que, antes de decir
en voz alta que no quería seguir con la oposición, empecé por
decir que aún no sabía que hacer, que era la realidad.
34
En este punto siento que mi vida se desmorona, que estoy en
un agujero del que no puedo salir. Lo veo todo negro y muy
mal. Pienso que no hay solución para mí, que voy a estar dando
tumbos durante mucho tiempo hasta que reciba una señal del
cielo que me diga: “dedícate a esto”, o “haz lo otro”. Pero esa
señal no va a venir. Nadie va a decirme qué es lo que tengo
que hacer, ni darme la clave de la felicidad. Y, aunque muchas
personas lo intentaron, aconsejándome y haciéndome
reflexionar, sólo yo era la encargada de tomar esa decisión.
Muchas veces deseé que alguien me dijera de manera directa
haz esto, pero cuando lo hacían, no me gustaba la respuesta.
Sólo estuve realmente a gusto cuando fui yo misma la que
decidí qué hacer con mi vida y qué camino escoger.
35
Problemas correlativos:
• LAJ: miedo absoluto al fracaso infinito y a no llegar a
aprobar nunca. Agotamiento físico y mental. Rechazo a
mi vida de opositora de LAJ. Y, por supuesto, el
suspenso.
• Otras oposiciones: empezar otras oposiciones
diferentes desde cero, con otro temario, o empezar
oposiciones, más o menos, parecidas a LAJ (que fueran
más fáciles), pero sin ser, realmente, lo que quiero
hacer.
• Trabajar: una formación de diez, pero una experiencia
laboral de cero.
36
OPOSICIÓN TRABAJO
PROS Seguridad laboral. Independencia
Seguridad económica inmediata.
económica. Mejores sueldos.
Buenos horarios. Vida normal.
No tener jefe. Vida social.
Conseguir trabajo en
Madrid.
Trabajo creativo.
CONTRAS Estudiar. Empezar desde
Cero creatividad. abajo.
Salario medio. Horario largo.
No vida social. Tener jefe.
No llegar a aprobar Inseguridad laboral.
nunca. Encontrar trabajo
Trabajar donde me que me guste.
manden.
Trabajo más
mecánico.
37
Seguir con LAJ, digamos que, casi automáticamente, lo
descarté. Es verdad que los pros son muy buenos, pero
también lo son muy a largo plazo. Vamos, que no fui capaz de
encontrar absolutamente nada que me compensara en el corto
plazo, que era precisamente lo que necesitaba en ese momento:
ganar algo y dejar de perder tanto. Yo lo he pasado muy mal
con las oposiciones (tampoco creo que nadie lo haya pasado
bien), pero este último año he estado muy afectada. Como
decía antes, yo nunca he sido una persona especialmente
emocional, pero con las oposiciones era una montaña rusa de
emociones. Todo me afectaba. Pero no te lo puedes permitir.
Te levantes como te levantes, te sientas como te sientas, estés
enfermo o estés perfecto, hayas discutido con alguien a quien
quieres o estés genial, tienes que hacer un esfuerzo mental para
que nada de eso importe y ponerte a estudiar. Mucha gente
cerca de mí seguro que ha pensado que, ¡vaya humor!, o que
estoy, de repente, muy callada o borde, pero de lo que ellos no
se pueden hacer una idea es de lo que supone, física y
mentalmente, estudiar todos los días infinitas horas a un alto
nivel de exigencia, debiendo rendir todas ellas. Estamos
agotados. Y encima que alguien venga y te diga que “vaya
38
humor”. Lhablvhbaldhvblsfdvblsdfk. Perdón. Se me ha
ido la mano con el teclado.
39
nos duele a nosotros infinitamente más tener que marcharnos
para estar frescos a las 8:00 el domingo y meternos, sin
anestesia, los arrendamientos rústicos, que a vosotros que nos
vayamos.
40
a tener vida más allá del Carperi. Y, aun así, no lo conseguí. La
oposición me consumió por dentro y por fuera, y no quería
volver a esa vida, por muchísimo que me compensara en el
futuro.
41
gente a mi alrededor me anima mucho y les parece genial que
cambie de rumbo. Todos me preguntan constantemente si
estoy segura. Y lo estoy.
LAJ descartado.
42
jode. Cada día que pasa es más difícil, cada vez estudiar se hace
más pesado, más cansado y más cuesta arriba. Mucho más. El
agotamiento es mayor, la exigencia es mayor, las expectativas
de la gente para que apruebes son mayores, el ritmo de estudio
es mayor. Aquí aparece el lado oscuro de la oposición. Hay
muchos ratos en los que te sientes incomprendida o
abandonada. Muchas veces esperas cosas de la gente. Cosas
que te gustaría no tener que pedir, decir o explicar. Cosas que
te gustaría que, de manera automática, la otra persona se diera
cuenta, o supiera. No es agradable, por decir algo, tener que
explicar cada vez lo agotada que te sientes o que no estás de
mal humor, simplemente te ha cundido poco el día, has
cantado mal, u otras circunstancias. A la gente, de buena fe,
sólo se le ocurre decir “ya no te queda nada”, “aguanta un
poquito más”, “venga, ánimo”, “si lo tienes a la vuelta de la
esquina”, y ahora pareceré imbécil al decir que no es eso lo que
queremos oír. Yo he estado a un “ya no te queda nada” de
hacerme el harakiri20 en diversas ocasiones. Opositar sigue
siendo la misma mierda, aunque me quedara un sólo día, ¿me
43
entiendes? (voz de Belén Esteban21: on). A veces lo único que
quieres es que alguien, un ángel caído del cielo, te diga “pues
tienes razón, vaya mierda”. GRACIAS por reconocer mi
mierda. Por fin alguien que me anima en lo malo. Qué
descanso. Y ya paro, que he dicho mierda muchas veces.
21 Señora de la TV.
44
estudiar, no sabes si aprobarás, si te rendirás, si dejarán de
convocar las oposiciones. No sabes nada. Para los opositores
el tiempo se congela el día que empezamos opositar, y mientras
el mundo y la gente va cambiando con el transcurso del tiempo,
nosotros seguimos sentados en la silla. Todos los días son
iguales. Da mucho vértigo pensar que mientras tú te metes a
opositar con 24 años, y sigues en ello con 28, hay gente de tu
edad, a tu alrededor, que ya lleva trabajando varios años, o que
cuando tenía tu edad ya había conseguido “X” logros. Cada día
que pasa, cada mes, cada año, cada examen y cada convocatoria
suspensa es una losa inmensa sobre nuestra espalda que hace
la oposición mucho más dura. Sin poder evitar la amarga
sensación de que estás perdiendo el tiempo y, con él, millones
de cosas que te encantaría haber hecho y a las que has tenido
que renunciar valientemente. Sin entrar en el temita de que,
casualmente, siempre alguien conoce a alguien que se sacó la
misma oposición en seis meses (o el equivalente a muy poco
tiempo en comparación al volumen de temas). Yo siempre he
dudado de estas historias, salvo que fueran verdad. Pero esto
no suele animar, no compartas tu historia. A los opositores
estas cosas nos AGOBIAN.
45
Es una vida muy dura. Yo he estado muy mal (estoy hablando
de no ducharme en varios días. Negaré haber escrito esto).
Estás todo el día sola, no tienes a nadie con quien relacionarte,
sólo tus apuntes, y yo no sabía si estaba dispuesta a continuar
con esta vida. Así que me di cuenta de que, no es que no
quisiera seguir con LAJ, Gestión o Inspector de Policía, es que
no quería seguir opositando, en general. No quería esa vida
nunca más. No podía pensar en ello sin que me entraran las
mismas ganas de vomitar de aquella noche en el restaurante
con mis amigas.
Opositar descartado.
46
vida, porque puede que no tomes la decisión correcta. Tómate
el tiempo que necesites, tres meses, seis meses. Has pasado por
algo súper duro, necesitas curarte y lamerte las heridas antes
de pensar en nada más, necesitas estar bien contigo mismo.
Reflexiona, piensa, sal de ti mismo y mírate desde fuera,
averigua qué es lo que quieres y, si no eres capaz de ver qué es
lo que te hace feliz, empieza por pensar qué es lo que no te
hace feliz y ve descartando opciones, que, como ves, es el
camino que seguí yo, que fui descartando lo que no quería hasta
tomar la decisión de buscar trabajo. Pero una vez tomada esta
decisión, otra vez agobio. ¿Qué van a pensar?, ¿qué me van a
decir?, ¿me van a apoyar?, ¿van a pensar que soy imbécil?
¿Cuántos años de esfuerzo quiere usted tirar por la borda?: sí.
47
soltado hasta ahora. Vuelvo a respirar. Es esa sensación de
relax, descanso y tranquilidad. He salido de la cueva y me voy
a poner a buscar trabajo. Y estoy muy feliz. Siento que es
exactamente lo que se supone que tengo que hacer, y estoy muy
ilusionada. Ya me puedo quitar la mochila que llevaba dentro
los cuatro años de oposición, los suspensos, los llantos y los
agobios. Me da mucho miedo, pero me he liberado.
48
PONERME A TRABAJAR
22 Curriculum vitae.
49
Infojobs, a escribir a head hunters23 y todo lo que necesitaba para
ser bienvenida en el mundo laboral. Si ella no me hubiera
ayudado con esto, no puedo ni empezar a describiros la BOLA
que se me habría hecho. Ella me ha cogido la mano mientras
yo me estaba hundiendo y me ha sacado a la superficie. Tal vez
lo hubiera podido hacer yo sola, pero seguro que habría
tardado un par de meses más. Total, que una vez con todo
preparado, me puse a mandar CVs a despachos.
Ya está.
23Persona que recluta a gente para trabajar. Excepto a mí, que parece
que no me encuentran, los pobres.
50
No es que sea mala experiencia laboral, al contrario, trabajaba
más con dieciséis años que con veintiocho, pero, entendedme,
para entrar en algún despacho de abogados, pues se me
quedaba corta. Tengo entendido que hace unos años las
empresas se rifaban a los opositores, independientemente de
su experiencia laboral, pero el escenario con el que yo me he
encontrado no es ése.
51
hace bola. Le he cogido como tirria al Derecho, no se qué me
pasa. Me sigue gustando tener muchos conocimientos sobre el
mismo, pero no sé si quiero dedicarme a ello toda la vida.
52
creativa y artística, me gusta bailar, dibujar, pintar, escribir,
cantar, tocar instrumentos, hacer reír, etc. Es verdad que
también soy muy disciplinada y tengo mucha capacidad de
sacrificio, pero noto que había anulado una parte de mi vida
muy potente, que ha vuelto a resurgir. Así que, como estudié
Periodismo, porque era a lo que me quería dedicar inicialmente
(#lasvueltasquedalavida), he decidido cambiar de aires y buscar
algo en el mundo de la comunicación (lo cual no significa que
no cambie de opinión en unos meses, y me vaya a un atunero
al Índico). La realidad es, considero, que puedo encajar en
muchos perfiles diferentes y sería una pena tener que sentirme
encasillada en uno de ellos. Ya he sido “la opositora” durante
mucho tiempo. Ahora quiero ser muchas cosas más.
53
caso y me creé una cuenta (@cecidengra)26 donde empecé a
subir videos propios sobre mis experiencias graciosas como
opositora, además de otros tantos. Fui ganando seguidores
poco a poco, y hoy en día tengo la gran suerte de tener cientos
de miles, lo que me ha hecho conseguir varios contratos de
creación de contenido y, si bien no es a lo que pensaba
dedicarme hasta la muerte, me va sacando las castañas del
fuego. También, gracias a ello, me he ido animando poco a
poco, tras dejar las oposiciones. Tengo muchísima suerte de
poder dedicar mi tiempo a algo puramente creativo y artístico,
y poder vivir de ello (por lo menos de momento, porque no es
algo muy estable.) He podido independizarme y empezar mi
nueva vida como mujer autónoma (hola, Hacienda). Es una
auténtica gozada. Y no tener que estudiar, eso sí que es una
gozada.
26 Si me queréis, seguidme.
54
siento que necesito el cambio. He acabado muy, pero que muy
quemada del Derecho. No obstante, esto no es universal, hay
gente que decide dejar las oposiciones, pero sigue
apasionándose por la justicia, pero yo sí que noto que este
rechazo es algo que me ha pasado a mí. No puedo pensar en
nada relativo a las oposiciones, o escuchar la palabra cantar, sin
que me de un escalofrío. Supongo que también es cuestión de
tiempo. Dentro de unos años miraré atrás y me reiré de todo
esto, pero ahora no puedo hacerlo, ahora cero risas, ahora sólo
drama. Es broma. O no. El caso es que he dejado las
oposiciones y me ha costado un auténtico triunfo llegar a este
punto, pero estoy feliz, muy feliz. He recuperado las riendas de
mi vida, no sé dónde pararé, pero estoy preparada y no me
arrepiento de nada.
55
REFLEXIÓN FINAL
56
últimamente. No he dicho nada. También he aprendido a
competir contra mí misma, sacar lo mejor de mí, y superarme
día a día. He aprendido que no hay obstáculos. Que si quiero
algo lo puedo hacer. Que no hay que ser inteligente para
opositar, lo que hay que hacer es ESTUDIAR. He sentido el
apoyo de mucha gente. Es una sensación increíble saber que
apuestan por ti y creen en ti. Que saben que vas a aprobar,
pero, que si no lo consigues, no se van a decepcionar. He
aprendido que nadie, aparte del Tribunal, ha juzgado lo que he
estudiado o dejado de estudiar. He descubierto gente nueva,
en un mundo nuevo. He aprendido que los compañeros de
oposición no quieren que suspendas, sino que son el mejor
apoyo. Que cada uno va a su ritmo. Que nadie compite. He
APRENDIDO. Tengo en la cabeza tantos conocimientos que
podría vomitar palabras hasta agotarme. Sé mucho de lo que
he estudiado y por fin puedo hablar sabiendo lo que digo.
Puedo ver aplicado al mundo real todo lo que he aprendido. Y,
aunque no he llegado a aprobar, jamás me habrá parecido una
pérdida de tiempo. He aprendido a apreciar a cada uno, y lo
que cada uno hace. No soy yo mas válida por estudiar una
57
oposición que por ponerme a trabajar. Cada uno pone esfuerzo
en lo que hace, y es duro a su modo.
58
Claro que, al final, cada uno vive su propio camino. Espero que
conocer el mío te haya ayudado, pero ello no quiere decir que
pases por lo mismo. No quiero que mi historia tenga una
moraleja tipo, “deja las oposiciones, que, seguro que te pasa
algo increíble, como me pasó a mí”, o que penséis, “claro, Ceci,
qué lista, es muy fácil dejar las oposiciones cuando tienes un
plan B”. No. Yo, como habéis leído, me he pasado meses sin
tener nada. Y podrían haber sido muchos más. Yo dejé las
oposiciones y me quedé con una mano delante, y otra detrás.
Pero siempre he estado en paz conmigo misma por haber
tomado la decisión de dejar de estudiar, aunque luego no
hubiera venido nada. La moraleja real de este libro es que
aprendas a vivir tranquilo después de haber tomado la decisión
de que ya no quieres seguir opositando. Que seas feliz
simplemente con el hecho de no tener que volver a tocar un
Código, sea cual sea el resultado que venga después. Puede que
dejes de opositar y no sufras el duelo, puede que encuentres
trabajo enseguida, puede que no encuentres trabajo en muchos
meses, puede que acabes trabajando en un despacho
descomunal, puede que te hagas famoso en las redes, puede
que acabes trabajando en una empresa de gran consumo, puede
59
que retomes las oposiciones con el tiempo, puede que
descubras que tienes un talento oculto y te dediques a ello.
Puede ser cualquier cosa que tú quieras que sea.
60
AGRADECIMIENTOS
61
que pueda comer bien durante las oposiciones, y por darme mi
espacio y apoyarme a muerte cuando decidí dejarlas. Ahora es
mi mamager. A mi padre, por las lecciones para ayudarme a
estudiar mejor, por animarme siempre a seguir, por
encauzarme, por hacerme creer que era una mujer capaz de
todo y por ponerme en contacto con mucha gente que me ha
ayudado por el camino, más de lo que cree. A mi hermana, por
sacarme cuando lo necesito y llevarme a todas partes con ella,
por creer en mí siempre, por encargarse de mi vida cuando yo
no he podido. Gracias.
62
puros nervios. Por ser iguales. Por los esquemas, los
resúmenes, las explicaciones y los consejos. Por que no somos
rivales, somos compañeras. Por que sois las putas amas y
habéis sacado un pedazo de plaza. Enhorabuena Señorías.
Gracias a Charlie, por estar al pie del cañón durante todos esos
casi cuatro años, que no son pocos. Por soportarme cuando no
me soportaba a mí misma. Por los viajes y las cenas en Umiko.
Por ser increíble conmigo y cuidarme siempre. Por ir detrás de
mí con los brazos extendidos por si en algún momento me caía.
No tengo absolutamente nada malo que decirte y todo que
agradecerte.
63
Gracias a toda mi familia, por quererme incondicionalmente.
Por valorarme siempre y animarme. Por formar una red en la
que yo me podía apoyar.
64
GRACIAS.
65
66